El buen Samaritano
Hay no…por favor no… - internamente suplicaba y rogaba a los dioses, que lo que ella sentía y ya atribuía a algo, solo se su imaginación – no, por favor…- se removió un poco, como quien se acomoda en su sitio, y cuando vio hacia abajo…si, era lo que pensó – tenía que ser…- bufo al comprobar que, sí había sido lo que había pensado. Miro a todas partes y gracias al cielo, ese día había optado por sentarse al final del aula, como si ya predijera lo que iba a ocurrir – porque a mí…? – se lamento al ver que más que un problema, no tenia como solucionarlo o mejor dicho no sabía cómo salir del salón sin que los demás se voltearan a verla, porque vamos era nueva y encima de ello de un país oriental, o sea muchos de los alumnos te veían como el patito feo los primeros días o como una opción para conocer, pero ese día no quería que siquiera la notaran y más por el problema que tenía –
Estas bien? – Casi pega el grito de su vida, pues había estado muy metida en sus pensamientos que ni cuanta se había dado que uno de sus compañeros de clase y justamente el que se había sentado a su costado la miraba con curiosidad –
…si…- se tardo en contestar y hasta dudo en decir ese monosílabo, por ello es que ese muchacho, que se le hacía extrañamente conocido pero no recordaba muy bien donde lo había visto, le estaba mirando de esa manera –
Mientes – sentencio con algo de burla y le miro con suspicacia –
… - no sabía que decirle o como evitar que le siguiera mirando al final ella solo quería salir de allí sin que nadie la notara y notara ese pequeño problema que seguramente en unos minutos seria grande. En ese momento quiso ser Camus o Afro, ellas sí que hubiesen podido salir airosas de esa situación, con un simple QUE TE IMPORTA, una mirada fría y despectiva hubiesen hecho que el chico de cabello azul se girara y no vuelva a preguntar, pero no era ellas y su carácter distaba mucho – cosas personales – respondió sin mucho ánimo –
El mal de Andrés? – pregunto con una ceja levemente alzada –
Qué? – miro con desconcierto al chico, pues no había entendió a que rayos se refería y además había cuestiones que la tenía ocupado su mente –
Pues, el mal de las chicas – explico un poco al ver que sí, la chica no conocía el término con el que sus amigas definían el mal que viene cada mes – el mal de Andrés, el que viene cada mes – rio un poco ante eso –
…- sus ojos entrecerrados y sus mejillas rojas, delataban su estado de molestia y vergüenza –
Y…digo, es eso, no? – Carraspeo un poco al ver la faz de la peli lila –
No – se sentía una mentirosa, pero no era como si fuese a admitir de buenas a primeras que lo que suponía el chico era verdad. Era vergonzoso además que chica le contaba esas cosas a un chico? –
Vamos es normal, no es como si fuera algo extraño – la desfachatez con la que hablaba le estaba sacando de sus cávales – ven te ayudo – el tendió su chaqueta, para que se la pusiera en la cintura –
Yo no…- eso no se lo esperaba, pero no era momento de ponerse a desconfiar del muchacho, además estaba segura que si no se largaba de la universidad lo más rápido que podía, algo muy pero muy vergonzoso le pasaría –
Te servirá para disimular – le sonrió –
Gracias…- que más podía decir –
***M***
No es necesario – le causaba bastante pena seguir ocupando el tiempo del peli azul que ya recordaba donde lo había visto, era amigo o algo de su vecino de piso –
No es molestia – negó y le pasó un casco, sacando una mirada de confusión de la chica –
Pero…? – Miro con sorpresa la motocicleta –…yo no puedo…- negó, rápidamente. Le tenía pánico a esos automóviles –
No te pasara nada – le sonrió para darle ánimos – soy bueno conduciéndola, a demás soy bastante precavido – agrego al ver que la chica no cedía –
Este yo…- suspiro, no podía hacerle un desaire al chico que se había portado tan bien con ella, además si no fuera por él aun no hubiese salido del aula – lo prometes? – le miro con claro miedo de caerse de la moto –
Lo prometo – asintió con seriedad y luego sonrió – Milo Schorpioen – se presento y le tendió la mano –
Mu Schaf – se presento ella con una leve sonrisa y vergüenza. Como se le había pasado ese detalle, ya llevaban rato junto y ni siquiera se habían presentado –
Vamos! – ambos subieron en el vehículo – lista? – pregunto a lo que la chica se aferro a él como si su vida de pendiera de ello y asintió. Eso le saco una sonrisa –
***M***
Soy niñero? – la mirada verde se cruzo con la rosa –
No, pero son partes de tus deberes – respondió el otra sin mirarle realmente, pues su mente solo se concentraba en buscar alguna manera de alejar a ese maldito de sus hijas –
Claro y como la paga es buena…- expreso con sarcasmo –
No sé qué te quejas – le miro mal el peli verde – yo eh perdido mi vida por hacer lo correcto – bufo y miro con enfado al peli azul –
Ya y yo, que? Me muero si alguien se entera que hago – reto el peli azul –
Pero no tienes a quien…- callo al recordar ciertas cosas que casi se le pasan por alto – bien, no estamos para discutir quien está más hundido, Kanon – cerro sus ojos y busco paciencia para tenerla con ese "chico" –
Shion, hace dos meses que esa información se ha filtrado – Kanon desvió la mirada, no quería ver la reacción que seguro ese comentario le provocaría – no te aseguro nada- dijo refiriéndose a la que las hayan encontrado ya – pero te prometo que hare de todo por cuidarlas – concluyo y giro su cuerpo, era momento de partir un cumplir con esa misión. Ya unos pasos lejos de la oficina del peli verde, escucho a este gritar. Lo comprendía después de todo era su familia la que corría peligro –
Maldito! maldito! – grito con lo puños apretados y la frustración creciendo en su interior. Maldecía la hora en que decidiera hacer lo correcto y no dejarse corromper por el sistema podrido que impartía disque justicia, pues tal vez así sus hijas no estuvieran corriendo el riesgo de ser encontradas por ese maldito –
***M***