Se que esta historia la tengo algo abandonada, pero ya estoy de vuelta para acabarla o por lo menos, subir este capitulo n_n
Bueno como sea, sin mas que decir, pues empecemos.
NOTA IMPORTANTE: Hetalia y Barbie no son míos, todo a sus creadores :D
Estaban todos durmiendo en su habitación, después de la noche tan maravillosa que tuvieron, lo malo era que el sol ya estaba por salir y habían olvidado que apenas lo primeros rayos se asomaban tras las montañas, Natalia iba a despertarlos y eso fue lo que exactamente paso.
Tan pronto como todos pegaron pestaña, la platinada apareció y los despertó de su sueño.
-Buenos días, jóvenes príncipes-Dijo de forma amable, dando un portazo que levanto a todos de sus camas al instante-Los espero en el comedor para comer en un hora, ni un minuto mas, ni uno menos-Y se fue.
-Bueno, ya la oyeron, vamos a alistarnos-Dijo Arthur levantándose de forma perezosa, no había podido ni dormir un solo minuto.
Todos se levantaron a regañadientes, lo único que querían en ese momento era dormir, pero tenían que obedecer, si no tendrían un castigo, una vez que se alistaron con esos horrendos trajes que tanto odiaban usar pero tenían que, salieron de su cuarto y se encaminaron al comedor, con caras de muertos en vida y en fila india como Natalia les ordenaba salir.
Una vez que llegaron al comedor todos tomaron asiento en su respectivo lugar, ya tenían su desayuno enfrente, una sopa espesa que parecía engrudo, pero eso era mejor que nada, uno de los castigos de la rubia era dejarlos sin comer una semana si la desobedecían y Lovino y Yao estaban muy necesitados de alimento, así que casi devoraron lo que había en el plato, Lovino porque desobedecía, Yao ni sabían porque lo castigaba, algo les decía que de alguna manera se había ganado el odio de la mujer, pero dejando eso de lado, la mitad se había quedado dormido en la mesa, eso hasta que llego Natalia a acompañarlos en el desayuno.
-¿Que tal durmieron anoche chicos?-Pregunto con algo de calma Natalia.
-Dormimos bien, gracias-Dijo con calma Matthew.
En ese momento, Feliciano se quedo dormido dejando caer su cara en la sopa que estaban comiendo a duras penas, ya que tenia un sabor a rayos y centellas, cosa que alarmo a sus hermanos, si la joven duquesa se enteraba de que estaban desvelados les iba a ir muy mal, pero ni rezando se salvaron de lo mal que les iba a ir.
-Al parecer alguien estuvo despierto muy de noche, Vladimir, ¿me harías el favor?-Pidió a uno de los sirvientes del castillo que el rey puso a su disposición.
El chico con todo el dolor de su alma, ya que odiaba molestar a sus príncipes, tomo un pesado libro y lo dejo caer sobre la mesa haciendo un gran estrépito que hizo despertar al castaño menor y asusto a los demás de sobremanera que les quito el sueño.
-¿Y bien, que estaban haciendo hasta altas horas de la noche?-Pregunto cuando todos ya estaban mas despiertos.
Ninguno respondió, estaban pensando en una buena excusa que justificara su desvelo, en ese momento entro otro sirviente, Gilbert, que en cierto modo los salvo de la sentencia.
-Disculpe que la moleste, pero tiene visitas Duquesa Natalia-Dijo el alvino con respeto, había aprendido que tenia que tener respeto ante ella.
-¿Quien?-Pregunto de forma algo fría.
-Un hombre llamado Vincent-Informo con calma el albino.
-Oh claro, gracias, lo estaba esperando-Dijo mientras salia de forma algo apurada, pero paro en seco y se volteo hacia los doce-Cuando regrese, quiero una respuesta, ven Vladimir.
