Naruto y sus personajes son obra de Masashi Kishimoto. Lo único que me pertenece es la idea y la historia, las cuales hago sin ánimo de lucro, con el fin de entretenerme y entretener a quien quiera leerla.
¿Habéis tenido esa sensación de estar tan atareados que no teníais tiempo de respirar? Bueno, eso es lo que me ha pasado con el nuevo curso que empecé pensando que sería divertido y entretenido conocer más sobre la publicidad y el marketing... ¡Pero madre mía! Nunca he tenido tantísimos trabajos y exámenes a la vez, de verdad he estado estos meses sin poder casi acercarme al ordenador nada más que para recopilar información.
Así que me gustaría pedir perdón a todos aquellos/as que pensaron que esta historia estaba "muerta", porque aquí estoy de nuevo ¡Dando guerra!
Debo aprovechar que mis días de descanso comienzan y puedo por fin dedicarme a terminar mi querido Icha Icha y empezar nuevas historias que tengo en mente... Jujú.
Nota de la autora: Sería quizás conveniente que refesquéis la memoria leyendo al menos la última parte del capítulo anterior para que sepáis continuar el hilo. ¡Mera recomendación! Además, será importante recordar la siguiente información:
Sakura & Sasuke = Hana & Hisoka
Hinata & Naruto = Tsuki & Daiki
Tamaki & Kiba = Sayo & Haru
Ino & Sai = Emi & Ryota
Karui & Choji = Yoriko & Yudai
Temari & Shikamaru = Shao & Daichi
Oyuki & Kakashi = Oyuki & Yukio
Sin más,
disfrutad de mis locuras.
Icha Icha Canon
Capítulo X
Lectura erótica
POV General.
Hana & Hisoka
En la residencia Uchiha se podía respirar la paz y la tranquilidad de la noche. La casa estaba sumida en la más pura oscuridad, con tan solo los rayos de la Luna que se adentraban en las habitaciones con dulzura y delicadeza.
Sasuke Uchiha yacía en la cama cambiando perezosamente los canales de televisión mientras se intentaba rascar su ojo izquierdo con el hombro. Hacía calor, y su pijama consistía en un pantalón con los símbolos del clan y nada más.
Sakura leía tranquilamente el libro que su amiga Ino le había dicho que leyera, mañana tenían que comentar todo lo leído y sacar conclusiones; todas sus amigas estarían leyéndolo en este instante.
—Sasuke, tenemos que leer el libro.- Comentó Sakura dandole un pequeño golpe en el brazo que tenía. —Vamos, apaga la tele.- Pero sin esperar reacción, ella agarró el mando y apagó el aparato; teniendo ahora toda la atención que pretendía.
—No creo que sea buena idea.- El Uchiha se ladeó hacia su mujer y la miró. —Pero está bien.- Se incorporó al lado de Sakura y esta puso el libro para que ambos pudieran leerlo. —¿Lo guardaste ahí para que Sarada no lo viera?- Rió el moreno.
—¿Sabes el trauma que le podría ocasionar a nuestra hija si leyera esto?- Señaló el libro agarrándolo firmemente. —En fin, vamos a empezar.-
Después de un rato leyendo el capítulo primero -el que Kakashi creó basándose en los Uchiha- Sasuke tuvo que apartar la mirada del libro y, aún tratando de ocultarlo, su sonrojo era evidente. Su rostro serio pretendía aparentar normalidad, pero su corazón comenzaba a latir deprisa al leer la escena erótica del libro.
La chica de la descripción le recordaba tanto a su mujer, que su cuerpo reaccionaba sin querer. Leer cómo el hombre la tocaba y la hacía suya de esa manera tan sensual, le daba el deseo de querer poseer a la hermosa joven que yacía a su lado, la cual no cesaba en su lectura.
El moreno se acercó a ella con la intención de besarle el hombro descubierto, pues el tirante de su camisón había caído y tenía una vista perfecta de su piel blanquecina. Sediento de ella rozó con su boca aquella zona, pero Sakura se apartó y le puso el libro en la cara, congelándole por completo.
—Lee esto, léelo.- La pelirosa señaló con su índice un párrafo del libro, y Sasuke, con algo de desgana, ya que él quería hacer otro tipo de cosas con su mujer, comenzó a leer.
