AVISOS: Historia individual.

Notas iniciales: Lamento que las últimas actualizaciones hayan sido tan irregulares, por eso este capítulo es más largo de lo normal, espero que lo disfrutéis.


Capítulo 41: Hilo rojo

Itachi abrió la puerta de casa encontrándose que estaba a oscuras, lo cual le extrañó porque cuando Sasuke se quedaba solo en casa y empezaba a oscurecer, tenía la manía de encender la lámpara del rincón que había en el salón para que, cuando llegaran él o sus padres, hubiera alguna fuente de luz. Quizás se había escapado para ir a ver a Naruto sabiendo que sus padres no iban a estar, pero no le había avisado para que le cubriese en caso de que se presentase algún contratiempo. Le quitó importancia pensando que quizás había sido algo de última hora y no tenía forma de hacérselo saber.

Tras cerrar la puerta, se sentó en el bordillo que había en la entrada y se quitó el calzado. Caminó por el pasillo, se adentró en el salón y encendió la lámpara del rincón. Iba a marcharse sin más después de cumplir esa tarea, pero algo en la mesita le llamó la atención: un par de vasos diseñados para servir sake. Se acercó pensando que su hermano no hubiese sido tan tonto como para beber de la botella de su padre, que seguramente su acompañante y él se habían servido otra bebida fingiendo que era alcohol, pero cuando tomó uno de los cuencos entre sus dedos y lo olió, supo que se equivocaba.

Se tapó la cara con una mano a la vez que movía la cabeza en señal de negación por lo idiota que podía llegar a ser su hermano a veces, por algo le llamaba tonto hermanito. Destapó su rostro y cesó todo movimiento cuando se percató de algo. Sí, Sasuke había sido tan necio como para beber del sake de su padre, pero no lo sería tanto como para dejar las pruebas de su delito, lo que significaba que debía estar en casa. Dejó el cuenco de porcelana donde estaba y fue hacia el piso superior. Todo era muy extraño y empezaba a preocuparse.

- ¿Sasuke? – le llamó mientras subía las escaleras, pero no recibió ninguna respuesta.

Al pisar el último escalón, se fijó en que la puerta de Sasuke se hallaba entreabierta y la habitación parecía estar a oscuras. No había ninguna lámpara encendida ni se oía ningún sonido provenir del interior. Todo era muy raro. Itachi empezó a inquietarse, no era normal que no hubiera rastro de su hermano por ningún lado. Justo cuando apoyó una mano en la madera de la puerta para empujarla, un pensamiento horrible acudió a su mente. ¿Y si Sasuke se había resbalado mientras se duchaba y ahora estaba en el suelo del baño inconsciente? Alarmado, abrió la puerta para ir en su ayuda, pero nada más poner el pie dentro de la habitación, se quedó petrificado al distinguir por el rabillo del ojo, dos figuras sobre la cama.

El mayor se giró lentamente impresionado por lo que creía estar viendo, necesitaba cerciorarse de que no estaba sufriendo alucinaciones. Estaba claro que no era así al ver cómo la luz de la luna que entraba por la ventana iluminaba los cuerpos desnudos de su hermano y de su rubio vecino. Una sonrisa se le escapó al percatarse de la postura en la que se encontraban. Naruto se hallaba bocarriba con un brazo estirado hacia arriba mientras el otro era usado como almohada por Sasuke, quien se apoyaba ligeramente sobre su costado. Se percató de que seguramente habían dado muchas vueltas sobre la cama porque la sábana con la que debían haberse tapado estaba enrollada entre las piernas de ambos y apenas les cubría en ese momento.

Itachi se aproximó hasta la cama para taparles, no quería que pillaran frío ya que las temperaturas eran bajas incluso dentro de la casa con las ventanas cerradas. Usaría el edredón para hacerlo ya que, si intentaba desenredar la sábana, acabaría despertándolos y eso era algo que no quería que ocurriera en ese momento, sería muy incómodo para todos y seguramente su hermano y Naruto se morirían de la vergüenza. Agarró el edredón y tiró de él comenzando a tapar los cuerpos de ambos chicos mientras evitaba mirar algo que no debía. De repente, sus ojos captaron de soslayo algo que atrajo su atención y le obligó a detenerse.

Le había parecido ver un dibujo con una forma que le era familiar en el cuerpo de Naruto. Por un instante, permaneció inmóvil en el sitio debatiendo sobre lo que hacer. Sabía que lo correcto era seguir con su labor sin más y no comprobar si había sido su imaginación o una sombra formada por la luz de la luna, pero la curiosidad y la duda acabaron ganando la batalla. Dirigió su vista hacia aquella forma, fijándose mejor en la imagen que formaba pero tratando de no mirar la zona de más abajo y que no cubría la sábana, confirmando sus sospechas. Allí estaba el tatuaje de las serpientes del chico que aparecía en el vídeo erótico que había visto en el móvil de Sasuke, no había duda alguna de que Naruto era ese chico que salía masturbándose sin ningún pudor.

