Disclaimer: "Escenas robadas: May" es un fanfic o conjunto de one shot basados en la serie Agentes de SHIELD, May, Coulson, Skye, Andrew y el resto de personajes mencionados no me pertenecen, son propiedad intelectual de los Whedon, Marvel y la cadena ABC. No intento violar las leyes del copyright ni obtengo ningún tipo de remuneración económica por escribir esto.

Nota de la autora: El año pasado ya tuve la sensación de que me robaron unas cuantas escenas a final de temporada, pero este año ha sido exagerado, así que he decidido escribirlas yo. Cada capítulo o fic será una escena de May con Skye, Coulson o Andrew que creo que hubiera sido interesante ver en la serie. Se podrán leer independientemente, pero tendrán una continuidad. Tengo planeadas siete, pero tal vez se queden en seis.

El día 1, la primera escena sucede horas después de que Mack corte el brazo a Coulson para salvarlo la vida.

Tipo: Post 2x21-22 S.O.S, o mejor dicho, escenas que me faltan del 2x21-22 S.O.S. y adelante. May Céntrico, desde el punto de vista de la Agente May. Con datos de toda la serie. Para todos los públicos, por ahora. Tengo pensada alguna escena M para el capi final, por deseo expreso de mi beta.

Muchas gracias a Enia por su beteo exhaustivo. ¡Muak!

Resumen: May y Skye se encuentran en la zona médica velando a Coulson.

Lo comencé a escribir en junio de 2015.


Día 1: Puedes confiar en mí.

Estaba resultando un día realmente largo y lo peor de todo era que, si se ponía a hacer cuentas, ya había durado más de 40 horas. Estaba cansada, realmente cansada. La adrenalina la había mantenido alerta hasta hacía unos minutos, pero en ese momento, en la puerta de la sala donde estaba ingresado Phil, solo se sentía cansada y triste y sumamente preocupada. Notaba el peso del mundo sobre sus hombros y encima su compañero de batalla habitual yacía en una cama, convaleciente y dormido.

Un nudo en el estómago no le permitía respirar con normalidad.

No se había podido acercar antes a ver a Phil, aunque había pedido que la mantuvieran informada sobre su estado. Había demasiadas cosas de las que ocuparse antes que de él, que de ellos… inhumanos, portaaviones, cristalitos azules, heridos, muertos, monstruos… odiaba estar al mando, odiaba ser la jefa, odiaba tener que tomar las decisiones difíciles. Pero con Phil y Bobbie inconscientes, Weaver en estado de shock y los demás muertos, solo quedaba ella. Lo curioso era que tampoco le gustaba sentirse como la última opción, ella estaba acostumbrada a ser la primera… hasta en el colegio, cuando se elegía equipo para jugar al béisbol.

Se sentía sobrepasada (hace demasiado tiempo que se siente así) y no era para nada saludable.

Le estaba costando tantísimo respirar con normalidad, mantener su actitud estoica, su mirada fría, sus lágrimas a raya. Ojalá aparentar que todo estaba bien, fuera tan fácil como normalmente le resultaba.

Phil estaba dormido… y casi mejor. Jemma le había dicho que le habían dado un anestésico muy fuerte... el dolor iba a ser monumental cuando despertase. Su rostro estaba blanco como la muerte y sus brazos por encima de las sábanas dejaban presente un hueco allá donde debería estar su mano izquierda.

Su mano izquierda…

Primero la vida, luego la cabeza, por último una mano. Melinda sabía que era ridículo, pero en esos momentos solo era capaz de pensar en lo mucho que a su amigo le gustaba conducir a Lola.

Amaba tantísimo a ese dichoso coche.

Podría ser peor.

Si algo le ha enseñado la vida, es que siempre puede ser peor.

Skye estaba medio tumbada en un gran butacón colocado al lado de la cama de Phil, dormida, medio tapada con una manta. Las marcas de sus lágrimas aún se podían apreciar en su cara. Las máquinas que la monitorizan sonaban acompasadas con las de Coulson.

Jemma le había dicho que su recuperación estaba siendo literalmente inhumana. Después de un atracón de comida basura Skye estaba igual que antes de que su madre le intentara adsorber la fuerza vital. Por lo menos, de salud.

Increíble.

Un día realmente largo para todos.

Una mierda de día.

Entró a hurtadillas en la habitación intentando no despertar a Skye y se sentó en una silla al otro lado de la cama de su amigo. Sabía que debería sentirse afortunada: todos habían sobrevivido. Hubo bajas, sí, pero nadie de su pequeña familia… Sin embargo, le estaba costando tanto ser racional.

