¡Estoy devuelta! Seguramente me odian porque ha pasado más de un año desde la última vez que publiqué algo pero créanme que no tuve tiempo para escribir, la Universidad está cada vez más y más difícil, y ahora tengo novio así que menos tiempo tengo jejeje. Tenía pensado escribir el capítulo final de una sola vez, pero si sigo con esa idea no publicaré nunca, así que aquí va un poco de lo que ya tenía avanzado.


POV Ross

"Laura ¿quieres casarte conmigo?".

Inmediatamente sus ojos se abrieron grandes en la sorpresa. Pasaban los segundos y ella no pronunciaba palabra alguna, razón suficiente para comenzar a ponerme nervioso. Luego de que pasó una eternidad o al parecer un minuto me atreví a hablar nuevamente. "¿No me responderás?", pregunté expectante. Ella soltó mis manos y se sentó en el borde de su cama.

"¿Estás haciendo todo esto sólo porque estoy embarazada?", cuestionó tristemente. Ahora fue mi turno para sorprenderme.

"¡No! Por supuesto que no", le aseguré de inmediato arrodillándome frente a ella tomando sus manos. "Quiero casarme contigo porque te amo Laura y quiero pasar el resto de mi vida junto a ti". Ella me miró a los ojos atentamente y continué diciéndole la verdad. "No quiero nunca más separarme de ti y ahora que seremos padres quiero que sea oficial mi compromiso a tener una vida contigo. ¿Es que tú no quieres lo mismo?".

"Quiero lo mismo pero tengo miedo", murmuró acongojada.

"¿Miedo a qué?".

Ella suspiró pesadamente. "Miedo a que nos estemos apresurando y luego nos arrepintamos. Todo ha sucedido tan rápido".

"¿Y qué importa eso? Nos conocemos desde que teníamos catorce años y sabes que tan pronto te vi supe que serías alguien muy especial en mi vida, y luego nos enamoramos, vivimos un montón de cosas juntos, crecimos juntos y a pesar que nos separamos ahora estamos aquí intentándolo de nuevo y jamás me sentí más seguro de lo nuestro como lo estoy ahora, porque pase lo que pase estaremos unidos para siempre". Puse mi mano en su vientre y la miré. "Serás la madre de mi hijo, tendremos un futuro juntos y quiero que seas mi esposa ¿es mucho pedir?".

Laura volvió a quedarse en silencio un par de segundos analizando mis palabras.

"No es mucho pedir", respondió con una sonrisa tímida. Me acerqué lentamente a ella y la besé con ternura. Ella respondió a mi beso con emoción, tomé su rostro entre mis manos y sonreí entre sus labios. "¿Esto significa un sí?", cuestioné. Ella volvió a sonreír y asintió.

"Sí, quiero casarme contigo Ross".

Y tan pronto como escuché su respuesta fui oficialmente el hombre más feliz de este planeta.

La rodeé con fuerza entre mis brazos y la atraje hacia mi pecho. No quería que este momento acabara jamás. Laura Marano sería mi esposa y la madre de mi primer hijo, y de mis siguientes hijos también. Porque me aseguraré de eso, no dejaré que nada ni nadie nos separe esta vez y haré todo lo que esté en mis manos para hacerla feliz y mantenerla a mi lado.

"Ross me estás dejando sin respiración", la oí decir entre risas.

Inmediatamente solté mi agarre. "Disculpa, fue la emoción", expliqué con una gran sonrisa pegada en mi rostro. "Es que te amo tanto", admití.

Ella tomó mis manos y las puso nuevamente en su vientre.

"Nosotros también te amamos".

POV Laura

Tan pronto le dije a Ross que nuestro hijo y yo lo amábamos sus ojos se llenaron aún más de alegría. Todo pasó tan deprisa, hace una hora atrás sufría por no ser capaz de contarle la verdad sobre mi embarazo y ahora él lo sabía, estaba feliz y nos casaríamos.

Dios.

No lo puedo creer.

Seré la esposa de Ross Lynch.