"Y con los ojos llenos de lujuria, Hisoka tomó las caderas de su esposa Hana e hizo que se pusiera de espaldas a él. Ella, con los brazos y las rodillas hincadas en el colchón, notó cómo sus paredes se abrían al paso que la erección de su esposo se adentraba en ella. Un sonoro gemido se escapó de sus cuerdas vocales, mientras que se mojaba más cada vez que Hisoka emitía gruñidos de placer mientras la embestía con fuerza y pasión."
Sasuke quedó mudo ante la lecutra y Sakura le miraba con un semblante serio.
—¿Qué te parece?- Preguntó la Uchiha cruzándose de brazos. —¿Crees que nos está describiendo? Porque yo pienso que...- Pero el sonido del libro caer al suelo hizo que callara.
—No quiero leer más.- Sentenció Sasuke.
Sakura quedó sorprendida y lo miraba parpadeando varias veces con un rostro de confusión.
—¿Por qué lo has tirado al suelo? Podrías haberlo dejado en la mesita, o habérmelo dado.- Sakura le miró ahora con el ceño fruncido, ella sí quería acabar de leerlo.
Pero el Uchiha, por el contrario, parecía tener otros planes.
Sin decir absolutamente nada, se acercó a su mujer y se acurrucó en su pecho. Sakura quedó aún más sorprendida ¿Qué le estaba pasando a su marido? Le notaba extraño a más no poder.
Sin embargo, se relajó y comenzó a acariciar los cabellos azabache de éste; quizás, sabiendo lo celoso que podía llegar a ser el Uchiha aunque no lo pareciera, le sentaba mal que leyera libros de ese estilo y por eso ahora estaba actuando de esa manera. La Uchiha rió y besó su cabeza con dulzura.
Sasuke aún no emitía palabra, pero se incorporó y tomó la mano de su esposa.
Con delicadeza la tendió sobre la cama, mientras ella le miraba con un dulce rubor en las mejillas y algo de confusión. Los besos suaves y cariñosos no se hicieron esperar por parte del moreno, y las manos de la pelirosa, por inercia, se enredaron en los cabellos azabache de él mientras éste metía una de sus piernas entre las de su mujer, rozando su intimidad, notando la humedad de ésta poco a poco.
—¿Qué te pasa?...- Preguntó Sakura dubitativa, pero sin ninguna intención de parar.
Sasuke respondió besando su cuello, lamiéndolo y bajando peligrosamente hacia su escote.
—Sasuke...- Gimió la pelirosa, cerrando los ojos y dejándose hacer.
Esa noche, la pequeña Sarada pensó que por los golpes debía hacer mucho viento.
•
Tsuki & Daiki
En la residencia Uzumaki se apagaron las luces de todas las habitaciones, dejando tan solo la lamparilla de animalitos que la pequeña Himawari necesitaba para poder dormir tranquila.
La pareja reposaba tranquila en la habitación que les correspondía.
Naruto estaba medio dormido estirado en la cama con poco más que un pantalón de pijama; mientras que su esposa estaba sentada apoyada en una almohada leyendo a la luz de su lamparilla de noche el libro que Ino les había comentado, para mañana hablar entre todos y decidir qué hacer o qué opinar sobre Kakashi.
—¿Qué tal el libro?- Preguntó el rubio rascándose los ojos de sueño.
Su mujer no le contestó, por lo que Naruto ladeó su cabeza para encontrársela inmersa en la lectura, con los ojos más blancos de lo normal y su rostro sorprendido, incluso podía notar un leve rubor en sus mejillas.
—¿Hinata?- Preguntó de nuevo el Uzumaki, rozando el brazo de su esposa para captar su atención.
La nombrada se sobresaltó.
—¿S-sí?- Respondió en un pseudo-jadeo.
Hinata había llegado al capítulo dos del libro, en el que Kakashi estaba claramente describiendo las aventuras matrimoniales de los Uzumaki; ella se había dado cuenta y sin saber porqué notaba cómo su cuerpo notaba un calor extraño que se concentraba en el bajo vientre.
