'No puede ser verdad. Desde que tengo memoria nunca lo he visto enfadado… ¿en verdad tío Kazuto es tan protector de Aiko?'

Kaoru continuaba recordando las palabras de sus padres, advirtiéndole que si en verdad quería salir con Aiko tendría que obtener la aprobación de Kazuto. ¡Pero qué ridículo! Aiko podía salir con quien ella quisiera, ¿qué lo importante no era que Aiko aceptara sus sentimientos? A pesar de que estaba en contra de la idea, a petición de sus padres fue a la residencia Kirigaya en busca de hablar con Kazuto.

Aunque era fin de semana no había garantía de que ambos padres estuvieran en casa, pero decidió intentarlo de todos modos.

Algo incómodo se detuvo frente la puerta de la gran casa que ya conocía tan bien como la suya, respiró para tranquilizarse y tocó el timbre. Escuchó pasos acercándose, y por un momento casi decidió retractarse y salir corriendo pero se abstuvo de dejar que los nervios lo dominaran.

Para su alivio la puerta se abrió y Asuna lo saludó con una sonrisa.

"¡Kaoru hola! ¿Buscabas a Aiko? Salió con unas amigas pero regresa hoy más tarde."

"Hola tía Asuna, de hecho no la estaba buscando a ella. Me preguntaba si mi tío Kazu- el señor Kirigaya estaba en casa."

Las cejas de Asuna se elevaron en confusión. ¿Señor Kirigaya? ¿Por qué el chico actuaba tan formal de la nada?

"Lo siento pero Kazuto no está. Se fue con Eugeo hace poco a tomar café, ¿querías preguntarle algo?"

Parte de Kaoru estaba aliviado, si Kazuto no estaba tenía buena excusa que decirle a sus padres por la cual no pudo hablar con él. Pero ahora que no lo encontró definitivamente no vendría a buscarlo de nuevo. Ya había hecho suficiente con intentar pedir permiso en primer lugar.

"No, no se preocupe. Pero gracias de todos modos."

Antes de que Asuna pudiera invitarlo a pasar Kaoru se dio media vuelta y se fue a paso rápido por donde había venido. Asuna miró extrañada como el chido parecía huir de algo apresuradamente. ¿Qué podría querer de Kazuto?


"¿Qué tal está tu mamá? ¿Ya sabe si tendrá un niño o una niña?"

Aiko preguntó distraída mientras permanecía recostada en el suelo, disfrutando la brisa que corría por el techo de la escuela.

Kaoru no se movió de dónde estaba parado contra el barandal, maravillado por la vista de la ciudad.

"El doctor dijo que está bien, y será una niña."

"Oh vaya, ¿conque una hermana menor huh? Debe ser emocionante volverte el hermano mayor."

"La verdad no siento nada aún." Kaoru miró a Aiko de reojo con una mirada curiosa. "¿Qué tal tú? Tu tuviste una hermana mayor, ¿cómo se sentía ser la hermana menor?"

"Oh vamos, sabes tanto como yo que no conocí a Yui." Respondió la pelinegra decepcionada. De pura suerte sus padres encontraron registros de ella en ALO y solo por eso sabía cómo se veía, pero fuera de eso no llegó a conocer a Yui.

"Esté o no técnicamente sigues siendo la segunda hija."

Aiko cerró los ojos y llevó sus brazos detrás de su cabeza pensando. "Supongo que sí. Tal vez por ser la menor me consienten tanto." Agregó con una sonrisa.

"Suertuda."

"Pero una hermana mayor es distinta a un hermano mayor ¿sabes? Por lo que mamá me ha dicho los hermanos mayores son protectores de sus hermanas menores, casi como instinto."

Tal vez era porque aún no nacía, pero Kaoru no se podía imaginar así mismo ahuyentando chicos de su hermana menor. ¿Por qué habría de hacerlo? Estaba más que seguro que si ella conseguía la actitud de su mamá sería capaz de defenderse por su cuenta. Además no tenía por qué meterse en asuntos que no lo involucraban.

"¿Quién dice que eso aplica para todos? No tengo razón por la cual actuar sin que ella me lo pida."

"Si tú lo dices."

¿Acaso era protector actuar paranoicamente y aislarla de todos los demás? Una mueca se formó en su rostro, recordando lo que sus padres dijeron de Kazuto. Esa actitud le parecía demasiado posesiva, no había forma de que eso fuera saludable.

