Castillo de Luz

El mayor progreso de la semana fue descubrir que podía usar los pies.

Aclarando una oración que de otra forma podría sonar estúpida (e incluso sucia, para ciertas mentes), me refiero a que descubrí que mi estilo de combate con la cimitarra estaría más completo si tiraba una que otra patada en medio o al final. Desde nuestro encuentro con Ángel dos semanas antes, había estado entrenando muchísimo con Jill y Air. Pero no ejercitábamos nuestros Persona, sino que nos centrábamos en combatir sin ellos, así que mis tardes se habían convertido en peleas a puño limpio con Jill y Air, usando armas de práctica de vez en cuando, y la ocasional salida al café con Hana, Jill y Air. Matt, Chris y Zach, mientras tanto, entrenaban un poco con Trevor. Explicaré un poco más sobre cómo pelean nuestros nuevos aliados.

Tan pronto como nuestros tres nuevos reclutas despertaron, los habíamos llevado, Matt incluído, a conseguir armas de parte de Lucre. Bueno, llevamos a Matt, Chris y Jill, puesto que Zach insistía en que podía usar sus armas propias, siendo que era policía. Jill sabía un poco de esgrima, por lo que Lucre le entregó un estoque llamado "Lady Vivamus", un arma realmente versátil usada por espadachines que lucharon por la libertad y la justicia. Incluso tenía inscrita la frase "mientras vivamos, déjennos vivir". Me reí de su reacción. ¿Había sido yo así cuando me hablaron de la Cimitarra Mercurial?

Chris, por su parte, recibió un hacha de batalla. Ya saben, de esas con hoja ancha y que se sostienen con ambas manos. Lucre dijo que se llamaba Parashu, y era un hacha hindú que una encarnación de Shiva usó para destruir a todos los tiranos de su antigua sociedad. Un asesino de reyes, básicamente. A Chris parecía gustarle más la descripción que a Jill

Finalmente, a Matt le dio una lanza de filo azulado y mango negro, llamada "Colmillo de la Escarcha". Lucre contó una historia vieja, sobre héroes y una bruja, sobre la batalla en un puente y el destierro de la bruja. Tras la derrota, sólo había quedado un pedazo de los cuernos de hielo de la bruja, y el líder de los héroes había hecho un arma con él para conmemorar su victoria. Matt aceptó el regalo con la misma solemnidad que Trevor cuando recibió la Hidra Voraz.

Tras eso, continuamos con el tema de Matt. Era algo desalentador que no pudiese detectar a su Persona, pero su insistencia con ayudarnos lo puso a cargo de la investigación sobre Gina Zeltenni. La semana durante la cual se dedicó a investigar dio como resultado un pequeño historial sobre Zeltenni, empezando por el hecho de que tenía una página de Wikipedia con su nombre y todo. Al parecer era una investigadora reconocida, con muchos artículos científicos detrás de ella y un trabajo en un importante laboratorio de Gaia Corp, una multinacional con base aquí en Estados Unidos. Nunca estuve muy segura de qué hacían en Gaia, Marissa me decía que se encargaban de productos farmacéuticos y avances médicos, pero eso no explica muy bien por qué armarían un experimento social.

Supongo que debo especificar para los que no sepan de New Leaves: mi escuela es en realidad un experimento social. Gaia Corp, por alguna razón que desconozco, financió un experimento con varias otras escuelas en Estados Unidos (aunque en otras ciudades), empleando técnicas educativas y disciplinarias de varios sistemas. Por lo que puedo recordar, están St. Joseph en Columbus con un sistema sudamericano (creo que de Brasil o Argentina), Divine River en Tallahassee con un sistema alemán, y Multon en Little Rock con un sistema francés. Seguro hay más, pero no importan ahora. En fin, Gaia Corp le pagó incentivo a varias familias para que fueran a estudiar en sus escuelas, es más, siguen pagando por mes a ciertas familias con dificultades… como la mía. ¿Por qué creen sino que estaría estudiando allí? Apuesto a que Trevor estaba por la misma razón. Hana seguro fue inscrita por alguna clase de tradición de sus padres, pero no le pregunté al respecto así que no haré afirmaciones.

