—¿Estás segura de esto? —Aquella expresión demostraba lo preocupada que estaba, si algo llegara a pasarle no se perdonaría, era algo muy peligroso.

—Estoy bien, no te preocupes—. La chica sonrió lo más segura de sí misma, sabía lo que hacía, y era lo mejor para todos. —Estaré bien, confió en él.

No desapareció la mirada llena de preocupación ni por un solo momento, quizás al final de cuentas simplemente debía detener a la chica y nuevamente tomar su lugar, era casi una locura lo que estaba a punto de hacer, pero sin embargo, tenía una pequeña esperanza, después de todo, era un plan de Inaho, sólo había un pequeño margen de error, pero siempre podía pasar.

—Emperatriz Asseylum…—Observó la imagen que tenía al frente con detenimiento.

—¿Sí?

—¿Inko?

—¿Sí?

—¿Están listas?

Las chicas se miraron una a otra, preguntándose si es que estaban preparadas para dar inicio al plan, asintiendo seguras de sí mismas regresaron su mirada a la persona que estaba en la puerta, esperándolas.

—Necesito que la emperatriz me acompañe, si no es demasiada molestia.

Dieron un paso al mismo tiempo, se rieron por eso, era algo tonto.

—Lo siento, princesa—. Dijo Inko entre una pequeña risa.

—Por favor, dejen de jugar las dos, estamos perdiendo tiempo—. Llegó Inaho poniéndose un pequeño auricular en la oreja. Tenía ya puesto el traje de escolta. —Emperatriz, sígame por favor.

Nuevamente se miraron, la princesa se acercó al chico con una mirada apenada, no debió de perder tanto tiempo jugando.

Iban seguidos por la chica y el otro oficial, dio vuelta en una esquina y se detuvo abruptamente.

—Inaho, ¿sucede algo?

—Lo sabía—. Miró a la chica, soltando un suspiro de resignación.—Selum-san, ya hablamos acerca de esto.

—No puedo exponer a Inko-san, es muy peligroso—Dijo la chica.

—Inko es una chica calificada para este trabajo—. Detuvo sus palabras y miró al inicio del pasillo. —No es así, ¿Inko?

—No sabemos cuántos infiltrados más haya— Decía acomodándose el vestido blanco nuevamente. —Tampoco si ellos pueden usar el factor de activación.

—No te preocupes, comenzaran a aparecer por sí solos—. Apretó un pequeño botón del intercomunicador. —Teniente Magbaredge…

—Inko-san—. Dijo la chica acercándose a la castaña.

—Estoy bien, esto no es nada—. Sonrió restándole importancia al hecho de que había dejado noqueado al supuesto oficial que sería un escolta. —Es un poco difícil pelear con este vestido, estaba a punto de caer.

—Bien, ya está todo listo—. Las miró, hasta a él le resultaba un poco confuso ver a las dos de la misma manera, ver dos princesas exactamente iguales.

Llegaron a un cuarto donde Magbaredge ya los esperaba, subieron a dos autos, el primero iba con Inko, quien en ese momento estaba disfrazada, e Inaho. Ellos salieron primero, hasta ese momento el plan del castaño iba perfecto, ahora sólo debían llegar sin ningún problema al centro de la ciudad, dar el recorrido, tener el atentado, arrestar a todos los fugitivos, cambiar a las chicas nuevamente y que Asseylum diera el discurso fina. Por último, y sin ningún inconveniente mandarla de nuevo a Marte junto con su esposo.

.

Abrió los ojos lentamente, a lo lejos escuchaba el cantar de una que otra ave que al igual que él apenas habían despertado. Conforme recobraba la conciencia se percató de algo tan sencillo pero que no sabía que era. Dio media vuelta en la cama y observó con detenimiento la puerta, esta no se habría, ni siquiera escuchaba ruido de pasos, ¿por qué? Se levantó y salió de su habitación, estaba todo en completo silencio.

