Disclaimer: Los personajes de Sakura Card Captor pertenecen a CLAMP.
Hitsuzen
Capitulo primero
Amor ciego.
(Shaoran)
—¡Esto es tan emocionante que aún no me lo creo!, ¡De verdad!— esa tarde Sakura parecía más emocionada que de costumbre y no era como si yo pudiera evitarlo demasiado…
La noticia que me había dado, hasta apenas hace unos instantes, era lo suficientemente interesante y agradable como para lograr que una chica como ella se pusiera a dar de brincos alrededor de toda la habitación. Su rostro, eternamente decorado con una sonrisa amable, reflejaba la euforia del momento y no reparaba a la hora de hacerlo público, porque incluso estaba canturreando las canciones cursis que a ella habían dejado de gustarle hacía algunos años atrás, antes de que pasáramos a sexto grado y comenzara a interesarle el rock alternativo y la música indie.
Nada de eso era buena señal… definitivamente.
—No entiendo aún que tiene de interesante— solté, luego de que hubiera permanecido algún rato en silencio, haciendo un inútil intento por lograr que ella viera las cosas de forma más realista y menos del estilo cuento de princesas Disney —. Además, no creo que lo que hiciste sea demasiado correcto, se supone que las cosas deberían haber sido al revés.
—Oh, por favor Shaoran— me dijo, viéndome fijamente, al tiempo que se detenía en su celebración improvisada —. Hoy en día las cosas son totalmente distintas, no es necesario que sea como hace algunos años atrás, tampoco puedes ser tan anticuado.
—¿Anticuado?— indagué, incrédulo —. Anticuado es vestirse como vejete, aun y cuando tu apariencia es de alguien de veinte años o menos; por Dios, Sakura, sólo te estoy diciendo que el que debería haberte invitado a salir es ser él y no tú, porque si realmente estuviera interesado como dices, no habría…
—¡Hey, tampoco es como para que critiques su forma de vestir!— me interrumpió, al tiempo que me arrojaba un almohadón directo al rostro, el mismo que yo apenas pude detener con una mano —. Eso a mí no me importa, ya te lo dije, las cosas se han dado así y yo estoy muy feliz, ¿Acaso no te alegras por eso?
—Claro que me alegro pero…
—Entonces deja de quejarte, cállate y mejor ayúdame a escoger lo que usare para el gran día— Sakura se giró sobre sus talones, agitó su corto cabello en el aire y rápidamente avanzó hasta donde se encontraba su amplio ropero…
Luego de dudar un par de segundos finalmente abrió las puertas de par en par y permitió que mis ojos contemplaran el montón de prendas que éste guardaba en su interior, mismas que colgaban de las perchas en un orden que sólo Sakura podría entender, por lo desordenado que estaba.
Suspiré cansinamente, antes de dejarme caer sobre la mullida cama cubierta con edredones rosados.
Era imposible, me repetí mentalmente, porque ya debería saber que en ese estado era más que obvio que Sakura no me haría ni mierda de caso y yo, además de perder la contienda, tendría que tragarme por completo mis argumentos, agregándole el hecho de que debía intentar que mi coraje se disipara, utilizando cualquier medio que se me ocurriera en el camino.
Aunque en estos momentos, el método no me estaba funcionando para nada…
—¿Cuál crees que se vea mejor, este o este?— como si no fuera suficiente mi calvario, Sakura volvió a acercarse de nuevo hasta donde yo me encontraba. Usando toda la fuerza que tenía prácticamente me obligó a sentarme sobre su cama y acto seguido me mostró un par de vestidos entre los que aparentemente quería que escogiera.
Los vi por un segundo, ninguno me gustaba…
Y no, no eran horribles.
Pero no me gustaba la ocasión para la cual los quería.
—Te ves bien con ambos— dije, a forma de cumplido —. Además, ¿Para qué quieres que yo escoja?, según tú, tengo una forma de ser muy anticuada.
—Shaoran no seas rencoroso— reprochó, con un mohín que en algún otro momento me habría parecido gracioso y hasta adorable —. Eres mi amigo y me importa tu opinión, además Tomoyo tuvo cosas importantes que hacer hoy y no puedo preguntarle a ella por lo ocupada que está.
—¿Entonces soy su remplazo?
—¡Claro que no!, ¡Sólo…!, ¡Ah, olvídalo, yo sola escogeré el mejor vestido!— estaba haciendo que se enojara más de la cuenta y lo sabía, no obstante era el único método que tenía, de momento, para hacer que ella se olvidara de preguntarme específicamente a mi sobre qué hacer o qué usar durante su primera cita, porque para ser completamente honesto, la situación y el tema en si me incordiaban de una forma terrible, además de provocarme unas inmensas ganas de salir corriendo, sólo para desaparecer al sujeto con el que mi mejor amiga de años saldría durante la tarde del domingo.
