¡Hola!
Aquí mi segundo fic del Rey León [Oh, yeah B)]
Scar/Simba (Sí, aquí Simba es uke por razones que creo que comprenderéis al leer)
Este fic surge de un meme creado por BuhoOscuro16 donde el Simba niño le pregunta a su tío "¿qué tan divertido es hacer bebés?" Jajajajaja Menudas risas nos echamos XD
Hoy me acorde de él y decidí hacer este fic.
Se lo dedico, obviamente, a BuhoOscuro16, porque la idea también es suya, a Rukia Bawa y Est Fragmentum también se lo dedico porque ellas también disfrutaron lo suyo con el meme xD
¡Espero de verdad que os agrade!
- ¿QUÉ TAN DIVERTIDO ES HACER BEBÉS? -
Tío, ¿Hacer Bebés Es Divertido?
"Algo anda mal —pensaba el pequeño príncipe de la sabana muy seguro de si mismo—. Los adultos se comportan extraño... bueno, más extraño de lo normal"
Si, los leones y leonas de la manada actuaban raro. Simba se había dado cuenta de que las leonas cazadoras que lideraba su madre, las cuales eran ariscas y era más fácil verlas juntas que al lado de un macho, parecían haber conseguido pareja todas a la vez. Ellas, las más fuertes de la manada (a excepción de Mufasa y, claro, del propio Simba, o al menos eso creía el príncipe), se veían tan dulces y pasivas como gatitas ante sus parejas. Y los machos, los machos estaban peor. Todo el tiempo paseandose por ahí, como exhibiendose, hacía al pequeño cachorro tener vergüenza ajena por ser macho. Si a los reyes también les estaba sucediendo lo mismo, al menos ellos eran más discretos. Simba no sabía si podría soportar ver a sus padres así sin volverse loco.
En realidad, todo estaba bien. Solamente era la época de celo de los leones. Pero claro, el pequeño e inocente príncipe nada sabía de eso.
Extrañado (y muy harto), le fue a preguntar a su padre que pasaba. Mufasa siempre lo sabía todo.
La respuesta no era la que Simba esperaba, de hecho, no hubo respuesta más allá de vergüenza, balbuceos y un escueto "Estoy ocupado, pregunta a tu madre".
Mufasa era siempre un león muy entero, pero la pregunta de su hijo realmente lo había descolocado del todo. Es decir, el rey no era tonto, sabía que Simba algún día le preguntaría ¡pero no aun!, que era un cachorrito tan pequeño y frágil (por mucho que el príncipe lo negara fervientemente) todavía. Tal vez la peligrosa curiosidad de Simba era más grande de lo que Mufasa creía. Tomaría medidas en cuanto se recompusiera.
Mientras, decepcionado y totalmente ajeno a las preocupaciones de su padre, Simba fue donde la reina Sarabi.
La leona se mostró más tranquila ante la inocencia de la pregunta de su pequeñin.
— Es debido a que los adultos quieren tener bebés —le contestó. Y era lo único que pensaba decir.
— ¿Bebés? —Simba estaba inmensamente extrañado. No esperaba esto. ¿Los adultos querían hijos? Bueno, tenía su sentido, pero ¿así se conseguían bebés? Que cosa tan tonta. Abrió la boca, Sarabi esperaba la típica pregunta sobre de donde venían los bebés, pero no fue así— Entonces, ¿hacer bebés es divertido?
La reina abrió desmesuradamente sus ojos. No sabía que dolía más, si lo directo que su hijo era, o la pura inocencia que marcaba las palabras de una frase que les habría encantado a los pervertidos.
— ¿Divertido? —ella repitió angustiada— ¿por qué piensas que sea divertido?
Simba encogió sus patas.
— Los adultos ya llevan mucho tiempo raros —puntualizó como si fuera obvio—. Para que lleven tanto tiempo así, debe de ser pura diversión.
Sarabi no sabía que pensar del inconcluso razonamiento de su retoño, salvó que algo de razón tenía... para la mente de un niño.
Una cosa era segura, no quería continuar con esta conversación.
— Entenderás cuando seas mayor —se sentía tan bien decir eso.
Pero a Simba no le sentó tan bien escucharlo.
— ¡Pero ma...!
— Cuando seas mayor —repitió ella en un tono que no admitía reproche.
El pequeño cachorro no tuvo opción más allá que darse la vuelta irritado y diciendo malas palabras que no sentía por lo bajo.
— Jo, nunca me deja hacer ni saber lo que quiero. ¡Soy un futuro rey! ¡No tiene derecho...! —y así seguia mientras sus patas lo guiaban por costumbre al lugar que frecuentaba todas las tardes.
La cueva de Scar. Todavía tenía una tercera carta guardada. Su tío siempre se iba de la lengua.
Encontró al solitario león tumbado tomando el sol en la entrada de la cueva. Sonrió de pura felicidad al comprobar que su tío no actuaba raro. Por lo tanto, él no quería bebés como los otros. Pues mejor, Simba no quería un primo fastidion ni una tía amargada que le quitaran la preciada atención que Scar le prestaba únicamente a él.
Ignoró el doloroso pinchazo de celos que le dió con solo imaginarlo.
Dió unos cuantos pasos atras para coger carrerilla, seguro de que el león adulto no le había escuchado, se equivocaba. Segundos después el cachorro había aterrizado bruscamente encima de Scar.
— ¡Hola tío Scar! —exclamó cerca de su oído.
El león adulto pusó una cara de incomodidad que el cachorro no noto.
— Uy, mi espalda —ironizó dolor sin ganas, a pesar de eso su sobrino no salió de encima de él—. Hola, Simba.