Avanzó hasta la cocina, quizás el castaño estaba leyendo el periódico mientras tomaba café o algo parecido, ¿estaba solo? Fue hasta el sillón que estaba frente al televisor, esos últimos días Inaho llegaba tan cansado por las noches que simplemente llegaba a dormir al sofá, pero este también estaba vacío. Miró la pequeña mesa en el centro, sobre ella estaban dos platos, uno decía "Desayuno" y el otro "Comida". ¿Qué día era? Por lo general salía después de que desayunaran juntos y llegaba antes de las comidas, después iba al "trabajo" y regresaba a la hora de la cena, esa era la rutina que habían formado, le avisaba si llegaría tarde, pero esta vez simplemente estaba ahí, pensando en que día era y lo extraño que era eso.

Encendió el televisor y quitó el plástico que cubría el plato.

"—¡Está todo listo para el recorrido de la Emperatriz Asseylum, estaremos transmitiendo en vivo todo momento, no dejen de sintonizarnos!"

La voz de una conductora y las escenas de varias personas alegres por estar ahí eran transmitidas, en las pequeñas letras que aparecían en la base de la imagen se leía "1er aniversario de la paz entre la Tierra y Marte." ¿Ya había pasado un año? Ni siquiera hubiera imaginado que había pasado ya tanto tiempo.

"—Hay un gran despliegue de seguridad, ¿no es así?"

"—Debe ser por la nota que contenía una amenaza hacia la Emperatriz."

En un pequeño panel aparecían los conductores.

"—¿Qué era lo que contenía la nota?"

"—Fueron enviadas dos notas, una a Marte y a la Tierra—. Decía la corresponsal.—Aunque sólo tenemos conocimiento de la que fue enviada a este planeta."

En un pequeño cuadro, haciendo desparecer a los conductores, se podía ver la nota.

"—¿Serán liberados algunos prisioneros? ¿Había prisioneros de Marte aquí? —El conductor preguntaba a su compañera."

"—Todos fueron enviados a Marte, ¿no es así?"

En lo que podía, Slaine prestaba atención a cada palabra de aquellas personas. Inaho no le había dicho nada de eso, y ahora que lo recordaba, el día anterior le había mencionado algo acerca de que se quedaría hasta después en la escuela, le había tocado hacer la limpieza o algo así.

Comía aun viendo el televisor, debía ser algo interesante poder estar en ese lugar, ver a la princesa nuevamente… ¡Esperen! ¿Había una posibilidad de que Asseylum pudiera ser atacada una vez más? Dejó caer la cuchara y se levantó bruscamente del sillón. Inaho era el único capacitado para mantener a salvo a la princesa y, ¿no estaba ahí con ella? ¿No lo habían asignado? ¿Por qué no asignaron al subteniente a una misión tan importante? ¿Acaso eran idiotas? Ah no, esta vez, sin importar qué, protegería a la princesa.

Sin pensarlo dos veces corrió a su habitación y a los pocos minutos salió cambiado, una ropa muy casual. Apagó el televisor antes de salir y emprendió camino a la entrada principal, llegó a la carretera y ahí empezaría su primera travesía: encontrar una manera de llegar a la ciudad, claro, sin llamar la atención y que no se enteraran de que era "él". Maldecía que aquella casa estuviera algo alejada de la civilización, aunque entendía los motivos pero, en ese tipo de casos era una desventaja. Comenzó a correr por la orilla de esa calle, esperando encontrar algún taxi o algo de transporte.

.

Inko, tú serás la que cambie de apariencia para sustituir a la Emperatriz—. Inaho explicaba el rol que cumpliría cada quien para ese plan, ya sólo faltaba convencer a la castaña y a Selum para poder dar los últimos detalles.

¿Eh? Fue algo sorpresivo, pensó que le dirían a Rayet o alguien más, de todo el plan, hacerse pasar por la princesa era el papel más peligroso, ya que podían ser víctimas durante el recorrido.

No te preocupes, yo seré quien vaya en la escolta durante todo ese tiempo—. Había notado el shock de aquella noticia en su expresión, entendía que era algo arriesgado, pero era necesario.

Quería decir que con esas palabras se sentía más tranquila, pero sería tonto mentirse a sí misma. Miró a todos los presentes, como si esperara que alguien más se opusiera, pero simplemente recibía miradas expectantes, ¿nadie podía entender su miedo reflejado en los ojos?

