EPÍLOGO 2:
Sunset y sus amigas entraron a su Universidad charlando alegremente y planificando qué hacer después de clases; si los diferentes clubes o se irían a los dormitorios para estudiar o bien ir al cine, por lo visto habían estrenado una nueva película independiente y se veía que iba a estar genial. Entonces de pura casualidad se fijaron en una extraña estudiante: de piel azul marino y cabellera rubia. Iba vestida toda de negro y azul neutro, con una blusa de diseño de una extraña sonrisa y una azul cielo bufanda que cubría su cuello.
La joven las saludó con un amable gesto y silbando alegremente entró a la escuela. Fue en ese momento en que a un pobre chico que iba cargado de todo tipo de materiales se le abrió la mochila y todo se desparramó por el suelo. Las chicas corrieron a ayudar pero la nueva se adelantó y con un simple gesto todas las cosas regresaron a la mochila. El chico dio un respingo sorprendido y más cuando ella repitió el gesto y su mochila se reparó al instante.
—Wow, ¿cómo hiciste eso? — Le preguntó muy sorprendido a la chica.
—Magia, soy una verdadera experta.
El tipo sacudió su cabeza muy sorprendido.
—¿Magia? ¿Como la que hacen ellas? — Dijo señalando al grupo de Sunset. El chico había sido estudiante de Canterlot High así que estaba familiarizado con más de algún fenómeno mágico.
La joven se encogió de hombros.
—Sí, precisamente pero también puedo hacer otras clases de magia — dijo ella con una sonrisa. — ¿Por qué? ¿Te gustaría aprender?
—¡Sí! ¡Suena interesantísimo! ¿Cómo te llamas? — Saltó alegremente el muchacho.
La joven le dedicó la mejor de sus sonrisas y se hizo hacia atrás el cabello con un gesto misterioso. Desgraciadamente ese gesto aflojó su bufanda y el viento se la llevó, revelando así una horrible cicatriz en su cuello como si fueran marcas de mordidas de algún animal.
De cualquier forma la chica no le dio a eso mayor importancia y se la colocó de nuevo.
—Me llamo East Wind, y si quieres aprender magia con mucho gusto me convertiré en tu maestra… Emerald. ¿Sabes? Cuando vivía en Equestria, del otro lado del espejo le di clases a tu otro yo y sé que tienes un gran talento latente amigo. Con gusto te ayudaré a pulirlo.
El chico le dedicó la mejor de sus sonrisas pero Sunset Shimmer se adelantó molesta.
—¿En serio vienes del otro lado? ¿Y le enseñarás así no más? ¿A cambio de qué?
—Que él desee aprender — explicó ella. — Sé quién eres Sunset, y no te preocupes por mí; no planeo nada malo. De hecho yo soy de las que tiene la firme opinión que si no transmites el conocimiento éste se pierde. Por eso he basado mi vida entera en el principio de 'ir y enseñar a todos'. Es el credo de mi orden y propio, la más noble de las metas.
La joven de la chaqueta la miró fijamente y East le dio la más sincera de sus sonrisas:
—¿Entonces qué? ¿Quieres que te enseñe también a usar tu magia? Porque el cuerno jamás ha sido en verdad necesario, sí te hace las cosas más fáciles pero a la larga se puede aprender a usar otra salida de tu poder. ¿Entonces quieres volver a aprender o no?
Sunset no pudo sino asentir muda de la impresión.
—Si ese es el caso, ¡entonces yo soy tu maestra!
…
Un grupo de acechadores se dirigía hacia Equestria dispuestos a destruir el odiado país de los ponis de una buena vez. todos juntos venían de una célula radical de Zebrica, que en el nombre de su Creador Moktobok eliminarían a esa raza impía.
Decidieron acampar al pie de un extraño árbol que emitía un pequeño brillo pero no le dieron mayor importancia y se recargaron contra éste.
—Y dentro de nada, Zebrica clamará este territorio.
—Como lo manda el creador.
—Y las Princesas serán esclavizadas por nuestros caciques y todo será grandeza para nuestro pueblo.
Rieron alegremente dispuestos a destruir a los ponis, entonces tembló la tierra.
—¿Y eso qué es?
—¿Te asusta un temblor? Estamos en el descampado, apártate del árbol nada podrá caerte encima animal — reprendió el líder de la pequeña horda.
—Eso, la tierra tiembla; gran cosa — se burló otro.
El aludido se rio abochornado, pero entonces la tierra tembló de nuevo y seis cascos y una gran garra emergieron por debajo de ésta, seguido por el cuerpo de seis ponis cuyos brillantes ojos rojos resplandecían en la oscuridad.
—¡Ah! Aire fresco por fin, no es que necesitemos respirar pero la brisa está sabrosa — dijo una con un sombrero de vaquero.
Las otras gruñeron en aprobación cuando su líder, una alicornio, se fijó en el grupo de cebras.
—Hola, disculpen nuestra descortesía. No pudimos evitar escucharlos, y bueno, no vamos a permitir que hagan lo que pretenden. Con su perdón; vamos a descuartizarlos despacio y dolorosamente, ¿sí?
—No será más que media hora pero parecerá una eternidad, así que al mal paso darle prisa.
Y se lanzaron sobre ellos. Las cebras obviamente quisieron huir por sus vidas pero una séptima figura, la silueta de un dragón emergió de la tierra y los recibió con la mejor de sus sonrisas.
No se puede vencer a las Undeads, ¿recuerdan? Y ahora que me han hecho retomar a estos personajes he pensado hacer esta historia de estos monstruos una trilogía. No he pensado qué poner en el cap siguiente sobre estos monstruos pero en fin, espero les haya gustado la historia, ahora sólo falta el epílogo del nacimiento de las Undeads.
Sin más:
Chao; nos leemos!