Disclaimer: Casi todos los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto. La historia es completamente mía.

Explico abajo el por qué casi suspendo este fic, por favor leer.


Capítulo 10 "La restauración divina"

— ¿Un niño? ¿¡Un bebé!? ¿¡Seré padre?! ¡Seré padre!

Sin pensarlo dos veces salió, no le tomó menos de dos segundos para abrir la ventana y saltar por los ya altos edificios de Konoha, gritando que sería padre hasta que su voz se perdió dejando a las dos mujeres (Hinata y Shizune) en el pequeño cuarto donde les habían dado la noticia.

— Parece ser que aún no madura lo suficiente… —murmuró Shizune, justo después para mirar a Hinata que se acariciaba el vientre con una muy ligera sonrisa y los ojos cristalinos. Su mirada directamente hacia la ventana donde Naruto había salido apenas unos segundos atrás.

— No… —susurró con su característica voz suave captando toda la atención de Shizune. — Es felicidad, solo que él tiene una forma particular de demostrarla… —las lágrimas que aguardaban sus ojos perla se deslizaron por sus mejillas sonrojadas mientras su sonrisa se extendía y aferrando su mano a su vientre, cayendo en cuenta que a partir de ahora, su vida ya no sería solo suya.

Naruto buscaba desesperadamente a la primera figura paternal que había tenido, la primera persona que decidió creer en él; Iruka. No podía creer que fuera a ser padre, que su familia con Hinata crecería, apenas caía en cuenta de que la había dejado sola con Shizune en el cuarto del hospital. Había sido tanta su emoción que la había dejado ahí necesitando contarle a la única figura paterna que había tenido en su vida.

La imagen de sus padres pasó fugazmente por su mente, una sensación le invadió en el pecho y tuvo que detenerse en un techo para poder aclarar sus pensamientos.
Ya en el techo, no muy lejos de las 6 caras de todos los Hokages, miró al rostro tallado de su padre, posó su mano en su pecho y la aferro ahí, luego dirigió la mirada al cielo. Un hermoso cielo azul, iluminado por el sol que se encontraba en lo alto del lugar.

— Papá, mamá, Ero-sennin… Ahora seré padre… Espero y me observen todo el tiempo… —murmuró, con su mirada fija al cielo y su mano derecha aferrada a su corazón. — No los defraudaré, obsérvenme dattebayo.

Y era cierto, además de querer ser Hokage, uno de sus sueños más grandes era tener una familia, alguien que lo recibiera en casa, alguien que mantuviera su hogar cálido. Ahora había alguien, una mujer que amaba más que nada. Y ella ahora le entregaría la familia que tanto había querido. No podía pedir más y es que tampoco lo haría. Aun cuando deseara a sus padres y a Jiraiya con él, sabía que desde algún lugar no muy lejano, lo observaban con orgullo.

Rindiéndose respecto a encontrar a Iruka, dio media vuelta dirigiéndose nuevamente al hospital. Ya encontraría el momento para decirle a su sensei la gran noticia. Mientras tanto, apenas caía en cuenta que había dejado a su esposa en el hospital, sola.

Llegó lo más rápido que pudo a la ventana, sus ojos azules buscaban a Hinata, pero ésta se había ido.

— ¿Hinata? —se preguntó para sí.

Entró con cuidado en la habitación sin éxito en encontrarla, abrió la puerta encontrándose directamente con Tsunade y Shizune.

— Ah, Naruto, ya me dijeron la noticia. Felicidades. —dijo Tsunade posando su mano en el hombro del joven ninja en señal de todo el apoyo posible. Era hermoso ver como todos aquellos niños comenzaban a construir una vida llena de responsabilidades. Habían crecido bien.

Naruto sólo la miró, sus ojos azules brillaban y su sonrisa mostraba todos los dientes. Tsunade notó que la mirada de Naruto era distinta. Él siempre demostraba luz, él era luz. Pero en esos momentos, su felicidad era fácilmente contagiable con la gente a su alrededor.

— Gracias abuela. —respondió Naruto posando su mano en su cabello rubio ahora corto, estaba ligeramente apenado. Solo un poco. — ¿Sabe dónde está Hinata?

