Dios que tengo vergüenza, me temo que en mi furiosa felicidad de parto literario publiqué el capitulo anterior bajo el efecto del alcohol y con muchas erratas, intenté hacer un mejor trabajo de edición en esta parte, que además es el final y me costó tanto escribir.

He recibido amor, no saben lo infinitamente feliz que estoy al respecto.

Quiero dedicar este fanfiction a Kattie, mi serpiente gigante, que tuvo un año muy duro y que al igual que yo, era una persona completamente distinta hasta hace unos meses. Pero igual que este fanfiction, nos hemos levantado para brillar y gobernar el mundo (?). Te quiero infinitamente Kattie. Y los quiero a todos ;_;

Espero que nos sigamos viendo, tengo proyectos y quiero escribir. Aquí encontrarán porno, drama, fluff, algunos POVs y espero que una buena conclusión a lo que ya leyeron. Nos vemos pronto.

LA INGENIERÍA DE ENCENDER UN CIGARRILLO

Mi ropa en tu armario.

Light up

Quinto cigarrillo del día y sólo son las nueve de la mañana. Chris se promete no fumar toda la semana siguiente o no va a ser capaz de terminar la rutina diaria de ejercicio por la asfixia. "Hace diez minutos llamó el señor Downey, señor Hemsworth, ¿quiere que le ponga una cita o lo dejo entrar apenas llegue?", "Que pase cuando llegue, gracias Kat". Chris se posiciona detrás de su escritorio sin estar muy seguro por dónde empezar a trabajar.

Piensa en llamar a Tom, él una vez le dijo que le enseñaría a hacer yoga cuando quisiera y que hacerlo ayuda a disminuir el estrés, le aseguró que meditar no le iba a quitar masculinidad y que la sensación corporal después de una rutina es bastante gratificante. Chris toma el celular, busca el número de Tom y marca, da una mirada sobre los folders que lo aguardan para este día de trabajo y no es hasta que oye el "deje su mensaje después del tono" que espabila y cuelga la llamada.

Vuelve a intentar un par de veces pero la llamada se va a correo de voz.

Chris piensa que Tom está ocupado, que está en alguna clase de la universidad, piensa que pudo dejar el celular en su casa, que lo tiene guardado en el bolso y en vibrador, piensa que cuando vea que tiene llamadas perdidas le contestará con un texto. Después piensa que tiene que dejar de fantasear con los crespos de Tom y ponerse manos a la obra o su plan de verlo hoy no va a ser posible.

Robert llega casi quince minutos después, con él trae un par de carpetas más y Chris arruga la nariz cuando lo ve atravesar la puerta, "No me digas que quieres que lea eso también", Robert le sonríe con la mirada, "Quiero que me ayudes a redactar las conclusiones de este proyecto". Chris lo invita a sentarse y después de un intercambio rutinario de preguntas personales y (se trata de Robert) sexuales, él decide que deben empezar con la idea de proyecto que Robert quiere presentar a la junta directiva.

―Espera, miss Australia, ―Robert cierra la carpeta que estaba empezando a abrir― ¿Ya llamaste a tus rizos de oro?

―No, ―Chris miente como quien no quiere la cosa pero saca el celular del bolsillo―, puede que intente llamarlo ahora mismo.

Tom sigue sin contestar.

Chris tiene que redactar con Robert casi medio proyecto, no sólo las conclusiones.

Roll up

Robert siempre ha sido así, después de todo. Chris lo conoció durante la universidad, y a la fecha ambos se han conocido entre sí cinco casas diferentes, cuatro perros, tres enamoramientos, dos viajes a Las Vegas y una esposa. Y a sus ojos siguen siendo iguales; ninguno de los dos ha aprendido a madrugar, ambos tienen un Chevrolet clásico negro y funcionan mejor cuando están juntos. Son buenos amigos, se han dado buenos concejos mutuamente.

Robert, por ejemplo, fue quién lo tomó en sus brazos cuando Elsa firmó los papeles, lo embutió en Indio (que es su coche) y lo llevo a casa, le dijo que el mundo no tenía por qué terminar ahí y llamó cuatro stripers (dos chicas y dos chicos) para que bailaran y jugaran por ahí mientras ambos lloraban sus matrimonios perdidos.

—No entiendo tu punto, —dijo Chris mirando sin mirar a la chica pelirroja—, ¿para qué llamarlos?, yo no podría follar con ninguno. —Robert bufó.

—Es para retomar la costumbre de codiciar el menú.

Y Chris lo ignoró porque la verdad es que jamás fue un tío de putas, siempre tuvo demasiado trabajo y una dignidad que conservar, gracias; además de que siempre creyó que podía conquistar sus polvos sin dinero, pero entonces pasaron tres meses y Chris se descubrió mirando más de la cuenta al striper del día (y cree recordar que Robert dijo que se llamaba Aaron) cuando el mismo Robert lo chuza con un lapicero en el costado. "Así que quieres pollas,", Chris siente ganas de refutar pero Robert sólo continúa, "ya era hora de que quisieras algo más que sufrimiento", "Aún es muy temprano", dijo Chris y Robert no le hizo fuerza.

Pero a los dos meses le estaba mostrando los planos de unos penthouses y le dijo que estaba saliendo con alguien, Chris se sorprendió de verdad. "Pero ese no es el punto,", dijo aceleradamente, "el punto es que hay alguien que no me podré follar y espero que sí te lo folles tú". Chris lo miró con una advertencia escrita en australiano venenoso del desierto, pero Robert prosiguió a hablarle de un tal Tom, amigo de un tal Sebastian que "claro que lo recuerdas, me dijiste que era lo más lindo que habías visto desde tu reflejo esa mañana". Ah, Chris sonríe y recuerda vagamente un chico europeo interesante que olía a Robert.

—No voy a follar con su amigo.

—Chris.

—No. —Robert lo observa con su cara de nalga y suspira.

—Has tenido una erección desde hace cuatro meses, hazte la paja entonces. —Chris se concentra en las medidas de las habitaciones del penthouse que están mirando, desde su divorcio ha pensado que quiere conseguir un apartamento que pueda albergar un gimnasio. Robert le lanza una papa frita (que quién sabe de dónde sacó). —Es un polvo Hemsworth, por el bien de tu polla me ofrezco a pagarlo.

Chris decide que va a recibir el dinero y después bebérselo o fumárselo, o ambas, así que en desespero le dice que está bien y que quiere el apartamento que están mirando. Robert dice "yay", recoge los planos y después se marcha a hablar alegremente con alguien por celular.

Chris ignora el tema, se las arregla para pensar en él sólo dos veces más antes de llegar a la habitación de hotel ese día (porque la vida de soltero le arrebató su vivienda) (y mejor que lo hizo, no habría punto en esa casa sin ella). Así que pasa la tarjeta de ingreso en su 505, abre la puerta, se quita el saco, lanza el portafolio a la mierda y busca la cama pretendiendo que no siente como vibra su celular contra su pierna.

Número desconocido

5 mensajes nuevos.

Que no sean mensajes de trabajo es alentador, pero de nuevo podría ser algún idiota que lo busca después de sus horas laborales para inyectarle aún más estrés, así que Chris sopesa si desea o no revisar los mensajes. Luego su celular timbra, Jeremy lo está llamando y Robert se oye el fondo gritando algo sobre sexo anal.

—¿Es lindo entonces?

Chris le cuelga apenas confirma que él llamaba porque Robert le contó sobre su acuerdo de follar con alguien que él consiguiera y además antes de hacerlo se entera de que Sebastian, el amigo de Robert, ya le envió las fotos de la persona, al celular. Chris se toma un whisky con tres rodajas de limón en el fondo y luego, y sólo luego de tomarse dos más, decide que va a darle una mirada a esos cinco mensajes.

Hola Christopher, soy Sebastian, amigo de Robert.

Él me dijo que te puedo adjuntar las fotos de Thomas pues estás interesado.

Primero hay crespos rubios y ojos confundidos y después no hay camiseta y luego sólo hay un chico en bóxer, con evidente vergüenza pero entrañablemente lindo, parado contra una pared blanca que resalta el sonrojo de su cara. Muy para su pesar, Chris se pone duro de pensarlo.

Cuando le entregan el apartamento, dos días después, resulta que no tiene espacio para su gimnasio. Ah, y Thomas es lo máximo, "Es una puta terrible,", le dice con inevitable cariño a Robert justo después de que Tom se va la primera vez, "es demasiado cándido, le gusta tanto follar que es casi poco profesional", Robert se ríe al otro lado de la línea, le murmura que sabía que lo disfrutaría y que tiene que dejar de negarlo, pero Chris está a punto de defenderse, así que cambia de tema. "¿Sigues durmiendo en tu hotel de mierda? ¿Por qué no vas a casa?". Chris esta vez se queda sin nada que defender o contestar, porque lo cierto es que le da vergüenza decir que no quiere llegar a una casa a la que no tiene a nadie que llevar.

—Tal vez no es que le guste mucho follar, tal vez le gustaste tú.

Chris se sorprende por la súbita manera de volver al tema y se aclara la garganta, se siente raro, algo incómodo. Como que recuerda que le pagó a Tom y le molesta.

—No sé si vaya a llamarlo de nuevo, —le dice, aunque sabe internamente que lo hará, por ese pelo crespo y esa boca—, quiero dormir Robert, descansa. —va a ahogarse en su orgullo por los días que resista, pero va a llamar, Robert se lo dice cuando cuelga y Chris lo sabe.

Porque Chris también le da buenos concejos, "¿Cómo se llama?", le pregunta cuando están (por fin) en las conclusiones del proyecto, Robert lo mira y tiene una sonrisa en los ojos, "Jude", dice. Chris le recomienda que compre lubricante a base de agua, "¿Por qué, ese le gusta más a Thomas?", Chris esperaba la respuesta y no se inmuta, apenas niega con la cabeza, "Es por el juguete que compré para ustedes", Robert lo mira con confusión, "Mañana cumplen cuatro meses, ¿no?", él sólo asiente, Chris sabe.

Después de un rato, cuando la vergüenza de disuelve, le pregunta qué tipo de juguete es, "Vibra", dice Chris y Robert hace una cara de travesura que es definitivamente ilegal en Texas, "¿A base de agua, dices?", Chris asiente y Robert parece que efervesce, "Eres el mejor amigo del mundo". Chris piensa en el apartamento que compró y en Tom y siente ganas de decirle lo mismo.

Pick up

Pasadas las nueve de la noche Chris desiste con su empresa de seguirlo llamando, supone que debe ser algo espeluznante de su parte haberlo llamado más de treinta veces ese mismo día y se contenta pensando que Tom no puede estar disponible todos los días, que la universidad suele consumir tiempo y energías y que además no está muy seguro de si Tom tendrá exámenes finales por esta época. Se va a casa y no puede dejar de pensar que India huele al cigarrillo que se fumó Tom dos días atrás. Cuando llega enciende un cigarrillo e ignorando una preocupación creciente se va a la cama temprano.

