Aquí, después de una larga espera, os traigo el nuevo capítulo extra que muchos me pedisteis. Más vale tarde que nunca ¿no?
En fin, espero que disfrutéis del capítulo.
ooooooooooooooooooooooo
Capítulo Extra 2:
Yona abrió los ojos desorientada, y lo primero que encontró en su campo de visión fue el rostro de Yun.
-¡Por fin te has despertado! – le reclamó este, aunque era obvio que en el fondo estaba aliviado -. Ya creía que no te despertarías en toda la mañana.
Yona se incorporó, quedándose sentada en el suelo. Comprobó que se encontraba en su campamento, cerca de la hoguera. No veía a nadie alrededor además de Yun.
-¿Qué me ha pasado? – preguntó aún desorientada -. ¿Dónde están los demás?
-¿De verdad que no te acuerdas de nada? – se limitó a decirle Yun escéptico -. Después de todo el alboroto que tú y la Bestia del Trueno habéis ocasionado…
Al principio la princesa estaba realmente confundida, pero poco después los recuerdos de los últimos acontecimientos parecieron volver a su mente, ya que se estremeció volviéndose a poner completamente roja y se ocultó el rostro con las manos.
-No ha sido una pesadilla, ¿verdad? – se atrevió a preguntar ella unos segundos después, con la voz amortiguada por sus manos -. Realmente todos han…
-Sí. Creo que a estas alturas ya casi todos saben a qué os dedicasteis la Bestia del Trueno y tú esta noche – le confirmó firmemente Yun, sin ninguna delicadeza.
Yona soltó un quejido acongojado entre sus manos, muerta de la vergüenza.
-¡¿Todos?!
-Si hay alguien que aún no lo sabe ese sería Kija, aunque no lo puedo asegurar – le reiteró nuevamente sin tapujos -. Y respondiendo a tu pregunta de antes, Hak y Jae-ha aún siguen destrozando el bosque y Kija aún no ha vuelto de ir a buscarlos, aunque con el aumento del alboroto no me extrañaría que en realidad se haya unido también a la refriega. En cuanto a Shin-ah, Zeno tenía algunas cosas que necesitaba explicarle con urgencia, así que los dos se fueron a otro lugar para hablar tranquilamente. Tampoco han regresado.
El sonrojo de Yona aumentó aún más al deducir qué era lo que Zeno tenía que hablar con Shin-ah. Seguro que era "la charla" que les había adelantado antes a Hak y a ella. Quería que la tierra se la tragara.
-Tranquilízate o volverás a desmayarte – le advirtió Yun alarmado al verla volver a echar humo por las orejas -. Lo hecho, hecho está. Ya no tiene remedio. Solo tienes que solucionar las cosas que puedas y acarrear con las consecuencias.
La chica asintió ante sus palabras y pareció recomponerse un poco echando mano de su habitual determinación ante las adversidades.
-Sí, haré lo que pueda – aseguró dándose palmaditas en las mejillas, como si estuviera tratando de darse valor con ese simple gesto -. Y lo primero es parar la pelea antes de que alguien resulte herido. Iré a detenerlos – determinó a la vez que se ponía de pie y se encaminaba rápidamente hacia el bosque en la dirección en la que le parecía que procedían los sonidos de árboles cayendo.
-Espera Yona. Por ahí no – trató de advertirla Yun echando a correr detrás de ella.
Pero ya era demasiado tarde, porque Yona había ido hacia donde Zeno y Shin-ah estaban hablando sin saberlo, y ya podía oír perfectamente su conversación.
-… y entonces cuando ella esté preparada lo metes dentro cuidadosamente, para no dañarla – alcanzó Yona a oírle decir a Zeno, haciendo que ésta se parara en seco.
