Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. Este fanfic no tiene ánimo de lucro.

Beta: Usura-tialmant y akasha-bennington

Advertencias: Shonen ai (chicoxchico), POV Naruto. Este fanfic tiene todos los derechos reservados © solochely (2017). La distribución del mismo, parcial o total, en cualquier otro medio -físico o digital- no autorizado será motivo de las acciones oportunas.


Viernes, 10 de octubre

15:25 h

-¿Qué…? -consiguió articular.

Ni tan siquiera se había cambiado de ropa. En cuanto vio aparecer a la chica por la puerta de la cafetería, inquieto, se fue con ella para sentarse en una de las mesas más alejadas de la entrada del local.

-Naruto… -puso las manos sobre las suyas.

Notaba que su cuerpo estaba empezando a temblar, y sabía la única intención de aquélla era intentar calmarlo. Pero, aún así, no pudo reprimir el impulso de repeler el contacto y apartó las manos.

Algo ausente vio cómo ella apretaba los labios. Estaba preocupada por él, por cómo pudiera reaccionar. Lo sabía. Pero es que simplemente, en lo único que podía concentrarse, era en intentar procesar sus palabras.

"¿No tiene… riñones?".

-Entonces… -se aclaró la garganta para intentar deshacerse del nudo que se le estaba formando-, ¿cómo se le limpia la sangre…?

-Con diálisis -le dijo ella-. ¿Sabes lo que es eso?

Se odiaba a sí mismo.

Con toda su alma.

Podía sentir como si toda imagen idealizada que se había formado de Sasuke se hiciera añicos, cual cristal resquebrajado.

¿Qué sabía de Sasuke…? No es que fuera totalmente un extraño para él. Pero acaso… ¿No era esto un aspecto de su vida fundamental para poder entenderle?

Ahora podía explicar las idas y venidas de humor que tenía a veces.

Había sido un idiota hasta ahora.

¿Qué él tenía problemas...?

¡Ja!

Y una mierda.

"¿Sabes lo que es eso?"

-No -contestó agachando la mirada.

No es que no supiera para lo que servía, pero tampoco conocía los detalles. Alguna vez había leído algún artículo sobre medicina por internet acerca del tema, pero nunca le había prestado atención.

Aquélla tomó una profunda bocanada de aire y se acomodó mejor en su asiento, reposando la espalda en la silla.

-Es un proceso para eliminar las toxinas de la sangre -comenzó a explicarle sin apartar la mirada de él-. También el exceso de líquido.

Y simplemente con decir esa última palabra, le vino a la mente la otra tarde. Sasuke apenas le dio un par de sorbos al vaso de agua.

-¿No puede…? -tragó saliva con fuerza-. ¿No puede beber...? -preguntó casi sin aliento.

-Puede, pero no debe pasarse. El exceso de líquido en su cuerpo le podría provocar un colapso circulatorio.

Definitivamente, era un completo imbécil.

Sin remedio.

Y ya estaba sintiendo cómo se le nublaba la vista y le temblaba el mentón con el nudo que tenía en el pecho, y la respiración agitada. Aún así, apretó los labios y tragó con fuerza volviendo a centrarse en ella.

-Es por eso que necesita que una máquina le filtre la sangre. Lo que llaman un riñón artificial.

-¿Y qué pasaría si… si no fuera a hacerse la diálisis? -preguntó sin pensar.

Y ella permaneció mirándole fijamente, apretando los labios.

Naruto quedó en silencio, alzando de nuevo la vista, a la espera de que le respondiera algo. Pero según pasaban los segundos, comenzó a percatarse de lo que había preguntado: sin riñones, no podía formar orina; si no se formaba orina… quería decir que la sangre no se podía purificar, por lo que todas las toxinas permanecerían ahí… y con el líquido acumulándose, como le acababa de decir la chica, le provocaría un colpaso… circulatorio…

"Bien por mí…", se reprochó.

Ésa había sido una pregunta estúpida. No había que ser muy listo para darse cuenta.

El temblor de sus manos comenzó a ser más que evidente, por lo que las juntó, entrelazando los dedos con fuerza, y cerró los ojos concentrándose en su respiración. Como no se tranquilizara un poco le iba a dar un ataque de ansiedad, lo veía venir.

-¿Está bien? ¿Le has visto?

-Sí, tranquilo. Le tienen en observación, pero es nada más que protocolo. En un par de días volverá a casa.

"¿Le tienen en observación? ¿Está en el hospital?".

-¿Dónde está?

Tenía que hablar con él. Necesitaba hablar con él y confirmar por sí mismo que realmente estaba bien.

Pero aquella pareció reacia a seguir hablando. Seguramente, muy seguramente, Sasuke no sabía que ella había venido a la ciudad para hablar con él.

-¿Por qué no me había dicho nada? -apretó más las manos, encogiéndose sobre la mesa.

¡Si es que de verdad que era un completo imbécil! ¿¡Cómo no se le había ocurrido hasta ahora pensar que detrás del comportamiento de Sasuke había algo extraño!? ¡Claro que era raro que llevase siempre manga larga!

Pero es que…

Sasuke se comportaba con tanta normalidad siempre que ni tan siquiera le cruzó el pensamiento de que fuese algo realmente grave.

Claro que si él le hubiera insistido... Si se hubiera fijado más en él en lugar de en sus tonterías…

"¡Es que eres un idiota!", se le escapó un gemido.

-Naruto…

-Dime dónde está… -le pidió con la voz temblorosa-. Por favor…

Y aunque apretó los dientes, el sollozo se le escapó. Y hundió la cabeza entre sus brazos, sobre la mesa, sin poder soportarlo más.

