¡Hola! Aquí vengo con una historia sobre Los Juegos del Hambre. La historia se sitúa en el caso de que Snow decidiera no bombardear el distrito 12 ¿qué ocurriría?
Los dos primeros capítulos serán introductorios, para contar un poco qué ocurre entre unos Juegos y otros, pero a partir del tercer capítulo es cuando empieza la trama más interesante (o triste, como prefirais)
Os dejo leyendo! ;)
Un pitido impertinente me bombardea la cabeza y hace que mi dolor sea más agudo de lo que ya es por sí solo.
Gimo y acto seguido alguien me coge la mano y me la acaricia. Son unas manos suaves pero a la vez ásperas, extraña combinación.
Lucho con todas mis fuerzas por abrir mis ojos pero nunca habría imaginado que unos párpados pudiesen llegar a pesar tanto. Gimo de nuevo y toso haciendo que mi garganta duela.
-Katniss… -alguien dice mi nombre pero el sonido me llega de forma distorsionada y a trompicones.
Un único nombre me viene a la cabeza.
Peeta.
¿Es Peeta? No lo sé. Podría confirmarlo si mis párpados se dignasen a abrirse. Cuando creo que he reunido todas las fuerzas para abrir los ojos vuelvo a sumirme en un profundo sueño.
Abro los ojos y me encuentro en una habitación oscura, llena de aparatos que no sé para qué sirven y con un sofá de piel bajo una ventana. Un ronquido hace que me sobresalte y que me fije en la persona que está durmiendo en el sofá y a la cual no había visto debido a la oscuridad. Sonrío al identificar a Peeta y unas lágrimas comienzan a acumularse en mis ojos.
Lo observo detenidamente y me doy cuenta de lo mucho que ha cambiado desde el día que nos eligieron para nuestros primeros juegos. Ha crecido físicamente pero también ha madurado mucho y eso se nota en su semblante serio, apenas hay rastro del chico risueño con el que iba a clase.
Entonces la explosión que provoqué en la arena inunda mis pensamientos. ¿Qué ocurrió? Debería estar muerta, Snow no habría permitido que saliera viva de aquella arena. Compruebo mi cuerpo y suspiro de alivio al comprobar que está en perfecto estado, únicamente tengo un par de goteros. Me los quito con cuidado y me siento en la cama. Me agarro con fuerza al colchón debido al súbito mareo que me ha inundado, a saber cuánto tiempo llevaré en esa cama. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando mis pies tocaron las frías baldosas del cuerpo, me puse de pie y esperé un par de segundos para comprobar si era capaz de mantenerme en pie sola. Caminé en silencio hacia el sofá y me arrodillé frente a Peeta. En otra ocasión me había encantado quedarme mirándolo durante horas, pero estaba ansiosa por hablar con él, por abrazarle y por besarle, así que le sacudí levemente el hombro.
-Peeta… -susurré.
Se levantó rápidamente frotándose los ojos. Me miró y se volvió a frotar los ojos, somnoliento.
-¿Katniss? –asentí con una sonrisa y entonces su expresión también cambió de incredulidad a extrema felicidad. -¡Katniss!
Sus brazos me rodearon y todo mi cuerpo se inundó de un profundo calor. Enterré mi cara en el hueco de su cuello y aspiré su olor mientras rodeaba su cintura con mis brazos, una lágrima rebelde se escapó de mis ojos y fue a parar a la camiseta de Peeta. Hasta este mismo instante no me había dado cuenta de lo mucho que le había echado de menos a pesar de estar inconsciente. No sé cuánto tiempo estuvimos abrazados pero me pareció poco cuando él decidió separarse de mí, aunque fueran apenas un par de centímetros.
-¿Estás bien? ¿Te duele algo? –me preguntó mientras me recorría de arriba abajo con la mirada, no paraba de secarse las lágrimas que inundaban sus ojos.
-Estoy bien, tranquilo.
Me sonrió ampliamente y entonces me besó en los labios a la vez que sujetaba suavemente mi cara entre sus manos. Al principio me quedé bloqueada por la sorpresa pero pronto me relajé y respondí a ese maravilloso beso.
-Ha sido la peor semana de mi vida… No sabes lo contento que estoy de que te hayas podido despertar al fin. Los médico dejaron de sedarte hace dos días pero seguías sin abrir los ojos.
-¿He estado inconsciente una semana entera? –Peeta asintió. Entonces volví a recordar la arena. –Peeta, ¿qué ocurrió en la arena?