Podía verles a los dos sentados uno frente al otro en un claro. Zeno tenía un pequeño sonrojo en las mejillas, cosa extraña en él, mientras que Shin-ah parecía verdaderamente confundido. No podía ser que realmente estuvieran hablando de…
-Pero antes has dicho que ellas tenían más de un agujero, ¿no? – inquirió Shin-ah cortando sus pensamientos, aparentemente confundido -. Entonces, ¿cómo sabes cuál es el correcto?
El sonrojo de Yona volvió a subir a su rostro a velocidad record.
Sí, era obvio que estaban a mitad de "la charla". Estaba totalmente avergonzada. Quería irse antes de que notaran su presencia, pero una rama traicionera crujió fuertemente cuando ella dio un vacilante un paso hacia atrás, delatando su posición. Tanto Shin-ah como Zeno se giraron al instante a mirarla sobresaltados. Por su parte Yona no sabía dónde meterse de la vergüenza.
-Yo… Yo solo… - comenzó a tartamudear ella.
-No es lo que parece, señorita – se apresuró en asegurar Zeno haciendo ademanes de negación con las manos, aunque era obvio que el sonrojo del rubio también había aumentado notoriamente -. Zeno solo le estaba enseñando a Seiryuu cómo se toca una flauta. No entiende para qué sirven tantos agujeros.
-Con que a tocar la flauta, ¿eh? – intervino Yun, que por fin le había dado alcance a Yona, con una clara expresión de "eso no se lo cree nadie" -. Aunque debo admitir que tu agilidad mental es sorprendente. Es increíble lo rápido que has dado con una excusa medianamente creíble. Deben ser los años de práctica mintiendo, ¿no?
-No es para tanto – aseguró Zeno, rascándose la parte de atrás de la cabeza.
-¡No era un cumplido! – exclamó el autoproclamado chico guapo exasperado.
Yona seguía totalmente roja, sin atinar a decir ninguna palabra. Por su parte Shin-ah seguía pareciendo confundido, y abrió la boca para decir algo. Pero fue interrumpido cuando se escuchó un estruendo muy cerca de ellos.
Todos se giraron a mirar, justo a tiempo de ver a Hak entrar apresuradamente en el prado seguido de cerca por Kija, el cual tenía una de esas expresiones aterradoras y demoníacas, que solo ponía cuando estaba a mitad de una batalla, y el poder de su garra de dragón estaba desplegado en todo su esplendor.
-¡Ven aquí maldito degenerado! – gritó Kija fuera de sí lanzando un zarpazo que Hak apenas pudo parar valiéndose de su lanza -. ¡Ven aquí y deja que te haga pedazos!
-En tus sueños – le respondió este esquivando o deteniendo todos sus frenéticos golpes.
-¡Es lo menos que podrías hacer para reparar tu honor después de haber mancillado a la princesa! – exclamó el dragón blanco cada vez más alterado -. ¡No sé cómo he podido confiar en ti para protegerla! ¡Ven aquí malnacido!
El intercambio de golpes e insultos continuó ante los anonadados espectadores, aunque los dos contendientes no parecieron darse cuenta de ello mientras seguían a lo suyo.
Yona fue la primera en salir de su estupor para volver a sonrojarse por las conclusiones que sacó de las palabras del dragón.
-Kija… Kija… ¿Él sabe…? - atinó a balbucear la chica.
-Sí, lo sabe – respondió Jae-ha a su inconclusa pregunta, a la vez que hacia su aparición de un elegante salto.
-¿Cómo? Acaso tú…
-Esa no fue mi intención Yona-chan – volvió a interrumpirla el dragón verde -. Kija-kun simplemente llegó en el momento más inoportuno, justo a tiempo de escuchar lo que no debía de la tranquila conversación que estábamos manteniendo Hak y yo – ante esas últimas palabras todos le miraron escépticos, claramente dudosos de que ellos dos hubieran podido tener una charla "tranquila" en esas circunstancias.
-¿"Tranquila conversación"? – se burló Yun, poniendo en palabras los pensamientos de todos -. Di más bien que irrumpió en medio de vuestra batalla campal justo a tiempo de oír alguna de tus burlas subidas de tono.
