Equipo

Hizashi extendió los brazos hacia ella, aun era demasiado pequeño para levantar la cabeza pero parecía que su gen intrépido comenzaba a despertar y el pequeño abrió los ojos reclamando atención y soltó un ligero llanto antes de que Temari al fin lo levantará de la cuna y lo meciera en sus brazos.

Tenten dejó en la mesa el té que había llevado y se sentó en la silla delante de ellos.

—¿Entonces esta decidido?— preguntó la chica de cabello castaño.

Temari asintió —Aún él no lo sabe... creo que esta demasiado preocupado con otras responsabilidades para enterarse si completo satisfactoriamente las "pruebas" pero Yoshino está siendo de gran ayuda en todo esto.

Tenten negó con la cabeza y bebió un poco de té —Deberias comentarselo.

Temari sonrió apreciando la opinión de su amiga pero decidiendo no considerarla realmente —¿Escuche que el clan aceptó reunirse en paz contigo y Hinata?

Tenten torció una sonrisa —Si a eso puede llamársele paz, tal vez... en realidad quieren que renuncie por Hizashi a la intención de alguna vez liderear el Bouke— Tenten se encogió de hombros —¿Cómo podría yo hacerlo?— Tenten la miró afligida.

—Supongo que ahora debes considerar lo que le hubiese gustado a Neji—. Dijo Temari —Lo que tal vez le gustaría a Hizashi.

Tenten asintió —Eres buena con él— dijo al observar al bebé dormido

Temari sonrió agradecida —Recuerdo cargar a Gaara de pequeño, era un niño pequeño... Kankuro odiaba que lo cargaran pero solía cantarle para que se mantuviera tranquilo.

—¿Extrañas a tus hermanos?

—Sí— respondió —Mucho más de lo que imagine— Temari sonrió con diversión —Al menos me tranquiliza saber que están en buenas manos…

Temari contempló el semblante de su amiga… la mezcla de tristeza y preocupación eran demasiado reconocibles en el rostro de su amiga. Tenten suspiró con fuerza y terminó su bebida.

La rubia dejó al niño en la cuna y sonrió —Debo irme, avísame cualquier cosa que necesites— Tenten asintió y sin mucha ceremonia salió de su hogar.

No tardó demasiado en llegar a los terrenos del clan Nara, las puertas siempre abiertas le dieron la bienvenida y la chica de la arena caminó hasta el hogar de Yoshino Nara, quien la esperaba en el patio central con una bella tetera.

—¿Servir el té?— preguntó ella con una sonrisa

Yoshino asintió —Un arte fino valorado por los ancianos del clan— agregó —Toma asintiendo, te mostrare como se hace.

Le tomó seis teteras a Temari entender la forma correcta de hacerlo, Yoshino era una maestra en verdad exigente y al más mínimo error la chica debía comenzar el proceso de nuevo, varias veces durante el transcurso de esa tarde Temari se encontró buscando una razón para seguir con aquel teatro, al final sólo encontraba las ganas de permanecer junto a Shikamaru… pero era pesado, todo el tiempo que estuvo hincada aprendiendo aquello era un martirio. Al final, cuando Yoshino estuvo satisfecha, Temari estiró las piernas y se permitió lanzar un suspiro poco respetuoso pero a Yoshino pareció no importarle.

—No falta mucho— dijo la madre de Shikamaru —Los ancianos quieren conocerte en dos días

Temari levantó la cabeza con tanta fuerza que su cuello tronó —¿Tan pronto?

Yoshino asintió —Más pronto, mejor. Muchos ya hablan de Ino u otras posibles prometidas para Shikamaru… debes entrar a escena pronto.

Temari asintió con decisión, demasiado asustada para quejarse u objetar a la decisión de la mujer.

—¿En verdad no piensas decirle?

Temari negó —Me pondré demasiado nerviosa si está ahí para verme. Por favor.

Yoshino se encogió de hombros —Está bien. Entonces descansa y practica estos días. Nos veremos el sábado por la mañana para alistarte.