Su semblante se oscureció de repente y me sentó junto a él en el sillón.
-Yo me enteré de todo después –comenzó a explicar. –Cuando me sacaron de la arena sólo sabía que había explotado todo, pero al menos no había resultado herido. Haymitch me lo explicó después y yo comencé a temblar y a lanzar todo aquello que encontraba a mi alrededor. Lo que habías hecho solo podía significar una cosa, que Snow estaría muy furioso y que el castigo sería severo –no pude evitar sentirme culpable, si Snow hacía algo contra nosotros sería únicamente mi culpa, pero no podía permitir que Peeta muriese en aquella arena –Pero lo más increíble de todo es que Snow no ha hecho nada. Haymitch habló con Plutarch y este le comentó que Snow parecía estar de un humor excelente y que lo único que había dicho era que cuando todos los tributos estuviéramos en condiciones anunciaría algo a todo Panem. –fruncí el ceño, aquello no era propio de Snow. –Supongo que pronto hará el anuncio ya que tú eras la única que quedaba por recuperarse, y es normal ya que te llevaste la peor parte de la explosión. Pero todo me da igual porque tú estás bien y es lo que importa. –me acarició la cara con ternura y me dio un breve beso en los labios. –Ahora voy a llamar a los médicos para que vengan a verte, ¿de acuerdo?
Me había quedado sin palabras ante lo que me había dicho Peeta, por lo que solamente pude asentir e intentar sonreír, pero apenas pude hacer una mueca. Cuando desapareció me hundí en el sillón y escondí la cara entre mis manos. Simplemente había intentado salvar a Peeta, él merecía vivir y yo debería estar muerta, las cosas dejarían de complicarse. Suspiré y retuve las lágrimas en mis ojos.
-Hola Katniss –dijo una voz grave. Levanté la cabeza y observé a un médico que se acercaba a mí con una carpeta. Me alumbró con una linterna en los ojos y anotó algo en la carpeta. -¿Te sientes mareada?
-Antes cuando me he levantado me he mareado, pero ahora estoy bien.
-De acuerdo, ahora ven con nosotros para hacerte unas pequeñas pruebas antes de dejarte marchar. Peeta, creo que su familia estaría encantada de saber que por fin ha despertado.
Acompañé a los médicos a través de los pasillos del hospital hasta una habitación en la que había una serie de aparatos que parecían de gimnasio. Estuve caminando por aquellos aparatos durante alrededor de una hora.
-Bueno Katniss, entrega este papel en recepción –dijo mientras me entregaba un folio –y podrás marcharte a casa. –me giré y me dirigí hacia la puerta –Una cosa más, siento decirte que has perdido al bebé.
Al principio fruncí el ceño, extrañada por lo que me había dicho pero enseguida me acordé de la mentira que había dicho Peeta para intentar anular los juegos, asentí seria y salí de la habitación.
-¡KATNISS! –Prim vino corriendo hacia mí y se lanzó a mis brazos llorando.
La envolví en mis brazos y lloré junto a ella. Pensaba que no volvería a verla nunca.
-Ya, ya está, Prim. Todo ha acabado, no volveré a separarme de ti. –le susurré en el oído.
-¿Estás preparada? –me dijo Peeta mientras me cogía de la mano. Asentí temblando como un flan. –Todo va a salir bien, no te preocupes.
-Bueno chicos –Effie apareció por la puerta con su natural energía. –Todo esta listo, debemos ir a la sala con los demás tributos.
Portia terminó de hacer los últimos retoques al vestuario de Peeta y yo sentí un nudo en el estómago al saber que Cinna nunca más haría eso por mí. Retuve las lágrimas y apreté con más fuerza la mano de Peeta.
Effie abrió la puerta que nos daba paso al jardín de la casa de Snow y nosotros dejamos que nos rodearan los ciudadanos del Capitolio con sus vitores y sus aplausos. El corazón me iba a mil por hora, esta noche íbamos a descubrir el castigo que nos impondría el presidente, descubriríamos si moríamos o si vivíamos.
Fuimos caminando, nerviosos a más no poder, hasta una zona frente al balcón donde ya estaban los otros vencedores que habían participado en el Vasallaje. Contuve las ganas de ir a abrazar a Finnick, ya que aún no lo había visto desde la última noche en la arena. Nos colocamos todos en fila y esperamos a que apareciera Snow. No me daba cuenta de que estaba temblando hasta que Peeta pasó su brazo por mis hombros.