-También se podría decir así – admitió finalmente Jae-ha, sin perder su sonrisa traviesa.
-Y eso que Zeno se lo advirtió a Ryokuryuu – se lamentó el rubio, pareciendo ya superado por la situación, cosa rara en él -. ¿Por qué nunca le hacéis caso a Zeno?
-El caso es que después de oírnos Kija sacó rápidamente sus propias conclusiones y ya no quiso escucharnos. De modo que dejó salir su lado demoníaco, y se puso a perseguir a Hak como un loco, como habéis podido comprobar. Y eso es todo.
-¿Qué fue lo que escuchó exactamente? – quiso saber Yun, para así poder conocer a qué se enfrentaban.
-No estoy seguro, todo fue muy repentino – admitió el dragón verde -. Pero estoy seguro de que fue algo lo suficientemente específico como para que llegara a las conclusiones acertadas.
-¡¿Cómo has podido robarle la honra a la princesa sin estar casados?! ¡Le has arrebatado su pureza! – gritó Kija en ese momento, dejándoles claro a todos que sus suposiciones eran acertadas.
-¡No puede ser! ¡Él también no! – exclamó Yona sin poder contenerse, completamente abochornada y superada por la situación.
Sin embargo esta vez su voz pareció llamar la atención de Kija, ya que este detuvo repentinamente su frenético ataque para mirarla.
Después de eso una serie de emociones se sucedieron por el rostro del dragón blanco en cuestión de segundos: vergüenza, arrepentimiento, determinación, ira, confusión, vacilación… Aunque al final pareció triunfar la vergüenza, ya que se puso rojo como un tomate, y poco después se apresuró en correr hacia ella, dejando su pelea en el olvido, para arrodillarse e inclinarse hasta que su frente tocó en suelo frente a ella.
-¡Lo lamento tanto, princesa! – comenzó a disculparse completamente exaltado -. ¡Siento no haber estado más pendiente para así haber evitado que esta bestia os mancillara! ¡He fracasado como uno de los cuatro dragones! ¡No tengo perdón! ¡Pero sobre todo, siento mucho las proposiciones indecorosas que os hice antes! ¡No sabía lo que estaba diciendo! ¡Juro que no lo sabía! ¡De otro modo nunca habría…!
-¿Qué proposiciones indecorosas? – quiso saber Hak, quien se había acercado también a escuchar. Por la expresión de su rostro no parecía estar muy contento.
-Kija dijo que le haría a Yona todo lo que Hak la había hecho pero mejor – admitió Shin-ah tranquilamente, antes de que nadie lo anticipara y pudiera detenerle.
-Ya veo – asintió Hak a la vez que un aura oscura comenzaba a emanar de él.
Zeno corrió a taparle la boca a Shin-ah, antes de que este pudiera decir algo más que empeorara aún más la situación. Aunque el daño ya estaba hecho. Todos los demás retrocedieron un paso nerviosos ante el aura oscura de Hak, incluso Yona.
-He actuado mal y aceptaré el castigo de la princesa – comenzó a decir Kija por su parte, enderezándose de su posición postrada para encarar al pelinegro sin ningún rastro de temor -. ¡Pero tú no tienes ningún derecho a reclamarme, ya que lo que lo que tú has hecho es mucho peor! – le echo en cara señalándole de forma acusadora.
Hak no se amilanó, de hecho pareció cabrearse aún más mientras balanceaba amenazadoramente su lanza.
-Solo quiero dejarte una cosa clara, serpiente albina – comenzó con un tono sombrío y determinado -. Ella es mía. Solo mía. Y no pienso compartirla con nadie.
El corazón de Yona dio un brinco ante su apasionada declaración, y los demás también dejaron salir una exclamación de admiración. Pero Kija por su parte no se dio por vencido.