Temari volvió a su pequeño hogar, un lindo departamento que siempre alquilaba en Konoha. Shikamaru estaba frente a la puerta, con el ceño fruncido y visiblemente molesto.

—Pensé que estarías con Tenten, ella dijo que con Ino, luego ella dijo que acompañabas a Hinata… no quiero sonar como un loco ¿Pero donde has estado todos estos días?

Temari puso los ojos en blanco —Tranquilo bebé, no me iré de Konoha sin avisarte— buscó las llaves y abrió el departamento, él entró detrás de ella —¿Podrías darle a Kakashi estos papeles?— dijo poniendo en sus manos un montón de documentos —Son los permisos firmados para los contendientes de los chunnin.

Shikamaru recibió los papeles —¿Continuarás siendo embajadora?

Temari asintió —Que no esté en Suna no quiere decir que no pueda hacer mi trabajo… hablando de trabajar ¿Es cierto que Naruto y Hinata serán asignados a una misión?

Shikamaru dejó los papeles sobre el escritorio —¿Cómo supiste eso?

Temari se encogió de hombros —Pocas cosas pueden ser realmente secretas.

Shikamaru se rindió —Sí, aún no se lo informan a Hinata

—Pues deberían hacerlo, tardarán en convencerla, más si Ino la acompaña.

Shikamaru se acarició la cara con frustración —No me lo recuerdes— dijo sacándose los calcetines —Oye Tema, si no te molesta, dormiré un rato.

Temari se encogió de hombros y cuando vió que el chico estaba dormido sacó del closet un libro y comenzó a leer… era muy mala recordando historia, esperaba que no le preguntaran cosas demasiado puntuales.

Al despertar al día siguiente Shikamaru se había marchado, los papeles ya no estaban y Temari tuvo todo el día para practicar las bellas artes que Yoshino se había esforzado tanto en mostrarle.

La peor parte era la danza, si bien no era larga, era específica y a la chica de la arena se le enredaban los pies y tropezaba sin gracia.

Le hubiese gustado decir que era como aprender movimientos en un ataque… pero no lo era, era en verdad frustrante para la ruda chica hacer que sus pies fueran delicados y los movimiento no sonaran a rinocerontes corriendo.

Cerca de media noche llamaron a la puerta y sin muchas ganas la chica se levantó a abrir, sin invitación o permiso Ino y Hinata entraron. Desde el regreso de la misión que tan mal los había dejado Ino se había negado a visitar a Sakura así que ella y Hinata se hacían mutua compañía.

—Supusimos que batallabas con algo— dijo Ino dando un vistazo a la despeinada chica. —Mi padre me dijo que será mañana a medio día.

Temari asintió sin muchas ganas de hablar en vísperas de su fracaso

—Bailar no es tan diferente de entrenar— dijo Hinata y juntas las tres comenzaron a dar algunos pasos.

Al día siguiente Temari llegó temprano a la casa de los Nara, Yoshino la esperaba con un largo kimono morado que había encargado especialmente para ella.

Ciertamente el kimono realzaba su belleza, y el peinado alto que la madre de Shikamaru le había elaborado la hacía llorar de lo hermosa que lucía frente al espejo. Yoshino terminó el vestuario con un adorable maquilla. Y Temari contuvo las lágrimas de agradecimiento y nerviosismo.

Tendría que servir té sin tirar la vajilla con las mangas del kimono y bailar sin enredarse con la tela. pero al menos Shikamaru no estaría ahí para verla fracasar si era el caso.

Temari respiró hondo —Lo harás bien, hija— dijo la mujer y la rubia no pudo evitar la sonrisa en sus labios.

Juntas atravesaron el patio central de los terrenos Nara hasta una casa de vestíbulo amplio. Al fondo de la sala un hombre ciego y otro más joven estaban sentados en compañía de sus esposas, y a los costados dos mujeres y dos hombros también permanecían inmóviles. Todos con sus mejores ropas parecían formados para verla hacer el ridículo. Yoshino pasó a su lado y se sentó a la derecha de la anciana.