El rumano la siguió con la mirada baja, no se atrevía a cuestionarla por miedo, Gilbert solo los miro irse compadeciéndose de su compañero rumano, no le agradaba en nada esa mujer, pero recordó que tenia otro encargo que hacer.
-Y el rey dice que sus hijos lo visiten en su habitación-Dijo con una sonrisa.
Al momento en que dijo eso, la sonrisa regreso al rostro de los doce chicos, que ni tardos ni perezosos se levantaron y salieron del comedor para ir a la habitación de su padre para verlo, al momento en que llegaron Feliks toco la puerta y tras recibir la aprobación de que podía entrar, los doce entraron con paso tranquilo y silencioso.
-¿Padre?-Pregunto algo temeroso Tino entrando por la puerta junto a sus hermanos.
-Pero miren quienes están aquí, los revoltosos-Dijo con una débil sonrisa el rey mirando a todos sus hijos entrar a su habitación.
-¿Estas bien, estas enfermos?-Pregunto preocupado Kiku.
-No solo algo cansado, esta mañana no tenia muchas ganas de desayunar, pero no se preocupen-Dijo para calmar la preocupación de sus hijos, el sabia de sobra que estaban muy preocupados.
En ese momento, los tres mas pequeños de los hermanos corrieron hacia la cama de su padre y subieron de un solo salto emocionados por contarle lo que les paso la noche anterior a ese día.
-¡Padre, no creerá lo que paso anoche!-Exclamo con una enorme sonrisa Emil.
-Anoche, ni me lo digas, teníamos que celebrar su cumpleaños y quede en la cama, algo imperdonable-Dijo el rey Roma con algo de arrepentimiento en su voz, pero volvió a sonreír-¿Es tarde para darles sus regalos?-Pregunto con una sonrisa.
-¡No!-Exclamaron los tres sonriendo emocionados.
El rey Roma les dio a cada uno un pequeño paquete con algo lindo y que les gustara a cada uno, y los chicos los abrieron con emoción, haciendo exclamaciones de asombro por sus regalos, pero Feliks se separo un poco del grupo para ver por la ventana mientras todos estaban algo distraídos y fue cuando vio a Natalia hablando con un hombre, alto y rubio, en pocas palabras daba algo de miedo, pero igual miro que le dio algo a ese hombre, que supo que era su visita esperada, pero después de un rato volvió la vista a sus hermanos.
-Entonces me perdonan?-Pregunto el rey sonriendo a sus hijos.
-Si padre-Los tres menores solo sonreían mientras abrazaban con cuidado a su padre y le agradecían por los regalos.
Feliks solo sonrió al ver que sus hermanos estaban contentos, pero cuando volvió la vista a la ventana ya no estaban ni Natalia, ni el hombre con el que hablaba, cosa que lo hizo sospechar, pero igual volvió a lado de sus hermanos y se quedo con ellos mientras pensaba en lo que vio por la ventana.
Mientras en la sala del trono.
Natalia estaba ahí contemplando el trono mientras imaginaba como seria su vida una vez pudiera apoderarse de ese reino que le pertenecía a su prima fallecida, en eso estaba cuando llego Yekaterina con un par de zapatos, mas específicos, los de Feliks, y se los entrego a la joven duquesa.
-¿Los zapatos de baile de los príncipes?-Pregunto no muy interesada.
-Mírelos mejor, majestad-Dijo la chica mostrándoselos mejor.
-Desgastados-Dijo mirando la zuela de los zapatos-Esos mocosos malcriados han estado bailando fuera del castillo, ¿sabes lo que eso significa Kati?
La chica dudo en contestar, pero Natalia dio la respuesta por ella.
-Príncipes, están afuera bailando con otros príncipes, y si algunos de esos chicos se enamora de estos doce ingratos mis planes se acabaron-Dijo con algo de irritación, Yekaterina solo se mantuvo callada, cuando en ese momento les llego el sonido de unas hermosas veces cantando-¿Ahora que están haciendo?