—¿Qué tal el libro?- Naruto formuló de nuevo la pregunta, mirando a su mujer con confusión. Estaba extraña.
Hinata no contestó, cerró los ojos y le prestó el libro a su marido para que leyera la parte que le había hecho estar así. Le acercó el libro y señalando con su índice un párrafo, Naruto lo tomó y comenzó a leer.
"Las manos de Daiki arrancaron sin pudor la ropa interior de su mujer, la cual emitió un leve gemido al ver la lujuria en sus ojos azules. Besó con suavidad los muslos de su pequeña Tsuki, arrancándolo sin querer -queriendo- gemidos llenos de placer y súplica por más. Lamió con suma lentitud el muslo hasta llegar a la parte prohibida, la cual aspiró y besó con delicadeza mientras ella apretaba con ansiedad los cabellos de él. Un susurro incitó a Daiki a adentrar su lengua en la intimidad de ella, arrancándole de las cuerdas vocales palabras inteligibles de pasión."
Naruto quedó sumergido en la lectura, pero tuvo que parar cuando notó que el calor -al igual que en su mujer- comenzó a concentrarse en su parte íntima.
—Vaya... ¡Pues sí que escribe bien!- Rió el Uzumaki, tratando de quitarle importancia, y en cierta manera relajarse.
Hinata estaba sonrojada y jugaba con sus dedos aún apoyada en la almohada. Naruto dejó el libro en su mesita de noche y se rascó la nuca mirándola.
—¿No te ha gustado?- Preguntó con algo de vergüenza el rubio, acercándose a su mujer. Algo le ocurría.
—No es eso...- Susurró la morena.
—¿Qué te pasa Hina? Te noto bastante rara.- Naruto acarició el cabello de su esposa y la recostó en su hombro.
Ella apoyó la cabeza y una de sus manos se posó en el peso desnudo de él, haciendo círculos por sus pectorales.
—Es que, me preguntaba si tú...- El rubor de la Uzumaki se hizo aún más visible, y su marido estaba empezando a desesperarse.
—¿Si yo qué?- Preguntó ansioso.
—Si te apetecía... Esta noche.- Hinata se apartó de su marido y hundió su rostro en la almohada.
Naruto se sonrojó y de la impresión se quedó helado. ¿Estaba pidiéndole hacer el amor? Sacudió su cabeza y soltó aire.
Llevaban ya muchos años casados, pero Hinata siempre tenía esa vergüenza típica de ella, lo cual a Naruto le encantaba, hacía que la magia siguiera naciendo entre ellos cada día. Nuca caerían en la rutina, su amor sería eternamente joven.
El rubio se tumbó en la cama, ladeando su cuerpo para besar la nuca de su mujer, apartando su pelo para poder hacerlo mejor. Hinata no reaccionó, se quedó boca abajo en la almohada.
—Ese pijama me molesta, quítatelo...- Le medio ordenó a su esposa, mientras él comenzaba a bajarle los pantalones.
Hinata sonrió en la almohada, y con algo de timidez, se incorporó, poniéndose encima de su marido, desnudándose para él.
•
Sayo & Haru
Lo normal para Kiba era quedarse jugando a la consola mientras su novia dormía con Akamaru y sus gatos.
Pero esa noche era diferente, tenían que leer un estúpido libro, o así lo había catalogado él.
Ambos estaban sentados en la cama con las piernas cruzadas mientras pasaban las hojas con algo de desgana. Tamaki tenía sueño y Kiba, aparte de querer que su novia durmiera tranquila, también quería jugar a los videojuegos. Pero al llegar al tercer capítulo, donde había un hermoso y gran perro de por medio; cambiaron sus caras.
—A ver si va a ser cierto que Kakashi se ha estado fijando en nosotros para hacer el libro.- Comentó Tamaki mirando a su novio.
Kiba le devolvió la mirada con sorpresa y continuaron leyendo.
