Cuarta parte: El fin de Black Moon

Tuxedo Mask abrió súbitamente la puerta de la habitación del Príncipe Diamante. En medio del amplio dormitorio se encontraba una gran cama en la que 2 cuerpos yacían. Las sábanas estaban manchadas de sangre y pudo ver como parte del largo cabello rubio caía hasta el suelo; inmediatamente supo lo que había sucedido.

El hombre de la cama se incorporó, dejando caer la sábana que le cubría hasta la cadera y volteo a ver al recién llegado. Sus miradas se cruzaron; una era de odio, la otra, de burla.

Teniendo la vista despejada, Tuxedo Mask descubrió a Serena sumida en un sueño profundo, solo cubierta por la delgada sábana sucia de la cama. Parecía una muñeca rota.

- ¡Maldito infeliz! ¿Qué le hiciste? – espetó con rabia el pelinegro del antifaz

- Absolutamente nada que dos enamorados no hicieran. Ahora contesta, ¡qué diablos haces aquí y cómo entraste!

- ¡Estas enfermo! Entrégame a Sailor Moon ¡ahora! - respondió con furia Tuxedo Mask.

El chico platinado saltó de la cama sin ningún pudor, dejando a la vista su hermoso cuerpo desnudo y enfrentó con ira a Tuxedo Mask.

- ¡Ella es mia! ¡Entiéndelo! ¡Guardias! Hay un intruso en el palacio.

Rápidamente, y aprovechando la desnudez del príncipe, Tuxedo Mask le soltó un golpe en la mandíbula, dejándolo aturdido y se dirigió a Serena, para tomarla en brazos, cubrirla con su propia capa y salir disparado por la ventana, llevándola de regreso al siglo XX, lejos del maniático que la había violado.

SxD

El Gran Sabio se encontraba en el cuartel general, con una mujer que utilizaría como nueva arma para apoderarse del Cristal de Plata y destruir a Sailor Moon, las sailor scouts, Tokio de Cristal y de paso al inútil y molesto príncipe al que hipócritamente había servido.

Estaba hablando con ella de sus planes, manipulándola como lo había hecho con la familia Black Moon, ordenándole deshacerse de todos, incluyendo el Príncipe Diamante cuando Esmeralda llegó.

- Gran Sabio, ¿Quién es ella? ¿Qué es todo eso de lo que hablabas?

- Esmeralda, ¿Qué haces aquí? – preguntó a su vez el Gran Sabio

- ¡Eres un maldito traidor! – gritó colérica la peliverde - ¡El Príncipe Diamante es tu líder! ¡¿Cómo puedes pensar en matarlo?!

- Black Lady, deshazte de ella – ordenó el Gran Sabio.

La mujer de cabello rosado luchó contra Esmeralda, pero al tener el favor del Gran Sabio, sus poderes eran aún más fuertes que cualquiera de la familia Black Moon, hiriendo a la mujer de muerte, dejándola agonizando en el piso.

- Déjala ya Black Lady. Déjala que sufra su muerte.

Dicho esto, el Gran Sabio y Black Lady desaparecieron, viajando a través del tiempo al siglo XX.

Esmeralda yacía en el suelo con una gran herida en el estómago de la cual emanaba mucha sangre; sabía que su fin estaba cerca, pero tenía que hacer algo e impedir que ese traidor matara al Príncipe.

Como pudo, se arrastró hasta el interior del castillo en busca de Zafiro. Sabía que él era la única persona que podía ayudar a Diamante.

Zafiro la encontró en uno de los corredores del pasillo, sangrando. Horrorizado, corrió hacia a ella cayendo de hinojos, la tomó por el cuello y la espalda y la recostó sobre sus piernas.

- Esmeralda, ¿quién te ha hecho esto? – decía Zafiro sollozando

- Zafiro – dijo con dificultad – El Gran Sabio es un traidor – Un rictus de dolor cruzó su bello rostro, al mismo tiempo que la hacía retorcerse – Él quiere… deshacerse de tu… hermano – gemía.

- Esmeralda – Las lágrimas rodaban por las mejillas de Zafiro, al mismo tiempo que acariciaba su verde melena.

- Tienes que… detenerlo…

- Resiste Esmeralda

Esmeralda levantó su mano para acariciar el hermoso rostro que tenía frente así.

- Zafiro… te… amo….

Poco a poco, todo se volvía opaco para Esmeralda, su visión se iba cortando dejando al centro el rostro borroso del muchacho que la sostenía. Pronto sintió como él elevaba su cuerpo contra sí y su cara se hundía en la obscuridad de su pecho. Después sobrevino la penumbra total.

Zafiro no podía creer que la mujer que amaba yacía muerta en sus brazos. La sujetó fuertemente contra sí y lloró amargamente; estaba completamente manchado de sangre.

