Disclaimer: Naruto y sus personajes son autoría de Masashi Kishimoto. La historia es mi creación.

Advertencia: Lemon.

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ESO QUE LLAMAN AMOR Y FELICIDAD

Amor.

Sakura le guardaba gran recelo a esa palabra por causa de su atribulada infancia. Recordaba el amor de su madre tan puro y limpio, pero fue arrebatado bruscamente cuando apenas era una niña. También estaba su padre, ella se había esforzado muchos años en tratar de congeniar con él, de ganarse su amor fraternal; no obstante, nunca lo consiguió, y dejó de intentarlo hace mucho tiempo cuando descubrió quien era en verdad Haruno Kizashi. Desconfiaba de los hombres, razón por la cual, la lista de sus anteriores pretendientes se reducía a tres casillas.

Sin embargo, nunca había sentido lo que ahora fluía por su corazón, por todo su cuerpo. Era una sensación que la consumía desde adentro, un sentimiento que irrumpía vehemente en su interior. En ese momento, no deseaba alejarse por nada del mundo de Sasuke; había sentido su dolor, habían compartido ese sufrimiento, ambos estaban lastimados, y la única cura para esas heridas era mantenerse juntos, apoyarse en el otro para deshacer el daño. Así lo sentía Sakura mientras abrazaba con fuerza al azabache.

— ¿Ya estás mejor, Sasuke-kun? —susurró muy suave mientras acariciaba su cabello.

Él asintió débilmente. Ya no sentía la terrible quemazón por su cuerpo, ni la desesperante carencia de sus sentidos. Ahora estaba sumamente agotado, pero a pesar de eso, sentía una agradable sensación de tranquilidad. Escuchar la suave voz de la pelirrosa, percibir su delicado aroma y sentir sus caricias era lo mejor que podía desear; pues privando a alguien de su percepción y conciencia lograban atribuirle la noción de vulnerabilidad, y eso era lo peor. ¿A quién le gustaba sentirse débil? Estrechó con firmeza a la mujer.

—No te preocupes, pronto saldrás de aquí. Lo prometo.

Ahora más que nunca, haría lo imposible para terminar con eso. No soportaría más ese sufrimiento.

…..

—Impresionante —murmuró Orochimaru con verdadero asombro.

— ¿La… la está a-abrazando? —cuestionó Kabuto estupefacto.

Ambos miraban atónitos la escena que se desarrollaba frente a ellos. Sabían que el azabache confiaba en ella, pero nunca se imaginaron hasta qué punto.

Orochimaru recordó las veces en que practicó ese mismo experimento con él, las reacciones eran muy diferentes a la obtenida en ese momento. El perfecto se descontrolaba totalmente, y cuando recuperaba sus sentidos, se enfurecía hasta el punto de casi romper las cadenas; pero ahora, se mantenía tranquilo abrazando a la mujer, cosa que antes la hubiera matado sin dudarlo.

El hombre de ojos amarillos comenzó a reír frenético.

—Esto es mejor de lo que esperábamos. —Consultó su reloj sin dejar su sonrisa altiva—. Excelente, sólo dos minutos.

—El anterior informe dice que duró cinco minutos —comunicó el peligris con una hoja en su mano.

—Lo sé, esta vez logró estabilizarse muy rápido, mejor aún, logró calmarse muy rápido.

—Si se refiere a que no quiere arrancarnos la cabeza, pues sí —asintió sorprendido—. Esta vez ha salido muy bien.

Orochimaru se paseó frente al grueso vidrio escrutando cada movimiento de la pareja. Pasados unos segundos, logró captar un tenue cabeceo por parte del pelinegro. Maravilloso. Si era lo que estaba pensando, entonces debía comenzar su juego.

—Está claro que no es efecto de la práctica —expresó en tono ominoso—. Esto se logró fue por ella. Si no estuviera aquí, considero que el resultado sería igual que antes.

—Entonces…

—Sí, hay que acelerar las cosas. —Sacó su móvil y se dirigió a la puerta—. Espera aquí. Y obsérvalos, no pierdas ni un detalle. Me comunicaré con Danzo.

—Sí, señor.

Mientras el pálido hombre salía de la habitación; Sai, quien se había mantenido al margen de la conversación, observaba flemático la escena frente a sus ojos. No entendía por qué ella había actuado de esa forma tan desesperada y abatida. Se suponía que el daño era para el experimento, entonces ¿por qué reaccionaba así? Cuando vio sus ojos, estaban llenos de dolor y angustia. Él no era bueno para reconocer emociones, pues su carácter impasible le confería una capa de absoluta indiferencia a cosas mundanas. Sin embargo, a pesar de eso, logró captar y diferenciar lo que sentía la pelirrosa en una simple mirada. Tanto le sorprendió que la soltó de inmediato. ¿Acaso era tan fuerte el sentimiento de ella, como para expresarlo de esa manera? Una vez él…

—Fue mejor que no lograras detenerla —comentó Kabuto de imprevisto—. Francamente, creía que la mataría, pero siempre hay sorpresas ¿no?

Sai permaneció en silencio.

—Prefiero verlo sufrir, y esa mujer está haciendo lo contrario. ¿No sería mejor que murieran los dos?

Eso lo desconcertó, pero su rostro no cambio de expresión. Observó al peligris, y pudo ver que le dirigía una furiosa mirada al perfecto.

—Muchas veces el deseo de venganza es mucho más fuerte que una simple ambición —murmuró el de anteojos, perdido en sus pensamientos.

— ¿Qué planeas?

Kabuto sonrió imperceptible y su mirada se oscureció.

—Nada, por ahora…

La puerta interrumpió sus palabras. Orochimaru regresaba con una expresión irritada en su rostro.

— ¿Qué pasó, señor?

—Danzo no quiere adelantar tanto las cosas, primero quiere asegurarse de algo —explicó parco.

— ¿Asegurarse de qué?

— ¿Quién sabe? Es un viejo bastante testarudo.

Sai entrecerró sus ojos.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora, Orochimaru-sama? —preguntó al tiempo que señalaba el cristal.

El aludido permaneció cavilando las posibilidades.

—No creo que Haruno esté dispuesta a separase de él —respondió mirando a la pareja—. En este momento, debemos prepararnos para el siguiente movimiento y asegurarnos de algo. Enciende el intercomunicador.

—Supongo que Haruno podrá manejarlo —replicó encogiéndose de hombros.

…..

El sueño se estaba apoderando de él, en segundos caería en la inconsciencia. Las suaves caricias que la mujer esparcía por su cuerpo, eran la causa de su adormecimiento. Sin embargo, no temía caer en sus brazos, porque sabía muy bien que ella lo cuidaría. Mientras más recuperaba la razón, más se sorprendía de su confianza hacia ella.

—Haruno-san, hoy me ha sorprendido bastante. —Se escuchó una voz distorsionada en la habitación.

Los dos se sobresaltaron por la abrupta interrupción, abrieron sus ojos y permanecieron inmóviles por unos segundos. Sakura escudriñó a su alrededor y encontró un pequeño dispositivo en una esquina de la habitación, comprendió enseguida.

Sasuke se removió entre sus brazos, dispuesto a encontrar la procedencia del sonido, pero la pelirrosa se lo impidió.

—Espera, Sasuke-kun… —susurró muy bajo—. No te muevas.

