Arco 1: Un nuevo mundo
Capitulo 6: "La fe es el arma de los débiles"
Maldición..¿De donde habían salido estas personas? La tarde pasaba como cualquier otra y de repente, uno de sus colegas declara ver el piso hundirse.
Ninguno le creyó, continuando el partido de Poker que mantenían entre ellos. Desde hace años que nada sucede, todos temían cruzar ilegalmente por su frontera. Un ataque era simplemente imposible.
Su trabajo como guardias había pasado a ser relajantes vacaciones. Solo el nuevo soldado parecía diferir, regañando de su negligencia en un lugar tan importante. Siempre se mantenía parado frente a la entrada, con arma en mano, esperando alguna conducta agresiva de los turistas para ser el primero en tomar acción.
Tch..Mocoso arrogante, debería escucharlos cuando dicen que nada pasara; Y que de ser así, solo bastaría con un par de hechizos bien lanzados para terminarlo. Por eso, cuando escucharon un estruendo y toda la cabina donde estaban metidos tembló. Tomaron sus armas con una velocidad asombrosa y fueron a ver que sucedió.
Un sujeto estaba saliendo de un hoyo, sin ningún hechizo de apariencia...Les sonrió cuando su cuerpo apareció por completo, permaneciendo sentado como un orangután.
- Oh~ Mas Traffys. - Estiro su mano. Rápidamente apuntaron sus lanzas hacia el intruso, con el pánico reflejado en la cara.
¿Que estaba pasando? ¿Estaban siendo atacados?
Otra cabeza apareció del suelo y los miro con grandes ojos negros. Sus manos temblaron, manteniéndose aferradas al arma con fuerza.
- Detente Luffy, no hagas nada. - Dijo el segundo en salir del agujero, este era incluso mas alto, trago pensando en cual seria la mejor solución.
Tenia tres opciones:
- Atacar y correr el riesgo de perder soldados.
- Llamar a la central y pedir la ayuda de un general.
- Soplar por el cuerno.
Antes de que siquiera pudiera llegar a una decisión, el soldado nuevo le arrebato la palabra.
- ¡Q-quietos! ¡H-hasta aquí llegaron, n-no podr-dran seguir avanzando! - ¡Estúpido! No podía hablar si no era por orden suya. ¡¿En que diablos esta pensando?!
El sujeto mas alto oculto su cara tras una especia de capucha, y hablo.
- Mira Luffy, llegamos – ¿Reía? ¿Porque estaba riendo? - ¿Que te dije? Yendo bajo tierra nos evitamos todo el embotellamiento y no es genial que ni siquiera hayamos tenido que hacer esa larga cola para poder pasar a Kleinwurm -
Su compañero parecía no tener la menor idea sobre a que se refería. Debian aprovechar ese momento de confusión y armar una estrategia de una vez.
"Llamar a la central y pedir la ayuda de un general." Incluso para un general, llegar hasta aquí les llevaría mas de una hora. Por lo tanto, esa opción queda descartada. Dejando solo dos ideas, y ambas eran complicadas.
- No se de que me habl...- Lo golpeo..¿Riña entre compañeros? - ¡Ow, eso duele Ace! - Algo verde se movió dentro del gran hueco, parecía pasto. Rápidamente el tipo de la capucha lo piso, algo estaba ocultando..Así que tomo una decisión.
El cuerno, tenían que soplar el cuerno y ver si la balanza de la suerte se inclinaba hacia ellos. Pero de todas formas, debían ganar algo de tiempo luchando.
- ¡Deben pasar por la frontera para entrar! - Exclamo, antes de que el cabo se le adelantara y volviese a meter la pata - ¡Y es ilegal llegar sin un hechizo de apariencia! ¡Si no retroceden, estaremos obligados a tomar acción! -
Era difícil de saber por la gran altura que ambos gigantes tienen, pero juro ver temblar la sonrisa del mas alto.
"¡Saca tu pie de mi cabeza, estúpido piromano!" Oh por dios, eran mas de dos. ¿¡Cuantos habría allí abajo!? ¿Quizás era toda una invasión? Montones de soldados aguardando por una señal para salir a la batalla..
- ¡¿Porque están aquí?! - No otra vez... - ¡SERÁN EL ALMUERZO DEL DRAGÓN SI NO RESPONDEN! - Y cuando pensaba que no podía ser peor, este mocoso seria la causa de su muerte.
Golpeo con fuerza al chico. Esas cosas jamas debían ser dichas, mucho menos cuanto la aparición de este "dragón" era dudosa y extremadamente difícil de conseguir. Solo lo vio una vez, y fue hace años.
Prácticamente admitió a los cuatro vientos que su arma mas poderosa podía ser llamada cuando se les cantaba, lo cual era mas falso que los dientes de su abuela.