Debía admitir que había tenido sus sospechas teniendo en cuenta los acontecimientos recientes, aunque la primera vez que se le pasó la idea por la cabeza fue tras la cena familiar de varias semanas atrás, en la que se reunieron su familia y la de su vecino y notó el extraño comportamiento de ambos adolescentes, en especial el de Sasuke. Sus flirteos y provocaciones no eran normales en él y menos que fueran dirigidos hacia la persona con la que llevaba años peleando. Aun así, no dejaba de impactarle confirmar sus presentimientos y descubrir la verdadera identidad de Serpiente y más de aquella manera.

Consiguió salir de su estupor y reaccionar cuando algo más captó su atención, pero esta vez en el cuerpo de su tonto hermanito. Lo que vio sí que le sorprendió, mucho más que lo que acababa de descubrir, ya que nunca se hubiese imaginado que su hermano se haría un tatuaje. Sasuke era tan serio y formal que un tatuaje no encajaba con aquella imagen que proyectaba, aunque cuando reparó en el símbolo que se había tatuado y el lugar donde lo tenía, todo pareció cobrar sentido. Que tuviera el remolino que Naruto solía dibujar a todas horas durante su infancia y que tanto adoraba, exactamente en el mismo sitio donde el rubio tenía su tatuaje, indicaba que lo había hecho por él.

Todas las piezas comenzaron a encajar en la mente de Itachi. Todo lo que acababa de descubrir, más las palabras de su hermano sobre que había traicionado la confianza de Naruto, le indicaban que había usado el vídeo del rubio de forma incorrecta y se imaginó cómo había podido meter la pata, aunque esperaba que no hubiese sido por su culpa cuando cotilleó su móvil y lo vio. Sea como fuere, estaba claro que le había hecho caso cuando le sugirió que usara un enfoque más inusual para conseguir el perdón de Naruto, con ese tatuaje declaraba cuán importante era Naruto para él y le demostraba que estaba dispuesto a lo que fuera por él. Itachi no pudo evitar sonreír al darse cuenta de que esos dos siempre habían estado conectados y siempre habían estado en los pensamientos del otro pese a estar distanciados, ya que intuía que las serpientes entrelazadas del rubio representaban a su tonto hermanito.

De repente, cayó en cuenta de algo más. Acababa de recordar que también le aconsejó a Sasuke que ideara algo para compensar a Naruto por lo que le hubiera hecho y que justo después su hermano le pidió prestado su móvil con la excusa de llamar a su vecino, pero teniendo en cuenta que ahora sabía que Sasuke metió la pata con el vídeo del rubio, no se tragaba que realmente se lo pidiera para eso, más bien creía que le había mandado un vídeo similar a Naruto. Soltó un suspiro, no quería pensar demasiado en que su móvil había sido mancillado de esa manera y mucho menos en su hermano de aquella forma, aunque después volvió a sonreír al descubrir esa faceta de Sasuke que ocultaba y que sólo parecía mostrar a una única persona. Era increíble las locuras que llegaba a cometer por la persona que le gustaba.

Itachi terminó de cubrir la desnudez de ambos adolescentes apartando la mirada de los tatuajes y se marchó por donde había entrado ya que no tenía nada más que hacer allí tras comprobar que Sasuke no sólo no se encontraba en peligro, sino que había tenido una tarde de lo más movida y placentera. Una vez fuera de la habitación, dejó la puerta tal cual estaba antes de irrumpir en el interior de la estancia, echando un último vistazo a los chicos que seguían durmiendo plácidamente y ajenos al hecho de que sus secretos habían descubiertos, aunque Itachi jamás les dejaría saber que así era, mantendría la boca cerrada para evitar situaciones incómodas, en especial con el que ahora era su cuñado. Bajó las escaleras dirigiéndose a la planta baja y fue hasta la entrada de la vivienda para abrirla y salir al exterior cerrando la puerta tras él con cuidado.

Esperó unos segundos y volvió a abrir la puerta chocando las llaves entre sí y contra la madera para hacer ruido. Tras entrar otra vez, dio intencionadamente un fuerte portazo, que seguramente se habría escuchado arriba, como si acabase de llegar y no hubiera visto nada, despertando de golpe a su hermano y a Naruto. Ambos adolescentes se llevaron un buen susto cuando escucharon tanto escándalo, se miraron por un segundo desorientados pero cuando escucharon la voz cantarina de Itachi llamando a Sasuke, salieron de la cama con toda la rapidez que pudieron. Varias maldiciones salieron de las bocas de ambos chicos al darse cuenta de que se habían quedado dormidos más tiempo del que tenían planeado, a la vez que buscaban su ropa para taparse su desnudez y evitar que Itachi les pillara.

Mientras tanto, el susodicho fingió que se quitaba el calzado con lentitud y encendía la luz del salón tranquilamente para darles más tiempo a los dos chicos y que pudieran terminar de vestirse. Se dirigió hacia las escaleras cuando creyó que levantaría sospechas si continuaba abajo y no iba en busca de su hermano como solía hacer, y subió los peldaños a ritmo lento gritando ''tonto hermanito, ya estoy en casa''. En el momento que pisó el suelo de la segunda planta, Sasuke salió de su habitación acompañado de Naruto, quien lo ayudaba disimuladamente a caminar. Por aquello y por la leve mueca de dolor de su hermano, supo de inmediato qué posición le había tocado. Tuvo que cubrirse la boca y carraspear para contener la pequeña risa que casi se le escapa.