No quería ni imaginarme las atrocidades que había elegido Snow para nosotros. En casa de que hubiese elegido ejecutarnos esperaba que por lo menos nos dejara despedirnos de nuestros seres queridos. Las lágrimas volvieron a aparecer cuando empecé a imaginarme a Prim sin mí. Cogí aire para relajarme y entonces apareció Snow en su balcón, tal y como había hecho en el Tour.
-Buenas noches, Panem. Hoy nos hemos vuelto a reunir aquí para comunicaros la decisión que he tomado respecto a nuestros vencedores. Ya sabéis lo que Katniss Everdeen hizo a la arena al lanzar esa flecha, los distritos han empezado a sublevarse y a pensar que por ellos mismos pueden sobrevivir, cosa que no es verdad. Lo bueno de Panem es que un distrito da sustento a los otros once y así pasa con todos. Por lo tanto, para demostrar que no soy un presidente vengativo y que realmente quiero lo mejor para Panem, he decidido liberar de toda culpa a nuestros vencedores.
La ovación fue tan grande que estuve tentada de taparme los oídos. Peeta me apretó contra él y yo le rodeé con mis brazos, ahora sí, liberando todas las lágrimas que tenía acumuladas.
-Y ahora por favor, disfruten de la fiesta.
Snow desapareció del balcón y yo besé a Peeta con todas las ganas que tenía. Los ciudadanos del Capitolio se nos acercaban para felicitarnos e intentar entablar conversación con nosotros. En algún momento del caos me separé de Peeta y me quedé sola ante la multitud que quería hablar conmigo. Unos brazos me rodearon los hombros y me encontré con Finnick
-¡Finnick! –me lancé a sus brazos y le abracé con todas mis fuerzas -¿No es maravilloso?
-No, no lo es, Katniss. No seas tonta –la sonrisa que tenía dibujada en la cara desapareció de inmediato. - ¿Desde cuándo Snow nos deja marchar así por las buenas? Tiene algo preparado, algo gordo. Tienes que estar alerta. –asentí seria y él me dio un beso en la frente. –Ven, quiero presentarte a alguien.
Me arrastró entre la gente hasta llegar a una chica que estaba sentada en una silla, apartada de los demás retorciéndose el bajo del vestido, claramente nerviosa. Era Annie, la reconocí por el vídeo del Vasallaje, donde Mags se ofreció voluntaria para ir a la arena.
-Annie –murmuró Finnick mientras le cogía de las manos. –Quiero presentarte a Katniss. ¿Estás bien? ¿Quieres hacerlo ahora?
Annie asintió y respiró un par de veces antes de levantarse de la silla, se acercó en silencio hacia mí y me sonrió cuando estuvo delante.
-Hola Annie –dije mientras tendía una mano para saludarla, ella la estrechó sin mucha fuerza y se pegó a Finnick todo lo humanamente posible.
-No le sienta muy bien estar aquí –explicó Finn, me gustaría que la vieras cuando estamos en el distrito, entonces sí que es ella.
Le sonreí y entonces me fijé que Finnick miraba por encima de mi hombro, me giré y vi a Johanna acercándose a nosotros enfundada en un estrecho vestido y quince centímetros más alta debido a los tacones que llevaba.
Nos saludó a todos con un movimiento de cabeza y miró hacia la multitud.
-A saber lo que nos ha preparado Snow.
Johanna pensaba lo mismo que Finnick, que las cosas no iban a calmarse, sino todo lo contrario.
-Yo voy a llevar a Annie al centro de entrenamiento, nos vemos Johanna. –se acercó a mí y me dio un abrazo –Y a ti y a Peeta os veo dentro de un año, ojala pudiéramos vernos antes.
-¿Dentro de un año por qué? –pregunté frunciendo el ceño.
-¿No te das cuenta? –preguntó Johanna irónicamente. –Ahora Peeta y tú sois mentores. Bienvenidos al capitolio y a los planes que tendrá Snow para vosotros.
Una garra fría atrapó mi corazón. No me acordaba de que a partir de ahora todos los años debería revivir el tormento de los juegos. Ya no teníamos escapatoria.
Bueno, ¿qué os ha parecido?
Cualquier cosa que me queráis comentar como alguna falta de ortografía o alguna frase que hayáis visto que no he escrito bien, o si me queréis decir si os ha gustado o no el capítulo o lo que creéis que va a pasar o que os gustaría que pasase, lo que sea, me lo dejáis en un review, que yo os contestaré a todos los que me escribáis.
Un beso a todos y todas