Traducida por AlePattz
La declaración obligada :P Los personajes pertenecen a Sthepanie Meyer y la historia es de FoxxyJ, yo solo soy la traductora.
Muchas gracias a mi amiga y gran Beta Erica Castelo por seguir conmigo.
Capítulo 4
.
~R.E.~
Bella llega a casa después del anochecer y por cómo se ve, está mentalmente agotada. Divisa el libro de cocina y suelta un chillido. Estoy sentado en la oscuridad de la terraza viéndola a través de los enormes ventanales. Fui al deli y compré su antipasto favorito para untar, el que está ahora servido sobre la mesa junto a mí con rebanadas de fresco pan de masa agria de olivas negras y romero. Me abstuve de abrir el vino tinto porque mañana tiene que presentar el primero de seis exámenes prácticos. La quiero concentrada.
Es difícil quedarme aquí viéndola leer la nota. Cautivada ni siquiera se acerca a la descripción de la expresión en su rostro. Y estoy impactado de ver que, sorprendentemente, se está sonrojando. Cuando enciendo un cerrillo para encender las velas sobre la mesa, Bella me ve por fin. Su mano se va a la cadera a medida que sale a zancadas para quedar a meros centímetros de mí. Es lo más cerca que hemos estados desde nuestra conversación.
"¿A dónde vamos a ir?" Sonríe radiante.
"Vas a tener que esperar para ver."
Me da un manotazo en el pecho. "Dime."
Meto una oliva rellena y una rebanada de prosciutto en mi boca y sonrío. "No."
Da un pisotón con su pie, pero abre su boca cuando le ofrezco el mismo bocado. Sus dedos envuelven mis dedos, y los chupa por un poco más de tiempo del necesario. Sacándolos de su boca, lamo lentamente donde su boca acaba de estar, murmurando para mí mismo. Ella bufa. La tengo exactamente donde la quiero, así que me concentro en la comida, pretendiendo que no me afecta. Estoy tan duro que podría cortar vidrio, pero por esta vez voy a jugar su juego. Toma asiento frente a mí, sus ojos nunca dejan mi rostro, y comienza a comer. No hablamos durante toda la comida, pero esa sexy diablura ha regresado a sus ojos, y mi sonrisa podría iluminar este universo y el siguiente.
El martes, comienzo mi día con el ritual de ducha fría que tenía antes de mi cumpleaños. La forma en que me miraba anoche durante la cena torturó mis sueños. Estaba hambrienta y cachonda, y sé exactamente cómo se sentía. Entrando a la cocina…
¡Joder!
¡No!
Estoy muerto.
Bella está inclinada hacia el horno, deslizando un joder-ni-siquiera-me-importa-qué en una repisa, y está desnuda. Completamente. Desnuda. Bueno, con excepción de su pequeñísimo delantal cubriendo sus tetas y terminando justo debajo de su tierra prometida.
Mierda.
"Buenos días," canturrea, irguiéndose pero sin darse la vuelta todavía. Ahora estoy de frente a su pequeño trasero perfecto y respingón. Estoy seguro que los nudos rojos de los cordones de su delantal le hacen cosquillas en su desnudez. Cuando se da la vuelta lentamente, sus ojos se posan en mi erección, y ni siquiera me puedo mover para tratar de ocultarla. Una semana sin ella en mi cama, y no soy nada. He sido pulverizado. ¿Cómo llegué a pensar que podría competir con esta pequeña descarada y ganar?
"Siéntate y te serviré," ronronea.
Paso saliva. Y obedezco.
¡Sí, Ama!
No puedo funcionar. Miro a través de la cocina y trago. No tengo hambre de comida, sino de la chica—todo lo que ella es. De nuevo, los recuerdos de ella debajo de mí asaltan mis sentidos… sé cómo sabe, cómo huele, cómo se siente, cómo suena. Es mucho más que deseo. La necesito. Solo una caricia. Viene a la mesa con un plato de croquetas de papa caseras y mi omelet favorito. Subo un dedo por la parte de atrás de su rodilla, pero antes de siquiera acercarme a mi destino, la espátula de metal da un chasquido al golpear mis nudillos.
"¡Ayy!" Chupo mi dígito herido para aliviar el ardor.
