Me temo algo… algo… algo que solo sabrán al final de este capítulo… espero que lo disfruten pues una sorpresa no muy agradable los espera al final de esta lectura.

Luego de buscar a Rainbow Dash por todos lados y no encontrarla, Soarin se dio por vencido, ya estaba muy cansado. El pegaso se sentía mal, quería demostrar de alguna manera que lo que vio Rainbow no es lo que parecía ser. Una cosa si era segura, iba a necesitar ayuda para poder recuperarla.

En cuanto a las demás, se encontraban cuidando de Discord, quien aún estaba enfermo. Pinkie Pie y Fluttershy se encargaban de darle las medicinas mientras que Rarity y Applejack se encargaban de los antojos del dracónequus, aunque este no hiciera esto a propósito.

— Muchas gracias, amigas, sin duda a este paso me recuperare pronto — aseguró Discord.

— ¿Acaso eso fue sarcasmo? — preguntó Applejack.

— Ay, claro que no, lo digo enserio — respondió Discord.

Minutos después, Twilight aparece con una extraña la planta, la cual según ella, serviría para curar a Discord en poco tiempo.

— Discord, ¿alguna vez has escuchado de la planta "Enfermesus Raresus"? — preguntó Twilight.

— Ehhh… no, primera vez que la escucho — respondió Discord para luego ponerse pensativo.

La alicornio estaba muy cerca de la puerta, extrayendo líquido de esa planta, cuando de la nada la puerta se abrió de golpe, empujando a Twilight hacia Discord y de manera increíble, poniéndolos en una escena algo… romántica.

— Escóndanme, no quiero que Soarin me encuentre — pidió Rainbow Dash cerrando la puerta.

Para la mala suerte de la pegaso, ninguno le prestó atención pues estaban atónitos con otra cosa. Twilight estaba besando a Discord, solo que no era voluntariamente, fue producto de la llegada de Rainbow.

Parecía que nada iba a pasar, pero entonces, Flash apareció abriendo la puerta de la nada con gran fuerza. A penas vio la escena entre Twilight y Discord, decidió decir unas palabras como respuesta a lo que pensaba.

— ¿Cómo pudiste, Twilight? ¡Yo me entregue a ti! ¿Y así es como me pagas? — preguntó Flash dramáticamente.

— Espera, Flash, no es lo que estás pensando — aseguró Twilight acercándose al pegaso.

— ¡No te me acerques! Ya bastante he visto, tú no me quieres, para ti solo soy un juguete que compraste en la juguetería a un precio muy accesible… Twilight Sparkle, esto se ha acabado pues tu corazón me ha fallado — argumentó Flash para luego irse volando a toda velocidad.

— ¡Flash, espera! — gritó Twilight comenzando a perseguirlo.

— ¡Esa puerta debe ser condenada! — exclamó Discord.

— Aja, luego todo el mundo verá que hay aquí dentro, que inteligente eres — dijo Applejack sarcásticamente.

— ¿Alguien más notó Flash que de pronto suena más dramático? — preguntó Rarity.

— Mira quien lo pregunta — masculló Applejack.

Sin más nada que hacer por ahora, se limitaron a seguir cuidando de Discord. Por otra parte, Twilight continuaba persiguiendo a Flash, quien no la escuchaba por lo concentrado que estaba en su mente.

— No te enojes, no te enojes, no te enojes, enójate pero no te enojes… hasta en mi mente hay bipolaridad — pensó Flash.

— ¡Flash, por favor, espera! — pedía Twilight al borde del cansancio.

El pegaso sabía que ella venía detrás de él, pero llego un punto en el que se percató de que Twilight ya no podía más y comenzaba a descender a una gran velocidad.

Flash no dudo y fue a rescatarla antes de que algo malo pasara. Ya estando en el suelo, Twilight se recuperó y comenzó a explicarle todo a Flash.

— Yo estaba detrás de la puerta cuando de pronto se abrió con fuerza y me envió a volar hacia Discord y pues, quedé en una escena algo incómoda — explicó Twilight.

— Twily, no tienes de que preocuparte, sé que no me harías daño de esa manera, solo estaba actuando para ver si de verdad te intereso — confesó Flash.

— ¿Es que acaso aun lo dudas? — preguntó Twilight un poco molesta.

— ¡No, no, no! Claro que no, y ahora, por supuesto que no — respondió Flash.

— Escucha, aun me siento un poco mal y quiero compensarte por el mal entendido — murmuró Twilight con un pequeño sonrojo — Quiero que nos veamos en el castillo, hoy en la noche, no faltes.

