Hola vengo aquí con una adaptación de un libro que encontré hace tanto tiempo en mi biblioteca escolar, la verdad es que lo robe de la escuela porque me fascino, ok no, solo lo intercambie por tres libros que tenía y no me gustaban, pero en fin, sé que no son fechas decembrinas, pero la verdad no me resistí a traérselas cuando el libro mágicamente callo a mis manos de nuevo, espero que les guste, pero no las entretengo ¡A lee!

Advertencia: AU Occ
Disclaimer: Inuyasha no me pertenece si no a su creadora la maravillosa Rumiko Takahashi, a excepción de los creados por mí.

La historia no me pertenece si no a su autora Moyra Tarling, esta es una adaptación sin fines de lucro.

Al calor de las llamas

Capítulo I

Has llegado demasiado tarde. El entierro de Inuyasha fue la semana pasada—Dijo Kagome Higurashi, al reconocer al hombre de cabello plateado que salía de la fotografía, que tenía Inuyasha Taisho sobre el escritorio.

—Ya estoy aquí— dijo el con cautela. Aun así, Kagome observo que sus ojos ámbares expresaban una pizca de tristeza. La muerte de Inuyasha la había afectado demasiado, Inuyasha había sido su jefe y su amigo. Pero ¿Cómo le habría afectado la muerte de Inuyasha a su hermano?

—Como no contestaste a mi llamada, no me quedo más remedio que seguir adelante con los trámites del entierro.
—Lo comprendo—contesto el—Necesito que me des el nombre del abogado de mi hermano. Cuanto antes solucione lo de su testamento, antes podre marcharme.

Al oír sus palabras, Kagome se quedo sorprendida, sin duda Inuyasha le había dejado todo a su hermanastro. ¿Pero era posible que Sesshomaru Taisho no estuviera interesado en regentar el Shikon Inn, la alegría y orgullo de su hermano?

¿Cómo dos hermanos podían ser tan diferentes? Inuyasha era un hombre generoso y cariñoso apreciado por todos los empleados y vecinos de Cypress Crossing, una estación de esquí situada en el British Columbia.

El hombre que Kagome tenía adelante iba vestido con un impecable traje. Parecía recién salido de la portada de una revista, pero ¿Era tan insensible como aparentaba?
Inuyasha siempre le había hablado de su hermano con orgullo, pero Sesshomaru Taisho había perdido muchos puntos, sobre todo si el único motivo por el que se había parado ahí era para recibir su herencia.

Kagome trato de controlar su rabia. Se puso de pie y sintió como el bebé que llevaba en el vientre le daba pataditas.
—La abogada de Inuyasha es Sango Takafumi. Su despacho esta en Tama Drive, a tres manzanas de aquí. Está de vacaciones desde hace tres semanas.
— ¿Cuándo regresara?

Kagome miro el calendario.
—Creo que hoy o tal vez mañana.
— ¿Crees poder llamar a su despacho y averiguarlo?
—Por supuesto—contesto ella. Kagome descolgó el teléfono y marco el número de Sango, para su sorpresa, esta contesto— ¿Sango? ¡Hola! Ya has vuelto—Le dijo— ¿Qué tal las vacaciones? —Kagome escucho la respuesta de Sango y pudo percibir la impaciencia del hombre que estaba a su lado—Escuchas, supongo que te habrás enterado de la muerte de Inuyasha—Le dijo—Sí. Ha sido un golpe muy duro—Comento—Sé que debes estar muy ocupada poniéndote al día con tu trabajo, pero quería saber si tienes un rato libre. Sesshomaru Taisho, el hermano de Inuyasha acaba de llegar, y está ansioso por verte ¿Te parece bien que vaya ahora en tu despacho? —Le pregunto Kagome, tratando de no mirar al hombre que tenía enfrente — ¿Perdón? No yo no puedo ir—Le dijo—No quería pasar más tiempo del estrictamente necesario con el hermano de Inuyasha—Ira ahora mismo. Gracias Sango, luego hablamos.