Él le hizo caso, se mantuvo inmóvil y atento.

—Ha logrado algo que nunca imaginamos posible —continuó la deformada voz—, créame, se ha ganado mi admiración.

Ambos lo reconocieron al instante, era Orochimaru.

—Considerando lo arriesgado que es para nosotros entrar en la habitación, le confió a usted el cuidado del perfecto. —Hubo una pausa prolongada—. Sai esperará su salida para que regresen a la otra zona. Tal vez debería llevarlo a su consultorio, Haruno-san.

El sonido se cortó. Los minutos siguientes se prolongaron en silencio.

—Espero que se halla marchado —suspiró sin fuerzas.

Ahora que todo había pasado, Sakura sintió el punzante dolor de sus heridas. Su mejilla ardía en fiebre y sentía la hinchazón por el golpe, además, percibía la tibieza de la sangre en sus hombros. No había pensado en la profundidad de la lesión, pero por el agotamiento y la debilidad que padecía en ese instante, intuía que estaba en problemas.

Sasuke se enderezó reticente de su cómodo lecho, aún se sentía cansado, pero quería verificar algo que le inquietaba. Se aseguró de que nadie los observaba, el cuarto tras el vidrio estaba vacío y a su alrededor sólo habían paredes. Después, observó a la mujer frente a él. No tenía buen aspecto, estaba más pálida de lo normal, y la sangre que teñía su camisa… ¿Sangre? ¿Sakura estaba herida? Había percibido el olor metálico del líquido; pero nunca imaginó que era ella quien estaba lastimada, sus sentidos aún estaban débiles.

— ¿Sakura?

—Lo siento, Sasuke-kun… —murmuró exhausta mientras se recostaba en el pecho de él, cambiando así de posiciones—. No me siento bien…

— ¿Qué…? —Se detuvo abruptamente.

Sus manos… Alzó sus manos para observarlas mejor, y se dio cuenta que estaban manchadas de sangre. La sangre de ella, de Sakura. ¿Qué demonios había hecho?

—Fui yo… —susurró aturdido—. Yo lo hice…

Sakura negó rápidamente con su cabeza, pero esa acción causó que el mundo le diera vueltas. Joder, ya estaba mareada.

—No te preocupes por eso. Estoy bien —aseguró la pelirrosa ofreciéndole una sonrisa.

Sasuke no la escuchó. Tenía la mirada absorta en sus manos teñidas de escarlata. ¿Por qué se sentía…? No encontraba la palabra para expresar ese sentimiento. En varias ocasiones derramó sangre de sus víctimas, había visto el líquido rojo escurrirse por sus brazos, había matado sin reservas, y no sentía nada más que satisfacción. Entonces, ¿por qué ahora sentía que había hecho algo atroz? La respuesta llegó al instante, sorprendiéndolo por la rapidez y por encontrarla. Se sentía culpable por lastimar a la única persona que cuidaba de él. Le causó daño, cuando ella sólo trataba de ayudarlo.

—Sasuke-kun —reclamó su atención mientras le tomaba el rostro con sus manos—, estoy bien. Sólo debemos salir de aquí, y así podré curar mi herida. ¿Si?

El azabache frunció el ceño al detallar la cara de la ojijade. Su mejilla estaba roja e inflamada. Indeciso, acercó su mano y la deslizó suavemente por la zona afectada; sin embargo, la retiró de inmediato al ver la sangre que dejó su caricia. ¿Él también había hecho eso? La respuesta era obvia.

—Yo… —musitó desconcertado.

Sakura se levantó despacio apoyándose en él. Sabía que debía tratar su herida o sino, perdería la conciencia en cualquier momento, y no tenía tiempo para desperdiciar en eso.

—Ahora no. Debemos salir, Sasuke-kun.

El aludido se irguió con ligereza y mantuvo su vista en la pelirrosa, estaba muy débil. Sabía que esas heridas para él serían insignificantes; pero para ella, un humano normal, podían ser de gravedad. No debían perder más tiempo.

—Tendré que ponerte las cadenas, porque seremos acompañados por Anbus.

Sakura miró a su alrededor buscando el objeto mencionado. Sabía que encontraría cadenas exclusivas para salir, no las destrozadas de la pared. Las halló sobre una mesa y las tomó con dificultad. Empezaba a sentir mucho frio y eso no era bueno.

—Iremos a mi consultorio ¿Estás de acuerdo?

Sasuke asintió. En su oscura mirada podía vislumbrarse un brillo de preocupación.

…..

Naruto miró a la ojiperla frente a él y le dedicó una enorme sonrisa.

— ¡Te lo dije Hinata! Eran estas muestras —comentó orgulloso.

La mencionada observó otra vez por el microscopio con sumo cuidado, luego suspiró rindiéndose.

—Es verdad, Naruto-kun. Tú ganas —expresó con una sonrisa.

El rubio levantó sus brazos en señal de victoria.

—Sabía que esos bichos no podían ser clamidias, eran muy feos.

Hinata soltó una risa suave mientras retiraba la caja de Petri. Naruto quedó embelesado con su forma de reír, era tan hermosa, todo de ella era perfecto. Aún se recriminaba mentalmente por perder tanto tiempo en expresar sus sentimientos, si hubiera sido más observador y menos distraído, ellos serían pareja hace varios meses atrás. Sacudió la cabeza con energías. Lo mejor era pensar que por fin estaban juntos. Se acercó a la despistada chica y la abrazó con fuerza por detrás.

— ¡N-naruto-kun! —llamó sorprendida, un intenso rubor cubrió sus mejillas.

El rubió soltó una carcajada por su reacción. Era tan adorable.

—Hinata, ¿qué tal si vamos a comer? Muero de hambre.

—E-está bien. —No podía evitar el acelerado ritmo de su corazón.

Naruto la dejó libre, la tomó de su mano y salió casi arrastrando a la ojiperla.

—E-espera, Naruto-kun.

El aludido viró el rostro con su característica sonrisa.

—Tengo ganas de comer un plato gigan…—cortó enseguida al chocar con alguien.

—Uzumaki Naruto.

Hinata se sorprendió al verlo, y el rubio frunció el ceño.

— ¿Podrían acompañarme? Orochimaru-sama quiere hablar con ustedes —expresó un peligris mientras acomodaba sus esféricos lentes.

—Y, ¿por qué tan de repente? —murmuró la ojiperla.

—Sólo será un par de minutos, nada más.

—No tenemos por qué…— Hinata le estrujó la mano en advertencia—. Bueno, tal vez si tenemos por qué ir.

—Excelente. Vamos.

Ambos siguieron reticentes a Kabuto. Llegaron al ascensor y se dirigieron directamente al despacho del director de la CICT.

Hinata observó nerviosa a su alrededor, tenía el presentimiento de que estaban en graves problemas. Sin embargo, sintió que el rubio apretaba su mano y vio que le ofrecía una conciliadora sonrisa. Eso logró tranquilizarla, pero no del todo.

—Pasen, por favor —invitó una voz desde adentro cuando estuvieron frente a la oficina.

—Buenas tardes, director —saludó la ojiperla manteniendo las apariencias.

