Tercer día de la internación, las campanadas sonaron a las seis en punto; una hora antes del amanecer. Luego el director daba las indicaciones por alto parlante, les decía que debían dirigirse al patio principal sin excederse un solo segundo del tiempo límite, recalcándoles una vez más que de no ser así serían castigados. Era bastante curioso que pese al poco tiempo que llevaban allí, ya conocían ese discurso matutino de memoria.

( (…) )

Finalmente llegaron al patio principal, la luna y las estrellas aún les acompañaban. Para cada uno de ellos ya se les había hecho una costumbre apreciarse los rostros somnolientos los unos a otros, se sentían prácticamente participes de esas películas protagonizadas por zombies vivientes, ellos eran los protagonistas.

_ Muy buenos días – Allí estaba el director, el cual se dirigió a ellos verbalmente con su asquerosa, fastidiosa y repugnante voz.

Buenos días viejo de mierda, marica, pendejo, cabrón, hijo de re mil putas…

_ Buenos días, señor director

_ ¡Todos contra el suelo! – Exclamó, haciendo sonar su silbato - ¡Quiero cincuenta lagartijas! – Ordenó

La multitud asintió al estilo militar y accedió a lo anterior.

_ ¡Rápido holgazanes, rápido! – El sujeto les animaba a la par del ejercicio, aunque no de una manera muy alentadora – Quiero que suden como los cerdos que son. ¡Más rápido, más rápido!

_ Hacemos todo lo que podemos, señor

_ Dios santo… ¡Son las peores escorias con las que he tenido que lidiar! – El tipo hizo una extraña mueca al decir lo anterior – He sido instructor por más de veinte años y nunca me había topado con semejantes basuras, desde aquí puedo ver sus pésimas condiciones físicas. ¡Ninguno de ustedes habría sobrevivido a la milicia! – Mencionó señalando a cada uno de ellos

_ Ya no puedo, ya no puedo – Eric cayó rendido, su respiración se cortó – Ya no puedo más, me duele todo mi fuertecito cuerpo

_ ¡Levántate, ahora!

_ No puedo señor director, no tengo fuerzas

_ Vaya, te digo que te levantes y ni siquiera lo intentas – El tipo ladeó con la cabeza, aparentando estar desilusionado – Eso me hace enfadar…

_ ¡No lo intento porque sé que no podré, carajo!

_ ¿Qué acabas de decir?

_ Que no hago el intento de ponerme en pie porque sé que no podré hacerlo

_ No, lo otro

_ ¿Carajo?

_ Exactamente, no acepto malas palabras, no tolero el lenguaje vulgar – Esta vez se le acercó, Eric cerró fuertemente sus parpados para evadir esa mirada tan perturbadora – Mírame a la cara mocoso, no seas marica

_ S- Si, si señor director…

_ Vaya, luces nervioso – Mencionó el tipo en tono burlón, mirándole directamente– No temas mocoso, no te castigaré, haré una excepción esta vez. ¿Y sabes por qué?

_ ¿Por qué, señor?

_ Porque me cogí a tu mamá

_ ¿¡QUÉ?!

_ Y ya que no vas a ejercitarte como el resto de tus compañeros… – Comenzó a decir el sujeto, acercándose aún más a él – Te daré el honor de ser mi mula de carreras, serás mi perra, ponte boca a bajo

_ ¡¿Qué!?

_ Que te pongas boca a bajo

Cartman parpadeó continuamente de manera incomprendida y accedió a la petición, el director por otro lado sonrió complacido y posó todo su peso sobre él, cargándose sobre su espalda y a su vez, adoptando una posición cómoda. Eric por otro lado soltó un gran quejido de dolor.

_ ¡Quítese, quítese! – Exclamó - ¡Usted es muy pesado, pesa mucho!

_ Tú te lo buscaste, basura – Dijo sin más – No estás cumpliendo con la rutina de ejercicio. En este internado la vagancia está estrictamente prohibida

_ ¡Pero me romperá la espalda!

_ Eso espero

_ ¡Oh mier….! – Cartman se detuvo antes de completar la frase, por poco escupiría otra grosería frente al tipo - ¡Demonios! – Exclamó segundos después - ¡Qué dolor, duele mucho!

_ Quéjate todo lo que quieras, solo es música para mis oídos

_ ¡Por favor, quítese de encima! – Suplicó, haciendo patéticos intentos por ponerse en pie con semejante peso sobre él - ¡Me fracturaré la espalda y acabaré inválido como el pendejo de Timmy!

