LAS VECES QUE LO OLVIDÉ

Por DarkCryonic

Capítulo 1

La primera vez que reconoció lo que le estaba pasando, no hizo más que tirarse sobre el sofá, cerrar los ojos y borrar todo rastro de esa sensación de su cabeza; prometiéndose no volver a pasar por lo mismo.

La segunda vez, la primera para él -ya que no recordaba- fue cuando John le pasaba el té. El roce leve de sus dedos con los de él, hizo que un escalofrío recorriera su espalda de forma leve, pero notoria. John se sentó frente a él cogiendo el periódico de la mañana para su observación exhaustiva. Sherlock se concentró en su té con toda su energía. Y lo decidió. Tenía que borrarlo. Así que dejando el té a un lado, se fue a su cuarto sin mediar palabra con el médico. No pasó allí más de media hora. Y volvió a olvidarlo.

La tercera vez- la primera vez para él- John sonreía apoyado en una de las patrullas de N. S. Yard. Lestrade gruñía por lo bajo y él no pudo evitar quedarse allí sintiéndose bien. Demasiado bien. John, al rato, tiraba de la manga de su abrigo para hacerlo encaminarse a casa. Y vino esta sensación cálida, curiosamente conocida, lo que hizo que mirara su brazo y la mano de John con interés. Sacudiendo su cabello decidió que no era nada importante.

Cuando cenaron en Ángelo´s esa noche, supo que no era algo superficial. Que tenía que hacer algo pronto. De vuelta en el departamento pasó una hora en su palacio mental borrando cada atisbo de aquel calor agradable que había inundado su cuerpo mientras miraba comer a Watson en el restaurante.

La cuarta vez, la primera para él, John descansaba su cabeza en su hombro después de un caso que los tuvo despiertos dos días completos. El medico apenas podía mantenerse cuerdo, así que en un momento cualquiera, terminó apoyado contra él, agotado, en medio del viaje en taxi. Tuvo la intención de quitarlo, pero cuando su mano le tocó, no pudo hacerlo. La sensación de tenerlo tan cerca era extraña, pero relajante. No sabía muy bien cómo definirla... le recordaba un poco la tranquilidad que le emitía su madre cuando él era pequeño y le abrazaba después de alguna travesura pidiéndole que se comportara, pero siempre sonriendo. Cuando llegaron al departamento, arrastró a John hasta su cuarto y después decidió que era mejor olvidarse de todo aquello. Así que dos horas más tarde ya no recordaba nada.

La quinta vez, John había llegado corriendo a la escena del crimen. Le había visto pasar raudo bajo la cinta amarilla, sortear a Donovan y pararse a su lado mirándole con toda la atención del mundo. Sherlock sintió unas ganas extrañas nacidas de no sé dónde, de palmearle la espalda y de sonreírle, agradeciendo que estuviera allí. Pero no lo hizo. En cambio, cerró los ojos, respiro profundamente y mirando al cuerpo tirado frente a ellos empezó a decir lo que observaba. Trato de concentrar todo su cerebro en ello, pero sus ojos no pudieron evitar mirar de reojo un par de veces a John anotando en su libreta, a John sonriendo mientras Greg murmuraba incoherencias a unos metros de ellos, a John mirándole a él con la misma energía de la primera vez que le vio. Esa noche pasó tres horas borrando toda su confusión, separándola de los datos del caso.

La sexta vez, Sherlock había seguido a un maleante que había terminado siendo demasiado escurridizo para ambos, y como consecuencia, John había terminado sangrando de un tajo en la frente. El tipo había terminado estampado de una patada en el suelo, inconsciente. Por alguna razón que no entendía, el detective había quedado congelado mirando al médico que se dedicaba a apretar la herida con un pañuelo. John le había mirado después de darse cuenta del silencio y había sonreído medio disculpándose por la torpeza de dejarse herir, medio queriendo relajar la cara de su compañero, que le miraba con preocupación para nada disimulada.

Sherlock no esperó llegar a casa para resetear su cerebro. En medio del mismo callejón, aun con un pie sobre el maleante, borró cada atisbo de pánico que le había inundado al ver la sangre en John.

DC