Nada me pertenece solo la historia lo demás es de Sorachi sensei.

AU Moderno

Antes de que pregunten… es Okita el que narra c:

Regresiones de un alma sin recuerdos

Prólogo

Al despertar sentí un agudo dolor en un costado del cuerpo. Trate de tocarme donde el dolor punzante parecía desgarrarme la piel, pero algo metálico en mi muñeca izquierda me lo impedía. Forcejé hasta que mi mano quedo cubierta de sangre. La luz del lugar me quemaba los ojos, lo único que podía ver eran paredes blancas. Trate de mover el otro brazo y nada. Cuando por fin mis ojos se acostumbraron al blanco de la habitación pude percatarme que estaba en un hospital.

¿Cómo te encuentras?

La cabeza me daba vueltas, veía borroso, me dolía todo el cuerpo y el costado no dejaba de punzar.

¿Recuerdas algo?

Nofue lo único que pude responder a quien me hablaba. Voltee a verlo, era un hombre alto, canoso y con anteojos, llevaba una bata larga y blanca y en las manos cargaba un portapapeles.

¿Al menos sabes tu nombre?

Mi nombre, mi nombre… comencé a agitarme, los latidos de mi corazón se hacían más fuertes.

Calma repetía el vejete mientras me tomaba de los hombros.

Los oídos me empezaron a zumbar, si antes no escuchaba ni lo que yo mismo decía… ahora menos. La visión volvía a ser borrosa, me mordí la lengua y un sabor a oxido cubrió por completo mi boca.

Enfermera… no podía escuchar bien—. Está teniendo convulsiones déjenme en paz mierda.

Cuando volví a en sí, un tipo raro estaba recargado en el marco de la puerta. Traía uniforme de policía y fumaba sin importarle los letreros de prohibición. De pronto nuestras miradas se cruzaron. Alto, raro, de cabellos verdes oscuros, raro, con un ridículo flequillo en uve… ya había dicho raro, se acercó a mí.

Así que ya despertaste bastardo dijo escupiendo en cada palabra—. El médico acaba de decirme que tienes amnesia —me miró jocoso.

¿Quién mierda eres? —pregunte asqueado, aún tenía restos de sangre en la boca.

No crees que es muy conveniente que en tu situación ahora tengas amnesia —me ignoro completamente—. Maldito bastardo —se fue contra mí tomándome de la camisa—. Dime quién fue…

Otra vez me asalto el dolor en el costado, el zumbido en los oídos y después un fuerte dolor de cabeza.

No sé de qué hablas —me estaba ahogando.

A partir de ahí solo escuchaba pedazos de lo que decía.

Pedazo de mierda….quién… fuiste tú…. Hijo de….la china —no escuche nada más hasta que dijo ese nombre—… Yato Kagura.

El corazón se me paró por un instante… solo escuche que gritaba otro nombre, después llamo al médico. El médico, las enfermeras estaban a mi alrededor, sentí unas placas metálicas frías en el pecho, luego una descargar… después nada y lo único que estaba en mi mente en ese momento era ese nombre que me resultaba tan familiar… Kagura.

Gracias por leer