Su mundo se había venido abajo, otra vez, y encima Phil estaba mal herido. Sin una mano. Dormido en una improvisada cama de hospital. Todo era peor si Phil no estaba a su lado, y en ese momento no lo estaba y no lo estaba a tantos niveles.

Phil tenía la capacidad de convencer, incluso de que todo iba a estar bien en mitad de un Apocalipsis. Era una buena capacidad, una buena manera de poder seguir para adelante. Él la miraba y ella le creía. En todo. Era su debilidad. Cada vez que Phil la miraba con ojos tiernos, con su mirada de perrito desvalido, era como volver a la Academia, era su perdición. Phil siempre la convencía de todo. Todos pensaban lo contrario, que era ella la que tenía poder sobre él… si supiesen.

Había cruzado tantas malditas líneas en los últimos meses.

Lo que sentía por Phil no debería de estar ahí y lo que sentía por Skye tampoco ayudaba, pero fue fácil ponerse a jugar a las casitas con Phil. Parecían realmente una bonita familia. Parecían una familia. Ella siempre había querido una familia… pero estaba claro que ni Phil, ni Skye la necesitan en la suya. Habían formado un buen dúo en los dos últimos años, un buen tándem padre e hija y ella era la que no les dejaba jugar en el jardín cuando llovía. Ella era la que ponía las reglas. Tal vez la necesitaban, pero no tiene muy claro que la quisieran, por lo menos no de la forma en la que ella les quiere.

Nunca debería haberse encariñado con esa chica. Se lo decía la razón, se lo repetía a sí misma una y otra vez. Nunca pensó que acabaría sintiéndose como su madre.

Sea como fuere, ahora Skye tendrá que vivir habiendo visto cómo su padre mató a su madre, después de que esta intentara asesinarla. Phil tendrá que vivir sin una mano. Y ella tendrá que vivir con el claro conocimiento de que no pudo evitarlo y encima… encima tendrá que vivir con ese horrible sentimiento de traición… Estaba intentando racionalizarlo, quería ocultarlo en lo más profundo de su corazón, pero se sentía traicionada por ambos y le dolía como el infierno. Aunque evidentemente… la culpa solo era suya.

—Hola. —La voz de Skye desperezándose le hizo abandonar sus pensamientos.

—Hola.

—¿Alguna novedad? —dijo la chica refiriéndose a Phil, con la preocupación dibujada en su rostro.

—No. —La verdad es que no tenía mucho más que decir, pero el silencio por primera vez en su vida, o tal vez por segunda, no le parecía una buena idea—. Instalé a Cal en la celda de abajo, con supervisión médica... hasta que Coulson despierte por lo menos. Puedes ir a verlo si quieres, di orden a los guardias de que te dejaran pasar. —La chica asintió con la cabeza y una mirada triste.

—Gracias.

—No las merece —contestó intentando sonreír—. ¿Cómo te encuentras?

—Empachada. He terminado con todas las reservas de la cocina.

Ambas intentaron sonreír por el comentario, pero no les salió a ninguna de las dos. Un incómodo silencio, que se veía venir de lejos, se instaló entre ellas. Parecía que ambas estaban deseando ponerse a llorar, pero ninguna sentía que fuera una buena idea delante de la otra.

—Jemma dice que el corte fue limpio. —Como era de esperar, Skye fue la primera en hablar. Su voz se escuchaba temblorosa y sus ojos estaban tiernos—. Eso hará que todo sea más fácil. Ha tenido suerte — terminó la chica con un tono descreído, mientras las primeras lágrimas empezaban a caer de sus ojos.

—Phil es fuerte…

—Estaría muerto. — Y de repente el llanto de la chica casi le impedía escucharla—. Si hubiera ido a hablar con mi madre estaría muerto. Ha tenido suerte porque solo ha perdido una mano…

Se le rompía el corazón al escucharla, al verla llorar. La entendía perfectamente, reconocía como suyo su sentimiento de culpa, el dolor, la vergüenza, la traición… si fuera otra, la que era antes de Banhain, seguramente se hubiera levantado para abrazarla, pero no podía, no sin derrumbarse ella misma.

—No fue tu culpa.

A la chica se le escapó una risa nerviosa.

—En el fondo, sé que sabes que eso no es cierto y por eso te lo agradezco más.