"Haru no rebosaba por su delicadeza, así que lanzó a su novia; Sayo, con brusquedad a la cama, posicionándose encima de ella. Devoró su cuello con ansia, clavando en este los colmillos prominentes que tenía por naturaleza. Sayo gemía y acariciaba la espalda de él con deseo; pero esta noche quería ser ella quien llevara las riendas, así que giraron sobre ellos mismos quedando la joven encima, rozando su intimidad con la -ya bastante dura- de él. Haru gruñía al ver semejante imagen encima de él, adoraba cuando ella llevaba el control y le hacía sentir dominado. Sayo se seguía moviendo con deliciosa lentitud y tomando las manos de su novio, las posó sobre sus pechos, para que los apretara y los tocara como a ella le encantaba."
Kiba comenzó a reír y Tamaki se quedó parada.
—Vaya, pues quizás sí es cierto...- Susurró el Inuzuka en el oído de la castaña. —Porque me encanta cuando te pones encima.- Insinuante y sin ningún pudor, Kiba comenzó a levantar el camisón que su novia llevaba, tratando de llegar a esa zona con la que tanto le gustaba jugar.
—Kiba...- Tamaki que aún estaba leyendo, dejó de hacerlo en cuanto notó los dedos de su novio moverse por encima de su ropa interior.
Se tumbó en la cama y el castaño abrió sus piernas para ponerse entre ellas y comenzar a lamer su cuello.
—Espera...- Tamaki paró a su novio, el cual emitió un gruñido de clara molestia.
Pero ella, lejos de dejar de hacer lo que iban a hacer, se puso encima de él.
—¿No dices que te gusta verme encima?- Preguntó de una forma sensual.
Kiba simplemente resopló y se mordió el labio inferior asintiendo.
Akamaru y los gatos, tuvieron que dormir en el sofá esa noche.
•
Emi & Ryota
Los Yamanaka siempre se iban a dormir muy temprano, y como era costumbre Ino se quedaba en la habitación de Inojin hasta que su adorado hijo se dormía.
Sai, que ya se había leído el libro estaba en proceso de leer otro que se había comprado esa misma tarde, pero nada de erotismo, este era de otro género.
Al escuchar a su mujer entrar, el moreno dejó el libro en el cajón.
—¿Ya se ha dormido?- Preguntó.
—Sí, parece un ángel.- Contestó su mujer mientras se metía en la cama.
Después de una hermosa conversación acerca de su pequeño y de las muchísimas cualidades que éste tenía, Ino pensó que sería hora de acabar el libro que había empezado ese día para poder mañana comentar con todos sus amigos sus impresiones; así que se dispuso a leer.
Sai la miraba, y después de un rato tuvo la necesidad de encender la luz general de la habitación para sacar su libreta y dibujar a su mujer. Para Ino, eso ya era algo normal y además le hacía sentir halagada, hermosa y como una especie de musa para su marido; no le molestaba para nada.
Pero en este momento, Ino ni si quiera se había dado cuenta de que su marido estaba dibujando sus expresiones, porque había llegado al capítulo cuatro, al capítulo que trataba de ellos.
Sai, que ya había leído el libro, calculó el tiempo que Ino tardaría en llegar a esa parte y estaba preparado para dibujar sus expresiones cuando leyera la parte que el quería que leyera.
"Emi adoraba ser elogiada y tratada como una verdadera Diosa, y sin duda alguna eso era lo que su marido, Ryota le hacía sentir cada vez que hacían el amor. Sus cuerpos esa noche se querían juntar una vez más; tenían la necesidad de fundirse en uno. Ryota se encontraba entre las piernas de la rubia, mientras esta amarraba sus cabellos con fuerza pidiéndole más; pero lejos de ello, él subió con deliciosa lentitud hasta sus pechos, devorándolos con ansiedad, haciendo que su mujer se mojara más aún. Ella no emitía más que gemidos y él gruñía a cada vez que Emi levantaba sus caderas para rozar la intimidad desnuda de él. Urgía la necesidad de notar las paredes húmedas y suaves de ella, así que sin esperar más, ladeó a Emi quedando apoyada en un brazo, mientras él se ponía a su espalda, agarrando una de las piernas de ella, levantándola y por fin, notando el placer de estar en su interior."
—¡S-sai!- Acalorada, intentando abanicarse con la mano miró a su marido y le puso el libro casi en la cara. Sai sonrió. —¡Hazme ésto!- Medio gritó.