— Oh, salió hace unos minutos del hospital, dijo que iría a su casa. No debiste irte así como así, Naruto. —lo regañó Shizune. — De igual forma, felicidades.

— Fue la emoción dattebayo, tenía que decirle a Iruka Sensei, pero no lo encontré. —se excusó, rascándose la nuca, apenado.

— De igual forma, Hinata se fue hace apenas unos minutos, si te das prisa, podrás alcanzarla. —dijo Tsunade con una calma sonrisa.

— Gracias dattebayo, ahora tengo una esposa y niño que cuidar más. —sonrió, corriendo por los pasillos del hospital, acercándose directamente a la salida.

No sabía como cuidar a una mujer embarazada. No sabía siquiera como es que crecería un bebé —su bebé— en Hinata, pero estaba emocionado. Pronto recordó a Sasuke y Sakura, deseaba contarles a sus dos mejores amigos. Seguramente ellos estarían felices con la noticia (Sakura demostrándolo más que Sasuke) Pero, se alegrarían por él, estaba seguro. Él también esperaba que pronto ambos regresaran con un bebé también, una niña sería magnifica para Sasuke.

— Cuando regresen será lo primero que sepan. —murmuró para sí intentando encontrar a Hinata.

— ¡Hinata! —escuchó la peliazul a lo lejos, volteando sus ojos perla hacia esa dirección, encontrándose con quien ahora era su marido. Naruto.

— Oh, Naruto-kun, esperaba verte en casa. —dijo Hinata con su típica voz suave y calmada.

El rubio no pudo evitar fijar sus ojos azules en el vientre de su esposa, también notando la mano delicada que se posaba ahí. Sin pensarlo dos veces, se hincó, tomando su mano y acercando su cabeza. Captando la atención de los habitantes de Konoha, que veían la escena curiosos, pronto comprendieron la situación, y sonrieron por el héroe de Konoha y del mundo ninja.

— Me pregunto si será un niño, o una niña tal vez… —murmuró para sí sin alejar su cabeza, acariciando suavemente el vientre. Acto seguido se levantó depositando un dulce beso en los labios de Hinata. Alimentando la curiosidad de algunos de sus espectadores. — Vamos a casa.

— Naruto-kun, necesito ir con mis padres. —declaró, sus mejillas sonrosadas conmovieron a Naruto. — Y a otro lugar.

No hizo falta que el rubio preguntara, la simple mirada nostálgica de ella le indicó todo lo que necesitaba saber. Con un asentimiento por parte de él se dispuso a caminar con ella hacia donde se encontraba el clan Hyuga.


Sasuke esquivaba varios golpes de rocas de su enemigo lanzaba desesperado, Sakura apenas recuperaba de poco a poco la conciencia y él intentaba protegerla del enemigo a toda costa, pero éste estaba tan enojado por la súbita derrota de su compañera que sólo quería destruir a Sasuke y muy de paso, a la pelirrosa que lo acompañaba.

Ella escuchaba y veía todo borroso, apenas había abierto sus ojos. Con suma delicadeza llevó su mano a su vientre. La herida que la había atravesado había desaparecido y ya podía respirar perfectamente. Su ropa ninja estaba por de más decir arruinada, un enorme hueco llegaba de su vientre al inicio de su pecho y era lo mismo por la parte de atrás. Poco a poco logró escuchar mejor y ver lo que sucedía mientras ella se encontraba dentro de la mano del susanoo. Sorprendiéndola, un golpe la hizo levantarse. Encontrándose con la espalda de Sasuke que no había volteado a verla. Sus ojos Jade se encontraron directamente con los ojos castaños del hombre que la miraba con nada más y nada menos que desprecio puro. Ella pronto entendió que el hombre intentaba atacarla a ella para debilitar a Sasuke, al menos él esperaba que eso funcionara con el pelinegro.

— Sasuke-kun. —exclamó, pero Sasuke decidió ignorarla, aunque por el leve movimiento que hizo su cabeza al oír su voz sabía que la había escuchado.