Puede que un hermano mayor no fuese lo mismo que un padre, pero el sentimiento parecía ser similar. Definitivamente no quería convertirse en algo así.

¿Quién decía que necesitaba permiso de Kazuto? ¿Y qué si no se lo pedía? Si Aiko aceptaba no había nada que pudiera hacer al respecto. De hecho podría preguntarle en ese mismo instante y nadie podría detenerlo.

Apartó su mirada del firmamento y miró al reloj de su celular. Quedaban 7 minutos de receso, y era todo el tiempo que necesitaba.

Tomó asiento en el suelo al lado de Aiko, quién tenía los ojos cerrados y estaba peligrosamente cerca de quedarse dormida, y le dio un suave toque en el hombro para recobrar su atención.

Los ojos avellana de la chica se encontraron con los suyos y por un momento perdió su coraje.

"Oye Aiko, exactamente ¿hace cuánto que somos amigos?"

"Hmm considerando que nos hicimos amigos en primaria creo que al menos unos 9 años, qué rápido se pasa el tiempo." Respondió con una sonrisa risueña.

"Vaya, sí que ha sido mucho tiempo." Kaoru miró al suelo sonriendo melancólicamente. Era verdad que habían estado juntos por casi todas sus vidas, y ahora que lo pensaba le sería bastante extraño si dejara de ver a Aiko. Ella ya era una parte primordial de él, pero ¿qué pensaba ella de él?

Su corazón comenzó a acelerarse al percatarse de lo que estaba a punto de hacer. Respiró e inhaló hondo para tranquilizarse y recobrar la confianza.

"He estado tanto tiempo contigo que a este punto no podría imaginarme un día en el que no estuvieras."

Sorprendida por el inusual tono serio de su amigo, Aiko se sentó y lo escuchó atentamente.

"Y si dependiera de mí no dejaría que eso pasara."

Kaoru volteó a mirarla con determinación, y la chica no pudo evitar sentir su corazón acelerarse.

"¿Quieres ser mi novia?"

Esperaba que Aiko se sobresaltara sorprendida, que entrara en pánico al punto de tartamudear ante la repentina pregunta, o que por la vergüenza no pudiera formular palabras. Pero para su sorpresa Aiko permaneció inmóvil dónde estaba sentada, con sus mejillas sonrojadas y admiración brillando en sus ojos.

Al no recibir respuesta Kaoru tragó saliva nervioso. ¿Cómo se supone que debía interpretar ese silencio? Sin embargo al ver la impaciencia en su rostro Aiko sonrió cariñosamente.

"Solo si tú aceptas ser mi novio."


Hace mucho que no estaba de tan buen humor. Justo hace una semana decidió darle una oportunidad al romance y hoy Kaoru le pidió ser su novia. Aunque aún no estaba completamente segura si esa sensación de mariposas en el estómago y sonrisas inconscientes era cómo se sentía estar enamorado, Aiko estaba feliz con su decisión.

Era como Kaoru le había dicho, habían estado juntos por mucho tiempo y ella tampoco podía imaginarse como sería si él no estuviera en su vida. Fue como una epifanía, y después de que Kaoru le hizo la pregunta ella llegó a darse cuenta de que siempre había sentido algo que no sentía con nadie más cada vez que estaba con el pelirrojo. ¿Sería que llevaba mucho tiempo enamorada pero no lo sabía?

"Aiko me alegra que hayas tenido un buen día pero come antes de que se enfríe tu cena." Asuna llamó la atención de su hija, quien jugaba con su tenedor con una sonrisa soñadora.

"Ahh lo siento, es que estaba recordando algo."

Era raro que Aiko no devorara la comida de Asuna en minutos, pero la chica todavía no podía creer lo que había sucedido esa tarde, su corazón latía rápidamente con solo recordarlo.

"¿Pasó algo bueno hoy?" Preguntó Kazuto amistosamente.

No veía razón por la cual esconderlo, Aiko siempre había sido honesta con sus padres y hasta la fecha no tenía razón para no serlo.

"De hecho sí, Kaoru y yo somos novios ahora."

Asuna resolló extasiada y cubrió su boca con ambas manos emocionada, visiblemente alegre por su hija. Sin embargo Kazuto comenzó a toser alarmado, intentando no ahogarse con el bocado que no masticó bien por la repentina revelación.

Kazuto tomó un vaso de agua y respiró desesperado una vez que recobró el aire, pero su expresión permanecía aturdida.

