PRIMERA NOTA: Confirmo que cualquier relación que esta historia parezca tener con la serie o sus películas por cualquier supuesta razón es una completa confusión, por tanto, esta historia NO es ninguna secuela de la serie ni sus películas por mucho que lo parezca.

SEGUNDA NOTA: Si piensan buscar drama o realismo negativo en esta historia, búsquenlos en otra historia entonces y lean las mías con perspectiva de fantasía, pues en la mayoría de las mías pongo drama y realismo negativos solamente si de verdad resulta necesario y nunca es mucho porque no me gustan, sino, uso la fantasía para ignorar y reemplazar al realismo negativo, uso al realismo positivo junto con la fantasía y no uso nada de drama triste, pues toda la libertad que la mayoría de escritores le dan siempre a la expresión total del drama triste y realismo negativo, yo siempre se la doy a la felicidad y la fantasía.

TERCERA NOTA: Esta nota va dirigida solamente para los que me comentan de forma erróneamente realista en fics de fantasía. Si en este fic ven que algún detalle o suceso ocurre de una manera que no concuerde en nada con la manera en que ocurriría en la vida real y que tampoco ocurra como en la serie o sus películas, dejen de ser obtusos y entiendan de una sola vez que sucede así porque este fic es de fantasía o que ocupa más fantasía que realismo y que no sigue ninguna realidad de la serie ni ninguna de las películas, entonces por lo tanto, leerlo para luego comentar sobre él de forma realista o para decir que nada de lo ocurrido aquí ocurre como en la serie o las películas es una incoherencia que solamente viene de forma puramente errónea de ustedes por ver todo con perspectiva realista al no entender que es fantasía.

Es el mediodía del Sábado cuatro de Abril de 2015 en la ciudad de Ponyville. Toda su gente esperaba preparada con ansias las siete de la tarde para un evento muy esperado por semanas, para lo cual faltaban siete horas. Dos potrancas llegaron a una casa, una de ellas golpeó la puerta y fueron recibidas por una señora elegante.

—Hola, señora Cookie.— saludaron las dos sonriendo felices.

—Hola, Diamond Tiara. Hola, Silver Spoon. Pasen.— las recibió amablemente.

Pasaron y vieron a un corcel.

—Hola, Diamond Tiara. Hola, Silver Spoon.— las saludó feliz un corcel.

—Hola, señor Hondo.— lo saludaron felices también.

—¿Dónde están ellas?.— preguntó Diamond Tiara con alegría.

—En su habitación.

—Gracias.— agradecieron las dos.

Fueron ahí, la puerta estaba un poco abierta, así que Diamond la abrió y ahí vieron a quienes debían ver.

—Scootaloo, Sweetie Belle, Applebloom, hola.— saludaron ambas muy buenamente contentas de verlas.

—Hola, chicas, pasen.— saludaron las tres sonriendo de felicidad por estar juntas las cinco.

Pasaron.

—¿Cierro la puerta?.— preguntó Silver.

—No es necesario.— dijo Sweetie Belle gentilmente.

Se juntaron con ellas en el suelo y ambas vieron lo que había entre las tres.

—¿Estaban jugando damas?.— preguntó Diamond Tiara.

—Sí, Apple Bloom contra mí.— dijo Sweetie Belle.

—¿Cuánto tiempo llevaban jugando?.

—Media hora desde que ellas vinieron.

—¿Alguna ha ganado?.— siguieron siendo preguntas alegres de Diamond.

—Sí, yo he ganado ocho veces y ella tres. Justo ahora acabé de ganar mi octava vez.— dijo Applebloom feliz.

—¿No jugaste, Scootaloo?.— le preguntó Diamond a otra de ellas.

—No me interesó.— dijo con una sonrisa sintiéndose contenta.

—¿Quieren patatas?.— les ofreció Applebloom amistosamente.

—Está bien.— aceptaron ellas gustosamente.

Se paró y les pasó un tazón de patatas.

—¿Qué sabor tienen?.— preguntó Diamond queriendo deleitarse probándolas con gusto.