Pero entonces amanece al otro día y Tom no contesta, Chris fuma durante su desayuno y fuma yendo al trabajo, se encuentra incapaz de concentrarse y cuando llama a Tom, o le escribe a Tom para buscar algún tipo de ayuda, se da cuenta por enésima vez de que él parece estarlo ignorando a propósito pues nunca hay respuesta. Chris termina hablando con Jeremy sobre su estrés y este le recomienda que deje el trabajo para otro día y que vaya a tomar una buena siesta, Chris piensa que si Tom le contesta podrían verse de una vez en su apartamento y decide tomarse el día libre como lo aconseja.

Pero Tom no contesta, ni el martes, ni el miércoles, ni el jueves, ni el domingo. Tanta es la preocupación y tantos son los cigarrillos fumados que Chris llama a Robert el domingo pasada la media noche, tiene la voz carrasposa y le molesta el pecho, "No puedo contactar a Tom", Robert le pide detalles y cuando se entera de que hace una semana no hablan le dice que es probable que Tom no quiera trabajar más con él, "Bueno, entonces quiero que me lo diga él, ayúdame", Robert le explica que él nunca ha hablado con Tom, sino con un amigo suyo, "Bueno Downey, entonces dame el maldito número del amigo de Tom".

Así es como Chris habla con Sebastian de nuevo, un chico con acento (¿ruso?) y muy buenas maneras. Pero su charla con Sebastian no es más que una decepción más grande pues él le dice que no sabe cómo contactar a Tom, le dice que en realidad supo del número de Tom y supo de recomendaciones y por eso se fue que le dio su número (y sus fotos) inicialmente a él, pero que como tal él no tiene contacto con Tom. "Pero Robert me dijo que ustedes dos son amigos", Sebastian le explica que es una formalidad, "¿Estás seguro de que no puedes contactarlo de ninguna manera?", Sebastian le promete que lo intentará.

Al siguiente día Sebastian le dice que definitivamente Tom no contesta el celular, ni siquiera para él. Y ahí es donde empieza el real martirio, porque Chris nota que Tom deja de ser un chico de piernas largas, ojos azules, sonrisa enorme y posiblemente el mejor polvo de la cuidad; para convertirse en algo que Chris no sabe por qué ni cómo pero extraña y anhela y duele. Por eso no deja de llamar, lo hace aunque cree que es causa perdida. Llama tres o cuatro veces por día, llama diez veces los días de mayor estrés, los días en que hubiera querido llevarlo a casa y lamerlo de pies a cabeza.

Fuma un poco más de lo normal, después de un par de días se regula de nuevo, pero las horas que le hubiera gustado pasar con Tom ahora las pasa a solas y casi siempre termina por recaer a la cajetilla. Robert le pregunta si quiere el número de alguien más y Chris se encuentra con que definitivamente no tiene ganas de follar con nadie (que no sea Tom), así que declina la oferta. Todo hasta que un viernes, tres semanas después, lo llaman al citofono, es casi media noche y está lloviendo, Chris no espera ninguna visita y francamente lo acaban de despertar. Coge el teléfono con algo de molestia y pregunta qué demonios pasa. Al otro lado de la línea un guardia de seguridad le explica que hay un chico llamado Thomas Hiddles-algo que está parado fuera del conjunto residencial y que asegura que lo conoce, Chris no piensa dos veces cuando autoriza que entre.

Una vez lo ve llegar se pregunta qué tipo de horror haría sufrir a alguien como Tom de la manera que él parece estar sufriendo.

I broke

"Lo siento mucho", Chris lo está invitando a pasar y Tom sólo puede pensar que está mojado y que mojará todo, y que siente pena de sí mismo, y que no debería estar aquí, y que seguramente está respirando muy rápido y muy fuerte, y que lo siente mucho, por eso lo dice tanto, tal vez no ha parado de decirlo desde que Chris abrió la puerta, "Lo siento, lo sien-", "Tom, está bien", y Tom sólo se calla porque Chris acaba de poner un dedo sobre sus labios y bueno, es un dedo de Chris, sobre sus labios.

"Lo siento", dice de nuevo, tentativamente. Chris tiene el ceño fruncido, trae puesto un pantalón de pijama azul claro y una camiseta blanca, tiene el cabello despeinado, el apartamento huele mucho a cigarrillo, y es él quien parece estar esparciendo el olor como un incienso. "Tom, tranquilo, entra y hablemos". Tal vez había vuelto a decir que lo sentía sin parar, Tom no está muy seguro.

—Sebastian y Evans están en una salida de campo, yo no debería estar aquí, lo siento, lo siento —Chris lo guía hasta el sofá y lo sienta incluso cuando Tom le advierte que mojará todo, luego camina hasta la puerta y entra los dos bolsos empapados que Tom traía.

—Todo está bien Thomas, ahora lo está, —le dice, y Tom lo duda mucho, la verdad es que siente que podría lanzase desde cualquiera de las ventanas, no sabe si es la vergüenza en general o si es su propio desespero económico—. ¿Quieres un cigarrillo? —le pregunta, incluso se sienta junto a él y le tiende la cajetilla, con esos ojos azules infinitos como el mar. Tom lo encuentra tan entrañablemente guapo que no puede contener las lágrimas, recibe el cigarrillo e inmediatamente se dobla en tres para ocultar su rostro mientras llora.

Por un buen rato Chris sólo le consiente la espalda (que está mojada) y le pasa un encendedor. Tom llora, hasta que descubre que está por fumarse el filtro del maldito cigarrillo y entonces se ríe casi histéricamente. —Yo no quería ser puta, ¿sabes? —, es lo primero que dice, y la respuesta de Chris es abrir los ojos un poco, levantar las cejas en expectativa. "Yo no debería estar aquí", "Pero lo estás", Chris le responde está vez, incluso le sonríe, y es la mejor sonrisa del mundo, Tom siente calor en el fondo de la panza, "Y está bien, ¿quieres contarme qué pasó?".

No, la verdad es que no. Tom no quiere contarle a nadie, pero Chris lo pregunta y de repente Tom está hablando y llorando y fumando un nuevo cigarrillo, "Es mi familia, estamos en banca rota hace dos años y mis padres no han podido recuperar un centavo, sino que siguen perdiendo y cada vez es peor", Chris enciende un cigarrillo para sí mismo y Tom le cuenta anécdotas y demás, le explica cómo un día su padre llego corriendo a casa, cómo ni siquiera cerró la puerta del auto y se tiró a brazos de su madre sin decir palabra, y cómo todo se vino abajo como un avalancha desde ese día.

"A la mierda, todo se fue a la mierda, no teníamos dinero para pagar el colegio de mis hermanas o mi universidad; pero tengo media beca y mi padre solicitó un crédito, así es como sigo estudiando", Chris asiente, no parece haber lástima en sus ojos, sino preocupación. "¿Quieres que me detenga? Siento que he hablado mucho", Chris se enciende otro cigarrillo, "¿Qué estás estudiando?", Tom sonríe, "Finanzas, gobierno y relaciones internacionales", Chris silva, sonríe de ladito y murmura que él estudió lo mismo, Tom le sonríe también.

Después la avalancha descarga de nuevo, Tom le comenta que hubo días en que llegaba a casa y sus padres estaban haciendo cacería de monedas detrás de los muebles y bajo las camas para comprar algo en McDonalds. Luego le explica cómo perdieron la casa y cómo él tuvo que irse a vivir en una habitación para estudiantes, "Ahí fue cuando Sebastian me propuso que fuera puta", Chris frunce el ceño, "Ósea que Sebastian sí es tu amigo", Tom lo mira extrañado, "Claro que es mi amigo, es decir, es el novio de mi mejor amigo, pero claro, también es mi amigo, si no fuera por él yo no habr-", y entonces Tom entiende por qué Chris lo mira así, con esos ojos casi tristes, "Oh Chris", "No pasa nada", dice él, y Tom quiere lanzarse por la ventana que está detrás de Chris, de verdad, Sebastian había dicho que Chris preguntó por él, Sebastian no dijo que Chris lo miraría como si doliera.

"Yo no quería ignorarte es s-", "Está bien Tom, es lo de menos, sígueme contando", y Tom claro que quiere explicarle porque Chris lo miró lleno de pena y, no no no no¸ Tom no sabe cómo tomarlo, "Es sólo que tú me ayudaste mucho, llegó un punto en el que sentí que no necesitaba más dinero y…", es una verdad a medias, Tom la sigue en el ruedo y Chris sólo completa la frase, ojos tristes, azules, "Y no querías seguir siendo puta, comprendo". Tom lo odia por una fracción de segundo, porque lo hace cuestionarse haber dejado de follar con él. "Sí,", dice de todas formas, "pensé que tenía suficiente efectivo para solventar mi vida por un buen tiempo". Chris no lo fuerza, Tom simplemente le cuenta como todo estuvo bien por dos semanas, "Estaba comiendo mejor que nunca, podía comprar todos los cigarrillos del mundo sin penar por el precio", Chris le sonríe, "Pero…"

Y ahí de nuevo siente que va a llorar, Chris casi que lo sostiene mientras él le explica que sus padres lo llamaron en pura desesperación una semana atrás para decirle que no tenían un centavo con qué comer y que las cuotas del auto de papá estaban por vencer sin manera de pagarlas. —Lo pagaste todo —, Chris lo dice sin sorpresa en su voz—, Claro, mierda, claro que lo hice, les envíe dinero para comer por semanas y pagué las últimas cuotas del auto, mi padre también tiene un modelo 68 y es el amor de su vida, es otra India, yo no podía permitir que… —, y no hace falta que diga nada más, tampoco es como si hubiera podido hacerlo, porque empieza a llorar de nuevo.

Chris parece que entiende que él envió todo el dinero que tenía, "¿Cuándo tenías que pagar la renta?", "Hoy", dice Tom, plegado entre piernas, abdomen y codos, todo lleno de lágrimas y ceniza de cigarrillo mojada. "Me alegra que vinieras", dice de pronto, y Tom siente tanta vergüenza junta que quiere salir corriendo, es sólo que… "Ellos están…", "En un viaje de la universidad, entiendo Tom, no tuviste dinero para ir, ¿verdad?", Tom asiente y Chris le consiente en cabello, "Está bien pequeño, puedes quedarte conmigo hoy, y mañana, y los días que lo necesites".

Tom quiere reclamar pero de nuevo es él quien llegó como un perro mojado, llorando y absolutamente asustado a las once de la noche, después de haber caminado media cuidad bajo una tormenta que no cesaba y sin dinero para un taxi o alguien que le inspirara suficiente confianza como para pedir posada por una noche. Chris era la opción más asequible, incluso si era la más remota y por ningún motivo Tom quería ser visto en semejante situación, pero cuando hace frío, tienes hambre y tu celular se ha quedado sin batería, las decisiones que un hombre toma no siempre le causan orgullo.