"No tocar. Sin detalles de la cita, no hay miel de esta abejita."
Cristo todopoderoso.
La mujer lo dice absolutamente en serio. "Pero mi nivel de azúcar está peligrosamente bajo." Me inclino hacia su espacio personal y quedo muy cerca de su seno apenas protegido de mi lengua por el delantal. "Necesito tu miel." Le doy mis mejores ojos de cachorro.
Intenta tragarse la sonrisa que empieza a formarse, y finalmente se fuerza a fruncir el ceño entre sus delicadas cejas. "Bueno, ponte unos jeans y llévame al café a la vuelta de la esquina. Entonces te voy a sumergir en miel cuando lleguemos a casa."
Bella me quiere ahora. No quiere esperar una semana para regresar a mi cama. ¿Cuándo me volví tan afortunado?
"Nop." Fue necesaria cada pizca de mi fuerza el concentrarme en la comida frente a mí, y no en la exquisita y gloriosa chica desnuda a mi lado. Suelta un resoplido. Tomo mi tenedor y me recuerdo no sonreír. Ni un indicio de debilidad en torno a este felino predador.
Bella camina hacia atrás lentamente alejándose de mí. Llega a la isla y se sube de un salto a la encimera en el lugar exacto en que la probé por primera vez. No puedo evitar seguir esas cremosas piernas blancas todo el camino hacia arriba. Las cruza en lo que parece cámara lenta en un estilo muy a la Sharon Stone.
Mantente fuerte, Cullen.
¡No te muevas!
Le entrecierro mis ojos por un segundo antes de quitarme las gafas despacio. Su tentación se disuelve en un resplandor borroso de chica. Echa su cabeza hacia atrás y se ríe. "Que comience el juego, E. Que comience el juego."
"No sé de qué está hablando, señorita B," le digo, volviendo a mi omelet con unas ganas que no he sentido bombear por mis venas en años. "Y espero que uses algo más que eso para tu examen."
El miércoles, el examen práctico de Bella es temprano. Llego antes que ella a la cocina y tengo dos tazones de cereal, yogurt griego con miel, y fruta fresca esperando cuando se encuentra conmigo. No voy a permitir que me provoque por segundo día consecutivo. ¡Sí, claro! Por un breve momento, me regala mi sonrisa favorita, antes de que darme su mirada de odio y empezar a hacer cosas categoría X con la cuchara, el yogurt y algo de melón. Sostengo el periódico matutino protegiéndome totalmente de su espectáculo. Su respuesta es un "tramposo" entre dientes.
Ese día por la tarde, cuento los minutos de mi entrenamiento. Ella arrastra su mochila por el pasillo y se para en seco. Estoy en el suelo, con el pecho desnudo y sudando profusamente—está escurriendo por mis sienes y cuello—haciendo abdominales. Las he estado haciendo por los últimos diez minutos, y mis abdominales están tensos e hinchados. Cuando miro, está de pie con su boca abierta—inmóvil. Le guiño un ojo. Su linda boca se cierra de golpe, pero no puedo dejarla ir tan fácilmente.
"¿Cómo te va?" Digo con un jadeo, Dándome la vuelta para hacer mis lagartijas. Casi puedo sentir sus ojos quemando por mi espalda.
"Bien. ¿A dónde vamos a ir el sábado en la noche?"
"Ultra secreto. Necesito tu ayuda."
"¿Oh?"
Me levanto y agarro mi toalla, haciendo un espectáculo de secarme concienzudamente. Sus ojos siguen mis manos, y lame sus labios. "Necesito tu ayuda para tensar"—arrojo la toalla sobre mi cuello, sujetando cada punta—"mi ingle." Sus ojos se amplían por el más breve de los segundos. "Necesito prepararme para el sábado." Le guiño un ojo de nuevo y la veo marcharse a la cocina, sacudiendo su cabeza y murmurando sobre músculos que le gustaría tensar.
Dos puntos, Cullen.
El jueves por la noche, Bella está más que exhausta. Tiene su último examen de habilidades culinarias mañana al mediodía. No puedo tentarla cuando está tan cansada. No sería muy caballeroso de mi parte. Agarro su mano y la llevo a la terraza.
