Los terrores Pataki

Hola somos conocidos como "Los terrores Pataki" Elizabeth y Phill, somos los mellizos más traviesos de todo Oxford-Londres, aquí nacimos y crecimos hace diez años.

Nuestra madre Helga G. Pataki es una de las escritoras más conocidas y famosas mundialmente, además de ser una gran mujer y luchadora.

Nuestro padre... bien de él casi nada sabemos, mamá no habla mucho y por más que intentamos jamás nos dice nada.

Pero todo cambio ese verano...

Mamá tenía que irse a una gira por su último libro, pero nosotros ya nos habíamos cansado de que ella nos viajará por todo el mundo, arrastrándonos.

Amábamos salir de viaje, pero ese año solo queríamos unas tranquilas vacaciones de verano. La tía Olga no nos podía cuidar, y los abuelos no podían viajar a Londres, así que ese día nuestra madre tomo una gran decisión y nos envió a Hillwood, lugar en donde ella nació y donde vivían nuestros abuelos maternos.

Sabíamos porque ella no nos dejaba ir con los abuelos Pataki, por lo que sólo los veíamos en las fiestas y en nuestro cumpleaños cuando la familia se reunia y ellos viajaban hasta Londres.

Pero ambos necesitábamos respuestas y sabíamos como conseguirlas, así que le imploramos que nos dejara ir con los abuelos ese verano.

Después de mucho meditar, darnos varias indicaciones y hacer miles se llamadas ahí estábamos en un avión los tres yendo a la cuidad que vio crecer a nuestros padres, porque si algo sabíamos el vive o vivía en aquella ciudad y estábamos dispuestos a saber más de aquel.

Después de varias horas y de ver como mamá se comía las uñas hasta las cutículas llegamos al aeropuerto de Hillwood en donde nos esperaba el abuelo Bob.

Apenas pisamos aquella cuidad sabíamos que nuestra misión había comenzado.

Capítulo 1: "Hillwood".

Los mellizos y su madre iban bajando del avión, algo cansados y con muy mal humor pero apenas visualizaron a su abuelo ese humor se desvaneció y corrieron hasta el ya canoso hombre.

-Abuelo Bob- gritaron ambos niños corriendo a sus brazos.

-Hola diablillos- así los llamaba de cariño, y los niños se habían ganado ese apodo gracias a todas las travesuras que solían hacer.

-Hola Bob- saludo Helga cuando llego hasta ellos.

-Hola niña- ella rodó los ojos, ya tenía casi treinta años y el aun la seguía llamando "niña" -Phill toma, ve y compra algo para que coman tu y tu hermana- le dio algo de dinero y ambos fueron hasta un kiosco que había dentro del aeropuerto.

-Tu madre esta preparando la cena- le regaño.

-¿Miriam cocinando?, eso si lo tengo que ver- se burló, pero recibió una mirada de reproche de parte de su padre -Solo lo hice porque quería hablar contigo, ¿Estas seguro de que el no esta aquí?- le pregunto algo nerviosa.

-Ya te dije que no, y si lo estuviera tendré sumo cuidado con ellos... Vamos Helga, solo puedo ver a mis nietos en fechas especiales y ahora que tu madre no puede volar los veremos menos- Bob se maldecio mentalmente por eso último que dijo pero Helga estaba tan metida en sus propios pensamientos que no lo escucho del todo.

-Esta bien, solo ten mucho cuidado con ellos, recuerda que aún están sus abuelos y si alguno de ellos los viera los reconocería inmediatamente-.

-Tranquila mujer, se cuidar de niños, te cuide a ti y a tu hermana- dijo con un tono de orgullo.

-Si.. Creo que esto no fue buena idea, pero no tenía de otra. No es justo que ellos vivan viajando por mi carrera merecen un tiempo de paz- dijo cabizbaja pensando en que los niños sufrían al ser arrastrados con ella en esos viajes.

-Eres una increíble madre Helga, y no lo digo por ser tu padre y lo sabes.. Saliste adelante con ellos prácticamente tu sola, con un poco de nuestra ayuda pero sola Al fin y al cabo, y sobre todo te volviste una mujer exitosa, estoy orgulloso de ti- la abrazo.

Ella quedó en shock su padre no era de decir o hacer cosas así y significó mucho para ella que le dijera que estaba orgulloso a pesar de todo lo que paso y tuvo que luchar por los mellizos.

Los niños se habían parado al ver aquella tierna escena entre su madre y su abuelo.

-Phill... ¿Crees que mamá estará bien si lo llegamos a encontrar?- le pregunto su hermano.

El vio a su madre y luego a su hermana, le sonrió -Es fuerte, estará bien y nosotros también, somos guerreros que no se te olvide-.

Ella le sonrió y caminaron hasta donde estaban los adultos.

-Bien niños, ya saben se portan bien, le hacen caso a sus abuelos y nada de salir solos por ahí ¿Entendido? Si no su abuelo los pondrá en el primer vuelo y los enviará conmigo- les digo Helga.

-Si mamá- dijeron pesadamente ambos.

-Phill cuida a tu hermana- el joven asintió -Elizabeth cuida de que tu hermano no se meta en líos- ella sonrió y asintió -Los amo, los veré a ambos al final del verano- los abrazo.

-Te amamos mamá, que tengas buen vuelo, compramos algo- dijo Phill.

-Te amamos ma, no te preocupes nos portamos bien con los abuelos- dijo Lizzie.

Le dieron un fuerte abrazo a su madre y se retiraron con su abuelo, Helga se quedaría a esperar el próximo vuelo que saldría pronto para regresar a Londres y arreglar todo para su gira.