Bueno, volviendo al tema, Matt estuvo recopilando toda la información posible sobre Zeltenni, sin conformarse con su página de información, revisando artículos periodísticos de incluso diez años de antigüedad. ¿Cuánto tiempo llevaba trabajando esa mujer? Su investigación siempre se basaba en la evolución humana, adaptación y esas cosas, pero su trabajo actual en Gaia Corp permanecía como un misterio. No tenía mucha vida privada revelada por ahí, sólo nos enteramos de que estaba divorciada y tenía un hijo por su matrimonio anterior, pero ya no lo veía; no era nada que nos sirviera.

Es más, Zeltenni parecía una mujer completamente normal. ¿Qué razones tendría para querer traer la Adversidad?

Sentada en la puerta de mi casa, preguntándome de qué otra forma podría conseguir información, noté que el aire comenzaba a tornarse algo pesado. ¿Calor? No, era presión. Algo estaba causando un monto enorme de presión en el área. Me puse de pie, tomé la Cimitarra Mercurial (ya me había acostumbrado a tenerla conmigo en cualquier momento) e intenté ver si Kartikeya presentía algo con su poder. Pero no, no había nada. Kartikeya parecía sólo sentir el peligro si me afectaba directamente a mí, así que hice lo que cualquier persona sensata haría.

Corrí hacia el lugar de donde me parecía que venía la presión. Casi caminaba a ciegas, pero podía sentir bien si la presión aumentaba o disminuía, así que era más bien prueba y error. Finalmente, llegaba a ver algunos destellos en la distancia. Llamé a Esfinge y le ordené volar hacia el sitio mientras me subía a ella. Sí, aparte de perder mi miedo a invocar a mi Persona secundario, descubrí las maravillas de usar a tu Persona como medio de transporte. Al sobrevolar el área donde sucedía la pelea, pude observar que eran un caballero de armadura blanca y una soldado de cabello anaranjado luchando entre sí. Me quedé un rato sobrevolando para observar la pelea, y parecía bastante unilateral. El caballero atacaba con una espada curva, bastante oxidada, y la soldado tiraba patadas reforzadas con espinilleras para intentar bloquear los golpes. Remarco el "intentar", puesto que cada golpe de la mujer sacaba chispas que atravesaban la defensa de la soldado. Y no me refiero a chispas de ignición, me refiero a chispas eléctricas de verdad. No estaba realmente segura de qué estaba pasando, así que elegí no interferir en la pelea. No iba a arriesgarme a salvar a un enemigo o atacar a un potencial aliado. Me mantuve en espera, medio oculta (tan oculta como podía estar montando una esfinge) y esperé a ver cómo la pelea se desarrollaba.

"Ziodyne!" graznó el caballero, con una voz amarga y femenina.

La soldado intentó invocar a su Persona para cubrirse del golpe, pero el disparo pasó a través del Persona, haciéndolo pedazos y dándole de lleno a la mujer. A penas pude distinguir el Persona de la soldado. Al levantarse, pude ver que quería huír. La soldado me miró, percatándose al fin de mi presencia, y la caballero hizo lo mismo. Alcancé a ver una sonrisa lobuna en su rostro al tiempo que se lanzaba contra mí, dando una patada envuelta en fuego tan poderosa que derribó a Esfinge. Escuché a la caballero gritar algo como "¡No!", aunque estaba muy ocupada tratando de no romperme la cabeza contra el suelo como para preocuparme por eso. Por suerte, todo ese entrenamiento de combate me hizo lo suficientemente diestra para aterrizar sin dañarme. Volví a tomar mi cimitarra e invoqué a Kartikeya para bloquear la siguiente patada de mi agresora. La soldado iba a atacarme de nuevo, pero la caballero la apartó violentamente con un sablazo cargado de electricidad. Parece que fue suficiente para causarle daño importante, porque lanzó una granada de flash y se marchó. La caballero eligió no perseguirla, y en su lugar, me preguntó cómo me encontraba.

"Creo que bien…" respondí. "No sentí demasiado el golpe de antes. Supongo que un Persona secundario no me hace sufrir tanto."

"Menos mal…" suspiró, y por una fracción de segundo pareció llevarse la mano a la costilla derecha. "Tienes que alejarte de esa persona."