Ordenó a los sirvientes del palacio que se encargaran de los funerales de Esmeralda mientras entretejía su venganza.

Decidido, viajó al siglo XX para enfrentar a ese maldito charlatán y abrirle los ojos a su hermano de una vez por todas. Ya era tiempo que esa estúpida guerra sin sentido terminara.

SxD

Serena llevaba días sumida en un profundo sueño; estaba siendo atendida en el templo Hikawa por las chicas y por Darien, mientras el caos reinaba en la ciudad.

El Gran Sabio, Diamante y esa mujer pelirrosa estaban haciendo un desastre buscando el Cristal de Plata, pero sin Sailor Moon, ellas no podrían detenerlos.

Darien estaba realmente preocupado por el estado de su novia. Lo único que hacía era dormir. A veces se retorcía en la cama debido a las pesadillas que tenía y la fiebre no cedía; estaba enferma, tanto física como espiritualmente.

- ¿Qué haremos Darien? Si ella no despierta…

- Tiene que hacerlo – contestó afligido el pelinegro.

- ¿El Cristal de Plata no podría curarla? – preguntó preocupada Lita

- Si, tal vez. Pero solo ella lo puedes usar – Contestó Mina.

- ¡Maldita sea! Si hubiera llegado a tiempo.

El muchacho se levantó de súbito de su asiento y comenzó a recorrer la habitación, pasándose la mano por el pelo.

- Calma Darien – lo consoló Amy – hiciste lo que pudiste.

- Vamos chicas. Andando – dijo Rei.

Las chicas salieron de la pequeña habitación dejando solo a Darien, que, con rostro demacrado y cansado miraba a su novia.

De repente, ella abrió los ojos, y al encontrarse con la mirada amorosa de él, no pudo evitar llorar.

El pelinegro rápidamente se sentó al borde de la cama, intentando consolarla.

- ¡Serena!

- Darien no me toques por favor, no lo hagas – su llanto fue aún mayor.

- Calma Serena, todo está bien.

- No, no lo está. Darien yo… - observó horrorizada sus manos, al recordar aquel tormentoso episodio vivido en Némesis – Estoy sucia Darien, yo ya no soy digna para ti – la chica se llevó las manos a la cara, sintiéndose avergonzada.

- No digas eso. Lo que ocurrió… no fue culpa tuya

- ¡No merezco tu amor!

- Mi amor por ti nunca va a cambiar. Te amo incluso más que antes – el muchacho la rodeó con sus brazos y la atrajo hacia sí, consolándola.

- ¿Cuánto tiempo he llevado… así?

- Una semana. Serena, Black Moon está destruyendo la Tierra, y sin ti no podemos hacer nada.

- Pero… no tengo mi broche. Lo perdí cuando él… - Serena quedó en trance por un momento.

- Nada de eso – Darien movió la cabeza, se incorporó y fue hacia un cajón del cual extrajo algo que posteriormente le dio a Serena.

- Cuando fui a rescatarte, lo recuperé – el pelinegro extendió el broche hacia las manos de Serena.

- Pero… no puedo Darien, no soy la misma, no soy fuerte…- Serena volvió a romper en llanto, acunando el broche contra su pecho.

- Serena – el muchacho la confrontó dulcemente – Tu eres Sailor Moon. Eres luz, eres fuerza, eres eterna. Tu representas todas nuestras esperanzas.- Darien la tomó por los hombros y las lágrimas de la chica pararon. – Toma el Cristal de Pata y cura tus heridas. Ilumínanos con tu resplandor y nunca te des por vencida.

- Darien…

El rostro de la joven se iluminó por un momento, e invocando el poder del Cristal de Plata, un hermoso resplandor de luz la envolvió, curándola, limpiando su cuerpo y su alma de todas sus heridas

Las chicas percibieron el resplandor de la Princesa en sus corazones, así que fueron al cuarto donde yacía Serena.

La encontraron de pie, transformada. Había vuelto; era la misma chica, y sin embargo, se veía tan diferente… más madura.

- ¡Serena! – exclamaron todas la unísono

- ¡Chicas! – y se fundieron en un sincero abrazo.

- Es hora de demostrarle a ese Príncipe Diamante quienes somos.

SxD

Diamante, El Gran Sabio y Black Lady estaban destruyendo la ciudad. El único objetivo de Diamante era encontrar a Sailor Moon y llevarla de nuevo a Némesis. ¡Al diablo el Cristal de Plata! Quería a la mujer, a la mujer que el destino se había empeñado en arrebatarle, y ahora que la había encontrado y que la había poseído, nada ni nadie iba a impedir que estuviera con él por el resto de la eternidad.