- ¡Coby, mantén la boca cerrada de una vez! ¡Solo nos estas hundiendo mas! - Exclamo enfurecido, conteniendo sus ganas de volver a encajarle un golpe.
- P-pero Helmepppo-san creí que el dragón era el protector de la frontera, y es el quien se encarga de los invasores - ¿Donde quedo aquel muchacho que parecía tan valiente? Tristes los rumores que hacen creer a pobres reclutas, que en verdad tenían una bestia esperando para defenderlos.
Su sargento fue quien respondió a tal tontería – ¡Piensa antes de a hablar! ¡No puedes depender de algo que ni siquiera conoces! -
Los ojos de uno de los chicos brillo, volviendo a inclinarse hacia ellos.
- ¡Oh~ ! ¡Quiero verlo, donde esta el dragón! - Ni siquiera sirvió para asustarlos. Si salia de esta, regresaría al cabo a la escuela - ¿Esta escondido? -
Ademas de Coby, muchos de los soldados temblaron, ante la pregunta que ninguno sabia como responder.
¡¿Acaso todos esperaban que el animal apareciera a luchar en su nombre?!
Chisto, dejándose una nota mental para informar a todos los soldados que nadie lucha por ellos ni hará su maldito trabajo. Y que ademas, el cuerno para convocarlo solo debe ser usado en grandes emergencias.
La cual parecía ser esta.
- ¡Idiotas! ¡Solo aparece cuando la situación lo requiere! ¡Nosotros tenemos todo bajo control! - Grito, forzando su voz al máximo para dar confianza a la tropa. Romper sus esperanzas ahora no tendría sentido.
El encapuchado sonrió de una manera espeluznante, agachándose como su compañero, para estar aun mas cerca - ..El no esta aquí, ¿verdad? - Mantuvo su Poker Face, comenzando a crear magia en su lanza.
- ¡¿CREES QUE MERECES VERLO?! ¡BASURA COMO USTEDES NO SIRVEN NI DE ALIMENTO PARA EL! - Exclamo, disfrutando de la vibración bajo sus pies. Alguien bajo tierra había gritado, del susto suponía.
Pero esa molesta sonrisa seguía puesta en el rostro del tipo. Ya era el colmo, se harto de esperar una oportunidad para correr a la cabina y tomar el maldito cuerno. No es como si la estúpida mascota real aparecería de todas formas.
Sin embargo, temía arriesgarse y perder a los pocos soldados que quedaban. Muchos de ellos cayeron enfermos y fueron dados de baja. El fallo no estaba permitido, debía mantener con vida a los que aun pueden luchar.
- Oh~ que cruel, de tal Traffy tales Traffys - ¿Porque seguía llamándolos de esa forma tan rara? ¿Seria una palabra en código? - Aunque el no era tan malo…-
- Tranquilo Luffy, solo están jugando. - Hizo una seña para que comenzaran el movimiento de ataque – No hay ningún dragón, solo juegan a ver quien sale corriendo primero. Si nosotros del miedo o ellos para llamar a alguien mas fuerte -
¿Como..?
- ¡Claro que existe! ¡Salvo muchas vidas en la guerra! - ¿Podían conseguir cinta para tapar la boca a este cabeza de chicle? - ¡Podemos llamarlo cu..-
Volvió a golpear su cabeza para callarlo y evitar que termine esa frase.
- Bueno, viendo que esto podría ser un ataque y no veo rastro de un pajarraco gigante...Me inclino mas a la idea de que es un triste rumor – El sujeto se inclino e incluso antes de que pudieran reaccionar, tomo a Coby en su mano – La cuestión ahora, es saber si el que peleo en esa guerra esta aquí -
- ¡Yo también quiero Ace, pasámelo! - Helmeppo quedo sin habla al ver como su cabo era estrujado por el gigante.
- ¿Que dices pequeñín? ¿Esta aquí o no? - Coby temblaba tanto que parecía una hoja – Aunque tenerte a ti hace todo mas fácil..Mmm que dicen si hacemos un trato. Don cabello chicle por unos hechizos de apariencia y la entrada -
Su respuesta era obvia. Si los dejaban pasar, todo el pueblo correría peligro. El sacrificio de Coby nunca seria olvidado y su nombre pasaría a ser recordado con honor. Una vida a cambio de millones no significa nada...
Solo debe ignorarlo y..
Y…
- ¡No se preocupe por mi Helmeppo-san! ¡Estoy mas que dispuesto a sacrificarme! - Aun muerto de miedo, seguía siendo un mocoso engreído.
Los soldados esperaban su orden para comenzar a disparar hechizos. Sujeto con fuerza el arma en sus manos, y la arrojo al suelo bajo la mirada estupefacta de sus colegas. Estúpido Coby, esto era su culpa.
Por eso tenia que estar vivo, así podría regañarlo hasta dejarlo sordo.
Llevaría a todos de nuevo a casa.