Me siento como en una nube de felicidad de la cual no quiero bajar nunca. Pero a la vez tengo muy claro que nos quedan muchas cosas por resolver, todavía estoy decidida a que él no deje de lado su carrera y me encargaré de que eso no suceda.

"Y porque te amamos queremos verte arriba de un escenario cantando tus canciones, esas en las que tanto te has esforzado en crear", le insistí con cautela.

Él suspiró y negó con su cabeza firmemente. "Laura yo no te dejaré sola, no permitiré que nada me separe de ti y de nuestro hijo".

Sabía que sus palabras provenían del miedo a que nos sucediera lo mismo que a Riker y Vanni, pero cómo mi madre me había dicho, tenía que dejarle en claro que nosotros no somos ellos.

"No te estoy pidiendo que nos abandones, te estoy pidiendo que continuemos nuestras vidas tal cual lo teníamos planeado. Yo estoy embarazada, esto no es una enfermedad que no me permita hacer mis cosas con normalidad, estoy muy saludable y el doctor me dijo que puedo hacer lo que se me antoje mientras haga todo con cuidado. Te acompañaremos donde sea, hasta cuando sea posible pero por favor Ross danos la felicidad de verte arriba de un escenario otra vez", le supliqué. "Tú y yo podemos lograr que esto funcione y así como tú estás dispuesto a que nada nos separe, yo también lo estoy. Vivamos esta etapa a nuestra manera y sin miedos ¿por favor?".

Él analizó seriamente mis palabras por un momento. Parecía que no daría su brazo a torcer, así que cuando estaba por darme por vencida y resignarme, él me interrumpió.

"¿Sin miedos?", cuestionó. Yo lo mire y asentí.

Ross sonrió y acarició mi rostro con su mano derecha. "Está bien –afirmó– Si eso te hace feliz, lo haré".

Ahora fue mi turno de abrazarlo con fuerzas.

No sabía realmente como todo esto funcionaría, como sería nuestra vida desde ahora en adelante. Pero de algo si estaba muy segura, es que lo haríamos juntos.

4 MESES DESPUÉS

Hoy a la medianoche era el lanzamiento del álbum solista de Ross. Él había hecho lo posible por postergarlo pero luego de 2 singles muy exitosos había llegado el día al fin. Durante estos meses había realizado presentaciones en festivales radiales, y asistido a varios programas televisados promocionando sus canciones y ahí siempre estuve yo para apoyarlo. La noticia de mi embarazo la hicimos pública cuando cumplí cuatro meses y contra todo pronóstico los buenos deseos fueron más que los malos. La gente estaba feliz de vernos juntos y felices. Por supuesto que nuestras familias se enteraron antes y celebraron junto con nosotros la noticia. Con respecto al matrimonio, no era una noticia pública ya que aún no habíamos puesto una fecha y bueno, por mí estaba perfecto ya que no tenía apuros.

Así que las cosas estaban bien entre Ross y yo, y también estaban excelentes con nuestro hijo. Hoy luzco mis seis meses de embarazo y no puedo dejar de sorprenderme al ver en el espejo cómo creció mi estómago, llevo puesto un vestido amarillo pastel a la altura de la mitad del muslo, el cual no es muy ajustado pero acentúa mis curvas, incluyendo las de mi vientre, finalmente había aparecido una protuberancia notable y de verdad estoy muy feliz de que mi pequeño o pequeña al fin se haga notar.

Y sí, digo pequeño o pequeña porque con Ross decidimos no saber el sexo de nuestro hijo hasta el nacimiento. Los dos deseamos que sea una sorpresa, que fuera algo especial y más a la antigua dentro de todo este mundo moderno. Nuestras familias no estaban muy contentas con nuestra decisión pero con el pasar del tiempo lo aceptaron y admitieron que era más emocionante. Con respecto al nombre habíamos propuesto algunos pero esperaríamos hasta el momento de ver su rostro y decidir cómo lo o la llamaríamos.

Cada vez que imaginaba ese momento de tener a nuestro hijo entre mis brazos, una ansiedad y emoción me inundaban. Deseo tanto que estos meses que quedan pasen rápido.

Un golpe en la puerta de mi habitación interrumpió el hilo de mis pensamientos.