—Ven, hay que ponerte algo seco y darte algo de tomar, ¿te apetece un chocolate?

— ¿Tienes vodka? —, Chris le sonríe y lo jala hacía el patio de ropas.

5

Chris lo deja frente a la lavadora, le dice que puede quitarse la ropa mojada y que él irá a buscar algo seco, así que Tom se deshace, temblando de frío repentino, de la ropa que está pegada a su cuerpo de forma incómoda. Una vez se ha quitado el pantalón y la camiseta se da cuenta que tiene los boxers empapados por completo y tiene un presentimiento, pero lo deshecha rápidamente, pensando que Chris ya no debe estar interesado en él y en que es mucho más sano para él, y para ambos, si no pasa nada que envuelva lo que está debajo de su ropa interior (o eso se esfuerza en pensar, al menos).

Pero entonces Chris llega, o más bien, Tom lo descubre mirándolo y duda sobre la cantidad de tiempo que ha pasado viéndolo desde atrás, se miran un momento, Tom no sabe si es incómodo o intensamente sensual, Chris está sosteniendo lo que se ve como otra pijama similar a la suya y un shot de vodka. —Deberías quitarte eso también —, dice él, después de un sofocante momento, apuntando a sus interiores. Le pasa la copa de trago como quién no quiere la cosa y murmura por lo bajo que no hay problema con que no use ropa interior bajo la pijama.

Tom se baja el vodka de un solo sorbo contundente y siente que se le calientan las entrañas, — ¿Quieres que me los quite ya? —, Tom pone la copa sobre la lavadora y se maldice un poco, porque sabe que sonó doble intencionado y porque Chris no lo deja de mirar, sus ojos azules le pesan como si estuviera bajo el agua, muy profundo.— ¿Quieres que me vaya? —, dice Chris, y Tom quiere decirle que no se vale que haga trampa, porque tiene algo sucio atravesado en la cara, ahí donde Tom lo puede ver y donde Tom lo conoce, esto no es jugar limpio Hemsworth, sabes que no te voy a decir que sí, y es como si Chris oyera sus pensamientos porque sonríe y se recuesta contra el lavadero que está junto a la lavadora, hay ropa colgada detrás de él, y el lugar es más oscuro que la sala, de todas formas Tom puede verle su sonrisa de animal de monte y de nuevo lo ve tan guapo que es desesperante.

No es muy ceremonial y Tom supone que no debe ser especialmente sexy, pero se quita los boxers ahí mismo. No es como si existiera algo de pudor después de tanto, así que no es vergüenza lo que siente, es más bien vértigo. Una vez pone lo que se acaba de quitar en la lavadora es que se concientiza de estar duro, pero decide que va a fingir demencia, así que voltea a mirar a Chris e incluso empieza la frase,— ¿Estás seguro de que no me quedará demasiado gran—, él lo está mirando, directo a los labios. En lo que a Tom respecta ya lo está besando, sólo con el peso de esos ojos y el olor a tabaco. "¿Puedo?", pregunta Chris, cuando ya están tan cerca que se rozan la punta de la nariz, y a esa altura ya no importa si Tom pensó brevemente que no, que esto no era buena idea, porque de inmediato se están besando y ese beso es un tifón.

0

Al comienzo se besan sin tocarse apenas, Chris atrayéndolo con una mano detrás de la cabeza y todo es firme, mojado, caliente. Un beso largo sin aire, cuando se separan para respirar Tom siente que saca la cabeza del agua, pero las olas lo sumergen, Chris lo está mordiendo un segundo después, en los labios, en las mejillas, en el mentón, en los labios de nuevo, en la lengua. Y luego el beso es con todo el cuerpo porque Tom se acerca y Chris lo levanta del suelo, le indica con las manos que lo rodee con las piernas, lo toca de arriba abajo al mismo ritmo que le come la boca. Es tanto al tiempo que Tom muge entre el beso, Chris le agarra el culo y con la punta de los dedos toca… Tom gime.

Hay un poco de presión seca cuando Chris lo apoya contra la lavadora y se frotan con afán, pero Tom se moja en breve, humedece el pantalón de pijama de Chris y él lo nota, gruñe contra sus labios, sujetándolo sobre las costillas, ardiendo suave. "Tienes tanta ropa", Chris no deja de hacer círculos con la cadera, frotando; pero le sonríe, ahí junto a la boca, "Quítamela", le dice. Tom se las arregla para quitarle la camiseta, lamerle el cuello, jalarle el cabello, morderle los hombros, tocar la sombra de barba. "Te extrañé", confiesa, todos los crespos en la cara, Chris lamiéndole detrás de una oreja, suave e hirviendo. Luego lo observa y Tom lo repite varias veces, te extrañé, te extrañé, presa del calor, la noche, y esos ojos de marea alta. "Yo también te extrañé, Tom".

Chris le dice que quiere llevarlo a la habitación y Tom asiente, vuelve a sentir el suelo bajo los pies y sigue a Chris hasta que él lo pone delante suyo mientras caminan por el pasillo hacia su cuarto. Y dejan de caminar, Chris lamiéndole el cuello por detrás y buscándole la polla con una mano hasta que la encuentra, Tom suspira y hace presión hacia atrás. Lo siente ahí, maldita sea, ahí contra el culo, duro como una roca. Mugen contra el otro, ambos fregándose de nuevo, Tom lo siente en medio del culo, en el cuello y en la polla. Es fantástico, Tom emite sonidos que le darían vergüenza si estuviera prestando atención a tales cosas.

5

Cuando llegan a la habitación Tom está sensible en todas partes y sabe que debe tener un mapa de islas rojas en el cuello, Chris lo ha mordido, lamido, besado, y recorrido en cualquier otra forma posible con la boca; siente que le fallan las piernas, Chris lo carga hasta la cama.

Chris le pide que le muestre.

Tom lo hace.

La sensación lo hace temblar, no es como ver estrellas, es sentirlas en el culo cuando Chris le hunde la lengua y muge abriéndole las piernas para tener más campo. Chris le dice todo tipo de cosas ("Mierda, qué delicia", "Te lo voy a hacer tan bien y tanto que antes de metértelo estarás llorando de ganas", "Eso es cariño", "¿Cómo te gusta más?", "Eres mío, mío") y Tom responde ("Pu-ta", "No-ah, no pares", "Por favor, por favor, por favor", "Como tú quieras", "Sí, tuyo, tuyo"). Cuando son tres dedos y un montón de lubricante frio lo que Tom siente dentro, resbalando por sus muslos, en efecto si está a punto de llorar de ganas.

Follan, (Tom bocabajo, rodillas flexionadas, culo en el aire, una mano de Chris casi en su cuello, cabeza hundida en las almohadas) es un poco salvaje y doloroso, pero Tom siente que no tiene huesos, olvida por un buen rato todos los problemas y sin notarlo se haya seguro y eufórico entre esas manos enormes, Chris embistiendo y murmurando lo bien que se siente, lo apretado, lo caliente. Luego Tom quiere besarlo y Chris también y terminan en un remolino de piernas, hasta que follan de nuevo (Tom bocarriba, piernas abiertas, Chris sosteniéndolo detrás de las rodillas, besos).

Y besándolo Tom se viene, es ruidoso y abrumador porque Chris también está cerca y ambos pierden el ritmo y cada uno se folla al otro hasta que no puede más, Tom rodea a Chris con las piernas y embiste contra su próstata hasta que lloriquea el nombre de Chris varias veces y se corre, espasmódicamente, con Chris yendo y viniendo en el ángulo perfecto, hasta que duele y Chris la saca, se arranca el condón de un tirón, apenas se toca y Tom siente algo caliente entre las piernas, en todas partes. Es casi al tiempo, ambos tiemblan contra el otro y gimen todo el orgasmo afuera. Se están besando inmediatamente después, untados de semen y sudor.

Too hot

Hay blanco y hay luz.

Tom siente que todo es tibio, está cómodo, tranquilo, lejos de los límites del cuerpo. Le toma un buen momento aterrizar y recordar en dónde está y qué es el peso que siente en varios lugares (es Chris, brazos y piernas rodeándolo). Hay calor y el sol parece que ya está muy alto, Tom no se quiere mover y se queda dormido de nuevo, infinitamente relajado.

Despierta de nuevo, tal vez diez o veinte minutos después, con un pensamiento que le rebota en la cabeza, de hecho cree que pudo haber soñado brevemente con ello en algún punto de la noche, o hace un momento mientras dormía. Chris respira plácidamente contra su cuello y Tom lo siente enorme contra la espalda, la verdad es que no sabe muy bien por qué fue que pasó lo que pasó la noche anterior (o más bien qué significó), pero decide que ha fantaseado varias veces con hacer esto, incluso antes de conocer a Chris, así que definitivamente va a hacerlo.

Se desenreda del abrazo muy despacio y para cuando termina se siente completamente despierto y caliente, no sólo por el sol o por Chris, sino porque, cuando termina de deslizar la pierna que estaba aún bajo las de Chris, la tiene dura contra la tripa. Él se acomoda de nuevo, Tom teme haberlo despertado pero nota que no es así, él sigue dormido; con gran parte del cabello en la cara y sin nada de ropa. El edredón le cubre la mitad del pecho, que se mueve con su respiración. Tom lo mira y se lame los labios. Por algún motivo (biológico, de hecho) en las mañanas siente especial interés por hacerlo.

Así que desliza el cobertor hasta que queda sobre los muslos de Chris, acomoda una pierna en cada lado y le lame desde la base hasta la cabecita de la polla casi dura, abre la boca y de un solo tirón mete todo lo que cabe en su boca porque quiere sentir como se (juhm) va poniendo duro entre sus labios. Cuando va a repetir el movimiento Chris está considerablemente más duro, más grande, rosado y firme sobre su lengua (ngh). Tom lo lame en círculos, chupa, pasa la lengua por la punta para recoger las gotitas de preseminal acumuladas y gruñe con el sabor (unhhg). Al poco tiempo puede mantener un ritmo sin tener que sostenerlo con las manos, sólo subiendo (rozando con los dientes la punta, chupando) y bajando hasta que lo siente en el fondo y casi duele. Lo mantiene durante un minuto, tal vez, y entonces siente una mano enorme sobre el cabello y presión, Chris lo está jalando hacia arriba y Tom chupa un poco y lo deja salir de su boca, suena pop y es húmedo, Tom tiene un hilito de saliva en los labios que lo conecta con la puntita de la polla de Chris, es lo más erótico del mundo.

Por Dios —, Tom levanta la mirada y ahí está Chris, todo sonrojado, ojos nublados y la boca abierta. El gesto en general es tan delicioso que Tom baja la cabeza y lame, en parte le lame el abdomen y en parte le lame la polla, como si lo estuviera besando, con la boca abierta, dejando un rastro gigante de saliva. Chris gime y maldice y mantiene los dedos enredados en su cabello, jalando cuando está muy adentro o cuando está casi fuera, porque Tom lo vuelve a meter en su boca, lo siente duro e hirviendo, Chris suena como si se derritiera, "Tom", dice, "Tom Tom Tom Tom", "¿Qué pasa?", Tom levanta la cabeza y sonríe, supone que debe tener los labios rojos e inflamados porque Chris lo mira como si fuera pornografía, "No pares, Tom", y es más una súplica que una orden.