Inaho-san…—Asseylum miró al chico y después a la castaña. No es necesario eso, yo podría…

Está bien, lo haré—. Dijo finalmente, sin muchas ganas. —De todas formas, Inaho habría insistido—. Termino por forzar una sonrisa, ah, ¿en qué problema se había metido?

—¿Naho…?

—¿Inaho? ¿Estás bien? —Inko preguntó al verlo tan distraído, ahora sí que estaba preocupada por ella, si Inaho no estaba al 100, no sabía lo que sería de ella.

—Estoy bien, sólo estaba concentrado en lo que decían esas personas—. Del radio provenían voces, estaban transmitiendo también el evento.

—¿Está bien que no les mostráramos la nota real? —Preguntó. —Porqué la que fue enviada a UFE decía…

—"Y Slaine Troyard aparecerá." —Suspiró, sabía lo que decía, no era necesario que se lo recordara. —Está bien así.

Inko lo miró preocupada, no era común en él que estuviera así de inquieto en una misión. Prefirió mantener su vista al frente y evitar seguir molestando al castaño, después de todo, ella tenía un trabajo más importante que cumplir, más que preocuparse de Inaho, él sabía lo que hacía.

Después de recorrer unos cuantos kilómetros llegaron al lugar donde comenzaría el recorrido, Inaho dio la orden de que todos se mantuvieran alerta y le pidió a la castaña que se asomara por la ventana, ella dudó por su seguridad, pero aun sin querer la cosa bajo el vidrio y con una sonrisa saludó a los que estaban en las aceras, ¿eso se sentía ser la emperatriz de Marte? Ser tan popular y que todos se alegraran por verte por lo menos unos cuantos segundos… Era algo nuevo para ella.

Pasaron unos cuantos minutos para que el castaño le pidiera que regresara dentro, todo parecía ir extrañamente bien, como si en verdad no fuera a pasar nada y aquellas notas hubieran sido sólo una broma de mal gusto, pero sin embargo, no podían bajar la guardia, después de todo aún faltaba que diera el discurso.

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De una forma u otra pudo subir a un taxi que iba pasando, el conductor intentó hacer el recorrido ameno, sacándole tema de conversación, que había sido de la princesa y del evento, el chofer no parecía ser una mala persona, de hecho se sentiría mal al momento de bajar y no pagarle, pero si todo salía bien juraba que le pediría a Inaho encontrar al señor y que le pagara. Se acercaron lo más que pudieron ya que las calles estaban cerradas.

Salió lo más rápido que pudo y gritó una disculpa al conductor, ahora sólo faltaba llegar a donde se llevaría a cabo el discurso. Corría intentando no chocar a las personas, ya que sí se enteraban de su identidad seguramente causaría un gran alboroto y su objetivo principal se iría a carajo. Seguía el flujo de las personas, de ese modo sería más fácil llegar hasta ese lugar.

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El recorrido había terminado y sin ningún incidente, en verdad parecía que todo había sido una broma de mal gusto.

Estacionaron el auto; bajó primero Inaho, asegurándose que nadie estuviera lo suficientemente cerca como para suponer una amenaza, hizo unas señas para que Inko saliera del vehículo, toda esa escena parecía como sacada de aquellas películas de acción. La castaña bajaba con una delicadeza sublime que había estado practicando con la princesa, fue difícil aprender incluso a imitar la forma de expresarse, pero agradecía que ella sólo diría muy poco y antes de llegar al podio principal tendría que cambiar de nuevo con Asseylum, quien para ese momento ya debería estar en el lugar acordado.

Caminaron unos pasos y la prensa ya estaba en su lugar, todo el mundo ya estaba esperando por la emperatriz que consiguió la tan esperada paz. La castaña tenía que caminar entre toda esa multitud y responder a unas cuantas preguntas que e hicieran los reporteros, Kaiduka la seguía de cerca, pues en cualquier momento a seguridad de Inko podría correr peligro.