—De queso salado.— dijo Applebloom sonriendo tiernamente.

—Ah, que bien.— dijeron ambas unísonamente igualmente contentas.

Ambas sacaron y se las comieron.

—¿Quieres jugar otra partida?.— ofreció Sweetie Belle a Applebloom.

—Claro.— aceptó su amiga con gratificación.

Sweetie levitó todas las fichas y las colocó en su orden, entonces movió una y así fueron jugando durante más minutos.

—Gané de nuevo.— dijo Sweetie Belle tranquilamente sin entusiasmarse por querer e importarle más la amistad que el triunfo.

—Oigan, quiero jugar también.— dijo Diamond sonriendo alegremente y sabiendo que aceptarán.

—De acuerdo.— dijeron las dos amigas contentas.

—¿Contra quién?.— preguntó Applebloom.

—Contra ti.— dijo la retadora alegremente.

Sweetie Belle ordenó las fichas y puso el tablero en medio de ellas. Comenzaron con una movida de Diamond y así siguieron hasta que Applebloom ganó, luego volvieron a jugar y Applebloom ganó siete veces más.

—No sabía lo experta que eres con este juego.— dijo Diamond contenta y un poco asombrada por lo bastante buena que su amiga es para jugar.

—Yo tampoco.— dijo Silver igual que Diamond.

—Jamás les dije a ustedes dos que llevo tres años jugando a esto.— dijo sinceramente Applebloom y muy contenta.

—Ohhhhhh.— dijeron las dos creyéndole sinceramente y contentas.

—Eso lo explica todo. ¿Ellas lo sabían?.— dijo y preguntó Diamond refiriéndose con su pregunta a Sweetie Belle y Scootaloo.

—Sí.— dijo la ganadora.

—¿Alguien te enseñó?.— preguntó Silver.

—Sí, Applejack me enseñó durante quince meses.

—Y dime, Scootaloo, ¿estás preparada para la masacre que me darás y que yo te daré?.— preguntó Diamond contenta.

—Sí, estoy totalmente lista.— dijo ella igual de contenta.

—Antes de hoy, ¿cuándo fue la última vez que alguna jugó con otra a las damas?.— preguntó Diamond sin necesidad de dejar de sonreír y sentirse contenta.

—La última vez que jugué contra Applebloom fue hace un mes, contra Sweetie Belle hace siete semanas y entre ellas jugaron su última vez hace dos semanas.— dijo Scootaloo sin aumentar ni disminuir su felicidad al igual que todas.

—¿Alguna vez ganaste?.— le preguntó Diamond.

—Sí, gané un total de tres veces, una contra Applebloom y las otras dos contra Sweetie Belle. Applebloom siempre fue la que más nos ganó a ambas juntas, porque ella es la más experta de las tres.

—Applebloom, ahora me dieron ganas de jugar contra ti, pero en mi caso, quiero elegir cuántas veces.— dijo Silver contenta.

—Bueno.— aceptó con gusto y agrado.

—Y elijo que juguemos tres veces.

—De acuerdo.

Sweetie ordenó las fichas y jugaron, ganando Applebloom las tres veces.

—¿Alguna vez jugaron?.— les preguntó la ganadora a ambas derrotadas.

—Sí, pero muy pocas veces.— dijeron ambas.

—Y solamente eran juegos entre nosotras, así que como no jugamos con nadie más, no desarrollamos más experiencia.— dijo Silver con sinceridad y felicidad.

—Eso explica por qué me fue fácil vencerlas. Si quisieran tener más experiencia haciendo movimientos que les ayuden a ganar, sólo vengan a pedirme ayuda, entonces les enseñaré cada día que ustedes decidan y cada momento del día en que todavía no llegue una pelea pendiente.— dijo consideramente Applebloom con felicidad total en su alegre voz.

—Gracias por sernos considerada.— agradecieron cortésmente ambas.

—De nada.

—¿Hasta cuándo seguirían jugando a esto?.— preguntó Diamond.