Se arrodillo y exclamo. - ¡Aceptamos! ¡Dejen ir a nuestro compañero y sus pedidos les sera otorgado! - Tch, si algo pasaba toda la culpa recaería en sus hombros. Debió haber faltado, no lucia como un buen día.
- Relajate hombre, solo somos turistas – Turistas que amenazan con matar a un soldado, si, típicos turistas..- No venimos a hacer nada malo -
- Es tan pequeño~ - El otro sujeto apretaba las mejillas de Coby como si fuera un muñeco, que humillación. – Pareces un gusano -
Hizo una seña a su sargento para que comience los hechizos de apariencia, ninguno critico la decisión que tomo, agradecía eso.
- Ya dejalo Luffy, son personas no juguetes – Por fin aparto el pie del hueco y el pasto salio disparado hacia arriba, huh, era otro sujeto. – ¿Que tal Zoro? -
- ¡Tu..Plato de lentejas, voy a terminar con cada una de tus pecas! - Tras el, otro muchacho apareció. Y parecía ser el ultimo. - ¡Vuelve a pisarme y te matare! -
No parecían una banda de maleantes, tampoco ladrones o parte de la armada Gaumen.
- ¡Mira Zoro, estos son los Traffys! ¿No son geniales? -
El sargento comenzó a reducir a uno, justo el pelirrojo. En menos de un segundo ya tenia su altura, pero seguía aterrado, rehusándose a hacer contacto visual.
- Oh~ Ahora Kid es un Traffy, podría pisarlo – Lastimosamente, el fue el segundo en hacerse pequeño, que rio apenas lo noto. - ¡Que divertido es todo esto! -
Después el pasto andante y finalmente el infeliz con sonrisa espeluznante. Frunció el ceño, analizando su apariencia. No tenían las pequeñas alas de los Gaumen y tampoco los tatuajes de Boden. Debian ser Brands, era lo único que encajaba.
- Lamentamos haberlos hecho pasar por esto – Dijo el tipo que antes sostenía a Coby, que después de haber sido puesto en el suelo, se efectuó el hechizo de apariencia sobre el – Tuvimos un accidente con el portal y no pudimos llegar por la entrada -
Uno, dos, tres y cuatro, sin rastro de un ejercito. El cabeza de pasto, el asustado y los monos. Ahora todos estaban al mismo nivel. Coby detrás suyo y ninguna arma a la vista. La ventaja regreso a sus manos.
Quizás el día no termine tan mal.
- Lo siento, lo siento – Uno de ellos golpeo su cabeza gruñendo que seria su culpa si sufría un paro cardíaco.
Lo primero es lo primero.
- Pasen a la cabina, haré sus pases para que puedan viajar – Llevarlos a un lugar estrecho – Regresen a sus puestos – Con sus dedos hizo una seña al sargento, que asintió. Los intrusos eran lo suficiente idiotas como para ya haberse relajado por completo. Manteniendo una charla animada entre ellos.
Apenas entro, observo el gran cuerno que descasaba en una repisa, aun nuevo. Sin haber sido usado siquiera una vez, algo dentro suyo estaba tentado a soplarlo solo para saber si en verdad llamaría al dragón.
Según el príncipe, funcionaria. Pero nunca fue capaz de comprobarlo, y ahora mas que nunca quería averiguarlo. Saber si alguien los protegía, como todos parecían creer. Saber si había algo con fuerza suficiente para derrotar a un ejercito de miles y continuar enérgico.
Saber si no fue un sueño el día que vio brillar esas plumas azules en el cielo.
Las mismas plumas que llevan en su emblema. Se pregunto si Coby lo habría visto y por eso creía con tanta fe que llegaría al rescate.
- Mira, podríamos jugar una partida – Cuando volvió al mundo real, fuera de sus pensamientos. Los visitantes ya estaban acomodados en su escritorio, tomando las cartas que antes dejaron.
- ¡Salgan de ahí! - Exclamo enfadado. ¿Quienes se pensaban que eran? - Espero nunca tener que volver a ver sus horribles caras -
Con una velocidad innata, activo el hechizo de restricción oculto en el techo de la cabina. El símbolo brillo, creando un circulo de barras al rededor de los intrusos.
- ¡O-oye, este no era el trato! - Fue el pelirrojo quien grito.
Tras el, varios soldados cruzaros la puerta y se colocaron a su lado. Armas en mano, esperando su orden.
- Tch y yo que pensé que por primera vez podía confiar en ustedes – Siseo el joven con pecas, aferrándose a las barras con furia – En Kleinwurm no existe la frase "fiate de mi palabra", ¿verdad? -
La sonrisa socarrona que volvió a esbozar, le tenso los nervios – Solo tomamos las ventajas que tenemos, como ustedes hacen con nosotros – Dijo – Problemas con el portal o no, siguen estando ilegalmente en este lado. Sumando a eso, la extorsión y el intento de asesinato a un guardia. No puedo permitir que continúen como si nada -
- Oh...Y yo que pensaba que el tipo de lentes era bueno. – Escucho murmurar al mono mas pequeño.