- Oh, Naruto, no sabía que estabas aquí – mintió con descaro mirándole pero el rubio parecía evitar mirarle a la cara - tonto hermanito, deberías haberme avisado que tenías compañía y no habría llegado antes a casa.

Al oír esas palabras, Sasuke le miró sorprendido.

- ¿Qué hora es? - le preguntó enseguida.

- Las nueve – contestó.

- Se suponía que venías para las once y media – se quejó Sasuke.

- Ya, no me apetecía estar más tiempo en el grupo de estudio. Si llego a saber que tenías una cita, me habría quedado con mis amigos más rato, lo siento – se disculpó.

- El dobe sólo ha venido a que le explique unas dudas que tenía sobre lo que hemos visto hoy en clase – se inventó.

- Espero que vuestra tarde de estudio haya sido más placentera que la mía – bromeó pero al ver cómo esos se ruborizaban por lo dicho, decidió cambiar de tema - será mejor que vaya a preparar la cena, me muero de hambre. ¿Nos acompañas, Naruto?

- No, no... mis padres me esperan, así que... será mejor que me vaya – balbuceó nervioso pero lo disimuló lo mejor que pudo.

- En otro momento será entonces – le dijo con una sonrisa.

- Te acompaño hasta la entrada – le comentó Sasuke a Naruto y éste asintió.

El mayor vio cómo su vecino afianzaba su agarre en torno a Sasuke con disimulo y ambos dieron un par de pasos que pretendían ir a un ritmo normal, pero se notaba que lo hacían con dificultad.

- Iré delante e iré preparando los ingredientes para la cena – se ofreció Itachi para que el rubio ayudara a su hermano sin tener que preocuparse de que les descubriera – así podréis daros el beso de despedida sin que os corte el rollo – bromeó.

Al llegar al piso de abajo, se metió en la cocina y comenzó a mirar por los estantes pensando qué podía cocinar, dejando que los dos adolescentes bajaran las escaleras al ritmo que necesitasen. Naruto y Sasuke tardaron unos minutos más que el mayor porque iban con cuidado ya que a Sasuke aún le dolía ciertas parte de su cuerpo.

- ¿Crees que sabe lo que ha pasado? - le preguntó Naruto un poco preocupado mientras se sentaba en la entrada para ponerse el calzado.

- A ciencia cierta no, pero Itachi no es estúpido. Con lo observador que es, seguramente lo sospechará – le contestó de pie a un lado observándole.

- Gracias por los ánimos.

- No pretendía desanimarte, sólo estoy siendo realista.

- Era lo que me faltaba con tu hermano. Voy a acabar siendo incapaz siquiera de estar en la misma habitación que él por culpa de la vergüenza.

- Más vergüenza me tendría que dar a mí que soy el que apenas puede caminar – se quejó Sasuke – Intenta no pensar en ello, es algo que mi hermano seguramente dio por hecho que pasaría ya que somos novios y es un paso que se acaba dando en las relaciones sentimentales – trató de tranquilizarle.

- Sí, tienes razón – le dijo Naruto levantándose una vez terminó de atarse las deportivas – al menos no lo sabe con certeza, sólo se lo imagina.

- Hubiese sido mucho peor si hubiera llegado unas horas antes y nos hubiese pillado en plena faena – comentó Sasuke.

- Ni lo menciones. Creo que hubiésemos tenido que mantener una relación a distancia porque me hubiese mudado al extranjero con tal de evitar a tu hermano – bromeó Naruto.

- Ni creas que te librarías de mí. Si hiciera falta, mandaría a Itachi a otro país con tal de tenerte en mi cama de nuevo – le siguió la broma.

- Ouch. ¿Sólo me quieres por mis magníficas dotes como amante? - fingió estar dolido.

- Es lo único bueno que tienes. Todo lo contrario a mí, que estoy repleto de diferentes y valiosas cualidades – le dijo con una sonrisa de superioridad.

- Ya, ya, lo que tú digas – hizo caso omiso a su arrogancia y le plantó un suave beso en los labios - ¿Estás bien? - le preguntó serio.

- Sí, no te preocupes, no duele tanto como parece.

- ¿Seguro?

- Sí, dobe, deja de preocuparte.

- Es imposible, es parte del trabajo de ser novio – sonrió.

- Lo sé, a mí también me pasa – le devolvió la sonrisa.

Ambos chicos volvieron a unirse en un tierno beso que se prolongó durante unos minutos hasta que el rubio lo rompió al escuchar movimiento en la cocina y se acordó de Itachi.

- Será mejor que me vaya ya. Mañana me pasaré a ver cómo estás cuando vea que tu padre no está, ya que dudo que me vaya a dejar pasar. Ya no sirve la excusa de los deberes.