¿Cómo había podido Sasuke aguantar el ritmo de los últimos meses sin tan siquiera poder beber un vaso entero de agua?

¿Cómo no se había dado cuenta de un detalle así?

Si se ponía a pensar en ello, Sasuke siempre había actuado con normalidad. Cuando salían, él se pedía su refresco. Como todos.

Y entonces se percató.

Cuando iban a jugar a la cancha de baloncesto, siempre se llevaba el agua en las botellas que tenía para la bici. Blancas, de plástico duro, que no dejaban ver el contenido. Y cuando se pedían algún refresco en un bar, bebía de la lata directamente.

Y aquella vez cuando se dejó más de la mitad del vaso antes de ir a la feria. Dijo que luego se compraría otra bebida pero no lo hizo.

Y cuando iba a la cafetería, más de una vez se dejó la coca-cola sin terminar.

¿Había estado fingiendo hasta ahora que bebía…? ¿Sólo para que no se diera cuenta…? ¿Qué había estado pensando Sasuke para haberle ocultado algo así? ¿No le resultaba un dolor de cabeza tener que estar ocultándolo todo el tiempo?

Y las veces que habían salido a jugar al billar… cuando se quedaba en su piso... y en casa de sus padres… ¿¡Se había forzado a beber para disimular!? ¿¡Era idiota o qué!? ¿¡Prefería morirse antes que contárselo!?

-¡Naruto! -le sacó de sus pensamientos la chica.

Entonces fue consciente de que estaba hiperventilando, y comenzó a sentirse completamente mareado.

El pánico le invadió por completo, viéndose incapaz de respirar.

Se estaba ahogando.

-Naruto, respira -le cogió por los hombros, obligándolo a erguirse.

-Sa-Sakura-chan -se aferró a sus brazos aterrado-. Sasuk-

-¡Naruto, respira!

Todo le daba vueltas en la cabeza. Comenzó a notar cómo el frío le recorría el cuerpo entero, y el estómago se le encogió tanto que por un momento pensó que iba a vomitar.

Pero de repente, el corazón le empezó a latir tan fuerte y tan deprisa que sintió miedo de que, tal vez, iba a dejar de latir de un segundo a otro; cualquier palabra, cualquier sonido que pudiera haber a su alrededor dejó de existir.

Y su visión se emborronó tanto que, a pesar de saber que ella estaba ahí, no podía verla.

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Viernes, 10 de octubre

16:10 h

Con una terrible pesadez sobre su pecho, entreabrió los ojos sintiéndose completamente desorientado. Le costó varios segundos enfocar la vista hasta que por fin pudo reconocer el perchero que había en la pared. Estaba en el vestuario de la cafetería. Tumbado en el banquillo. Y, aunque a lo lejos, podía escuchar unas voces femeninas.

"Ah, sí…".

No podía recordar con mucha claridad. Y no tenía ni idea de cómo había llegado hasta ahí, pero la conversación con la amiga de Sasuke comenzó a resonar en el fondo de su mente.

Hubo de respirar profundamente un par de veces para tranquilizarse, y se llevó el brazo a la cara para cubrirse los ojos. Le palpitaban de forma rabiosa, y la luz de los fluorescentes hacía que le irritara aún más.

-Naruto, ¿cómo estás?

-Bien… -dijo en un murmullo.

Mentira. Era obvio que no estaba bien. ¿Cómo podría estarlo? Había sido todo un idiota y un egocéntrico pensando que él tenía problemas.

Sin embargo, comparado con todo lo que debía de haber estado pasando Sasuke…

El corazón le palpitó con fuerza, recordando al moreno cuando le encontró por la calle y aquella mirada de desesperación que le dedicó antes de empezar a atizarle puñetazos en el brazo. Si ya se sintió culpable entonces de haberle arreado aquel guantazo… Ahora sentía quererse morir. ¿Cómo pudo hacerle eso? Sasuke debía estar agonizando por dentro y en cambio él…

Hubo de tomar una profunda bocanada de aire. De nuevo, las ganas de llorar se le estaban acumulando en el pecho.

Pero más importante que eso, tenía que ir a hablar con Sasuke. Y disculparse.

Aunque tampoco era como si hubiese podido actuar de otra manera. ¿Cómo hubiera podido saberlo si Sasuke se había negado a hablar de ello?

-¿Quieres un poco de agua? -le preguntó en un susurro Ino.

Giró un tanto la cabeza, sintiendo aún que todo diera vueltas a su alrededor. Tardó unos segundos en procesar que le estaba tendiendo una botella de agua, acuclillada a su lado. Desvió la vista entonces, viendo a Sakura sentada en una silla, también junto a él. Y de nuevo, devolvió su atención a la botella, sintiendo la garganta seca e irritada, y decidió incorporarse para dar un trago.

-Despacio -le dijo Sakura, levantándose de la silla y sujetándolo por los hombros.

Seguramente, debía de haberse desmayado antes por el ataque de ansiedad que le había dado. Aún se sentía abrumado por todo lo que le había contado, no podía negarlo… Pero eso no le convertía en un inválido.

-Estoy bien, tranquila.

Y, entonces, comprendió la irritación de Sasuke de tener a todo el mundo preocupándose por él.

Con un suspiro, se quedó con la espalda apoyada en la pared, observando ausente la botella de agua. Un 'clic' hizo que girase la cabeza hacia el otro lado del habitáculo, encontrando a Shikamaru sentado en el otro banquillo. Con un cigarro entre los dedos.

-¿Desde cuándo fumas?

