Anteriormente, en Los Nuevos Problemas de Yuuki Rito, Yisugo fue atacado escoltando a la nave que llevaba a sus dos esposas al planeta Deviluke, donde se encontrarían con el rey del universo: Yuuki Rito. Resultando ser Mistletoe, el peligroso planeta donde se estrelló su nave, intenta con toda su destreza y habilidades de supervivencia, sobrevivir, con la esperanza de ser rescatado y volver sano y salvo con ellas.
No obstante, durante su tiempo en Mistletoe, se encuentra con un conjunto de especies alienígenas fuertemente armadas, con intenciones asesinas.
—"Demonios"—Expresa mentalmente Yisugo, sumamente frustrado, al no poder ver ninguna ruta de escape segura, pues al mismo tiempo, se dio cuenta que no estaba armado—"Piensa, Yisugo".
Observando el avance de las posibles amenazas, se dio cuenta del hecho que las plantas no los atacaban, lo cual le pareció raro, viendo que al ser un planeta de alta peligrosidad, las plantas atacarían cualquier ser vivo que no fuera pertenecientes.
—"¡Aguarda! Soy un estúpido. Yo debo tener un cuchillo"—Pensaba Yisugo, recordando una de sus principales enseñanzas. Tal como se había dicho mentalmente, tenía un cuchillo envainado en la parte trasera de su cintura, anclado a su arnés, y no solo uno, sino dos: un cuchillo bowie y un cuchillo Ka-bar—"Ahora sí estaremos parejos".
Con maniobras sigilosas, bajó del árbol y comenzó su acecho contra los alienígenas. Después se acordó de otra de sus enseñanzas, por lo que empezó a recolectar pequeñas rocas duras que pudiera usar como proyectiles. Siguiendo una a una de sus lecciones durante sus tiempos en entrenamiento, empezó a usar materiales de la naturaleza, convirtiéndolos en armas con las cuales defenderse.
Conforme avanzaba en su emboscada, los alienígenas empezaron a sospechar, por lo que, Yisugo comenzó sus ataques, lanzándoles las rocas reunidas al mismo tiempo que se desplazaba como rayo hacia diferentes direcciones, logrando debilitarlos al punto de ser incapaces soportar sus armas. Despojados de sus armas y arrodillados en el suelo, Yisugo sale de sus "nidos", con su cuchillo ka-bar en mano y se les acerca, agarrando una de sus armas y apuntándoles.
—"Humano"—Dice uno de los alienígenas, dirigiéndole una cara amenazante—"Aún si nos matas, vendrán más".
—"¿Quién los contrató?"—Les cuestiona Yisugo, iracundamente, ignorando el hecho que sabían su idioma/lenguaje/dialecto.
—"Créeme, muchos te quieren muerto, payaso"—Le responde riendo el alienígena—"Esas...esposas que tienes son el objetivo de varios tipos. Esas mujeres no son para ti. En cuanto te maten, esas mujeres terminarán siendo el objeto sexual de muchos. Tendrán tanto horror que gemirán hasta el cansancio...".
Antes que pudiera continuar, Yisugo le disparó justo en la cabeza, harto de oír las horribles cosas que decía acerca de sus esposas—"¿Quién será el siguiente?".
—"El que lo mates no cambia nada"—Le dijo un segundo de ellos—"Ellas serán objetos sexuales y no podrán hacer nada para evitarlo". Tan pronto como terminó, un segundo disparo ocurrió, logrando infundir miedo entre el resto. Sabiendo que si llegaban a decir una cosa más sobre ellas, terminaría siendo una masacre. Una cosa más que Yisugo notó en sí mismo es su propio cambio. Ahora le importaba mucho sobre lo que llegaban a decir sobre sus amadas esposas. Una fuerte ira comenzaba a manifestarse en él, emanando en todo su cuerpo como un Aura que lograron percibir en él.
—"El siguiente que se atreva a hablar de esa manera acerca de mis esposas, condenará a todos a una muerte lenta y dolorosa"—Responde Yisugo—"Y les aseguró que lo que le sigue será peor que lo que les haga yo. será un día de campo en comparación".
Estando tan asustados, en especial por la muerte lenta y dolorosa. Uno de ellos empezó a hablar, diciéndole la verdad, y sí, esa era una de las razones por la que lo buscaban, pero había una segunda razón, que era utilizar el intelecto de la profesora Tearju para comenzar un imperio de armas como Oscuridad Dorada y apoderarse del universo. Esa empresa, que eran de asesinos, se llamaba Edén.
—"Gracias por la información"—Les dice Yisugo, antes de prepararse para disparar.
—"¡Aguarda! ¿No nos dejarás vivir?"—Le cuestiona el alienígena que le contó todo.
Justo cuando cerró los ojos y se cubrió, creyendo que era su fin, empezó a oír múltiples disparos del arma, en cuestión de milisegundos, oyó un ruido inusual de cuerpos cayendo al suelo, inertes. Poco a poco se fue descubriendo, creyendo que estaba muerto. Al ver a su alrededor, se percató su supervivencia y volteó a Yisugo, quien le apuntaba con el arma y una mirada afilada.
—"Esta será tu última oportunidad"—Le amenaza Yisugo—"Maté a los otros por intentar matarte. Si oigo que hables de violación, o de hacerle algo a mis esposas, tan siquiera de oír la palabra 'violación' y sus derivados hacia ellas u otras mujeres, sin importar su especie, te meteré en un agujero donde recibirás mucho de eso que tendrás tu lado oculto muy abierto".