- Ya queda poco para que se termine mi castigo y podremos ir a otros lugares juntos.

- Estoy deseándolo – le dijo con una brillante sonrisa antes de darle un breve beso de despedida y marcharse de la casa.

Al rato, Itachi escuchó la puerta principal cerrarse, entonces salió con prisa hacia la entrada viendo a Sasuke cerrar con llave. Cuando éste se dio la vuelta, se encontró a su hermano apoyado en la pared observándole con una pícara sonrisa, la cual indicaba que no se había tragado su excusa y sabía que no habían estado estudiando historia precisamente, puede que un poco de biología y anatomía. Una cosa era callarse que les había pillado desnudos tras su primera experiencia sexual, y otra era insinuarle que se había dado cuenta de sus torpes intentos por disimular lo ocurrido. No pasaba nada por ello, ya que Sasuke le conocía y sabía que ya se habría percatado de los indicios que les podían haber delatado.

- ¿Qué? - le preguntó Sasuke tratando de sonar indiferente.

- Nada – le respondió sin borrar aquella sonrisa.

Sasuke pasó por su lado como si no pasase nada, aunque Itachi notaba su extraño caminar y su sonrisa se ensanchó. Le hacía gracia lo obstinado que era su hermano y lo mucho que se esforzaba en disimularlo para que no le descubriera.

- Tonto hermanito – le detuvo cuando puso un pie en primer escalón – si no quieres meterte en un buen lío, tendrás que eliminar las pruebas que delatan que has tocado el sake de papá.

Sasuke se puso tenso y se le helaron las venas al escucharle y recordar que no había recogido los vasos de sake. ¡Se le habían olvidado por completo! Fue hacia el salón con toda la rapidez que pudo, cogió los vasos y se dirigió hacia la cocina. Al terminar de fregar y colocar en su lugar las pruebas de su delito, salió al pasillo cruzándose de nuevo con Itachi, quien no se había movido de su posición.

- Felicidades – le escuchó decir cuando pasó por su lado.

Se volteó para encararle por si se estaba burlando de él, pero cuando vio que Itachi le sonreía con calidez supo que le había felicitado con sinceridad. El mayor se dio media vuelta dejando a Sasuke anonadado y se metió en la cocina para terminar la cena. Realmente le alegraba que a su hermano le fuera tan bien con Naruto y que su relación avanzara y se fortaleciera, y quería hacérselo saber de alguna forma.

Tras salir de su estupor, Sasuke se puso en marcha de nuevo hacia su habitación con una sonrisa en los labios. Pese a que no le admitiría abiertamente a Itachi lo que realmente había pasado dentro de su cuarto ni hablaría del tema con él, al menos por el momento, le alegraba tener a Itachi como su amigo y confidente.

...

- Vamos, teme... sólo falta un poco más... usa un poco más de fuerza – decía agotado Naruto.

- Joder – exclamó el moreno – no pensaba que fuera tan difícil... parecía más fácil... desde fuera – se quejó sin aliento.

- Ya casi... está.

- ¡Sí! - gritó Sasuke - Por fin hemos... terminado este... infierno – se dejó caer sin fuerzas a la amortiguada superficie.

El moreno sintió un peso extra caer a su lado en la colchoneta en la que se encontraba tumbado.

- No te quejes tanto... sé que en verdad disfrutas... cada vez que lo hacemos – le dijo Naruto tratando de recuperar el aliento.

Una pequeña curvatura en los labios de Sasuke corroboró las palabras del rubio y éste sonrió también. Ambos permanecieron unos minutos en la misma posición descansando y llenando sus pulmones de aire hasta que sintieron que habían recuperado la energía suficiente como para incorporarse.

- No sé cómo me he dejado convencer otra vez para acompañarte en uno de tus entrenamientos de parkour – comentó Sasuke poniéndose de pie.

- Tengo un gran poder de convicción – presumió Naruto imitándole.

Sasuke había dicho aquello, pero sí sabía la razón por la que se dejaba persuadir siempre, o más bien razones, porque tenía tres. Decidía acompañar a Naruto en sus entrenamientos porque quería pasar tiempo con él, disfrutaba de la compañía de su pareja y se lo pasaba bien con él. Otra razón era que le gusta competir con él, aunque fuesen novios, su rivalidad no había cambiado para nada y lo mejor era que, después de competir y discutir, solían acabar con sexo, lo cual llevaba a la última de las razones y era que, verle moverse de aquella forma, con tanta agilidad y destreza, marcando sus músculos por el esfuerzo, le encendía mucho.

- Cuando hiciste la demostración en el instituto parecía mucho más sencillo – caminó hacia un pequeño banco donde habían dejado un par de toallas y unas botellas con bebidas isotónicas .

- Allí apenas había obstáculos, así que casi todo lo que hice fueron piruetas y saltos simples. Este gimnasio está especializado en parkour así que tiene todas las instalaciones y equipos necesarios para practicar todo tipo de entrenamientos, no se puede comparar, aquí la dificultad es mayor. Por eso me encanta venir aquí, aunque también me gusta practicar en la calle, me siento como un personaje de Assassin's Creed – bromeó siguiendo a su novio.