Naruto se resistía en ser amable con aquel bastardo, pero no tenía opción. Bueno, de hecho sí, una era enfrentarlo en ese momento y repartir unos cuantos golpes. Sin embargo, sabía que eso perjudicaría a Sakura, así que se contuvo con dificultad.

—Buenas.

—Me gustaría hacerles un par de preguntas —explicó Orochimaru con una sonrisa de lado—. Tomen asiento.

La pareja se sentó frente al hombre pálido.

—Bien, díganme ¿cómo va su investigación?

Esa pregunta los tomó desprevenidos. No obstante, Hinata respondió con rapidez aparentando naturalidad. Naruto asintió confirmando sus palabras.

—Me alegro que esté avanzando —confirmó Orochimaru, luego añadió—: Por cierto, ¿Haruno-san ha cumplido su obligación en la investigación?

—Claro que sí —contestó el rubio muy seguro.

La verdad era que no, sin embargo, nunca expondría a su amiga. Desde que Sakura era un miembro de la planta Z, había descuidado mucho su trabajo con ellos. Las primeras semanas hacía lo posible por ayudar en algo, pero después, no se la veía en casi todo el día. Aun así, Naruto comprendía muy bien su situación y haría todo lo posible por defenderla.

—Es bueno escuchar eso, he visto que se ha entregado mucho a su nuevo trabajo, tanto como para abandonar la investigación.

—No lo ha hecho, ella es muy responsable.

Orochimaru entrecerró los ojos.

—Y, ¿qué me dice de su primo, Hyuga-san?

—Él también ha cumplido su labor —aseguró nerviosamente.

El hombre de ojos ámbar los estudió por unos segundos, calculando sus opciones.

—Eso es raro, tengo informes de que ellos suelen pasar todo el día en la planta Z. Entonces, ¿cómo pueden responder en ambas partes?

Naruto se molestó, se sentía atosigado.

—No entiendo el punto de esta conversación.

—Sólo quiero ver el desempeño de ellos dos, Uzumaki-san. Nada de importancia.

—Pues, no sé lo que hacen —resaltó con suficiencia—, pero ellos no han descuidado la investigación.

—A veces no están, es verdad —añadió la ojiperla—, pero lo comprendemos, no es fácil mantener dos ocupaciones.

Orochimaru se levantó y caminó alrededor de la habitación.

—Una última pregunta, ¿no están interesados en conocer la planta Z? —Se detuvo y los observó muy atento. La reacción de ellos determinaría lo que necesitaba saber.

Hinata captó la trampa con astucia y, antes de que Naruto lograra replicar, compuso su mejor cara de asombro.

— ¡Claro que sí! Eso sería algo fascinante —declaró falsamente emocionada—. Dicen que sólo los mejores trabajan ahí.

Naruto se pasmó al escucharla; pero, al segundo siguiente, entendió sus intenciones. La reacción más común de las personas, al pensar que tendrían una oportunidad para conocer el secreto de la planta, era de total admiración y entusiasmo. Si rechazaba con aversión tal proposición, entonces levantaría sospechas.

— ¡Tienes razón, Hinata-chan! Sería realmente estupendo trabajar ahí.

Orochimaru arrugó su frente. No tenía las suficientes pruebas para asegurar que la pareja sabía algo. Cuando escuchó la advertencia de Sai sobre ellos, construyó un plan para descubrirlo. No logró sonsacar información con Haruno minutos antes, pero había funcionado la amenaza. Ahora, interrogando a sus sospechosos de una forma cautelosa, tampoco conseguía nada.

—Bien, eso es todo —cortó el hombre molesto.

Naruto sonrió triunfante.

—Pensé que nos daría la oportunidad de conocer la planta.

—Aún estoy evaluando muchas cosas, deben tener paciencia.

—Oh, es una lástima —suspiró Hinata desilusionada.

Su novio asintió pesaroso.

—Pueden volver a sus funciones.

Cuando la puerta se cerró. Orochimaru volvió a su puesto muy insatisfecho.

—Kabuto —llamó disgustado—, mantén la vigilancia sobre ellos. Hay algo que no está bien.

…..

Neji suspiró por enésima vez. ¿Dónde demonios estaba Sakura? Tenía la manía de perderse en todo momento, peor aún, tenía el maldito vicio de dejar experimentos sueltos en su consultorio. Después de buscarla por casi todas las instalaciones de la CICT y no hallar rastros de una mota rosa, dedujo que estaría en la planta Z, más exactamente en su consultorio. Gran sorpresa se llevó al encontrar a un pelirrojo caminando tranquilo por el cuarto. De nuevo, tuvo que usar sus reflejos y salir con rapidez del lugar, o no viviría para contarlo. Había respetado la privacidad de ella, pero al no conseguir respuesta a sus insistentes llamadas, ni a los golpes en la puerta, decidió entrar. Tal vez, era mejor no hacerlo nunca más.

Necesitaba encontrar a la ojijade para discutir sobre la estrategia, pues quería terminar rápidamente con todo eso y liberarse del gran peso en sus hombros. Hace unas horas, había hablado con Naruto buscando alguna solución; pero sólo tenían simples conjeturas, nada sólido.

Escuchó el eco de unos pasos por el pasillo, supuso que sería Sakura. Así que permaneció recostado en la pared a su espera. No le diría nada sobre lo sucedido, sólo esperaba que el chico pelirrojo no lo delatara. Minutos después, la imagen que vio por ese pasadizo le desató una tormenta de emociones, desde furia hasta preocupación… ¿Qué diablos había pasado?

— ¡Sakura! —gritó aterrado.

La bata blanca que usaba estaba manchada de sangre; su rostro, muy pálido; y su aspecto, demasiado débil. También se apoyaba de un pelinegro a su lado, Neji lo reconoció al instante, pero hubo algo que captó su completa atención: las manos de él… Lo comprendió al instante y una inmensa furia se apoderó de todo su ser.

— ¡Maldito desgraciado, fuiste tú! ¿No? —acusó imperioso al tiempo que se acercaba.

Sakura se sorprendió al verlo.

— ¡Espera, Neji! No es lo que tú piensas…

— ¿No? Él te lastimó, intentó matarte —Cegado de ira, empujó con fuerza al azabache.

— ¡No, Neji!

El golpe no le afectó en lo más mínimo, pero la molestia era evidente en su rostro. Se removió del agarre de los Anbus dispuesto a devolver el ataque.

— ¡Espera, Sasuke-kun! —gritó desesperada mientras le sostenía su brazo derecho. Sentía que las cosas se complicarían peor.

El aludido se detuvo al sentir la mano de la mujer, pero sus ojos furiosos se mantuvieron en el hombre frente a él.

— ¡Maldito! ¿Cómo puedes lastimarla? —Siguió recriminando el ojiperla sumamente resentido—. Ella se preocupa por ti y te cuida. Mientras tú, ¡intentas matarla!

— ¡Cállate, por favor!

Sakura se sintió peor, agotada y adolorida consiguió reunir algo de fuerza para mantenerse consciente, pero no la suficiente para terminar esa absurda pelea.

Neji, sin pensar en sus acciones, encaró al azabache con toda su cólera. El perfecto era mucho más alto, pero no le importó en ese momento, pues estaba lleno de coraje para enfrentarlo. No toleraría que lastimaran a la mujer que amaba.

Los Anbus tomaron distancia, cautelosos.