"¡Estoy lista!", exclamé volteándome hacia la puerta, la cual se abrió dejando entrar al hombre que me hace feliz y el futuro padre de mi hijo. Sonreí como una tonta al verlo. Lleva puesto unos jeans negros, una camisa gris y unos zapatos de cuero negro a juego.

Hermoso.

Él me sonrió de vuelta y de inmediato se acercó a mí.

"Te ves cada día más preciosa", me alagó provocando que me sonrojara de inmediato.

"Lo mismo para ti", le respondí. Él rió y besó mi mejilla, luego se arrodillo para besar mi vientre. "¿Cómo está mi pequeño bebé? Seguro debes estar durmiendo como siempre o tal vez estás listo para ir a celebrar con nosotros". Ross le habló como de costumbre a nuestro hijo mientras acariciaba mi estómago con sus manos. Se había vuelto algo normal para nosotros hablarle y hacerle escuchar música. Ross continuó hablándole. "Hoy lanzo mi primer álbum como solista y todo es gracias a la insistencia de tu mami, sin ella nada de esto sería posible, y es literal, ya que inspiró todas mis canciones y me insistió en seguir con esto. ¿Cierto que es la mejor? No puedo estar más feliz en mi vida de tenerlos a los dos". Sus palabras me llenaron el corazón de alegría. De pronto algo inesperado sucedió, nuestro bebé se movió y pateó ante su voz. Yo lo había sentido moverse antes pero nunca con la fuerza suficiente para que Ross lo sintiera. Él inmediatamente me miró sorprendido. "¿Sentiste eso?", preguntó.

"Sí", respondí asintiendo igual de sorprendida.

"¿Ese fue nuestro pequeño pateando?".

"Sí", volví a afirmar emocionada.

"Wow mi corazón está latiendo desaforado", dijo en éxtasis tocando su pecho con una mano. Mi corazón se llenó de alegría al verlo así de emocionado. Eran estos detalles los que cada día me enamoraban aún más de él.

"Esto significa una sola cosa", le dije llamando su atención.

Él me miró curioso. "¿Qué?", cuestionó sin parar de sonreír.

"Nuestro pequeño bebé está feliz de tenerte también", respondí sonriéndole de vuelta.

Ross me abrazó y besó mi frente.

"Soy el hombre más afortunado del planeta", afirmó suspirando.

...

Cómo siempre la celebración fue en la casa de los padres de Ross. Se suponía que la fiesta sería pequeña y discreta pero tan pronto llegamos notamos que de pequeña y discreta no tenía nada. El patio trasero estaba repleto de personas, muchos familiares y amigos, y la música estaba a todo volumen. Ross y yo nos miramos mutuamente y suspiramos, jamás debimos confiar en Rydel.

Ya que claramente las palabras fiesta y discreción no van juntas en su mundo.

"¡Ya están aquí! Denle la bienvenida a Ross y Laura, o como sus fans dirían ¡Raura!", oímos decir en broma a ella misma por el micrófono. Todo el mundo se volvió a mirarnos, ambos saludamos con nuestras manos y sonreímos sorprendidos ante la repentina atención. Comencé a reconocer la cara de los invitados y de pronto entremedio de la multitud algo me sorprendió y me llenó de alegría. Noté a cuatro personas que no esperaba ver esta noche y sin pensarlo corrí hacia ellos a abrazarlos. Había pasado meses desde que no los veía.

"¡Raini, Calum!", exclamé emocionada. Los había invitado a la celebración pero todos habían asegurado tener otros compromisos. "¿Qué hacen aquí?", les cuestioné incrédula.

"Todo fue idea de Rydel ¡Esa chica es malévola!", Calum bromeó respondiendo a mi pregunta. Giré mi rostro para ver a Rydel y ella se encogió de hombros sonriendo inocentemente. Le sonreí devuelta.

Raini se acercó a mí y llamó mi atención al tocar mi vientre. "¡Te ves tan linda y esta barriga creció al fin!", exclamó sorprendida.

"Ya era hora de que mi pequeño o pequeña se hiciera notar", le dije con alegría.