Sai no esperaba esa reacción, por lo que se quedó parado sin saber qué hacer. Leyó la parte que su mujer le estaba señalando.
—¿Quieres que hagamos el amor?- Preguntó inocentemente.
—¡Calla! No hay que decirlo, hay que hacerlo.- Ino tiró el libro a saber dónde y se puso encima de su marido, arrancándole de las manos la libreta y el pincel.
Comenzaron a besarse, primero con suavidad, después, cuando la rubia comenzó a moverse encima del moreno, Sai no pudo aguantar más las ganas de introducir la lengua en la boca de su mujer, explorándola una vez más, jugando con la lengua ajena, intercambiando saliva. Recorría con sus manos todo su cuerpo, notando su suavidad, su perfección.
Menos mal que Inojin tenía un sueño profundo.
•
Yoriko & Yudai
Una noche cálida que era calmada por el agradable frescor del aire acondicionado en la residencia Akimichi.
La blanca luz del satélite nocturno penetraba de una manera leve pero hermosa las habitaciones de la familia. La pequeña ChoCho dormía plácidamente abrazada a una hamburguesa de peluche que su padre le había comprado en una feria hacía algunos años; desde entonces no se separaba de ella y juró que aunque tuviera 20 años, seguiría durmiendo con su hamburguesita.
El matrimonio Akimichi estaba sentado en la cama, reposando sus espaldas en el cabecero de éste, viendo en la televisión una serie de comedia mientras comían helado de chocolate con trozos de galleta.
Ya habían leído unos cuatro capítulos del libro, pero no les había parecido interesante; así que pasaron la noche viendo la televisión porque su programa preferido había empezado.
Karui estaba apoyada en el hombro de su marido y le daba de vez en cuando alguna que otra cucharada; Choji reía por las bromas de la serie y Karui cuando éste reía se le quedaba mirando.
Sin que éste lo notara, ella sonreía al verlo feliz.
Cuando el programa de televisión acabó, Karui volvió a tomar el libro que había dejado en alguna parte de la cama, entre las sábanas color melocotón.
—¿Crees que deberíamos acabarlo?- Preguntó con una mueca, no era muy partidaria.
—Ino quizás me estrangula si no lo hago.- Respondió Choji agarrándolo mientras reía.
—No creo que llegue a tocarte, gordito.- La pelirroja frunció el ceño, estaba de broma porque Ino era una persona a la que le había cogido mucho cariño; pero hablando en serio, Karui jamás dejaría que le hicieran daño a su osito.
El Akimichi rió y le dio un tierno beso en la mejilla. —Anda ven, vamos a acabar de leer, vamos por el cinco, no nos queda mucho.- Choji le hizo una señal a su mujer para que se apoyara en su hombro; ella lo hizo y él la rodeó con su brazo.
"Yudai dormía plácidamente en la cama de matrimonio con el pijama puesto, aunque hacía calor él no se sentía cómodo llevando sólo el pantalón y su pecho al aire. Su mujer, Yoriko había salido de fiesta con las amigas de la Villa y él tenía demasiado sueño como para esperarla despierto. Sin embargo, no tardó mucho más de media noche. Al llegar, la pelirroja tenía ganas de fiesta, por lo que al entrar en la habitación, se lanzó encima de su marido; éste se sobresaltó y trató de calmarla alegando que estaba borracha. Ella no cesaba en su empeño de hacer el amor esa noche; pero él parecía no tener muchas ganas. Yoriko sabía que le ocurría algo a su marido, así que pretendió quitarle las penas comenzando a desabrochar los botones de la camisa del pijama mientras le daba suaves besos en el cuello. Yudai, aunque quería resistirse, no podía. Besó a su mujer con dulzura y algo de pasión incorporada tumbándose de nuevo en la cama; dejando que su diosa pelirroja efectivamente, le quitara todas las penas."
—No sé porqué, pero éste capítulo me gusta más...- Karui miró a Choji, el cual estaba sonrojado.
La Diosa pelirroja del libro, le recordaba tanto a su mujer, que sin querer, estaba imaginándose la escena con ellos dos, y sin poder evitarlo comenzó a sentir mucho más calor del que tenía; aunque estuviera puesto el aire acondicionado.