—No permitiré que le hagas daño, maldito bastardo —escupió con ira.

En un segundo Sasuke lo agarró bruscamente de la camisa, puesto que las cadenas no le permitían otro movimiento, y lo desafió con su oscura mirada.

— ¡Suéltame!

Neji por su parte, no se dejaría amedrentar. Le devolvió la mirada llena de furia, aunque su instinto le advertía el peligro que corría.

— ¡Basta ya! —Bramó Sakura aterrada por la escena frente a sus ojos, luego añadió débilmente—. Sasuke-kun, suéltalo, por favor. Y Neji, cállate de una vez.

No podía hacer más. Exhausta, se recostó en la pared tratando de aplacar el mareo que sentía. Su respiración era agitada, y su rostro estaba más pálido que antes. La debilidad de su cuerpo por las heridas y la agitación de sus nervios por esa disputa, terminaron de agotarla completamente. Buscó la firmeza del suelo y se sentó manteniendo a raya su conciencia. No podía desmayarse, debía cuidar de ellos dos.

— ¡Sakura! —llamó Neji preocupado olvidando su situación.

El azabache miró a la mencionada, la irritación se desvaneció tan rápido como llegó. Sakura estaba muy mal, podía escuchar el sobreesfuerzo de su corazón. Soltó rápidamente al molesto hombre y trató de acercarse a ella; sin embargo, los Anbus lo detuvieron antes de lograr su objetivo. El ojiperla aprovechó y se aproximó a la pelirrosa. Sintió que su furia volvía nuevamente, e iba a removerse del fastidioso agarre, pero las palabras de ella se lo impidieron.

—Tranquilo, Sasuke-kun. Estoy bien —aseguró ella con una cansina sonrisa.

Él frunció el ceño. Era claro que mentía; pero logró comprender por qué lo hacía, no quería ver más problemas o enfrentamientos. Observó que el pelimarrón la ayudaba a levantarse, rodeando la delgada cintura de Sakura con uno de sus asquerosos brazos mientras ella se apoyaba en él. Reprimió el deseo de abalanzarse sobre aquel estúpido; no lo hacía, única y exclusivamente, porque no podían perder más tiempo en atender a la ojijade. En otras circunstancias, él ya estaría muerto. Sí, muy muerto. Avanzó velozmente por el pasillo sin perder de vista a la pareja frente a él. La molestia que sentía en su interior no podía evitarla, e ignoraba su procedencia, pero tal vez era mejor no saber.

—Hay un experimento suelto —recordó Neji antes de entrar. Con toda esa agitación había descuidado ser discreto.

Sakura suspiró sin ánimos. Lo había olvidado.

—Sí, no importa. Vamos. —Miró a los Anbus tras ella, y les dio indicaciones para acceder a su consultorio. Lo último que quería era otro problema.

Gaara estaba recostado en una camilla mirando distraído el techo. Cuando escuchó la puerta, no se molestó en mirar. Hace unos minutos, un ojiperla había entrado al cuarto; pero apenas comprobó su presencia, salió al instante. El pobre hombre tuvo suerte de encontrarlo calmado, de lo contrario, su cuerpo inerte deambularía por la habitación.

—Gaara.

Escuchó la voz de la mujer y se levantó reticente. Se sorprendió al verla herida, parecía que desfallecería en cualquier momento. Después, observó al mismo ojiperla de hace minutos, se veía disgustado.

—Debes ir a tu cuarto —le explicó Sakura, como si fuera un pequeño niño—. Por favor, déjate poner las cadenas. ¿Vale?

El pelirrojo suspiró derrotado. Ese era el trato, él no haría nada insensato si ella lo cuidaba. Hasta ahora, ambos mantenían su palabra. La peirrosa se acercó y encadenó sus manos. Percibió el aroma de la sangre, y su mente trató de comprender lo sucedido.

— ¿Vas a morir? —preguntó el chico interesado.

Sakura sonrió a medias. A Neji no le causó gracia ese comentario.

—Para tu desgracia no, me repondré pronto.

Él se encogió de hombros. Nunca admitiría que, en verdad, no deseaba verla morir. Ella era una persona buena, no como las anteriores enfermeras, o no como la mujer que posiblemente fue su madre. El sonido de la puerta lo distrajo, cuando sus ojos captaron al perfecto, entendió gran parte de la situación. Su ceño se frunció al deducir que, uno de ellos, intentó matarla. No sabía porque, pero eso le desagradó por completo.

—Sasuke-kun, descansa —ofreció la ojijade, indicándole una camilla.

Los Anbus se retiraron llevando al chico pelirrojo. El azabache se sentó en una camilla sin perder de vista a la mujer, y Neji mantenía cierta distancia con él. Aunque ninguno de los dos se molestó en desafiarse con la mirada, la tensión entre ellos era palpable.

Sakura, ignorando lo que sucedía a su alrededor, se sacó la bata con delicadeza y se sentó en una camilla frente al pelinegro. No tenía las energías suficientes para examinar las heridas en sus hombros, su cuerpo estaba muy débil; pero sabía muy bien que debía vendarlas. No obstante, alguien captó su estado con rapidez.

—Yo lo hago —se ofreció Neji.

El ceño del azabache se frunció.

—Por favor…

El ojiperla se acercó con los implementos necesarios.

—Pero… am, la blusa —señaló incómodo.

¿Era posible fruncir más el ceño?

— ¿Es necesario?

—No podré limpiarla con eso encima.

Sakura no tenía ánimos para replicar. Suspiró rendida.

—Está bien, s-sólo miren en otra dirección —murmuró al tiempo que tomaba su bata otra vez.

—No hay tiempo para otras cosas —resopló Neji molesto, dio media vuelta y observó la interesante pared.

Sakura se disponía a retirar la prenda, pero sintió una oscura mirada sobre ella. Se ruborizó al instante.

—Em, Sasuke-kun… ¿p-puedes mirar a otro lado? —susurró muy bajo.

Él curvó una ceja manteniendo su expresión de seriedad.

— ¿Qué pasa? —Neji se impacientó.

—N-nada, espera.

Sasuke la siguió mirando. No entendía el comportamiento de ella, ni la del ojiperla. Sólo sabía que se sentía muy irritado.

Sakura desvió su mirada. Estaba muy débil como para pensar en ciertas conductas de educación, pero no podía apartar su nerviosismo. Se recriminó mentalmente por su actitud, por Kami, tenía sostén, y sin más reservas se sacó la blusa. En segundos, se cubrió con la bata.

—L-listo, Neji.

—Bien.

Se acercó y examinó con atención la herida. Cinco marcas profundos en cada hombro. Sintió que la furia lo envolvía nuevamente, pero trató de serenarse y concentrarse en su labor.

Sasuke miraba absorto a la avergonzada pelirrosa. Sintió un deseo indómito atravesar cada fibra de su cuerpo, nunca había experimentado algo así, y no comprendía la fuerza de su origen. Recordó vagamente a algunas enfermeras que se exponían frente a sus ojos; sin embargo, no sentía nada más que repugnancia hacia ellas, e ignoraba sus intenciones. No era un ingenuo ni un indiferente, era un ser con un coeficiente intelectual mayor que el promedio; si nunca había disfrutado de ciertos placeres, era porque nadie logró despertar en él, lo que Sakura había hecho hace unos minutos. Ver sólo una parte de su anatomía, provocó estragos en su interior, no podía imaginar lo que sucedería si apreciaba más.

