Disclaimer: Los personajes de Candy Candy no me pertenecen, son propiedad de Kyōko Mizuki y de Yumiko Igarashi, la historia es tratando de seguir algunos patrones de las autoras originales, pero el resto es producto de mi imaginación, espero les agrade.

Capitulo 8: Una visita despreciable y un destierro inevitable

Cuando ya había pasado una semana del nacimiento de los pequeños Albert y Anthony, una misteriosa mujer salio de entre las sobras del jardín, cada día vigilaba la casa esperando el momento oportuno para poder llevar a cabo su cometido, esa mañana una de las empleadas que había sido comprada por ella, le informó que al medio día Candy y sus pequeños estarían solos, ya que la señora Elroy iría con una de las mucamas a comprar lo necesario para el cuidado de la joven madre y sus pequeños, el señor William había ido a su oficina desde muy temprano junto con su fiel ayudante George y su primo Zafiro, Archie estaba en la casa de sus suegros y precisamente a esa hora Dorothy estará bañando y curado a la señora Candice.

Así que todo estaba saliendo a pedir de boca para Eliza Legan, quién sólo pensaba en vengarse por todo lo que había pasado con su familia desde que William había regresado y más por haberla despreciado en cierta forma a ella, le molestaba realmente que esa mugrosa huérfana tuviera tanta suerte, encontrar un excelente marido en todos los sentidos mientras que ella no tenía nada, ya ni con el apoyo de los Andrew contaba.

De modo que a la hora pactada por la mucama entro en la mansión de manera sigilosa y se dirigió a la habitación que fue preparada para los nuevos integrantes, de este modo sacó a Albert de su cuna, Este al sentir que lo movían empezó a llorar con fuerza alertando a su madre de que algo no marchaba bien.

Dorothy Albert esta llorando ve a ver que pasa por favor – dijo angustiada su corazón de madre le avisaba que sus pequeños estaban en peligro, pues dicho esto escucho a Anthony llorar de la misma manera- por favor apresúrate.

Cuando su amiga salió a cumplir la orden de Candy ni los bebés ni Eliza estaban en la habitación -Candy los bebés no están- gritó Dorothy con sus manos en la cara y llorando mientras salia corriendo por el pasillo y vio la puerta de la mansión abierta el bajar las escaleras, esto la angustió más.

No es posible -grito Candy y salió casi corriendo sin importarle su propia salud- cuando llego a las escaleras, se tambaleó y se desvaneció pues no estaba aún en muy buenas condiciones- por favor no Dios – dijo con lágrimas en sus ojos.

Dorothy corrió por todo el jardín siguiendo a la mujer de negro que corría con los pequeños, cuando William se interpuso entre la puerta del jardín y la mujer se dio cuanta de quien se trababa y que esta llevaba a sus dos hijos que lloraban sin parar, en ese momento intento correr en dirección contraria pero Dorothy ya estaba del otro lado.

Deja a mis hijos Eliza -dijo serio con una sonrisa de medio lado y viendo a sus ojos de una manera que ella sintió su corazón detenerse de inmediato- ¿no te cansas de hacer tanto daño? -dijo acercándose a ella con paso firme- Dámelos ahora o no respondo.

Vamos tío Abuelo -dijo con cierta burla en sus palabras al ver que detrás de este estaba ya su hermano- no creerás que te haré caso ahora que tengo la partida ganada cierto.

Cállate y entrégamelos antes de que sea demasiado tarde para ti -le dijo con furia en sus ojos, no permitiré más daño hacia mi familia- dijo tomando Eliza con fuerza – Dorothy toma a los niños y llévatelos al interior de la mansión.

Tío William no tan rápido – dijo la voz rasposa de Neal la diversión apenas comienza- lanzó un golpe que Albert alcanzó a esquivar, mientras que Dorothy forsejeaba con Eliza para que le entregará a los pequeños.

Esta vez no se saldrán con la suya se los aseguro – dijo Albert mandando a Neal de un fuerte golpe al suelo- he dicho que entregues a mis hijos ahora – tomó de nuevo con fuerza a Eliza- que sonrió con malicia al ver que Neal sacaba una pistola y la disparaba en contra de Albert que sólo se quejó por el dolor pero no soltó a Eliza hasta que dejo a sus hijos, afortunadamente en ese momento la Tía abuela llegaba y el chofer corrió a socorrer a William que estaba ya arrodillado en el suelo y la otra mucama y elroy se dirigieron a donde estaba Dorothy ya con ambos bebés en sus brazos, pero siendo detenida por Eliza.

Por favor lleva a estos bastardos a mi despacho – dijo Albert deteniendo su hombro ensangrentao- que esto lo terminaremos de una buena vez – se levantó y caminó con cierta dificultad hasta la mansión- pero antes iré a ver a Candy que debe estar muy preocupada – cuando entró en la mansión al levantar la vista hacia el segundo piso la vio tirada en el cuelo y corrió a levantarla – ¡Candy mi amor! ¿estas bien?