El alienígena tragó grueso, y con la mano derecha, juró por todo lo sagrado tal promesa. Yisugo, sin tener nada qué hacer con él, guardó su cuchillo ka-bar y con su mano libre, agarró una segunda arma, para después retirarse hacia la dirección de la ubicación de su nave, listo para disparar a cualquier cosa que llegara a amenazarlo.
Tan pronto como llegó a su nave, se deshizo de las armas en mano y agarró las propias. Por supuesto, su ira no se había apaciguado, entre más recordaba esas palabras amenazantes, más sed de sangre buscaba su cuerpo. Su segundo deseo máximo se determinó en buscar a las ratas que los habían contratado y cumplir la amenaza que le había dado al alienígena.
Justo en ese momento, una luz aparece como reflector hacia él. Viendo con los ojos entrecerrados, intentando entender de qué se trataba.
De un momento a otro, cambia su escenario y descubre su ubicación en la nave "Lunatique" de Oscuridad Dorada. En cuanto Ryouko lo ve, sin dudar se le abalanza a él, besándolo tan apasionadamente que dejó piedra a todos los presentes. Casi se podía creer que habían pasado horas en un maratón de besos apasionados, ya que al separarse, ambos tenían sus pulsos acelerados, respiración agitada, como si hubieran pasado horas sumergidos.
—"Creo que pasaremos un año en celo, Ryouko"—Le dice Yisugo, esbozando una sonrisa galante, ignorando el hecho de que todo ese espectáculo había sido visto por Rito, Gid y los demás.
—"Créeme, tendremos intimidad mañana, tarde y noche, todos los días, capaz y por millones de años sin falta"—alegre responde Ryouko, seductoramente al frotar su cuerpo con el de él, estimulando su parte más íntima.
—"Ni Zeus podría aguantar tanta actividad fálica como estos dos"—Comenta Rito, esbozando una sonrisa con tic nervioso, aún impactado por ver un espectáculo tan explícito—"Podrían llenar un universo de sus propios hijos si se lo proponen".
—"Parece que tengo mucho que aprender"—Decía Momo, quien casi parecía que se le salía el alma al presenciar tal muestra de afecto entre ellos.
Después del...apasionado encuentro que habían montado Ryouko y Yisugo, llegó la parte seria de la charla y Rito fue el primero en preguntar.
—"¿Algo que tengas que compartir, Yisugo?".
—"Sí"—Responde Yisugo, con seriedad—"Estando en el planeta Mistletoe, me encontré con soldados contratados por la misma compañía donde Tearju trabajaba. Es seguro que van tras ella".
—"Parece que no aprendieron la lección que les ofrecí"—Dice Kuro, monotamente.
—"Bueno, tendremos trabajo"—Comenta Gid, con los brazos cruzados.
En ese momento, Yisugo se sumió en un silencio y una expresión llena de enojo.
—"Esos idiotas te dijeron algo ¿Verdad?"—Asume Gid, con algo de burla.
—"Algo de lo que se arrepentirán por el resto de su vida"—Le responde Yisugo, con determinación.
—"Así se habla".
—"Aunque, cuando esto se termine, volveré a lo mío con Tearju y Ryouko, y si me lo permiten, retirarme para cuidar de mi futuro hijo o hija".
—"Excelente"—Dice Cálidamente Rito.
Durante el viaje, al estar todos cansados, ya fuera por la ansiedad o por el hecho de tener que sobrevivir a un infierno de planeta, todos estaban dormidos las chicas respectivas con Rito, pues con él. Por otra parte, Ryouko se acurrucó en Yisugo. Por última parte, Yami estaba parada frente al tipo de cabello alborotado negro/rojo/plateado, viendo su cara dormida, con su expresión seria y monótona, indecisa sobre si acostarse junto con él, procesando el hecho que era esposo de su madre, y por lo tanto, su padrastro. Al final, decidió probar si acostarse junto con él podría sentir algo aún más cálido como padre e hija que tener a su esposo Rito durmiendo con ella, o al menos algo igualitario.
—"Kimochi"—Murmuró Yami, dormida sobre el brazo de su padrastro, cálidamente
Rito, por su parte, abrió uno de sus ojos y dirigió la vista al pequeño momento enternecido como "padre e hija" entre su amigo y su esposa, pensando en él como uno de sus suegros, algo que le alivió y al mismo tiempo, perturbó levemente.
Todos los momentos tiernos se vieron inevitablemente interrumpidos cuando oyeron una alerta.
—"Mensaje urgente, mensaje urgente"—Decía la IA Lunatique—"Mensaje de Yuuki Riko".
—"Abre mensaje"—Ordena Yami, levantándose rápidamente, al igual que su padrastro y los otros.
En él se encuentran con un video, en el que una Yuuki Riko sumamente preocupada y asustada reportó a su hermanita Mikan como secuestrada, lo que impactó mucho en Rito, quien se palideció, aterrado.
Y así termina el capítulo. Se reporta que Mikan ha sido secuestrada, por lo que nuestros amigos se embarcarán en una aventura con sentimientos que los llevarán a castigar máximamente a los responsables de esas fechorías. Esta historia continuará.