"¿Por qué?" ya me esperaba la respuesta, pero quería confirmar.

"Porque está buscando matarte. Con tu poder actual, no lo habría logrado, pero te habría dejado algunas heridas serias."

"¿Cómo sabes eso? ¿Por qué me ayudaste?" se estaba poniendo muy extraño.

"Soy Albion. Mi armadura me deja sentir el poder de la gente, por eso sé que esa pelea habría sido difícil para ti" informó. "Y sólo quiero que estés a salvo. Nuevo Amanecer debe sobrevivir."

Otra vez con eso. ¿En qué clase de lío me había metido para tener asesinos tras de mí?

"¿La envió Ramiel? ¿O trabaja para la misma persona del sujeto de la ballesta?"

"Con el de la ballesta. Ambos son subordinados de Zeltenni."

"¿¡Zeltenni!? ¿Ya me tiene en la mira? Esto es malo…"

Y pensar que una mujer tan común tendría asesinos, y ya había intentado atacarme dos veces.

"Se ve que sabías que iba a atacarme…"

"He estado siguiendo los movimientos de ambos equipos. Pero hasta que Zeltenni no se mueva de verdad, no podré hacer mucho tampoco. No es alguien que toma riesgos, después de todo."

"Sabes mucho de todo esto, Albion."

"Podría decirse que llevo mucho en el negocio… suficiente para adelantarme a varios sucesos" pareció mirar a un costado, pero volvió a centrarse en mí. "Orianna, esto fue sólo el comienzo. Tus tres enemigos ahora mismo son Gersham, David y Mei. Gersham es el hombre de la ballesta. Mei es la mujer a la que acabo de alejar. Y David es un hombre rubio con un glaive. Todos llevan la misma ropa, nunca los he visto cambiarla. Y no esperes que la policía o alguien más que tu grupo te ayude… No sólo serían inútiles en una pelea normal, sino que Zeltenni tiene arreglos con muchos de ellos."

"Eso es… mucha información. Te agradezco de verdad."

No sabía aún si podía confiar del todo en Albion, pero preferí confiar en la persona que me salvó el trasero. Después de todo, con el poder que mostró, podría haberme matado ahí mismo si quería.

"Ahora debo irme. Tengo más asuntos para atender. Cuídate mucho."

"Eso haré. Adiós, Albion."

La mujer tocó su espada, y su capa se transformó en un par de alas. Con esa impresionante muestra de poder, se marchó del sitio. Yo seguía confundida por los recientes hechos, pero alcancé a recuperar suficiente de mi sentido común para marcar el número de Trevor y explicarle un poco a la situación. Como supuse, inmediatamente llamó a todos para que nos reuniéramos en la base de operaciones.

Mientras Hana me mostraba las semillas que había plantado en nuestro lugar de almuerzo usual, Trevor intentaba ver cómo nos acomodaríamos todos en esa mesa. Claro, antes éramos sólo Trevor, Hana, Air y yo; pero ahora también se habían unido Matt, Chris, Jill y Zach. Al final, Trevor prometió conseguir una mesa y sillas extras para ubicar a todos, y terminamos sólo sentándonos por ahí mientras explicábamos los sucesos recientes.

Fue un poco complicado para todos el aceptar que, tras unirse a Nuevo Amanecer, habían ganado varios enemigos. También fue complicado para ellos asumir que no tendríamos ayuda de nadie más que nosotros mismos. Todos acordamos reforzar el entrenamiento, tanto físico como con nuestros Persona. Decidimos también extender un poco nuestras operaciones. Debíamos reclutar nuevos miembros. Buscar a más usuarios de Persona y al menos tenerlos registrados para saber quiénes más estaban, en palabras de Air, "participando en el juego".

Tan sólo tres días después, nuestra primera gran misión se presentó. Como con cualquier gran aventura, empezó siendo un día como cualquier otro. Claro, hasta que hicieron sonar las campanas como alarma en la escuela, ordenando que todos nos retiráramos lo más pronto posible. Por supuesto, nosotros los usuarios logramos quedarnos un poco a ver qué sucedía, pero aún así tuvimos que salir de la escuela para verlo.

Un enorme castillo flotante había aparecido sobre New Leaves.