"Por supuesto que sería Kaoru…" Asuna murmuró entusiasmada, entendiendo porqué Kaoru había visitado la tarde anterior en busca de Kazuto.

"¡Espera un segundo! ¿Novios? Definitivamente no estoy de acuerdo con esto Aiko…"

La pelinegra miró perpleja a Kazuto, espantada por la mirada llena de ira en sus ojos grises. Sintió como su corazón se hundió en su pecho y el color dejaba su rostro. Jamás había visto a su padre tan genuinamente enfadado.

"¿P-Papá…?"

"¿Pero qué tienes Kazuto? Aiko ya tiene suficiente edad para tener novio si quiere. ¡Además conocemos a Kaoru desde que era un bebé!" Asuna le reprochó a su esposo.

"No me interesa. Mañana iré a hablar con Rika y Ryo al respecto."

"¡No, no lo harás!"

"Lo haré te guste o no Asuna." Kazuto replicó severamente. "Aiko es mi hija y yo digo quién puede ser o no ser su novio."

"¡Ella también es mi hija y digo que estás siendo completamente irracional!"

No podía creer lo que veía. Asuna intentaba desesperadamente hacer a Kazuto entrar en razón, pero él continuaba manteniéndose firme en su postura sin si quiera subir el volumen de su voz. Era raro ver a sus padres así.

Pero Asuna tenía razón, Kazuto nunca era así. ¿Por qué se molestó tan repentinamente? ¿Qué veía de malo en Kaoru? ¿Y desde cuándo tenía esta actitud respecto a su vida amorosa?

Se le fueron las palabras, tenía miedo de interrumpir a sus padres, que podría empeorar las cosas si decía algo indebido. Sin saber que más hacer Aiko tomó su plato y huyó a su habitación, ignorando los llamados de su madre.


"¿Por qué hiciste eso?"

"Aiko no puede estar con cualquiera, se está precipitando."

Desde su lado de la cama Asuna hizo una mueca de frustración, todavía dándole la espalda a su esposo.

"Kaoru no es cualquiera. Además mira quien habla, tú fuiste el que pidió casarse conmigo a los 16 años." Ella le reprochó amargada. ¿Qué Kazuto no sabía que se oía como todo un hipócrita?

"Yo en verdad te amaba, y aún lo hago. En ese entonces Ryoutarou iba tras cualquier chica que veía y era mayor que nosotros, no me sorprendería si su hijo es igual a él."

"Ambos vimos a Kaoru crecer con nuestros propios ojos desde que Rika se embarazó. Lo conozco y él no tomaría el corazón de nuestra hija a la ligera, y lo sabes."

Cuando Kazuto ya no respondió Asuna suspiró frustrada y cerró los ojos de mala gana para dormir. Amaba a su esposo demasiado, pero a veces actuaba como un idiota.


"Creo que estoy en problemas."

"¿Pasó algo?"

"Papá enfureció cuando se enteró."

La luz del celular frente a Aiko alumbraba su rostro mientras la chica continuaba hablando con Kaoru desde su cama. Después de terminar de cenar por su cuenta el sueño se le fue por completo, y esperaba que Kaoru pudiera calmarla de algún modo.

"Oh no… algo así me advirtieron mis papás, no pensé que fuera serio."

"Lo siento."

"No es tu culpa. Lo único que podemos hacer es esperar que de algún modo alguien lo tranquilice."

"Ojalá y sea pronto, no me gusta verlo así. Él y mamá comenzaron a discutir de repente y no estuvo nada lindo…"

"Hay que darle tiempo, debió tomarlo de sorpresa."

"Sí, tienes razón…"

Aiko suspiró consternada y se acurrucó contra su almohada. Si hubiera sabido que esa sería la reacción de su padre no le habría dicho, pero ahora que era muy tarde lo único que podía esperar era que Asuna lograra calmarlo. Si alguien en este mundo podía hacerlo era su mamá, de eso estaba segura. Pero si ella no era capaz de hacerlo, ¿entonces quién?


El momento que Kaoru le informó que Aiko aceptó ser su novia Rika esperaba que Kazuto viniera hablar con ella, considerando que su hijo no advirtió al pelinegro antes de actuar. Aunque estaba lista para su visita honestamente no esperaba que fuera al día siguiente.

Y por lo visto, justo como ella esperaba Kazuto no estaba para nada contento.

