Capítulo VIII- Los ojos de Lucy-
Capítulo XII- Las palabras mágicas-
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Los ojos de Lucy
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Loke no parecía ser un problema cuando ella le hablaba, o cuando reían, pero aun así me encontré a mí mismo apretando la mandíbula con fuerza.
La noche anterior había ido a buscar a Lissana y Mirajane para hablar del maldito artículo, estuve toda la noche inquieto pensando en mi asistente sola, dormida –como siempre- en el cómodo sofá. Sólo los días en los que me iba, se quedaba dormida ahí y me gustaba pensar que era su forma de esperarme; por eso cuando llegué y no la encontré ahí, fruncí el ceño y fui a buscarla a su habitación.
El lugar estaba en penumbras y Happy parecía haberse quedado dormido entre sus brazos. Me acerqué con cuidado pero me detuve a la mitad del camino, ¿Y ahora qué demonios estaba haciendo? Buscaba a ver la linda cara de mi asistente antes de dormir. Mi-er-da.
Salí de la habitación pasando una mano entre mi cabello. ¿Qué había sido eso? Regresé la vista, Lucy continuaba dormida de lado, las sábanas moldeaban la forma de su cintura y caderas y tuve que darme una cachetada mundial para regresar sobre mis pasos. Abrí la alacena y saqué una botella de vino, le saqué el corchó como todo un lunático y luego la empine sobre mis labios.
Necesitaba un descanso de mis abrumadores sentimientos.
A la mañana siguiente, me paré en la entrada con los brazos cruzados; Lucy seguía dormida y Happy estaba maullando desde la orilla de su cama. Levanté una ceja sin entender muy bien por qué no se atrevía a saltar.
Ese gato me divertía demasiado para ser verdad. Movió la cola y se preparó para saltar…se arrepintió y escaló sobre la espalda de la rubia que soltaba unos soniditos que me estaban estrujando por dentro. Más vale que te calmes Heartphilia si no quieres que te ataque.
Happy se metió entre las sábanas y Lucy dio un brinco explosivo gritando—, ¿Qué jodidos haces, tú, maldito-
—¿Qué haces con mi primogénito? —Intenté bromear con una sonrisa que sabía que la enojaba. Pronto todo se volvió de otro color. Los ojos cafés de Lucy se clavaron en los míos y la sonrisa se esfumó. Había estado llorando de nuevo, aquél halo rojo tan conocido giraba en torno a sus párpados. Apreté los puños con fuerza mientras ella dejaba con cuidado al gato en el suelo.
—Lo siento, es que me lastimaba—dijo como explicándose. Apreté los dientes o cometería alguna idiotez, antes de hacerla, me largue azotando los pies en el suelo del departamento—. Oye, Natsu—me siguió con rapidez, saliendo con torpeza de la habitación mientras me dirigía a la cocina. Intenté concentrarme en el desayuno—, lo siento, no quise maltratarlo, solo me asuste un poco y-
Le di una mirada aterradora. Eso es Lucy, calla, que no quiero asesinar a alguien este fin de semana.
—Lo siento.
—Deja de disculparte. —Tú no tienes la culpa de que te hayan lastimado, ¿O sí tonta? No, a culpa la tenían Loke y su prima.
—Lo siento.
Dejé caer las cosas en la tarja y me volteé con furia para dirigirme hacia ella. Parecía un gatito asustado con esos ojos tan grandes y brillosos. Dejé que mis manos llegaran a sus mejillas y me paré justo frente a ella, levantando su rostro hacia el mío sin controlar mis movimientos agresivos.
—Yo-
—Cállate—mi rudeza la hizo fruncir el ceño confundida. Me apresuré a hablar antes que sacara conclusiones precipitadas y me diera una patada justo donde la merecía—. ¿Por qué? ¿Por qué sigues llorando? —me dio una mirada de extrañeza—. Es desesperante cada maldita vez que me levanto y sigues con los ojos así. ¿Crees que te ves linda? Mierda, sí lo haces pero no está bien. —Siguió con esa expresión que me estaba consumiendo vivo—. Lucy. Estoy harto de verte sufrir, es el idiota de Loke, ¿No? ¿Tú…todavía lo amas? ¿Es eso?