Nadie sabía de dónde había salido. Nadie lo había visto venir. De un momento a otro, un castillo gigante se había materializado encima de nuestra escuela. Nos ordenaron ir a casa, pero nosotros los usuarios Persona decidimos que era hora de ponernos en acción. Lo cual, al menos por mi parte, era un poco de agradecer. No habíamos tenido ninguna batalla emocionante en mucho tiempo. Sé que no era muy correcto emocionarme con eso, pero bueno, qué se le va a hacer.

Reunimos a todo el grupo y nos decidimos a investigar ese castillo. En ese momento recordé las palabras de Ángel, y cómo los arcángeles también estaban involucrados en la Adversidad. Dada la apariencia angelical de ese castillo, les dije a todos que se prepararan para luchar. Pero había un solo problema: Matt. Él no tenía un Persona, y al no contar con las mejoras físicas que conllevaba despertar tu Persona, no era lo suficientemente fuerte como para valerse en combate contra los demonios. Pensé que debía convencer a Trevor de no dejarlo ir con nosotros, de que se quedara atrás, pero él aún confiaba en que Matt despertaría a su Persona tarde o temprano, por lo que sería inútil convencerlo.

Avanzamos primero hacia la terraza, y recordé que poco más de un mes atrás, había recorrido esos mismos pasillos, muerta de miedo por dentro pero llena de determinación, armada con un cuchillo para enfrentar a lo que sea que estuviese esperando en el tejado. Y ahora, armada con una cimitarra y con todos mis compañeros conmigo, estaba completamente preparada para enfrentar a lo que sea que pudiese encontrarme allí arriba. O eso creí.

Pero Ramiel quería demostrarme cuánto me equivocaba.

No recuerdo muy bien los eventos entre llegar a la terraza y terminar en un balcón del castillo. Recuerdo ver una figura a lo lejos, luego un destello blanco, y luego desperté ya dentro del castillo, sola. Afortunadamente tenía mi arma conmigo, por lo que no estaba tan asustada como podría haber estado. Decidí que sería tan buen momento como cualquiera para comenzar a moverme, y puesto que no veía el suelo desde el balcón, asumí que estaba demasiado arriba como para tratar de contactar con mis amigos. De cualquier forma, ya había entrado en el castillo, por lo que mi mejor curso de acción era explorarlo. Ese piso en particular estaba extrañamente vacío. Pasé cerca de veinte minutos abriendo puertas al azar y arrastrando mi cimitarra por los suelos alfombrados para marcar dónde había pasado, y no menos de tres veces, volví a toparme con mis propias marcas. Traté de concentrarme un poco y pensar una forma de ubicarme, pero tras cinco minutos de fallar en dibujar un mapa mental, me rendí y continué caminando en línea recta tanto como pude. Una puerta de metal, diferente a las demás apareció al final del largo pasillo. Dejó salir un fuerte quejido cuando la empujé para abrirla, y una luz asaltó mis retinas tras hacerlo. Parecía un campo abierto, similar a un jardín. De repente, Kartikeya me obligó a saltar hacia atrás para evitar tres virotes de ballesta que se clavaron en el suelo. Preparé mi cimitarra y busqué a mi objetivo, pero no podía ver nada.

"Ah, vaya, vaya, perdón. No andas vestida como los otros, te confundí."

De entre las plantas apareció un hombre adulto, bien vestido, con un sombrero negro y una ballesta muy curiosa, seguramente triple, por su tamaño. ¿Cómo es que no lo había visto? El hombre se acercó a mí, me miró de arriba a abajo y extendió la mano. Se la estreché, notando las ojeras en su rostro y su brazo izquierdo expuesto, y miré a mi alrededor brevemente, preguntándome si "los otros" se refería a los tres vasallos de Zeltenni.

"Soy Thomas Reil. Llámame Reil."

"Me llamo Orianna, Orianna McKenzie. ¿Sabes dónde estamos, Reil?"

"¿En un castillo? Realmente no le di mucho pensamiento cuando entré. Vi que apareció de la nada y supuse que lo mejor sería investigar."

"...¿Hace cuánto apareció el castillo?"

"Unas… ¿dos horas?"