Frente a ella estaban sentados Asuna y Kazuto. El pelinegro tenía los brazos cruzados sobre su pecho en una manera amargada mientras su mirada continuaba perdida en la ventana, permaneciendo en completo silencio emanando una actitud de disgusto. Por otro lado Asuna que estaba sentada a su lado portaba una expresión apenada, como si con los puros ojos intentara disculparse por la actitud de su esposo. Era fácil suponer que habían tenido una discusión.

El silencio entre los tres al fin se rompió cuando Ryoutarou entró a la sala y tomó asiento al lado de Rika.

"Sabía que ibas a venir, pero esto es ridículo." Rika suspiró frustrada. "¿Exactamente qué quieres de nosotros?"

"Quiero que separen a Kaoru de mi hija." Kazuto respondió fríamente, yendo directamente al grano.

"Tú eres el único que quiere eso." Asuna contestó en desacuerdo.

"Ni Rika ni yo queremos eso tampoco. Si Aiko aceptó no veo nada de malo, y mucho menos una razón para intervenir." Ryoutarou comentó francamente.

"¿Y por qué deberíamos escucharte? Como madre yo quiero que Kaoru sea feliz y me niego a terminar su primera relación sin razón alguna."

Kazuto olvidaba que estaba lidiando con una mujer a mitad de su embarazo, por lo que Rika estaba lentamente perdiendo la paciencia y su temperamento empezaba a salir.

"Porque de ninguna manera dejaré que Kaoru esté con Aiko. Ella merece a alguien que en verdad la ame, él todavía es demasiado inmaduro."

"¡Kazuto!" Asuna le advirtió.

"No me interesa lo que quieras para Aiko… ¡pero no permitiré que insultes a mi Kaoru así! ¡Él es todo un caballero y es lo suficientemente maduro para iniciar una relación!" Rika no pudo contener su ira, y de no estar embarazada se habría abalanzado sobre el pelinegro para darle una lección.

"R-Rika tranquila, no es bueno para la bebé que te pongas así…" Ryoutarou intentó amansar su ira y sujetó sus hombros para mantener a Rika en su lugar.

"Rika tiene razón Kazuto, ¡estás hablando sin pensar!" Asuna insistió. "¡Al menos toma en consideración los sentimientos de nuestra hija!"

"Es obvio que ella no sabe lo que necesita, y por eso yo estoy aquí." Kazuto dijo completamente convencido.

"Digas lo que digas no harás que cambie de opinión…" Rika miró molesta al pelinegro frente a ella, reusándose a ayudarlo.

"Yo tampoco." Ryoutarou agregó firmemente.

Kazuto cerró los ojos aceptando la respuesta. "Como quieran." Susurró descontento.

"Suficiente nos vamos." Antes de que Kazuto pudiera iniciar otra discusión Asuna se paró y tomó del brazo a su esposo, forzándolo a pararse. "Perdón por las molestias." Se disculpó rápidamente con sus amigos y arrastró a Kazuto afuera de la morada.


El día estaba yendo demasiado rápido para su gusto. Aunque sabía que su padre no estaría en casa aún, Aiko no quería regresar todavía. Había pasado una semana y la tensión entre sus padres era demasiado notable, tanto que casi la podía ver en el aire. Esa misma mañana como las demás Asuna estuvo extrañamente callada y mucho más cuando Kazuto se fue a trabajar, ni si quiera se miraron, era como si ignoraran la presencia del otro.

Definitivamente no era la primera vez que se peleaban y Aiko sabía que se reconciliarían eventualmente, pero la idea de ser la razón de su discusión no la dejaba estar tranquila.

Distraída de la clase miró a Kaoru quien estaba tomando notas atentamente. El pelirrojo sintió su mirada sobre él y le dio una sonrisa reconfortante, consciente de la preocupación de la chica.

No había mucho que podía hacer más que esperar. Decidió dejar de preocuparse por el momento y volver a prestar atención a la clase, pero cuando regresó su mirada al frente sintió su corazón dejar de latir al ver de reojo por la puerta abierta lo que parecía ser la silueta de su padre.

Fue por un breve instante, pero podía jurar que era él. Misma altura, forma de caminar, cabellera negra y tono físico. ¿Pero cómo? Se supone que en esos momentos él estaba trabajando, no había manera de que estuviera en su escuela ¿verdad? Debió haber sido su imaginación, sí, esa era la única explicación lógica. Además ¿Qué estaría haciendo en la escuela?