Llegaron a cierto lugar donde casi no había gente, si Inaho fuera algún tipo de terrorista aprovecharía ese momento para acercarse e intentar matar a la rubia, en ese preciso momento escuchó la voz de Rayet, quien se había estado ocultando entre la multitud, avisándole que dos personas intentaban llegar hasta ellos, prestó más atención de la que había puesto intentando visualizar a las personas que menciono Rayet. La chica pudo detener a uno pero no habían notado que un cuarto tipo desde el otro lado de la calle intentaba lo mismo.

—Inaho…

Era obvio que se pusiera nerviosa ante la inminente amenaza, y con un ligero empujón discretamente hizo que se moviera más rápido.

Un disparo paso a escasos centímetros de él, había un francotirador desde un techo cercano, eso hizo que todos entraran en un estado de pánico y comenzaron a dispersarse, creando una gran revuelo. Agarró a la chica de la mano para no separarse de ella, inevitablemente alguien pasó entre ellos y se separaron, ¿dónde estaban los demás? Se comunicó inmediatamente con Rayet para que estuviera atenta y no perdiera de vista a las personas sospechosas, él se encargaría de Inko. Inmediatamente avisó de todo eso a Magbaredge, esperando por una de las rutas más cercanas para alejarse. Una vez que ubico a Inko la jaló de a mano nuevamente, pero otra persona hizo lo mismo, el castaño saco su arma y disparó sin pensarlo dos veces, ¿cuantas personas podría haber en ese lugar? ¿Cuántos posibles infiltrados? Corrió con la chica hasta alejarse lo suficiente, ahí tomaron un respiro.

—¡Asseylum!

Los dos chicos miraron a la dirección de dónde provenía aquella voz, y la chica fue tacleada. De lo que Inaho no se había percatado era que un segundo francotirador estaba por encima de ellos, gracias a aquella voz pudo notarlo en un espejo.

Justamente cuando la princesa estaba en el suelo, él se interpuso entre el francotirador y aquellos dos, no sin antes disparar.

—Idiota.

Fue lo último que dijo el castaño antes de caer al piso con un disparo en el abdomen, no por el franco tirador, por una tercera persona que estaba en un callejón cerca de ellos. Inko le disparó antes de que pudiera acercarse más, sí, ella también había portado un arma en todo momento, pero le habían dicho que sólo la usara en caso de que fuera extremadamente necesario.

—¡Inaho!

Para ese momento, Rayet, Yuki y otros oficiales ya estaban ahí, apuntando a quien estaba sobre Inko, ella le apunto de nuevo, más que nada por instinto.

—¡De pie con las manos en alto, ahora! — Yuki no dejaba de apuntar, Rayet inmediatamente se acercó a Inaho, revisando su herida.

—¿Orejiiro? —El chico miró a un costado, donde Rayet estaba. Parecía que el chico no se movía, y la pelirroja intentaba detener la sangre.

—¿Slaine-kun? —Inko preguntó aún sin dar crédito.

El aludido se levantó e intentó acercarse al castaño pero Rayet le apunto con el arma.

—¡Manos en alto! —Se escuchaba su voz llena de nerviosismo, preocupación y miedo, era claro que todas esas emociones eran por su hermano. —¡Ahora!

—Yuki-san—. Se interpuso entre Yuki y el albino, evitando que hiciera algo atrevido. —No deberías estar aquí, —Lo dijo intentando sonar tranquila. Resicio un "apártate" por parte de Yuki, pero ignoro esa orden. —Regresa de una vez, nosotros nos encargaremos de esto, Slaine-kun.

Intentó ocultarlo, pero su voz sonaba dolida, cómo si ella también le echara la culpa por ello, ¿estaba decepcionada? ¿Enojada? No quiso averiguarlo y comenzó a correr por aquella calle, sin mirar atrás.

Yuki nuevamente apunto al chico pero Amifumi la detuvo.

—¡Inaho! ¡Oye, Inaho! —Una vez que estaba un poco lejos el albino se acercó a él, con un tono de voz desesperado lo llamaba.

Ah, nuevamente lo había arruinado estúpidamente, ¿acaso no podía hacer algo bien? Escuchaba los gritos llenos de desesperación de la castaña y de la hermana de Inaho, eso le dolía hasta el alma, incluso ignoro el hecho de que hace unos metros atrás había chocado a alguien y la capucha se le había caído. Simplemente quería regresar a casa y olvidar lo que había hecho, intentar fingir que era un sueño.

