Disclaimer: Inuyasha no me pertenece es de Rumiko Takahashi
Notas de autor: Mi idea no era continuarlo PERO, al final decidí que si, porque YOLO.
Gracias a mi bella Onmi, que hizo posible esto, mujer sabes que te amo mucho esto va para ti *corazón*
Advertencias: Posible OoC.
All of you
Me perteneces.
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La demonio perro miró a la lejanía con aburrimiento, había perdido la cuenta de cuantas horas llevaba en la misma posición, realizando la misma actividad que consistía en inhalar y exhalar con el fin de mantenerse con vida. Si es que aquella existencia vacía podía considerarse una.
Podía observar a su hijo, pero era tan solo un idiota igual que su padre y no le apetecía el siquiera intentar comprender los pensamientos que habitaban en su mente, era una actividad tan sencilla que no le divertía prácticamente nada.
Entonces tomó el medallón en su cuello para ver a través de la gema, la cual le revelaba a la persona que podía mostrarle algo interesante; pero no había más que un muchacho con pecas y su cabello desordenado por estar recostado en el césped jugueteando con el demonio gato.
Irasue medio se incorporó al notar la manera en que el humano sostenía a la mononoke, su lengua se chasqueó por inercia ante el fastidio que sintió, aunque al escucharlo su elegante ceño sufrió una pequeña modificación que no duró más allá de dos segundos.
Sus afilados ojos dorados voltearon de nuevo hacia la causa de ese sentimiento tan humano, si al menos pudiera desaparecer a toda esa peste aquello no estaría pasando. Realmente, la culpa era de Inu no Taisho por involucrarse con aquellas criaturas tan vulgares y carentes de poder, si hubiera mantenido sus ojos en ella y no en esa humana insignificante nada estuviera ocurriendo.
«Solo queda algo por hacer». Se dijo a si misma mientras se incoporaba dispuesta a acabar con la causa de su fastidio, nadie fastidiaba a Irasue.
Absolutamente nadie.
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—Me gusta.
Bien, aquello no se lo esperaba ni por asomo cuando pensó en ir ahí para acabar con la vida de aquel pequeño humano insignificante.
¿Gustar? Qué extraña manera tenían los humanos para etiquetar el instinto de apareamiento, escuchó a sus propios pulmones traicionarla al soltar un ligero suspiro mientras Kohaku seguía con las mejillas tan rojas que podía sentir el calor emanando de su cara.
—¡De verdad me gusta!
Esa parte la había dejado en claro, pero dudaba mucho que el chiquillo comprendiera la magnitud de sus palabras para un demonio como ella. Aquello era demasiado inocente y al mismo tiempo, guardaba un significado mayor.
—Humanos, siempre tan inconscientes. — Se encontró a si misma diciendo mientras acariciaba sutilmente la cabeza del chico y también descubrió que sus labios podían sonreir. Repugnante.
Y fue ahí donde cayó en cuenta de que era lo que le molestaba.
Ese niño le atraía, el porqué, cómo y cuándo no lo sabía y tampoco es como si hubiera una gran diferencia si lo sabía. Entonces, si Kohaku también sentía lo mismo –o lo que fuera- ella tomaría provecho de eso y después olvidaría el episodio como si nunca hubiera existido, pero antes de eso:
—La próxima vez, no traigas a esa gata.
Kohaku sería de ella. Y solo de ella.
A favor de la Campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un comentario es, como han dicho otras autoras:"como manosearme la teta y salir corriendo."
Hayden