Con un rápido movimiento Sasuke logró empujar al enemigo, dejando aún a Sakura dentro del Susanoo. Ésta no tenía idea de cómo destruirlo e ir a luchar con él. Ella había visto la expresión del Uchiha cuando fue atravesada y no sabía cómo reaccionar a aquella mirada, ahora su incertidumbre respecto a lo que Sasuke sentía por ella había aumentado considerablemente. Y sí, aun después de todo, ella seguía dudando. Por más que le doliera.

No era que pensara que Sasuke no la quería, lo había demostrado en muchas ocasiones que sí lo hacía y que la protegería, aun cuando eran niños. Pero muy en el fondo y por muy egoísta que sonara, necesitaba que él mismo le dijera cuales eran sus sentimientos al respecto, aunque, tendría que desistir, puesto que Sasuke nunca demostraba abiertamente lo que sentía, lo hacía con gestos y, probablemente, él ya lo había demostrado considerable cantidad de veces.

— ¡Sasuke-kun! —gritó esperando alguna reacción. Finalmente estaba lista para luchar -de nuevo- no permitiría que Sasuke siguiera protegiéndola y sabía que entre los dos sería más sencillo vencer al enemigo. — Déjame salir de aquí.

Pero Sasuke seguía luchando. Había incendiado con el amaterasu la pierna y brazo del hombre, pero éste nuevamente las había convertido en una especie de lodo y las había dejado quemándose ahí, yendo a luchar nuevamente e intentando golpearlo con enormes bolas de roca.

Sasuke había escuchado a Sakura la primera vez, pero había decidido ignorar el llamado de su nombre, no quería que fuera más una molestia. Aun cuando ella hubiera derribado al primer enemigo, le había costado más que su ropa ninja, y él no planeaba quedarse como si nada. Él había planeado dejarla en el susanoo, "dormida" aunque mantenerla ahí le resultaba un inconveniente para luchar. Ahora ella estaba despierta y sabía lo persistente que Sakura podría llegar a ser.

Con el golpe de la katana, intentó atravesar al enemigo, sin éxito. Éste retrocedió hasta llegar con su compañera aún inconsciente. Sasuke lo siguió listo para atacar y terminar con él de una vez por todas, al momento de llegar el ya cargaba a Yumiko.

Sasuke empuñó su espada y los atravesó a juntos pero para su sorpresa ambos se deshicieron a sus ojos, convirtiéndose en lodo.

Aun así Sasuke ya había previsto aquello, sabía que al momento de haber cargado a su aliada éste se marcharía, y lo hizo. Había huido. Aun así Sasuke se había mantenido tranquilo ante la situación que acababan de pasar. Viró sus ojos hacia Sakura que también lo veía directo a los ojos, desvió su atención hacia su ropa ninja, un enorme hueco en éste que mostraba su plano abdomen, y unos cuantos moretones comenzaban a aparecer en éste, además, no tenía el rombito que adornaba su frente y él, por extraño que sonara, comenzaba a extrañarlo. Su rostro siempre impecable ahora tenía varios moretones y sangre seca en las comisuras de los labios. No pudo evitar recordar su aspecto en los exámenes chunnin cuando ella los había defendido de aquellos ninjas del sonido. Arriesgando su vida en el proceso. Floreciendo por primera vez.
Él no sentía la misma ira que cuando la vio en ese aspecto deplorable cuando tenían 12 años, pero ciertamente estaba molesto por la situación y por permitir que ella se arriesgara de tal forma.
Tal y como aquella ocasión ella le había demostrado lo capaz, fuerte y decidida que podía ser, pero había resultado herida en el proceso. Como siempre. Y él lo había permitido. Aun cuando en la ocasión anterior, él y Naruto habían estado inconscientes. Naruto por enfrentarse a Orochimaru y él por permitir que éste pusiera la marca de maldición en su cuerpo. Aún entonces y con sólo 12 años Sakura había logrado entorpecer a uno de los enemigos. Y ahora a sus 19 años, ella había logrado vencer a una fuerte enemiga demostrando así, lo excepcional que siempre había sido sin ser de un clan reconocido, tal y como él, Ino, Shikamaru, Shino, Hinata, etc.