Los vio partir, con todo el miedo del mundo -Solo espero que no se encuentren con el- susurro y se fue a sentar a esperar que anunciaran su vuelo.

Mientras tanto los mellizos iban en el auto admirando la rústica cuidad, no era la gran cosa pero para ellos si, siempre habían querido conocer el lugar donde vivió su madre.

Llegaron a una gran casa azul y ambos niños se miraron cómplices, pues a pesar de que solo la habían visto en fotos la reconocían a la perfección.

Ayudaron a su abuelo con las maletas y de inmediato al ingresar pudieron oler un delicioso aroma que provenía de la cocina y sus estómagos empezaron a rugir, inconscientemente siguieron el aroma que les indicó el camino hasta la cocina en donde se encontraba una mujer ya mayor rubia con algunas canas a la vista.

-¡Abuela!- gritaron loa niños, tan fuerte que asustaron a la pobre mujer.

-Niños, ya llegaron- dejo el cucharón con el cual estaba revolviendo la comida y fue a abrazarlos.

-Veo que encontraron la cocina niños- dijo Bob al llegar -Vamos les mostraré sus habitaciones- los guió hasta las escaleras pero antes de subir vieron una puerta.

-¿Qué hay ahí abuelo?- pregunto la niña curiosa.

-Es el sótano, solo esta la caldera, tuberías y algunas cosas viejas- dijo sin darle importancia y subiendo los escalones.

Ella miro a su hermano picaramente.

-Bien Lizzie, te quedaras en el cuarto de Olga y tu Phill en el de huéspedes- les indicó.

-¿Y el cuarto se mi mamá?- preguntaron.

-Su madre pidió que no entraran ahí, ha estado cerrado desde que se fue y completamente vacio-.

-Abuelo, Phill y yo no dormimos separados cuando no estamos en casa- le explico la niña.

-En casa de la tía Olga tenemos un cuarto para ambos- confirmo el.

-Bueno, el cuarto de huéspedes esta equipado con una cama grande así que pueden quedarse ahí ambos-.

-Gracias abuelo- agradecieron ambos.

-Vayan a ducharse, la cena estará pronto- les indicó donde estaba los baños y ambos tomaron sus cosas y se dirigueron.

Luego de ducharse bajaron a cenar, la comida de la abuela Miriam estaba deliciosa y los niños habían comido demasiado que estaba satisfechos, así que subieron hasta la habitación agotados o eso pretendían aparentar.

Minutos después su abuela apareció con dos vasos de leche tibia y un plato de galletas por si se habían quedado con hambre, ellos le agradecieron.

Esperaron a que los ancianos se durmieran, dieron un rápido vistazo en el cuarto del matrimonio y efectivamente ambos estaban dormidos.

-Como ronca el abuelo- se rió.

-Shhh Phill, vamos-.

Ambos niños bajaron con sumo cuidado hasta aquella puerta.

-Rayos, esta cerrada- mientras trataba de ingresar -Lizzie has tu magia-.

La pequeña rubia saco un clip de su cabello y lo uso para forzar la cerradura -Listo- dijo con orgullo.

Phill saco dos linternas que tenía en su chaqueta y le dio una a su hermana, bajaron con cuidado y buscaron el interruptor, al encender habían cajas y cajas con el nombre de su madre, ambos se vieron y corrieron hasta ellas.

En algunas se encontraban desarmados los tantos altares que le hizo alguna vez a ese amor de la infancia.

Otras tenían cientos de cuadernos rosas, los mellizos los revisaron y reconocieron los escritos de su madre -Tomemos algunos, tal vez nos den una pista- dijo la niña.

-Lizzie, ven mira- Phill había encontrado un cofre pequeño cerrado, su hermana volvió a tratar de forzar la cerradura y dentro de este se encontraba un viejo relicario y un listón rosa con una carta.

-Es el- dijeron al tomar el relicario y ver la foto que estaba ahí.

Mientras tanto en el aeropuerto anunciaban el vuelo 512 con destino a Oxford-Londres, Helga se levantó de su asiento cansada,y se colocó los audífonos mientras se dirigía hasta la entrada de su vuelo.

Un hombre rubio venía llegando del vuelo de New York cuando visualizo a aquella rubia -¿Helga?- sintió que la sangre se le congelaba y empezó a seguirla atravesando el mar de personas que había -¡Helga!- empezó a gritar esquivando a la gente -¡Helga!- trato de pasar corriendo cuando la vio atravesaba los detectores pero un oficial lo detuvo.

-Señor sáquese todo lo de metal-.

-Pero no entiende, es que...-

-Señor por favor, no me haga sacarlo por la fuerza-.

-Bien- se sacó el saco y todo lo de metal hasta los zapatos y cruzo corriendo sin darle importancia a sus pertenencias, corrió lo más rápido que pudo pero era tarde ya habían cerrado las puertas.

-Helga- susurro viendo el avión apunto de despegar.

Hola chicos..

Bien, aquí les traigo una nueva historia que hace mucho quería escribir y andaba dando vuelta en mi cabeza así que me anime, espero que bueno les guste..

Y conforme la historia vaya pasando les contaré los que paso entre Helga y Arnold.

Historia dedicada a una gran amiga a quien adoro mucho, mi madre Zombie Eli, esta historia va dedicada a vos con mucho cariño espero que te guste, muchas gracias por siempre soportarme.

Espero que dejen sus comentarios y que les guste esta historia.

Saludos *-*/