Negué con la cabeza un par de veces, alejando el pensamiento.
No era positivo pensar en borrar del mapa a nadie y mucho menos a ese tipejo, no sólo porque me metería en un problema legal que haría que mi vida se fuera literalmente a la mierda, también porque Sakura me lo reprocharía toda la vida sin cansancio y me ganaría, de paso, un profundo odio de su parte.
No lo soportaría, me dije, porque podría aguantar que me atosigara con un millón de preguntas cada que no entendía algo, que fuera horriblemente impuntual e inclusive que siempre lograra convencerme de hacer cosas ridículas con tan solo mostrar un puchero, pero jamás y lo digo enserio, jamás podría tolerar que me odiara.
Porque aunque ella no lo supiera yo la quería…
Y no precisamente como amigo, pero eso ya era otro tema que prefería no tocar, de momento.
—Por cierto, Tomoyo me dijo que quería hablar contigo— habló ella, de pronto, sacándome de la nube de pensamientos en la que sin querer me había enfrascado —. Lo que no entiendo es, ¿De qué tanto hablan ustedes dos últimamente?— Sakura se detuvo en su selección del vestido ideal para voltear a verme. Sus ojos verdes reflejaban una curiosidad clara que me hizo sentir ligeramente nervioso e incómodo.
Y no era porque me sintiera bajo la lupa de su escrutinio y mucho menos, pues ella nunca ha sido una persona analítica o muy persuasiva en cuanto a tratar de averiguar cosas, de hecho resulta muy despistada e ingenua, al grado de no darse cuenta de muchas situaciones y circunstancias que suelen suceder alrededor suyo.
El problema estaba en que yo no podía revelar nada de mis charlas con Tomoyo, no sólo porque entre nosotros había un tratado de silencio que no me permitía romper, también porque los temas de los que hablábamos involucraban a mis sentimientos y a ciertas reacciones que tenía cuando estaba cerca de Sakura últimamente.
Sonreí nervioso, antes de animarme a responder…
—No es nada importante— mentí y como era de esperarse, no me creyó ni una palabra.
—¿Ah sí?— indagó, levantando una ceja —. Si no es tan importante, ¿Por qué parece que no quieres contarme?
—Porque es de un tema que te aburriría mucho.
—¿Y cuál es ese tema?
—Libros
—¿Libros?
—Sí, tu sabes que a Tomoyo y a mí nos agrada la literatura clásica, por eso últimamente hablamos para discutir puntos de vista— Sakura volvió a mirarme con mucho interés luego de mi respuesta falsa y yo sentí que un ligero escalofrió recorría mi columna de arriba abajo.
La miré tratando de aparentar que estaba completamente convencido con mi respuesta, a pesar de que internamente rogaba porque ella dejara de insistir respecto al tema y de paso me reprochaba lo mal mentiroso que siempre he sido.
—Bueno, pero sólo espero que no…— antes de que Kinomoto pudiera darme algún tipo de amenaza que involucraba las consecuencias por mentirle o variantes, un sonido que provenía de la planta baja de su casa nos alertó de la presencia de alguien más e hizo que nos miráramos fijamente por un segundo, sin decir nada.
Fue en ese momento que un: "Ya vine monstruo" resonó a lo largo de toda la casa y entonces comprendí que había llegado la hora de la retirada…
No era un secreto que Touya Kinomoto me odiaba tanto como yo lo hacía con él y era justamente eso lo que hacía que yo prácticamente terminaba huyendo, cada que Sakura me invitaba a casa sin avisarle a nadie, por el simple hecho de que si su hermano sobreprotector llegaba a verme, era más que seguro que armaría una revolución, además de que intentaría golpearme o algo peor.
Sin embargo dadas las circunstancias, no podía quejarme de que el imbécil ese hubiera aparecido de pronto.
Aunque él jamás lo sabría, era una de las primeras veces que agradecía a los cielos por su existencia en este mundo, pues inconscientemente terminó por salvarme de un posible interrogatorio, que de seguro tendría consecuencias no muy… agradables.
—Es mejor que salga de aquí antes que el tarado de tu hermano venga a fastidiar— dije, dejando de lado mis pensamientos, a la par que me levantaba del lugar en donde había estado sentado durante los últimos minutos y me dirigía hacia una de las ventanas de la habitación —. Nos vemos mañana en el instituto.
—Claro, pero, ¿De verdad saldrás por ahí?— preguntó, señalando hacia el lugar por el que yo pretendía "escapar" —. No sé si ese árbol resista demasiado, ha estado tanto tiempo ahí que temo que un día se rompa una rama y caigas al piso.
