Autora: DarkAmy-chan, Amy-chan, Amita-chan.

Género: Hurt/Confort, Romance

Pareja: SasuHina [Leve NaruSaku]

Nota: Todo es desde el punto de vista del Uchiha

Bla Bla Bla : Hablan

Bla Bla Bla: Recuerdos

Los personajes de Naruto, no me pertenecen. Son Propiedad del Masashi Kishimoto.

The Last

[Versión SasuHina]

.

.

.

.

.

.

.

Esto no te incumbe me repetía. No tiene nada que ver contigo. Por fin estas libre de esa basura de aldea. Solo Naruto te detenía en ese lugar, solo él era tu único ser importante en ese infierno que alguna vez fue tu hogar.

Pero si era lo que realmente creía, lo que verdaderamente expresaba mi mente. ¿Por qué mis pies se detuvieron? ¿Por qué mi mente seguía perdida en el recuerdo de esa mujer?

¿Qué sucede Sasuke-kun? ¿Por qué te detuviste? ─ En silencio mis ojos negros se posaron en la figura de Karin, quien era que me había sacado de mis pensares. Inmediatamente mi atención se posó en mis otros dos compañeros de equipo, ese que había formado hace antaño para buscar a mi hermano. Todos ellos me observaban sin entender mi actuar, aquel que yo mismo no lograba comprender del todo.

¿Cambiaste de parecer, eh? ─ Apretando mis puños a cada lado de mi cuerpo, no quería aceptar la interrogante de Suigetsu, en que podría estar en lo cierto. ¿Qué estaba pasando conmigo?

Debía marcharme, largarme de este lugar que solo me trae malos recuerdos. Malas memorias me repetí internamente. ¿Era totalmente cierto aquello ahora…?

Podía percibir como se fruncía mi ceño al no comprender que era lo que realmente quería. Maldición. Era todo tan confuso y molesto.

¿Es por Hinata-san, Sasuke? ─ No pude evitar reflejar por unos segundos mi sorpresa ante la pregunta de Juugo. Tuve que desviar mi rostro para ocultar este incomodo sentir, porque al parecer él podía leerme mucho mejor que yo mismo. Después de todo su recuerdo era lo que me había hecho detener, en que ahora podría estar en peligro por ir a rescatar a su hermana menor.

Cállate Juugo. Eso no puede ser ─ Soltó de pronto Karin. Su tono reflejaba la molestia que siempre mostraba cuando me veía con esa mujer. ─ Sasuke-kun esperaba ansioso porque su condena terminara. Esos tres años en el distrito Hyuga fueron un calvario lleno de aburrimiento.

Pues yo lo veía muy ameno entrenando con esa chica. ─ Hablo el bocotas del Hozuki, provocando que recibiese un golpe por parte de mi acosadora personal de lentes. Ambos volvían a sumirse en otra molesta discusión e insultos. Realmente me tenían sin cuidado, pero no podía negar que las palabras de Suigetsu tenían algo de veracidad. Aunque en un comienzo la veía como una clara molestia, mi manera de pensar sobre su persona fue cambiando sin darme cuenta.

¿Qué harás Sasuke? ¿Volverás a la aldea? ─ Todo quedo en silencio tras lo dicho por Juugo. Inclusive ese otro par de idiotas se centraron nuevamente en mí, en mi resolución.

Era imposible negar que algo cambio en estos tres años. Al parecer el destino me lleva una y otra vez a ese lugar que una vez me quito todo.

El equipo Taka se había formado para buscar a Itachi. ─ Ignorando los reclamos de la pelirroja, me mantuve en mi posición. Había tomado una resolución completamente diferente a aquella que había decidido cuando había quedado bajo la custodia de los Hyuga, cuando se aplicó sobre mí aquel sello que contenía mis poderes.

Era mi castigo y lo había aceptado solo por Naruto, porque se lo debía. Pero mi odio sobre la aldea y sus ancianos seguía latente. Ellos habían mandado a matar a mi familia después de todo, y el sistema seguía tan corrupto como siempre.

