Disclaimer: Lo que puedan reconocer pertenece a Kaoru Tada, yo solo escribo con fines de entretenerme.


¿Y si el genio no fuera Irie? La estudiante número uno de la Clase A, Kotoko Aihara, después del derrumbe de su casa por un temblor pequeño, ve su apacible y controlado mundo puesto de cabeza cuando es orillada a vivir en el hogar del amigo de su padre, donde el idiota, pero obstinado, Naoki Irie habita. Todo sería sencillo si él no fuera de la Clase F y no estuviera enamorado de ella, pero ya el destino le había demostrado que no estaba de su parte.


NA: Aquí trayendo algo nuevo de INK, calientito como el pan recién salido del horno. Denle una oportunidad.


Algo tiene el destino

I


Habían pocas cosas capaces de sorprender a Aihara Kotoko.

Por supuesto, siendo la estudiante número uno de todo Japón, con un CI de 200, se daba por hecho que pocos sucesos fuesen capaces de penetrar en su mente de manera inesperada.

No obstante, lo que veía frente a ella superaba con creces las anteriores veces que había estado sorprendida.

Su nueva casa derrumbada por un sismo de 2 en la escala de Richter, era sin duda lo más ridículo que podía haberle pasado, pero no por eso menos sorprendente.

Vaya, Kotoko sospechó desde el primer momento que la construcción de la casa no era la adecuada, y estuvo reticente a mudarse, pero no había querido herir los sentimientos de su padre, así que lo hizo a regañadientes.

(Después de todo le quería, a su manera, pero lo hacía).

Sin embargo, nada le había preparado para que un simple movimiento telúrico dejara en escombros el único techo que tenía.

He ahí su sorpresa.

A pesar de su notable y reconocida inteligencia, su nivel socioeconómico no era sobresaliente —no cuando los ingresos dependían de su padre, un cocinero con su propio restaurante, concurrido, pero no lo suficiente para un estilo de vida superior—, por lo que se había resignado a que sus posibilidades de vivir en un lugar digno de ella fueran ínfimas; las cosas cambiarían cuando de ella dependiera, era lista, y aunque no creara una empresa propia finalizados sus estudios universitarios, cualquier centro de trabajo —a su nivel— incluso crearía un puesto ideal para ella, sin importarle su sexo, no por nada su inteligencia era reconocida. Así pues, había ido a vivir a esa casa, que ahora sólo era basura.

Ella, la estudiante más lista de su instituto, y por qué no, de todo Japón, se había quedado sin casa. Y los periodistas y noticieros estaban haciendo su agosto, rodeándola y tomando fotos de la destrucción; para ese momento, todos en el país sabían lo que había ocurrido hacía menos de dos horas.

No había peor vergüenza que ésa.

Aunque no iba a darles el gusto de mostrarse abochornada, su rostro permanecía tan impasible como le era conocido, y de su boca no salía palabra, a pesar de que su padre llorara a mares junto a un mediocre reportero que se regocijaba por el giro de acontecimientos en la vida de la estudiante número uno.

Nunca había pensado que la vida era injusta, no conocer a su madre, no tener mucho dinero para adquirir los libros —y las cosas— que sin duda merecía y estar rodeada de gente sin el suficiente intelecto, no eran aspectos muy resaltables por los que atribularse.

Ahora, sin embargo, no creía lo mismo.

—¡Señorita Aihara! —exclamó una reportera rubia de pechos prominentes, acercando su micrófono lo más posible a su rostro—, ¿se esperaba algo como esto, o le ha tomado por sorpresa? —preguntó. Los demás reporteros permanecieron en silencio, expectantes.

Kotoko le dirigió una mirada fría, capaz de congelar a quien fuese su receptor. Pudo percibir el escalofrío en los brazos de la mujer que le entrevistaba, y la sonrisa arrogante que pugnaba por salir, se reprimió.

—Estás invadiendo mi espacio personal —dijo con aparente calma, enarcando una de sus cejas castañas en dirección al micrófono.

—Lo lamento mucho, señorita… —repuso la mujer, de quien poco le interesaba el nombre, tomando cierta distancia—, los televidentes quieren conocer su respuesta. Era un temblor de baja intensidad… después de todo —añadió con malicia.

—Tal vez su capacidad intelectual le haga creer en la premonición, señorita —remarcó mirando su diminuta falda azul—, afortunadamente la mía se precia de no caer en el error colectivo.

