Lana Parrilla y Jennifer Morrison se pertenecen a sí misma y no a una servidora, más me gustaría.

Este fic de temática morrilla está escrito solo para disfrute de los lectores y sin ánimo de lucro.

Este fic va dedicado a mis chicas del whatsapp swanqueen, a las del grupo evil regals, a mi petita, a mi morena, a Irina, a amandis la tetis y por supuesto a mi manager adorada.

A mi Miss Swan tata favorita porque la quiero demasiado, a mis hijas Kath, Valen y Regina Jr, a mi princesita Gen porque adora como escribo, a mi tatita Vero porque la adoro, a mi Alex porque ella me insistió con el Morrilla, a bego porque sigue sin querer disfrazarse conmigo y a Natalia porque es la mejor.

Gracias a los que me leen y comentan, ayuda mucho saber vuestras opiniones. Sin más os dejo disfrutar del capítulo no sin antes recordaros que debéis leer a franchiulla, my dark queen, MaryMontoya17, EvilSwanQueen21, Erpmeis, el lado ciego del amor, Carne fresca, Mi pequeña Emma y a esthefybautista.

CAPÍTULO 1 TARDE DE CINE

El sonido estridente del despertador la obligó a saltar en la cama, aun adormilado y con retazos de un sueño agradable bailando en su mente. Miró la hora y se levantó maldiciendo con toda su alma, llegaba tarde, muy tarde.

Tras una ducha reparadora y ya vestida, arregló sus rubios cabellos frente al espejo y tapó con maquillaje sus ojeras, trabajar de noche y estudiar temprano terminaría matándola pero necesitaba el dinero y no podía renunciar a su paga.

Salió con prisa, rogando no perder el metro que la llevaba a la escuela de teatro moderna de Boston donde esperaba licenciarse ese mismo año en artes escénicas, reprimió un bostezo y ojeó la hora en el reloj de su teléfono, verificando que tenía varios mensajes a los que no prestó atención hasta estar segura dentro del vagón del metro.

Una vez sentada y más tranquila, ojeó las conversaciones que tenía en su teléfono y una sonrisa nació en su rostro. Diana le había escrito, recordándole que esa tarde se verían aprovechando que ambas tenían libre, una tarde de cine y palomitas, cerveza fría y cotilleos, lo mejor para superar el mal trago de llegar tarde a clase.

Diana era su mejor amiga, se conocían desde niñas, desde que tenían uso de razón, llegaron a tener un intento de relación amorosa pero no salió bien, al fin y al cabo la amistad que tenían era demasiado importante para ambas como para joderla metiendo el amor de por medio… poco después llegó Luci a su vida y ellas se quedaron como siempre habían estado, siendo hermanas que no comparten sangre.

A pesar de que nunca veía a su familia ya que estaban en otro estado, nunca se sintió sola, no cuando casi cada día Diana y Luci se pasaban por el bar a verla en sus eternos turnos de trabajo, a veces solas y a veces con el resto del grupo, un grupo sólido de amigas, casi familia para ella, todas compartían la misma pasión desde hacía años, la misma obsesión, Lana Parrilla.

La niña prodigio de la actuación creció siendo famosa y todas ellas habían crecido siguiendo su trayectoria, amándola, idolatrándola…

Mirando la imagen en su fondo de pantalla, morena de ojos oscuros, penetrantes, una sonrisa que robaba el aliento, una cicatriz sobre su labio superior, al parecer un arañazo de un gato asustado… un suspiro escapó de sus labios, estaba completamente enamorada de esa mujer, una mujer inalcanzable, una mujer que jamás sabría de su existencia.

La voz mecánica anunció su parada y volvió a correr, esquivó peatones a diestro y siniestro hasta entrar en el edificio donde estudiaba, corriendo aun, intentando no hacer ruido hasta su aula, entrando de sopetón y recibiendo la penetrante mirada de su profesor, volvía a llegar tarde.

-"Señorita Morrison, tarde una vez más… Tome asiento y permítame continuar con la clase"

-Lo siento, no sonó el despertador

-"Está en la institución con una beca Jennifer, no desperdicie su talento, procure ser puntual"

-Sí señor, no volverá a suceder

Suspirando tomó asiento y atendió a la clase todo cuánto pudo, intentando disimular los bostezos, tantas horas tras la barra la dejaban aturdida y agotada. Demasiado cansada para prestar atención a la historia del teatro moderno, ella quería actuar no aprender fechas y nombres.

Las horas fueron pasando eternamente, como siempre que te aburres en exceso, hasta que finalmente terminaron las clases y salió como alma que lleva el diablo para encontrarse a Diana apoyada contra su moto en la puerta de la institución. Se acercó a ella con una sonrisa en el rostro y su amiga le tendió un casco, también sonriendo.

-"¿Estás preparada rubia?"

-No es la primera vez que me monto en la moto contigo

-"Luci consiguió Toletum en HD, podremos ver cada arruga de Lana, como si la tuviésemos delante"

-No puedo esperar, adoro Toletum

-"¿Cuántas veces la has visto?"

-No lo sé, unas mil

Con una carcajada su amiga encendió la moto y volaron por el asfalto hasta su pequeño apartamento, ahí Luci ya las esperaba.

Tras un abrazo y una rápida charla para ponerse al día, ayudó a su anfitriona a preparar algo de comer mientras Diana preparaba el salón para ver la película en condiciones, poniendo los altavoces, el home cinema, la luz necesaria etc.

No hacía mucho que lanzaron Toletum al mercado, era una película fascinante y más porque lana tenía el papel protagonista, ella era la joven que desestabiliza el gobierno autoritario por amor, Jennifer adoraba esa película, todos sus matices, la trama, los diálogos, todo… aunque adoraba cualquier cosa que llevase el nombre de Lana, la morena era su mayor obsesión.

Tras una buena comida, unas cervezas y una charla animada, Diana preparó palomitas con toda la ceremonia y pusieron la película. En cuanto esta empezó y apareció lana en pantalla, ni una mosca se podía oír en ese salón, Jennifer tenía sus ojos claros fascinados por la joven actriz, repetía en su mente los diálogos, fascinada con el corazón desbocado ante la belleza de la joven, era la mujer más hermosa del mundo.

Cuando terminó la película, la tertulia con sus amigas se alargó demasiado, comentando matices, escenas, todo lo que se les ocurriera hasta bien entrada la noche, solo entonces Jennifer se despidió y partió hacia su casa agotada, sabía que al tocar la cama se quedaría dormida.

Entró en su pequeño apartamento, directa a la cama sin apenas desvestirse, al día siguiente tenía clase y turno doble en el bar, así era su vida, estudiar y trabajar, trabajar y estudiar, pasando sus ratos libre pensando en Lana Parrilla, una mujer a la que adoraba, una mujer a la que jamás conocería, completamente inalcanzable.

Con los ojos perdidos en el techo de su habitación, rememoró cada momento de la película que acababa de ver, el rostro de Lana, su parte favorita, cuando ascendía a la torre herida de muerte para rescatar a su amada.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de la joven y poco a poco se fue sumiendo en la inconsciencia sin saber que su vida pronto iba a cambiar, que una historia se estaba forjando y ella era la protagonista.

Se durmió, soñando una vez más con lana sin saber que el azar o el destino provocarían que sus sueños, de un modo u otro se harían realidad.