N/A: Esto fue publicado antes como un drabble. Hice las modificaciones pertinentes para que sirviera como una verdadera continuación.
Cap dos:
Abismo
La mandíbula de Nami cayó casi imperceptiblemente ante los demás presentes al contemplar a aquel chico musculoso casi frente a ella.
«¿Ése es el hermano del que Luffy tanto me hablaba? ¡si me hubiera dicho que era tan atractivo ya habría venido a hacerle tutoria desde la primera vez que me lo pidió!».
Sus pensamientos variaban en si hablar o no hablar, presentarse o no hacerlo ante aquel atractivo chico.
¿La vería sentada en el cuarto de su hermano y malinterpretaría las cosas? ¿Pensaría que era la novia de éste o algo parecido? ¿Tendría que levantarse y solucionar todo el casi posible malentendido para así poder tener "una chance" con él?
Sus piernas estaban inmóviles. Su cuerpo no reaccionaba. Era como si el shock le hubiera afectado más de lo que debería hacerlo. ¿Qué podría hacer ahora?
Maldito Luffy.
Malditas tutorías.
Aunque en el fondo sabía que no debía quejarse por ello pues fue lo que logró que llegara a ésa situación, conocer a ése tipo musculoso, y estar en ése estado de inmovilidad.
Excepto por la primera y la última, todo parecía ser más que perfecto.
«Que me mire, que me mire; que lo haga y que se enamore», babeó despierta. Sin embargo, sus deseos no fueron concebidos debido a que aquel chico parecía estar más entretenido hablando de no-sé-qué con Luffy ya que ni siquiera la había volteado a ver desde que llegó. ¡Siquiera había intentado curiosear por el cuarto de su hermano!
Frunció las cejas enfadada. «¿Por qué los dos son tan idiotas?». Desistió al instante de él pues al parecer era más parecido a Luffy de lo que pensaba. Y los músculos no daban ningún puntos extras, a decir verdad.
Agarró el libro con el que estaba trabajando con Luffy y se dedicó a leerlo ya más que desinteresada del chico aquel. Trató de leer un párrafo completo para repasar un poco pero al instante sintió los bruscos movimientos que hacía Luffy para sentarse en la alfombra con la mesita de su habitación.
Al parecer, ya había terminado de hablar con su hermano.
Y, —nuevamente— al parecer, el hermano no se dio por enterado de su presencia.
—Nami, tengo hambre.
Sí, ella ya sabía que incluso intentar una relación con una persona parecida a Luffy traería muchos de esta clase de pedidos. Pues en el diccionario Monkey D., o simplemente D., se encontraban en primer plano las palabras Hambre; Comida; Carne.
Y esas tres palabras significaban demasiados problemas para alguien como ella.
—Ya comiste hace media hora, Luffy.
El mencionado apoyó el mentón en la mesita mientras hacía un puchero que le resultó bastante tierno a Nami.
—Pero tengo hambre. ¡Llamaré a Sanji para que me haga algo! —una sonrisa brilló en su rostro ante la idea que se le había ocurrido, recibiendo un librazo por parte de Nami en su cabeza, haciendo que Luffy luego se la frotara adolorido— ¿¡Por qué me golpeas!?
—Estudia, pues te juro que a la próxima le diré a Sanji que no te cocine ni te dé comida durante un año —amenazó Nami.
—¡Por dónde íbamos!
Nami sonrió.
Sí, quizás no le agradaría mucho la idea de salir con un chico con la personalidad de Luffy ya que el único al que le quedaba ésta, era al mismo nombrado. Ella sabía que manejar a Luffy podría resultar ser muuuuy problemático, pero a la vez muy fácil luego de conocerlo bien.
Quizá por eso siempre descartaba a los demás. A los que se le parecieran.
Luffy era único e irreemplazable para ella.
Ni un atractivo chico con pecas y músculos podría remplazar aquella cara de niño de Luffy. Ni a sus comportamientos, ni a sus manías, ni a su forma de ser en definitiva.
Nami sonrió por varias cosas en aquel momento. Sabiendo que incluso si no encontraba a alguien pronto al que querer, seguramente se empezaría a perder verdaderamente en el abismo que formaban los obscuros ojos de su amigo en un futuro muy cercano.
—Ah, ¡Nami!
Alzó la mirada del libro hacia el chico frente a ella.
—¿Qué sucede ahora?
Una sonrisa que brillaba sin desgaste alguno desde la primera vez que la vio se mostró ante sus ojos.
—Hoy estás linda.
—¿...Q-q-qué...? —tartamudeó.
O quizá...
—Shishishishishi...
¿...Ya estaba perdida?
Fin.
Esto, inicialmente, había sido publicado antes como drabble. Lo que quiero destacar es que fue publicado antes de que fuera escrito y publicado "el chico del sombrero de paja", el cual sería publicado semanas después como one-shot precuela a este drabble.
A la hora de querer publicar el drabble como continuación de este one-shot, tuve que hacer modificaciones leves para que sirviera como tal. Por ejemplo, en el diálogo final.