Tom sigue, esta vez mirando hacia arriba, Chris le corresponde la mirada, y tal vez sea la luz o la mañana, pero Tom piensa que esos ojos son más azules. "Qué lindo eres Thomas", Tom tiene más de la mitad de su polla dentro de la boca y supone el tipo de imagen que debe estar dando, no sabe qué tan agradable será pero Chris muge, embiste contra su boca y Tom gime. Luego vuelve al ritmo que había tomado, adentro y afuera, sin dejar de mirarlo, succionando al final, relajándose para dejarlo ir más dentro. Chris se reduce a un montón de quejidos y súplicas un instante después, le folla la boca con un movimiento leve, semicircular. Tom lo siente contra el paladar, pesado sobre la lengua.

El orgasmo patea a Chris, lo destruye. Tom piensa que nunca lo había visto tan vulnerable, tan guapo, tan lleno de luz. Sacudiéndose un poco, como en sueños todavía, murmurando tomtomtomtomtom y viniéndose, mucho, caliente y dentro de su boca. Tom no recuerda que hubieran hecho esto alguna vez, Chris siempre viniéndose fuera de su boca y en general fuera de él o dentro de un condón. Y esto le da cierto encanto sucio, intimo. Chris sabe un poco amargo, pero Tom decide que no es un mal sabor mientras lo traga. Cuando levanta la mirada Chris lo está mirando y jadea, "Dios", dice y se ríe un poco, acariciando los crespos de Tom entre sus dedos.

Hot damn

"No te voy a dejar salir de la cama", dice Chris después de que Tom se viene, lo está sosteniendo con la misma mano entre su cabello y Tom debe arquear la espalda y estirar el cuello un poco así como está (en cuatro) o simplemente ambos perderían el balance. Tom casi ronronea contra esa mano que lo acaricia, y la verdad es que al comienzo no se lo cree, supone que follarán un par de veces más, dormirán y luego se dedicarán a las cosas que uno tiene que hacer los fines de semana.

Y se equivoca, porque Chris en efecto no lo deja salir de la cama, o más bien, sí lo deja pero hace lo todo lo posible para que Tom no tenga que hacerlo. Tom simplemente se desvanece después de venirse tres veces seguidas, y el sueño no le dura nunca más de media hora, pero siempre Chris lo aprovecha para traer comida o cigarrillos y (de paso, así) quitarle razones para dejar la cama.

Así es todo el sábado, Tom permanece sobre su espalda, sobre los costados, sobre manos y rodillas, sobre el pecho, sobre Chris y de pie, eso último mientras volvía de la cocina con unos snacks, que es lo que comen en la cama, ambos un poco sudados y pegajosos, pretendiendo ver una maratón de Supernatural, pero tocándose bajo las sábanas. Al final las papas fritas se enfrían y el hielo de las gaseosas se derrite, Chris está sentado y Tom está sobre él, la verdad es que está empezando a doler un poco, piensa, pero Chris está vibrando contra su pecho y Tom no encuentra razón para detenerse.

Ven

El domingo no es lo mismo, Tom se lamenta brevemente mientras observa sus interminables fotocopias de Instituciones Políticas.

Cuando abre los ojos en la mañana cree estar respondiendo al movimiento imprevisto de la cama, así que se gira para preguntarle a Chris qué sucede y resulta que Chris no está allí, está casi saliendo de la habitación, teléfono en mano, "-guro?, yo recuerdo que lo dejé sobre el escritorio". Chris no cuelga su llamada hasta que están a punto de almorzar, al parecer un folder no apareció luego de que él saliera de la oficina el viernes. Tom se instala en la sala (mentalizando que no será todo el día) y se dispone a adelantar trabajos y lecturas para la próxima semana.

Justo después de eso Chris le dice que tendrá que ir hasta la oficina porque es definitivo que no encuentran la carpeta; Tom se hunde en los cojines del sofá, sujeta con un poco más de fuerza el resaltador que tiene en sus manos y trata de no sonar desilusionado, —Ve —, dice, pero no puede volver a concentrarse en las lecturas, no sabe qué es lo que debería subrayar. Chris está por salir cuando Tom se oye a sí mismo murmurar con un hilillo de voz: —Te estaré esperando —. Cuando Chris lo voltea a mirar está sonriendo de lado, hay calidez en sus ojos, "Ya vuelvo".

Es poco más de una hora, Tom está engrosado en una lectura de semiótica cuando oye pasos y presiente vagamente el olor a tabaco. Chris tiene una expresión arrugada en la cara, como si hubiera tenido que soportar por mucho tiempo algo molesto, mantiene los ojos enterrados en el celular. Tom descubre que Chris todavía está soportando ese algo molesto, porque giña en su dirección cuando pasa por la sala, pero sigue su camino hacia el estudio y murmura que sí está comprendiendo de vez en vez.

"Robert es uno de mis mejores amigos", dice de la nada, después de unos cuarenta minutos, Tom está por terminar de leer sobre la cultura en el desarrollo del signo, "¿Qué?", pregunta, más por muletilla que por no haber oído. Chris se está masajeando las cienes y cruza la sala, "Pero es un idiota a veces, me ha causado muchos dolores de cabeza". Tom no se atreve a preguntar, Chris da un salto y es un poco sorprendente verlo colgar de una barra de la que Tom no había reparado hasta ahora; dispuesta en una esquina, tal vez a dos metros y medio del piso.

Tom decide que debe terminar su lectura, y Chris realiza variedad de ejercicios sin decir una palabra, concentrado con tanto vigor que Tom sospecha que se está entrenando con algo de rabia contenida, como vibrando y bullendo dentro de su cuerpo. Las lecturas son como el noventa por ciento de lo que ve, pero por el rabo de ojo y debajo de la piel lo siente, Chris sudando y jadeando del ejercicio, sin camiseta, sin parar para descansar. "¿Sobre qué estás leyendo?", lo oye preguntar, "Sobre el signo", dice Tom demasiado rápido, voltea a mirar brevemente pero Chris no lo está mirando, parece más bien que espera a que Tom elabore lo que acaba de decir.

Pero Tom no puede, porque de repente se da cuenta que ha leído unas cinco o seis páginas sin estar poniendo atención a las palabras y más bien consumiéndolas ciegamente mientras prestaba atención al tensar de los músculos de Chris. "Es… Umberto Eco dice que nosotros entendemos los signos que hemos creado entre nosotros por nuestro contexto y por cómo hemos desarrollado y experimentado en él". Tom leyó eso mientras Chris estaba en el estudio, así que se fuerza a sí mismo y devuelve las páginas que había (supuestamente) avanzado.

—Tom.

—Chris.

—Ven.

Tom no lo anticipa, levanta la cabeza en duda y encuentra a Chris más allá, con sus ojotes azules y gotas de sudor resbalándole en el pecho. Se le hace agua la boca.

—Ven —, Chris vuelve a decir, grave, como una invocación. Tom siente que lo halan de los huesos, así que va.

En tu mente.

Empiezan en la esquina donde estaba Chris pero terminan en el sofá donde estaba Tom. Ambos sudando, Chris respira agitadamente, mantiene la frente pegada a la espalda de Tom y el vaivén de su respiración hace que el cabello húmedo se esparza por todas partes, le da cosquillas. "¿Deberíamos tomar un baño?", "Deberíamos".

Y por supuesto también follan en el baño, Tom sosteniéndose de las llaves del agua, o de los azulejos, o de la puerta; Chris murmurándole que de haber sido por él no lo habría dejado salir de la cama de nuevo, que estuvo pensando en tocarlo todo el día, que lo único que lo mantuvo funcional un domingo en la oficina fue el pensamiento de que al volver Tom estaría ahí, ojalá con las piernas abiertas, "¿Estabas pensando en mí, Thomas?", "Sí", "¿En qué pensabas?", "En tus manos", "¿En dónde quieres mis manos?". Tom lo sujeta de ambas muñecas, la mano derecha la pone sobre su cuello y Chris primero lo acaricia y luego aprieta, sólo un poco, como manteniéndolo en su lugar, "¿Qué hago con mi otra mano, Tom?", "Tócame", "¿Dónde?".

Primero es la palma de la mano, cálida, resbalándose con el agua por su abdomen, suave y firme. Luego esa mano lo toca más abajo, más abajo, más abajo, "Chris", "¿Pensaste algo más mientras no estuve?", y es desconcertante lo cuerdo que suena, Tom siente que se va, que no puede mantenerse en sus rodillas, "Sí, Chris", "¿En qué pensaste?", "En follar". La mano le envuelve la polla de repente, y cuando lo toca es delicioso, caliente, mojado. Tom siente que Chris ajusta también la mano que tiene (ahora) alrededor de su cuello y el sonido que se le escapa es agudo, salvaje, "¿Qué más pensabas?", "Dame más", Chris embiste, "Eres mío", "Soy tuyo".

Cielo.

Le requiere toda su voluntad por cumplir con sus responsabilidades llevar el portátil hasta la habitación y encenderlo para iniciar la llamada de Skype que tiene pendiente con Chris y Sebastian, pero Tom lo hace, porque es un buen chico, como dice Chris, que lo recibe entre las mantas y lo envuelve en lo que parecen diez extremidades. Para cuando Tom inicia sesión Chris está profundamente dormido sobre el lado izquierdo de su pecho.

"Oh Dios", Sebastian abre mucho los ojos apenas empiezan la video llamada, es mucho azul lo primero en lo que Tom repara, "¿Qué?", pregunta, y Sebastian apunta a algo que debe ser la pantalla, "Con que ese es Chris". Y es Chris (Evans) quien aparece de inmediato, mirando la pantalla fijamente, "¿Ese es tu príncipe azul, Hiddleston?", Tom gruñe un poco, pero no hace nada para mover a Chris de su lugar ni para impedir que ellos lo vean por la cámara. La verdad es que se ve bastante adorable con todo su cabello rubio regado y esa expresión relajada que tiene en la cara. "Hey, Hiddleston idiota, te estoy hablando", "Te oí", dice Tom, contento, lejos de los problemas que preocuparon a sus amigos tanto como para exigirle una video llamada para comprobar que se encontraba bien.