Y no era una sorpresa para él puesto que, aún con sus ideas obsesivas de venganza y su odio que día a día crecía en su juventud, él notaba la inteligencia de la pelirrosa, siempre lo había notado y se lo había demostrado antes de que empezaran los exámenes chunnin. Ella siempre había sido la primera de su clase, después de él claro estaba.
Aun cuando en un momento, él se molestó por lo inmadura que resultaba en algunas ocasiones, siempre siguiéndolo y preocupándose más por él que por ella misma y su progreso como ninja, el cual, no podía ser más mediocre. Dadas sus limitaciones.
Pero eso había cambiado, y ella se lo había demostrado sin tener intenciones de impresionarlo, en lo absoluto.

Poco a poco se acercó a ella, manteniendo una expresión serena pero muy seria. Sakura, con una leve sonrisa en los labios y aún dentro del susanoo que comenzaba a desvanecerse puso su mano en el hueso de éste ensanchando su sonrisa a medida que Sasuke se acercaba a ella. Feliz de que, -por ahora- todo había terminado. En el momento en que el pelinegro llegó con Sakura, el susanoo se desvaneció por completo, como si Sasuke quisiera asegurarse de que no había inconvenientes ni enemigos cerca antes de desactivarlo por completo asegurando estar junto a ella para protegerla si algo sucedía. No obstante, todo permaneció silencioso y tranquilo.

Instintivamente Sakura bajó su mano y permaneció varios segundos mirando a Sasuke, pensando seriamente si hacer finalmente lo que tanto quería hacer desde que lo vio acercarse, o podría decirse, desde siempre.

Sasuke abrió la boca para decir algo, siendo sorprendido por Sakura que lo había abrazado, poniéndose de puntillas para poner su cabeza justo a lado derecho de la cabeza del pelinegro, aún sin decirle nada. Sasuke en cambio no sabía cómo reaccionar. En el pasado, siempre le había molestado que cualquier persona (incluida Sakura) invadiera su espacio personal de esa forma, tan íntimamente y personal, dado que nunca estuvo acostumbrado a esos tratos. Pero ahora sentía cierta calidez. Levantó su único brazo dudando si ponerlo en la espalda baja de Sakura y responder al abrazo o dejarlo caer a su lado y permitirse disfrutar el momento sin desconcertarla, manteniéndolo ligeramente arriba, dudando aún y bajándolo al final después de ver la espalda baja desnuda de Sakura. Podía ver las mallas de ésta que aún se mantenía de puntitas.

— Sakura. —masculló con voz ligeramente ahogada captando su atención. Ella inmediatamente se separó, apenada. Había disfrutado del momento más de lo que debería puesto que Sasuke no había puesto ninguna resistencia, en absoluto. Para sorpresa de ella.

— Perdona, Sasuke-kun.

Él negó, con ambos ojos cerrados restándole importancia. Su mirada serena abriéndolos de nuevo. — Necesitas cambiarte.

Ella ensanchó los ojos. Era cierto, el hueco de su vestido se había ampliado considerablemente cuando ella se había estirado para abrazarlo. Ahora incluso se podía ver su sostén deportivo, ocasionando un rubor en sus blancas mejillas mientras estiraba inútilmente la tela para cubrirse por delante, olvidando el hueco que también tenía por detrás. — Ahhh, yo… —balbuceaba, poniéndose cada vez más roja.

Para sorpresa de ella, Sasuke se quitó el enorme poncho que siempre traía poniéndolo torpemente en la cabeza de ella. — Tápate. —casi ordenó, sin disimular la molestia en su voz al saber que ella estaba casi desnuda en la intemperie. O tal vez estaba exagerando.

