Disclaimer: Los personajes de Fate no me pertenecen
Advertencia: N/A
Raiting: K+
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Abaddon Dewitt.
Clash of Kings
Las armas chocan, calientes chispas salen disparadas en todas direcciones, la carne se abre, la sangre brota, aquel es un festín en el que la ofrenda son los cantos de guerra que suavizan el sonido hueco de la tierra desgarrándose.
Las piernas de Jeanne tiemblan, su corazón palpita y se estremece en cada choque, nunca había encarnado escena más visceral, aun cuando miró miembros amputarse, cabezas rodar y gritos de suplica, la sensación del estomago revolviéndose le evoca tener un par de arcadas… Miedo, el mismo que un lobo le provoca a un conejo cuando va a desollarlo, no es la única, su master y Shielder palidecen, temen.
Choque de reyes, Gilgamesh ha liberado a Ea desde el primer instante en que su escarlata se cruzó con el bermellón, sólo para dar paso a una avalancha de violencia que desquita en cada corte inclemente. Sin embargo la grandeza del rey dorado se ve mermada con el poderoso asalto del rey de los hunos. Atila es el azote de dios, y esa es la razón por la que el rey de los héroes quiere probar la leyenda del huno, desmoronarla hasta las cenizas, porque no hay más rey que el, porque sólo él es destrucción, es caos, es todo.
La inexorable mirada se encuentra con el heraldo de la barbarie. Es Gilgamesh talvez el rival que hubo buscado por tanto tiempo, aquel que llenara su sed y calmará su hambre, entonces si le mata no habrá valido nada más que un falso orgullo hinchado y rancio.
Enuma elish se abre paso, el infierno se desencadena cuando choca contra Photon Ray, los cielos refulgen furiosos, son los dioses vitoreando por el exquisito desenlace de una pelea entre verdaderos amos de la guerra. Por un momento la incertidumbre es un bocado difícil de digerir.
Jeanne busca con desespero la figura de su compañero, ha sido el tiempo lo que le hace preocuparse por el rey de los héroes, después de todo, se han vuelto mártires a los ojos de dios, miserables ingenuos a los ojos soberbios de los magus, inalcanzables leyendas para el hombre común. Lo encuentra de rodillas, sostiene su peso sobre la empuñadura de su espada que oscila aun con un remanente de poder. Hay horror en sus ojos al ver el hombro destrozado, lo intuye, los huesos están fragmentados en lo que antes fue músculo y ahora es solo carne molida.
—Eso va a dejar una cicatriz fea, —susurra bajito y con temor Shielder.
Su master parece incapaz de hacer algo ante la escena tan desencarnada. Ahoga un grito de miedo, Atila permanece de pie, casi intacta, solo algunos moretones adornan la piel acanelada. El inescrutable rostro atiende al rey de los héroes, Jeanne ruega porque el escudo de Shielder sea capaz de soportar un ataque del huno, pero esta solo camina lentamente hacia ellas… exhala profundamente. El cuerpo se desvanece lentamente en esporas de colores vivos.
Gilgamesh cae al suelo. Lo último que sus ojos ven es la espalda de Ruler cargando todo su peso, lo último que su cuerpo siente es el temblor de la pequeña figura que lo sostiene, lo último que escucha es un: Hemos sobrevivido.
Se siente humillado, pero no tiene fuerzas para desquitar el enojo, y en los momentos finales de su memoria lucida, Gilgamesh susurra…
—Si tú profanas, yo castigo.