Hablan un buen rato, Tom les explica en voz baja lo que sucedió y soporta (con los audífonos puestos) los regaños de ambos, Sebastian parece escandalizado cuando se entera de que Tom no comió nada por casi dos días y Evans sale de sus casillas cuando se entera de la caminata nocturna bajo la lluvia el día que lo corrieron de la habitación, "¿Qué más podía hacer? Ustedes dos no están en la cuidad, nadie de nuestro semestre lo está y no supe a quién más contactar", "¿Qué te dijo cuándo llegaste?". Tom les explica lo más detalladamente posible (sin ser capaz de dar detalles sobre el constante sexo oral, anal, en la ducha, en la sala, en la cama, lo que sea) y concluye, casi quedándose dormido, que sin la ayuda de Chris no sabría qué sería de él.

Curiosamente, todo lo que tiene Evans por preguntarle al respecto es cuál es el sabor del lubricante que han usado, "Qué puta mierda", Sebastian lo reprende y Tom sonríe a la pantalla, demasiado cansado como para contestar con propiedad, "Quiero saber, bebé, pídele a Hiddlestonto que me lo diga", Tom bosteza y se encuentra tan cómodo que contesta: "Cereza, creo". A Sebastian se le escapa una risita y Evans desgarra una carcajada de macho alfa bribón, "Bueno cereza salvaje, lo mejor será que descanses por hoy y mañan- ¿Hiddlestonto?, ¿Tom?", Tom cae dormido durante las risas y no está consiente para oír los reclamos de Evans ("Amor, el idiota se quedó dormido mientras yo le hablaba, ¿puedes creerlo?").

También se pierde que en ese momento Chris se despierta y al descubrirlo dormido decide desconectar los audífonos y poner el computador sobre la mesa de noche, aún abierto y con la cámara apuntando hacia la cama, mas sin reparar una sola vez en la mirada de Evans y Sebastian desde la pantalla. Lo que pasa después es que Chris lo abraza y Tom lo busca entre sueños, se enredan de lado, Tom dándole la espalda a la cámara. Sebastian está por hacer un comentario sobre la ternura que le causan cuando Chris saca un brazo bajo las cobijas y atrae a Tom hacia su cuerpo con una mano, apoyándola en lo que parece su culo. Evans es quien cuelga la llamada en escándalo.

Tierra

Una vez la llamada de Skype y el programa son correctamente cerrados y desanclados de la barra de tareas del computador, Sebastian le dirige una mirada furtiva a Chris. Lo tiene al alcance de la mano. Siempre ha pensado que Chris es más guapo cuando está cerca de él, como ahora, indefenso y recién bañado. Están en un hotel en Tampa, Florida, hace calor.

—Yo nunca he tenido problema con que trabajaras con Robert, —dice de pronto, Sebastian se alarma por cómo se tensa un poco el ambiente—, seguramente es algo que no soportaría ahora, pero es parte de ti y a mí me gustas todo. —Sebastian siente ganas de ronronear, se acerca para darle un beso y Chris lo detiene a mitad de camino—, Yo no habría podido hacer contigo lo que Tom está haciendo con ese tío, no podría.

—¿Por qué, amor? —Sebastian siente una mano consentirle el muslo camino arriba.

—Tom puede ocultar lo que siente si quiere, yo no, lo notarías de inmediato y tendrías que enamorarte de mí.

All I know (Lunes, 8:30 am)

"Ok, Tommy, esto es todo lo que sé:", Sebastian tiene un cigarrillo en la mano derecha y un café en la izquierda, lleva puestas unas gafas negras, está recostado en Evans y los tres están en el campus porque cancelaron la clase que tenían, "Chris, ¿Hemsworth?, es Hems… o Heims-", "Hemsworth, sí", Tom lo corrige e intenta dejar pasar lo ansioso que esta conversación lo pone, "Hemsworth, entonces, sí…", Sebastian suspira, "Cuando hablé con Robert sobre él me dijo que se trataba de un amigo de la universidad que se había divorciado recientemente y que necesitaba un polvo urgente". Tom sonríe, fuma y pretende no estar atando cabos en su mente.

"La verdad no recuerdo bien, pero cuando lo vi anoche, acostado sobre ti,", y Sebastian deja que se resbalen las gafas por la nariz un poco, para guiñarle un ojo, Tom resopla, "se me hizo muy familiar, y es porque creo que mientras trabajaba con Robert lo oí nombrar y creo que lo vi una vez, estaba con una mujer", "¿Guapa?", Tom nota tarde que habló demasiado rápido. "Sí,", dice Sebastian, "mucho, se llama Elsa, creo".

Tell me all about it (Lunes, 5:30 pm)

"Yo te conté todo sobre mi vida, Hemsworth-oh, ¿ese vodka es para mí?"

Chris tiene en cada mano algo que luce mucho como un vodka tonic y Tom sabe que le está haciendo ojos para que se acerque más rápido. "Uhm", Chris se sienta junto a él en el sofá, da un sorbo tentativo a su bebida y lo mira de lado, "Quieres que te cuente sobre mí", Tom asiente enérgicamente. Él le da otro sorbo a su bebida (esta vez menos tentativo) y luego encoje un poco los hombros.

—La verdad no estoy seguro de que me hayas contado todo, —dice con una sonrisa—, aún no tengo idea de dónde viene el acento que tienes —Tom se recuesta y gruñe.

—Yo sé que el tuyo viene de Australia, —Chris se ríe un poco.

—Sí, y yo supongo que el tuyo viene del Reino Unido, pero no sé por qué.

—Mis papás son ingleses, yo también, pero nos mudamos aquí cuando yo era un niño porque querían venir a invertir en América.

—Yo soy australiano.

Tom lo mira en llamas, "No me digas", dice sarcásticamente, "no tenía ni idea". Chris se ríe y asiente mientras bebe. "Está bien,", murmura, "déjame contarte una historia entonces". Tom apoya parte de su peso en Chris y él responde con un sonido contento, "¿Empiezo por mis orígenes en una granja en Oceanía o quieres que salte a la parte en donde decidí venir a hacer negocios en Los Ángeles?", Tom bebe, "Por donde quieras".

Chris le cuenta sobre sus hermanos (Liam el demonio y Luke el… otro demonio), le habla de sus años en la universidad en Sidney, del tiempo en que salió con un chico llamado Mark que iba de intercambio y cómo terminó emprendiendo vuelo a América bajo la propuesta de continuar su carrera, ser modelo en su tiempo libre y trabajar hasta las canas en la compañía que fundó junto a Robert, a quien conoció apenas llegó a California. "¿Qué hace tu compañía?". Chris responde con un movimiento de mano y luego le explica que iniciaron en Los Ángeles orientando actores, modelos, cantantes y cualquiera envuelto en el mundo del espectáculo que necesitara una mano con sus finanzas y/o necesitara un manager.

"Ósea que eres mánager", Chris niega, "No, a nuestra compañía hay mánagers afiliados que buscan ayuda con temas financieros; como contabilidad o donaciones para disminuir el pago de impuestos, también tenemos contactos con ONGs, abogados, periodistas, organizadores de eventos y cuestiones por el estilo", "Ya veo".

No se extienden mucho en el trabajo porque Chris insiste en que es aburrido y en que le hace falta una mano en el sector de comunicaciones porque la verdad es que no termina de entender lo que hace el departamento, ahí Tom le explica involuntariamente la variedad de funciones que puede cumplir un buen departamento de comunicaciones, se explaya un poco hablando de comunicaciones de marketing y para cuando termina de hablar Chris lo está mirando más allá de ese vodka con algo diabólico en los ojos, "Eres un chico listo", dice, "Al parecer no dejas tus lecturas pendientes", Tom resopla, "Me gusta leer", dice nada más.

Chris parece que piensa en algo por un rato, Tom siente que le pica estarse quieto así que pregunta en qué piensa y Chris lo voltea a mirar con su cara de extraterrestre, "Pienso que deberías trabajar para mi compañía".

Her (Lunes, 9:30 p.m.)

Ella se llama Elsa y es rubia, menuda y fuerte, acento español por delante, caderas firmes, sonrisa amplia. Chris le dice con sinceridad desnuda (y esa última parte es muy literal) que está convencido de que ella es la mujer de su vida. "Estoy seguro de que me puedo enamorar de nuevo,", dice inmediatamente después, "pero no creo que ninguna mujer vaya a ocupar en mí lo que ella ocupó".

Mientras hablaban de la empresa de Chris llegó el domicilio que habían pedido para cenar y luego de comer terminaron comiéndose al otro, lo que concluyó en ambos tendidos desnudos y recién bañados en la cama de Chris, tomando un respiro para lo que ambos saben serán un par de polvos más. La charla ha evolucionado y ahora Chris conoce los nombres de todos sus novios y novias; Tom sabe sobre Elsa, la ex esposa, la mujer perfecta. "Nos divorciamos hace siete meses", dice después de un silencio que Tom no tuvo intención de interrumpir, "Le he dado muchas vueltas a por qué sucedió, y siempre llego a que nos enamoramos por ser diferentes y nunca pudimos terminar de entendernos entre nuestras diferencias". Chris se pasa una mano por el cabello y suspira, Tom se siente vagamente celoso, supone que debe estar sonrojado por el calor que siente en las mejillas y se siente un poco inseguro, pero Chris termina de botar el aire que tomó y lo mira con sus ojotes azules infinitos, "Eres muy lindo, Thomas".

Martes, 1:15 p.m.

"¿Estás seguro de que esto vale la pena?"

Evans lo mira con ardor y le da un golpe en el hombro, "Me ofendes", murmura, "¿Cuándo te he conseguido mala marihuana?". Tom asiente y le pasa el dinero con resignación, "¿De dónde estás sacando dinero, Tom?", "Mis padres me enviaron hoy". Evans lo mira sin parecer seguro y Tom bufa un poco, "Y así pude pagarle a Chris lo que me prestó ayer", "Lo sabía, debiste decirme", "Ya está solucionado, pásame la hierba, Evans".

Martes, 1:25 p.m.

—Cariño —Chris habla y Sebastian lo voltea a mirar.

—¿Qué pasa?

—¿Cómo sabes que esta marihuana es tan buena? No quiero que Hiddlestonto me reclame después, le juré que era lo mejor del guetto —Sebastian se ríe mientras acomoda un poco el cabello y termina de tacar la pipa que tiene en las manos.

—Robert tiene dos dones que no hay que desaprovechar, amor; —Chris frunce el ceño en confusión— el primero es una habilidad extraña de hacerte tomar malas decisiones que al final son buenas, —Chris no sabe si quiere ahondar en ello—, y el segundo es un talento insólito para conseguir buena marihuana y las mejores putas.

Chris sonríe.

Martes, 4:20 p.m.

"Entonces la última vez que fumaste fue en la universidad", Chris lo está observando por el retrovisor con cara de travesura, asiente y ambos sonríen, "Ya veo", Chris le pregunta qué y Tom le explica que sus amigos llegaron a la universidad ese día afirmando haber encontrado la mejor marihuana de la ciudad, "Dicen que es traída de Jamaica", Chris resopla un risilla, "¿Y tú te crees eso?", "No me importaría comprobarlo".