-La princesa es más de los cuatro dragones que tuya. Después de todo, ella nació para ser nuestra maestra y nos une un pacto antiguo irrompible – declaró el dragón blanco solemne -. Tú, por otra parte, no eres más que su sirviente. Ni siquiera estáis unidos por el santo matrimonio. Así que no tienes ningún derecho sobre ella.
-Pues si ese es el punto me casaré con ella. Así no hay problema, ¿no? – determinó Hak como si nada, dejando a Kija sin palabras, a la vez que los demás soltaban una exclamación de sorpresa y Yona finalmente se desmayaba porque ya no podía con tantas emociones.
Jae-ha cogió a la chica en un acto reflejo antes de que se callera de bruces contra el suelo, ganándose una mirada asesina de Hak.
-¡Y tú no la toques ojos caídos pervertido! – exclamó a la vez que se acercaba para arrebatarle rápidamente a Yona y cogerla él mismo en brazos para dirigirse con paso decidido hacia el campamento, antes de que a nadie le diera tiempo de decir nada más.
Todos se quedaron en silencio durante unos segundos mientras les veían alejarse, procesando los últimos acontecimientos, algunos más conmocionados y anonadados que otros. Hasta que finalmente fue Shin-ah el que habló primero:
-Entonces, ¿ahora va a metérsela otra vez por su agujero? – preguntó de forma completamente inocente.
Zeno se apresuró en volver a taparle la boca, pero, nuevamente, el daño ya estaba hecho.
-¡Por encima de mi cadáver! – exclamó Kija determinado, a la vez que se lanzaba corriendo detrás de la pareja.
Jae-ha se rió divertido.
-Vaya, vaya. ¿Quién te ha enseñado ese tipo de cosas, Shin-ah-kun? ¿Acaso ha sido nuestro venerable anciano? – inquirió de forma burlona.
-¡No te dije que tuvieras cuidado con lo que le enseñabas! – reprendió Yun al rubio por su parte.
-¡No es culpa de Zeno! – se defendió este exaltado -. ¡Nos interrumpisteis a mitad de "la charla"!
-¡Maldita sea! ¡Esta situación ya se me está saliendo de las manos! – se lamentó el autoproclamado chico guapo, haciendo caso omiso de las réplicas del rubio -. Jae-ha, ven conmigo por si te necesito para parar alguna pelea, y tú Zeno, asegúrate de que esta vez le queda todo claro a Shin-ah si no quieres vértelas conmigo – le amenazó antes de echar a correr también hacia el campamento.
-¡Suerte! – se limitó a exclamar Jae-ha burlón antes de desaparecer con un salto, dejando nuevamente solos a Zeno y Shin-ah.
El dragón amarillo suspiró frustrado y se dejó caer de espaldas sobre la hierba desde su posición sentada.
-¡Zeno ya no puede más! – se quejó frustrado, perdiendo una vez más su habitual compostura -. ¡Zeno ya no tiene edad para estas cosas!
Shin-ah se limitó a ladear la cabeza confundido, y Ao, por su parte, se bajó de su peluca para ofrecerle una de sus amadas bellotas al rubio.
Zeno ya no sabía si reír o llorar.
Ooooooooooooooooooooo
Y aquí se termina este extra. Espero que os haya gustado.
Muchas gracias a todos los que me habéis dejado reviews en este fanfic y animado a continuarle. Muchas gracias a Tsukiyo-san, Merion, Patzylin-Donno, oxybry, Cerisier Jin, Dulce-chan, Guest, luulyta22, Anansi's acolyte y lady-werempire.
Ya no creo que publique nada más de este fanfic. Estoy bastante satisfecha con el resultado. Sin embargo si recibo muchas peticiones y me dais alguna idea que me inspire en los reviews tal vez lo continúe, como he hecho con este segundo capítulo extra. Pero por ahora no prometo nada.
Nos vemos en alguno de mis próximos fanfics o traducciones.