No sigas Sasuke-kun, no puedes volver allá. ─ Karin estaba molesta, y en parte lo comprendía. Había cambiado los planes según mis deseos, aquellos que cambiaron al conocer a esa chica. Pero era egoísta, y siempre lo he sido. No iba a cambiar ahora, mucho menos por ellos. Nunca los obligue a seguirme después de todo.

Ustedes son libres de tomar el camino que quieran, así como yo. ─ Dije tras ignorar lo que seguía reclamándome la Uzumaki. Maldición. Era tan escandalosa como su pariente.

Y después de todo lo que hicimos por ti ingrato, ¿nos dejas a un lado? ─ No podía reclamar las palabras de Suigetsu. Así era, pero como decía antes, yo no les obligue a nada. ─ Bueno. Así eres tú. No piensas en el resto cuando se trata de alcanzar lo que quieres.

Sasuke-kun es mi jaula. ─ Juugo rompió el silencio que se había creado tras los vocablos del molesto de Suigetsu, captando mi atención ante su seriedad. ─ Si me lo permites, me gustaría ir contigo. No quiero volver a hacerles daño a las personas…

Asintiendo volví mi atención a mi compañera mujer. Podía notar en sus expresiones su descontento, como sus lágrimas comenzaban a descender por sus mejillas. Siempre terminaba haciéndole daño a alguien tras mis decisiones, era algo inevitable al parecer en mi vida.

Karin… ─ Negando corto mis palabras. Sabía de qué iba todo esto, y no tenía tiempo. Hinata seguramente estaría en problemas, y no podía estar escuchando por más tiempo los reclamos de quien estaba frente a mí. Sonare frío, insensible para muchos, pero no podía cambiar mi manera de ser. Mi mente solo tenía la imagen de la Hyuga luchando por su vida.

Ella no te quiere Sasuke-kun. Ella no daría su vida por ti como lo haría yo… ─ Sabía que el corazón de aquella mujer no me pertenecía, que ella vivía y respiraba por mi mejor amigo, pero al parecer el karma quiso cobrármelas, y no podía hacer nada contra eso. La deseaba, quería escucharle lamentarse por no poder ser más fuerte, deseaba oírle decir que no se daría por vencida por mejorar. Maldición. Incluso quería escucharle hablar de su amor por Naruto. ─ ¿Por qué vuelves donde no serás bien recibido? ¿Se te olvida que para su padre no eres más que un traidor?

Si me interesara lo que el resto opine de mi Karin, no hubiera hecho muchas cosas que hice para conseguir mis metas. ─ Con decisión me voltee para irme. Ya no podía perder más tiempo en estas tonterías. ─ Aun cuando ella misma no me quiera a su lado, yo ya lo decidí.

Eres tan terco como siempre, Sasuke. ─ Dijo el Hozuki, cortando el ambiente tenso que se había creado nuevamente, aquel que solo lograba oírse los sollozos de quien decía amarme. ─ Tú sabes mi meta. Yo quiero reunir esas espadas, pero por última vez puedo ayudarte en esta misión. Ya sabes, como despedida.

Asintiendo di una última mirada a Karin, quien caía al suelo sumida en su desconsuelo. No quería hacerle esto por todo lo que ha hecho por mí, pero no había nada que pudiese hacer.

Resiste Hinata. No se te ocurra morir. ─ Afirmando el mando de mi espada, fije mi rumbo a seguir. El lugar donde mantenían prisionera a la menor de las Hyuga. ─ Juugo, Suigetsu. Vamos.

Los recuerdos de como todo esto comenzó empezaron a llegar a mi como flashes. Incluso el momento en que se trazó mi destino. ¿Quién hubiera pensado lo que me traería esta sentencia?