En al apartamento Tom pega un porro con la maestría del estrés universitario, lo enciende con una de las doscientas candelas que están en todas partes en casa de Chris y aspira suave como si quisiera degustar la textura del humo, él lo está observando desde el lado opuesto de la habitación y parece dubitativo pero emocionado. Tom le ofrece y Chris apenas lo duda un momento, luego extiende la mano y fuma.

Martes, 5:00 p.m.

Cuando ambos están locos después de fumar, cuando ambos se están riendo como imbéciles por alguna cosa que ninguno de los dos recuerda, ahí, en ese momento, Chris lo observa con ojos vidriosos, le pone una mano enorme en el cabello y antes de que Tom ronronee, le dice, "Ven que te quiero hacer el amor".

Y Tom va como si fuera la gravedad la que lo jalara hacia adelante, va y lo besa y lo muerde hasta que Chris se está deshaciendo en su boca y gime.

Cuando están en la habitación Chris ha puesto los Black Keys a sonar en alguna parte y Tom está drogado y caliente, hirviendo, evaporándose. Chris cumple con lo que promete y le hace casi todo lo que le ha hecho desde que empezaron a follar, pero lo hace diferente, más desnudo.

Se tocan sobre la ropa, debajo de la ropa, sudando, comiéndose la boca. Primero lo hace Tom, lamerle la polla como si fuera un dulce; luego lo hace Chris, es sólo que él no sólo le come la polla sino que termina follándole el culo, suave y sucio hasta que Tom ruega por dedos o algo, y Chris le muerde el interior del muslo izquierdo, "¿Quieres que te haga el amor?", Tom siente que se derrite alrededor de esos dedos que se sumergen en él, como si estuviera hecho de mantequilla caliente y cediera al contacto, siente tanto que quiere revolcarse como loco en la cama. "Sí, sí, sí, sí, sí", responde cuando Chris mete un tercer dedo y el mundo se estrecha.

Hacen el amor, porque es suave y rápido, pero se miran a los ojos y Tom siente vacío en la panza, como si Chris le robara el aire con mirarlo y follarlo así de locamente despacio, así de locamente rápido. Es absurdo y ambos pierden rastro de qué hacen cuando el calor los obliga a embestir ciegamente, fricción y piel que choca, la polla de Chris hasta el fondo, dibujando semicírculos mientras Tom suplica para que no pare y cuando intenta seguir hablando nota que se están besando y tiene que corresponder, dejarse llevar.

Cuando Tom termina está murmurando algo que no puede terminar de decir porque su mente se le va, los pensamientos dejan de tener hilos conectores y todo se disuelve en placer, presión en el abdomen y una explosión en todas partes, Chris mordiéndolo en un hombro y placer, concentrado, sabor a marihuana y sexo en su boca cuando pasa saliva mientras se corre.

Miércoles, 10:45 a.m.

"Me dijo que hiciéramos el amor"

Evans se atora con el humo de su cigarrillo y ni lo voltea a mirar, sólo maldice, "Mierda", dice, "Puta", afirma, "Joder", explica.

Sebastian es quién atina a preguntarle por su bienestar emocional, "¿Estás bien?", pregunta, y Tom le explica entre el humo de varios cigarrillos que terminó por fumarse casi toda la María que había comprado, y que Chris en medio de su traba le dijo que quería hacer el amor, porque esas son vainas que pasan cuando uno está muy loco. Sebastian lo interrumpe, "¿Me estás diciendo que crees que 'hicieron el amor' porque habían fumado marihuana?", Tom toma aire profundamente.

—Sebbie, —dice intentando sonar tranquilo—, la verdad es que es una posibilidad.

Evans es quién habla esta vez, "Una de dos, Hiddleston,", e inhala de su cigarrillo por quince segundos o algo así, "O ese tío nunca fumó Mary Jean o está enamorado de ti". Tom reacciona por instinto y contesta muy rápido, "Estaba drogado, no puedo pensar que él está enamorado de mí porque drogado me pidió que hiciéramos el amor".

Evans vuelve a fumar tan profundamente que Sebastian le da una palmada, "Eres un idiota", le dice Evans, y Tom tuerce los ojos.

Miércoles, 2:40 p.m.

—Sebastian no está, dímelo todo —Evans se recuesta en la baranda de uno de los polideportivos de la Universidad, parece algo cansado y le está extendiendo un cigarrillo, Tom lo toma y exhala mil palabras que tenía atoradas en el pecho.

—Nunca tuvimos sexo seguro y eso siempre me dio miedo pero nunca lo controlé porque él me gusta mucho, —Evans no dice nada, fuma más y asiente. Tom le cuenta que desde el comienzo nunca usó un condón para darle sexo oral, y que cuando Chris le come el culo nunca lo hace con protección que se interponga. —hace falta que se me venga dentro, de resto todo está hecho —Evans no parece sorprendido.

—¿Ha follado con… más personas? —Tom lo piensa por un momento muy largo, reflexionando en lo que fue ser puta y todo eso. Al final fuma profundamente, bota el aire y enfrenta que le duele pensarlo, pero lo dice, "No lo sé", Evans asiente, tranquilo. —Yo no creo que lo haya hecho, —Tom le demuestra con un bufido que no lo cree y él sólo sonríe, —no sé por qué pasa, pero yo confío en ese Hemsworth —dice Evans, Tom fuma, "¿No será porque tienen el mismo nombre?", Evans entrecierra los ojos, —Tal vez —admite.

Miércoles, 4:30 p.m.

Scarlett se puso hoy un jean ajustado, un top que deja que se le vea de la última costilla hacia abajo y tiene el cabello suelto, le cae sobre los hombros como una bendición, Tom la está mirando embelesado hasta que ella se recuesta en la pared del balcón del edificio y le contesta.

—Entonces quieres que el sexo sea mejor —Tom lo piensa bien antes de responder.

—Es fantástico, pero quiero que lo sea aún más —Scarlett asiente.

—Compra un plug —dice, Tom se altera un poco pero intenta disimular, y falla, ella suspira. —No es nada del otro mundo, Tommy, a ellos les gusta ver cómo te metes cosas en el culo, esa es una realidad —Tom pasa saliva.

—¿Dónde compro un plug?

—En un sex shop, o en internet.

Jueves, 1:30 p.m.

"No se olviden de las fotos", dice ella, "Las fotos son la prueba de que estuvieron allí, necesito ver esas fotos".

Tom la odia, y la verdad es que para ganarse el odio de alguien como Tom hay que hacer mucho, y ella lo hace, se llama Maria del Pilar, es profesora de Gestión de Proyectos y él la odia, así como uno odia a la cucarachas y a los insectos que deambulan en la podredumbre.

Jueves, 3:10 p.m.

Chris llega puntual como siempre. Tom le dice en la mañana, cuando todavía están envueltos en el otro, a qué hora saldrá de la Universidad ese día y Chris llega a la hora exacta, como si le pagaran por ser preciso. Scarlett y Sebastian disfrutan mucho echarle en cara lo mucho que su popularidad ha aumentado desde que un camaro lo viene a recoger todos los días apenas termina sus clases. Tom los intenta ignorar (y pretender que no le satisface) mientras se fuma un cigarrillo, en la entrada de la universidad y esperando que Chris llegue, y que lo hace.

Ese día (el cuarto de esta semana) Chris aparece con India después de la clase de Gestión de Proyectos. Tom apenas esboza una sonrisa cuando lo ve parquear en la acera de enfrente, Sebastian le da un pequeño empujón y Evans le dice que no debe olvidar el condón. Tom les pondría atención si no fuera porque Chris se baja del auto para buscarlo con la mirada.

En al auto siempre hablan de algo que resulta ser interesante, aunque esta vez podría ser la excepción. "¿Cómo manejas tu dinero?", pregunta Chris. La conversación que le sigue es casi de negocios, Tom siente que Chris conoce mucho de personas que no saben qué hacer con su estado económico. Su charla se vuelve educativa, Tom aprende sobre los intereses de distintas entidades bancarias, de la donación a obras de caridad para evadir impuestos y de muchas cosas más.

Al final Tom le da su número de cuenta a Chris y le explica que prefiere mantener el dinero que tiene en el banco en vez de en sus manos, "Tiendo a gastarlo muy rápido en cigarrillos, drogas, alcohol y maricadas", Chris se ríe pero mantiene una expresión mucho más sobria todo el camino, como si recordara o pensara en algo. Tom no lo interrumpe.

Jueves, 4:00 p.m.

"María del Pilar es el demonio encarado", Tom busca la manera más precisa de explicarlo y termina destilando odio, "La detesto, pero supongo que siempre tienes profesores así".

El trabajo como tal no es tan complejo, es sólo que ella pretende que Tom saque tiempo para hacer una incursión en una empresa ajena a su medio para hacer una evaluación de sus conocimientos, y la verdad es que Tom no está de ánimo, así que, desvergonzadamente, le pide a Chris que lo deje usar fotos de la empresa suya (fotos tomadas por él, por Robert o por cualquiera) para incluirlas en su proyecto.

Chris accede y le comparte un archivo comprimido de fotos de la empresa, Tom se propone desarrollar el taller de Gestión de Proyectos, pero Chris parece muy entretenido con la idea de tomar fotos, así que toma muchas fotos con su celular.

Tom sospecha que debe haber al menos una foto suya.

Viernes, 6:30 a.m.

Desde segundo semestre Tom desarrolló la costumbre de revisar su correo apenas la alarma para ir a la universidad se disparaba. Lo hizo por culpa de Eduardo, un profesor idiota que canceló tres clases de ocho de la mañana a las cinco y treinta de la madrugada porque (o esa es la teoría de pasillo) estuvo demasiado borracho para llegar a tiempo.

Es viernes, la primera clase es a las nueve, pero Tom abre los ojos a las seis y toma el celular entre sus manos. Para su deleite hay tres correos nuevos, uno es doble y llegó a las dos de la mañana, anuncia sobre la cancelación de una clase y sobre la reposición de la misma el sábado. El otro e-mail sólo se trata de una cancelación. Tom contempla su celular por un par de minutos.

"¿Qué es lo que miras tanto?", Chris lo mira unos treinta centímetros más allá, tiene cara de sueño aún.

"Me acaban de cancelar las dos clases del día".

Viernes, 9:18 a.m.

Dormir hasta estrada la mañana no era un hábito de Tom hasta que la educación superior lo obligó a pasar noches en vela y acumular sueño y cansancio para siempre. Por eso es que, ante la más mínima oportunidad, Tom intenta dormir la mayor cantidad de tiempo posible, acurrucado entre las mantas y concentrado en seguir soñando.

Pero su celular suena con el timbre que Chris se programó para sí mismo y es muy difícil seguir durmiendo con eso. Tom se endereza de mala gana, toma el teléfono entre sus manos y se encuentra decepcionado de que Chris esté tan lejos de él como para tener que llamarlo por teléfono, "¿Hola?", dice cuando contesta, dormido y con ganas de que Chris lo envuelva entre sus brazos enormes.