"No vas a cocinar así que ni lo pienses."
"Pero, no estoy haciendo mi parte. Nuestro trato." Descansa su cabeza en su mano para sostenerla.
"Olvídalo. Voy a hacerme cargo de ti." Quiere protestar pero insisto. "Solo voy a presionar botones en el microondas para calentar tu comida. Siéntate. Relájate. Cuéntame de tu día."
Momentos más tarde, pongo un tazón de humeante curry verde bajo su nariz. También sirvo una pequeña copa de vino blanco. Gime después del primer sorbo. "Oh, Dios, necesitaba un trago. ¡Qué semana!" Me hace reír con una imitación de Vicki prendiendo fuego a su strudel de manzana. Ni Bella ni yo podemos entender cómo su strudel llegó a estar tan cerca del fuego, pero al parecer, esa es la genialidad de Victoria. Bella bosteza y se estira, dejando al descubierto una pizca de carne blanca. Abro mis brazos, y está en mi regazo y acurrucada contra mi pecho un instante después.
La he extrañado tanto. Beso su frente, y nos sentamos bajo las estrellas hasta que se queda dormida en mis brazos. Una hora más tarde, todavía estoy sentado con ella en mi regazo. Tengo que llevarla a su cama, pero solo quiero sentir su suave aliento contra mi cuello por un minuto más… que sean dos.
La mayor parte del viernes es improductivo. Salgo temprano de la casa y hago varias tareas importantes, pero después de eso soy un completamente inútil. Ni un solo correo de trabajo recibió respuesta o siquiera se abrió. Todo en lo que puedo pensar es en ella esclavizada a la cocina y rogando que Victoria se mantenga fuera de su camino. Le suplico al universo que le conceda ese premio. Me paseo por la cocina, luego por la terraza, y termino yendo a correr una gran distancia. Reviso mi teléfono religiosamente.
Para las seis de la tarde, estoy en la mesa de la cocina, mirando fijamente mi teléfono.
¡Lo hice! El premio es mío. Ven ayudarme a celebrar a Dooley's.
Nop. Nuestra noche de cita es mañana. Esperaré hasta entonces.
Ruego que no esté molesta. El que no responda hace que mi presión arterial se eleve. Me visto y me siento en mi sala que rara vez se usa, con el teléfono en mi rodilla. La imagino relajada y divirtiéndose con sus amigos. A las siete, su mensaje detiene mi corazón.
¡Muchaaaas Margariiitaas! Hombre nodeja tocar mis tetes.
Salgo por la puerta y corro las seis cuadras sin siquiera responder. No puedo desperdiciar un minuto para llegar a ella. Dooley's está lleno de estudiantes celebrando su libertad. Me abro camino más allá del portero, recorriendo la muchedumbre en busca de morenos rizos sueltos. Justo a un lado de la pista de baile. Bella está de pie de cara a la puerta. Me está esperando—y se ve completa y totalmente sobria. Ningún toca tetas a la vista.
Seductora descarada.
Disminuyo mi paso agitado y la miro a través de la multitud. Muerde su labio para tratar de contener su sonrisa. Sacudiendo mi cabeza despacio, me detengo a ocho centímetros de ella.
"Juego, set y partido—para mí." Sonreí con suficiencia.
"¿Quién es la tramposita, ahora?"
"Solo quisiera haber pensado antes en sacar a relucir tu cavernícola interior. Me siento tan estúpida de no haber pensado en ello. El mensaje fue idea de Rosalie." Está observando mi rostro. "¿No estás enojado?"
"Aliviado. Estaba preocupado de que el tipo de las tetas fuera algún atleta en forma que patearía mi trasero geriátrico." Se ríe, toma mi mano y me acerca a su mesa.
Bella hace las presentaciones, pero ni siquiera escucho sus nombres. Estoy observando sus rostros en busca del más leve indicio de desaprobación. Todos son educados y asienten o dicen hola ondeando su mano, salvo el tipo de cabello rubio oscuro. Él sacude su cabeza, y sin ser paranoico, sé lo que está pensando. Nuestros ojos se encuentran, y los entrecierra. Ninguno de los dos va a terminar el concurso de miradas. Sin decir una palabra, sé que piensa que no soy lo suficientemente bueno.