—Así que la señorita Takafumi ya regreso—comento Sesshomaru cuando colgó el auricular
—Si, y puede recibirte ahora.
— ¿Dijiste que su despacho esta en Tama Street?
—Tama Drive—Corrigió exasperada, le escribió la dirección en un papel.
Mientras se la escribía, el miedo y la preocupación se apoderaron de ella. Inuyasha había sido un gran jefe y también amigo, y había permitido que trabaja hasta que diera a luz y que luego se reincorporara al trabajo en cuanto encontrara una guardería para su hija.
Kagome sabía que Inuyasha se sentía un poco responsable de apuro en el que ella estaba metida. Como ella no tenía familia, él había insistido que se mudara al departamento que tenía en el sótano de su casa que estaba frente al hotel.

Cuando Kagome termino de escribir, se enderezo y le dio el papel a Sesshomaru. A l hacerlo, sus dedos rozaron y el contacto hizo que ella se estremeciera. Lo miro a los ojos. ¿El habría sentido lo mismo?
—He dejado mi bolsa abajo—dijo el—El recepcionista me dijo que el hotel está lleno, pero creo que mi hermano tiene una casa muy cerca de aquí—
—Así es.
— ¿Tienes un juego de llaves que pueda utilizar?
—Están aquí—Kagome abrió un cajón y saco el llavero de Inuyasha
—De hecho yo debería…—Iba a decirle que ella llevaba tres meses alquilando el apartamento del sótano de la casa de Inuyasha, pero él no la dejo terminar.
— ¿Puedes indicarme hacia donde está la casa? Dejare la bolsa e iré al despacho de la señorita Sango.
—Por supuesto
Sesshomaru Taisho abrió la puerta de la oficina.
Espero a que pasara Kagome, y al hacerlo sintió que la miraba de arriba abajo.
— ¿Cuánto tiempo llevas trabajando para mi hermano? —Le pregunto mientras bajaban las escaleras que llevaban al recibidor del hotel
—Seis años—contesto ella—Soy la subdirectora desde hace dos.
El aroma del árbol navideño invadía el ambiente, y en el salón, alguien tocaba villancicos con el piano.

Una vez abajo, Kagome se fijó en casi todas las mesas del restaurante, estaban llenas y se alegró. En esa época del año, la mayor parte de los clientes eran parejas jóvenes y grupos de estudiantes que disfrutaban de las vacaciones. Iban hasta allí para esquiar.
— ¿El hotel siempre esta tan lleno?
—Durante las navidades, sí. Tenemos alguno clientes que hacen la reservación para el año siguiente cuando se marchan—Contesto orgullosa

Los clientes habituales eran parte importante del éxito de Shikon Inn. Como Kagome era la subdirectora se había esforzado mucho para hacer promociones nuevas y conseguir que los clientes regresaran año tras año.
—Bien… eso hará que sea más fácil vender este lugar.

Al oír sus palabras Kagome sintieron un vacío en su interior. Se detuvo frente a la ventana y dijo:
—La casa de Inuyasha está en la esquina de enfrente. Es la que tiene luces de navidad en los aleros del tejado—Dijo ella—No tiene perdida. Quizá debería…—Intento decirle otra vez que ella vivía en el sótano.
—Me las arreglare—Dijo el—Sin duda hablaremos en otro momento—Se despidió y se dirigió a la recepción.

Kagome lo observo marchar, y se preguntó cómo reaccionaría Sesshomaru al saber que ella vivía en el sótano. Regreso a su despacho, y nada más de abrir la puerta, el aroma masculino que invadía la habitación, le recordó que el hombre que acababa de llegar amenazaba con complicarle la vida.

El comentario que había hecho acerca de vender el hotel rondaba por su cabeza. Aunque era probable que el nuevo propietario mantuviera a los mismos empleados que trabajaban en el hotel, Kagome dudaba que mantuviera a la misma subdirectora, y menos cuando esperaba a dar a luz semanas después.

Al pensar que tendría que abandonar el trabajo que adoraba se le llenaron los ojos de lágrimas.
¿Qué pasaría con la casa de Inuyasha? Segura que también la pondría a la venta. La rabia y la desesperación se apoderaron de ella al pensar que perdería la casa que Inuyasha le había cedido temporalmente.

Con el poco dinero que tenía y su hija recién nacida…El bebé comenzó a darle pataditas y Kagome se dio un suave masaje en el vientre.
Trato de no pensar en ello, según le había dicho el médico, preocuparse durante el embarazo no era nada bueno para el bebé.
Además, igual se equivocaba, quizá no tendría que preocuparse, quizá después de todo, Sesshomaru no vendería el hotel, y quizás los burros volarían algún día.

