Disclaimer: Nada me pertenece, los personajes son de S. Meyer y la historia es de Shahula. Yo solo traduzco con su autorización.
Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)
Capítulo 11
"Por el tiempo y el mundo no te detengas. El cambio es la ley de la vida. Y los que solo vean el pasado o el presente seguramente se perderán el futuro." John F. Kennedy
A la mañana siguiente, Edward se levantó temprano para su trote diario alrededor de las cabañas y senderos arbolados de Camp David. Siempre le surgían mejores ideas durante sus entrenamientos, el movimiento rítmico de la carrera le permitía a su mente concentrarse en otros asuntos pendientes.
No obstante, su mente solo era capaz de concentrarse en una sola cosa últimamente, a pesar de sus esfuerzos de lo contrario.
Bella.
Bella, la enigmática Bella, viva y finalmente en casa.
Edward aún se encontraba en shock por haberla encontrado después de todos estos años. Había esperado y rezado pero, después de muchas potenciales pistas fallidas y varios callejones sin salida, podía admitir que una pequeña parte de él había comenzado a darse por vencido.
Pero, ahora... ahora, Bella había sido encontrada. Ella era diferente, sin duda, pero aún estaba Bella por debajo de los cambios. Y era el objetivo de Edward ayudar a Bella a encontrarse a sí misma de nuevo y, con suerte, encontrar su lugar a su lado una vez más.
No sabía lo que haría si ella no quisiera estar con él nunca más.
La posibilidad lo destrozaba, Edward ni siquiera se permitía pensar en eso.
En cambio, se concentraba en la manera en que podría ayudar a Bella a recuperar sus recuerdos. Él sabía que sus médicos le habían dicho las probabilidades de nunca recuperarlos, sobre todo después de tanto tiempo sin ninguna señal de recuerdos todavía, era poco probable.
Pero Edward estaba determinado.
Los médicos no la conocían, no sabían el amor que él y ella compartían, la historia, el vínculo que tenían. Tal vez ellos no podían reparar su memoria, pero Edward creía que él sí.
El primer paso para hacerlo era pasar más tiempo con Bella, Edward había decidido conocer y familiarizarse con la mujer que era ahora.
Y lo que conocía hasta el momento, le gustaba. Claro, ella hablaba más suave y tímida que su Bella; pero cuando estaba apasionada por algo, como el día anterior que ella le explicó con entusiasmo sobre su panadería, sus ojos oscuros brillaban como siempre lo habían hecho.
Bella aún valoraba a la familia, y ponía a los demás primero, su disposición a venir con él una vez que supo de Beth se lo demostró. Edward podía ver lo mucho que quería formar parte de la vida de su hija, aun cuando eso la asustaba.
Las piezas de lo que hicieron a Bella la mujer de la que Edward se enamoró aún estaban allí, y Edward se estaba encariñando de cómo encajaban con las nuevas piezas también.
Aminorando el paso cuando llegó al Aspen Lodge, Edward se dio cuenta que se estaba enamorando de esta nueva versión de su esposa tanto como lo había hecho de la primera, rápidamente y sin dudarlo.
Sonriendo irónicamente para sí mismo, pensó que debía ser porque no importaba el envase o los cambios que encontró, su corazón y su alma conocían el contrapunto por su cuenta. Bella siempre sería la única para él.
Su sonrisa era cálida y feliz cuando entró por la puerta de cristal, encontrando a Bella en la encimera comiendo un cuenco de cereal, una humeante taza de café puesta en su mano.
Edward se aclaró la garganta, alertando a Bella de su presencia. Los grandes ojos cafés lo encontraron cuando ella levantó la mirada rápidamente, la cuchara volando por el aire provocó que una pequeña risa hiciera ruido en su pecho, aunque Edward trató que no se escapara de sus labios para no avergonzarla, un rubor ya empezaba teñir las mejillas de Bella.
—Buenos días —saludó Edward, sus ojos brillando mientras miraba a Bella examinar su cuerpo sudoroso, la carrera matutina causó que la camiseta blanca se le pegara al pecho, los shorts de baloncesto le colgaban alrededor de las caderas, gracias a un cordón roto. Por el profundo color rosa de sus mejillas y la caliente mirada en sus ojos oscuros cuando finalmente encontraron los suyos, Edward se sentía seguro de que a Bella le gustó lo que vio.
—Bu-Buenas —respondió Bella, tropezando brevemente con sus palabras antes de que sacudiera ligeramente la cabeza. Edward sonrió por su adorable aspecto, su cabello ondulado era un desastre, los tirantes púrpura de su camiseta se deslizaban por sus hombros llamando por completo la atención de Edward. Hasta despeinada, estaba hermosa—. ¿Ya saliste a correr? —preguntó, tratando de ocultar su tono afectado lo mejor que podía, pero sus ojos estaban diciendo todo lo contrario.
—Sí, usualmente salgo a correr tres millas cada mañana —dijo Edward con un asentimiento mientras caminaba hacia el refrigerador, sacó una botella de agua, la destapó y bebió a fondo, terminando con un suspiro satisfecho.
—¿Dormiste bien? —preguntó Bella, su voz más ronca que hacía un momento. Edward se giró, y la encontró mirándolo detenidamente.