La mejor amiga de Bella me distrae. Rosalie no puede dejar de sonreír y se levanta para estrechar mi mano. "Al fin, el escurridizo arquitecto que tiene a mi chica toda trastornada."
"Es un placer conocerte, Rosalie."
"Oh no, el placer es todo mío." Sonríe y se acerca a Bella para susurrar en su oído, pero de esos susurros sin control de volumen después de muchas bebidas. "No estabas equivocada en lo de ardiente." Y procede a chocar las manos con mi chica.
Me dirijo al bar y compro una ronda de bebidas. Una mirada de desaprobación de ocho es bastante para mí. Supongo que alcohol gratis debe ayudar, pero estos jovencitos… mierda… amigos de ella son agradables. Es gracioso como nunca vi a Bella como una jovencita—ni una vez. Es madura e independiente y luchadora, y su edad nunca fue el problema. Era mi edad, y cómo pensé que reaccionaría el mundo. Ella tiene razón. Sí traté de terminar lo nuestro incluso antes de que empezara.
"¿Baila conmigo?" Ronronea, deslizando su mano en mi bolsillo trasero.
Levanto mi cerveza casi llena y niego.
Esos ojos brillan. Aun con la tenue iluminación, puedo ver aparecer la chispa malvada. Oh, mierda Sin una palabra, se marcha tranquilamente y se lleva no a uno, no a dos, sino a tres enormes gorilas borrachos hacia la pista de baile. Sus sonrisas me dicen todo lo que necesito saber.
Sobre mi puto cadáver.
Antes de que el contendiente número uno pueda siquiera recordar su nombre para presentarse, mis brazos rodean su cintura y tiro de ella hacia mí pecho. Mi mirada asesina hace que se encoja el contendiente número dos, y el contendiente número tres se tropieza con sus propios pies y cae de cara al suelo, despejando un espacio para que bailemos cuando al fin se lo llevan arrastrando.
Bella se da la vuelta en mis brazos. Descansa su mano sobre mi pecho. "¿Solo un baile?" Pregunta, pero la malosa descarada ha desaparecido. Se muerde su labio. Tímida. Cree que voy a decir que no.
"A la mierda el baile." Agarro un puño de su cabello y llevo su boca a la mía. La beso como quise hacerlo durante toda la semana. Con intensidad. Acaricio su trasero, y la dejo sentir lo feliz que estoy de tenerla en mis brazos en un bar lleno de gente siendo observados por sus amigos. Los gritos y chiflidos por detrás de nosotros me dejan saber que la mayoría de sus amigos lo aprueban totalmente.
Gracias a Dios.
Cuando el bar cierra a las cuatro, caminamos tranquilamente a casa, nuestras manos entrelazadas balanceándose entre nuestros cuerpos. Cada vez que nuestros ojos se encuentran, los dos sonreímos. Bella está alegre, y yo estoy en las nubes. Me hago la promesa de nunca dudar nuevamente de ella.
"No fue tan malo, ¿verdad?"
"De hecho, me la pasé bien." Es la verdad.
"Me sorprendiste." Me sonríe otra vez. Una ceja levantada. "Grandes muestras de afecto en la pista de baile, E. No sabía que eras capaz de eso."
"Un hombre solo puede resistir la tentación por un tiempo."
"¿Supongo que te diste cuenta de Mike?" Observo su rostro. No estoy precisamente sorprendido que lo haya notado. Después de todo fue muy difícil ignorar sus comentarios sarcásticos entre más bebía. Ella continúa, "Fue grosero, pero debes saber que no es por tu edad. Lo rechacé—repetidas veces—así que le haría pasar un mal rato a cualquiera con quien saliera." Asiento.
"Puede darme todos los problemas que quiera. No me importa. Pero en el segundo que te haga sentir mal, se convierte en mi problema." La acerco y beso su frente.
"Entonces, ¿dónde voy a dormir?"
"Tu habitación. Una noche más, y entonces serás toda mía. Para siempre."
.
~R.E.~
.
Tengo la más extraña sensación de déjà vu sentado en mi cocina esperando a Bella. Repaso cada cosa en mi lista mental. Todo está listo. Esta noche es para disculparme, y demostrarle que no estoy avergonzado de que me vean en público con ella. En lo más mínimo.