.

El chico caminaba con un ramillete de flores blancas, un largo sendero del cual nunca había conocido ni pasado. Alejado de unas cuantas lapidas, hasta donde nadie había llegado antes, se detuvo frente a ese lugar, reconoció inmediatamente el nombre que estaba ahí escrito, rodeada de un montón de flores que crecían por su cuenta, eran radiantes y coloridas, no se veía tan deprimente después de todo. Ah, sin dejar de lado que había otro ramillete a los pies de la tumba, alguien había llegado antes que él a dejar también flores.

—Slaine.

Miró a quien lo había llamado y sonrió melancólicamente y regresó su mirada a la tumba.

—Lo siento—. Musito sin mucho ánimo. —Debiste pasar por muchos problemas para conseguir llegar hasta acá.

Bufó ante el comentario, una brisa movió las flores cercanas y los cabellos de las dos personas en ese lugar.

—No fue tanto, tuve que preguntarle a varias personas donde te encontrabas. Nunca pensé que estarías aquí—. Se acercó a él, mirando también el pedazo de roca que estaba clavado en la tierra. Dio unos aplausos y cerró los ojos por unos momentos.

El albino lo miró extrañado de sus acciones.

—Es lo que normalmente haces al visitar una lápida, vamos, muestra tus respetos.

—¿Por qué debería mostrar mis respetos? No conozco a esa persona que está ahí abajo.

—Pero tiene tu nombre.

—¡Pero ese no soy yo!

—Ya hablamos de esto, Koumori.

Y sin querer discutir más acerca del tema, dejó las flores cerca de la tumba, dio el también dio los aplausos y cerró los ojos. El castaño sonrió ante tanta obediencia.

—También me deberías dar los respetos.

—Tú aun sigues vivo—. Hablo restándole importancia.

—Pero casi muero por protegerte, ¿no es así?

De una forma u otra pudo conseguir que Yuki lo llevara hasta el hospital donde habían internado al castaño, estaba preocupado por él.

Corrió hasta la habitación que le habían indicado y se asomó por la ventana, no había querido escuchar el estado en el que estaba, simplemente quería llegar y verlo con sus propios ojos, pero alguien ya estaba con él.

—Slaine-kun.

—Amifumi-san—. La miró durante unos segundos y después desvió la mirada, no sabía que le diría, ni siquiera se sentía con ánimos de estar junto a ella.

—Es doloso, ¿no es así? — Miraba a las dos personas que estaban dentro. —Encontrar a la persona que amas en ese estado…

Regresó su mirada a la castaña, sorprendido. ¿La persona que amas? Sabía que ella gustaba del castaño, pero él, ¿estaba enamorado de alguien?

—Te duele ver en ese estado a aquella persona, pero con sólo saber que está bien te sientes aliviado, te preocupas por ella y ruegas porque este mejor lo más rápido posible, que no sufra y que deje de hacerse fuerte, ya que quieres ser su ayuda, su soporte. Quieres estar ahí en este momento, ¿no es así? Abrazarle y decirle que es un idiota por arriesgarse tanto.

Estaba a punto de llorar, pero antes de llegar a hacerlo sonrió y miró al albino.

—Lo siento, me deje llevar un poco—. Con la muñeca se limpió las pocas lágrimas que salieron. —¿Pero no sientes lo mismo por la princesa?

Ah, claro, la princesa, ella se refería a la chica. Sonrió ante su ingenuidad, no había pensado exactamente en ella, aquellos sentimientos que había descrito la castaña no eran hacia ella, pero no le diría a Inko que se sentía identificado con ella ya que sentían, hasta cierto punto, eso por la misma persona. ¿Qué tipo de reacción pondría? ¿Eso significaba que también amaba a Inaho? ¿Convivir con él le había hecho tanto daño? ¿En qué momento había comenzado?

Asseylum salió cabizbaja, no habia dejado de disculparse con Yuki e Inko por lo que pasó, quizás no era directamente su culpa, pero así lo sentía.