No es que fuera de su incumbencia, ni realmente algo que le interesase saber en ese momento. Pero le llamó la atención el hecho de no haberse dado cuenta nunca. Ni tan siquiera por el olor.

-Hace años ya. Aunque no es algo que necesite -se encogió de hombros-. ¿Quieres una calada?

-¡Shikamaru! -le reprendió la rubia.

-¿Qué?

Naruto se quedó mirando cómo aquella se cruzaba de brazos. Parecía ofendida y todo por la proposición.

A pesar de que sabía que aquello no era nada bueno, extendió el brazo hacia su compañero, que se levantó un tanto de su asiento para entregarle el cigarro.

-¿En serio? -preguntó incrédula Ino.

-En serio -respondió Naruto con poco ánimo.

Hacía ya bastante del último cigarro que se fumó. Desde que dejó de ir a aquella asociación para ser más exactos. Y aunque en aquel entonces llegó a acostumbrarse a la irritación del humo pasando por su garganta, no pudo contener el ataque de tos que le dio.

-Bebe agua -le dijo Sakura.

-Espero que tengáis ambientador en la taquilla -dijo malhumorada la rubia-. Como Kunimitsu-san se entere…

-Tranquila, Ino -rio entre dientes Shikamaru-. No es la primera vez que fumo aquí.

-En serio, Shikamaru… -alzó las manos aquélla con exasperación.

A pesar de que no tenía ganas ninguna, no pudo aguantar una risa ahogada sintiendo la indignación de la chica.

Aún con el cigarro entre los dedos, abrió la botella para dar un buen trago de agua. Y casi se la bebe toda de golpe sin darse cuenta.

Después de dar otra profunda respiración, le dio una calada más al cigarro antes de devolvérselo a su compañero, y echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en la pared, dejando escapar lentamente el humo de su boca.

Y de nuevo se sintió mareado. Pero no un mareo como el de antes; uno que le hizo sentir casi como si estuviera flotando en mitad de la nada, a pesar de ser bien consciente de que seguía despierto.

-¿Por qué no me lo ha querido contar? -dejó escapar la pregunta.

-Naruto… Sasuke... Ya le hemos dicho un montón de veces que era algo que debía contarte… Pero es que no hay manera con ese idiota -suspiró con resignación-. Supongo que tiene miedo de que le des de lado.

-¿Por qué habría de hacer algo así?

-Es… Es complicado -dejó caer los hombros.

Por unos segundos, aquélla se quedó mirándose las manos, entrelazadas sobre sus piernas.

Y entendió sin que le dijera nada más a qué se refería: ver a Sasuke como le había visto el otro día… Era desolador. Y él sólo lo había presenciado una vez. A saber lo que debía de sentir Sasuke cada día, ocultando todo el tiempo su enfermedad…

-No pienso dejarle solo -dijo con firmeza-. Le guste o no.

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Viernes, 10 de octubre

17:40 h

Respiró profundamente un par de veces, apoyando la cabeza en el asiento, después de echar el freno de mano y apagar el motor.

Sasuke se iba a cabrear. No sabía por qué, pero lo presentía. Aún así, en cuanto Sakura le dijo en qué hospital estaba, no pudo reprimir el pálpito que tuvo de ir a verle.

La chica ya le había explicado que estaba bien, que simplemente lo tenían hospitalizado por protocolo. Pero aún así, quería estar con él. Quería mirarle a los ojos y que comprendiera que no le iba a dejar sólo por esto, que le quería, y que -aunque aún no sabía cómo afrontarlo- de verdad quería estar con él.

Pero para eso debía de tranquilizarse antes. Si por asomo Sasuke sentía la angustia que le recorría el cuerpo, quizá fuera él quien no quisiera verlo más.

No lo hacía por compasión. Y eso quería dejárselo claro de alguna manera.

Más bien era algo egoísta de su parte, porque le atormentaba pensar que no fueran a hablar más, que no fueran a compartir más besos, y que no fuera a sentir sus caricias nunca más. Todo su ser se removía ante la sola idea de que desapareciera de su vida.

Y si Sasuke pensara, aunque fuera remotamente, que lo que sentía por él fuera a cambiar sólo por saber lo que le pasaba… Estaba seguro de que lo rechazaría, por mucho que le doliera. Nada más tenía que echar la mirada atrás y las semanas que había pasado ignorándolo.

"¿Y qué harías si ya no quiere nada más contigo, Naruto…?", le dijo una vocecita desde el fondo de su mente.

¿Qué debería hacer? ¿Le insistiría? ¿O le dejaría marchar?

No quería pensar en esa posibilidad pero… Si de verdad llegara ese momento, no estaba del todo seguro de poder dejarle ir. Sin más. Como si todo lo que habían pasado juntos no hubiese sido más que un sueño del que se olvidaría a los pocos segundos de despertar. Como si todo lo que había sentido fuera fruto de su imaginación, y Sasuke nunca le hubiera correspondido.

Como si todo aquello no hubiese sido más que una cruel fantasía.

No.

No le dejaría solo.

Aunque eso significara quedarse a un lado y no ser más que un amigo con el que ventilar sus frustraciones de vez en cuando.

De nuevo, tomó una profunda bocanada de aire y se quitó el cinturón.

Aquel hospital era enorme, pero gracias a las indicaciones de Sakura, no tardó en encontrar el ascensor que le llevaría a la planta donde estaba el moreno.

"No le mires el brazo...", recordó las palabras de la chica antes de irse.

Había sido un buen consejo, después de todo. Estaba seguro de que, si estaba con manga corta, sería lo primero que hubiera hecho si no le hubiera dicho nada.