Sus tacones en las escaleras envían un escalofrío retentivo por mi espalda. Dios, echaba de menos nuestra intimidad. Aparece, casi resplandeciendo a mi lado. Vestida en azul rey, su atuendo la cubre del hombro a su muslo. Abraza su cuerpo y es mucho menos escandaloso que el conjunto negro que disolvió por completo mi resolución de mantener mis manos quietas. Agarra un puño de mi cabello y echa mi cabeza hacia atrás de manera que puedo ver su rostro.
"¿No llevas puestos tus lentes de contacto?"
"Sé lo mucho que te gustan mis gafas." Se agacha y me besa suavemente. "¿A dónde vamos?"
"Todo a su momento." Me gruñe su frustración.
Tomándola por la mano, la llevo afuera. La limusina está esperando. "¿Qué?" Dice en un chillido. "¡No puede ser!"
El conductor abre la puerta, y entramos. "Oh Dios mío, nunca antes he estado en una limusina." Ve las dos docenas de rosas blancas y rojas en un florero de cristal. La más grande caja de chocolates que pude comprar en Fran's en el Four Seasons está junto a las flores. "Edward…" Mira de mí a los regalos y otra vez de vuelta. "¿Tú?"
"Son para ti. Si los tenía adentro, no hubiesen sido una sorpresa." Tomo su mano y entrelazo mis dedos con los suyos. La limusina huele a Bella, cacao, y rosas. Es una combinación excitante. Levanto la botella de champaña de forma inquisitiva.
"Primero dime a dónde a vamos. Tal vez quiera guardar eso para más tarde."
"Adivina."
"¿Canlis?"
Cuando confirmo que está en lo cierto, se arroja hacia mí. Bella está totalmente complacida y baña mi rostro de besos. Su rostro muestra su emoción, y rechaza las burbujas explicando que quiere recordar cada momento de comer allí sin su cabeza girando en las nubes. Luego limpia varias manchas de lápiz labial de mis mejillas.
El restaurante está completo, pero como prometieron nos sientan junto a los ventanales que dan hacia el agua. Es espectacular. Bella está claramente vibrando de deseo—y no es por mí. El estar aquí la está excitando, y no me importa porque cosecharé los beneficios más tarde. Nuestro camarero trae agua y menús y empieza a recitar los especiales. No puedo quitarle los ojos de encima para un segundo. Estoy disfrutando de verla experimentar esta noche tanto como ella está disfrutando vivirla.
Un vistazo rápido sobre mi hombro y un gesto de mi cabeza pone en marcha la gran sorpresa. Un momento más tarde, el gerente le ofrece a Bella su codo para un tour privado de las impresionantes cocinas detrás de esta experiencia culinaria. Sus sexuales ojos que suelen estar llenos de travesura, muestran solo asombro e incredulidad. Estudio la lista de vinos mientras espero que regrese.
"¿Cómo hiciste eso?" Toma mi mano desde el otro lado de la mesa. "En serio. ¿Cómo?"
"En 2005, el lugar fue renovado. Hay un colega que conoce al diseñador de interiores que ganó el trabajo. Solo me cobré un favor."
"E, esto es demasiado."
"Nada es suficiente para compensarte por lo que te hice pasar." Llevo su mano a mis labios y la beso. Bella mira alrededor de nosotros, y me duele el saber que se está preguntando si alguien vio. Yo le hice eso. No le importaba antes de que yo hiciera tanto escándalo.
"Gracias."
La comida es muy buena, incluso tal vez mejor de lo que Bella había anticipado, y sé que está tomando notas de cada bocado—diseccionando y evaluando cada técnica usada. Cuando llega su crème brûlée, hay una caja larga de terciopelo en su plato. Ella solo se ríe y me sacude su cabeza. "Sabes que no esperaba ni siquiera la mitad de esto."
"Lo sé. Por eso me encantó hacerlo. La última sorpresa, lo prometo."
La caja contiene una cadena de plata esterlina. Colgando de un extremo están media docena de pequeños dijes—un cuchillo, una copa de vino llena de resina roja, una sartén, una batidora eléctrica, unas gafas de montura negra, y un corazón.