Se encontraban en medio del caos cuando escuchó la voz familiar. El trio dio la vuelta para toparse a las Sailor Scouts comandadas por una nueva Sailor Moon. Era ella, ¡por fin había aparecido! Sin embargo, se veía tan diferente.

- ¡Ríndanse de una buena vez! – Rugió Sailor Moon

- Vaya vaya, así que mi Reina por fin hace acto de presencia. ¿Dónde estabas amor? – preguntó sarcástico Diamante.

- Yo nunca seré tu reina – dijo secamente la guerrera lunar y comenzaron a luchar.

Intercambio de ataques y golpes reinaba en la calle cuando Zafiro apareció. Su mirada enardeció cuando detrás de su hermano observó al maldito traidor con la ramera de cabello rosado a lado.

Lleno de rabia, Zafiro se dirigió a su hermano.

- ¡Diamante! ¡Diamante! – gritó Zafiro

- Zafiro, ¿Qué haces aquí? Vamos hermano, lucha a mi lado.

- No Diamante, ¡escúchame! ¡Ese maldito Gran Sabio es un traidor! Nunca quiso ayudarnos, su único propósito es conseguir el Cristal de Plata para sí mismo y destruirnos, ¡él quiere matarte!

- ¿Qué estás diciendo? – Diamante lo miró contrariado. Las Sailor Scouts no sabían lo que sucedía y se sentían confundidas.

- Deja de pelear contra estas mujeres. ¡Olvida esta estúpida guerra! ¡Nuestro verdadero enemigo es él! Ya mató a Esmeralda.

Diamante se volteó colérico hacia el Gran Sabio, confrontándole.

- ¿Es eso cierto? – dijo, ardiendo de ira

. No haga caso de lo que diga su hermano, Príncipe Diamante. Él solo quiere deshacerse de usted para ser el rey de Némesis.

- ¡Cállate! Hermano no dejes que te manipule – lo urgió el príncipe pelinegro

Cansado de la palabrería del príncipe Zafiro, el Gran Sabio hizo una seña a Black Lady quien rápidamente dio un ataque mortal, matando a Zafiro al instante.

- ¡Nooooo! ¡Hermano!

Diamante corrió hacia donde yacía su hermano muerto y lo acunó en sus brazos.

- Ahora es tu turno, Sailor Moon, que bastantes molestias haz dado – acotó la pelirrosa

Esta vez, fue el mismo Gran Sabio quien dirigió un potente ataque fulminante hacia Sailor Moon. Diamante soltó a su hermano y corrió hacía la mujer que amaba, protegiéndola con su cuerpo del ataque del Gran Sabio.

El impacto fue tan brutal, que Sailor Moon recibió en brazos Diamante y fueron arrastrados todavía unos metros más lejos. Diamante estaba herido de muerte y agonizaba.

- Serenity – susurró el príncipe

- Diamante – dijo horrorizada Sailor Moon, quien quitaba las hebras de cabello del príncipe, despejándole el rostro.

- Serenity… perdo… name…

- Diamante, resiste.

- No Serenity… ya no… me queda tiempo

- Diamante

- Serenity…perdo… name por lo… que te hice… esta guerra… no debió ser. Perdona a mi… familia.

- Diamante no mueras – gimoteó Sailor Moon, pues había descubierto que el platinado no era tan mala persona después de todo, lo único que necesitaba era un poco de luz y esperanza en esa vida tan obscura y llena de dolor que había vivido – ¡resiste por favor!

- Serenity… te… amo

- ¡No Diamante! Te curaré con el poder del Cristal de Plata

Pero ya era tarde. El príncipe extendió una mano hacia el hermoso rostro de la chica que lo tenía entre sus brazos y dio gracias a la vida haberla podido ver una vez más, ser ella lo último que viera.

Diamante no llegó a tocarla, antes de eso, exhaló.

Las gotas de lluvia empezaron a caer, cubriendo a Sailor Moon y al cuerpo inerte del hombre que le hizo tanto daño, el hombre que, por fin, con su muerte, había sido liberado de la obsesión que su amor no correspondido le había provocado.

Fin


Hola!

Bueno, pues espero que este fic haya sido de su agrado. Tuvo un final trágico, pero como puse al principio, esta basado en el arco R. Ya más adelante escribiré más sopre el sexy Príncipe y tal vez lo haga feliz n.n

Gracias por sus reviews al invitado misterioso (me alegra que te haya gustado el capi xD, recordemos que Diamante no la violó como tal, pues él le estaba haciendo el amor) y a Lizbeth Vara y Majho Durán por sus comentarios vía FB.

Recuerden pasar por mi página en Facebook, Gabiusa Kou!

Besos estelares! :*