Todo era tan monótono, tan condenadamente igual al día anterior, que sentía que pronto destruiría el lugar por completo. Con un suspiro lleno de irritación camine por los pasillos oscuros de esta prisión, molesto por lo que le tocaba vivir, por el castigo impuesto por los Kages. Aquellos momentos me hacían pensar si valía la pena el deseo de mi hermano, el someterme de esa manera solo para obtener el perdón de todos.

No había manera, no me interesaba nada de este lugar salvo Naruto. Si lo hacía, seria por esa persona.

Cerrando mis ojos aún podía recordar el momento de mi sentencia. Tras los funerales de los caídos, mi equipo y yo nos encontrábamos en las puertas de Konoha. Mis ojos negros estaban puestos en mi antiguo grupo de batalla, aquellos que pasaron a ser como su familia desde la partida de los míos.

Tendrás que pasar tres años bajo la custodia del Clan Hyuga, Sasuke. ─ En silencio escuche atento. Sabía que era imposible alegar. Había traicionado al pueblo, había cometido muchas faltas irreparables según ellos. El castigo lo recibiría como todo un Uchiha. Pagaría por mis actos aun cuando no estaba del todo de acuerdo. ─ Se te impondrá un sello, el cual se te retirara al cumplir con tu pena.

La primera vez que la vi, fue cuando nos recibieron en su residencia. La verdad es que no la considere la gran cosa a primera vista. Parecía una chica bastante común, bastante débil a primera impresión. Más aquello fue cambiando a medida que pasaban los días…

Ahí estaba nuevamente esa mujer entrenando sola. Mis ojos negros lograban apreciar lo extenuada que se encontraba, el esfuerzo que estaba haciendo por mantenerse constante en sus movimientos, en mantener la posición de lo que parecía ser taijutsu.

En silencio le observe esforzarse hasta caer rendida al suelo, con su cabello adherido a su rostro debido a la transpiración que emanaba de su persona. Aún en completo mutismo, escondido entre las sombras, no podía entender su actuar, que la llevaba a entrenar con tanto esmero; después de todo ella era la heredera de los Hyuga. ¿No era así?. Solo una niña consentida, que siempre seria protegida por los demás.

Pero estaba equivocado. No eras para nada ese tipo de persona que creí al comienzo, tampoco deseabas ser protegida por los demás. Querías ser fuerte por los tuyos, por demostrar que también podías ser alguien.

Aburrido solo de observar, salí de entre las sombras para situarme junto donde descansaba su cabeza mientras trataba de recuperar el aire. Pude apreciar su sorpresa al verme, como sus mejillas se tornaban rosa pálido por sobre su ya acalorado rostro.

¿Qué tal un contrincante, Hyuga? ─ Sonreí ladinamente al ver tu desconcierto, como tartamudeabas nerviosa dando escusas sobre que era imposible ganarme. ─ Mis poderes han sido sellados, ¿recuerdas?. ¿O es que eres tan poca cosa, como para vencerte sin necesidad de mi sharingan?

Me sorprendió el cambio en tu mirada, no iba a negarlo. Quien iba a pensar que la sumisa gatita tenía orgullo también. Eras una sorpresa tras otra.

No podía evitar sonreír por bajo ante mis recuerdos. Desde ese momento, desde que te vi, mis noches dejaron de ser tan oscuras. Era divertido ver como tratabas de igualarme, de vencerme.

¿Ese no es el jefe del Clan Hyuga? ─ Nuestro andar se vio detenido al visualizar a tu padre. Él junto con otros miembros de tu Clan se encontraban defendiendo la villa. Hasta que sus ojos se toparon con los míos. Podía notar la desconfianza en su mirada, su claro desagrado. ─ ¡Nos encargaremos de estos enemigos!

¿Aún estas aquí Uchiha? ¿No deberías estar lejos de la aldea que tanto odias? ─ El sentimiento de odio era mutuo en todo caso, por lo que no me importaba responderle con la misma mirada, con el mismo tono mordaz.