Quiso decir algo pero me apresuré a hablar antes—. No digas nada, voy a romperle los dientes, si eso te hace feliz. Basta de llorar por favor, me frustra verte sufriendo todavía. Ya han pasado dos meses. Vamos Lucy, eres una chica fuerte.
—Y-Yo no-
Acerqué mis labios a su cara y me encontré besando sus párpados hinchados. Ella dejó escapar un sonidito que no supe cómo interpretar. Se quedó callada por unos segundos dándome una mirada atónita.
—Pensé que estabas enojado por lo de Happy—Levanté una ceja. Le di un pequeño golpe con uno de mis dedos en la frente, recordaba a mi madre hacerlo cuando decía algo idiota (ahora que lo pienso, lo hacía bastante seguido).
—¿Cómo iba a estar enojado por eso, tonta? —Ella bajó la mirada y después aleteó esas pestañas largas.
—No lo sé—acarició su frente—, tu eres raro.
Me reí con ganas.
—La rara eres tú—dije aguantándome las ganas de dejar más besos en la cara de mi asistente—. Vamos a comer.
La solté.
Si no lo hacía entonces, probablemente nunca lo habría hecho.
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Las palabras mágicas
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Joder, sí lo dijo.
Mirajane tenía razón.
Una de sus pequeñas manos se enredó en mi camiseta—. Solo a ti.
El tiempo pareció parar en un instante. ¿Perro? ¿Desde cuándo Lucy tenía un perro? ¿Y desde cuando yo era un completo imbécil y la hacía llorar? Observé sus ojos por lo que pareció una eternidad, eran grandes, y parecían querer engullirme….tan cafés que solo de verlos…me daba insomnio. Me desarmaban con esa mirada lastimada.
No noté que mi cuerpo se movió sólo hasta que la acorralé contra una de las paredes del departamento. Nuestras bocas ya estaban juntas y mis manos habían encontrado el cierre de su pequeño y sensual vestido. Sus labios eran un completo manjar que no estaba dispuesto a soltar, aunque mi vida dependiera de ello.
Avanzamos hacia atrás cuando ella se liberó de la pared y continuó caminando con las manos detrás de mi cuello. Podía sentir los dedos enredados en mi cabello, di entre un gruñido y jadeo cuando la puerta se abrió y nos golpeamos contra la pared. Algo se estrelló en el suelo, creo que fueron los papeles en los que había estado trabajando. No me pudo importar menos.
Nos dejamos caer en su cama y ella peleó con mi camisa. Tiré los hombros hacia atrás mientras le daba espacio para levantarla. Para entonces ya no me importaba nada, haría lo que ella me pidiera. Cualquier cosa.
Sus ropas desaparecieron al igual de rápido que las mías. Rompiendo y jalando con rudeza para deshacerme de ellas, a Lucy no pareció importarle nada. Dijo mi nombre mientras besaba el contorno de mi mandíbula y yo estuve a punto de explotar en energía, la besé con fuerza hasta que tuvo que respirar, reclamándola como mía, y solo mía.
Donde antes había sido todo frenético y necesitado, ahora parecía comenzar a haber calma y lentitud. Lucy había hablado y dicho las palabras mágicas que deseaba volver a escuchar con necesidad y eso había sido el paso decisivo que nos guiaría.
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N/A: ME tardé años buscando la jodida carita pervertida y ahora resulta que no puedo ponerla (╯°□°)╯︵ ┻━┻
Espero que hayan disfrutado de este fic; ahora sí es tiempo de despedirnos. Los drabbles de Natsu fueron imposibles de evadir(sobre todo el último xD) y ojalá y les hayan parecido buenos y los haya hecho dar vueltas de amor :p, ja,ja,ja, nos vemos pronto chicos preciosos.
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