—Lo hice —respondió Edward, fallando en mencionar que apenas durmió, sabiendo lo cerca que estaba de Bella pero incapaz de estar tan cerca como él quería, haciendo su noche agitada.
Si la hambrienta mirada en sus ojos era algún indicio, Edward creía que su próxima noche aquí resultaría agitada por otra razón, no que él se quejara.
Se humedeció el labio inferior, las imágenes de su cuerpo envuelto y enredado con el de Bella se mostraban en su mente.
El taburete raspando ruidosamente a través de las baldosas sacó a Edward de sus pensamientos, sus ojos aterrizando en Bella mientras se movía hacia la puerta.
—Solamente iré a vestirme para el día —explicó ella, sus ojos aún siguiendo la silueta de Edward.
Aunque él quería presionar el calor del momento, quizás finalmente obtener ese beso que había estado deseando desde la primera vez que la vio después de cuatro años, Edward empujó sus instintos más básicos, sabiendo que el momento no era el correcto.
En su lugar, asintió, ofreciéndole a Bella una sonrisa mientras hablaba.
—Claro, probablemente debería bañarme antes de que empecemos con esos videos.
—¿Podremos mirar algunos esta mañana? —preguntó Bella, con una mirada esperanzada en sus ojos.
—Seguro, te veré en el estudio en unos treinta minutos, ¿está bien?
Bella movió rápidamente la cabeza, con el labio entre los dientes por un momento antes de que se fuera. Edward siguió el suave balanceo de sus caderas en sus pantalones de pijama hasta que desapareció tras la esquina.
Aclarándose la garganta después de que ella se fuera, se dio cuenta que podría necesitar más de treinta minutos si su sucia imaginación seguía repitiendo un ciclo de las preciadas imágenes que tenía de la suave piel de Bella. Sacudió la cabeza y se dirigió al pasillo que llevaba al cuarto donde se estaba alojando, ignorando la atracción que sentía por Bella mientras pasaba por su puerta.
Una vez en el baño, Edward corrió a la ducha, logrando frenar sus deseos eficazmente, lo suficiente antes de secarse rápidamente. Se vistió con un cómodo jean azul, y una suave y descolorida camiseta gris de Princeton que había tenido desde sus días como estudiante ahí.
A pesar del desastre de su cabello y la barba de varios días en sus mejillas, Edward estaba impaciente por estar de nuevo con Bella, así que dejó el look desaliñado como estaba, lo que no era normal encontrar en el presidente. Se movió por el pasillo hacia el estudio, donde se sentó a trabajar en reunir los videos de su vida con Bella y su hija por orden.
—La maldita cosa no funciona —masculló Edward para él mismo, después de varios minutos de toquetear la VCR, la pantalla de televisión resplandeciendo de un azul brillante sobre él.
—Permíteme —ofreció Bella pasando detrás de Edward y ligeramente tocando su hombro. Edward sintió la excitación moviéndose bajo su piel con su discreto toque.
—Haz lo mejor que puedas, pero yo no… —Edward paró de repente, frunciendo el ceño mientras Bella rápidamente resolvía el problema, conectando los cables en los lugares apropiados—. Bueno, mierda. Puedo conseguir que el primer ministro de Israel acceda a las negociaciones con Palestina, pero no puedo hacer que funcione una VCR —se rio, sacudiendo la cabeza.
Bella también se rio, sonriéndole con superioridad.
—Supongo que no.
Edward sacudió la cabeza, riéndose suavemente mientras se movía para tomar asiento en el sillón, permitiéndole a Bella escoger dónde sentarse. Edward hizo lo mejor por esconder la sonrisa que sintió crecer cuando Bella encontró su lugar en el lado opuesto de su sillón, viendo desde la esquina de sus ojos cuando metió las piernas debajo de ella para ponerse cómoda.
Una vez que había terminado, Edward tomó el control remoto para oprimir el botón de Play, pero se detuvo mirando a Bella por un largo, y calculador momento.
—¿Qué? —preguntó ella, un toque de ansiedad coloreando sus palabras.
—Sé que hemos hablado sobre esto, pero solo quiero estar seguro de que estás lista —dijo Edward, con preocupación en sus ojos y voz.
—He estado esperando por un largo tiempo para obtener un vistazo de mi vida, Edward —le dijo Bella seriamente, sus ojos oscuros concentrados en él—. No quiero esperar más.
—Está bien —respondió Edward, ofreciéndole una mirada tranquilizadora—. Pero hazme saber si es demasiado.
—Lo hare —prometió Bella con un asentimiento. Se giró hacia la televisión, señalando que estaba lista para ver a su hija crecer a través de la lente de una cámara debido a que fue incapaz de estar allí en persona.
Aquí tiene un nuevo capitulo de la historia, espero que les haya gustado. Perdón por ausentarme tanto tiempo, pero tuve un accidente y me fracturé mi brazo, así que no podía escribir en la computadora, pero ya estoy bien así que las actualizaciones ya serán regulares.
Para las personas que leían mi otra traducción(The Dress) les informo que la autora la va a hacer libro, así que ya no puede estar en FF, sin embargo me dio permiso de traducirla y hacer el pdf para que terminen de leerla siempre y cuando no se haga mal uso con la historia, cuando este lista pondré el aviso en perfil.