Kaoru y Aiko salieron juntos de la escuela camino a sus hogares. Usualmente estarían conversando de tareas pendientes o simplemente charlarían casualmente, pero Aiko permanecía muda perdida en sus pensamientos. Era de esperarse que estuviera preocupada, pero ya llevaba varios días con esa actitud y Kaoru no soportaba verla así.

"Escuché que descubrieron una mazmorra nueva en las afueras de Alne, ¿quieres ir a verla hoy más tarde?" El pelirrojo preguntó en un intento desesperado de iniciar conversación.

"Seguro." Respondió la chica desinteresada, mirando vagamente al suelo mientras caminaba.

"¿De paso podrías enseñarme ese nuevo combo que te vi hacer el otro día? Se ve que es bueno."

"Claro."

Kaoru suspiró frustrado, se sentía inútil por no ser capaz de mejorar la situación. Miró la mano vacía de Aiko que yacía a su costado, y la sujetó tímidamente al fin recobrando la atención de la chica.

Lo miró curiosamente, y sonrió alegre al ver el ligero bochorno en sus mejillas.

"Gracias." Le dijo mientras reforzó el agarre entre sus manos.

Por alguna razón pensaba que Aiko era el tipo de chica que se avergonzaría por las más pequeñas muestras de afecto romántico, pero para su sorpresa descubrió que ella aunque era reservada manejaba sus emociones de una manera muy madura, y él resultaba ser el tímido.

"D-De nada." Respondió con una sonrisa apenada. "Ya verás que todo saldrá bien."

Aunque Aiko continuaba diciéndose eso a ella misma múltiples veces todas las noches no lograba convencerse. Sin embargo al escuchar Kaoru decirlo al fin se tranquilizó, le daba cierta seguridad. Era cuestión de creer y permanecer optimista, solo eso.


La casa permanecía en completo silencio en lo que Aiko terminaba su tarea y Asuna empezaba la cena. Justo como las muchas veces que sus padres se peleaban, Asuna dejaba el plato de su esposo en la mesa y después de que ella terminara y se fuera dormir Kazuto bajaba a cenar. Era obvio que se estaban evadiendo, pero Aiko quería pensar que lo hacían para evitar discusiones sin sentido.

Ese día en particular Asuna y Aiko casi no hablaron mientras comían, y por estar perdida en sus pensamientos Asuna terminó antes que la pelinegra y se retiró a dormir. En cuestión de minutos Kazuto bajó a la mesa sin dirigirle la mirada a su hija y comenzó a comer a pesar de que su plato ya estaba frío.

Aunque Kazuto no trataba a su hija tan fríamente como a Asuna, Aiko no podía evitar sentirse rechazada por su padre. No la estaba evadiendo, pero más que nada no le estaba prestando atención. Era la primera vez que experimentaba algo similar con Kazuto, y se preguntaba si era así como se sentía Asuna, porque definitivamente no le gustaba.

Con un silencio incómodo Aiko hizo lo posible por terminar lo más pronto posible, incapaz de soportar más esa sensación tan negativa en el aire. Lavó y guardó sus trastes rápidamente, murmuró un silencioso 'Buenas noches' y salió apresurada lista para irse a dormir.

"Aiko."

A solo unos pasos de salir se detuvo abruptamente, maldiciéndose internamente por no haber sido más veloz.

"¿Sí papá?" Preguntó esperando lo peor, sin siquiera atreviéndose a mirarlo.

"Mañana no tienes que ir a la escuela."

"¿Qué?"

Al fin volteó a mirarlo, una expresión confundida y perpleja en su rostro.

"Ya no irás a la escuela." Repitió Kazuto casualmente.

"¿Pero por qué no? ¡Tengo que ir a clases! ¿Cómo tomaré mis notas? ¡Tengo tareas que entregar!" Argumentó en pánico Aiko, incapaz de entender lo que estaba sucediendo.

Terminando al fin con el plato frente a él, Kazuto miró a su hija con una mirada tranquila y despreocupada. "Te lo explicaré mañana, por ahora vete a dormir."

"P-Pero…"

"Buenas noches."

No tenía las fuerzas para continuar discutiendo. Todavía estupefacta hizo como su padre le pidió y se retiró sin decir ni una sola palabra más. ¿Cómo podía dejar la escuela tan repentinamente? ¿Qué pasaría con sus estudios? ¿Asuna sabía de esto?