- Serán llevados fuera de la frontera y recibirán el castigo que les corresponde. -
El pelirrojo empalideció y al igual que el pecoso se aferro a los barrotes mágicos.
- ¡No puede hacer esto! ¡Yo no hice nada malo, todo fue culpa de los hermanos tonto y retonto! - Si la situación fuera otra, reiría con el comentario y la mirada de estupefacción que se formo en el rostro del mono con pecas.
- Mirando el lado bueno, Kidd ya empieza a volver a ser Kidd – Agrego el peliverde, asintiendo varias veces.
Aunque tenían completo control de la situación, no podía dejar de pensar que algo no andaba bien. Y la razón, era esa sonrisa que continuaba plasmada en el rostro del pecoso. Sentía la confianza que emanaba y carecía completamente de sentido.
Los habían atrapado. Pero Ace seguía manteniendo el semblante tranquilo, incluso el sujeto pelirrojo estaba muerto de miedo..¿Porque el no?
La respuesta no tardo en llegar – Bueno muchachos, fue una bonita bienvenida pero creo que ya es hora de irnos – Dijo, de inmediato hizo una seña a los guardias para que lo durmieran con algún hechizo – Claro que no podemos irnos sin un suovenir. ¿Verdad? -
Sus ojos se expandieron, y antes de poder reaccionar, el fuego tapo por completo su visión. Espero el calor avasallante de las llamas, el dolor de su piel quemándose, que sus ojos explotaran. Sin embargo, nada de eso ocurrió.
Las llamas no ardían y estaban muy lejos de quemar. Que humillante, sus cautivos habían logrado escapar y ni siquiera podría decir que murió en la fuga. Lo único que el mono con pecas busco con su combustión, fue crear una distracción. Mentiría si no dijera que se asusto como un infierno.
Demasiado humillante.
Cuando el fuego termino por evaporarse, no había rastro de los sujetos. Tch, olvido como un estúpido que eran Brand.
Ahora, lo único que quedaba, era avisar a los otros cuarteles y poner la ciudad en cuarentena. Tenían que encontrarlos rápido. Por lo menos pudo averiguar un par de nombres. También conocía sus caras, serviría para la búsqueda una vez que extraigan sus recuerdos.
Aunque pensándolo bien, sus rostros...Específicamente el rostro del mono con pecas...¡Era tapado por esa maldita capucha! Lo único que dejaba a la vista, empezaba desde la nariz hacia abajo. No sabían su color de pelo, ni el de sus ojos. Podría ser cualquiera..
Sin embargo, tenia un leve presentimiento que no lo era. Un nombre y una raza, mas las pecas. Suficiente información para descartar a varios. Escucho gritos alterados de sus camaradas, pero les resto importancia, demasiado perdido en sus pensamientos.
¿Quien era ese sujeto? ¿Porque ocultaba su rostro a diferencia de los otros? Debía resolver ese acertijo antes que fuera demasiado tarde.
- ¡Coronel! ¡El cuerno a..! -
Piensa Helmeppo, piensa. Nadie se oculta si no tiene secretos.
- ¡¿Donde esta?! -
- ¡Coronel! ¡Se lo..! -
Ace...Peculiar nombre.
- ¡Se han llevado el cuerno! -
¿Huh…Que..Que acaba de decir…? Las palabras revotaron por la habitación y el eco se repitió hasta desvanecerse. ¿O era solo en su cabeza? Vio la expresión de los soldados, desparramados por todas partes, en búsqueda de algo.
No, no algo...El cuerno.
Como en una película de terror, lentamente, giro su mirada hacia el espacio donde antes descansaba el objeto. Juro escuchar aquella música aterradora de cualquier Thriller, retumbar en sus tímpanos. Y sin poder creer, se acerco a la repisa. Con manos temblorosas acaricio el hueco, pensando que quizá era una vieja jugarreta de su mente o un simple hechizo de invisibilidad.
Muy absurdo de su parte siquiera pensarlo.
"Claro que no podemos irnos sin un suovenir, ¿verdad?"
- El cuerno no esta – Susurro.
Su día si terminaría mal.
Luffy rio a carcajadas cuando vio a Kidd desmayarse del susto, ante el acto de Ace al llenar la habitación de fuego. Luego sintió como si su cuerpo fuera arrastrado y succionado por una fuerza enorme.
Le recordó al tipo de la paloma, pero no era la misma sensación. Tampoco dolía y solo fue un instante. Al abrir los ojos, ya no vio fuego ni a los pequeños Traffy. Ni siquiera seguían estando en esa cabina. En cambio, su nuevo paradero lucia como una callejón, escucho el peso muerto del pelirrojo caer como un maniquí a sus pies.