Sesshomaru busco las llaves de Inuyasha en el bolsillo, después de dos intentos, consiguió abrir la casa de su hermano, tenía ganas de entrar y tumbarse en la cama; estaba muy cansado y su cuerpo se estaba ajustando a la diferencia horaria que había.

Los médicos del hospital no querían que viajara, ni siquiera querían darle el alta porque consideraban que los mareos que padecían se debían a la conmoción que sufrió durante una operación de rescate. Dos estudiantes ingleses y un miembro de su equipo habían muerto en una avalancha. Por suerte, el solo se había hecho unos golpes y una leve conmoción cerebral a causa de los golpes que recibió cuando la nieve lo arrastro por la ladera de la montaña.
Intento convencerse del que el mareo se le pasaría he ignoro el dolor que sentía en las sienes.

Además la abogada de Inuyasha estaba esperándolo, y él tenía que solucionar todos los papeles relacionados con la muerte de su hermano. Dejo la bolsa en la entrada de la casa y cerró la puerta se marchó caminando por la acera.

Suponía que podía ver a la abogada al día siguiente; Inuyasha ya estaba muerto y eso no podía cambiarse.
Al pensar que no volvería a ver a Inuyasha se le encogió el corazón. Le hubiera gustado asistir al entierro de su hermano. Kagome le había llamado varias veces, justo después de que él y su equipo salieran a rescatar a los esquiadores.

La culpa y el arrepentimiento se apoderaron de él, y Sesshomaru sintió que las lágrimas afloraban a sus ojos. Parpadeo para evita llorar, desde muy pequeño cuando la pasaba en una casa de acogida a otra había aprendido a ocultar sus sentimientos, de esa forma nunca sería vulnerable, nunca sería débil, y nunca le harían daño.

La oficina parecía vacía, pero al cabo de un momento, una mujer de cabello castaño salió de una habitación
—Usted debe ser Sesshomaru Taisho—dijo ella y le tendió la mano—Soy Sango Takafumi.
—Gracias por recibirme sin haberle avisado antes
—Pase por favor, póngase cómodo—Le invito—Primero que nada quiero decir que siento mucho la muerte de su hermano. Inuyasha era un hombre estupendo y lo apreciábamos
—Gracias—pronuncio y se sentó en una silla
—Tengo que disculparme por no ponerme con usted en contacto antes—Dijo Sango—He estado de vacaciones en Barbados y he regresado esta mañana—Se sentó en la silla de cuero que estaba detrás del escritorio—De hecho estaba escribiéndole una carta—Dijo y señalo unos papeles que estaban sobre la mesa.
— ¿Por qué no hace un breve resumen? —dijo—No quiero estar más tiempo del necesario. Estoy desenado solucionarlo todo y poder poner en venta el hotel y la casa de Inuyasha cuanto antes.
Sango se inclinó hacia delante y entrelazo los dedos de ambas manos
—Puede que eso no sea posible—Dijo ella
Sesshomaru la miro asombrado y frunció el ceño
—No comprendo. Soy el único pariente de Inuyasha que está vivo.
—Pero no el único beneficiario
—Continúe
—Inuyasha le ha dejado a usted la mitad de sus pertenencias, pero la otra mitad se la ha dejado a Kagome Higurashi.

11:58 pm 07/07/15 ¿Revies?

Espero que les guste, a mí en lo personal me fascina esta historia, pero bueno, además de que solo son trece capítulos, pero eso de tener que modificar cuesta la quemada de una neurona de mi cabeza, además de que mi papa ya empezó a decirme que quiere que comience a buscar universidades, y pff además ya tengo trabajo y ¡Dios yo con trabajo es algo casi imposible! Pero bueno, espero actualizarles pronto y díganme si quieren que siga está muy maravillosa historia, les mando besos con musho musho amor, nos leemos pronto.

P.D dejar comentarios con el numero 1011 si quieren que actualice Siempre fuiste tú o dejen 1213 si quieren Apuesta de amor o 1415 si quieren golpes del destino o ya de plano 1617 dentro de mí.