_ Dime, mocoso – Comenzó a decir, no prestando atención alguna a la súplica anterior - ¿Tienes hambre?

_ ¿Eh? – Cartman no comprendió el drástico cambio de conversación – Sí, si tengo, y mucha

_ ¿Qué se te antoja?

_ Alitas de pollo con salsa picante

_ ¿De veras?... Permíteme saciar tu apetito

Eric sonrió dentro de sí mismo, el director por otro lado se colocó lentamente de pie, cogió de su nuca y azotó bruscamente su rostro contra el césped, mientras que el resto no hacía otra cosa más que ser testigo de aquello a la par de las flexiones.

_ ¡Anda come, come césped, hay suficiente!

_ ¡Dijiste que tenías hambre! – Insistió- ¡Qué esperas, come, come, come, cómelo todo, trágalo!

Oh vaya, pobre culón…

Una vez que soltó de él, Cartman recuperó el aliento y escupió los restos de césped que habían quedado atorados en sus dientes; Maldiciendo al tipo desde lo más profundo de su ser.

_ ¿Y ustedes? – Mencionó en tono amenazante, refiriéndose al resto – ¡No les he ordenado que se detengan! ¡Quiero cincuenta lagartijas más, ahora ya!

_ ¡Si señor!

( (….) )

La manilla del reloj señaló las siete y treinta, la rutina de ejercicios acabó a partir de ese momento. El director les ordenó ir a las duchas y para mala fortuna de cada uno de los internados, no había agua caliente; según el tipo eso era un lujo que ellos no merecían en lo absoluto.

Después de esto fueron directamente hacia la cafetería, cogieron sus respectivas bandejas de plástico e hicieron fila esperando para ser los siguientes en servirles el ´´sabroso menú´´ del día de hoy, ni siquiera sabían que comerían y ya comenzaban a sentir molestias estomacales, se les revolvía el estomago con tan solo pensar que debían tragarse nuevamente la basura la cuál llamaban comida.

_ Hola chicos – Chef saludó al cuarteto de amigos, se veía de buen humor– Los abrazaría pero tengo las manos ocupadas

_ Hola Chef

_ Díganme, ¿Cómo les va el día de hoy?

_ Como la verga…

_ Ya veo – Chef bajó la mirada – Los comprendo este sitio no está hecho para ustedes, ni para nadie, es el mismísimo infierno

_ Al parecer – Comenzó a decir Kenny – Lo único bueno que tiene este internado, es la sexy enfermera – El rubio se sonrojó, sus ojos brillaron – Y esas tetas, sus exquisitas tetas – Luego extendió ambas manos, simulando apretujar algo que se dibuja en el aire y solo era visible para él - ¡Sus grandísimas tetas son el paraíso!

_ ¡Oh, yes! – Chef jugó a su favor – A esa mamacita ya me la estrené

_ ¿Tú, qué? – Stan, Kyle y Kenny abrieron sus ojos un poco más de lo normal - ¿Te cojes a la enfermera?

_ A veces

_ Chef, ella está casada con nuestro maestro de matemáticas

_ Sí, lo sé

_ ¡Oh mierda, cierren ya sus putas bocas! – La conversación fue interrumpida por el obeso del grupo - ¡Muévanse, a un lado pendejos! – Este les dio un empujón a cada uno de ellos y pasó a ser el primero en la fila – Chef, ¿qué delicias has preparado? – Frotó ansiosamente sus manos – Anoche no cené y muero de hambre

_ Aquí tienes– El moreno procedió a servirle la comida – Que lo disfrutes, amigo

_ ¿¡Tú me estas jodiendo?! – Eric observó su desayuno, su sonrisa se desfiguró - ¿¡Qué coño es esto?!

_ Gusanos del malguey, engrudo de calabazas y para beber, jugo de habas

¡AY NO, QUE PUTO ASCO!

Cada estudiante palmeó su rostro, habían oído perfectamente cuál sería el menú. Apostarían que hasta los niños haitianos se negarían en introducir un poco de eso dentro de sus bocas.

_ ¡Yo no me comeré esta mierda!

Cartman lanzó su bandeja de plástico, la cual dio a parar accidentalmente en la cabellera de Wendy; obviamente la pelinegra no lo tomó de buena manera.

_ Ups… - El obeso soltó una risita burlona

_ ¿¡Cuál es tú maldito problema?! – La chica le devolvió el ataque, por lo que cogió de su propia bandeja de plástico y no tardó en darle con ella - ¡Culón imbécil, mira como me has dejado!