- ¡Ja! "Tonto" acaba de salvar todos su traseros – Dijo Ace, destellando orgullo mientras se quitaba la capucha – Oh, se desmayo -
- Es curioso como aceptas por completo ser llamado "tonto" - Zoro tomo a Kidd por el brazo y lo levanto para poder arrastrarlo y que este se sujetara en sus hombros. Murmuro algo que sonó parecido a "Justo cuando empezabas a recuperarte".
- Es mejor que retonto, ¿Verdad Lu? -
Se encogió de hombros, sin prestarle demasiada atención pero respondiendo de igual forma.
- Preguntale a Zoro – Avanzo hasta poder ver mas haya de las paredes estrechas, pudo escuchar al peliverde gritar "¡Tu eres el retonto, no yo!" seguido de las risas de Ace. Pero los ignoro al ver la cantidad de gente fuera del callejón.
Suspiro sorprendido, cautivado por la vista frente a el. Construcciones hermosas se alzaban en forma de casas, cada una con un diferente tamaño y diseño. Muchos Traffys desfilaban por lo que creía eran veredas, vestidos de forma glamorosa.
Pero definitivamente lo que robo toda su atención, fue la plaza frente a el, tan verde y con esos arboles que jamas había visto. Todo era tan precioso.
- Bonito, ¿no? – Estaba tan ensimismado que no noto cuando su hermano se le acerco. Asintió tontamente, pensando que le gustaría llevarse un par recuerdos – De todas formas, tenemos que seguir avanzando. Ya estamos cerca. -
Ace indico con su mano hacia el frente, señalando una casa algo maltrecha pero igual de hermosa. Tenia una especie de ojo en al frente y muchos vidrios de colores. Le recordaba a una iglesia, algo mas retorcida que de costumbre.
- ¿Y como fue que lograste sacarnos Portgas? Antes sentí como si me drenara un inodoro – Dijo Zoro al lograr ponerse a su par, cargando a Kidd como costal de papas.
Comenzó a caminar, sin tomarle mucha importancia a su conversación. No podía perder el tiempo y Ace dijo que estaban cerca. Quizás Traffy estaba cautivo en esa especie de óptica, esperando alguna solución para esas ojeras tan profundas. Pero lo dudaba, el tipo del pájaro no se veía como alguien que arreglara ojos.
- Otro portal – Escucho decir a su hermano – Solo funciona con viajes cortos. Y era el ultimo que tenia, así que pórtense bien -
Miro a la gente, asombrado con sus vestimentas. Le recordaban a la vieja moda victo-algo. Aunque a la vez no, estas tenían cierto encanto moderno. Pero que sabia el de moda para criticar.
Sintió un golpe en su nuca y quejándose miro hacia atrás, Ace lo recibió con una mirada desaprobatoria - ¿Porque me pegas? Me estoy comportando -
- No te quedes mirando, atraes mas la atención -
Hizo un puchero, frotando la zona herida. Iba a responderle, sin embargo, la vista de su hermano lo obligo a detenerse. Ace lucia extraño, muy extraño. Nunca lo había visto así. Tal vez estaba preocupado por Traffy..
- ¿Vamos a entrar? - Fue Zoro quien rompió el silencio, llevando a Kidd a caballito. Esbozo una sonrisa ante la postura. Seguro Zoro nunca se lo haría olvidar.
Ace asintió. La casa se veía mas imponente de cerca, le gustaba. Frente a la vidriera descansaban varios frascos coloridos, algunos brillaban y otros burbujeaban como cerveza. Seria genial si arreglaran ojos con pociones divertidas. Nadie tendría de miedo a lastimarse.
Tomo el picaporte y abrió la puerta. Campanadas sonaron para alertar de su entrada y al instante, una mujer apareció. Claro que no fue lo que apodero su atención. Si el exterior era extravagante, el interior lo superaba sin dudar. Por empezar, había un caldera de bruja en el medio. ¡GIGANTE!
- ¡Oh que genial! - Exclamo, apartando a la señora de un tirón para ir directo a esa olla arrojando humo y pequeñas chispas.
- Luffy – La voz de su hermano lo detuvo, no eso era mentira. La mano agarrando su capucha lo hizo, como si dejaría que Ace le ordene de aquí para allá – Disculpa a mi hermanito, le gusta comportarse como un mono -
Ella no dijo nada, solo los miro. ¿Huh? Se pregunto si tendrían algo en la cara. La expresión en el rostro de la mujer le daba a entender que si. Parecía como si estuviera viendo un pedazo de carne parlante. La comprendía, eso seria extraño. A nadie le gustaría que su comida hable.
- ¿Quien..Quienes son ustedes? - Dijo. Ojos expandidos como pelotas.