—Yo hasta que me vaya a casa a almorzar.— dijo Applebloom alegremente.

—Yo igual.— dijo Sweetie Belle igual de alegre.

—Yo igual. Y acordamos que después de almorzar, iremos juntas al salón de belleza a hacernos pezuñicuras.— dijo Scootaloo tan contenta como es cotidiano que todas estén.

—¿Por qué?.— preguntó Diamond sintiéndose curiosa.

—Se nos ocurrió que siempre lo haremos cada día que tenga una pelea.

—¿A quién se le ocurrió la idea?.— preguntó de nuevo Diamond.

—A mí, quiero pelear con los cascos arreglados.— dijo Scootaloo.

—¿Y ustedes dos por qué se los arreglarán?.— les preguntó Diamond a las otras dos.

—Hablando por las dos, lo haremos porque decidimos que queremos presentarnos con los cascos arreglados.— dijo Sweetie Belle sinceramente.

—¿Cuáles de los cuatro se arreglarán?.

—Todos, no importa que lleve algo de tiempo, siempre lo haremos después del almuerzo.— dijo Scootaloo contentamente.

—¿Ustedes considerarían la idea alguna vez?.— preguntó Applebloom.

—No me interesa ese arreglo, así que paso.— dijo Silver con serenidad y desinterés.

—Y yo prefiero hacerme el primer arreglo de mi vida cuando me haya retirado definitivamente de las peleas.— dijo Diamond serenamente.

—¿Saben de alguna otra potranca que se haya hecho pezuñicuras durante su período de actividad?.— les preguntó Diamond.

—Sí, muchas potrancas lo hacen en toda Equestria, Piña Colada es una.— le dijo Applebloom.

—¿Ella?.— preguntaron Diamond y Silver sintiendo curiosidad por eso ahora.

—¿Saben desde cuándo lo hace?.— preguntó Diamond.

—Nos dijo que desde el día de su primera pelea.— contestó Applebloom.

—Scootaloo, ¿hay alguna razón por la que lo decidiste ahora que será tu sexta pelea?.— le preguntó Silver aún con curiosidad.

—Sencillamente porque no se me ocurrió antes.— dijo con indiferencia.

—A mí tampoco.— dijeron unísonamente Applebloom y Sweetie Belle con la misma indiferencia.

—Me había olvidado de las patatas.— dijo Diamond acordándose que sólo probó una vez las patatas que ahí tenían.

—Uh, también yo.— dijo también Silver viendo que también se le habían olvidado.

—Si se las terminan y quieren más, díganmelo y voy a buscar más.— dijo Sweetie Belle sin tener por qué dejar de sentirse contenta.

—¿Tienes más paquetes?.— preguntó Diamond.

—Sí, Scootaloo le dio una buena cantidad de dinero a mis papás para que pudieran comprar toda la cantidad de paquetes que les alcanzara con el dinero, y que si querían más y se les termina, entonces les dará aún más.— les dijo hermosamente con una sonrisa muy linda.

—Oh, Scootaloo, que considerada eres.— dijeron ambas contentas y un poco emotivamente conmovidas con el grado de consideración de su amiga.

—Sí, así somos las tres.— dijo ella con una sonrisa como las que también tienen Applebloom y Sweetie Belle.

—Si alguna vez quieren que Applebloom les enseñe a jugar mejor, Scootaloo me dará dinero para comprarle a alguna su propio juego de damas.— dijo Sweetie Belle con su característica y hermosa amabilidad amorosa.

—¿Harías eso por nosotras?.— preguntaron ellas sin dejar de sonreír.

—Sí.— dijo en serio.

—Gracias por ser considerada también.— agradecieron ellas contentas por la amorosa consideración de su amiga.

—¿No deberías preguntarle a ella antes de asegurar que te dará el dinero?.— preguntó Silver.

—No tengo que hacerlo, como somos consideradas, estamos dispuestas a todo lo que queramos sin pedirnos opinión entre nosotras.

—Así es.— dijeron unísonamente Applebloom y Scootaloo.