"¿¡Llevo hora y media inconsciente!?"

"Eh, calma, calma. ¿Cómo que inconsciente?"

"Estudio aquí en New Leaves. Cuando apareció el castillo, mis amigos y yo subimos a la terraza, vimos una figura y una luz… y luego desperté en un balcón de este piso."

"Ya veo, ya veo… Mi compañero y yo entramos, pero nos separamos un par de pisos abajo. Estamos ahora en el séptimo piso del castillo."

"Esto es malo… tengo que buscar a mis amigos."

"Eh, yo igual tengo que buscar a mi compañero. Después de todo no hay mucho en este piso, está todo vacío."

"Reil… sabes usar un Persona, ¿no?"

"Sep, tengo a mi fiel Tishtoriya conmigo. También a la tierna Nekomata."

"Entiendo… mis Persona son Kartikeya y Esfinge."

"Oh, así que fuiste tú."

"...¿Yo fui qué?"

"La que derrotó a Esfinge. Ella y sus arpías me estaban causando unos cuantos problemas, así que iba ocuparme yo mismo, pero alguien se la cargó antes de eso."

"...Reil, ¿desde hace cuánto tienes a tu Persona?"

"Eeh… dos meses, me parece. Por el mismo tiempo que mi compañero despertó el suyo."

"¿Y quién es tu compañero? ¿También tuvieron sueños del enmascarado ustedes dos?"

"Sí, también soñamos con él… pero no sé nada más al respecto. Mi compañero es un tipo llamado Tyler, seguro nos lo encontraremos."

Reaccioné de repente por Kartikeya y me puse frente a Reil, bloqueando un relámpago con mi cimitarra. Mi nuevo aliado inmediatamente empuñó su ballesta, buscando a nuestro enemigo. Desvié un nuevo disparo, pero seguía sin ver de dónde venían. ¿Por qué me costaba tanto encontrar a alguien en un simple jardín?

"Eres buena. Ojalá estuviese Tyler, él puede sentir a los enemigos."

"Dos de mis amigas tienen ese poder también… Ojalá estuviesen aquí."

"Bueno, tendremos que arreglarnos con lo que tenemos… Voy a forzar a este bastardo a salir."

Reil levantó su brazo y se rodeó del aura azulada, haciendo aparecer el número nueve sobre su antebrazo expuesto.

"¡Malaques!"

El Persona que atendió a su llamado fue nada más ni nada menos que el mismo que aplastó a todos los goblin el día que fuimos al Velvet Room. Incluso usó el mismo ataque, esa lluvia torrencial que cubrió todo el jardín, forzándome a invocar a Esfinge para bloquear el ataque. Por suerte, no sólo no recibí mucho daño, sino que el ataque reveló una figura invisible en el aire. Viendo que ya encontramos su posición, el agresor se hizo visible, mostrándose como un ángel con ropas negras y una guadaña. ¿Una especie de parca angelical? Su cabeza no era una calavera, y tenía esa belleza que tienen todos los ángeles, así que no era exactamente una "parca".

"¡Identifícate!" gritó Reil, señalándolo.

"Soy Sariel, uno de los doce Arcángeles" afirmó con voz solemne.

Mierda. Más arcángeles tratando de aniquilarme. Por lo menos, como pude comprobar, usaba la misma clase de ataques eléctricos que Kartikeya, por lo que tenía una ligera ventaja para resistir sus ataques, según Air. Aunque eso significaba que él seguro resistiría los míos también. Bueno, Kartikeya tampoco era una maga ejemplar, después de todo, así que no iba a hacer mucho daño tirando descargas por ahí. Los golpes de alabarda, por otro lado…

"¡Kartikeya!" comandé a mi ángel para empalar a mi oponente con su alabarda, y tuve un poco de éxito, pero Sariel se resistía.

"¡Nekomata!" Reil cambió de Persona, llamando a una mujer gato para apuñalar a Sariel por la espalda con sus garras.

Con el peso de nuestros Persona sobre él, Sariel cayó al suelo, donde Kartikeya lo azotó varias veces con el filo de su arma. No obstante, tras algunos golpes, Sariel la detuvo con la mano y la levantó en el aire, estampándola contra el suelo. Sobra decir que sentí ese golpe en toda mi espalda.