—Inko-san. Lo siento—. Y ahí estaba una vez más aquellas palabras, Amifumi ya comenzaba a cansarse de decirle que no tenía nada porque disculparse. —¿Slaine? —Lo dijo sorprendido, observando al chico.

—Voy a entrar.

Los dejó solos, la castaña se abalanzo al chico para abrazarlo, estaba seguro que lloraría desconsoladamente ahí adentro, sin remordimientos ni nada. Ella era así, tan sentimental. Le dolía que en algún momento Inaho le dijera que a quien quiere es a él. Bueno, también le parecía algo gracioso, y no sabía la razón, seguramente eso jamás se lo esperaría la chica.

—¿… bien? ¿Slaine, estás bien?

Reacciono en ese momento, los había estado mirando durante todo ese rato que incluso la rubia se había preocupado.

Comenzaron a caminar por los largos pasillos del hospital, ella le explico por todo lo que habían pasado para llegar a ese momento y las razones del todo.

—Entonces, ¿Qué decía la segunda nota?

—Inaho-san realmente debió pensar bien esto. La segunda nota, — Dijo pensando seriamente las cosas—suponemos que iba dirigida a una sola persona, no a todos como amenaza colectiva—. Detuvo sus palabras—. "Y Slaine Troyard aparecerá." Eso era lo que decía.

Un poco sorprendido vio a la princesa, nunca pensó que alguien más fuera de toda la UFE conociera de su supervivencia, ni mucho menos fugitivos de Marte, ¿no sólo era para asustar?

—Ahora, viéndolo de otra manera, Inaho-san debió decirte todo—.Bajó la mirada nuevamente.

Estaba de acuerdo con ello, si le hubiera contado todo y no actuar tan indiferente toda esa semana… ¡Ahora caía en cuenta por qué de su actitud durante ese plazo de tiempo!

—¿Saline? — Simplemente vio como el chico regresaba a toda prisa en dirección a las habitaciones.

—¡Amifumi-san! ¡Necesito un tiempo a solas con él! —No era que la quisiera correr, pero que se fuera rápido.

—Ah, claro—. Salió sin entender del todo, estaba ¿confundida? Quizás eso era poco.

El chico, quien hasta hace unos segundos mantenía una plática con la castaña observo al albino aún más sorprendido que ella. Eso no pasó desapercibido por Slaine, pero eso no le impediría preguntar.

—¿Por qué no me dijiste nada? ¿Por qué te arriesgas tanto por mí? ¿Por qué te preocupas tanto? ¡Si eran a mí a quien buscaban, me debiste decir! ¡Deja de hacerte el héroe!

Había estado escuchando al chico atentamente, sin despegar su mirada de él.

—Dime, ¡¿por qué?!

Suspiro y miro por la ventana, después a él.

—Disculpa, ¿quién eres? —Lo pregunto de la forma más monótona posible.

—¿Eh?

—Tu nombre, ¿quién eres? ¿Te conozco?

No lo podía creer, ¿no lo reconocía? ¿Era por eso que Amifumi había salido con aquella expresión tan adolorida y Asseylum con su mirada por los suelos? No sabía la cara que estaba poniendo, pero estaba seguro que era todo un poema indescifrable.

—Orenjiiro, tú... ¿No me reconoces? —Aún y escuchándolo antes, preguntó sólo para asegurarse.

—No, lo siento.

—Yo soy…—Las palabras no salieron, y algo dentro de él se rompió en pequeños pedazos, incluso sentía un vacío en la parte superior del estómago. —Yo…

—Pff…—Se su boca salió esa pequeña mofa. —Jajaja…—De la nada comenzó a reír estruendosamente.

Slaine, con unas cuantas lágrimas en los ojos y con cara de incrédulo simplemente lo observaba carcajearse. ¿Qué mierda le pasaba ahora? Pero pensaba se vería más estúpido si preguntaba.

—Debiste ver tu cara—entre pequeñas risas intento hablar. —Koumori, eres tan inocente—. Se apretaba el estómago, le dolía por tanto esfuerzo al reír, incluso unas lágrimas habían salido.