De reojo vio a Zoro removerse incomodo. Seguro Kidd iba a despertar y eso no seria nada bueno. A parte de la caldera enorme, el cuarto era oscuro. La única fuente de luz, eran las velas flotantes a su al rededor. A Kidd seguro le daría un infarto al verlo. Extrañaba un poco al viejo Kidd, era mas divertido que esta versión suya asustadiza. Aunque no realmente, el viejo Kidd golpeo a Traffy y eso era imperdonable.
- Ya debes saberlo – Contesto su hermano – Seguro nos viste en la frontera – La chica Traffy retrocedió, de verdad no entendía cual era el problema con ella. Ace suele agradar a las mujeres.
- No significa que sepa sus nombres. -
Ace sonrió y no tardo en presentarse – Soy Ace – Dijo señalándose a si mismo – Pero eso no te interesa, ¿verdad? -
Que incomodo, no entendía nada. Su hermano tiene la mala costumbre de hablar entre lineas, justo como lo hizo con los otros Traffys. A el realmente no le interesaba nada de esto, solo quería golpear al tipo de la paloma y recuperar a su Traffy.
- ¿Puedes ayudarnos o no? - Pregunto, interrumpiendo lo que la chica Traffy iría a contestar a su hermano – Ace nos trajo aquí, así que debes poder -
- Luffy…- Siseo Ace y la mano en su capucha paso a estar sobre su cabeza, echándolo hacia atrás – Deja hablar a los adultos -
- No es justo, tu pierdes mucho tiempo. Tenemos que llegar a Traffy cuanto antes – Se quejo, apartando al mayor. Estaba empezando a enfadarse, Ace no veía el grado de importancia que tenia rescatar a Traffy.
Ya habían pasado tres meses, tres meses desde que lo dejo a su costa. Quien sabe cuan lastimado estaba desde aquel día en el patio. Quizás nadie trato sus heridas y aun cargaba con los moretones de Kidd. O tal vez el tipo de la paloma hizo algo mucho peor.
No lo sabia.
No lo sabia y eso lo molestaba. ¿Como pudo esperar tanto para formar una decisión? Nunca abandona a sus amigos. O eso creía...Ahora ya no lo sabe con certeza. ¿Que pasa si…?
¿Que pasa si ya estaba muerto?
Maldición.
- ¿Puedes ayudarnos o no? - Repitió. Su hermano esta vez se callo - ¿Puedes? - Dijo insistiendo. La mujer cambio su expresión, ahora parecía mas relajada. ¿Porque? Creía que estaba siendo amenazante.
- Normalmente Luffy, primero tienes que comentar el problema. Si no, nadie te entenderá – Escucho decir a Zoro. Sin embargo, no le presto atención. Algo en su instinto le decía que eso no era necesario.
Estaba en lo correcto.
Ace suspiro, y fue quien respondió por ella – Escuche rumores sobre ti, sobre tu magia – Dijo, apartando la mano en su cabeza y usándolo para señalar sus ojos – Violet, la mujer que lo ve todo -
La chica Traffy sonrió, asintiendo – ¿Así me llaman estos días? Lo que una debe hacer para ganarse un buen nombre. – La poca luz la hacían ver tétrica, como las brujas en los cuentos de hadas – Es un negocio machista. -
Ella giro y se posiciono detrás de la caldera, aumentando su sonrisa. Ugh ahora lucia aun peor, Kidd debería agradecer no estar despierto. No es que le asustara pero...Le recordaba demasiado a Nami.
- ¿Oh, entonces es verdad? - Pregunto su hermano, imitando la sonrisa.
- Por supuesto, no hay nadie que supere mi visión. - Contesto – Y por supuesto que se porque están aquí. – La chica Traffy ahora lo miraba solo a el. ¿Que quiere? Aun no responde su pregunta. Estúpido Ace. - No todos los días llega alguien gritando "Traffy Traffy" por doquier -
Vio a Zoro levantar las cejas. Probablemente igual de perdido en la conversación. Ja, eso era algo gracioso. Zoro también se pierde en su mente.
- ¿Sabes lo que significa? - Pregunto mientras tiraba a Kidd en el suelo. El peso muerto del pelirrojo cayo con un estruendo al suelo, aun sin ser capaz de despertar.
La chica..(¿Purpura?) rio como si le hubiera contado el mejor chiste. - A diferencia de los guardias, yo si se lo que esta pasando – Y paro, dejo de reír abruptamente para formar una expresión seria. Esta mujer es bipo-algo. - Lo se desde el momento en que abandono el castillo -
¿Que?
Ugh, porque la gente tiene que ser tan confusa, lo hacia perder los nervios.
- Claro, Trafalgar puede burlar a los guardias pero nunca a ti. - Dijo Ace, avanzando hasta la olla para estar frente a frente con Purpurina – Así que ya debes saber que le paso -
Purpurina no se vio ni un poco intimidada por Ace - Antes de irse, el príncipe intento sobornarme para que no le diga nada al rey, en caso que note su ausencia - ¿El rey? Si Traffy era principe...¿El rey era su padre? - Yo no podía decirle donde estaba, pero si que cruzo la barrera. Eso era malo para el príncipe -
Luffy no entendía. No entendía...No lo entendía. ¿Porque…?