Ella aún se encontraba inconsciente y como pudo la llevo a su habitación, esto lo hizo enfadar aún más de lo que ya estaba y cuando Las mucamas y Su tía entraron en la habitación con los pequeños, les pidió que se hicieran cargo de todo y bajo a su despacho hecho una furia.

Creyeron que a pesar de todo seguiría perdonando sus insolencias ¡¿no es cierto?! -les grito en cuanto entró por la puerta y los visualizó- pues esta vez se equivocaron, por las buenas soy un ángel -dijo con una sonrisa maliciosa en los labios- pero por las malas me van a conocer ahora- dijo mientras se le dejaba ir a golpes a Neal quien ya se las debía desde hacía mucho tiempo, una aterrada Eliza intentaba escapar de ese lugar -Steve no dejes que esa zorra escape – dijo sin dejar de golpear al joven Legan, el chofer atendió a la orden del joven William y la detuvo cerrando la puerta y sentándola en donde había estado con anterioridad – es divertido verdad Eliza – dijo Albert volteando a verla -mira lo que tus estupideces provocan a tu propia familia- dijo mientras le mostraba el rostro ensangrentado de su hermano – te gusta lo que vez, porque esto lo causaste tú- le decía con burla en la voz, Eliza sólo lloraba si parar y volteaba su mirada a otro lado, Albert tiró al suelo a Neal y se acercó a Eliza y tomándola de la barbilla la hizo ver el estado en el que se encontraba su hermano.

Míralo Eliza, mira lo que provocas en las personas que amas – decía sin dejarla apartar su mirada- vamos míralo es tu hermano qué no lo reconoces - la furia había transformado por completo a Albert.

No tío William ¡por favor ya basta! -gritaba Eliza sin dejar de llorar- por favor Tío ya no lo volveré a hacer y él tampoco pero ya déjanos, por favor.

Vaya, vaya, acaso escuche que alguien hablaba – dijo con burla- repítelo de nuevo porque creo que no te escuche bien, vamos señorita nada le cuesta repetir lo que quiero escuchar en este momento -dijo sin soltarla y apretando un poco más su agarre, dejando sus dedos marcados en su rostro -dilo Eliza.

Por favor ya basta Tío -dijo entre lágrimas y sintiéndose completamente humillada – no lo volveremos a hacer, nunca volveremos siquiera a esta ciudad, ahora si cumpliremos, pero ya basta por favor.

Albert con carcajadas, la arrojó al lado de su hermano - la orgullosa y altanera Eliza Legan rogando por su bienestar, quién lo diría- dijo disfrutando de verla humillada- ¿recuerdas que una vez obligaste a mi futura esposa a pedirte perdón de rodillas? Pues ahora harás eso mismo antes de largarte con tu hermano – dijo tomando a Eliza de en brazo -Steve trae a ese malnacido- dijo secamente mientras subía con Eliza a la fuerza hasta la habitación donde Candy ya había vuelto en si – Háganlo ahora les ordeno.

Ellos dos para sorpresa de los presentes se arrodillaron – Perdón Candy, no fue nuestra intención- dijeron casi entre dientes- más fuerte que no los escuche - dijo un sonriente Albet, en verdad estaba disfrutando que pagarán una a una las fechorías que habían hecho con Su Candy.

Albert amor Basta ya déjalos -dijo una sorprendida Candy, pues nunca había visto actuar de tal manera a su príncipe.

No Candy esta vez no -dijo Albert y volteó a verlos con furia, ellos de inmediato hicieron lo que les pedía -Por favor, perdónanos Candy – dijeron mientras lágrimas salían de sus ojos por tal humillación.

Bien ahora delante de mi familia les reitero que ya no llevan el apellido Andrew y que tampoco cuentan con nuestro apoyo económico -dijo viéndolos directamente a los ojos y si algún día vuelvo a verlos no descansaré hasta dejarlos en la ruina -les dio la espalda – échalos a la calle Steve y por favor pide que se aseguren de que dejan para siempre Chicago, el día en que vuelvan a entrar a esta ciudad no duden en sacarlos y en arruinar a su familia -dijo de manera fría sin volverse a verlos, nadie dijo nada más y los Legan fueron desterrados.

Una vez que salieron de esa habitación Candy se percató de la herida de Albert y pidió que le llevarán el botiquín entonces procedió a examinarlo y a curarlo, afortunadamente la bala solo lo había rozado y con una curación simple fue más que suficiente.

Elroy se encontraba de cierta forma triste pues aún tenía esperanza de que sus sobrinos cambiarán, pero tampoco podía estar de su parte después de tanto daño causado a William que era el único hijo de su fallecido hermano, al que por fin veía después de tanto tiempo feliz.

Cuando el resto de la familia llegó y les contaron lo ocurrido no lo podían creer, en especial la parte en donde Albert había humillado al par de hermanos, Archie se alegraba de esto pues ya era hora de que alguien pusiera un alto a ese par y le alegraba más que fuera su tío el que por fin lo hiciera.

Continuará...

Bueno chicos después de mucho tiempo he regresado con un nuevo capitulo espero les agrade, hasta pronto.