—Llevó haciendo esto durante años, créeme, no le pasará nada al árbol.
—El árbol no es lo que más me preocupa, tonto.
—Ya lo sé, tonta— no esperé a que pudiera decirme otra cosa. Estaba más que claro que no contaba con mucho tiempo para salir de la habitación de Sakura y entretenerme con las preocupaciones de ella no era una opción viable.
Y no era que me sintiera molesto por ello, al contrario, me parecía bastante agradable que Sakura se preocupara por mí de esa manera, pero estaba muy consciente de que no era el momento, además de que llevaba haciendo mi tan famoso escape desde hacía ya quien sabe cuántos años y he de decir que jamás me sucedió nada más que un par de raspones sin importancia.
Sin querer analizar que tanto más podría suceder, finalmente me acerqué hacia la ventana, la abrí y salí a través de ésta. Coloqué los pies sobre el tejado, cuidando de no resbalarme y seguidamente me incliné hacia el frente. Eché un último vistazo, antes de tomar una de las ramas del gran árbol que se encontraba al frente y, al ver que ya estaba en la posición correcta, finalmente me impulsé, utilizando la rama como liana para llegar hasta la ventana de la casa al frente.
Giré la cabeza hacia donde antes había estado y le lancé a Sakura una sonrisita socarrona.
—Estás loco— me dijo, al tiempo que cerraba mi salida de emergencia y comenzaba a caminar hacia algún otro lado que quedaba completamente fuera de mi vista.
Cuando la vi irse finalmente abrí la ventana que daba hacia mi dormitorio, ingresé colocando los pies sobre la alfombra color ocre que decoraba el piso y posteriormente me sacudí las hojas pequeñas que siempre quedaban sobre mi cabello, cada que utilizaba tal método para salir de casa de Sakura.
Me quedé un segundo en silencio y acto seguido salí del lugar.
No pasó ni un segundo cuando el aroma del Dim Sum especial de mi madre inmediatamente golpeó mi nariz. Sin estar dispuesto a esperar un sólo segundo, me decidí a seguir mi instinto y posteriormente me dirigí como en automático hasta la cocina, encontrándome con que eran ciertas mis suposiciones, pues Ieran Li estaba masacrando un montón de verduras sobre una tabla para picar y alrededor de su cintura se cernía un ridículo delantal de flores que a mí nunca me había gustado.
—¿Y ahora?, ¿Estamos de fiesta o algo así?— pregunté, una vez pude adentrarme por completo a la habitación y fue entonces que la mirada de mi madre se centró sobre de mí, apartándose por completo de la imagen que presentaban los vegetales cortados en pequeñas rebanadas.
Sin embargo pronto me arrepentí de llamarla, porque al virar su atención en mí, Ieran se distrajo lo suficiente y sin quererlo terminó por hacerse un corte de tamaño considerable en la mano.
Me acerqué de inmediato, tomé un pequeño trapo de tela que ella utilizaba para limpiar la mesa luego de la cena y rápidamente lo coloqué sobre su mano, haciendo algo de presión para parar un poco el sangrado.
—Cielos Xiao Lang, ya te dije que no me hables así y menos cuando estoy cocinando— se quejó —. Si sigues haciendo eso vas a terminar por quedarte con una madre manca y tendrás que encargarte tú de la casa.
—No digas tonterías mamá, tampoco es para tanto— rebatí, ante el ejemplo descabellado y poco sensible de mi progenitora —. Si quieres que haga la cena ya te dije que sólo tienes que decírmelo.
—No lo necesito, además, tu nunca serás tan buen cocinero como yo— me dijo, con una sonrisita de orgullo que me hizo rolar los ojos —. Aunque en el aspecto escolar vas muy bien, hoy llamaron del instituto para decir que tu rendimiento académico es excelente y que de seguir así inclusive podrías ser candidato para estudiar en otro país lejos de Japón.
—¿Entonces por eso es la comida especial?
—Algo así, de hecho quise avisarte cuando me notificaron pero no te encontré en tu habitación— acusó —. ¿Estabas de nuevo en casa de Sakura?— un sonrojo invadió mis mejillas en el instante en que mi madre hizo la pregunta crucial y no hubo necesidad de que respondiera, pues el gesto mismo lo hizo, antes de que cualquier palabra lograra salir de mi boca con la suficiente rapidez como para desmentirlo.
Ieran rio levemente, pero a mí no me pareció en lo absoluto divertido.
—Quería que la ayudara a escoger un vestido para su primera cita— expliqué —. Así que tardé un poco más de lo esperado.