—Gracias, amigas, me siento más contenta ahora.— dijeron sinceramente las dos.

—Y quizá no parezca lógico con esto, pero me siento más contenta de que se acerque la hora de nuestra pelea, Scootaloo, aunque sea una vez en nuestra vida.— dijo Diamond sintiéndose sinceramente contenta por eso.

—Bueno.— dijo Scootaloo con felicidad y algo de indiferencia a la vez.

—Diamond, ¿alguna de las dos tiene tablero de damas?.— preguntó Sweetie Belle contenta.

—Sí, yo tengo uno, pero verdaderamente es necesario que compremos otro, porque el que tengo fue de mi abuelo desde que tenía seis años y ya está muy desgastado, el color de sus fichas está parcialmente corroído, también el de algunos cuadros y unas pocas fichas ya ni tienen color.— dijo ella dejando de sonreír al decir el "pero".

—Vaya, ¿tanto tiempo estuvo ese tablero en tu familia?.— preguntó Sweetie Belle con una poca impresión y dejando de sonreír por la impresión.

—Sí, muchos años, porque mi abuelo murió hace cinco años cuando tenía setentaiséis y yo tres. El tablero ya había cumplido setenta años en la familia antes de que mi abuelo muriera y a estas alturas tiene setentaicinco.

—¿Tus padres no lo han tirado todavía?.— preguntó Applebloom dejando de sonreír al sentirse con un pequeño desconcierto y curiosidad porque la manera en que lo dice indica que todavía lo conservan.

—No quieren, quieren conservarlo por haber pertenecido al abuelo.

—¿Entonces ese tablero es el que ustedes dos usan para jugar?.— preguntó ella con su desconcierto manteniéndosele presente.

—Sí, porque todavía se puede usar, pero para este momento, su deterioro hace preferente no usarlo nunca más.

—Oh, bueno, ¿pero igualmente aceptarían que ustedes jueguen con otro?.

—Claro, también están de acuerdo en que no se use más.— dijo Diamond volviendo a sonreír.

—Ah, bueno. Te preguntaré algo que no te pregunté jamás. ¿Tienes favoritismo por alguna comida, ya sea frutas, verduras o vegetales?.— le preguntó Applebloom volviendo a sonreír con su respuesta.

—Sí, tengo favoritismo por el maíz, me gusta más comerlo en coronta que en ensalada.

—¿Hay alguna comida con la que más te guste comerlo?.

—Sí, mi mezcla favorita con la inclusión del maíz es el puré de patatas, pero en mi caso, prefiero el puré comprado que el casero, es por las miniaturas de patatas que quedan sin moler cuando es puré hecho en casa.— dijo ya sin dejar de sonreír.

—¿O sea que ya probaste una vez el puré hecho en casa?.

—Sí.

—Y tú, Silver, ¿hay alguna comida que se haya ganado tu favoritismo?.— le preguntó a la otra sonriéndole también con la misma felicidad.

—Sí, mi favorita son los garbanzos sin la mezcla de ninguna otra comida. Ahora te dirijo la pregunta a ti.— respondió contenta.

—Así como el de Applejack, mi favoritismo es por las manzanas.— dijo ella sonriendo de alegría.

—Te dirijo la pregunta del favoritismo a ti, Sweetie Belle.— le dijo con una sonrisa bien alegre.

—Mi favoritismo es con las uvas rojas.— dijo ella felizmente.

—¿Y tú, Scootaloo?.

—Las mandarinas.— dijo igual de contenta.

—Después de aceptar que tu pago fuese de doce millones, ¿alguna vez quisiste aumentar o disminuir tu pago?.— le preguntó amistosamente Diamond a Scootaloo.

—No, doce millones me tienen totalmente satisfecha, ¿y a ti te tiene satisfecha tu pago de doce millones o no?.— le preguntó de forma alegremente amistosa.

—Sí, estoy totalmente conforme.— dijo dándole la misma mirada y sonrisa amistosas y tiernas que entre todas se han dirigido cuando siguen sonriendo.