LIBRE
Vasili POV
Había sido una semana agotadora entre viajes y pruebas Tavali. Su padre al fin le había dejado tomar el control de copiloto luego de muchas discusiones sobre su madre, genética y como iba a terminar aplastados a algún meteorito si piloteaba como ella.
Se llevó una mano a su corto cabello rubio y lo tironeo hacía atrás despejando su frente con cansancio. Le había dicho a sus padres que iría donde sus abuelos, pero había tenido un pequeño ataque de ahogo que lo había enviado arrastrando los pies hasta este depósito medio abandonado. Había estado allí por generaciones, ni siquiera sabía porque estaba sellado y acordonado. Un accidente o algo así. Un montón de chatarras y vigas destartaladas como si algún tipo de edificio se hubiera aplastado bajo la gravedad. Parte de la base pero nadie interesado suficientemente en ella para deshacerse del problema.
Antes de pensarlo demasiado estaba en su interior rompiendo la seguridad de acceso.
Sucio. Olor a oxido y goteras acumuladas por años. Soledad de aquella que te pone los pelos de punta pero te tranquiliza lo suficiente para seguir adelante por pura curiosidad y un inherente cuota de aventura.
La ve él antes que ella, en una bóveda impregnada de rayos de luces del exterior. Esta recostada sobre una peligrosa viga que sobresalida sobre un montón de chatarra a unos buenos diez metros del suelo. Sus manos sobre sus ojos, y sus piernas bamboleando suavemente alrededor. Un suave murmullo a su alrededor y comprende que tiene los cascos puestos, envuelta en su música no sabía que estaba allí.
Se queda observándola en silencio y el corazón le late un poco más rápido de lo que debería. Gruñe para sí quitándose estas estúpidas sensaciones y trata de llamar su atención para no asustarla, pero esta le ignora soberanamente.
Antes si quiera de pensarlo mucho está subiendo la montaña de chatarra y quedándose a una distancia prudente de la enorme viga para poder llamar su atención.
— ¡Thia!- le susurra, el eco de su voz parece más grave de lo que es y el hangar responde con crujidos.- ¡Thia, vas a matarte allí!
La ve sonriendo y jura en silencio, es de familia, lo sabe, son todos unos sicóticos, era cosa de ver a su padre y sus ataques de razonamiento a través de los años. Cuando esta golpea suavemente la viga invitándolo a unirse a ella quiere intentar ser la voz de razonamiento pero no comprende como termina caminando hacia ella como un loco. Diez metros del suelo y jura por todos los dioses porque que los Fireblood lanzaban fuego y no tenían alas.
— Si nos matamos aquí nuestros padres nos revivirán solo para matarnos ellos.- se ríe y llega sobre ella. La chica le mira con esos enormes ojos verdes y un nudo se le forma en la garganta. Suprime esos pensamientos que han estado atosigándole desde que le conoció.
— Deja de gruñir y siéntate, me marea mirarte desde acá abajo.
Le hace caso. La viga no se mueve ni un milímetro de su lugar pero hay un montón de crujidos por todo el hangar abandonado. La música de la chica creaba una pequeña estela a su alrededor. Su prima le sigue mirando al revés como si estuviera calculando algo y terminara aceptándolo.
— ¿Cómo llegaste aquí?- le pregunta y espera que le ignore. No es que Thia sea exactamente taciturna, pero parecía muy comedida aquí en su barranco personal.
— Curioseando.
— ¿Y qué estás haciendo?
— Libre- susurra con una sonrisa contagiosa mientras levanta las manos hacía el cielo. Él termina sonriendo comprendiendo muy bien de lo que hablaba, eran suficientemente adolescentes aun para buscar estos pequeños momentos. Thia siendo una princesa de dos imperios rodeada siempre de gente y el con sus padres que podía jurar le tenían incrustado algún chip de rastreo en algún lugar y una familia tan numerosa que podían conquistar un pequeño mundo para ellos. Thia le toca un brazo y le hace un movimiento para que se recueste al otro lado. Cabeza con cabeza. Le hace caso y se queda completamente mudo cuando Thia levanta nuevamente los brazos y lo ve. Simplemente lo ve- Libre…
Allí arriba entre los huecos de chatarra y oxido tan lejos como el universo en sí mismo. Una de las tantas nebulosas que rodeaban su hogar. Rojos, morados y azules, estrellas infinitas en una acuarela preciosa. Un pozo negro tan lejano, tan enorme… tan hermoso. Hipnotizante y abrumador.
— Algún día- susurra casi para sí y se quita los cascos para que la suave música le llegara a los dos- tan lejos, lejos de todo que ya no dolerá nada. Libres.
Cierra los ojos y se lleva una mano a su corazón. Libres.
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Si yo dije que se me escapaban las cabras pal monte cuando me gustaba mucho una pareja XDDD
Algo pequeño pero con cariño.
Si puedes escuchar en youtube: EPIC ROCK | ''The Man Who Stole the World'' by The Spiritual Machines. Esa canción me hizo escribir esto.