_ ¡Auch! – Eric inconscientemente frotó su cabeza golpeada - ¡Me dolió, maldita puta!

_ ¡Tú comenzaste!

_ ¡Estúpida perra, fue un accidente!

_ ¡Mentiroso!

_ ¡Eres más puta que la ex – novia de Kenny!

_ ¡Cartman, Wendy, basta ya! – Stan se colocó en medio de ambos, intentando calmar el pleito – Es un empate, están empatados…

_ Bien – Dijeron ambos sin más

¡Guerra de comida!

Dicha la exclamación anterior, los estudiantes comenzaron a atacarse los unos a los otros, algunos simplemente prefirieron evitar ser participes de aquello y se refugiaron debajo de las mesas, entre ellos estaban Stan, Kyle, Kenny y Butters. Por otro lado Chef trataba de impedir lo sucedido, sus palabras solo se las llevaba el viento.

_ ¡Timmy! – Él también era participe de ello

_ ¡Maldito seas, Craig! – Exclamó Token - ¡No debes ensuciarme a mí, se supone que soy tu amigo!

_ No quería darte a ti, quería darle al culón

_ Oye Jimmy – Bebe le dirigió una mirada maliciosa – Mira lo que tengo aquí

_ S- Si m- me ensucias te-te ma-mato pu-puta

La batalla de comida no duró lo suficiente al oír el tormentoso silbato del director, los había descubierto en pleno acto, de esta no se salvarían, no tenían escapatoria; El pánico no tardó en manifestarse.

Estamos jodidos…

_ Vaya, vaya, vaya – El director observaba detalladamente el desastre, los pisos estropeados y las paredes embarradas – Existen millones de personas que mueren de hambre en todo el mundo y ustedes desperdician la comida, que decepción

Hubo silencio, absoluto silencio…

_ Y ustedes, tropa de maricas – El tipo centró su mirada en Stan, Kyle, Kenny y Butters - ¿¡Que hacen escondidos debajo de las mesas?! ¡Salgan de allí!

_ S-Si, si señor

_ ¡Han venido aquí a desayunar y eso es lo que harán! – Exclamó – Lo devorarán todo, hasta el fondo. ¡Comiencen, ya! ¡Quiero ver esas bandejas de plástico limpias, tan limpias que pueda ver mi reflejo en ellas! ¡Tienen un minuto!

El sujeto chasqueó los dedos, los internados se sobresaltaron ante esto y procedieron a ingerir la basura a la cuál llamaban alimento. Apenas llevaban una probada y ya comenzaban a hacer arcadas, simplemente no podían evitarlo, era un asco.

_ Aquel que vomite lo limpiará – Aclaró, segundos más tarde – Lo limpiará con su lengua

Cogieron aire, intentando de alguna manera armarse de valor y continuaron, continuaron hasta acabarlo todo, hasta el fondo, tal y como lo había ordenado.
Una vez que acabaron cubrieron sus labios con ambas manos, sentían que en cualquier momento expulsarían toda esa mierda ya ingerida de sus organismos.

_ ¿Satisfechos?

_ Si señor director

_ Estaba delicioso, ¿verdad?

_ Sí señor

_ ¿Quieren repetir?

_ No señor

_ Bien…– Dijo el tipo sin más – La guerra de comida amerita un castigo, no crean que saldrán de esta, pagaran por sus acciones, pero no ahora, sino después de cenar

Estamos recontra-jodidos….

( (….)

Hoy tocaba matemáticas, el maestro no paraba de discursear sobre números, signos, cálculos y un sinfín de tediosas formulas que les ayudarían a llevar a cabo los resultados de esos fastidiosos ejercicios matemáticos, llevaba ya cuatro horas en lo mismo. Su extenso palabrerío no era más que un hastío, no comprendían nada, ni una puta cosa de lo enseñado; Era materia avanzada, mucho más avanzada.

_ Como extraño al señor Garrison – Craig mencionó lo anterior acompañado de un suspiro – Y su señor sombrero o en su defecto, el señor rama

_ ¿Y qué hay del señor Mackey? – Al parecer, a Clyde también le invadía la nostalgia – Y su infalible ´´M´ckay´´

_ Jamás pensé extrañar a la señorita se las traga – Kenny se sumó a la conversación – Y sus tetas caídas. Si ella hubiese usado brasiere tal vez, solo tal vez, se lo habría hecho.