— ¿Necesita sutura? —cuestionó la ojijade tratando de distraerse. Estaba más que nerviosa ante la mirada penetrante del azabache.

—No lo sé, pero es profunda.

—No importa. Sólo hay que vendarla.

Neji se enfadó por la indiferencia de ella.

—Tardará en sanar, y te quedarán cicatrices —puntualizó con seriedad, mirando de reojo al pelinegro.

Sakura se encogió de hombros, esa acción le causó dolor en su zona afectada.

—Sobreviviré.

—Ese no es el punto, Sakura. —No podía ocultar su creciente molestia—. Si él te lastima otra vez…

—Sasuke-kun no tiene la culpa —interrumpió súbitamente enojada.

— ¿No? Entonces, ¿quién?

—Fue un accidente.

— ¿Intentar matarte?

—Basta, Neji —cortó colérica—. Si alguien tuvo la culpa fui yo.

El ojiperla comenzó a vendar su hombro izquierdo. Se sintió más furioso que antes al escuchar como defendía al azabache.

—Después de esto, ¿lo sigues encubriendo?

Sakura se exasperó. Miró al pelinegro frente a ella para cerciorarse de su reacción, pero él mantenía su mirada perdida en algún punto del suelo.

—Hay cosas que no comprendes, Neji.

—Comprendo que estuviste en peligro —refutó parco.

—Sí, lo sé.

Neji no dijo nada más. Prefirió guardar su ira para sí mismo, ella no entendería su preocupación. Tal vez había sido muy hosco; pero no podía evitarlo. Ser árido con sus palabras era una forma de auto protegerse, se sentía vulnerable si expresaba su angustia de otra manera. Trató de serenarse.

El silencio se mantuvo en la habitación mientras el ojiperla terminaba de vendar las heridas. Cada uno en su propio mundo. Sakura se preguntó lo que escondería esa expresión seria del azabache, se veía tan distraído y parecía…

—Listo.

La ojijade se sobresaltó por la interrupción de sus pensamientos.

—Gracias, Neji.

—Tu mejilla… —murmuró acercando su mano al rostro de ella—. Está muy inflamada.

Sasuke los observó, su mirada afilada.

—Lo sé, me pondré un poco de crema.

—Yo lo hago, ¿dónde está?

—En el estante superior.

Neji regresó con el objeto, y con sumo cuidado esparció el bálsamo por la zona afectada. Aprovechó en detallar las facciones delicadas de su rostro. Se sintió muy cómodo estando a su lado. Tal vez debía confesarse, decirle que la amaba y que quería…

Un bufido cortó sus pensamientos.

—Sasuke-kun, ¿pasa algo?

El azabache la ignoró. Sakura lo miró desconfiada, luego creyó entender su actitud. Él estaba tan agotado como ella, y sabía que la presencia del ojiperla le irritaba, por lo tanto, no descansaría hasta que se fuera.

—Gracias, Neji. Ya estoy mejor.

—Bien. —Se sintió molesto con la interrupción del pelinegro—. Es mejor irnos, ya es muy tarde.

—Eh… yo me quedaré aquí.

—… ¿Qué?

Sakura respiró profundo, comenzaba a perder la paciencia. ¿Acaso quería controlar sus movimientos? No, no debía exaltarse con él. Sabía que su mal humor era por la fatiga de su cuerpo.

—Me quedaré en mi consultorio.

— ¿Por qué?

—Neji… yo sé lo que hago. Además, no saldré así. —Su aspecto era deplorable.

El mencionado arrugó el ceño, miró al azabache y pudo vislumbrar en sus ojos un brillo de satisfacción. Eso le enervó más, pero no pensaba discutir. Era suficiente por ese día.

—Como quieras —soltó bruscamente mientras se dirigía a la salida.

— ¡Neji! —llamó Sakura inútilmente. La puerta se cerró de golpe—. Pero qué día…

Sasuke suspiró satisfecho. La presencia de aquel hombre lo irritaba de sobremanera. Ahora podía descansar, sentía su cuerpo aletargado. Sin embargo, algo llamó su atención. Sakura examinaba el vendaje con una mueca de dolor en su rostro, mismo que también estaba herido. Él había hecho eso, no recordaba en que momento, pero sabía que él era el único responsable. Nuevamente el sentimiento de culpa se apoderó de su ser. Recordó las palabras del ojiperla, cicatrices, su piel quedaría marcada. Miró sus manos que mantenían un descolorido rojo, se sintió molesto por sus propios actos. Sakura trató de ayudarlo, de parar su dolor, y él intentó matarla, la lastimó sin razón alguna.

Sakura miró su blusa, estaba muy sucia y estropeada; su bata, enrollada en su torso, estaba en las mismas condiciones. Quizás debió ir a su cuarto para cambiarse, pero sabía que si salía de esa forma, las preguntas no tardarían en llegar. Se resignó en usar la prenda llena de sangre, o tal vez podía…

—Lo siento —murmuró una profunda voz.

La ojijade se sobresaltó al instante. Su corazón se aceleró frenético al comprender esas palabras. Detalló al dueño de esa voz y vio el arrepentimiento en sus oscuros ojos. Él se sentía culpable por lo que hizo, se disculpaba por hacerle daño… El perfecto, quien muchas veces mató sin compasión o sin sentir el menor atisbo de remordimiento, ahora la miraba angustiado. Sakura estaba más que sorprendida. Sin embargo, una calidez recorrió por todo su cuerpo, se sintió dichosa.

—Sasuke-kun… —susurró conmocionada.

El pelinegro apartó su mirada. Nunca había dicho esas palabras; pero, en ese momento, salieron de su boca sin pensarlas. Aun así, no se retractaba de eso, sentía que debía expresar ese arrepentimiento y tal vez de esa manera, sus pensamientos dejarían de atormentarlo.

Sakura, con la poca fuerza que aún conservaba, se levantó temblorosa olvidando por completo sus fachas y se desplomó sobre él rodeándole el cuello. Eso era lo que quería, su cuerpo fatigado anhelaba descansar en sus fuertes brazos. La molestia de sus heridas estaba en segundo plano.

Él se mantuvo inmóvil disfrutando su cercanía. Deseó romper las malditas cadenas que le impedían abrazar ese delicado cuerpo, pero sabía que pronto lo haría.

—Sakura, las cadenas…

La mencionada suspiró exhausta, e hizo un gran sobreesfuerzo para separarse y buscar las jodidas llaves. Sabía que no estarían muy lejos. En segundos, las encontró en la camilla frente a ellos. Las tomó y con toda la rapidez que su cuerpo le permitía, liberó al azabache.

¿Desde cuándo se necesitaban tanto? Sakura conocía la respuesta, y él la ignoraba.

Sasuke no sabía porque sentía tanta desesperación; pero apenas fue exento de sus ataduras, estrechó a la mujer con fuerza y ella hizo lo mismo. Era como si ambos estuvieran esperando ese momento de tranquilidad, sólo los dos, sin dolor, sin interrupciones. Sin embargo, a los segundos sintió que el cuerpo en sus brazos se desvanecía repentinamente.

— ¿Sakura? —llamó en tono alarmado y la sostuvo con firmeza.