Ella, obedeciendo, se puso el poncho aspirando al instante el olor a hierba y tierra mojada de éste más el aroma masculino característico que Sasuke tenía desde que ella podía recordar, imaginando qué se sentiría oler su aroma directamente desde su cuerpo. Sabía que Sasuke usaba ese poncho diario y probablemente dormía en la intemperie con la prenda. Todo se sentía tan condenadamente íntimo que ella comenzó a sentir las mejillas calientes sabiendo al instante que éstas se habrían enrojecido aún más seguramente. Aprovechó el momento en que Sasuke volteaba en varias direcciones para alzar el pesado poncho, sólo para cubrir sus mejillas rojas. Sasuke, al voltear hacia ella no pudo evitar enarcar una ceja preguntándose mentalmente sobre lo que Sakura estaba haciendo o tenía intenciones de hacer.

— No te lo quites, no está sucio. —ordenó sin sonar ofendido, acercando su mano para bajarlo de las mejillas de Sakura, aumentando el rubor de ella que había retrocedido para que él no descubriera su momento de vergüenza.

Él aun cuando había dormido en la intemperie y en distintos lugares en su viaje de redención era una persona sumamente limpia y aseada, siempre lo había sido aun cuando había pasado dos años y medio en las asquerosas cuevas de Orochimaru. Por lo tanto no dudaba del estado del poncho y tampoco creía que Sakura encontrara desagradable portarlo. No, había otra razón.

— No, no es eso… Es… —intentaba articular una respuesta coherente, Sasuke no era estúpido o crédulo (no como Naruto) y no creería cualquier excusa. Pero ella estaba resultando más orgullosa de lo que imaginaba al no permitir que Sasuke viera sus mejillas enrojecidas.

Antes de que se diera cuenta, el pelinegro bajó con poco tacto, el poncho, abriendo ligeramente los ojos por la sorpresa. Sakura lucía completamente sonrojada, intentando inútilmente tapar su rostro con las manos y expresión molesta. Y por supuesto él nunca admitiría, ni en voz alta, ni para sí mismo, que había encontrado su expresión, ¿tierna? ¿Patética? No sabía. Causándole sólo un poco de gracia que ella intentara ocultar desesperadamente su sonrojo de él. Sin decirle nada, dio media vuelta para buscar sus pertenencias y de paso para que Sakura pudiera controlar sus reacciones con toda la privacidad posible.

Acercándose hacia las mochilas, vio el color rojo brillante carmesí llamando su atención, haciendo un horrible contraste con el verde pasto y la tierra. Sangre de Sakura aún fresca en el suelo. La misma que había salido de su boca y vientre incesablemente. Él, aunque ya estaba acostumbrado a la sangre y a su olor. Seguía resultándole desagradable el sólo verla. Recordaba los malos recuerdos.

— Sasuke-kun… ¿Dónde dormiremos? —preguntó, poniéndole más atención al poncho de Sasuke mientras se acercaba a él distraídamente. Pronto ensanchó los ojos, malinterpretando sus propias palabras. — Quiero decir, ¿a dónde…

— Sakura. —la cortó, alargando su nombre como solía hacer. Ella volteó poniendo por fin atención a él y después a lo que Sasuke tanto veía, haciendo una mueca y poniéndose a su lado. Él seguía mirando hacia la misma dirección, sin decirle nada.— ¿Qué causa tu jutsu en ti? ¿Cuáles son las consecuencias de una regeneración tan rápida? —preguntó, haciéndolo sonar más como una orden.

Sasuke, que estaba ligeramente sorprendido de la fortaleza de su acompañante. No podía sacar de su cabeza la imagen de ella atravesada por un brazo, sacando tal cantidad de sangre de su boca y vientre. No podía tratarse de algo que pudiera hacer muy seguido. Algo así debía tener sus consecuencias y él esperaba, -de cualquier forma- saberlas.

— ¿Debemos hablar de esto? —preguntó, intentando evadir el asunto. Sin embargo Sasuke le dedicó una mirada y ella no tuvo más remedio que decirle. — Acorta la vida. —contestó ella, sin dudar y sin atreverse a verlo. No tenía sentido alguno negarle tal información, que tarde o temprano, terminaría obteniendo.

Él, sin ocultar su sorpresa, volteó a verla por fin para decirle algo, tal vez la regañaría, pero no sabía cómo decirle las cosas, mucho menos después de que su atención fuese a parar a su frente. El pequeño rombito purpura lentamente comenzaba a aparecer nuevamente. Aún no se acostumbraba a que eso ya era parte de ella y lo tendría por siempre.