Tragó saliva, tratando de pasar página sin que su mujer se diera cuenta de su nerviosismo y su ansia de seguir leyendo el libro; pero Karui estaba de igual forma. A medida que la escena de sexo iba aumentando su intensidad, la pareja iba aumentando su temperatura corporal.
Antes de terminar el capítulo, ambos se miraron y no hicieron falta las palabras. Los dos se conocían, cada mirada, cada gesto, cada sonrisa tímida... Choji rozó con su mano la mejilla de su esposa y ésta se acercó con cautela, robándole un tierno beso que, al pasar de los minutos se fue convirtiendo en más besos en distintas partes de su cuerpo.
•
Shao & Daichi
La noche era la parte preferida de los Nara, la calma que esta producía. No había el ruido del tráfico, el bullicio de la gente; solo el sonido del silencio.
Shikadai, el pequeño Nara reposaba con suma tranquilidad en su habitación; soñando a saber qué cosas, pero con una tierna sonrisa en los labios. Temari le miraba y le acariciaba el rostro con suavidad, admiraba cómo su hijo se estaba convirtiendo en un pequeño hombre tan guapo, inteligente e increíble; como su padre, como ella.
Cerró la puerta de su habitación y bajó las escaleras hacia la terraza de la parte de atrás, donde se encontraba Shikamaru leyendo con unas pequeñas gafas negras, a la luz de una pequeña lámpara portátil que se apoyaba en una mesa.
La rubia se sentó en la silla que quedaba libre y le miró.
—¿Nunca te he dicho lo que me encantas con esas gafas?- Temari se mordió el labio inferior y sonrió.
Shikamaru se limitó a sonreír también y continuó leyendo.
—¿Qué has leído hasta ahora?- Preguntó la Nara mirando hacia el bosque que tenían en frente; la frondosidad de éste y la oscuridad de la noche lo hacían ver precioso.
—Pues, nada interesante. No veo nada que se parezca a nosotros.- Comentó.
Shikamaru había leído cinco capítulos, estaba a punto de empezar el sexto; el que Kakashi se había inspirado en ellos para crearlo.
—Pues si quieres podemos irnos a dormir y dejarlo.- La rubia hizo el amago de levantarse, pero su marido le hizo una señal de alto con la mano, a continuación le hizo un gesto para que se acercara.
Temari se quedó confusa, pero obedeció y agarró la silla para ponerse a su lado.
—Esto parece prometedor...- Susurró el Nara, poniendo el libro en sus piernas para que su mujer también pudiera leerlo.
"Shao yacía encima de su marido pero de una forma peculiar. Su intimidad estaba justo en el rostro de su marido y viceversa; notaba como la lengua de éste recorría toda su zona íntima por encima de la ropa interior, arrancándole gemidos de placer y súplica. Ella no quería quedarse atrás, por lo que comenzó a besar y morder el miembro que tenía delante por encima del pantalón, a lo que Daichi respondió con un gruñido y agarrando con fuerza las nalgas de su mujer apartó la ropa interior para poder saborear el dulzor de su intimidad, introdujo la lengua dentro de ésta y Shao sentía desfallecer; no podía aguantar más. Se incorporó y moviendo sus rodillas hasta quedar a la altura del miembro de su marido, lo introdujo poco a poco en su interior, de espaldas a él; dándole una espléndida visión de su trasero. Daichi lo agarró con lujuria, dejando las marcas de sus manos en la piel de éste. Shao se movía hacia arriba y hacia abajo con fuerza pero lentamente, volviendo loco al moreno, quién inconscientemente suplicaba porque se moviera más deprisa o tendría que ser él quien tomara el mando. Shao estuvo de acuerdo, y ladeando su rostro para mirarle por encima del hombro, se mordió el labio. Daichi se incorporó y agarró a su mujer, quedando esta con las rodillas y los codos apoyados en la cama; su marido volvió a introducirse dentro de ella, y esta vez, no había lentitud ninguna por su parte."
—Madre mía.- Resopló Temari, se mordió el labio inferior y de reojo miró a su marido.