"Sé que no quieres saber el sexo pero mi experiencia con mis sobrinos me dice que esta barriga es de una linda niña", ella comentó con seguridad.

Yo reí en respuesta. "Bueno habrá que esperar hasta que nazca para saber si haz acertado".

Ross me abrazó por la espalda y posó sus manos sobre mi vientre. "Nuestro bebé será amado sin importar que sexo sea. Sin embargo, tengo esperanzas que será un pequeño Ross", él le dijo a Raini.

"Siento decepcionarte Ross pero será una pequeña Laura", Raini le respondió con seguridad.

"Y esperemos que sea igual a ella porque amigo eres bastante feo", Calum bromeó provocando la risa de todos.

El resto de la noche estuvo genial, tenía que admitir que Rydel logró montar una fiesta increíble, llena de alegría, música, comida y amigos.

Era perfecto.

Mientras conversaba animadamente con Vanessa y Raini escuché a alguien aclararse la garganta para hablar. Mire hacia dónde provenía la voz y había un micrófono instalado junto con Ross de pie con su guitarra colgada al hombro.

"Queridos amigos y familia me permiten un momento para compartir algo con ustedes", Ross dijo a los presentes. Todos se dieron vuelta hacia él dándole la atención solicitada. "Quisiera cantar una canción del álbum que estoy lanzando hoy, esta canción está inspirada en el amor de mi vida y explica cómo ha sido volver a tenerla en mi vida. Laura esto es para ti".

Me miró a los ojos y comenzó a cantar mientras tocaba la guitarra una melodía lenta. (A/N: La canción se llama Milagro y es de un grupo chileno llamado Lucybell, si pueden escucharla la amarán)

"Puede que salte al cielo
creyendo ir al infierno.
Perder no impide apostar,
tienes que ser un milagro.

Puede que salte y me arrastre
cielo, efecto retardante.
Ceder permite hablar,
tienes que ser un milagro.

En donde estés,
cuando quiera abrazarte,
y como estés, ya estoy ahí,
el sol entre tus labios,
soy el sol.

Puede que salte del cielo,
seguro de ir al infierno.
Ceder no es perder,
juro que eres un milagro.

En donde estés,
cuando quiera abrazarte,
y como estés, ya estoy ahí,
la luna entre tus labios,
soy la luna.

Doy luz por reflejar,
soy tú, tu eres yo."

Tan pronto había comenzado Ross a cantar, yo ya estaba llorando. Estaba tan emocionada de ver el fruto de su trabajo y a la vez ser testigo de lo mucho que me ama. Cuando finalizó no dude ni un segundo y me acerqué para abrazarlo con todas mis fuerzas y escuché aplausos de fondo. Ross me abrazó la misma intensidad y pareció que el mundo de pronto desapareció y éramos solo nosotros y nuestra felicidad de estar juntos.

Luego de un momento Ross se alejó de mí para arrodillarse frente a mí y metió su mano derecha en el bolsillo de su chaqueta para sacar una pequeña cajita de terciopelo azul marino.

Y me congelé en ese instante.

Estaba teniendo una especie de flashback de hace un par de meses atrás.

"Laura, mi amor", Ross comenzó a hablar emocionado. "Fue hace un tiempo que me diste una respuesta y fui el hombre más feliz de la tierra, hoy aquí, quiero que todos nuestros seres queridos sean testigos de lo mismo que te pregunté unos meses atrás. ¿Quieres casarte conmigo?".

Él abrió la pequeña caja con anillo delicado de oro y un pequeño diamante que resalta.

Tarde unos pocos segundos en reaccionar, nuevamente Ross estaba frente mío pidiéndome que fuera su mujer.

Era muy afortunada.

"¡Sí quiero!", exclamé sonriéndole. Él de inmediato colocó el anillo de compromiso en mi mano izquierda. Todos comenzaron aplaudir y luego se acercaron a felicitarnos.

No sabía como tanta felicidad podía caber dentro de mí.


Para medir su entusiasmo unos 10 comentarios y además me ayudarían mucho para motivarme a seguir.

¡Un abrazo gigante!