No tenía ganas de consolar a Skye, ni fuerzas para hacerlo. En serio que no podía, tampoco sabía cómo… pero no podía ver llorar a la chica. Entendía demasiado su dolor. Sus sentimientos encontrados. La observó en silencio con compasión y vio claramente, como la chica intentaba con todas sus fuerzas tragarse sus insidiosas lágrimas, mientras se hacía un ovillo en la silla.

—No tienes la culpa de que tu madre… No somos responsables de los demás, aunque a veces lo pensemos. —La voz salió de su garganta sin planearlo, realmente no sabía qué decir, así que se calló. Respiró hondo y su mirada regresó sin querer a la figura estática de Phil, intentando huir de la presencia de Skye. Estaba tan cansada—. Él hizo lo que consideró que tenía que hacer, lo que hace siempre. —Ser sumamente estúpido y heroico, podría añadir, pero revelaría más de lo que deseaba—. Nos salvó. No es tu culpa.

—Te hice volar por los aires.

No quería hablar de eso, en serio que no quería. Cerró los ojos mientras dejaba escapar un sonoro suspiro, que más pareció un bufido.

—Lo siento. Tú…

—Ya lo hablamos —dijo al abrir los ojos, mirando directamente a Skye—, no importa. Lo entiendo.

En serio que no quería hablar de eso. Aún la duele la cabeza.

—No lo hemos hablado y sí que importa. Y yo realmente lo siento mucho porque estos meses te has portado muy bien conmigo, me has apoyado en todo, me has enseñado mucho, incluso me protegiste de una guerrera asgardiana… y lo has hecho sin ningún motivo. No he sabido estar a la altura de las circunstancias, ni de lejos. He sido una niña malcriada. He tenido una memoria muy selectiva. He sido mala contigo… mi comentario sobre Bahrain… fue hiriente y estuvo completamente fuera de lugar. Si algo he aprendido estos meses es que tú solo intentas protegernos, a todos, siempre, y lo haces lo mejor que sabes.

No pudo por menos que dejar escapar una ligera sonrisa. Skye la estaba mirando como solía hacer Phil cuando quería darle pena y ganarse su perdón. Esa mirada suplicante de perrito desvalido. Ni siquiera sabía si lo hacían a posta o les salía de forma natural. Para no ser realmente una familia, Skye estaba adquiriendo rápidamente los más molestos hábitos de cada uno.

—Era tu madre —contestó, porque aunque le dolía, lo entendía—. No vuelvas a hacerlo, ¿vale? Lo de hacerme volar. —A quién quería engañar, no podía estar realmente enfadada con la chica.

—Lo intentaré —contestó con una sonrisa apacible.

La sinceridad de Skye la descompone. Lo intentará. Por lo menos no va a prometer cosas que no sabe si podrá cumplir. Va a dar esa conversación por finalizada. Demasiados sentimientos en un solo día. Su mirada se vuelve a dirigir a Phil; la estaba matando verle tan pálido y sobretodo tan callado.

—No es tu culpa tampoco —dijo la chica.

—Lo sé.

Eso lo tenía más claro que el agua. Skye pareció sorprenderse ante la rotundidad de su respuesta, pero ya estaba harta de culparse. Eso no había sido culpa suya. Es bonito que la chica la quisiera consolar, las disculpas hay que sustentarlas en algo, pero Skye claramente aún no tenía ni idea de lo que pasaba por su cabeza.

-—No puedes proteger a alguien que se empeña en ponerse en peligro. —Skye la miró aún más confusa—. Conozco a Phil desde que teníamos 20 años. Nunca te acostumbras a estar en la silla. Nunca te acostumbras a no poder hacer nada. —Skye le sonrió ligeramente y ella le devolvió una pequeña sonrisa, parecía que por fin habían llegado a un acuerdo—. Es la vida. Hay que seguir para adelante. ¿Por qué no vas y descansas un poco? Yo me quedaré con él.

La sonrisa de Skye se amplió y se dio cuenta de que la estaba mirando de una forma que no llegaba a comprender ¿Comprensiva? ¿Condescendiente? Siempre leyó bien a la chica pero en ese momento no era capaz. No lo tenía nada claro ¿Sería un buen momento para preocuparse?

—Llevas desde los 20 años en esta silla. Ya va siendo hora de que alguien te releve un rato. De que alguien se siente en tu silla. Tienes que descansar. Yo me quedaré con él. De todos modos Jemma no piensa dejarme ir y este butacón es muy cómodo. Yo cuidaré de Phil, puedes confiar en mí.


Espero que os haya gustado.

No dudéis en hacerme cualquier comentario.

Más, próximamente.