¿No debería estar tratando de rescatar a su hija menor? ─ Fue un puñal directo al estómago, pero ese tipo se lo buscaba. Por no protegerla como se debe, ahora tú podrías estar corriendo peligro.

Mi deber es proteger la aldea. Somos la defensa de Konoha. ─ Vaya sujeto. Su manera de ser no era muy diferente a la de esos infelices que mataron a mi familia. Mis puños se tensaron sin darme cuenta. Por su culpa Hinata…

Que podría proteger alguien, que no puede cuidar de sus propias hijas. ─ Estaba molesto. Si no me iba pronto no iba a responder por lo que fuese a pasar. Tras decirle a mis dos compañeros que se quedasen a ayudar a los demás, iba a retomar mi camino, pero la voz de ese sujeto me detuvo nuevamente.

¿Para dónde vas? ─ ¿Acaso no era obvio? ─ No tienes nada que ver en esta pele… ─ Al parecer por fin se percató del porqué me encontraba en ese sitio, porqué me devolví a un sitio que no era de mi agrado. Era divertido en una retorcida manera.

Seré yo quien proteja a Hinata, ya que quien lo hacía murió por ella y su preciosa aldea. ─ No hubo tiempo de réplica. Ya había perdido suficiente tiempo con este tipo que no valía la pena. Si seguía retrasándome podía ocurrir lo mismo que hace años atrás. No podía permitirlo. Ya no era ese crio que no tenía fuerzas para proteger a los que quería.

En silencio observe de reojo a quien estaba sentada a mi lado. En sus facciones lograba verse su cansancio, el esfuerzo ejercido durante nuestra sesión de entrenamiento. Cerrando mis ojos por unos segundos volví mi vista al frente, al extenso patio que rodeaba esta mansión.

Era de noche pero no hacía frio alguno. De alguna manera me sentía tranquilo, quizás era porque yo también estaba algo cansado. Después de todo, la mitad de mis poderes habían sido sellados.

Antes solía entrenar con Neji-niisan… ─ Le escuche romper el silencio. De reojo le veía jugar con sus dedos. Al parecer se hallaba perdida en sus recuerdos.

Yo conocí a ese chico. Él tenía la misma mirada que todos los Hyuga. Arrogante, creyéndose superior al resto. Hpmh. Al parecer no éramos tan diferentes.

Él era alguien muy fuerte, casi tan fuerte como Naruto-kun y Sasuke-kun. ─ Prosiguió su monologo. Pude notar lo mucho que le afectaba el hablar de esa persona, lo importante que había sido para ella.

Al igual que Itachi para mi…

Neji-niisan fue el genio de mi Clan. Y el murió por protegerme, por proteger a la aldea… ─ Levantando la mirada al cielo, sus vocablos cesaron por unos segundos, escuchándose en el silencio de la noche el sonido de unos grillos. ─…Él había intentado matarme antes por unos asuntos del pasado, y luego dio su vida para proteger la mía…

La sorpresa se instaló por unos segundos en mis facciones, al notar como pequeñas gotas saladas escapaban por sus ojos blancos.

En ese momento quise decirte de mí pasado, que mi hermano también había muerto por protegerme, por proteger a esta inmunda aldea corrupta. Pero nada había logrado brotar de mis labios, y solo pude verte sollozar en silencio.

¿Por qué tenía que ser todo tan injusto? Porque a pesar de que aparentemente tienes todo, no tienes nada en verdad. Y aún así tú no sucumbiste ante la oscuridad.

Tan diferente a mí.

¿Por qué quieres ser más fuerte? ─ No sabía porque aquella interrogante salió de mis labios. Supongo que fue porque siempre entrenabas hasta ya no poder dar paso. Así como también lo había hecho para poder matar a mi hermano. La sorpresa se instaló por unos momentos en su rostro, para segundos después llenarse de desconsuelo. ¿Cómo podía ser esta persona una kunoichi, si era tan fácil de leer? ─ No tienes que responder si no quieres.