Ahora ya entendía el porqué de aquello.

Sakura le explicó a grandes rasgos la obsesión de Sasuke de ponerse manga larga. Aunque no era algo que reprochar… Comprendía que sintiera la necesidad de hacerlo.

Al parecer, según le explicó, para poder insertarle las agujas para la diálisis de forma tan continuada, le habían operado para ponerle unos empalmes en las venas del antebrazo. Y tenía unos bultos bastante visibles ahí por lo que le contó. Aunque no debían ser demasiado protuberantes, puesto que nunca había sentido nada extraño cuando se abrazaban.

Y entonces cayó en la cuenta.

Ahora entendía por qué Sasuke no permitía que nadie le tocara el brazo. El izquierdo.

Naruto dejó apoyar la cabeza contra la pared del ascensor, perdiendo la mirada en ninguna parte.

Por eso se apartó de aquella manera aquel día que le cogió con fuerza del brazo. Fue casi a la altura del hombro, pero seguramente se apartó para evitar que, quizá, bajara la mano hasta su antebrazo. Y aquella vez que se apartó de su madre. También iba directa a cogerle del brazo izquierdo. Y seguramente le hubiera cogido del antebrazo si Sasuke no se hubiese apartado. Y las veces que se había apartado irritado de Karin…

Ahora recordaba con total claridad aquel día que salió del baño de la cafetería, y la pelirroja fue a ponerle la mano en el brazo. Ella estaba a su izquierda. Al igual que aquel día en la cancha de baloncesto cuando se marchó totalmente ofuscado.

Y por eso nunca se había apartado de él… Porque quizá por la costumbre del coche*, siempre se ponía a su derecha. Y las veces que le había puesto la mano en su brazo izquierdo… Con cuidado siempre le había cogido la mano para apartarla de ahí.

El timbre del ascensor le alertó de la apertura de las puertas, haciéndole poner los pies en la tierra.

¿Con qué cara se suponía que tenía que mirarlo ahora?

Se sentía terriblemente estúpido de haber sido un completo inconsciente con todos esos pequeños detalles. Detalles que le habían pasado totalmente desapercibidos, y que explicaban perfectamente su comportamiento.

Algo ausente salió al pasillo, poniendo la vista en el cartel que tenía al frente, donde le indicaba el número de las habitaciones. De la 300 a la 345 a la izquierda, y de la 346 a la 399 a la derecha. Sasuke estaba en la 373.

Pero sus pies no se movían de ahí.

Quizá, después de todo, no había sido buena idea ir.

"No pienso dejarle solo. Le guste o no", recordó sus propias palabras.

Inspiró profundamente dejando escapar el aire después y dirigirse al pasillo de su derecha. Sentía que a cada paso que daba, mirando el número de las puertas, su corazón se aceleraba cada vez más, golpeándole con fuerza en el pecho.

Para cuando quiso darse cuenta, se encontró frente a la puerta de su habitación sin saber qué hacer. Había ido hasta ahí sin pensar en las consecuencias, para variar.

Y hasta ahora no había pensado en ello, por las palabras de Sakura, pero de repente le vino a la cabeza la imagen mental de un Sasuke medio moribundo, tumbado en una de esas camillas, lleno de tubos por todas partes. Ya le había dicho Sakura, e incluso Sasuke mismo, que estaba bien. Pero aún así…

"¿Querrá verme…?", se pasó la mano por los labios para quitarse el sudor que empezaba a asomar.

¿Y si estaba con algún familiar?

"Claro que tiene que haber alguien con él…".

Nadie que tuviera un poco de humanidad dejaría a alguien convaleciente solo en un hospital.

Pero no tenía por qué entrar. Podría llamar y, si había alguien con él, preguntarle por su estado y marcharse. Así no le pondría en un compromiso si no quería verle. Pero necesitaba cerciorarse de cómo estaba.

No muy seguro llamó suavemente a la puerta. No quería despertarle si es que estaba dormido.

Y esperó a que alguien le abriera la puerta. Si no salía nadie, se iría por donde había venido.

-¿Sí?

-Ho-hola…

Por un instante, se quedó mirando fijamente a la mujer que le abrió la puerta. Debía ser su madre. Se parecía muchísimo a él. Bueno, él a ella.

-Venía a preguntar por Sasuke… -se explicó ante la cara de duda de ella-. Soy un amigo suyo.

-Oh… ¿Naruto-kun? -abrió un tanto más la puerta-. Pasa, cariño, pasa. Ahora está durmiendo per-

-Ah, no. No quiero molestar -se excusó-, sólo venía a preguntar cómo está.

-No te preocupes -le sonrió-, seguro que está por despertarse.

-De verdad, no quiero molestar…

-¿Mamá?

Naruto sintió que se le congelara la sangre al escuchar su voz. De repente sintió la horrible necesidad de desaparecer de ahí, de que se lo tragara la tierra. No sabía qué cara debía poner si llegaba a verlo.

-Sasuke, hijo -le puso una mano con suavidad en el hombro a Naruto, invitándole a pasar-, ha venido un amigo a verte.

Sabía que no debía. No tenía que entrar… ¿Pero cómo se lo explicaba a su madre?

Avergonzado de sí mismo, caminó lentamente junto a la mujer. Hasta que no dio unos cuantos pasos dentro de la habitación no pudo llegar a ver la cama donde se encontraba el moreno, ya que había una pared que le impedía hasta ahora ver más allá.

Y sí. Sasuke debió sentirse realmente incómodo con su presencia.