Tomaron asiento y Sasuke cogió las botellas pasándole una al rubio mientras éste hacía lo mismo con las toallas. Naruto se bebió prácticamente todo el contenido del tirón mientras que su acompañante lo hacía de manera más pausada.

- ¿Ocurre algo? - preguntó Sasuke al ver que Naruto se había quedado pensativo con la toalla sobre la cabeza.

- Sólo estoy nervioso por lo de esta noche – le confesó ganándose una mirada cómplice por parte del moreno.

- Yo también lo estoy, pero es hora de que lo hagamos.

- Tienes razón pero... tengo miedo.

Sasuke posó su mano sobre la de Naruto para transmitirle su comprensión y su apoyo, pues él sentía lo mismo.

- Yo también lo tengo, pero necesitamos hacerlo. Llevamos varios meses saliendo juntos, es hora de contárselo a nuestros padres y la cena de esta noche es el momento idóneo para decírselo. También temo su reacción pero no podemos seguir ocultándolo.

- Lo sé, es sólo que... ¿y si nos miran con asco o decepción? ¿Y si nos dicen que estamos enfermos y nos impiden estar juntos? No podría estar lejos de ti, no puedo perderte otra vez – le confesó con la voz temblorosa.

- Quiero a mis padres, mucho, pero si eso ocurriera, te elegiría a ti – le dijo mirándole a los ojos con determinación – si mis padres hicieran algo tan terrible, dejaría de considerarlos como tal porque si realmente lo fueran y me quisieran, aceptarían mis sentimientos y los respetarían.

- Aun así, te dolería si pasase algo parecido, puede que trataras de convencerte de ello, de que ya no serían tus padres, pero estarías tan destrozado como yo y por eso también temes lo que pueda pasar estar noche y rezas para que todo resulte bien.

- Sí – afirmó apretando el agarre sobre la mano de Naruto.

- ¿Quieres practicar un poco más antes de irnos? Después de todo, la finalidad de venir aquí hoy era liberar tensión y despejar la mente - quiso distraerle al ver que esta vez era él quien se había sumido en sus pensamientos con cara de preocupación.

Sasuke le miró y asintió moviendo ligeramente la cabeza con una pequeña sonrisa de agradecimiento en sus labios. Ambos dejaron las botellas vacías y las toallas sobre el banco y se metieron en la pista a entrenar un poco más antes de marcharse.

Unas horas después, Naruto se encontraba junto a sus padres en la residencia Uchiha cenando en el comedor como en anteriores ocasiones. Después de la cena en la que aún él y Sasuke no eran pareja, habían compartido otras veladas similares con sus familias, aunque como intentaban ocultar que eran novios, siempre solían sentarse lejos uno del otro. Sin embargo, esa noche, se sentaron en los mismos asientos que aquella cena que nunca olvidarían, porque necesitaban estar uno al lado del otro para darse fuerzas mutuamente.

Cuando estaban terminando el postre, sujetó fuertemente la mano de Sasuke bajo la mesa y carraspeó llamando la atención de todos. Tembló ligeramente al sentir todas esas miradas fijas en él quedándose con la boca abierta incapaz de hablar, pero sentir el apretón de mano por parte de Sasuke le dio el coraje suficiente para continuar.

- Papá, mamá – les nombró mirándoles y después dirigió su mirada hacia los padres de Sasuke e Itachi – Fugaku-san, Mikoto-san, hay algo que Sasuke y yo queremos contaros.

Los mencionados miraron a ambos chicos desconcertados y después se miraron entre sí confundidos como si alguno tuviese la respuesta a sus silenciosas dudas. El único que permanecía tranquilo y observaba todo sin haber cambiado de expresión era Itachi, ya que era el único de los presentes junto a los propios implicados, que sabía lo que ocurría y lo que estaban a punto de anunciar.

- ¿Qué ocurre, Naru? - le preguntó Kushina.

- ¿Ha pasado algo en el instituto? - intervino Mikoto preocupada mirando a su hijo pequeño.

- No es nada relacionado con eso, es otra cosa – aclaró Naruto.

- ¿El qué? - fue el turno de Minato para preguntar.

El adolescente dirigió su vista hacia Sasuke y ambos cruzaron las miradas durante un instante para darse el apoyo que necesitaban. Se pusieron de pie al mismo tiempo escondiendo sus manos entrelazadas tras sus espaldas y decididos a contar la noticia juntos, a pasar esa experiencia junto a la persona que amaban.

- Vamos a empezar a preocuparnos de verdad si no decís algo – dijo Kushina.

Volvieron a apretar sus manos con fuerza antes de mostrárselas a los presentes.

- Sasuke y yo nos gustamos, bueno, más que eso... nos amamos – soltó de golpe.

- Somos novios desde hace unos meses – añadió el moreno.