— Por favor, dime que no es para un castigo — suplicó Flash.

— Claro que no, pero enserio, no faltes — reiteró Twilight sonrojándose levemente para luego marcharse.

En lo que la alicornio se marchó, Flash comenzó a caminar como si nada, pero después de una cuadra, empezó a saltar y a cantar alocadamente.

Por otra parte, Soarin seguía buscando la manera de recuperar a Rainbow Dash. Solo los pensamientos eran una clara tortura, no quería pensar en la realidad pues sería fulminante. Sin duda alguna, necesitaba ayuda, pero no ayuda ordinaria; ayuda de la que solo un unicornio es capaz de ofrecer.

5 Minutos después…

— No, no, no, no, no, no, no, yo estoy aquí para asuntos reales, no para curar el mal de amores — se quejó Shun.

— Por favor, Shun, solo un ratito chiquito del tamaño de una hormiga — insistió Soarin.

— Si es así no duraremos si quiera diez segundos — murmuró Shun.

— Vamos, hermano, necesito recuperarla y explicarle lo que en realidad pasó — dijo Soarin arrodillándose — ¿Aló aló?

— ¡No… digas esa palabra! — exclamó Shun.

— ¿Cuál? ¿Aló aló? — preguntó Soarin.

— Si, esa — respondió Shun — De acuerdo, te ayudaré, pero con una condición.

— La que sea — aseguró Soarin con una sonrisa.

— Debes venir arrastrando tu trasero por todo el camino — indicó Shun.

— No debí decir eso — murmuró Soarin mientras la sonrisa se le desvanecía.

Ya acordado eso, ambos se dirigen al castillo de la princesa Twilight para elaborar un plan de reconquista, no sería muy difícil pero tampoco sería fácil.

Rainbow Dash ha estado todo el día molesta con Soarin, pero como no ha tenido nada que hacer, se la ha pasado de ciudad en ciudad en busca de algo que le haga olvidar por un momento que tiene un problema con Soarin.

Mientras tanto, con el anteriormente mencionado plan, las cosas iban de mal en peor; las ideas eran pésimas.

— ¿Es enserio? ¿A ninguna se le ha ocurrido una buena idea? — preguntó Shun sorprendido por tan malas ideas por parte de las chicas.

— Lo siento, pero no todos los días estamos pensando en días de conquista — respondió Rarity.

— Bien, bien, lo tengo… tres entradas vip, cinco libros de las aventuras inéditas de Daring Do y por supuesto, el título de Wonderbolt — anunció Shun.

— ¿Y… eso como para qué? — preguntó Applejack.

— Si no funcionan las entradas, los libros garantizarán un final feliz — respondió Shun.

— Todo suena bien, pero eso del título…

— No te preocupes, eso solo será en una circunstancia demasiado extrema — interrumpió Shun.

— Todo parece tan fácil — comentó Twilight.

— Porque es fácil… para los que idearon el plan, no para el que lo va a ejecutar — afirmó Shun.

Ya acordado todo, cada uno tomo sus posiciones. Seguramente se preguntarán donde quedó Discord, pues el quedó escondido, literalmente, esperando a que lo encuentren.

— Jajaja, jamás me encontrarán aquí — aseguró Discord — Ah… ah… ¡Achuuu!

Más tarde ese mismo día, Shun le envió una carta anónima a Rainbow Dash para que se dirigiera a Sugar Cube Corner, lo que no sabía, era que Soarin iba a estar allí. De alguna manera la tendrían que atrapar para que Soarin la pueda conquistar otra vez, sería un poco complicado, pero lo lograrían a cualquier costo.

En lo que Rainbow apareció, se sentó en una de las mesas y ordenó un cupcake. Sin perder tiempo, Shun discretamente utilizó su magia para fabricar unas esposas, impidiéndole a la pegaso poder escapar.

— ¿Pero qué? — murmuró Rainbow Dash.

Entonces, de la nada sale Soarin junto con una alforja, acompañado de un sujeto bastante raro. De alguna manera la parecía familiar, pero de todos modos se veía raro.

— Por favor, Rainbow, no te vayas — pidió Soarin.

— Ja ja ja, que gracioso — contestó Rainbow Dash sarcásticamente.

Un poco confundido, Soarin decide ver bajo de la mesa, solo para encontrarse con la sorpresa de que Rainbow estaba esposada, no se podía mover de ahí.

— Ups, lo siento — se disculpó Soarin — Pero, por favor, déjame explicarte todo.

Al terminar de oír las tres últimas palabras, Rainbow suspiró y tomo una decisión muy sorprendente para todos los presentes.