Alzó su mano, instintivamente para rozar su frente, aquel diamantito tan curioso, deteniéndose solo a centímetros, mirándola directamente a los ojos jade que lo miraban de nuevo, sus mejillas sonrosadas y sus pupilas dilatadas por su súbita acción y captando el sonrojo de sus mejillas que había vuelto a aparecer. Conteniéndose de lo que quería hacer. Alejó su mano inmediatamente y se dio la media vuelta. — Vámonos.

Sin esperarla, comenzó a caminar apresuradamente. Sakura, levemente pasmada. Corrió hasta alcanzarlo y caminar junto a él en total silencio. Era de esos momentos donde no valía la pena hablar pues, las palabras sobraban.

Se dispusieron a caminar un largo rato en busca de alguna aldea para pasar la noche, la cual no tardó en llegar, dejando a ambos caminando en el bosque, lo único que los guiaba era apenas la luz de la luna.

Llegando enfrente de un enorme y frondoso árbol, Sasuke sin decir nada hizo una seña a Sakura para que se detuviera.

Dada la situación de Sakura y el hecho de que quedarse en el bosque era riesgoso para ambos, decidió buscar alguna aldea cercana o una casa abandonada que les sirviera para quedarse.

Sasuke subió el enorme árbol, controlando perfectamente su chakra llegando rápidamente hasta la punta de éste, que enseguida se tambaleó un poco, Sakura al verlo, recordó aquella vez que habían aprendido a controlarlo. Especialmente Naruto y Sasuke, ella en cambio había demostrado su perfecto control de éste tal vez de los mejores recuerdos que tenía de su infancia, antes de notar como Sasuke se alejaba más y más de todos. Divisó como Sasuke llegaba hasta la punta del árbol agarrándose de éste y espero a que él viera algún buen lugar para quedarse, porque aunque no lo admitiría nunca, lo que más necesitaba en esos momentos, era dormir unas horas.

Sabía que no había sido buena idea usar la restauración divina, y aunque había sido por un momento, el impacto que sufrió y la gravedad de la herida la habrían matado de no poseer esa técnica, lo cual aún no le aclaraba a Sasuke, y al menos durante ese tiempo, no planeaba hacerlo.
Antes de que se diera cuenta, Sasuke bajó sorprendiéndola,

— Hay una casa con las luces apagadas como a un kilómetro, ¿puedes caminar? —preguntó.

— Ah, por supuesto. Vamos. —asintió, aun cuando sí se sentía exhausta. Esperaba que el kilometro no fuera demasiado para ella. Todo lo que quería era dormir.

Caminaron durante varios minutos a paso lento, cada uno sin decirse palabra, Sasuke mantenía activado el Sharingan por cualquier causa y Sakura sentía que sus talones y tobillos ardían por la constante caminata.

Desde la guerra no había trabajado tanto, había sanado a toda la gente de la aldea destruida, había soportado a Sasuke ebrio, y había activado el Byakugou. Agradecía internamente la paciencia que Sasuke estaba demostrando, aunque, a decir verdad, la merecía.
Aun con todo el trabajo, con todo el esfuerzo que había tenido esos días, ella no podía estar más feliz. Finalmente tenía tiempo a solas con Sasuke, finalmente podía hablar con él (Aunque él se limitara a escucharla) finalmente podía comprender a Sasuke y demostrarle que nunca estaría solo de nuevo, que aun en sus miles de viajes, él siempre tendría un lugar al cual regresar, con ella, con Naruto, con la aldea entera. Finalmente podía demostrarle lo que le había jurado cuando él se fue, y no podía estar más feliz con ello, con el hecho de que Sasuke no estuviera sólo y pudiera finalmente, encontrar la paz que tanto merecía.

Y, no significaba que justamente esa paz fuera solo de su parte, pues, Naruto contribuía más de lo que ella hubiera hecho alguna vez, y ella estaba feliz de verlos como los hermanos que siempre habían sido. Y esperaba que, durante mucho tiempo más, todo siguiera así. Que ellos tres fueran felices.