En cuanto le vio aparecer le miró a los ojos, con la sorpresa estampada en la cara. Incluso durante un momento se quedó con la boca abierta. Hasta que pudo reaccionar y giró la cabeza hacia la pared contraria, subiendo un tanto más la sábana para taparse mejor.

El ambiente debió tornarse realmente enrarecido, porque hasta su madre no se atrevía a decir nada. Simplemente se acercó hasta el sillón que había en la esquina para recoger sus cosas en un bolso y después de darle un leve apretón en el hombro a Naruto se marchó dejándolos solos.

Y se hizo el silencio. Hasta que Sasuke lo rompió.

-¿Qué haces aquí? -le preguntó, aún sin dirigirle la mirada.

-Sasuke, yo...

"Sabía que tenía que haberme ido…", se reprochó.

-¿Cómo has sabido en dónde estaba?

Bien.

En ese instante, se sintió como un acosador.

-Ino, mi compañera… -comenzó a explicarle, apretando los puños para reunir el valor que ahora no tenía y no salir corriendo de ahí-, … es amiga de Sakura-chan.

Y de nuevo se quedaron en silencio.

Ésto era lo que había querido evitar cuando su conciencia le estaba gritando que no entrase en la habitación. Sabía que algo así iba a pasar.

Entonces Sasuke suspiró.

-Mira que llegan a ser metomentodo -murmuró por lo bajo-. No quería que te enterases… No así…

Con algo de pesadez se ladeó para incorporarse. Naruto tuvo el reflejo de acercarse para ayudarle, pero cuando estaba a punto de ponerle la mano en la espalda, Sasuke le dedicó una mirada que le gritó "no me toques".

Así que se quedó en silencio, esperando que quisiera decirle algo más o simplemente mandarle a paseo.

-Puedes sentarte, no te van a cobrar -murmuró.

Vale…

Muy a disgusto no estaba con él si le invitaba a quedarse un poco más. Así que se sentó en el taburete que había junto a la cama, apoyando los codos en las rodillas y estrujándose las manos por los nervios, sin poder quitarle los ojos de encima.

Parecía agotado, pero al menos su aspecto distaba bastante de lo que su mente traicionera había estado imaginándose antes: no estaba conectado a ningún tubo y alrededor de la cama estaba todo bastante despejado. Ni tan siquiera estaba enchufada esa típica máquina de hospital que controla la pulsaciones. Por lo que estaba todo en un absoluto silencio.

Al menos Sasuke parecía encontrarse bien, dentro de las circunstancias.

-¿Cómo…? ¿Cómo te sientes?

-Je -sonrió con sarcasmo-. Estaría mejor en una hamaca tomando el sol con una copa de 'Martini'.

-Si su majestad así lo desea…

Y sin pensar, de nuevo, cogió un vaso de plástico que había sobre la mesa y echó un poco de agua, para luego entregárselo al moreno. Le alivió un tanto, y se permitió sonreír levemente, al ver que el otro se tomó con humor el comentario y rio por lo bajo. Aunque pronto cambió el gesto por otro más grave.

-¿Qué… te ha contado Sakura? -le preguntó con la voz un poco ronca.

-Pues… -dudó al contestar al no saber cómo debía referirse al tema-, que tienes insuficiencia renal.

Durante un par de segundos, Sasuke le mantuvo la mirada, hasta que la apartó para mirar al frente y luego bajó la vista hasta sus manos, en su regazo. Desde luego debía de sentirse incómodo con la situación.

-Quería contártelo… Pero no sabía cómo -murmuró-. No es un tema del que charlar porque sí.

-No me debes ninguna explicación, Sasuke.

"Ya, no…", se dijo para sus adentros, tragando saliva con disimulo.

-Siéndote sincero… Creo que soy yo el debería disculparse.

-¿Y eso por qué? -se giró un tanto para mirarle, con el ceño fruncido.

-Por haber sido tan egoísta… -murmuró-. Por no haber intentado comprenderte antes.

Inquieto, Naruto clavó la mirada en el suelo, apretándose con fuerza las rodillas. Esperaba por los dioses que entendiera de alguna manera lo que le quería decir. No quería estar con él por lástima ni compasión. Aunque en cualquier caso, quería que Sasuke pudiera compartir con él su dolor. Tal vez así podría comprenderle un poco mejor, y quizá servirle de apoyo.

Conforme pasaban los segundos, sin respuesta, su respiración comenzó a acelerarse sola.

Y no se atrevía a levantar la cabeza, con el temor de que Sasuke le echara de ahí. Y le echara de su vida de una patada.

-Naruto.

-¿Qué?

Aspiró con fuerza por la nariz, sintiéndola completamente húmeda de repente, y se pasó la mano por la mejilla para secarse las lágrimas que se le escaparon. Y como si una corriente eléctrica le recorriera el cuerpo, de la cabeza a los pies, se quedó estático durante un instante al sentir el tacto de los dedos de Sasuke acariciándole por la nuca.

Fue entonces que se atrevió a levantar la mirada.

Y se reprendió internamente.

De nuevo estaba volviendo a hacer que se preocupara por él, cuando era obvio que ahora quien necesitaba cuidados y que le reconfortaran, era Sasuke.

Con suma lentitud, alzó el brazo al tiempo que se erguía, cogiendo la mano del moreno, acariciándole el dorso con cuidado.

-¿Cuándo te dan el alta?

-Seguramente el lunes a medio día, después de la-

Aquél se quedó en silencio por un instante, agachando la cabeza y cubriéndose con el flequillo.

-Después de la diálisis…

Y de nuevo se le aceleró el pulso, sintiendo que se agitara algo en sus entrañas.