_ Estudiante Brovlosky – Le llamó el maestro, sin siquiera haberse percatado de la conversación que mantenían los personajes anteriores – Ven al pizarrón – Ordenó

_ Si profesor

_ Ten – Le estrechó un trozo de tiza – Resuelve este ejercicio matemático

_ No puedo, profesor

_ ¿Por qué no?

_ Porque es matemática avanzada y yo apenas curso el sexto grado

_ Eso no es excusa

_ Si lo es – Contraatacó – Esta materia es para estudiantes que cursan el último año de secundaria

_ ¿Lo harás o no, mocoso? Comienzo a perder la paciencia

_ Ya se lo dije profesor, es matemática avanzada y no está a mi altura

_ Muy bien – Dijo sin más – Dime, pequeñín ¿me harías el gran favor de quitarte la gorra?

_ Supongo – Kyle se encogió de hombros y segundos después dejó al descubierto su alborotada cabellera rojiza – Listo, ya está

_ Gracias, eres muy amable

El maestro sonrió entre dientes y jaló bruscamente de sus cabellos rojizos y azotó su cabeza contra el pizarrón. El golpe retumbó dentro del salón de clases, el ruido fue ensordecedor, kyle siseó adolorido.

_ ¡Mira el ejercicio, obsérvalo con atención! – Decía, aún jalando de su cabellera - ¿¡Lo ves, lo ves?! ¿¡Puedes verlo, puedes verlo?!

_ S-S-Si…

_ ¡Observa los números, observa los signos, observa las figuras!

_ ¡Lo veo, lo veo, suélteme ya!

_ ¿¡Qué ves?!

_ Logaritmos y ecuaciones de segundo grado

_ ¿¡Y qué esperas para resolverlo?!

_ ¡Lo haría si pudiera!

El maestro nuevamente azotó su cabeza contra el pizarrón, los internados solo cerraron fuertemente sus parpados al oír el segundo golpe, no querían presenciar la escena, esto ya iba demasiado lejos. Cartman por otro lado no podía contener sus risas, era su naturaleza reír en este tipo de situaciones.

_ ¡Oh salchichas! – Butters frotaba sus nudillos

_ ¡Pare! ¡Pare, por favor! – Stan se colocó de pie, intentando de alguna manera salvar a su mejor amigo de esa horrible situación - ¡Esos ejercicios matemáticos son muy difíciles para nosotros! ¡Solo estamos en sexto grado, comprenda por favor!

_ Cállate chiquillo impertinente, no interfieras

Azotó su cabeza por tercera, cuarta y quinta vez; esta vez logró aturdirlo un poco, todo le daba vueltas.

_ ¡Ya estuvo, déjelo en paz! – Kenny golpeó su pupitre con un puño, era su turno interferir - ¿¡Por qué hace esto, maestro?! – Comenzó a decir - ¿¡Solo por qué no pudo resolver ese puto ejercicio?! ¡Ninguno de nosotros podrá hacerlo!

Milagrosamente las campanadas indicaron la hora de la cena, finalmente tendrían algo de paz y tranquilidad.

Al oír las campanadas el maestro soltó del judío y observó la palma de su mano, en ella había grandes cantidades de cabellos que pertenecían a Kyle. Este simplemente hizo caso omiso y se deshizo de los restos de cabello rojizos, sin sentir ni el más mínimo remordimiento.

_ Ven amigo vámonos, salgamos de aquí – Stan junto con Kenny le ayudaban a ponerse en pie – Apóyate sobre nuestros hombros, vas a estar bien

No solo eran sus dos grandes amigos los que mostraban preocupación por él, sino también el resto de los habitantes de south park. El pelirrojo con un gran esfuerzo entreabrió uno de sus ojos, todo giraba, giraba y giraba; Se preguntó seriamente en qué momento la tierra comenzó a girar más rápido de lo normal

_ Kyle, ¿nos oyes?

_ Kyle..

_ Kyle…

_ Kyle…

Fueron las últimas palabras que oyó antes de caer desmayado.

_ ¿Qué le pasó?

El resto volteó hacia la puerta, era el director quién había hecho la pregunta anterior.

_ Se desmayó

_ Debilucho – Bufó el tipo – Lleven a la enfermería a la escoria esa – Mencionó señalando ligeramente con el mentón, de forma indiferente – Después vayan a la sala de castigo o más bien, la sala de tortura

_ ¿Sala de tortura, señor?

_ ¿Creyeron que me había olvidado del castigo que les di hoy en la mañana?

Mierda….

( (…..) )

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