—Lo siento… Estoy muy cansada…

Él la miró y logró ver la debilidad que reflejaba su rostro. Había recuperado algo de color, pero seguía con un tono febril y sus ojos luchaban por mantenerse abiertos. Un sentimiento desconocido se apoderó de él, un deseo irrefrenable de cuidarla como ella lo hacía. Definitivamente, aquella ojijade hacía estragos en su forma de ser. Tenía la noción de haber cambiado mucho desde que la conoció, era algo que no quería aceptar; pero en situaciones como esa, era más que evidente. Tomó con cuidado su frágil cuerpo y la alzó como quien levanta una muñeca de trapo. Después, se recostó en la camilla verticalmente y acomodó a la mujer cerca de él. Ambos estaban agotados, ese día había sido un completo caos. Aun así, mantenían sus miradas enlazadas como buscando un tesoro en los ojos del otro.

Sakura se sentía en una especie de nube flotante. La delicadeza de él hacía que su corazón bombeara con más fuerza. Se recostó complacida a su lado, lo rodeó débilmente con sus brazos y se acercó mucho más a su pecho; finalmente descansaría. No obstante, sintió sus fríos dedos acariciar la piel de su espalda, y comprendió tarde que la prenda mal enrollada había desaparecido. El calor que atravesó por su cuerpo no era a causa de la fiebre, y tal vez su mejilla ilesa había igualado en color a la afectada. Las sensaciones que la invadieron eran electrizantes, mágicas… no podía encontrar las palabras. Reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban, atrajo el rostro de él y besó sus labios con suavidad.

Sasuke correspondió al instante, disfrutando la agradable sensación de sentir el cuerpo de ella casi desnudo entre sus brazos. Un fuego abrasador se encendió en su interior, no como el de hace unas horas que tanto dolor le causó, sino uno completamente extraordinario e intenso. Sakura suspiró sobre sus labios, y comprendió que había llegado a su límite. La besó por última vez, y dejó que el cansancio lo venciera. Ambos se durmieron a los pocos minutos, sintiéndose más que completos.

…..

El hospital era un lugar muy lúgubre. El frio se calaba por sus huesos y la sensación de muerte estremecía sus entrañas. No obstante, avanzó con determinación por los largos pasillos. Varias enfermeras corrían en diferentes direcciones, algunas personas permanecían impacientes en la sala de espera y otras caminaban indiferentes al ajetreado movimiento de su alrededor.

Danzo se dirigió a la sala de partos sigilosamente, había demasiada actividad como para que alguien advirtiera su intrépida presencia en el lugar. Llegó a la habitación 309, miró a ambos lados del pasadizo y entró sin más precauciones. El cuarto estaba casi en penumbras, esforzó su vista y detalló a la pálida mujer en la camilla, no había nadie más. Ella le devolvió una mirada cansina, al poco tiempo lo reconoció.

Danzo… ¿d-dónde e-está? Mi hijo… ¿está b-bien?

Sí, Orochimaru lo está atendiendo explicó con voz monótona, luego añadió—. Un bebé prematuro necesita de todo el cuidado.

La mujer suspiró aliviada.

¿P-por qué tú…? ¿D-dónde e-está mi… mi e-esposo?

Él está mirando a su hijo, se está asegurando de que lo atiendan bien. Pronto vendrá a verte.

Ella sonrió con dificultad.

Es mejor que descanses. No te ves biensugirió mientras se aproximaba a la camilla.

Y-yo quiero ver… a m-mi pequeño.

"Nunca lo verás" pensó el hombre con una imperceptible sonrisa. Sacó una jeringa de su oscura chaqueta, la acercó a la bolsa de suero intravenoso que proveía a la mujer, e inyectó un líquido incoloro.

¿Qué… qué haces?

El doctor me dijo que debes descansar, y esto te ayudará.

N-no… y-yo quiero a mi h-hijo protestó débilmente.

Danzo la miró con una turbia mirada.

Adios, señora Uchiha.

…..

Danzo observaba distraído el cristal de su ventana, no había logrado conciliar el sueño en casi toda la noche, pues un recuerdo interrumpía constantemente en su mente; pero ya era muy tarde para dormir. El amanecer estaba en todo su esplendor y era momento de realizar sus movimientos. Había esperado tanto tiempo para ese día. Sus ojos avejentados cambiaron de objeto y esta vez miró con atención la fotografía más valiosa para él. La pequeña pelirrosa sonreía radiante, sabía que pronto volvería a verla.

La llamada de Orochimaru había adelantado sus planes, pero era mejor así. La ansiedad lo consumía por dentro. Buscó las llaves de su vehículo y se dirigió a la salida. Primero se reuniría con su gran socio, y en la tarde pasaría por la CICT. Tenía muchas cosas que hacer.

Una vez en su auto, lo encendió y se dirigió a la empresa Uchiha Corporation. Madara lo estaba esperando.

…..

Sakura no quería despertar, se sentía demasiado cómoda como para alejarse de esa sensación. Sin embargo, en algún momento debía abrir sus ojos y despabilar su mente, cosa que sucedió a los pocos minutos. Lo primero que vio fue un pecho desnudo, confundida levantó su rostro; lo segundo que vio fue una profunda mirada. Recordó paulatinamente el día anterior y su cuerpo reaccionó al instante. Su corazón se aceleró y sus mejillas se tornaron rojas.

—B-buenos días, Sasuke-kun.

El pelinegro la siguió observando. Había despertado hace una hora, y aprovechó ese tiempo para detallar completamente a la mujer entre sus brazos. Tal vez conocía muy bien las facciones de su rostro, pero nunca había recorrido con atención su torso descubierto. Mientras ella dormía con tranquilidad, él deslizó sus inquietas manos por la tersa piel de la ojijade. Había recorrido su plano abdomen, acariciado su espalda y contorneado su cintura. En algún momento, quiso arrancar la molesta prenda que cubría sus provocativos pechos, pero logró contenerse con mucho esfuerzo. Y en ese mismo instante descubrió algo sorprendente. Esas inexplicables sensaciones de su cuerpo eran por una simple razón, razón que había ignorado hasta esa mañana. La deseaba con todas sus fuerzas, Sakura era la primera mujer a la que deseaba en toda su miserable vida.

— ¿Te sientes mejor hoy? —preguntó la pelirrosa con suavidad.

—Sí. —"Excelente" pensó espontáneamente, luego miró las vendas en sus hombros—. ¿Tú?

—Creo que bien —murmuró sintiendo un punzante dolor en sus heridas, aun así, era soportable.

—Tú mejilla ya no está muy inflamada —informó serio mientras acariciaba su pómulo perjudicado.

Sakura se perdió en su mirada oscura y en su tierna caricia.

— ¿E-en serio? Eso es… —balbuceó olvidando todo pensamiento coherente—. Eso es… es… hermoso.

Sasuke alzó una ceja contrariado.

— ¿Hermoso?

—S-sí, eres hermoso —asintió desorientada—. ¿Qué? Espera, ¿qué dije?

Contra todo pronóstico, los labios de él se curvaron en una mueca imperceptible. Sakura volvió a turbarse cuando presenció esa irregularidad. ¿Acaso… acaso él había… sonreído?

—Hazlo otra vez —susurró asombrada.