"Hay tocino y huevos dentro de la sartén." Levanta la vista de observarlos con atención.
"Sip, eso representa todos los desayunos en los que me torturaste usando esos pantalones cortos. La cadena larga es para que descansen en tu pecho. Quiero que la uses todos los días debajo de tu uniforme de chef."
Antes de que Bella pueda agradecerme, reconozco un rostro familiar caminando a zancadas por el restaurante hacia nuestra mesa. Me pongo de pie y extiendo mi mano.
"Edward, es maravilloso verte. Te echamos de menos en la ceremonia de premios," el alcalde anuncia.
"Gracias, alcalde Murray. Me sentí honrado, pero ese día fue mi cumpleaños, y tenía otras festividades que disfrutar. Discúlpeme; permítame presentarle a mi hermosa novia, la señorita Isabella Swan. De hecho, estamos aquí para celebrar su graduación."
Los ojos de Bella se amplían por la sorpresa, pero su sonrisa enciende mi corazón. El alcalde toma la mano que le ofrece. "Es un placer conocerla, señorita Swan, y felicitaciones." Me pide que pase por su oficina la próxima vez que esté cerca antes de ver a otro comensal que tiene que saludar.
"Le dijiste al alcalde que era tu novia."
"Mi hermosa novia," la corrijo. Toca mi mandíbula. "Fui un cretino, y juro que nunca volveré a cometer ese error."
En el viaje a casa en la limusina, Bella esta acurrucada en mi costado. No nos besamos, pero mis dedos acarician su mejilla, su cabello, su muslo desnudo. Nada demasiado sexual. Quiero que sepa que esto no es para follarla—nunca lo fue—es para amarla, abrazarla y estar allí para ella. Estaré allí para Bella en cualquier capacidad que me necesite por el resto de su vida.
En mi habitación, la pongo de pie frente a mí.
"¿Estuvo bien?" Pregunto, recordando sus palabras para mí en la nota.
"¿Bien? E, estoy sin palabras. Pero si es lo que haces para una primera cita, entonces no puedo esperar por la segunda." Sonríe.
"Primero terminemos con esta, ¿no crees?" Sus dientes juegan con la orilla de su labio. "Quiero que te desvistas para mí," le susurro, mi boca cerniéndose a solo unos centímetros de la suya. Sus pupilas dilatadas. Mi cuerpo quiere consumirla, pero me contengo. Esperando. Disfrutando.
Se da la vuelta y baja lentamente el cierre de su espalda. No está usando un sujetador. Empujo la tela de un hombro y beso su piel sensible. Le doy el más pequeño de los mordiscos, antes de empujar su vestido al suelo. Ahora solo lleva sus… tacones altos color azul.
"Cristo, mujer, ¿nunca usas ropa interior?" Toco sus senos y la atraigo contra mi pecho.
"Contigo no."
Mi mano derecha se desliza por su vientre plano para tocar su sexo. Paso saliva y aprieto el seno que llena mi otra mano. Levanta un brazo para inclinar mi cabeza y besarme por encima de su hombro. Es suave y cariñoso. Bella tampoco quiere apresurar esto. Se da la vuelta, y da un paso hacia atrás. Con la tenue luz de mi lámpara de noche, su cuerpo es la visión más exquisita. La he visto desnuda docenas de veces, pero esta es la primera vez que ha estado desnuda desde que me di cuenta que la amo. Mi corazón vibra dentro de mí. Soy tan afortunado y bendecido. Permito que mi mirada se mueva por cada centímetro de cremosa piel blanca. Cuando miro nuevamente a su rostro, el matiz rosado se ve perfecto en ella. Es algo tan extraño de ver por su naturaleza apasionada, pero sospecho que reacciona de esa forma cuando la hago sentir extremadamente hermosa.
"Simplemente hermosa." Lo digo en voz alta. Quiero que escuche esas palabras.
"Tu turno." Tira de mi corbata.
"Todavía no." Me acerco y la beso. Ya no necesito aire, solo a Bella. Venero su boca, su cuello, y su hombro al mismo tiempo que acerco sus caderas a mi dureza. El tiempo se detiene, y todo lo que sé es que Bella está en mis brazos. Imagino la escena pintada en óleo sobre un lienzo—la ninfa desnuda en los brazos del caballero adecuado. Mi determinación se hace pedazos.