— Soarin, he pensado mucho y… seré justa, dejaré que me expliques — aseguró Rainbow Dash.

— ¿De verdad? — preguntaron Soarin y el "sujeto raro" al unísono.

— Si, así que puedes hablar — respondió Rainbow Dash.

Después de eso, Soarin le comenzó a explicar todo desde el principio hasta el final que ella conocía. Rainbow al terminar de escuchar la explicación se sintió un poco avergonzada, pero Soarin no había notado así que de inmediato acudió al plan B.

— Puedo amortiguar el golpe si aceptas las entradas VIP… oh, oh, los cinco libros de Daring Do que no saldrán hasta dentro de tres años… no, mejor aún, el título de Wonderbolt — ofreció Soarin nervioso esperando la respuesta — Señor, ¿qué opina usted?

Shun no había reaccionado, por lo que Soarin le piso una de las pezuñas lo más fuerte que pudo, causando que sin pensarlo el unicornio respondiera de manera inesperada.

— ¡Si, si, si, con todo eso se la chuparía y me tragaría todo! — reaccionó Shun.

— ¡¿Qué?! — fue lo que se escuchó por parte de Soarin y Rainbow.

Unos cortos segundos después, el unicornio volvió a la realidad y actuó como pudo para salirse de esta situación incómoda.

— ¡Ajajajaja! No me hagan caso, solo soy un tipo extraño el cual nadie conoce, boop — se excusó "el sujeto" tele-transportándose cuando terminó de pronunciar la última palabra.

Dejando de lado esa rara situación, Rainbow decidió responder.

— Soarin, está bien, te perdono… pero esos libros me los das ahora — exigió Rainbow Dash.

— No, no, no… te los daré esta noche — aseguró Soarin.

— Bien, solo espero que lleves lubricante — murmuró Rainbow Dash.

Al terminar de escuchar eso, Soarin se sonrojó a más no poder. Por otra parte, las demás observaron que todo salió como esperaban, pero una cosita no estaba bien del todo.

— Oigan, ¿en dónde está Shun? — preguntó Twilight.

Pero toda esa búsqueda, de pronto fue cancelada por lloriqueos que se escuchaban más atrás de donde estaban.

— Ya, ya — consolaba Applejack.

— No puede ser… que humillación, que humillación, que humillación… humillación — era lo que mascullaba Shun.

La noche de ese mismo día, transcurrió con total normalidad, aunque los involucrados en el plan sabían que esta noche no sería muy normal que digamos.

Al siguiente día, todo el grupo se encontró en un día de campo, al parecer todo salió bien.

— Increíble todo el desastre por el que pasamos — comentó Shun.

— Pero salimos bien y eso es lo que cuenta — agregó Rarity.

— ¿Y ustedes cuatro como la pasaron anoche? — preguntó Shun refiriéndose a Twilight, Flash, Rainbow y Soarin.

A lo cual, estos cuatro se sonrojaron sin darse cuenta. Esto fue notado por todos, por lo que decidieron reírse.

— Bueno, creo que este es mi punto de partida — anunció Shun.

— ¿Ya te vas? — preguntó Rarity.

— Sí, tengo otros asuntos pendientes — respondió Shun.

Ya sin más nada que decir, el unicornio procede a utilizar su modo murciélago para alzar vuelo.

— Rarity, dile a Sweety Belle… que nos veremos pronto — dijo Shun comenzando a volar.

En poco tiempo, Shun comenzó a desaparecerse de la vista de todos, parecía como que si anduviera con prisa.

— Oigan, ¿quién de ustedes se comió mi cupcake especial? — preguntó Twilight pero luego descifró todo — ¡SHUUUN!

El unicornio por muy lejos que estaba, escuchó el grito, por lo que considerablemente aumentó la velocidad y giró hacia otro lado, cosa que todos pudieron ver. Pero Twilight no se iba a quedar así, la alicornio comenzó a perseguirlo a todos lados que iba.

— Parecen hermanos luchando por una galleta — murmuró Applejack.

— Pero aun así, se quieren el uno al otro, al igual que nosotras — agregó Pinkie Pie abrazando a todos.

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— ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Estoy aquí encerrado, ya no quiero seguir jugando, sáquenme de aquí — pidió Discord — Ah… ah… ¡Achuuu!

Bien, aquí les suelto la sorpresa… Este fue el capítulo final de esta historia, espero que les haya gustado, si quieren otra historia dejen sus reviews diciendo que historia quieren. No haré votaciones porque no quiero, mejor espero opiniones de terceros, osea ustedes que son mi querido público.

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