Sentía que Sasuke estuviera desmoronándose por segundos, con el simple hecho de decir aquello en voz alta. Sin pensarlo ni un instante, Naruto se levantó de la silla para abrazarle. Y cuanto más se aferraba a él el moreno, más fuerte le abrazaba él.

Y es que no encontraba palabras de ánimo que darle. ¿Qué podía hacer, aparte de dejar que se desahogara sobre su hombro? No había palabras de consuelo que pudiera darle en esa situación.

Así que permaneció callado, sin soltarle de su abrazo, hasta que fue Sasuke mismo quien tras unos minutos se apartó con cuidado para volver a sentarse bien en la camilla.

Y Naruto hizo lo propio, sentándose de nuevo en la silla, desviando la mirada hasta la mesita que tenía al lado de la cama mientras el moreno se sonaba la nariz. Y vio el libro de su madre ahí.

-Joder, ¿ya vas por la mitad?

-No tengo nada mejor que hacer -se encogió levemente de hombros-.

Ese comentario dejó estático por un momento a Naruto, rememorando una de las primeras veces que habló con Sasuke. Aquel día fue por la mañana temprano a la cafetería y andaba leyendo un libro también...

"-¿Y tú? ¿Haces algún deporte?

-He empezado a hacer taichi hace poco, pero no sé si es lo mío.

-¿Por qué? Parece algo bastante relajado. Mola.

-Prefiero leer.

-Hmmm… ¿Y qué lees ahora?

-'La chica del tren'. Empecé a leerlo por la crítica. Pero sinceramente… Hasta donde he leído es una basura.

-¿Entonces por qué lo lees?

-No tengo nada mejor que hacer -se encogió de hombros."

Naruto suspiró llevándose la mano al cuello, sintiendo una punzada de culpa. Realmente había sido un comentario estúpido teniendo en cuenta las circunstancias.

-Por eso no quería contarte nada -murmuró Sasuke-.

De forma ausente, aquél se quedó jugueteando con la bola que había hecho con el pañuelo de papel. Y con algo de torpeza, se irguió un tanto para lanzarla a la papelera.

-Tsk.

Pero cayó fuera.

-Tu puntería apesta -rio desganado por lo bajo.

Sasuke ladeó la cara, con el ceño fruncido, y Naruto estaba seguro de que le iba a soltar algún improperio. Pero debía de sentirse demasiado cansado hasta para eso, pues se dejó caer de lado sobre la cama.

Aunque algo molesto sí debía estar con él, porque se le quedó mirando fijamente, con el ceño un tanto fruncido, haciéndole sentir incómodo.

-¿Por qué has venido? -le preguntó tras un rato.

-Porque… -apretó los labios, sopesando si decir aquello o no. Pero decidió serle sincero, si no, no tendrían manera de entenderse-. Porque quería decirte que esto no cambia nada, Sasuke. Pase lo que pase, siempre me vas a tener ahí. Y como dejes de contestarme a los mails o de cogerme el teléfono, iré a buscarte a casa. Y si no te encuentro ahí, me quedaré montando guardia en la puerta hasta que vuelvas. Y me da igual si sale tu hermano a amenazarme o si tu madre llama a la policía y me llevan detenido, y tengo que pasar la noche en el calabozo. Al día siguiente volveré. Tendrán que meterme en la cárcel si es que no quieres que vuelva a por ti. Y como se te ocurra mudarte a otro sitio, tranquilo, que ya buscaré la manera d-

-Naruto.

-¿Qué?

-No seas tonto.

Y por un momento, Naruto contuvo la respiración sintiendo que se le acelerase el pulso. Quizás aquellas palabras deberían estar haciéndole sentir miserable. Pero la forma en la que las dijo, y la forma en la que le miraba, serio pero relajado…

-Unn… -asintió apretando fuerte los ojos-.

Y es que sentía que se le fueran a escapar las lágrimas. Pero esta vez de alivio. No le había pedido que se marchase… No le había dicho que le molestase. Hacía que le brincara el pecho con la esperanza de que, de alguna manera, todo fuese a ir bien entre ellos.

Y de un brinco se levantó de la silla al escuchar que se abría la puerta, haciendo que el taburete en el que estaba sentado se cayera al suelo. Y de los nervios, se agachó para ponerlo en su sitio, golpeándose con la mesita en el culo sin querer.

Se quedó tieso, completamente recto, por un lado mirando de reojo que no hubiera tirado nada más, y por el otro al hombre que se quedó inmóvil al entrar en la habitación y verle ahí.

Y el cretino que tenía al lado empezó a reír entre dientes.

-¿Todo bien? -preguntó aquél, mirando a Sasuke con una ceja arqueada.

-Sí… -dijo en un suspiro.

Entonces la atención del mayor se centró en él, escudriñándolo con la mirada, haciéndole sentir como si de un momento a otro fuese a comenzar a sudar hasta por los pelos.

No era mucho más alto que él. Quizá un palmo. Pero algo tenía su presencia que le decía que debía tener cuidado con lo que dijera.

Iba vestido con un traje negro, y corbata, el pelo impecablemente bien recogido en una coleta; su mirada afilada y sus ojos negros eran innegablemente iguales a los de Sasuke; portaba un maletín de oficina en una mano, y una mochila para portátiles colgando del hombro.

Sin duda, aquél debía ser su hermano.

-Naruto, él es mi hermano -le confirmó Sasuke-. Itachi.

-Naruto-kun, ¿eh?

