Capítulo 3:

Cassiopeia le hizo señas a su hermano para que entrara junto con ella a la habitación mientras ella - tambaleándose de un lado de otro de una forma un tanto chistosa ya que al parecer las bolsas eran muy pesadas para ella - llegaba hasta su gran armario empotrado.

Dejó con cuidado algunas de las bolsas sobre una silla y lo miró con curiosidad. Talon estaba apoyado en el marco de la puerta de su habitación con la mirada perdida en su cama o bueno, en la "bella durmiente" que estaba disfrutando de la comodidad de esta - como muchas otras veces - y esto le causó mayor curiosidad. Él no era del tipo de personas que se quedaba así, como si estuviese hechizado y no pudiera apartar su mirada de su hermana por mucho que quisiese. Así que, con sutileza - poco común en ella - se acercó lentamente hasta llegar a donde estaba su hermano - quien al parecer aún no se percataba de su cercanía - y le susurró al oído con la voz más dulce que tenía - Talon... - pero el silencio fue lo único que recibió como respuesta - Talon... ¿Qué es lo que se supone que haces? - susurró con malicia mientras apoyaba con fuerza sus manos en los hombros de él sobresaltándolo y en un segundo, sintió como él desapareció y volvió a aparecer justo detrás de ella poniendo amenazadoramente una de sus cuchillas en su cuello dejándola completamente inmóvil, hasta que la reconoció y la soltó con cuidado.

- Lo siento Cassio, fueron mis reflejos... - se disculpó él mientras guardaba su cuchilla y veía a su hermana caminar de nuevo hacia el interior de la habitación - Y a todo esto, ¿Qué estabas haciendo?

- Eso mismo te pregunto yo a ti. - se giró para mirarlo a los ojos mientras comenzaba a sacar de las bolsas todas las prendas y accesorios que había comprado y las guardaba en su armario - Al parecer te habías quedado embelesado viendo a Kat dormir... ¡Ja! Espero que eso no sea amor querido Talon... - susurró ella tratando de ocultar su tan evidente risa.

- ¿Amor? ¿Qué es eso? ¿Se come? – bromeó el asesino - Por Dios… ¡No me hagas reír Cassiopeia! O es que acaso… ¿estás olvidando quién soy? - Talon se giró y la miró de reojo - Bah, como sea, despiértala por mí y dile que se prepare, pronto tendremos que partir a nuestro encuentro con Swain - dijo finalmente antes de irse en dirección a su habitación y dejaba solas a sus dos hermanas.


(Una hora después)

Ambos asesinos salieron de la mansión Du Couteau a toda prisa ya que - gracias a cierta pelirroja que tardó siglos en despertarse y arreglarse - llegarían tarde para reunirse con Swain en su despacho.

Como sólo debían cruzar unas cuantas calles para llegar al edificio principal de Noxus, donde quedaba la oficina del susodicho Estratega Maestro, ambos asesinos decidieron ir caminando, aunque obviamente, cada uno lo hacía a su manera. Katarina se movía ágilmente entre los transeúntes usando su shunpo de vez en vez mientras que Talon la imitaba pero, al ser él más rápido que ella, había conseguido ir en la delantera.

Cualquiera que los hubiese visto - si es que lograba hacerlo gracias a la velocidad con la que iban - podrían asegurar que se parecía a una de esas típicas persecuciones policiales que suelen mostrar en las noticias despertinas o en las típicas películas de acción de robos millonarios a gran escala.

Cuando finalmente llegaron a la entrada principal de aquel edificio que imponente se alzaba sobre Noxus, los dos guardias que resguardaban la puerta se hicieron a un lado permitiéndoles pasar. Apenas entraron, fueron recibidos en la recepción por una chica joven de cabellos negros y ojos castaños acompañada por nada más ni nada menos que por el "Glorioso Ejecutor" Draven quien, como era costumbre, no dejaba de jactarse de su excelente físico y sus increíbles habilidades tanto para la impecable ejecución de los prisioneros de Noxus como en otras "materias" no muy difíciles de imaginar; Pero, en el momento en que vieron entrar a la pareja de asesinos por la entrada principal, las provocaciones del "gran Draven" cesaron para la fortuna de la pobre chica quien suspiró aliviada, no aguantaba un segundo más la presumida y arrogante actitud del Glorioso Ejecutor.