— Tío, ¿qué tan divertido es hacer bebés? —preguntó de improviso. Con Scar nunca se iba por las ramas. Eso se lo dejaba a Rafiki— Últimamente los adultos no dejan de hablar sobre eso, que de verdad parece divertido.
Scar tuvo una reacción bastante diferente a la de su hermano y cuñada. Él simplemente suspiró cansado.
— Deja en paz a tu querido tío, Simba —pidió.
"Maldito niño, ¿por qué no le pregunta estas cosas a su padre, en primer lugar?" —pensaba bastante molesto.
— ¡Joo~! —exclamó Simba— Es que quiero saberlo. Papá dice que le pregunté a mamá y mamá no me quiere decir. ¡Por favor, eres mi última esperanza! —suplicó como si se estuviera muriendo. Y de verdad que se alzó un poco, una pata apuntando al cielo y mirada desesperada mientras lo decía y después cayó (contra la espalda de Scar) como derrotado y sin fuerzas para seguir viviendo.
El león adulto estaba comenzando a molestarse de verdad, y no precisamente por la insistencia de Simba.
— Preguntale a Zazu —Scar bostezo como quitandole importancia.
— Nunca lo veo cuando le necesito —se quejó el más joven—. Y si le encuentro y le preguntó me soltara un aburrido sermón. Yo es que soy más de respuestas cortas.
— A Rafiki.
— ¡Me dara con su bastón por entrometido!
Scar frunció el ceño. Se estaba empezando a quedar sin opciones.
— A la madre de Nala.
Simba lo pensó un poco.
— Err... como que no tenemos casi relación y eso —dijó como excusa.
— A Nala.
A Simba le brillaron los ojos.
— ¿Crees de verdad que ella pueda saber?
— No —él mayor fue sincero, a lo que Simba se frustró.
— ¿Y qué se supone que hare? ¡Me muero por saberlo!
Scar miró a su sobrino por primera vez.
— De verdad no tienes ni idea —no era una pregunta. Aún así el cachorro asintió.
Scar se sintió muy, pero que muy, tentado de abrir la boca y fastidiarle la infancia a su sobrino predilecto. Pero no lo hizó. Simplemente porque quería fastidiarlo un poco más.
— Ay Simba, yo quiero decírtelo, de verdad. Pero este dolor de espalda que tengo no me deja pensar —rápidamente el pequeño se quitó de encima de su tío.
— ¡Oh, lo siento!
Y entonces calló en la cuenta: Scar no habría tardado tanto en quejarse sobre su dolor de espalda. ¡Él también se comportaba raro! (Más de lo normal...)
— Tu tío ya es viejo, Simba —fingió cambiando de tema.
Y logro desviarlo.
— ¡Pero si eres más joven que papá! —exclamó— ¡Es imposible!
— No tanto, cachorro, no tanto —se hizo el sufrido para que su preocupado sobrino comiera de su pata—. Hagasmos un trato: tú me dejas descansar hasta que este mejor, y entonces te diré porque los mayores estamo... estan tan raros.
— ¿Es una promesa? —Simba preguntó.
Una sombra de maldad pasó por el rostro de Scar sin que el más joven lo notara.
— ¿Lo de que te dare respuesta? Por supuesto.
Simba negó con la cabeza.
— Digo que si de verdad es una promesa que te vas a poner bien —se había olvidado de su propia necesidad por su tío.
Scar gimio sin esperar aquella respuesta. Su sobrino solía ser tan egocéntrico y ahora... ¿de verdad estaba preocupado por él? Nadie antes se había preocupado por su estado cuando de verdad estaba enfermo. Scar nunca olvidaría esto.
— Oh, es la mayor de las promesas —contestó él con su tono de segundas intenciones en el que Simba cayó.
Le sorprendió bastante al ver como su sobrino se tumbaba a su lado haciendose bolita. Bastante pegado al pecho de Scar.
— ¿Qué haces, Simba?
El nombrado lo miró con toda la seriedad que un niño podía alcanzar.
— No pensarás que te voy a dejar solo si estás mal, ¿verdad?
De nuevo, Scar sintió su putrido corazón dar un salto de emoción.
— Simba...
— ¡No te molestare, lo juró! No hare ni un sonidito.
Por lo que al final acabó así.
Suspiró totalmente frustrado, sintiendo al lado suyo el calor de la bola de pelo que estaba empezando a adormilarse.
Sí, la manada estaba en celo, Scar no era la excepción. Pero él jamás, sin ninguna duda, jamás, había sucumbido a los impulsos. Mayormente debido a que él no se acercaba a nadie y nadie se acercaba a él salvo... Simba.
Miró al pequeño a su lado que había perdido rápido toda noción de la realidad. Sin duda ese pequeño no tenía problemas para coger el sueño.
Y pensó.
¿El hecho que el contacto del pequeño cachorro se sintiera tan bien cuando se subía a su espalda, no solo en los periodos de celo, si no siempre, era malo? Sí, lo era, sin duda. ¡Que era un macho! ¡Su sobrino! ¡Un niño!
Y la diferencia de edad hacía que el león pudiera controlarse... de momento.
"Pero llegará el momento —pensó— en él que ya no sera un niño. Todo se volvera difícil."
Recordo, además, que le debía a su sobrino la charla de "las flores y las abejas"
¡Ah, que divertido!
¡Eso fue el primer cap! Espero esperen al segundo "Tío, ¡quiero hacer un bebé contigo!" ¿Suena bueno, eh? XD
Espero que os gustara y
¡Nos vemos!