Tras aquella revelación, el silencio reinó en la estancia mientras los adolescentes aguardaban nerviosos alguna reacción por parte de sus padres, ya fuese buena o mala, pero la espera les estaba matando, sobre todo porque eran incapaces de descifrar los rostros de los adultos, no sabían si estaban perplejos o simplemente eran incapaces de reflejar alguna expresión porque aún estaban procesando la noticia. Casi les da un ataque al corazón cuando vieron que Minato se movió para llevarse un puño hacia la boca, no sabían qué significaba eso o qué iba a hacer a continuación. Lo único que no esperaban para nada era que estallase en risas pero tratase de reprimirlas o más bien ocultarlas con su puño. Los demás siguieron su ejemplo casi al segundo siguiente, relajando un poco el ambiente.

Naruto y Sasuke estaban estupefactos, no sabían si eso era bueno o malo, pero empezaba a no hacerles gracia que se rieran ante un tema tan importante para ellos, confesando que les gustaba una persona de su mismo sexo y anunciando su relación. Así parecía que se lo tomaban a broma o se pensaban que les estaban tomando el pelo cuando no era así. Al final, Sasuke no pudo aguantar más y dejó escapar su rabia y frustración.

- ¿Qué os hace tanta gracia? ¿Os creéis que es una broma? – preguntó cabreado.

- No es nada de eso, cielo – le contestó Mikoto con suavidad – es sólo que... nos habíais asustado y sólo se trataba de esto.

- ¿''De esto''? - repitió Sasuke ofendido.

- Lo siento, cielo, no pretendía menospreciaros, pero es que...

- No es una novedad – le interrumpió Kushina.

- ¿Qué? ¿Qué queréis decir con que no es una novedad? - preguntó Naruto confundido.

- Lo que tu madre y mi esposa quieren decir es que ya lo sabíamos – habló por primera vez Fugaku.

Los chicos se miraron entre sí totalmente desconcertados y después a sus progenitores en busca de respuestas a sus dudas.

- Pero, ¿cómo? Hemos seguido como siempre delante de vosotros – dijo Naruto.

- Es cierto, hemos sido cautelosos – Sasuke le dio la razón.

- No tanto como pensabais – les corrigió Minato – Había ciertos detalles en vuestro comportamiento que delataban que algo había cambiado entre vosotros y, lo siento, pero era demasiado evidente qué había cambiado.

- ¿Como qué? - le interrogó Naruto.

- Por ejemplo – tomó la palabra Kushina - cuando tu padre y yo te decíamos que las dos familias iba a quedar juntas, no te quejabas tanto como antes y las excusas que te inventabas las decías casi sin ganas, como si ni tú mismo te las creyeras.

- Ya no os peleabais tanto como antes y, cuando lo hacíais, se notaba que fingíais, que solamente era teatro – dio otro ejemplo Mikoto.

- Por no hablar de la forma tan dulce y cálida en que se quedaban observándose mutuamente a veces – le comentó la pelirroja a su amiga.

- O lo monos que estaban cuando se buscaban mutuamente con la mirada cuando el otro no lo hacía o no le prestaba atención – dijo Mikoto con emoción.

- Vale, suficiente, lo hemos pillado – dijo un avergonzado Naruto tratando de cortar la conversación entre las dos mujeres.

- ¿Recuerdas cuando Sasuke le guiñó un ojo a mi Naru y tuvo que disimular que se le había metido algo en el ojo porque me quedé mirándole curiosa? - se rió Kushina – Son tan adorables.

- ¿Podéis parar? - se quejó Sasuke rojo como un tomate – Estamos delante.

- Vosotros habéis pedido ejemplos y os los hemos dado – se defendió su madre.

- Una cosa es darnos algunos ejemplos que os hicieron sospechar y otra cotillear sobre nosotros como si no estuviésemos delante.

- Tan tímido como siempre – le sonrió Kushina con cariño.

El moreno se dio cuenta de que había perdido la batalla, era imposible razonar con ellas cuando se ponían de esa manera.

- ¿No os molesta? - preguntó preocupado Naruto - Hace poco estaba saliendo con una chica y ahora... con un chico.

- No nos importa si sales con un chico o con una chica, siempre y cuando te traten bien y seas feliz – le tranquilizó Minato.

- Además, tampoco es que nos sorprenda – aclaró Kushina – Es algo que imaginábamos que podía pasar.

- ¿Qué quieres decir? - preguntó el rubio.

- Lo veíamos natural en vosotros teniendo en cuenta cómo era vuestra relación cuando erais pequeños.

- Aunque también creímos que solamente podía ser una etapa que estabais pasando, ya que sólo erais unos niños – comentó Fugaku.

- Sí, sin embargo, pensamos que estaría bien que no fuese una fase, porque nuestras familias podrían unirse gracias a vosotros – habló Minato.

- Temimos que nunca llegara a pasar por vuestro distanciamiento en los últimos años. Llegamos a creer que teníamos razón al principio y sólo fue una etapa – dijo con cierto lamento Mikoto.

- Pero vista vuestra forma de actuar en los últimos meses, nos dimos cuenta de que nos equivocamos y de que lo vuestro es más real y sincero de lo que podíamos llegar a creer – les dijo Fugaku.