La empujo sobre la cama. Va a quitarse los zapatos, pero sacudo mi cabeza. "Se quedan para la primera ronda." Suelta unas risitas, sube sus rodillas, los tacones se entierran en mi edredón, y entonces abre sus piernas lentamente. Se abre y deja todo expuesto. Me está dando todo.
Santo Cielo.
No recuerdo haberme desnudado y ni siquiera estoy seguro que todos mis botones sobrevivieran, pero en el segundo siguiente, estoy encima de ella y deslizándome a casa en una sola dura estocada. Gemimos con fuerza, y ella se aferra a mi trasero llevándome más profundo y más cerca. Encierro su cuerpo con mis brazos y la miro a los ojos. Voy a protegerla, adorarla, y amarla hasta el fin de los tiempos. Nuestras bocas se unen y nuestras lenguas se prueban entre ellas, mientras la penetro con fuerza. Profundo. Puedo sentir mi polla restregarse contra su sensible carne. Lloriquea cuando le doy todo. La penetro profundo, manteniendo un ritmo constante, buscando en su cuerpo señales.
"Ahh, Edward," grita, colapsándose debajo de mí, ayudándome a correrme con un último impulso de mis caderas. Cerrando mis ojos, inhalo aire con mis agitados pulmones. Me quedo dentro de ella, pero dejo el peso sobre mis brazos.
Debí haber tenido fe en Bella desde el principio. Necesito confiar en lo que compartimos, y en cómo lo que sentimos el uno por el otro es más fuerte que lo que cualquier otro puede pensar. Voy a creer que mi amor podrá protegerla aun cuando físicamente no pueda hacerlo.
"¿Estás libre mañana por la noche?"
Bella levanta su mano y toca mi frente. "¿Estás enfermo? Dios, he creado un monstruo."
"¿Y bien?"
"De hecho, sí, lo estoy. ¿Esta vez me dirás a dónde? No puedo imaginar cómo vas a superar lo de esta noche."
Le sonrío. "Quiero que conozcas a mis padres y a mi hermano, Emmett."
Bella jadea y cubre su boca con su mano. "Hablas en serio," susurra.
"Totalmente en serio. Ya es hora de conozcan a la mujer de la que estoy locamente enamorado."
"¿Locamente enamorado?" Sonríe.
"Completamente loco. Me provoca hacer cosas locas como alejarla cuando todo lo que quiero es que esté a mi lado."
Bella envuelve mis hombros con sus brazos y me baja hacia su boca. Me da un beso intenso y prolongado, y me siento despertar de nuevo. Meto mi rostro en su cuello e inhalo su dulce aroma. El cielo en la tierra. Al fin estoy en casa. Me besa otra vez, despacio, y siento sus labios curvearse en una sonrisa.
"¿E?"
"¿Mmmm?" Estoy tratando de memorizarla en este momento.
"Te amo con todo mi corazón y mi alma, y te prometo seguir mis sueños. Sé que eso te preocupa, pero confía en mí cuando digo que todos mis sueños te involucran, mis pequeñísimos pantalones cortos… y una fuerte encimera de cocina en alguna parte de Seattle."
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado Al fin aceptó que no importa lo que diga la gente mientras su amor los haga felices. Espero que hayan disfrutado de esta corta historia tan linda, gracias por leer y sobre todo, gracias por compartir sus palabras conmigo y la autora. Gracias por sus alertas y favoritos, y por último, espero que puedan hacerme saber que les pareció, incluso aquellas lectoras silenciosas, un gracias es bien recibido. A todas, les pido un enorme favor, a las que saben inglés, ustedes saben que poner para darle las gracias a FoxxyJ por permitirme compartir esta historia con ustedes, a las que no, podrían escribir esto: Thanks for share this beautiful story with us Foxxy. Por favor chicas, unas cuantas palabras no cuesta mucho. Les anuncio que inicio una nueva traducción esta semana: 'Out of the mouth of Babes' de Edward's Eternal. Así que, pónganme en alerta para recibir el aviso. Saludos y nos seguimos leyendo en mis demás traducciones.