Entró a la habitación y su corazón se detuvo. Era el momento de enfrentar su mayor miedo, de develar la verdad de su corazón. Guardaba muchos secretos, pero los sentimientos por Rosabella no la dejaban en paz. Vivir con ella día a día, experimentar su generosidad, su dulzura, mirarle sonreír…compartir la vida con ella era lo más maravilloso que pudo haberle pasado. Jamás imaginó que al llegar a Ever After High le sucedería algo como eso. Hoy en día su corazón se debatía entre los sentimientos que no la dejaban dormir y lo que sus padres esperaban de ella. Pero había tomado su decisión. Se quedó en la puerta, mirándola, ella completamente absorta en una nueva historia, leyendo como cuando llegó la primera vez a esa habitación.

Rosabella alzó la mirada sobre el libro que sostenía y se encontró con la mirada de Darling -¿Darling…?, preguntó preocupada por la forma en que la encontró simplemente ahí, con la mirada perdida en ella. -¿Estás bien…?, acababa de cerrar el libro y antes de que pudiera levantarse del sillón e ir hacia ella, Darling se había arrojado a sus pies escondiendo la cara en su regazo. Rosabella sintió el corazón latiéndole con fuerza y el rubor inmediato en las mejillas recordando el primer día que la vio. Dejó caer el libro y posó la mano temblorosa sobre la cabeza de su amiga. -¿Qué pasa?…me estás asustando…

-No puedo más Rosabella… Finalmente Darling alzó la mirada. Sentía que por primera vez el miedo se apoderaba de ella. Titubeó, pero no había marcha atrás. Buscó su mano y la tomo entre las de ella. -Rosabella… dijo con un hilo de voz. -mírame…por favor…mírame como a esos libros que lees con tanto fervor…estoy desesperada, de estar a tu lado y a la vez…no poder estar contigo… Llevó la mano que sostenía a sus labios y besó el dorso sin dejar de mirarle a los ojos esperando ansiosa por la respuesta de la chica.

-N-no…Darling…¿qué haces…? La sorpresa de Rosabella fue tal que saltó del asiento dejando a Darling en el suelo. Al mirarle arrodillada con expresión devastada, sintió como si algo dentro de ella se rompiera y las lágrimas se asomaron en sus ojos sin avisar. -No hagas esto Darling…no… Se cubrió el rostro con las manos antes de salir de la habitación a toda prisa.

Gruesas lágrimas caían sobre la alfombra de la habitación. Darling no podía dejar de lamentarse por lo sucedido, sin embargo tampoco estaba dispuesta a seguir viviendo callando los fuertes impulsos de su corazón. Lo había apostado todo y desgraciadamente había perdido. Acarició la pasta del libro antes de recogerlo y abrazarlo fuerte contra su pecho intentando que de alguna forma este mitigara el fuerte vacío de su corazón.