- Todos estamos contentos de que volváis a llevaros bien y mucho más de que seáis felices juntos – Minato terminó de quitarles las posibles dudas y miedos que aún tuvieran.

Naruto tuvo que sentarse de nuevo en la silla cuando sintió que sus piernas le fallaron. Toda la tensión acumulada en los últimos días desapareció al comprobar que sus peores temores no se cumplían, sintió tanto alivio al quitarse ese peso de encima, que su cuerpo no pudo soportarlo más y las fuerzas se le fueron. Pero parecía que no era el único con ese problema. Notó que Sasuke estaba de cuclillas a su lado sin dejar de soltar su mano y escondía su rostro con la otra. No pudo evitar inclinarse hacia él y estrecharle entre sus brazos al darse cuenta de que trataba de ocultar su repentino llanto. Pese al discurso que le había soltado en el gimnasio, parecía que al final era el que más aterrorizado estaba con la situación.

Todos se mantuvieron en silencio hasta que Sasuke se tranquilizó, conocían muy bien que solía esconder sus verdaderos sentimientos tras una máscara y sabían que no le gustaba que le vieran vulnerable, así que prefirieron no comentar nada para no incomodarle.

- Ya te dije que nos les importaría que te gustasen los chicos – le dijo Itachi a Sasuke – ya habéis visto que nos da igual porque os queremos y deseamos vuestra felicidad.

- Sí, es bueno saber que los dos tenemos una familia fantástica – sonrió Naruto con radiante felicidad.

- Ya no tendremos que ocultarnos ni fingir – le dijo Sasuke a Naruto sonriéndole de la misma manera.

Estuvieron a punto de besarse por la alegría que sentía, fue un reflejo instintivo que pudieron controlar justo antes de que sus labios se rozaran sólo por vergüenza. Estaban contentos con la aceptación de su relación por parte de sus familias, pero no se sentían cómodos ni preparados para que les vieran demostrándose su amor... todavía no.

Tras aquella escena, volvieron a tomar asiento en sus sillas como si no hubiese pasado nada y continuaron la velada, entre charlas amenas y risas.

...

Aquel día era muy caluroso, demasiado, por eso Kakashi estaba deseando que terminase la última clase antes de las vacaciones de verano para poder irse a casa y quedarse desnudo frente al ventilador. Por eso aprovechó esa última hora para que por fin arreglaran la puerta que daba a la azotea, lo había estado atrasando porque le daba pereza llamar a un cerrajero y que le cambiaran el pomo, tanto, que hasta había iniciado curso nuevo y la puerta seguía igual, atrancada sin que nadie pudiera abrirla, nadie excepto él pero ya se había cansado de tener que hacer diferentes maniobras para conseguir salir a la azotea cuando lo necesitaba, era más rápido si estuviera arreglado.

- Estará listo pronto, ¿no? - le preguntó Kakashi al cerrajero que caminaba a su lado en dirección a la azotea.

- Si no hay ningún problema, en veinte minutos como mucho estará todo arreglado.

- Perfecto – sonrió el director aunque el otro hombre no podía verle por la mascarilla que llevaba puesta.

Caminaron por los largos pasillos y subieron varios tramos de escaleras hasta llegar a lo más alto del edificio. Kakashi se detuvo frente a la salida que daba al exterior y comenzó a realizar su ritual para conseguir abrir aquella puerta con el cerrajero a un lado, unos pasos alejado de él.

- Así será más fácil para usted – decía Kakashi mientras seguía centrado en sus trucos.

- No es necesario, puedo desatornillar el tirador – quiso detenerle pero el director no le escuchó.

- Listo – sonrió feliz al lograr su objetivo.

Kakashi empujó la puerta con fuerza abriéndola de par en par, desvelando una escena que le dejó petrificado. Jamás se hubiese esperado encontrarse con los dos alumnos que más problemas le habían dado en el pasado en aquella situación o más bien, posición. Naruto estaba tumbado en el suelo con las manos por encima de su cabeza, la camisa abierta mostrando su acanelado torso, los pantalones por las rodillas y con Sasuke situado entre sus piernas. Ambos le observaban paralizados con los rostros sonrojados, seguramente por el esfuerzo, aunque no descartaba que también por la vergüenza de haber sido pillados mientras daban rienda suelta a su pasión. Iba a marcharse de allí, fingiendo no haber visto nada y regresar un poco más tarde con el cerrajero para que terminara su trabajo, cuando se percató de un detalle que le había pasado desapercibido y que le hizo sonreír con malicia: el rubio tenía las manos atadas sobre su cabeza ni más ni menos que con la cuerda que había sido parte esencial en su castigo.

- Ya volveremos a arreglar la cerradura cuando hayáis terminado. La próxima vez, usad unas esposas, ya veréis que son mucha más placenteras – dijo con un tono cargado de diversión y cara de pervertido, agarrando el manillar y tirando de él para cerrar la puerta. De repente, la volvió a abrir asomando ligeramente la cabeza para añadir algo más con seriedad – pero buscaros unas propias, no pienso prestaros las mías.