Unos minutos más tarde, llegaron a la que parecía ser una enorme casa desvencijada y abandonada. Casi la cubría la vegetación que no dejaba de crecer casi tapando la puerta. Y para suerte de ambos, era perfecta en todos los sentidos.

— Vamos. —dijo Sasuke, Sakura siguiéndolo.

Con cuidado, caminaron por el enorme pasto, Sakura sintiendo éste por los pies, causándole inmediato escalofrió.

— Con cuidado. —agregó Sasuke, tomando el poncho para guiarla mejor, Sakura agradeciendo internamente el gesto.

Cuando llegaron a la puerta, Sasuke simplemente le dio un fuerte golpe, ocasionando que se abriera y una enorme cantidad de polvo saliera, ensuciándolos a ambos.

— ¿Seguro que no… no quieres dormir en la intemperie? —preguntó Sakura tosiendo, junto con Sasuke que comenzaba a arrepentirse de meterse en esa cueva, desistiendo cuando pudo notar mejor el interior.

— No, el piso de arriba debe ser mejor. Vamos. —ordenó, casi. Tomando a Sakura del poncho y llevándola con él.

Aun en la completa oscuridad, Sasuke pudo guiarse a través del Sharingan, llevando a Sakura consigo. Cuando llegaron a las escaleras más pronto de lo esperado, Sakura dio un saltó junto con un gritito, llamando la atención de Sasuke que en seguida se puso a la defensiva y antes de preverlo, Sakura salto como niña directamente a su cuello;

— S-sakura. —exclamó Sasuke, al no poder sostener a Sakura, ambos cayeron desde el primer escalón directo al suelo. Ella sin poder ver nada.

— Ahhh, ¡algo me rozó el pie! —gritó, levantándose como pudo y ayudando a Sasuke a levantarse también quien soltó una leve risita silenciosa.

— ¿De qué te ríes? —exclamó avergonzada.

— Peleamos contra Kaguya y Madara y tú te asustas por una posible ardilla... —dijo, tomándola nuevamente del poncho.

Sakura se limitó a quedarse callada, no había mucho que argumentar al respecto, así que sólo lo siguió a donde fuera que el la guiara.

Cuando llegaron al piso de arriba, sasuke soltó a Sakura y sin decirle nada, activó el susanoo, iluminando toda la habitación.

Todo era un completo desastre, papeles regados, un escritorio roto y aventado justo en la ventana. Todos los animales habían escapado cuando Sasuke encendió el susanoo y sólo quedaba el desastre y ellos dos. Era una enorme sala y sólo había un sillón viejo, sin mover, a diferencia de todo el lugar que estaba desordenado. Incluso un librero lleno de pergaminos estaba a punto de colapsar, con varios pergaminos abiertos y regados por todo el suelo, junto con algunas hojas.

Sakura rápidamente tomó un bote de basura junto a varias hojas blancas y las metió en este, poniéndolas en el centro.

— Sasuke-kun, voy a necesitar que uses fuego. Por favor.

Él sin decir nada, hizo un sello y pequeñas bolitas de fuego fueron a parar al bote, prendiendo todo e iluminando el lugar. Sasuke decidió desactivar el susanoo y simplemente le dio una mirada a donde se encontraban.

— Quédate aquí. —ordenó, subiendo al siguiente piso. Ella simplemente se sentó y disfrutó del calor.

Sasuke revisó cada habitación del lugar, activando el sharingan por si había otra presencia. Parecía el lugar adecuado para que ambos se quedaran, y a él le parecía que era bueno para que Sakura descansara con toda libertad.

Cuando terminó de inspeccionar la zona, se dirigió nuevamente a donde se encontraba Sakura que parecía absorta leyendo los pergaminos.

— ¿Qué es eso? —preguntó, sentándose a su lado y tomando otro de los pergaminos tirados.

— Información sobre las aldeas... Está es de Konoha. Está el nombre de cada habitante... De hace 50 años. —respondió. Entregándole ese, a la par que Sasuke le entregaba el que él leía.