Shikamaru no soltaba palabra ninguna, seguí inmerso en la lectura, tratando de analizar cada palabra para intentar sacar conclusiones; se había tomado al pie de la letra lo que su amiga Ino les había comentado que hicieran. Pero por el contrario, Temari parecía tener otros planes para esa noche.
Al verle tan concentrado y con esas gafas que le hacían lucir tan irresistible, la rubia no pudo resistirse a comenzar acariciando la pierna de su esposo, acercando su rostro al cuello de éste, plantando suaves besos. Shikamaru parecía no inmutarse, pero por dentro estaba deseando que parara, quería concentrarse en sacar conclusiones o algo en claro, y su mujer no estaba por la labor de dejarle.
Temari no cesaba en su empeño de que Shikamaru le hiciera caso a ella en lugar de al libro; así que movió su mano hacia arriba, por debajo del libro -este reposaba en las piernas del moreno- y rozaba la intimidad de él con lentitud, mientras ahora besaba la comisura de sus labios, emitiendo leves gemidos, lamiendo el labio inferior de éste.
Shikamaru cerró los ojos y cerró el libro.
—Temari...- Suspiró.
Se apoyó en el respaldo de la silla con ambas manos en los reposabrazos, apretándolos con fuerza.
La nombrada emitió una pequeña sonrisa de victoria y con la mano que tenía libre, tomó el mentón del moreno para ladearlo hacia ella y poder besarle, humedeciendo ambas bocas, jugando con sus lenguas, gimiendo en la boca de él. Shikamaru, que tenía los ojos entreabiertos, sentía que su pantalón iba a explotar si continuaban en esa situación. Hizo un amago de quitarse las gafas, pero Temari le paró antes de hacer nada.
—Ni se te ocurra...- Le ordenó. —No sabes lo que me gusta.- Y sin poder aguantarse más, la rubia introdujo su mano dentro del pantalón de él, dentro de la ropa interior, acariciando el mimebro desnudo de su marido.
—Temari...- El cerebro de Shikamaru parecía desconectar cada vez que ella le tocaba de esa manera; se limitaba a repetir su nombre, no tenía otra cosa en la cabeza.
Temari sacó el miembro al exterior y lo masajeó con lentitud hacia arriba y hacia abajo, haciendo que Shikamaru la mirara con la boca entre abierta y los ojos llenos de lujuria. La rubia se mordía el labio y con una extrema sensualidad, lamió la comisura de su marido para posteriormente, bajar a su intimidad; la introdujo delicadamente en su boca hasta estar en su plenitud dentro de la misma. Shikamaru posó una mano en la cabeza de su mujer, amarrando sus cabellos rubios, incitándola a que continuara; mientras su otra mano apretaba con tanta fuerza el reposabrazos de la silla, que poco más y se rompería.
No pudiendo aguantar más, Shikamaru tomó la cabeza de su mujer, la cogió en brazos y en un abrir y cerrar de ojos, se encontraban profesando su amor y lujuria en la habitación.
En ese momento, Shikadai parecía tener pesadillas.
Al día siguiente, a la hora acordada; todos los anteriormente nombrados se encoraban en la residencia Yamanaka.
Ino había preparado té y Hinata había llevado algunos dulces. Los niños jugaban en el jardín y los padres estaban todos en la sala de estar, callados.
—Bueno...- Intentó romper el silencio la rubia anfitriona.
Sin embargo, no se atrevía a preguntar sobre el libro. Tenía la sensación de que algo extraño ocurría.
—Si quieres preguntar por el libro, yo lo he encontrado entretenido.- Comentó Sakura con un leve sonrojo en las mejillas.
Ino miró a Sasuke, éste apartó la mirada.
—No está nada mal.- Afirmó Karui con una sonrisa de oreja a oreja.
Choji asintió.
—¿Habéis sacado conclusiones? ¿Shikamaru?- Preguntó Ino.
Ambos Naras se quedaron helados, era una de las pocas veces que ninguno de los dos encontraba una respuesta lógica o que les sacara del apuro.
—P-pues, no cabe duda de que... Bueno, de que hay algunas cosas que se parecen a nuestras vidas.- Respondió Temari tratando de salir del paso. —Pero he de admitir que el libro es cuanto menos...- Miró a Shikamaru y ambos cerraron los ojos algo avergonzados. —Entretenido.- Terminó.