El azabache la miró confundido.

— ¿Qué?

—Eso que acabas de hacer —instó de nuevo.

— ¿Qué hice?

—Sonreír… acabas de hacerlo.

Sasuke apartó la mirada. Escuchar esas palabras incoherentes y verla totalmente desorientada había causado que fuerzas inflexibles cambiaran su expresión. No sabía que eso era una sonrisa.

La pelirrosa sonrió radiante.

—Sí, lo hiciste —aseguró repentinamente feliz—. Hazlo de nuevo.

El azabache frunció el ceño.

—No sé cómo.

Sakura soltó una carcajada al escucharlo. Se veía tan… desorientado e indefenso. ¿Cómo podía no enamorarse de él si había descubierto su verdadera esencia? Él no era un monstruo como todos pensaban, él se escondía a través de una capa de seriedad y odio. Tenía miedo de que alguien descubriera su debilidad y su dolor, de que alguien más lo lastimara peor. El verdadero Sasuke se ocultaba tras una pared de piedra, pero ella logró ver ese interior por medio de un pequeño agujero. Lo que Sakura desconocía era que nunca hubo una rendija en aquel muro hasta que ella apareció en su vida.

—Supongo que eso es una rareza única —comentó la ojijade mientras deslizaba sus manos por el cuello de él.

—Tal vez después… —dijo al tiempo que miraba sus labios y sentía la calidez de sus caricias en su piel.

—Juró que yo misma haré que sonrías.

La mueca anterior volvió a surgir en los labios de él. No podía evitarlo, se sentía extrañamente feliz.

—Eso es un avance —sonrió Sakura al presenciar esa rareza por segunda vez.

Sasuke no soportó más la idea de resistirse a sus labios. Se enderezó apoyando sus manos a ambos lados de la mujer, logrando una posición más cómoda, se acercó a su rostro y la besó con desesperación. ¿Por qué debía reprimirse si ella lograba hacerle sentir todas esas sensaciones tan únicas? Era su luz en medio de la completa oscuridad que lo rodeaba. ¿Por qué no dejar de sufrir y permitirse ser feliz? Rodeó su menuda cintura acariciando la piel descubierta y ella se estremeció ante eso.

El beso se volvió más profundo que nunca antes. Sasuke podía decir que ahora dominaba con pericia el arte de besar, por algo era un perfecto. Un jadeo escapó de su garganta sin poder evitarlo, y luego escuchó un suave suspiro por parte de ella. Ambos se deseaban con intensidad, el calor de la pasión había irrumpido con vehemencia a sus cuerpos y ninguno podía pensar con claridad, sólo podían sentir las maravillosas sensaciones que recorrían ardientes por ellos.

Sasuke, guiado únicamente por su instinto, deslizó los labios por la curvatura de su blanco cuello y mordió con suavidad esa parte sensible. Sakura soltó un leve gemido y se aferró con fuerza al cabello de él. Sintió un dolor en la parte de sus hombros; pero lo ignoró por completo, ahora lo que más importaba eran los besos y las caricias del pelinegro.

Él por su parte siguió degustando la suavidad de su piel, pasó con infinito cuidado por el vendaje y se vio interrumpido por una molesta prenda. Sin reticencias como antes, arrancó con facilidad su obstáculo y contempló abstraído sus perfectos senos, para él lo eran. Recordó que un día quiso cubrirlos con sus grandes manos, nunca se imaginó que ese momento llegaría.

—Sasuke…

Un enorme placer recorrió su cuerpo al sentir que él tocaba sus pechos, y gimió complacida cuando él los saboreó con sus labios. Sasuke comprendió que ese punto era muy sensible para ella y continuó besando esa zona escuchando encantado sus gemidos. Esa mujer era exquisita, nunca concibió la idea de que él podía poseerla; pero en ese momento, se sintió más que feliz por tenerla de esa manera, estremeciéndose por sus caricias. Alzó su rostro y buscó nuevamente sus labios.

Sakura lo recibió casi sin aliento, lo besó con todo el amor que sentía por él y decidió que debía retribuir ese mismo placer que obtuvo de su parte. Deslizó sus labios por el cuello masculino mientras se esforzaba por cambiar de posiciones, sus hombros lesionados le impedían moverse con libertad. El azabache comprendió sus intenciones y accedió reticente, se sintió repentinamente vulnerable bajo su fémina presencia. Ella sonrió al tiempo que repartía caricias por todo su bien formado torso y besaba con ahínco cada tramo de su piel. Sentía que sus manos y labios eran brasas ardientes.

Sasuke suspiró con fuerza tratando de reprimir un ronco gemido, pero la intensidad de esas caricias no se lo permitió. Definitivamente esa mujer despertaba en él cosas increíbles.

—Sakura…

La aludida sonrió satisfecha al escucharlo y luego, fue en busca de sus labios reclamándolos con desesperación. Lo amaba, amaba todo de Sasuke. Nunca había estado con un hombre de esa manera, su desconfianza hacia ellos era la causa de que mantuviera un grado de reserva y cuidado a pesar de su madurez. Sin embargo, ahora se sentía profundamente feliz de compartir con aquel azabache algo tan íntimo y especial, además de que él respondiera con la misma satisfacción a su deseo. No albergaba ni la más mínima duda o temor de entregarse a su perfecto.

Ambos jadearon cuando sintieron el roce en sus intimidades, era maravillosamente placentero. Sakura olvidó por completo cualquier pensamiento coherente así como él, sólo se dejaron llevar por el instinto de la pasión y el placer.

Sasuke sabía que la ropa inferior era un tremendo estorbo en aquellos momentos, y así como deseó tocar su torso desnudo, deseó también recorrer otras partes desconocidas de ella. Dirigió sus manos al pantalón oscuro que llevaba puesto y comenzó a arrancarlo con desesperación; pues el fuego intenso que corría por todo su cuerpo, sólo sería aplacado si experimentaba por completo lo que su instinto le pedía. Sin embargo, encontró otro impedimento para disfrutar totalmente de la desnudez de la mujer, gruñó exasperado y en cuestión de segundos, tuvo el mismo destino que las otras prendas.

Sakura, sumamente distraída en sus labios, no se percibió de esa acción hasta que sintió unas intensas caricias por sus muslos. Jadeó sorprendida y por la sensación de su piel arder ante ese tacto. Sus mejillas se tornaron de un intenso rojo al comprender que estaba sobre él absolutamente desnuda. No obstante, no sería la única. Olvidando su natural timidez e ignorando el dolor en sus hombros, aferró el desvaído pantalón del pelinegro, lo deslizó ante la atenta mirada de él y lo arrojó lejos de su dueño. Se sentó a horcajadas cerca de sus caderas, sumamente azorada por su atrevido comportamiento, y contempló abstraída el cuerpo frente a sus ojos. Sasuke era perfecto en todos sus sentidos.

El azabache perdido en la magnífica figura fémina delante de él, observando sus sensuales curvas y detallando cada parte de ella, sintió que su deseo crecía ferozmente hasta el punto de ser asfixiante. Sakura era hermosa, perfecta… No se sentía capaz de alejarse ahora de ella. La súbita timidez que la embargó le pareció adorable; además, sus labios rojos e hinchados por los besos y sus verdes ojos nublados por el placer terminaron por enloquecer sus sentidos y desarmar su autocontrol. Enderezó su posición para alcanzar el delicado cuerpo de la ojijade, y explorar cada tramo de su piel. Ella lo estrechó con fuerza sintiéndose más cerca que nunca, acarició su amplia espalda mientras se besaban con desesperación, y sus lenguas se encontraron en una batalla sin tregua. Ninguno podía soportar por más tiempo el ardor en el bajo vientre.