- Oh Kat, tiempo sin verte ¿me extrañaste? Bah, para qué pregunto, es más que obvio que me extrañaste - dijo Draven con ese tono arrogante que lo caracterizaba mientras se sentaba en uno de los grandes sillones que habían en la recepción - Ven Kat, siéntate aquí para que podamos charlar mejor - señaló su pierna derecha indicándole a la pelirroja que se sentara allí, petición que ella no dudo ni un sólo segundo en rechazar.

- No gracias, tenemos cosas por hacer, vamos Talon - respondió la pelirroja con el tono frío que había adoptado hacía mucho tiempo atrás mientras comenzaba a caminar, pero justo en ese instante, fue detenida por Draven quien la agarró con algo de fuerza de la muñeca impidiéndole seguir con su camino. - Estoy hablando en serio Draven.

- Vamos Katy, sé que te gustará lo que haremos... - se levantó de su asiento y se acercó lentamente hasta el oído de la pelirroja para susurrarle un "Como en los viejos tiempos" lo suficientemente fuerte que hasta Talon y la recepcionista lograron escuchar.

Al oír aquel comentario, la Sombra de la Navaja sólo se limitó a fruncir el ceño y soltó un pequeño bufido de molestia para recordarle al Glorioso Ejecutor que él también estaba allí y que su comentario no le había hecho ni la más mínima gracia.

Talon sabía que hacía unos cuantos meses atrás - cuando el General Du Couteau aún estaba con ellos - Katarina había estado "saliendo" con el egocéntrico de Draven ya que, según el mismo General Du Couteau, sería beneficioso para su familia el hecho de que una de sus hermosas hijas estuviese con un noxiano que estuviese al nivel de su familia, y quien mejor que Draven ¿no? Por lo menos así lo consideraba el General Du Couteau... Pero él, Talon, desde su punto de vista, jamás creyó que Katarina haría "eso" con él ya que, por la forma en cómo ella actuaba cuando estaba junto al noxiano indicaba el asco y fastidio que le daba el simple hecho de tenerlo cerca suyo, además de que, aunque ella no se lo hubiese dicho a él sino a su pequeña hermana Cassiopeia, Katarina solía decirle: "Inalcanzable, inalcanzable es esa persona para mí..." Refiriéndose a la persona que ella ¿quería? ¿amaba? No lo sabía con exactitud. Sólo sabía que esta frase al llegar a oídos de quienes no debían escucharla, crearon el famoso rumor de que su hermana estaba enamorada su gran rival Garen, el Poder de Demacia, pero él sabía que no eso no era así.

Con los años que habían vivido juntos, él había aprendido a leer a la perfección las facciones y movimientos de la pelirroja, logrando así, sacarla de quicio en numerosas ocasiones aunque - en una que otra ocasión - ella lograba sorprenderlo y demostrarle lo grandiosa, peligrosa y eficaz que era y podía llegar a ser, como cuando se lanzaba al campo de batalla bailando su tan temida danza mortal, donde siempre ella llevaba la voz cantante.

Talon vio a Draven comenzar a mover sigilosamente una de sus manos por partes que no debería y esta fue la copa que rebosó el vaso. Él jamás permitiría que le faltasen el respeto a una de sus hermanas. Nunca se perdonaría si algún día llegase a hacer algo así.

- Katarina dijo que no, así que déjala en paz idiota. Y nosotros... - miró de reojo a la pelirroja - Nos vamos, tenemos una reunión a la cual asistir. - sentenció la Sombra de la Navaja mientras tomaba la mano de la pelirroja y la arrastraba por el pasillo dejando con la palabra en la boca a un muy enojado Draven.

Mientras caminaban hacia la oficina del susodicho Estratega Maestro se podía sentir la tensión en el aire por lo que minutos antes había acabado de pasar, además de que Talon sentía continuamente la mirada de la pelirroja sobre él aumentando su incomodidad, pero simplemente se limitó a suspirar y siguió caminando; Ignoraría este pequeño hecho como lo había hecho con muchos otros meses atrás.