Sin perder mas tiempo fue directo a la habitación del rey Roma, seguida de Yekaterina.
En la habitación del rey Roma.
Los doce estaban cantando una hermosa melodía para su padre, el cual estaba sonriendo feliz de estar con sus hijos, siempre amo que ellos le cantaran ya que era otra cosa en la que eran buenos, cantar, todo estaba en paz, hasta que llego Natalia junto a Yekaterina, y todo se fue por un tubo.
-Oh, Natalia adelante, pasa-Le indico el rey desde su cama.
-Mucha conmoción primo, creí que no estabas del todo bien-Dijo entrando al cuarto con un carrito con un juego de te-Bueno mucho por hoy chicos, salgan por favor.
Yekaterina tomo de la mano a Raivis y a Lukas, y se los llevo, y todos los demás la siguieron sin decir nada, pero Feliks no estaba muy contento que digamos.
-Pero padre...-Dejo lo que iba a decir en el aire cuando Roma lo interrumpió.
-Natalia tiene razón Feliks, no me siento del todo bien-Dijo con una débil sonrisa.
-Un poco de te, te aliviara un poco-Comento Natalia preparándole un te al rey.
En ese momento cuando iba a salir, Feliks se dio la vuelta mirando a su padre y a Natalia.
-Padre, como que, deberías llamar a un doctor-Dijo el joven un tanto preocupado y algo desconfiado.
-Buena idea Feliks-Comento el rey sonriendo a su hijo, Natalia solo frunció el ceño.
Después de que llamaran al medico y que este le revisara, Natalia y el joven salieron y después de que le recomendara a la chica que le diera una medicina con la cual se sentiría mucho mejor el doctor se fue, pero no se dio cuenta de que la platinada vació el frasco con medicina en una maceta que estaba cerca de ella, no pensaba ayudar a su primo para nada, no si quería ser reina.
Mientras en el jardín.
Estaban los príncipes en el jardín que era de su madre, esperando a Toris para que les llevara sus nuevos zapatos de baile, ya que los otros como ya saben los gastaron, una vez que llego el joven zapatero, junto a su hermano, empezó el trabajo.
-Les trajimos nuevos zapatos como me lo pidieron sus altezas-Dijo Toris dejando su baúl en el suelo.
-¿Los otros no les gustaron?-Pregunto Eduard.
-Nada de eso, pero los gastamos-Comento Kiku tomando sus nuevos zapatos.
En ese momento, Feliks se les acerco sonriendo.
-Si, osea tipo, estuvimos bailando-Dijo para después empezar a danzar en el mosaico que estaba en el suelo del jardín-Eso como que, fue un momento mágico-Dijo en tono soñador.
Toris solo se le quedo viendo encantado, le gustaba ver al rubio feliz, en ese momento se le acerco Arthur con sus zapatos desgastados.
-¿Crees que puedas arreglarlos Toris?-Pregunto con calma, mostrándolos.
El joven castaño los tomo en sus manos para verlos mejor, y noto algo que le llamo la atención.
-¿Eso que brilla es polvo de oro-Pregunto curioso.
-Digamos que es un secreto-Dijo Feliks mirando cómplice a su hermano mayor.
-Lo siento, no quería ser entrometido-Dijo algo apenado el castaño.
Feliks se dio cuenta de que eso lo había hecho sentir mal y trato de que no lo entendiera mal, Arthur al ver que la pareja necesitaba privacidad se retiro de ahí dejándolos solo, Feliks después de que no encontró palabras para justificarse, decidió callarse, en ese momento y por instinto volteo a ver a un balcón cercano y ahí vio a Yekaterina mirando hacia donde ellos estaban.
-Toris, ¿puedo pedirte un favor?-Dijo llevandolo lejos de la mirada de la chica.
-Claro, lo que usted quiera.
-Quiero que investigues sobre un hombre que vi esta mañana, se llama Vincent, es alto, rubio, ojos verdes y tenia una cicatriz en su cara-Describió lo que pudo ver desde la ventana.