Tras aquello, les dejó allí solos y sin palabras mientras le decía al cerrajero que debían esperar un poco, que en un rato volverían, y se lo llevaba de allí. Kakashi lo dejaría pasar por aquella vez, porque le había divertido la situación, pero sobre todo, por ser el último día de clases, ya que no le apetecía tener que quedarse más tarde y regañarles, sólo quería irse pronto a casa, pero ya les aleccionaría a la vuelta de vacaciones sobre tener sexo dentro de las instalaciones del centro.

Mientras tanto, Sasuke y Naruto habían logrado salir de su estupor y ahora se miraban sorprendidos, no sólo por haber sido descubiertos por el director sino por cómo habían reaccionado sus cuerpos.

- ¿Es mi imaginación o se te ha alargado dentro de mí? - soltó el rubio impresionado.

- No lo es – contestó Sasuke entre dientes por la vergüenza – No me puedo creer que sea un pervertido que le pone tener espectadores.

- Tranquilo, parece que no eres el único. A mí también se me ha puesto más dura – le tranquilizó señalándole con la mirada su muy despierta entrepierna – aunque preferiría no repetir la experiencia y que estos momentos íntimos sean sólo para nosotros. Ahora, muévete de una vez, teme – le ordenó con una sonrisa pícara.

El moreno le imitó y reanudó sus movimientos de cadera para entrar y salir del rubio con más deseo que antes. Su mano se cernió sobre el miembro del rubio para masajearlo mientras con la otra le elevaba un poco las caderas para golpear con mayor facilidad ese punto que volvería loco a su novio. Pronto, los gemidos de Naruto se volvieron más fuerte debido al intenso placer que se apoderaba de él con cada estocada que se clavaba en su interior. Sasuke no pudo aguantar más cuando las paredes de Naruto se cerraron en torno a su longitud apretándole de una manera deliciosa, y acabó corriéndose casi al mismo tiempo que lo hacía su pareja.

Sasuke cayó rendido pero muy satisfecho sobre el pecho del rubio y cerró los ojos escuchando su acelerado corazón y sintiendo cómo el cuerpo bajo el suyo aún sufría espasmos de placer, aunque el suyo también temblaba por la misma razón. Poco a poco, fue notando cómo Naruto se relajaba y cómo su corazón volvía a latir con normalidad.

- Estar abajo también es muy placentero – dijo el chico bajo él - lamento haber tardado tanto en cambiar de posiciones.

- Ya te lo dije, usuratonkachi, pero como eres tan cabezota, no me hiciste caso – le contestó sin abrir los ojos notando que el pecho que estaba usando como almohada subía y bajaba rápidamente debido a la risa del rubio.

- Sasuke – le llamó cuando se le pasó la risa.

- ¿Mmm?

- Ya puedes desatarme.

- ...No.

- ¡¿Cómo que no?! ¡Venga ya! ¡Desátame! - le exigió.

- Todavía no – le contestó alzando la cabeza para mirarle a los ojos – me gusta verte con ella.

- ¿Por qué? ¿Por tu lado sádico? - se burló Naruto.

- No, porque es especial. Esta cuerda nos volvió a unir y se ha convertido en nuestro hilo rojo.

- Por eso te la guardaste – dijo Naruto asombrado al darse cuenta de aquello y ver que se había equivocado al pensar que lo hizo por algún juego o fantasía que quería probar.

- Sí, no podía desprenderme de ella, significaba mucho para mí.

Naruto le sonrió con calidez mientras pasaba sus manos atadas tras la nuca de Sasuke y lo acercaba a su rostro para besarle con amor.

- Te quiero – le susurró Sasuke sobre sus labios.

- Yo también – le correspondió Naruto volviendo a unir sus bocas en un beso mucho más apasionado.

No sabían lo que les depararía el futuro ni los obstáculos que se le presentarían por el camino, pero lo que tenían claro era que no importaba lo que pasase, ellos se enfrentarían juntos a todo, siendo honestos y sinceros para no cometer los errores del pasado y así su amor triunfaría pese a la dificultades, estaban seguros. Para ellos, no había mayor prueba que aquel hilo rojo del destino, ese invisible que los había unido años atrás y seguía intacto pese a los años, los malentendidos y el dolor, ése que se había materializado en una simple cuerda y que los mantendría juntos para siempre.

FIN


Notas finales: Hasta aquí llega mi historia, espero que la hayáis disfrutado. Quiero dar las gracias a todas las personas que me habéis acompañado durante este viaje y habéis leído hasta el final, por supuesto también les doy las gracias a todos los que me habéis ido dejando vuestro comentarios dejándome vuestras opiniones, que aunque no escriba para tener reviews, siempre está bien tenerlos para ver las diferentes reacciones y opiniones de los lectores respeto a un mismo tema, es muy interesante xDD

Bueno, lo dicho, muchas gracias a todos y espero que nos volvamos a leer en mis próximos proyectos individuales y en los conjuntos con Fullbuster.

Atte: Kaoru Himura