Su mente estaba hecha un desastre sin contar que ya además estaba emocionalmente agotada por esa semana tan larga que había tenido. Todo estaba saliéndose de control demasiado rápido. Y entonces recordó que esa mañana había visto a su padre en la escuela; estaba casi convencida de que no fue más que su imaginación, ¡pero en verdad era él! ¿Acaso había ido a la escuela para arreglar esto de ya no ir?

Pero si en verdad dejaría de ir a la escuela entonces ya no podría ver a sus amigos todos los días, y mucho menos a Kaoru.

Más desesperanzada que nunca Aiko se dirigió a dormir, con el deseo que todo eso fuese solo un mal sueño.

Sin embargo no fue así. A pesar de las palabras de su padre Aiko se despertó a la misma hora que siempre y se puso su uniforme, esperando que tal vez Kazuto había olvidado lo que le dijo la noche anterior. Pero cuando bajó a desayunar no solo no vio a su madre, pero Kazuto la estaba esperando y la guio de regresó a su habitación.

Miró espantada como Kazuto enlazó una conexión entre una cámara dentro de su salón y su televisor. Podía ver con claridad el pizarrón y los asientos vacíos de sus compañeros. ¿A esto se refería? ¿Tanto quería Kazuto mantener a su hija alejada de Kaoru que encontró una manera de que ella tomara sus clase desde su hogar?

Kazuto continuó explicando cómo es que funcionaba la conexión que le proporcionaba el video en vivo, de cómo terminaría la transmisión cuando terminaran las clases, y de cómo podría enviar sus tareas en línea. Todo el tiempo permaneció congelada, sin saber qué decir al respecto.

"Sé que tomará tiempo acostumbrarte, pero es lo mejor."

Esto no podía estar pasando. Todo ese tiempo Aiko contaba con que Asuna lograría calmar a su padre, pero al ver estos extremos comprendió que ese no sería el caso.

Kazuto se escuchaba aterradoramente seguro de sus palabras, e irradiaba una confianza en sus acciones que parecía ser irreal.

¿Por cuánto tiempo viviría así? ¿Por el resto de la preparatoria? ¿Seguiría así a lo largo de su carrera también? Era como si Kazuto quisiera aislarla por completo del mundo para que se quedara con él solamente, como si no quisiera compartirla con ni una sola persona más.

Le daba miedo. ¿Todo esto porque decidió ser novia de Kaoru? ¿Entonces acaso nunca podría casarse? ¿No podría volverse independiente y salir a cumplir sus sueños? Claro, ella estaría segura con sus padres, ¿pero para siempre? ¿Y a qué precio?

No podía contar con que Asuna eventualmente lo detuviera. Todo ese tiempo que sus padres discutieron ella se abstuvo de decir una sola palabra, temía que pudiera empeorar las cosas, pero no se daba cuenta que al dejar las cosas continuar su curso evitaba que supieran lo que ella quería. Sus sentimientos y deseos también contaban ¿o no? ¿Por qué no habrían de escuchar lo que tenía que decir? ¡Su opinión era igual de importante!

"Aunque la transmisión debe funcionar aún no he contemplado el caso en el que necesites hablar con un profesor, pero por ahora-"

"No."

Kazuto frunció el ceño. "¿Qué?

"¡No!" Gritó Aiko con una mirada desafiante. "¡Papá no voy a dejar que me encierres así! ¿En serio pensaste que estaría de acuerdo con esto? ¡No lo quiero!"

"Es diferente lo que quieres a lo que necesitas, hazme caso." Aunque el tono de voz de Kazuto no se elevaba portaba una expresión seria inquebrantable.

"¿Y qué es lo que necesito?" Aiko preguntó con genuina preocupación. Sus hombros cayeron a sus lados y sus ojos miraron a Kazuto con tristeza, completamente perdida.

Esos ojos. Se sintió débil con sólo ver esos ojos avellana mirándolo con tanto dolor. Durante el progreso de la semana las pocas veces que había visto los hermosos ojos de Asuna que tanto amaba lo miraban con desdén y decepción, pero ahora que tenía a su hija frente a él en vez de odio encontró pura tristeza.

"Necesitas que te cuide." Murmuró sombrío.

"¿De qué? Papá es que no te entiendo…"

¿Cómo se supone que iba a responder? Estaba exhausto. Añoraba por un beso de su esposa, extrañaba ver la sonrisa de su hija, quería ver de nuevo el amor en los ojos de las dos mujeres más preciadas en su vida. Sentía que fue hace una eternidad la última vez que lo pudo sentir.