Sasuke la tomó por las caderas para acercarla más a su zona viril, quería sentirse completamente dentro de ella. Sakura elevó su cuerpo, se miraron a los ojos oscurecidos de deseo y tomando una honda respiración comenzó a descender muy despacio. Enterró las uñas en su espaldar cuando sintió el dolor de su primera vez, y se aferró a él con toda sus fuerzas ahogando un grito que amenazaba con salir. No obstante, ese dolor fue remplazado con lentitud por el absoluto placer. Ambos enterraron la cabeza en el cuello del otro y jadearon casi sin aire al sentir todas las nuevas sensaciones que arremetieron con violencia.

—Sasuke… —gimió Sakura al sentirlo totalmente dentro de ella.

El azabache gruño de satisfacción al sentir lo mismo, nunca imaginó experimentar algo tan indescriptible y maravilloso. Trataron de calmar sus agitadas respiraciones, pero sabían que era imposible. Se mantuvieron así por unos minutos más hasta que sus cuerpos exigieron disfrutar del placer que aún no conocían. Sakura, consciente de que en esa posición debía ser quien iniciara el movimiento, comenzó a subir y a bajar muy despacio. Sasuke, cegado por ese nuevo deleite, la tomó de las caderas ayudándole con el vaivén, además de aumentar y profundizar las embestidas.

—Sakura… —gruñó roncamente al tiempo que mordía con suavidad su cuello.

Sus cuerpos comenzaron a sudar por la agitación y sus respiraciones se volvieron irregulares. La habitación se llenó de gemidos y suspiros por parte de ambos, puesto que ninguno podía controlar sus excesivas emociones. El ritmo era constante y acelerado, sus bocas se encontraban por instantes saciándose del néctar del otro y las caricias eran más que intensas. Sintieron que pronto culminarían en la cima del placer, el clímax estaba muy cerca.

Sakura sintió que en su interior miles de sensaciones se removían con fuerza, y de un momento a otro, explotaban como fuegos artificiales en una noche oscura. Gimió sonoramente cuando el orgasmo la alcanzó, y se sintió a la altura de las nubes mientras experimentaba el placer en su estado puro.

Sasuke por su parte, sintió que su miembro era aprisionado por las estrechas paredes de ella y soltó un gemido ronco sin poder evitarlo al sentir su propia culminación. Su mente se desconectó por completo y sólo atisbó a disfrutar del intenso placer que recorría cada fibra de su ser. Nunca en la vida se había sentido tan vivo.

Ambos cayeron agotados a la camilla, ella sobre él, tratando de calmar sus alterados corazones y la respiración irregular. Sasuke apretó el cuerpo de la mujer contra el suyo sumamente feliz de tenerla a su lado, pues era gracias a aquella pelirrosa que había experimentado algo tan increíble. En ese momento, el sufrimiento de toda su existencia parecía un recuerdo muy lejano.

Sakura repartió caricias por su torso al tiempo que sonreía radiante, nunca se alejaría de su perfecto; porque él era el hombre al que amaba y la causa de su felicidad. Después de varios minutos, Sasuke rompió el silencio.

—Sakura… —susurró con su grave voz.

— ¿Mm?

—Gracias.

La ojijade levantó su rostro sorprendida y lo miró sin comprenderle.

— ¿P-por qué?

Sasuke contempló sus verdes ojos llenos de algo que no conocía. No planeaba decir esas palabras, pero algo dentro de él lo impulsó a hacerlo.

—Por alejar mi dolor.

Sakura sintió que su corazón se encogía. Desde el principio sabía que la vida de él estaba llena de sufrimiento, por eso decidió hacer lo imposible por sanar esas heridas de su alma y brindarle felicidad. No sabía si podía hacerlo, pero esas palabras le confirmaron sus dudas. Ella podía alejar su dolor, y Sasuke lo sabía. Se sintió más feliz al comprenderlo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y acercó su mano para acariciar la mejilla de él con suavidad.

—Siempre estaré contigo, Sasuke-kun.

— ¿Por qué? —Ahora era su turno de responder sus dudas. ¿Por qué ella hacía tanto por alguien como él, por un monstruo?

—Por el simple hecho de que te amo —confesó segura. Había descubierto ese profundo sentimiento el día anterior, pero sentía que él debía saberlo, él debía conocer el amor.

Sasuke se sorprendió por la respuesta y sintió que su corazón se aceleraba con fuerza. Amor, algo tan desconocido para él, algo tan lejano e inalcanzable. No comprendía ese sentimiento porque nunca alguien se lo ofreció, nunca alguien lo amó. Sin embargo, ella lo hacía, veía la sinceridad en sus cristalinos ojos. Sintió que su felicidad crecía al escuchar esas palabras y una auténtica sonrisa aparecía en sus labios. Era una sensación agradable y única… eso de sentirse amado por primera vez.

Sakura se maravilló al ver esa expresión en su rostro y sin poder contenerse más, lo besó mientras reía más que feliz. Sabía que el amor lograría reparar sus heridas y su lastimado corazón.

Ninguno de los dos sospechó que al final del día el dolor empañaría esa efímera felicidad.

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¡Hola hermosas personas!

Me siento muy apenada con ustedes por el retraso de este capítulo, además que ya van dos veces que falto a mi palabra 7.7 ¡Lo siento mucho! No hay excusas lo sé, pero les explicaré porque tarde tanto. Fue por culpa de la universidad, ella tiene toda la culpa, el caso es que hubo un problema con mi inscripción y tuve que hacer un montón de vueltas para solucionarlo. La mala noticia es que pronto entro y no podré escribir tan de seguido T.T

Espero que el capítulo recompense la espera :3 En verdad lo siento mucho, ya saben que hago lo posible por traer lo más rápido que pueda la continuación, pero el tiempo es muy cruel…

¿Nadie esperaba lemon? Yo tampoco xD Na mentira, ya lo tenía todo planeado, y ahora sí, después de este capítulo lleno de amors, se viene la angustia… Así que busquen pañuelos para el próximo :v

Agradezco de corazón a todas las personas que me dejan sus bellos comentarios, los amo, los adoro y los idolatro jajaja

Por cierto, los invito a pasarse a mi nuevo one-shot que escribí recientemente para un concurso. Me llegó la inspiración y dije ¿Por qué no? Les agradeceré en el alma sus comentarios, pues me ayudaran a ganar, igual si no gano, lo hice especialmente para que ustedes amantes del SasuSaku disfruten :3

Muchas gracias por sus hermosos reviews, por tomar de su tiempo y dejar sus impresiones, me ayudan a mejorar cada vez más, también me dan motivación y sabré si voy por buen camino o ya me desvié jeje. Gracias también a los nuevos lectores que llegan, espero que se sientan a gusto con mi historia.

Creo que ya hablé mucho así que sin más que decir me despido :3

¡Cuídense mucho y nos leemos para el próximo capítulo!