Los flashes resplandecieron capturando la boca abierta de la reportera y el caminar sosegado de Kotoko al abrirse paso entre la multitud de reporteros, ignorantes ante el insulto en que habían sido incluidos. La joven pelirroja se dirigía hacia su padre, ya apartado del reportero, un poco más calmado, abrazando el retrato de su esposa, lo único rescatable antes de que el techo comenzara a caer sobre ellos.

Ella suspiró. La humillación y el dolor podían ser muchos, pero había que ser prácticos, la solución no iba a presentarse a su puert… bueno, era imposible que fuese así.

—Papá —habló con su acostumbrado tono neutro, atrayendo su atención. Había que irse a un lugar donde pudieran hablar en privado y resolver su lamentable situación.

Él alzó la mirada, entorpecida por las lágrimas y musitó: —Oh, mi pobre Kotoko, tenías razón.

Ya era muy tarde para lamentaciones, debió haberle dicho, pero lo calló.

—Tenemos que… —El rechinido de unas llantas al frenar bruscamente en el pavimento cortó sus palabras. Miró por sobre su hombro para encontrar la fuente de tal alboroto.

Una pequeña limusina negra se había detenido junto a la acera, y de ella descendía un hombre regordete con poco cabello y gafas, que al verlos abrió los brazos antes de correr hacia ellos.

¿Quién era ese hombre?

—¡Amigo mío! —expresó el hombre en voz alta corriendo a abrazar a su padre. —¡Qué tragedia!

Los camarógrafos estaban pendientes de los movimientos de ambos al abrazarse como si la vida se les fuera en ello.

Perfecto, pensó Kotoko, otra noticia a la cual sacarle jugo.

—¡Irie! ¡Viejo amigo! Hace cuánto que no te veo. —Su padre parecía haberse olvidado de todo y todos. Ese apellido, dijo para sí, el presidente de la compañía de juguetes.

Aunque también creía asociarlo con alguien más.

Ella carraspeó, atrayendo la atención de ambos hombres. Su padre abrió los ojos e hizo las respectivas presentaciones, introduciendo a un viejo conocido —como si eso no lo hubiera entendido antes—, ajeno a que el intercambio estaba siendo mostrado a las televisoras.

—Pero, ¿qué haces aquí? —preguntó Shigeo Aihara, con expresión interrogante. Finalmente haciendo algo que valía la pena, en opinión de su hija.

—Vengo a ofrecerte mi casa —respondió Irie con una sonrisa amplia, enfocando sus ojos bonachones en Kotoko—, a ti y a tu hija, por el tiempo que quieran. Machiko, Naoki y Yuuki los están esperando.

El señor Aihara rompió a llorar nuevamente y ambos hombres volvieron a abrazarse.

Kotoko, por su parte, se tragó las ganas de despotricar en contra de su suerte, y permaneció inmóvil.

Aquello era perfecto, viviría en casa del idiota de Irie Naoki.

¿Su día no podía ser peor?


NA:

Saludos. Podrá ser que no me conozcan, sólo he publicado otra historia y me animé hace unas horas a escribir otro fic, aunque para qué mentir, algo en las palabras de medrano19 me animó a otro intento en el fandom.

¿A qué va todo esto, se preguntarán? Simplemente quise hacer la historia un poco torcida, me la imaginé un poco y dije que podía darle una oportunidad a mis ideas. La cosa es que lo haré en viñetas, o sea muy corto, sé muy poco de Japón y no tengo mucho tiempo, y me guía más el ocio y la emoción de compartir una historia en un fandom medio olvidado. No escribiré como lo hago habitualmente (pueden checar mis historias de Frozen para tener una idea), pero espero poder hacer una historia mínimamente coherente y aceptable, aunque el título no me convenza por ahora.

No tengo fecha de publicación ni extensión del fic, será a como me venga, y reitero, los capítulos serán cortos y sencillos. De cualquier manera, si encuentran errores del tipo que sea, no duden en hacérmelos saber. También si tienen alguna idea o sugerencia, la pueden expresar, y yo tomarla en cuenta (reconociéndolo, por supuesto). Aun más, si alguien quiere desarrollar la historia de una manera más detallada, adelante :). Hace mucho que vi el anime, por lo que tendré mis fallas.

Esto es todo, supongo. Si leyeron mi fic previo y eso les atrajo para este, gracias (en particular a Guest, yuny y mechi220, que no pude agradecerles por sus reviews, así como a quienes lo agregaron a sus favoritos o le dieron follow).

Y antes de que esto se vuelva más largo que el contenido, los dejo.

Se me cuidan, y si se pasan por la cajita de abajo, mucho que mejor je je.

Karo.

PD: ¿Cómo se imaginan a Naoki?