—Tom, lamento despertarte, pero tengo que pedirte un favor.

—No, no, no hay problema, —Tom se friega los ojos—, ¿Con qué te ayudo?

—Creo que dejé mi celular en la mesa del comedor, ¿puedes mirar?

Tom se levanta como una tormenta y va a revisar, el teléfono de Chris está sobre el individual de la cabecera.

Chris le pide que se lo lleve a oficina, que así puede conocer la empresa (en caso de que decida trabajar allí), y Tom le asegura que sí, que está bien, que ya va para allá, que lo espere un momento mientras espera el próximo bus.

Y todo marcha a la perfección, Tom un poco dormido pero en sus cinco sentidos esperando el próximo bus que lo lleve al centro empresarial donde Chris tiene su oficina. Todo está bien. El celular que tiene en el bolsillo no pesa tanto como él cree que lo hace. Es solo su maldito carácter que quiere confirmar que Chris no ha estado follando con otras cinco putas al tiempo que con él. Tom casi gime después de cinco minutos esperando, se lamenta y maldice, pero saca el celular del bolsillo, introduce la clave que ha visto repetir tantas veces y se encuentra con la interfaz de un celular que no es suyo.

Cuando el bus lega Tom no ha sido capaz de revisar conversaciones ni mensajes de texto, todo por puro respeto, aunque le arden las entrañas de ansiedad.

"¿Scarlett?", ella sonríe al otro lado de la línea, Tom no sabe cómo lo sabe, sólo lo hace. "Tengo el celular de él en las manos, ¿qué hago?"

"Las fotos", dice ella, Tom la regaña y le dice que no se trata de María del Pilar y Scarlett se ríe como una tormenta al otro lado, "No seas idiota Thomas, me refiero a que mires las fotos que él tiene en el celular", "¿Para qué?", "Lo sabrás si lo encuentras".

Y Tom lo encuentra.

Hay tres fotos suyas, Tom reconoce las tres y le hierve la polla de dicha y vergüenza. La primera foto es de él frunciendo un poco el ceño hacia un lugar que no se ve, está completamente vestido pero con la ropa que, recuerda, Sebastian le hizo ponerse para las fotos aquellas. La segunda es seguramente otra foto que tomó Sebastian, la misma pared blanca a sus espaldas y el mismo jean (que se supone le hace ver buen culo) pero su torso descubierto. Tom se está quitando la camiseta en esa, su expresión es curiosa porque tiene los ojos cerrados y los labios un poco fruncidos, Tom no puede mirar por mucho tiempo la foto.

La tercera es él en el apartamento de Chris, laptop en las piernas, resaltador sobre una oreja y mirada clavada en la pantalla. Es una foto normal pero Tom huele intimidad en ella, porque tiene puesta una camiseta de Chris que se le resbala un poco en los hombros y porque está seguro de que esa foto la tomó Chris la tarde anterior.

Viernes, 7:36 p.m.

"No, yo sé que tú crees que lo entiendes, pero no es así"

"Hiddl-"

"Estoy enamorado de ese idiota"

"Déjam-"

"Me da miedo pensar en lo enamorado que estoy, no sabes cuánto, no sabes cómo"

"HIDDLESTON"

"¡¿Qué?!"

"Que lo sé, es Hemsworth"

Silencio, Tom respira contra el teléfono, está en la cabina más cercana que encontró apenas llegó de nuevo al apartamento de Chris y pudo sacar monedas para hacer la llamada. Evans suena como si fumara, y la conversación queda colgada ahí en la nada como el humo, desvaneciéndose. Tom aclara la garganta y Chris rechista. "¿Lo amas, eso crees?", pregunta, y Tom no tiene que pensarlo tanto porque a sí mismo se responde: "Sí".

Evans le dice que entonces necesita dejar de ser un cobarde e ir a decirle, porque él tiene cosas que hacer con su vida, como follar con Sebastian, y esas cosas no se deben posponer porque idiotas como Hiddleston no son capaces de ir y confesar su amor. Tom oye el sermón con los ojos muy abiertos, "Está bien", dice cuando Evans pausa para respirar, y caen en otro silencio en el que concilian sin palabras no volver a hablar hasta que Tom haya resuelto su situación, así que ambos cuelgan casi al tiempo.

Tom se enciende un cigarrillo apenas sale de la cabina y no puede evitar que se le paren los pelos cuando ve a India, el camaro de Chris, entrar al conjunto residencial que está en frente suyo.

Amor (viernes, 9:10 p.m.)

Después de cocinar la cena, fumar un par de cigarrillos y beber algo de vino que Chris decidió que quería tomar, se agotan ambos de coquetear y Tom insiste en ir a la cocina a limpiar un poco el desorden de la cena. Y él sabe que lo hace en gran parte porque su ansiedad no le permite descansar y mucho menos contemplar la idea de entrar en la misma cama de Chris sin decirle entre besos lo cuánto y el cómo.

Así que muy inquieto limpia mesones y platos, piensa en su familia, en el empleo que le propone Chris, en la universidad, en la vida en general, y se encuentra mirándose las manos llenas de espuma blanca del jabón, "¿Qué es lo que piensas, Thomas?", Tom no podría mentirle así quisiera, menos cuando está ahí detrás suyo, casi rodeándolo con esos brazos, "En Shakespeare, Hamlet, escena cu-", Chris le sonríe en el hueco del cuello y Tom siente que se le erizan los pelos como a un gato.

—¿Por qué no estás en la cama, Chris?

—Thomas, —Chris vibra contra su espalda.

—Qué

—¿Me dejarías hacerte el amor?

Viernes, 11:50 p.m.

"¿Desea añadir 'plug negro, cola de zorro' al carrito de compras?"

"Aceptar"

Sábado, 1:15 a.m.

Tom escribe esa noche una nota en el muro del grupo de Facebook de la universidad, dice "Hago ensayos" y nada más, porque la verdad es que lo entumece la idea de escribir algo que justifique el por qué está haciendo trabajos ajenos. Pero le escriben veintidós personas, de esas Tom elige quince que están dispuestos a pagar lo que él quiere y empieza a escribir sobre la Segunda Guerra Mundial a las 10:50, después de que Chris le pidiera que se besaran cuando él se estaba viniendo.

Con todos los ensayos (menos el que era sobre el cine ruso, porque ese era una putada, la verdad) Tom se gana 40 dólares cada uno. El ensayo que lo obligó a ver Tarcovski costó veinte dólares más, y es porque uno no ve cine psicológico ruso a las dos de la mañana gratis. Así fue cómo reunió 660 dólares para gastar en nombre de hacer el amor ebrio y feliz con Chris.

Sábado, 10:00 a.m.

Sale disparado del salón a comprar vodka y cigarrillos. Más tarde, le llega un mensaje de Evans, "Hiddlestonto, dónde estás, Sebastian tiene ron y marihuana, tenemos que consumir después de clase", Tom sonríe como un idiota al celular, "No puedo, voy a decirle que lo quiero".

"Firma aquí, por favor", es un chico guapo el que atiende a Tom y le entrega su factura de compra. Para cuando va saliendo del centro comercial repara en lo costoso que salió ese vodka ruso que compró pensando en la boca de Chris cuando está chupando su… Tom respira, el precio es demasiado alto y teme haber gastado más dinero del que debía, igual, con el dinero que ahorró comprando el plug en amazon (en vez de E-bay), cree que todo está bien. De todos modos entra al primer cajero del su entidad bancaria que encuentra y comprueba su saldo.

Siente que se le cae el alma al suelo y se desportilla como vidrio roto que se le hunde en la carne.

Sábado, 6:00 p.m.

La verdad es que no había reparado en lo ilusionado que estaba. Fueron dos veces de Chris pidiendo que hicieran el amor (¿y qué significó eso, entonces?) y él no supo comprender que era sólo un decir y que su lugar en la vida de él sólo podría ser uno. Se queda petrificado en una silla después de volver del cajero cuando Evans lo encuentra y lo arrastra a la cafetería.

—Hemos follado 36 veces —a las seis y veintiocho de la tarde Tom se encuentra con Sebastian en la registradora de la cafetería, él apenas asiente y lo convida a un cigarrillo, siente que le falta el aire pero lo acepta, se muerde el interior de la boca, —No Sebastian, —murmura, él le da una mirada extraña—, no lo estás entendiendo, —Tom se da una calada larga cuando lo enciende—, lo que sucede es que me ha pagado por 36 polvos, como cuando era puta, así que sé que eso es lo que ha sido.

Sebastian deja de fumar, de tomar, de respirar; lo mira con sus ojos de cielo, "Mierda, Tommy", dice, "¿Crees que para él eres sólo una puta?", Tom siente que le arden los ojos, la cara le hierve, "El problema no es ser puta, eso puede estar bien, el problema es que yo no quería ser una puta para él".

Sábado, 9:00 p.m.

Tom se termina su cuarto café con Sebastian y Evans y se sienta a beber, como un estudiante recién entrado a la universidad, en el primer asiento que no es visible para las cámaras de los edificios. Tiene una botella de vodka ruso, el corazón roto y toda una noche de mierda por delante. "¿No vas a ir a casa hoy, Tom?", lo alerta mucho descubrir que es Anthony el que lo busca pasada la hora de la cena, mucho después de que sus amigos se fueran pensando que él también lo haría. "La verdad es que no quiero volver nunca a casa".

Anthony le quita la botella, la cierra y la pone en su maleta, luego casi que carga a Tom hasta la estación del bus, hablando sobre algo estúpido que resulta muy gracioso y lo distrae completamente. Cuando están sentados en la sala de un apartamento, Tom descubre que no ha pensado en Chris por obra y gracia de las bromas ebrias (porque descubrió la maravilla de vodka que Tom tenía) de Anthony. Así que le pide un poco más de vodka y se olvida de nuevo.

Hasta entrada la noche, cuando tiene hambre, vomita el trago y cae dormido sin poder controlarlo, pensando en Chris y llorando lágrimas agrias que no tienen sonido porque Anthony está en la otra habitación y no es como si Tom quisiera compartir su humillación con alguien más.

Domingo, 9:40 a.m.

Tom toma aire por undécima vez frente al conjunto residencial y se decide por fin.

"Torre 5, 505, soy Thomas Hiddleston".

El pitido que confirma su permiso para ingresar es inmediato.

505

"I'm going back to 505

If it's a seven hour flight

or a forty-five minute drive.

In my imagination

You're waiting lying on your side

With your hands between your thighs"

Tom sube al ascensor. Tiene flores en la mano derecha y menos de media botella de vodka en la izquierda, además de un corazón despedazado en el pecho y tantas ganas de ver a Chris que siente que le pica el pecho de ansiedad.

Él lo está esperando apenas las puertas de abren, Tom retira la mirada porque no sabe si puede soportarlo (stop, and wait a sec), Chris le pide que entre y apenas levanta los ojos y lo mira siente que salen chispas, que duele todo, se le llenan los ojos de lágrimas en un instante (Oh, when you look at me like that, my darling) él da un paso atrás, lo invita de nuevo, le pregunta, "¿Qué pasa?", "¿Estás bien?", "¿Sucede algo?", y Tom no sabe por dónde empezar a decirle todo, (what did you expect?).