—Y supongo que eso representa un gran problema para ti, ¿No es así?— mi madre sonrió un poquito luego de lanzar aquella pregunta retórica. Sus ojos oscuros me miraron con sumo detenimiento y yo no pude hacer otra cosa que no fuera desviar la mirada de la suya, además de sonrojarme un montón por sentirme expuesto.
No era un secreto que Ieran conocía mis sentimientos, como lo hacía casi todo el mundo. No obstante aun no podía evitar que el tema me llenara de vergüenza, porque nunca he sido del tipo de persona que externa sus sentimientos con facilidad y mucho menos de los que suelen andar por la vida contándole asuntos privados a cuanta persona se le atraviese, pues hay que pasar por demasiadas cosas como para que yo logre tenerle tanta confianza a alguien.
Tal vez puede resultar un inconveniente a la hora de tomar decisiones o de adquirir opiniones diversas respecto a ese tipo de temas; sin embargo no es como si deseara andar por ahí revelando lo mucho que quiero a Sakura, lo terrible que me hace sentir el hecho de que ella parezca ignorarme en el aspecto amoroso y que en su lugar prefiera andar detrás de un sujeto que, a mi parecer, sólo le tiene cierto aprecio fraternal.
No lo entendía…
—No sé qué diablos le ve a ese tipo— dije, alejando mis manos de las de mi madre y volviéndolas puños al instante siguiente —. Ni siquiera se da cuenta de que él sólo la ve como a una hermanita, nada más.
—Si algo debes de saber, es que cuando una chica está sentimentalmente interesada en alguien, en lo que menos se fija es en sí le corresponde o no— explicó, a la par que me enviaba una mirada compasiva —. Aunque tampoco deberías subestimarla de esa forma.
—¿Subestimarla?
—Sakura es más observadora de lo que todos piensan, por eso pienso que ella ya se dio cuenta de lo que tú dices, mucho antes de que cualquier otra persona lo hiciera— respondió, con seriedad —. Sin embargo está cegada por la atracción que siente hacia ese muchacho, tanto que lo único que desea es utilizar todas las oportunidades posibles para hacer que él le corresponda.
—Eso es mucho peor.
—Simplemente está luchando por lo que quiere— dijo, al tiempo que se daba vuelta y tomaba algunas monedas que estaban sobre el desayunador —. Y tu tal vez deberías seguir ese ejemplo— sin esperar a que yo pudiera reaccionar, me lanzó las monedas que había tomado con anterioridad y yo apenas pude cacharlas en el aire.
Las miré con un interés renovado, antes de preguntar:
—¿Y esto?
—Necesito que vayas a comprar una botella de salsa de soja.
—Pero, ¿Qué no se supone que la comida está lista?
—Pues eso te prueba que las cosas no siempre son lo que parecen, Xiao Lang— ella se dio vuelta sin decirme nada más y yo no quise quedarme a esperar a que se impacientara y en consecuencia comenzara a gritarme un montón de cosas que de seguro incluirían mi mal comportamiento y negligencia respecto al asunto de la estúpida salsa.
Sin más opción que obedecer, guardé las monedas que antes había recibido en uno de los bolsillos de mi pantalón y seguidamente salí de casa, confundido, pensativo y muy ignorante sobre lo que debía hacer de ahora en adelante…
N/A:
¡Holi!, Bueno, si han llegado hasta aquí es porque la historia les enganchó lo suficiente como para leer todo el capítulo… o porque quisieron saltarse hasta las notas de autor XD
Sea cual sea la razón, quisiera presentarme primero, mi nombre es Evyleen o Evy, como ustedes gusten llamarme y éste no es mi primer fanfic, de hecho ya había escrito en el pasado, pero digamos que he resurgido de las cenizas, luego de años XD y por ello me he decidido a iniciar nuevamente en esto del mundo de la escritura.
Es por eso que espero que el capítulo les haya gustado y puedan darme su opinión, ya saben, si les gustó o si no les gustó. Todas las críticas constructivas, comentarios y sugerencias siempre son bien recibidos.
Los capítulos no serán tan extensos, pero yo espero que sea suficiente y me permita actualizar lo más seguido que se pueda. Se alternaran los POV entre Sakura y Shaoran, esta vez le tocó empezar a nuestro castaño favorito, así que el siguiente será hecho desde la perspectiva de Sakura ;)
El próximo capítulo estará por aquí el viernes en la noche o el sábado en la tarde, así que espérenlo pronto.
En mi profile les dejo mi correo electrónico personal y mi perfil de Facebook, por si quieren estar en contacto conmigo y enterarse de las actualizaciones a través de ese medio.
Nos estamos leyendo por aquí y que las musas siempre los acompañen.
Bye-bye ;)