— Mira Sasuke-kun, aquí hay información de tus padres...

Sasuke tomó uno y comenzó a leer, era el nombre de su padre cuando tenía diez años, su grupo sanguíneo, el nombre de sus padres y sus calificaciones en la academia ninja. Junto con una foto.

— Tu papá se parecía mucho a tu hermano. —dijo Sakura, señalando la foto. Sasuke apenas sonrió.

Después, apareció su mamá, una niña de tan sólo nueve años. Tenía el cabello negro y los ojos igual. Casi idéntico a Sasuke pero con una mirada más expresiva y feliz.

— Eres idéntico a tu mamá... Era preciosa. —murmuró, dedicándole a Sasuke una mirada de tristeza y recargando su cabeza en su brazo. Sabía que a él no le agradaba hablar o ver a sus padres y ella, en ese aspecto, no sabía cómo hacerlo sentir mejor.

— Soy el último Uchiha del mundo ninja... —murmuró. Enrollando el pergamino y tomando otro.

— ¿Y si hay más Uchihas? Podría haber en alguna aldea... O...

— Soy el último. —la interrumpió, terminando la conversación ahí. — Vamos, tú dormirás en el sofá, yo lo haré en el suelo.

— ¿No hay alguna habitación? —preguntó ella. Sasuke permaneció callado. — Podrías...

Él sólo cerró los ojos negando con la cabeza y una sutil y leve sonrisa se le formó en los labios; — No importa. Yo dormiré a un lado del sillón.

Ella le devolvió la sonrisa. Se acercó al sofá donde por desgracia no cabían dos personas. Con un poco de incomodidad, se recostó y permaneció viendo a Sasuke que continuaba mirando los pergaminos, sintiendo los párpados pesados. Perdiéndose en el sueño antes del darse cuenta.


¡Hola!

Bueno, la última vez que actualicé esto fue a final del año... Ya sé, no es justo para ustedes que yo haga esto. Quién sabe si recuerdan la historia ya... Y la había dado por suspendida. Pero unas personas me motivaron a continuarlo, y fue suerte porque, tenía la mayoría de éste capítulo. ¡Gracias!

Esto es lo que sucedió, cuando estaba escribiendo esta historia, Me empecé a involucrar demasiado con el fandom… Y ya saben, el fandom de Naruto es conocido por ser uno de los peores… Las fans de Sakura y Hinata se medio matan entre ellas con una estúpida competencia sin sentido. Además. Están las peleas por ships… Y fue ahí donde conocí a cierta hater extremista de Sakura y fan loca del SN…

Esa tipa me enervó los nervios, me estresaba y me ponía de malas. Sé que es estúpido fijarme en ese tipo de cosas, pero lo hice, y me jodió completamente mis ganas de ver Naruto. Además de joderme el shippear el SS y lo peor, no puedo ver a Naruto y Sasuke juntos, no me enoja, pero me hace sentir mal, porque me recuerda lo podrido del fandom (No digo que las SN sean lo podrido del fandom, lo podrido son los haters en general)… Realmente, yo shippeaba de broma a Naruto y Sasuke, y para mí son hermanos, no puedo shippearlos porque PARA MÍ, roza el incesto… xD Pero igual, me jodió todo agregando además que el relleno infinito de Naruto hizo que me fijara en otros animes, conociendo así mi otp preferido que es el Royai (Roy Mustang y Riza Hawkeye de FMA) y mi anime y manga favorito, el cual es igual FMA, de hecho, estoy escribiendo otro fic, por si tengo a lectoras SS que les interese el Royai, sepan que no lo subiré hasta que lo termine, para no cometer el mismo error que con éste.

De igual forma, finalmente lo continúe, y espero que les guste… De verdad. Sé que no me merezco que dejen comentarios o apoyo, fallé a la hora de actualizar cada semana y lo siento mucho… Intentaré ser más responsable y seguir con esto porque me gusta y me divierte escribir. Es precioso.

Y sin más que decir, los dejo, tengan una linda vida. :3 (Dejen reviews respecto al cap, sé que no los merezco pero, por fa. xD)

Leslie H.