Simplemente con escuchar su nombre de boca de aquél, con esa voz tan grave, hizo que le recorriera un escalofrío por todo el espinazo.

Con calma, el mayor dejó el maletín y la mochila sobre el sillón que había en la esquina. Se movía con tanta gracilidad que parecía tener cada movimiento estudiado al dedillo. Ahora ya sabía de dónde lo había sacado Sasuke.

-Es un placer conocerte -le tendió la mano.

-E-el p-placer es mío.

Le estrechó la mano sin pensarlo, dándole un leve apretón. Y se maldijo en sus adentros cuando le soltó y se dio cuenta de que la tenía completamente sudada.

Bien.

Empezaba bien.

Y no supo por qué de todo, pero sintió la urgente necesidad de salir de esa habitación.

-¿Qué tal hoy? -desvió su atención a su hermano.

-Bien -se encogió levemente de hombros-. Como siempre.

-Te traía el portátil para que te distrajeras un poco, pero veo que ya tienes compañía -se giró a mirarlo con una sonrisa.

-N-no yo… Y-yo es-estab- ¡Yo estaba por irme ya! -se llevó la mano a la nuca, rascándose compulsivamente.

No pudo evitar que le saliera una risa nerviosa, provocando que Sasuke alzara una ceja, cuestionándole.

Pero claro, ¿cómo iba a decirle que se sentía acorralado… ¡Con su hermano delante!?

-B-bueno… Ya hablamos…

-Naruto-kun... -le puso una mano en el hombro cuando intentó pasar por su lado.

No es que le apretara, ni nada de eso. De hecho, no hizo nada de fuerza. Simplemente la dejó ahí posada. Pero sintió como si estuviera a punto de lanzarle una amenaza.

-...Yo solo venía de paso. Por favor, cuida bien por mí del tonto de mi hermano.

"¿Eh?".

-¡Itachi!

Entonces le dio un leve apretón, antes de girarse hacia Sasuke, dejando escapar una suave risa.

-¿Dónde está madre?

-En la cafetería, supongo -contestó cruzándose de brazos con cuidado, y desviando la mirada hacia la pared con un puchero-.

Oh.

-Entonces iré a saludarla antes de irme -le dijo al moreno antes de girarse de nuevo a él-. Nos vemos.

Y con calma, salvó los pocos pasos que le separaban de la camilla para acercarse a Sasuke. No supo muy bien qué había detrás de aquello, pero cuando levantó la mano, Sasuke la apartó de un manotazo. Y lejos de enfadarse, el mayor comenzó a reír por lo bajo mientras les daba la espalda, recogiendo su maletín.

-Volveré mañana -dijo al aire, encaminándose hacia la puerta.

-¡Mejor quédate en casa!

-Yo también te quiero, Sasuke.

Y todo se quedó en silencio cuando Itachi cerró la puerta.

Era consciente de que se había quedado con la boca abierta pero, aún así, algo en su cerebro le impidió cerrarla al tanto que se giraba para mirar a Sasuke. Aquel estaba cruzado de piernas, aún con la vista fija en la esquina por donde había desaparecido su hermano. Y tal vez fue por su mutismo, pero ladeó un poco la cara para mirarle de reojo.

Y se escondió de nuevo tras su flequillo.

-¿Por qué le has pegado?

-Porque es un idiota -resopló.

Entonces Sasuke se dejó caer de nuevo sobre la cama. Dándole la espalda.

Y no entendía el por qué… Pero por algún motivo le daba en la nariz de que se sentía terriblemente abochornado.

-Oh… Venga ya, Sasuke-chan… -no pudo evitar burlarse-. Ya has oído a Itachi-niichan. Él también te quiere.

-Naruto… -siseó.

A pesar de que sabía que se iba a ganar como mínimo un manotazo, se dejó llevar por la tentación de molestarle un poco y se sentó en el borde de la camilla para menearle del hombro.

-Sasuke-chan…

-¡Déjame! -se giró de golpe para darle un manotazo.

Pero se había preparado para recibirlo, y no le costó agarrarle de la muñeca para impedirlo.

Y se obligó así mismo a contener la sonrisa al verle la cara. Hasta ahora, nunca le había visto tan, tan ruborizado. Hacía que su piel pareciera incluso más pálida de lo que en realidad era.

-En verdad le echas de menos, admítelo.

-Lo admitiré cuando tú admitas que has estado a punto de mearte en los pantalones.

-¡Eso no es verdad!

-¿Ah, no…? -alzó una ceja inquisitivo.

¡Vale, sí!

Por un momento había estado a punto. No sabía qué tenía ese hombre, pero imponía sobremanera.

-Me ha impresionado un poco, tal vez… -dijo con la boca pequeña-.

-Hummm… -torció un tanto la sonrisa-. Mi hermano no es gay. Para que lo sepas.

-¿¡Qué!? ¡No! ¿¡Pero qué dices!?

Quiso levantarse de ahí, pero Sasuke no le dejó, agarrándole de los brazos. Casi provocó que se le cayera encima, aunque logró poner las manos sobre el colchón a tiempo.

-Ni se te ocurra colgarte por él -lo amenazó.

-¿Eres idiota o qué te pasa?

Durante varios segundos, ambos se miraron fijamente a los ojos, intentando adivinar qué le pasaba por la mente al otro.

Pero Naruto dejó de intentarlo al percatarse de lo cerca que estaban. Y le besó en los labios. Con cuidado, como si fuera una caricia.

-¿Por qué debería colgarme por él cuando tengo para mí solo al mayor y más guapo de los cretinos de todo el planeta?

E igual que abrió la boca, la cerró. Fuese lo que fuese a decir, murió en su garganta.