- Sé cuidarme sola Talon, no era necesario que intervinieras... - susurró la pelirroja desviando la mirada acción que hizo que el aludido se detuviera y sin girarse le respondió - Lo sé pero... ¿Sabes qué? No importa. Fue impulsivo y estúpido de mi parte hacer eso de todas formas. - no tenía que darle explicaciones a la pelirroja de por qué había hecho eso en realidad y ella no se lo podía exigir de todas formas.

- Está bien... - respondió ella mientras llegaban a la puerta de la oficina de Swain la cual era de una madera oscura con un cuervo finamente tallado en el centro de esta. Cualquiera a simple vista sabría a quién pertenecía aquella habitación.

En el momento en que Talon estuvo a punto de llamar a la susodicha puerta, la pelirroja se interpuso entre él y esta impidiéndole que lo hiciera quedando así, los dos muy cerca el uno del otro y logrando que la incomodidad que tenía Talon antes regresara.

- ¿Qué demon...? - trató de preguntar pero ella se le adelantó y puso con cuidado su dedo índice sobre los labios de él, impidiendo que de sus labios saliese cualquier otra palabra que los pudiese delatar.

Talon estaba más que confundido por lo que acababa de hacer la pelirroja ¿por qué habría hecho eso? Era la pregunta que lo estaba perturbando porque simplemente... ¡Ella no hacía ese tipo de cosas con él! Pero bueno, lo que menos podía hacer en esos momentos era mostrarle su confusión e incomodidad así que sólo se limitó a volver a su característica expresión fría y esperó a que ella dijera o hiciera algo, cosa que no tardó mucho en hacer.

Observó cómo la pelirroja lo hacía a un lado y apoyaba su oído en la puerta mientras le hacía señas de que hiciera lo mismo - "Así que de esto se trataba..." - pensó mientras se hacía a un lado de la pelirroja y la imitaba. Sabía que estaba mal escuchar conversaciones ajenas pero ¿quién se iba a enterar ah? Además de que lo que fuese que estuviesen diciendo del otro lado podría tener algo que ver con el motivo por el cual los habían llamado en primer lugar.

- "¿En serio estás pensando en mandar a esos dos Swain? Podemos enviar a otros de nuestros espías mejor capacitados y tomar por sorpresa a esas moscas demacianas" - gruñó alguien desde el interior de la oficina del Estratega Maestro y que, a juzgar por su voz, se trataba de nadie más que de la Mano de Noxus, Darius - "Enviar a esos dos sólo nos traería problemas innecesarios" - agregó.

- "Espero que no estés olvidando quién da las órdenes aquí Darius..." - se escuchó otro gruñido de molestia desde el interior - "Y a mi parecer es conveniente enviar a esos dos porque..." - antes de que Swain pudiese decir cualquier otra palabra fue interrumpido por varios toques a su puerta, al parecer al fin habían llegado los dos que faltaban en la reunión. - "Pueden pasar" - escucharon los asesinos al mismo tiempo que obedecían y abrían con cuidado aquella puerta. - Los estábamos esperando... Pero al ver que estaban tardando más de lo que deberían decidimos comenzar con la reunión. - Talon miró a Katarina de reojo, ella había sido - después de todo - la culpable por haber llegado tarde a la reunión en la oficina de Swain pero no, no era el momento de reprocharle por eso y menos en público, así que simplemente se limitó a suspirar y tomó asiento en uno de los grandes sillones que habían allí, sentándose junto a la pelirroja y quedando frente a frente con Darius.

En un parpadeo, Talon vio aparecer a la "Maquiavélica" LeBlanc, sentada en sus piernas mientras comenzaba a acercar peligrosamente sus labios al rostro de él.

- No empieces con otro de tus estúpidos espectáculos - soltó Darius con una muy evidente molestia.