Sus manos formaron puños que temblaron inseguros. No sabía qué decir. Se cuestionó a sí mismo de nuevo por qué hizo lo que hizo, pero entre la neblina de pensamientos no podía llegar a ninguna conclusión.

"¿Esto no es por Kaoru verdad? Algo más te incitó a hacerlo. ¿Por qué papá? ¿Por qué quieres aislarme así? ¿De quién me quieres mantener alejada?" Continuó preguntando suavemente, esperando poder lograr que su padre fuera honesto.

¿Por qué? ¿Por qué lo hizo? Era verdad que no odiaba Kaoru. Asuna tenía razón, él lo vio crecer desde que nació y sabía que no le haría daño a su hija. ¿Entonces por qué sintió cómo lo invadió la ira el momento que Aiko les dijo que estaban juntos? Recordaba cómo en ese instante sentía rencor, enojo y miedo, y no quería sentirse así.

Preocupada de que Kazuto no decía nada y permanecía con una mirada perdida Aiko dio un par de pasos hacia él y tomó su mano.

"¿Tienes miedo de que te deje a ti y a mamá por alguien más?" Musitó gentilmente.

Un escalofrío recorrió su columna.

Quería que su hija se quedara con él por siempre, no quería que alguien más se la arrebatara, fuera quien fuera. Miró el rostro consternado de su hija y sintió como su corazón se tranquilizó. Con solo ver ese joven rostro que tanto le recordaba a Asuna se sentía débil, ¿y cómo no hacerlo? Ella era su hija, su princesa, su tesoro más preciado. Si fuera por él se quedaría con ella por siempre, pero parte de él sabía que no era posible.

La tierna mirada que tenía sobre ella causó que la chica se ruborizara y evadiera sus ojos grises tímidamente. "Eres mi papá, no voy a dejar de quererte nunca… ni a ti ni a mamá."

Por primera vez en días sonrió. Ella tenía razón, no había manera de que pudiera aislarla de esa manera, ¿qué clase de padre le haría eso a su hija? Fue abrumado repentinamente por la culpa, avergonzado por sus acciones irrazonables.

Con una sonrisa apenada suspiró y abrazó fuertemente a Aiko contra él.

"Lo siento."

Aiko abrió los ojos abochornada, envuelta por completo en los brazos de Kazuto. Esa era la primera vez que escuchaba a su padre hablar tan honesto con el corazón completamente abierto. Fueron solo dos palabras, pero para ella fueron suficientes. Rio aliviada y retornó el gesto, dejándose envolver en la tibieza que provenía del cuerpo de su padre.

Desde el marco de la puerta Asuna sonrió con lágrimas de felicidad formándose en sus ojos. La escena frente a ella era increíblemente conmovedora, y no se atrevía a interrumpirla. Estaba feliz de que al fin todo se pudiera resolver, y más le alegraba ver a Kazuto de regreso a sus sentidos. El pelinegro sintió la presencia de su esposa, y sin soltar a su hija le sonrió arrepentido.

Era cierto que Asuna tenía un lugar especial en el corazón de Kazuto, y era de esperarse que ella tuviera el poder para calmarlo cuando fuera necesario. Pero de esa misma forma, aunque no lo supiera, si Asuna podía hacerlo entonces Aiko también podía.

Ya no tenía nada que temer, su mayor temor ahora no era más que un sentimiento absurdo. Sabía que su hija estaba en buenas manos, que Kaoru cuidaría de ella, además de que al final no la perdería sino que él también permanecería a su lado para apoyarla en lo que sea que necesitara.


Notas

Vaya ya me tardé xD Mientras escribía esto me di cuenta que quizás debí dividirlo en 3 capítulos y no 2 pero oh bueno ni modo. Pude terminar esto antes de la KiriAsu week y eso es todo lo que importa :D

Pues qué les digo, este twoshot estaba más centrado en la relación entre Aiko y Kazuto que en la de Aiko y Kaoru, asi que me gustó la idea de terminarlo en un momento tierno entre los dos. Pero vaya admito que Kazuto si puede llegar a ciertos extremos cuando se pone sobreprotector xD

Por cierto al final Kazuto se fue a disculpar con Rika y Ryoutarou, y ahora todos son felices :P

Espero lo hayan disfrutado!