Sai estaba en una esquina de la habitación dibujando la escena con una amplia sonrisa en sus labios.
—Parece que todos habéis tenido una noche espléndida.- Comentó sin pudor alguno.
—¡Sai!- Le recriminó su mujer.
Todos los presentes se quedaron mudos y miraron hacia otro lado.
Ino, al volver la vista a sus invitados se quedó algo confusa.
—No me digáis que...- Se tapó la boca con las manos. —¡Dijimos de leerlo entero!- Exclamó con el ceño fruncido.
—¡Lo siento! Es que, el libro es muy explícito...- Comentó Kiba rascándose la mejilla.
—Sí, no es nuestra culpa.- Se excusaba el Uzumaki.
—¡Qué vergüenza!- Ino movía la cabeza de lado a lado en señal de negación.
—Nosotros también pasamos una noche maravillosa.- Afirmó Sai con una amplia sonrisa.
—¡Ajá!- Exclamaron todos al unísono.
Ino mató a su marido con la mirada.
—Tú tampoco lo has leído el libro.- Le recriminó la pelirrosa.
Ino se quedó sin habla y comenzó a sudar frío.
Después de unos segundos, todos suspiraron resignados.
No podían hablar ni sacar conclusiones, y habían de admitir que gracias a ese libro habían pasado una de las mejores noches de sus vidas.
La literatura erótica no era mala ni mucho menos; les había descubierto nuevas experiencias, incluso nuevas posturas que probaron con sus parejas. Les había despertado un sentimiento de lujuria extrema que no habían notado antes.
—¿Deberíamos a caso estarle agradecidos a Kakashi?- Se preguntaron todos.
No muy lejos de allí, en la residencia Hatake, Kakashi notó como sus oídos pitaban y estornudó varias veces, derramando un poco del whisky que se estaba sirviendo.
—¿Habrá alguien hablando sobre mí?- Se preguntó.
Se encogió de hombros, y saliendo a su terraza con el vaso de whisky en la mano y un objeto oscuro en la otra, se sentó en la silla de mimbre apoyando el vaso de cristal en la mesa de al lado.
—Gracias a ti, he ganado mucho, mucho dinero.- Dijo para si sonriendo, lanzando al aire la pequeña cámara web que había hecho posible su mejor libro.
Miró hacia el cielo recordando a Jiraya, sintiendo que estaría orgulloso de él, soñando que ojalá pudiera leerlo e imaginándose su reacción y su felicidad. También recordó a esa muchacha con la piel blanca como la nieve; Oyuki.
Sonrió y alzó el vaso al cielo.
—Gracias.- Sonrió con una felicidad inmensa, y notó cómo de una manera extraña, su corazón se llenaba de calor y su mejilla notaba el dulce tacto de un beso.
F - I - N
¡TADÁ! Al final me he decidido a darle un final a este hermoso fic que me ha traído tantas alegrías. De verdad no puedo estar más feliz con esta obra que he creado, no es por echarme flores a mí misma, pero me siento inmensamente agradecida de haber recibido tantos comentarios hermosos, tantos halagos, tanto todo.
Quiero agradecer a todos y cada uno de vosotros por haber estado ahí, por haber tenido paciencia, de verdad... ¡Tengo que decir que os quiero! Adoro a mis lectores, los lectores sois lo mejor del mundo, mantenéis vivo a un escritor, y con vuestros comentarios dais ganas de seguir adelante y nunca decaer.
Así que, espero que este final esté a la altura de vuestras expectativas, a mí me ha parecido un final agradable y sinceramente, el mejor que podría haberle dado. La inspiración me viene porque pienso "ellos me esperan, tengo que hacerlo" así que, de nuevo gracias. Gracias por ser mis musos, mis inspiraciones, mis todos.
¡Nos veremos pronto! No penséis que este es el final; tengo muchísimos fics en espera de quizás parejas que os sorprendan, así que seguid atentos.
Especial gracias a: Anamicenas, RukiaMK, WhiteTigerKiara y TemariAckerman06.
¡GRACIAS A TODOS!
¡Besazos de chocolate para todos!