-Cállate.

Y aunque sonó como una orden, no pudo evitar que se le escapara una risilla al sentir que le ponía la mano en la nuca y dejó que le atrajera hacia sí para besarle.

-Gracias por venir, dobe -le susurró haciendo que se rozaran sus labios.

-Gracias a ti por dejar que me quede -respondió al tiempo que se separó un tanto para mirarlo a los ojos.

De nuevo, se le dibujó esa sutil y suave sonrisa que hacía que todo a su alrededor se quedase congelado. Y Naruto apoyó la frente sobre la suya, sintiéndose en calma al fin.

-Desde luego… -suspiró el moreno-. Menuda forma más estúpida de pasar tu cumpleaños.

-¿Qué?

.

.

.

CONTINUARÁ…


*Como ya comenté en algún capítulo anterior, en Japón se circula por el lado izquierdo de la calzada (y el volante del coche está a la derecha).


12/02/20

*Se asoma lentamente desde la esquina*

Hola… -_o ¿Hay alguien ahí todavía?

Madre mía… siento muchísimo esta eterna espera (lo creáis o no, para mí también fue eterno).

A más de uno se lo he comentado por privado, y aunque esto es muy personal, creo que os debo una explicación a todos los que habéis estado esperando por esta historia, estéis registrados o no.

A ver por dónde empiezo…

La última actualización, fue justo cuando terminaba las prácticas de los estudios que estaba cursando por aquel entonces. En aquel momento, se juntaron varias cosas que hicieron que mi depresión se agravara exponencialmente: 1) tuve una discusión fortísima con un grupo de FB en específico (además de las otras discusiones varias con más páginas) por andarse robando mis dibujos y bla bla bla; 2) entré a trabajar en la empresa donde hice las prácticas. Una multinacional enorme, de gran relevancia -que no puedo mencionar-, donde diariamente tuve que lidiar con gente machista hasta el extremo, donde me intentaban denigrar constantemente; miserables donde los haya, y en definitiva, gente tóxica que me llevó al borde del no retorno.

No podía renunciar al trabajo por motivos que no os puedo explicar, pero cada día era un enfrentamiento entre sus estupideces y valores que yo considero fundamentales para cualquier ser humano que son inquebrantables. Así que, esa experiencia fue el mismísimo infierno.

Añadiendo el hecho de que nos tuvieron trabajando doces horas diarias, de lunes a viernes (y muchos sábados también), durante más de un año. A duras penas tenía tiempo para cocinar, y hacer las tareas de casa, mínimas imprescindibles, así que hasta mitad del 2018 (que terminé el contrato y me pude liberar de ellos), pues no podía ni plantearme sentarme a escribir.

Pero cuando por fin fui libre… Entré en pánico después de un par de semanas porque a pesar de que me sentaba a leer todo lo que tenía escrito en reserva, y a corregir cosas… era incapaz de avanzar. A penas podía escribir una línea más, y me acabó frustrando tanto que durante meses no pude escribir absolutamente nada.

Así que, entre unas cosas y otras, entré en un bucle del que no podía salir. No escribía porque no me venía nada a la cabeza, pero no me venía nada a la cabeza porque no seguía escribiendo, ni era capaz de concentrarme siquiera en leer otras cosas que me inspirasen, ni nada que fuera más largo de un par de líneas. En cuestión de un par de minutos, perdía la concentración para hacer cualquier cosa, lo que me provocaba más ansiedad, lo que conllevaba más desesperación por no poder escribir, y por ende, no escribía nada. La pescadilla que se muerde la cola.

Llevo ya unos cuantos meses trabajando en mí misma, para poder afrontarme de nuevo… Y aunque no puedo decir que esté recuperada, por lo menos no estoy en esas profundidades tan oscuras.

De vez en cuando me pasaba por aquí para releer todos los reviews que me habéis dejado durante estos años y, en serio, no sabéis lo agradecida que os estoy por haberme dedicado unas cuantas líneas de vez en cuando, porque me han ayudado a no rendirme nunca con esta historia.

Os doy las gracias de corazón por seguir ahí a pesar de todo el silencio durante este tiempo.

Y para los que se sumen ahora a la historia (y los que no lo supieran), podéis encontrarme prácticamente en cualquier plataforma con el mismo nick (solochely), pero donde ando más activa desde hace unos meses es en Twitter.

Por otro lado, especial mención a ak_bennington, que me ha ayudado a corregir un montón de cosas a lo largo de este capítulo ^^Uu Doumo arigatou! x3

Y bueno... ¡Al fin hemos llegado al quid de la cuestión! Y como ya dije en su momento... A partir de ahora es que viene el drama de verdad ≧_≦

Como ya he comentado antes, ésta no es una historia trágica... pero me toca especialmente puesto que un familiar cercano mío sufre lo mismo que Sasuke v.v

Y por desgracia, pasan por completo desapercibidos... *suspira*

Dentro de lo posible, voy a tratar de ser fidedigna cuando relate algunos detalles. Pero al igual que Sasuke, mi familiar es muy reacio a contar nada... Así que cualquier dato que dé a partir de ahora, es fruto de mi investigación, y suposiciones mías a raíz de ella, aparte de observaciones de comportamientos y tal.

Como digo, es algo personal, y no todos los pacientes tienen por qué reaccionar de igual modo a lo que voy a contar a partir de ahora, ni todos siguen los mismos tratamientos porque depende de demasiadas cosas, la mayoría de las cuales desconozco por completo.

Así que, tomadlo con una pizca de sal.

¡Nos seguimos leyendo!