—Me tengo que ir de tu apartamento, tengo que sacar mis cosas ya mismo.

—¿Por qué?

—Me estás matando Chris, no me mires así.

—¿Por qué te vas?

I'd probably still adore you with your hands around my neck

"Te quiero", or I did last time a checked. Tom lo dice y es tan breve que queda flotando entre ambos, como si ninguno pudiera respaldar u objetar nada, "Te quiero", Tom lo repite para pesarlo en su lengua de nuevo, para asegurarse de que queda colgando entre ambos más claramente. "Te quiero", dice por última vez y Chris lo está mirando con los ojos abiertos como platos, mar azul en esa mirada. Tom no lo soporta y deja de verlo.

"Debí irme sin decir nada pero no pude,", Tom intenta caminar hacia la habitación, está pensando en su ropa entre la ropa de Chris y entre el olor de las cosas de Chris, siente que va a llorar. "¿Thomas?", Chris está quieto, parece perdido como los niños pequeños que miran alrededor en un centro comercial lleno de gente, Tom quisiera sentir desprecio pero se le entibia la panza, "¡YO NO QUERÍA SEGUIR SIENDO TU PUTA!", le grita.

Una vez está afuera es más fácil todo, Tom toma aire, "Yo pensé que ya no era tu puta", "¿To-", intenta serenarse, sonreír, "La verdad es que me costó calcular cuántas veces fueron", "¿Qué? Thomas no ent-", "Según el dinero que me sigues pagando hemos follado treinta y seis veces desde que vine a pedirte ayuda", Chris parece que le da vuelta a todo dentro de su cabeza porque se le refleja en la expresión el entendimiento, Tom siente repudio, "Yo no quería ser tu puta, yo pensé que sí me estabas haciendo el amor".

And I cramble completely when you cry.

Tom llora sin pudor, maldita sea, Chris lo observa como al borde de decir algo, pero la verdad es que Tom no sabe si quiere oírlo hablar. You've had to greet me with goodbye. Se acerca a la mesa del centro del living, deja caer las flores, deposita la botella casi terminada, suspira e intenta relajar los hombros, siente los ojos de Chris sobre la espalda, pesados. "Ya te dije que te quería, para eso eran las flores y el vodka, ahora me voy a ir y no quiero que me vuelvas a llam-", "Cállate Thomas".

No es el volumen de su voz porque Chris habla casi igual que siempre. Es algo en su tono lo que varía, es algo parecido a lo que hace cuando le habla mientras follan y al tiempo es algo parecido a lo que oye cuando sabe que está furioso porque algún trámite en la oficina no está saliendo bien. Tom deja de caminar cuando está llegando al pasillo, se resiste a voltear a mirar, y el silencio cae sobre ambos como humo de mil cigarrillos fumados, venenoso y denso.

Take my hands off of your eyes too son.

—Esto debimos hablarlo cuando llegaste, —Tom lo voltea a mirar y Chris parece conmocionado, ansioso—, yo debí decirte antes de que lo hiciéramos en el cuarto de ropas, lo siento, Thom-

PARA —Chris se detiene en seco, lo mira con gesto perplejo—, No me hagas más daño, ya no importa —Tom voltea la mirada de nuevo y lo oye respirar desde lejos.

—Si import-

—Chris, no má-

—Te quiero, Thomas —Tom llora de nuevo, no es como si pudiera retener el flujo de lágrimas, siente que quiere refutar, maldecir, creer, o sólo irse, sólo alejarse y dormir, no pensar, no llorar.

I'm going back to 505.

"Thomas", Tom no mira hacia atrás, no quiere hiperventilar y romperse, "Thomas", Chris suena compasivo, cálido, "Thomas, ven". Oh, y Thomas va, como una tormenta, se le tira en clavado al pecho, le hunde la cara como si quisiera consumir el olor de su ropa, de su piel. Chris lo abraza de inmediato, y es cálido, Tom puede sentir los latidos de su corazón en la piel de la cara, en el fondo de la panza. "Te quiero", le dice y Tom odia como se le hace agua el cuerpo, como se muere por besarlo, como no puede resistirse a oírlo decir lo que quiere escuchar.

—Me pagaste treinta y seis polvos, cabrón.

—Pensé que te irías.

In my imagination you're waiting lying on your side,

Tom lo suelta de golpe y lo mira, indignado, lágrimas en toda la cara, seguramente rojo de llorar y de quererlo tanto, ah, y de rabia. "Cabrón", Chris luce indefenso, "¿De verdad pensaste que venía por el dinero? Yo no soy una puta". Él parece que lo sopesa en su cabeza, Tom se ofende con cada segundo, "Preferí no arriesgarme a que te marcharas, además pensé que ya sabías que te estaba consignando y que no hacías comentarios como símbolo de acuerdo", Tom aprieta los dientes, "Hago bien mis cuentas, sé qué dinero debo gastar para no quedarme corto, no reviso mi cuenta todos los días porque la doy por sentada", Chris sonríe pequeño y mira al suelo, "¿Qué?", Tom se avergüenza aún más, le arde la cara pensar que se está burlando de él, Chris se muerde los labios.

With your hands between yout thihgs,

—Me gustas mucho, —dice— déjame, Tom.

—Dejarte qué.

—Déjame quererte.

and a smile.

Back to

La pared del pasillo está fría contra su espalda, Tom gime contra los labios de Chris, una, dos, tres veces, y él le mete las manos bajo la camiseta, palpándole el cuerpo con la yema de los dedos hasta que Tom se eriza todo y suspira eterno, "¿Qué me estás haciendo, Chris?", es retórica, Tom desvaría entre esos besos, pero Chris deja de besarlo un momento y lo observa a los ojos, mortalmente serio, "El amor, Thomas,", Tom jadea, "te estoy haciendo el amor".

Es dejarse ir, sólo caer y no hacerlo, porque él no lo dejaría caer, lo levanta y aprieta contra la pared, le muerde el cuello e imita eso que hace con la lengua detrás de su oído con la cadera entre sus piernas. Tom se derrite, como algodón de azúcar en la lengua, agua en los dedos de Chris. El amor se hace sin afán de venirse, y eso hace que sea como venirse todo el tiempo con la lengua de Chris entre los dientes y toda la ropa entre ambos. Tom suda, enroscando a Chris contra su cuerpo y mordiéndole la boca, "¿Ves lo que me haces?", le pregunta él, con el cabello suelto y regado alrededor de su cara bonita, con las pupilas voladas y esa boca toda comida, obsceno y gigante, "¿Qué te hago, Chris?", él muge contra su polla, duro e insistente, "Esto", y hay besos, "Y esto", y una mano buscándole entre las piernas.

Tom gime, desinhibido.

"¿Lo sientes?", Chris lo despega de la pared y camina hacia la habitación con Tom en los brazos y Tom le muerde una mejilla. "Creo que hace un momento sentí algo".

El amor en el 505 suena duro, con Tom boca arriba, las piernas abiertas y Chris en medio, primero metiéndole los dedos, hirviendo con lubricante helado, uno y dos y tres, hasta que Tom está a punto de llorar de placer, deshecho, abierto y ardiendo por la presión. "Mírame", Chris se lo ordena y Tom abre los ojos, enfoca y él está ahí en frente, deslizándose en una sola embestida hasta el fondo, Tom arquea la espalda, ronronea con la sensación y el apretón de placer en la tripa. "¿Ves cómo te lo hago?", y Chris dibuja un circulo asesino con la cadera, pegadito a Tom, "¿Te gusta cómo te lo hago?".

"Sí"

"¿Sí?"

"S-sí"

"¿Qué?", Chris le lame el cuello y la saca para meterla toda de nuevo, un solo golpe húmedo y Tom sin aire que respirar, "¿Qué te gusta, Thomas?"

"Como me lo haces"

"¿Cómo te hago qué?"

"Esto", Tom apoya las piernas abiertas en la cama y se folla solo, desde abajo, haciendo ese algo sucio con la cadera que siempre le arranca maldiciones a Chris, que los deja sin aire a ambos. Chris lo sostiene con una mano, se hunde todo lo que puede y sigue el movimiento de Tom, lento y delicioso.

"¿Qué es esto?", pregunta Chris.

"Me estás haciendo el amor", Tom ronronea y él parece de acuerdo, se inclina y le muerde un hombro.

"¿Mío?"

"Tuyo"

Tom se viene encima de Chris, montándolo casi con furia. Chris se viene dentro, apretándole el culo entre las manos y gimiendo.

El después son ambos en la cama de Chris, Tom mirando hacia el closet y fundiéndose en un sueño de resaca casi al medio día, con Chris aún dentro y aún envuelto en su espalda, dándole besitos cortos en la curva del cuello. "Este es un momento perfecto para decir que sí", Chris deja de darle besitos, "¿Qué sí qué?", pregunta y lo lame, Tom maúlla, "Que recibes todo el dinero de vuelta". La sonrisa de Chris es aire tibio y dientes que terminan mordiéndolo en la curva del hombro y el cuello. Jadean, se frotan un poco y Chris suena como si se lamentara en éxtasis cuando Tom ondula la cadera y ambos se ponen duros así de cerca, tan íntimamente. "Vale, lo recibo", dice en un suspiro, "¿Te vas a quedar?", pregunta después y Tom tiene los ojos cerrados y el cerebro perdido entre las piernas de Chris, "¿Quieres que me quede?", "Sí", "Lo haré", Chris embiste un poco, duro y mojado dentro de Tom. Ambos mugen y vibran contra el otro.

Mi ropa en tu armario.

Para la hora de almuerzo han terminado y Tom se fuma un cigarrillo a los pies de la cama, aún desnudo y brillando. Chris está pidiendo un domicilio y cuando cuelga Tom le pregunta si aún puede conseguir ese empleo del que hablaron, Chris le asegura que sí. "Tengo clases en la universidad casi todo el día", "Lo sé", "No tendré mucho tiempo", "Podrás trabajar desde casa", Tom asiente, Chris le pide un cigarrillo y ambos fuman en silencio, desnudos y con el sol brillando al otro lado de la ventana.

"No te podrás deshacer de mí, cuando tenga dinero lo gastaré en alcohol y juguetes sexuales, no te dejaré ir", Tom confiesa y Chris lo mira con sus ojazos abiertos, "Está bien, me gusta", dice sonriendo después de unos segundos de sonrojo, "¿Qué?", Tom pregunta, "Tener tu ropa en mi armario, me gusta", ambos sonríen como tontos y no se miran por lo que queda del cigarrillo.

—¿Te lo hago?

—¿Qué?

—Con la boca Chris, ¿quieres que te lo haga con la boca?

Thomas —y suena como una súplica.