-Creo que no me suena-Comento Toris pensando.
-¿Podrías investigar sin que la duquesa lo sepa?, como que no confió mucho en ella-Dijo con el ceño fruncido.
En ese momento, escucharon un ladrido de la cachorra de los príncipes, Hanatamago le estaba ladrando a Eduard mientras le mordía el pantalón y este ultimo trataba de quitársela de encima, en ese momento llegaron el príncipe y el joven zapatero.
-Hana, por favor-Dijo apenado mientras la tomaba en brazos.
-¡Encierrenla y desganase de la llave!-Grito Eduard mientras que se escondia detras de su hermano mayor.
-¡Eduard!-Le regaño el mayor-Disculpe majestad-Se disculpo apenado antes de irse-¿Pero que intentas hacer?
-Disculpa, pero el perro fue el que empezó-Dijo en defensa el menor de los dos.
Feliks solo los vio irse sintiéndose apenado, después regaño a la cachorra.
Ya en la noche.
Ya estaban todos los hermanos en sus camas sin mas contra tiempos, Natalia como era la rutina diaria los contó como siempre para ver que ninguno faltara.
-Muy bien están todos, nos veremos mañana chicos, buenas noches-Dijo antes de irse, pero se paro en seco al no recibir respuesta y frunció el ceño-Dijo buenas noches.
-Buenas noches excelencia-Dijeron todos al unisono.
Natalia salio y cerro la puerta detrás de ella, frente a ella estaban Yekaterina y Vladimir y los miro seria.
-Quiero saber con quien hablan y cuando estornudan-Dijo dando a entender que quería que le informaran todo lo que los chicos hacían.
-Como usted ordene-Dijeron los dos haciendo una reverencia.
Natalia se fue y ambos sirvientes se miraron con algo de temor en sus miradas.
Una vez que Natalia se fue Yao se levanto de su cama para revisar si no había nadie.
-¿Ya se habrá ido?, creo a ver escuchado voces-Aru-Dijo el chico mirando la puerta.
-Yo no escucho nada ahora, creo que ya se fue-Dijo Matthew.
-Entonces, ¿que estamos esperando?-Pregunto Tino levantándose de un salto de su cama.
En ese momento, Feliks paso al centro del cuarto que era donde estaba el mosaico de flores y empezó a bailar, cuando termino su danza el portal se abrió y ni tardos ni perezosos, todos entraron por el.
En el lugar mágico.
Una vez que llegaron al lugar donde siempre bailaban sus danzas, Feliks se volteo a ver a sus hermanos con una sonrisa.
-¿Y, que bailamos primero?-Pregunto emocionado.
-Nos gusta mucho...
-El ballet-Termino de hablar Feliciano, dando saltos.
Todos estuvieron de acuerdo con eso.
-Deseo que estemos vestidos como bailarines de ballet-Dijo Feliks.
De inmediato una de las flores se abrieron y le polvo mágico cayo sobre todos ellos, cambiando sus ropas de dormir por sus típicos trajes coloridos que solían usar antes de que Natalia les quitara su libertad, por así decirlo.
-Deseo que tengamos música de Ballet-Dijo ahora Vash de forma calmada, era raro verlo así.
En ese momento, las flores se volvieron a abrir y a dejar caer su polvo dorado sobre los dibujos de los instrumentos dejando oír una hermosa melodía, ellos tan pronto la oyeron empezaron a bailar al ritmo de ese ballet que se escuchaba, bailaron por todo ese pabellón de baile que se parecía al de su madre, hacían bromas de vez en cuando con respecto a Natalia , no iban a negar que les divertía reírse a sus espaldas.
Bueno ya termine este capitulo que espero les guste, bueno sin mas que agregar, pues que tengan buenos días, tardes, noches o cualquier momento del día en que lean este Fic n_n
Milly Loca, Fuera.