Slaine con una sonrisa algo retorcida se acercó al chico, asegurando que si por aquel accidente no había muerto en ese mismo instante terminaría por cambiar ese hecho.

Absortos en lo suyo, no se dieron cuenta que las dos chicas miraban dentro, Asseylum con una sonrisa, encantada por lo bien que se llevaban, pero en Inko era un poco diferente, algo entre felicidad y tristeza, ¿era momento de admitir su derrota?

—Inko-san…

—¿Por qué estás aquí? Deberías están en la casa, descansando, aún no te sanas del todo—. Lo dijo sin mirarlo, le apenaba un poco.

—Slaine Troyard, ¿preocupado por mí? ¿Después de que intento asesinarme por segunda… tercera… quinta, vez?

—Eso era justificado.

—Como las veces anteriores.

Ya no respondió y se acercó a la tumba nuevamente, se quitó el collar que llevaba y lo dejo sobre la lápida, lamentablemente la cadena no era suficientemente larga como para ponerla alrededor de esta.

—¿Qué estás haciendo?

—Estoy seguro que a la persona que está aquí dentro le habría encantado tener esto—. Sonrió y recorrió el dije con las yemas de sus dedos por última vez.

¿Cuándo fue que aquel chico había crecido tanto? Ahora podía asegurar que las personas realmente podían cambiar, y se alegraba por ser él quien ayudo a ese cambio.

—Bien, vayámonos, debo preparar la cena, o por lo menos estoy dispuesto a ayudarte—. Se adelantó al castaño unos pasos, pero antes de que avanzara más lo agarro de la mano.

—Slaine—. Sentía tan raro al escuchar su nombre. —Moriremos juntos en otro momento, y esta vez, serás tú quien esté ahí dentro.

Lo miró confundido, ¿a qué se refería con eso? Era un poco tétrico y terrorífico decirlo en ese momento. Pero como siempre, cuando se trataba de Slaine, perdía la razón de las cosas y decía estupideces, ¿quizás era algo contagioso? Y ya que estaba en la materia, jaló al chico y le dio un sutil beso en los labios, algo gentil y cariñoso.

No lo había esperado, era algo tan repentino, que abrió los ojos de la sorpresa, de alguna forma, las acciones del chico lo confundían, en un momento hablaba acerca de morir y al otro le plantaba un beso, ¿la locura se contagiaba? Esperaba que no, pero esas pequeñas y gentiles acciones de su parte, habia veces, por no decir que siempre, lo dejaban con un pequeño vacío en el estómago y sentía como se quedaba sin aliento.

~~~[FIN]~~~


¡Gracias por seguir esta historia que pretendía ser solamente un One-Shot, después un Three-shot,y al final termino con 5 capítulos! Pasó por muchas cosas y demasiados cambios con los últimos capítulos, pero creo que al final fue satisfactorio para mí y espero que para ustedes igual. Me basé más que nada en las canciones del OST, -me quedé con ganas de escribir un capitulo con Harmonious, pero lamentablemente ya no cabía en ninguna parte- que para mi estas canciones son un poco muy representativas de los chicos, no sé la razón, simplemente así me parece.

Le agradezco a: AlphaLuna1999, DeniSplash, Hiyori Ishida, KanadeKirishima, Oshino Rem, , arizkagedarkness, bledrakon y jackpot22. Quienes pusieron este Fic en "Favoritos" y "Follow", debió ser dificil seguirme a un paso tan lento. Y por supuesto, también a: hiroship, quien puso en "Follow" el Fic. ¡Gracias a ustedes llegó al final esta historia! Al igual, a sus comentarios, que siempre los leí y me encantaron.

De alguna forma... no me quiero despedir. ¡Pero este no será mi ultimo Fic en este fandom! Claro que no, aún esta en planificación un Mpreg, que no pregunten como me lo fume, pero salió, espero que con la siguiente loca idea siga recibiendo de su apoyo, y por supuesto de los queridos lectores fantasma también.

Bien, creo que es tiempo de la despedida. ¡Nuevamente gracias por todo y por seguir este Fanfic! ¡Muchas, muchas, muchísimas gracias!