- Claro que no acepte. No puedo mentirle al rey, incluso si es una orden directa suya. - ¿Porque…? El solo fue afortunado que el rey sea demasiado distraído para darse cuenta. ¿O tal vez desafortunado? -
¿Porque…?
Ace asintió. Su hermano siempre lucia seguro, como si alguien mas estuviera detrás suyo esperando agarrarlo si tropezaba. Jamas temiendo al error. - Si el rey lo encontraba antes que los Bester, la situación seria diferente. -
Era eso.
Eso era lo que noto en Traffy cuando lo conoció. Antes no se dio cuenta pero ahora mirando a su hermano, lo sabe.
- Hay algo que no me cuadra – La voz de Ace retumbaba en sus tímpanos. - ¿Porque estas confiando en nosotros? -
¿Porque Traffy…?
No podía quedarse callado. Lo acaba de ver en los ojos de Morada, esto no esta bien - Por que son su única esperanza. -
No esta nada bien. Sintió sus puños tensarse. Zoro lo vio, su mirada era pesada sobre sus hombros. Preocupación, cualquiera se preocuparía por un amigo. Es una reacción normal.
¿Entonces, porque…?
- ¿Luffy, te encuentras bien? - El susurro, acercardose a su lado, sin interrumpir la conversación frente a la caldera. Quiso asentir, pero no pudo – Hey Luffy..-
Estaba furioso. Igual que con Kidd, pero la sensación era diferente, muy diferente.
Morada siguió hablando, aumentando mas su odio. Ella también lo sabe - El rey no desconfiara de la palabra de los Bester, el creerá que algún día lo dejaran libre. -
¿Porque Traffy esta…?
Incluso su hermano.- Pero tu sabes que no es así. -
Por eso no quiso detenerlo cuando le dijo del rescate.- La presencia de los Bester es imposible de ignorar. Cuando lo trajeron aquí, pude sentirlo. - ¿Porque? ¿Porque? ¿PORQUE? - Se donde esta el príncipe. Puedo ayudar a que lo encuentren. De otra forma…-
¡Porque dejaron…!
- De otra forma sera demasiado tarde. Ellos no perdonan. -
- Oye – Purpurina y su hermano voltearon. Ninguno esperaban que hable. Sus pies se movieron por instinto, paso tras paso sentía la ira aumentar. - ¿Porque dejaron…? -
¿Porque Traffy esta solo?
- ¡PORQUE DEJARON A TRAFFY SOLO! -
Un mes antes…
Sabo bostezo, los libros ya no eran divertidos, tampoco molestar al sujeto de la comida. Estaba demasiado aburrido. Si alguien no hacia nada terminaría muriendo. ¿Es posible eso..? ¿Morir de aburrimiento…?
- ¡Oye, Law! - Exclamo, esperando que el enano detrás de la puerta lo escuche - ¡Law…! -
Se apoyo sobre la fina madera de la entrada, agudizando su audición. ¿No se habría muerto? Nunca lo dejaron pasar mas haya de la enorme puerta, sabia que el chico-comida entraba a alimentarlo pero…
- ¡Law, puedes oírme! - Ugh, no lo podía creer; Estaba preocupado, preocupado por Law. El solo pensamiento le daba nauseas. ¿O era parte de la preocupación? No lo sabe, nunca experimento esto. Tal vez empiece a vomitar o aparezcan ronchas en su cara.
No, no, no, no. Eso no podía pasarle, los soldados se reirían de el. Jamas podría volver a aterrarlos. Maldita sea, Corazón. Si no lo hubiera mandado de niñera, no estaría sufriendo de la estúpida preocupación.
- ¡Trafalgar! - Hablo con el ayer, las personas no mueren de un día para otro. Sin embargo, Law es una mini-persona...Tal vez ellos si lo hacen…- ¡Law, deja de jugar! ¡No es divertido! -
Concentrate Sabo, si aun respira, probablemente puedas oírlo esforzándote lo suficiente. Tomo aire y se inclino aun mas contra la puerta.
- ¡Que rayos quieres Sabo! -
PLAF.
Su espalda fue la primera en chocar contra el suelo. ¡Gah! La voz de Law rebotaba en su cráneo con fuerza. Ya podía dar por muerto a sus tímpanos. Duele, duele, duele. Seguro tendría una migraña en cualquier momento.
- ¿Sabo? -
Incluso podía sentir lagrimas formándose en sus ojos. El dolor era demasiado, no le extrañaría encontrar sangre. DUELE MUCHO.