"¡Agilao!" Reil se apresuró a atacar de nuevo, haciendo que Nekomata invoque una llamarada potente y concentrada sobre nuestro enemigo.

Pero de nuevo, no sirvió. Me pregunté brevemente si sólo se había dejado golpear antes, o si el elemento sorpresa había servido tanto. Tuve que preguntármelo por muy poco tiempo ya que Kartikeya volvió a advertirme, haciendo que me agachara para evitar la trayectoria de la guadaña de Sariel, que volvía a sus manos. Una vez la recuperó, golpeó el suelo e hizo aparecer una lluvia de relámpagos en todo el cuarto, forzándome a usar a Kartikeya de escudo para proteger también a Reil de los ataques. Realmente había sentido peores, pero seguía siendo un golpe importante para mí el recibir tantas descargas a la vez. Quise meter un poco más de poder puro, así que cambié para tener a Esfinge y la hice saltar sobre Sariel para mutilarlo, imitando el ataque que había intentado contra Siegfried durante nuestro encuentro. Claro, esperando que terminara mejor. Esfinge no pesaba tanto como yo pensaba, por lo que Sariel se la quitó de encima con relativa facilidad.

Y justo a tiempo, porque Tishtoriya estaba esperando desde arriba para lanzar una cuchilla de agua hacia Sariel. Como se había sacudido a Esfinge, no había nadie más que él que recibiera el golpe.

"¿¡Estás loco!? ¡Podrías haberme dado a mí!"

"Confiaba en que lo esquivarías con tu habilidad."

"¡Sólo puedo evitar lo que viene hacia mí, no hacia mi Persona!"

"Bueno, resultó al final… ¿Algún otro plan?"

Sariel volvía a levantarse. ¿Acaso esa cosa no se moría nunca?

"Ustedes los humanos siempre insisten en enfrentar la Adversidad. Desde el inicio de los tiempos, no se han rendido en evitar la caída de su ya decadente sociedad… La primera Era de Hielo no vino sin inconvenientes, tampoco. Lucharon con uñas y dientes… ayudados por Él hasta el final. Pero la historia se repite en este ciclo, y sus vidas también llegarán al final. Soy el ángel de la muerte, y a mis espaldas cargo el fin de este ciclo…"

Sariel extendió sus alas y juntó las manos, formando varios círculos de luz a su alrededor.

"Su valor no será olvidado, pero sus esfuerzos serán en vano. La Adversidad ya fue puesta en marcha, y no puede detenerse. Una vez más… Los Arcángeles limpiaremos este mundo. Sean parte de la primera purga…"

El arcángel nos miró fijamente, y en sus ojos se dibujó otro círculo. Invoqué a Esfinge, puesto que, sea lo que sea que Sariel fuese a invocar, iba a ser un ataque de luz, y Air me había informado que Esfinge era resistente contra ellos. Pero cuando me preparaba para el inevitable ataque devastador, escuché una voz masculina a lo lejos.

"¡Meteoric Punch!"

Acompañando la voz, algo (o más bien, alguien) se disparó contra Sariel, golpeándolo de lleno por la espalda y haciendo volar rocas por todas partes con su impacto. Sea quien fuere, parecía que le había dado un puñetazo e interrumpido su ataque. Podría haber preguntado quién era ese o algo similar, pero una vez más, no estaba por cuestionar a quien me salvaba el trasero. Observé a nuestro salvador: era un hombre bien vestido, con una camisa púrpura y pelo marrón con un mechón rojo. Se sacudió algo de tierra de la mano y le sonrió a Reil.

"¡Al fin te encuentro! Se ve que estabas teniendo algunos problemas, ¿eh?"

"Ya te ibas tardando, Tyler."

"Las escaleras son difíciles de encontrar. Ahora, terminemos con esto."

Al tiempo que Tyler dijo eso, Sariel se volvió a levantar. Los tres nos preparamos de nuevo para el combate, con Tyler preparando una postura para luchar a puño limpio. ¿Habíamos ganado ventaja? ¿O sólo prolongábamos algo que era inevitable?

Me aferré a la esperanza de que fuese lo primero y cargué contra Sariel, empuñando mi cimitarra.