El hombre ciego habló —Bienvenida Temari Sabaku no— dijo. Temari se inclinó —Hemos escuchado grandiosas cosas de ti, excelsa kunoichi, fabulosa estratega, brillante, hermana e hija de un Kazekage, nuestro joven Shikamaru, y mi muy querido nieto, pronto será el líder del clan y es nuestro deber asegurarnos de que la líder sea alguien que honre y respete nuestras tradiciones.

Temari volvió a asentir respetuosamente, una de las mujeres a su izquierda acercó al hombre anciano una bandeja de té.

El hombre a su derecha indicó a Temari servir el té a los presentes al fondo de la sala.

Para la chica de la arena fue como entrar al campo de batalla, su mente se puso en blanco respecto a todo lo que había en el exterior de la habitación e hizo su labor sin titubeos. Al terminar se sirvió té a ella misma y sorbió con elegancia.

—¿A qué edad ascendiste a Jounnin?— preguntó la mujer de mediana edad que los acompañaba

—16— respondió

—Ahora eres embajadora de Suna ¿Qué harás si eres aceptada en el clan?— preguntó el hombre y ella supo de inmediato que quienes fueran no la deseaban ahí

A Temari no le gustaba hablar de ese asunto pero tenía una respuesta —Mi vida pertenece a Suna, como mis hermanos y mi infancia. Continuaré mi trabajo en los exámenes chunnin… Shikamaru se encarga también de eso. Mi hermano será el embajador pero seguiré honrando a la alianza ninja realizando un bien trabajo aquí.

El abuelo sonrió ante su atajada y Yoshino también pareció alegre.

—¿Cómo conociste a mi nieto?— preguntó la abuela de Shikamaru.

Temari no pudo evitar reír —Peleando— respondió —En los exámenes chunnin… luego fuimos aliados por siempre.

—Después de que tu hermano intentará conquistar la aldea con tu cooperación— escupió el hombre.

Temari no se inmutó, ya estaba esa frase.

—Efectivamente, después de eso, cuando Suna vino como refuerzo a salvar una misión por demás perdida— de inmediato quiso morderse la lengua, pero lo dicho estaba dicho.

El anciano sonrió —¿Nos deleitarías con una danza, Temari? Estos viejos odiso aún pueden seguir tus pasos.

Temari se levantó, los hombres y mujeres tomaron los instrumento para interpretar una bella música y a Temari le temblaron las piernas.

La mujer y el hombre al otro extremo de Yoshino la miraban fijamente, le impulsaban a equivocarse.

Cuando la melodía comenzó Temari comenzó sus torpes pasos, un pie frente a otro, un giro detrás de otro, el movimiento sutil con las manos que Hinata le había mostrado para balancearse daba resultado, por primera vez estaba disfrutandolo y cuando sacó su pequeño y amado abanico para concluir no pudo evitar sonreír y de repente estaba en el piso.

Los dientes habían dado contra la madera y sangraba. La chica cerró los ojos al escuchar la risa de los esposos y el lamento de Yoshino… su acto había acabado.

Su labio partido había manchado el kimono y el abanico había salido volando hasta dar al otro lado de la habitación.

—Vaya, fuerte kunoichi… ¿Cómo representarías un clan si no puedes caminar sin caer?— dijo la mujer.

—Arriba Tema— dijo una voz por demás conocida. Temari abrió los ojos de golpe y Shikamaru le tendía la mano que ella aceptó para ponerse de pie

Temari lo miró con tristeza —¿Qué… qué haces aquí? Yo… Lo siento…

El Nara se encogió de hombros y miró a los músicos que la acompañaban —De nuevo— les dijo y los músicos volvieron a tomar los instrumentos. La sombra de Shikamaru se extendió por un radio amplio alrededor de ella —Anda Tema, yo cuidaré que nadie te jale el pie con su sombra.

Temari se limpió la cara y volvió a su danza. Con Shikamaru rodeándola nada salió mal. Su aliado cuidaba de ella.

En equipo, ellos juntos eran invencibles.

Espero les guste, nos estamos leyendo.