- ¡Oi~ Sabo! -
- ¡Ya deja de gritar! - Exclamo enfadado, ignorando la punzada que ataco su cerebro - ¡Algunos todavía no estamos sordos! - Aun..
Olvido todo respecto a estar preocupado. Law bien podía morirse, ya no le importaba. Llamaría a Corazón y le diría que renuncia. Luego se iría de vacaciones al lugar mas profundo de la tierra, donde jamas pueda volver a escuchar la voz de ese infeliz.
- ¡Tu estabas gritando primero! -
¡Guh! Con sus manos tapo sus oídos, a la vez que descansaba su frente contra las frías piedras del piso. - ¡Puedes parar de una vez! ¡Voy a morir, voy a morir y sera por tu culpa! -
Law no respondió. No volvió a hablar por un tiempo y Sabo agradeció eso. Cuando el pitillo dentro de su cabeza termino, pudo ser capaz de volver a su posición de antes; Sentado contra la puerta de madera.
- Lo siento. – Escucho murmurar a Law. – Olvide lo de tu súper oído. Hacia un tiempo que no pasaba. -
Sus mejillas se sonrojaron, realmente no quería que se entere porque sucedió. Se iría a la tumba antes de contárselo. Mejor olvidarlo.
- Ni siquiera grite tan fuerte. ¿Que estabas hacien…?-
- ¡NADA! - A LA TUMBA. Law no se enteraría que se preocupo lo suficiente, para intentar oír su respiración. - TU eres que el que me debe una explicación. Te llame varias veces y no me respondías. -
Podía oír el movimiento, chirridos de cadenas moviéndose. De verdad no le gustaba ese sonido, le ponía los pelos de puntas. Mirando el lado positivo, su audición esta perfecta. Aun puede disfrutar de los gritos de terror de los guardias.
- La gente normal duerme. ¿Sabes? - Dijo en un murmullo a la vez que bostezaba. - Tch. Tampoco espero que lo comprendas, no va con tu personalidad. -
Frunció el ceño, tomando el libro que antes arrojo a la pila de la esquina. Debería decirle al chico-comida que los apile, seguro disfrutara hacer algo mas que alimentarlos – Disculpame por querer saber de ti. -
Quizá era tiempo de llamar a Corazon-san...Maldición, aun esta preocupado, era desagradable. Ahora dejar a Law es emocionalmente imposible (Aunque casi haya destruido sus tímpanos). Y tenia el presentimiento que algo andaba mal. Muy mal.
- No me hagas reír. Tu nunca quieres saber de mi, seguro ibas preguntarme alguna tontería. -
Pero no puede hacer nada. Sabia exactamente lo que el hombre paloma quería que hiciera. No es un idiota, por supuesto que encontró raro que lo dejara quedarse sin mas. Era demasiado sospechoso. El y su paloma parlanchina.
Aunque le gusta su sombrero. Tiene estilo.
- Si, tienes razón. - Contesto, esbozando una sonrisa. - Solo quería saber si es posible morir de aburrimiento. ¿Eres doctor, verdad? -
Podría escuchar a millas de distancia los suspiros de Law. Su exasperación es casi palpable. - Voy a hacer como que nada de esto paso y volveré a dormir. Buenas noches – No es de de noche...
Por lo menos seguía manteniendo su buen humor. Sabo rio, y termino por abrir el libro, buscando la pagina que perdió. Sin embargo, su sonrisa no duro mucho. Inconscientemente, ambas manos se aferraron con fuerza al objeto. Odia esta situación. Odia al hombre paloma. Odia no poder hacer nada. Odia que le traiga malos recuerdos.
Lo odia demasiado.
- Oye Law..- No grito, solo subió un poco el tono de voz. Esperaba que aun no se haya dormido.
La única respuesta que obtuvo fue un quejido. Suponía que indicaba que lo escucho y que podía continuar. Mordió su labio inferior, dudando hablar. Realmente no tenia ningún sentido lo que diría. Era estúpido.
...
-...No te mueras. -
...
El sonido fue suave. Solo un leve movimiento de grilletes, quizás Law ya estaba perdido en sus sueños. Suspiro, descansando su cabeza contra la puerta. La sensación no se desvanecía, esa ridícula preocupación seguía rondando.
Un susurro llego a sus oídos, aun mas imperceptible que el de las cadenas pero agradeció escucharlo. – Esta bien, no lo haré... -
Sabo sonrió levemente y sin ser capaz de evitarlo, dijo. - Aun no te uso de escarbadientes. -
Pudo escuchar a Law soltar una pequeña risa. Cansancio bañada en ella. Pero esta bien, ya se siente mejor, puede leer tranquilo. Y el chico-comida llegaría pronto, mas razones para alegrarse. Nada saldría mal.
-...Tienes razón. -
No.
Esto no es mejor. Tampoco esta bien.
Realmente lo odia. Y el libro que partió en dos era la única prueba de ello.
Continuara...
Gracias por leer!