- ¿Serán celos, tal vez? Porque si ese es el caso puedes estar tranquilo querido Darius... Por ahora... - la Maquiavélica se giró un poco para mirarlo de reojo y una pequeña sonrisa llena de malicia se dibujó en sus labios - Aunque si quieres puedo hacer algo por ti que te volverá loco pero... Tendrías que darme algo a cambio ¿qué te parece? Es una propuesta que no puedes rechazar.

- ¡Ja! ¿Me crees idiota? Primero muerto a hacer algo con una mujer de tu calaña, maldita zorra.- espetó con molestia la Mano de Noxus.

Talon por su parte permanecía indiferente a la "pequeña" discusión que estaban teniendo los otros dos ya que siempre era lo mismo con ellos, y lo mejor que podía hacer en esos casos era simplemente no intervenir e ignorar todas las barbaridades que comenzaban a decirse entre ellos.

Buscó a la pelirroja con la mirada y vio que ahora se encontraba al lado del escritorio de Swain mirando - con este mismo - los planos de la ciudadela de Demacia. Esos dos jamás perdían el tiempo para la fortuna de todos allí. Continuó observando lo que hacían su hermana y el Estratega Maestro hasta que finalmente Swain intervino en la discusión de LeBlanc y Darius, no tenían tiempo que perder después de todo.

- Continuaremos con esto después cariño... - le susurró LeBlanc al oído mientras le daba un pequeño y cálido beso en la mejilla y desaparecía en un humo rosa, para después reaparecer sentada de piernas cruzadas en uno de los bordes del escritorio de Swain. - Somos todo oídos querido.

- Iré sin rodeos. Los he citado el día de hoy a esta reunión extraordinaria porque tengo una misión para ustedes dos, Katarina y Talon. - dijo Swain mientras les daba la espalda y miraba por el gran ventanal de su despacho en dirección al mar del Guardián - Como le estuve explicando antes a Katarina y a los demás, consiste en infiltrarse en Demacia, algo supremamente fácil para ustedes, ¿me equivoco? - los miró de reojo y ambos asesinos asintieron sin titubear. Todos allí siempre debían cumplir con las expectativas de Swain ya que, quien lo decepcionara, debía recibir un "pequeño" castigo por su parte para recordarle que, como noxiano, jamás debería fallar en una misión. - Excelente. Ahora observen. - chasqueó sus dedos y en ese momento todas las luces de la habitación se apagaron y las cortinas se cerraron sumiéndolos en la oscuridad, y segundos después apareció frente a ellos un holograma del mapa de Demacia. - Necesito que vallan aquí, al corazón de la ciudad - señaló el edificio más alto que estaba ubicado en el centro de la ciudad, el cual era el palacio real. - En el sótano están escondiendo algo que, según mis informantes, no debemos pasar por alto ya que podría perjudicarnos de formas inimaginables pero que, si logramos obtenerlo, nos podría beneficiar considerablemente para nuestra próxima contienda contra ellos. - volvió a chasquear sus dedos y las luces se volvieron a encender al mismo tiempo que desaparecía el holograma. Se sentó en su gran y cómodo sillón y les dio una amenazadora mirada a los dos asesinos - Sé que lo saben pero aun así lo repetiré, no pueden regresar a Noxus sin antes haber cumplido con su misión ¿quedó claro? - ambos asesinos se miraron entre sí y después asintieron sin titubear - Bien. Tráiganmelo y serán ascendidos de rango además de que recibirán una considerable suma monetaria. ¿Preguntas u objeciones? - nadie dijo nada así que continuó - Sin nada más que decir pueden retirarse. LeBlanc y Darius, ustedes se quedan aquí, también tengo un trabajo para ustedes dos. - sentenció finalmente mientras la pareja de asesinos salían de la habitación.

N/A

Primero que nada me gustaría agradecerles a todos ustedes por su apoyo para con este pequeño fic que apenas está comenzando, los amo con todo mi kokoro *3*

Como olvidé lo demás que les quería decir (GG memoria xD) sólo me limitaré a decirles que trataré de actualizar lo más pronto posible y estaré esperando con ansias sus comentarios, y sin más que decir, nos leemos en el siguiente capítulo.