El silencio reino el lugar por unos instantes, momentos en los que pensaba porqué seguía volviendo todas las noches a este dojo. No lograba comprenderme, que tan aburrido podía estar.

Q-Quiero ser necesaria, ser capaz de ayudar a los que quiero… ─ Al oírte baje mi rostro sin poder creer lo que escuchaba. Esta persona me recordaba de cierta manera al idiota de Naruto, quien paso años intentando traerme de vuelta. Eran tan diferentes a mí. ─…Quiero que mi padre se sienta orgulloso, así como lo estaba antes de que Hanabi me derrotase.

¿Hanabi? ─ Consulte antes de darme cuenta. Segundos después recordé a la hija menor de Hiashi, aquella que tenía la misma mirada que los demás Hyuga.

Mi hermana pequeña… ─ Note como nuevamente comenzabas a jugar con el dobles de tu chaqueta. Al parecer era una costumbre cuando te sumías en tus recuerdos. ─…Es el orgullo de Padre, es todo lo que yo no puedo ser…

¿Por qué los recuerdos de mi pasado comenzaban a asaltarme? ¿Por qué la imagen de mi propio Padre cuando pasaba de mí para concentrarse en Itachi, llegaba a mi mente?

Si sigues con ese pensamiento, está claro que siempre será así. ─ En silencio tras mis palabras observe como apretabas los puños, como de tus ojos comenzaban a brotar lágrimas. ¿Ibas a decir algo? ¿O solo seguirías siendo la niña que acataba todo lo que te decían?

¿Que puede saber de eso Sasuke-kun? ─ Tus ojos se posaron en los míos. Esta era la segunda vez que notaba en ellos algo de fiereza. ─ Siempre has sido querido por todos, necesitado por todos los que te rodean.

Eres tú quien no tiene idea de nada. No actúes como si me conocieras. ─ Estaba enfadado. No sabía porque, pero estaba respondiéndole de la misma manera, estaba dejándola ver más allá de lo que estoy acostumbrado. Se supone que solo el cabeza hueca de Naruto lograba sacarme de mis casillas, ¿Por qué esta mujer…?. Nuevamente la imagen de mi familia llegaba a mí, como me esforzaba por ser visto por mi padre. ¿Me sentía identificado con ella?

Sasuke. Karin está preguntando por ti nuevamente. Si no vienes podría causar más molestias. ─ La voz de Juugo me saco de mis recuerdos, de estas extrañas emociones que esa mujer me provocaba. Por unos segundos mis negras orbes se posaron en ella, notando como se mantenía cabizbaja, pero al parecer el llanto había cesado.

Vamos Juugo. ─ Murmure tras ponerme de pie. Estaba molesto con mi compañera por su empeño por controlarme, pero esta era la perfecta excusa para irme, para poder volver a tomar el control de mis emociones.

L-Lo siento. ─ Le escuche decirme antes de que comenzara a caminar. Estoy seguro que solo yo había logrado oírle, porque su había sonado en un simple susurro.

Hasta mañana Hyuga. ─

Mis pasos se vieron detenidos al ver a Naruto junto con el resto de los novatos pelear contra los que custodiaban la guarida de quien tenía a esa Hyuga. Pude notar la sorpresa al verme en ese sitio. Incomodo por su atención, busque con mis ojos a aquella que vine a ayudar.

No estaba, no la veía por ningún sitio. Algo estaba mal, y estos deseos de matar llegaban a mi si ella…

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Fin Primera parte:-

Notas Dark: Hi mis queridos lectores. Esta es una contribucion al Mes SasuHina allá en tumblr. Este supuestamente iba a ser como un fic corto, pero lo he dejado en un two-shot. Saque unas partes cómicas, las peleas porque no soy buena describiendolas, y me he concentrado más en las emociones, ya que es en lo que soy mejor (según yo). Habra algo leve de NaruSaku en la segunda parte tambien. Creo que no se me olvida nada...jejeje

Espero lo disfruten

Besos

DarkAmy-chan