NA: a sugerencia de una lectora de Tumbrl. voy a dropear los capítulos que quedan. El siguiente, es el último que tengo escrito y no queda mucho para el final. Uno o dos más. Perdonad las molestias que os he causado por culpa de este fic.

9. Amanecer.

— En cuanto llegue el friki de mierda, me avisáis… — aunque el Instituto de Konoha no había abierto sus puertas aún, Sasori, Tayuya, Deidara y el resto de miembros de la Hermandad se hallaban justo delante de la verja de entrada – Le voy a dar la tunda de su vida...

El pelirrojo miraba con furia a ambos lados de la calle, murmurando maldiciones contra Sasuke, esperando que el Uchiha apareciera en cualquier momento. Tayuya, por su parte, tenía el aspecto aburrido de quien está mirando una mala película de serie B.

En conjunto, el aspecto de todo el grupo era amenazador y los pocos alumnos madrugadores que, como ellos, esperaban a que se abrieran las puertas del Instituto, se habían alejado varios metros de los de la Hermandad, por si acaso…

— Por mí haz lo que quieras con él… — dijo Pain, quien tenía la nariz hinchada y los ojos morados del puñetazo que le había propinado Itachi — Como si te haces un bolígrafo con su tráquea, pero déjamelo cinco minutos… Sólo cinco minutos, le voy a partir las gafas y se las voy a meter por el culo.

— Yo me haré un collar con sus dientes – dijo Zetsu animado – Los usaré de abono para las plantas.

— Eh… Zetsu… Pero si a ti no te hizo nada… — dijo Deidara mirándole – Que yo sepa…

— Es cierto, pero ya que estamos, me uno a la fiesta… — rió el feo muchacho.

— Y a ti tampoco Pain… – añadió Deidara ignorando a Zetsu – Que yo sepa, quién te dejó así la cara fue ese tipo que apareció de repente… ¿Ya sabéis quién era?

— Ni puta idea… Pero tenía pinta de ser su primo o algo así… A ese ya le pillaré yo… — dijo Pain furioso – Pero ahora me interesa más hacerme un monedero con Sasuke…

— No le dejéis entrar en el Instituto… – dijo Sasori escupiendo las palabras – En cuanto aparezca, hostiazo que te crió y al coche… Le llevamos a mi casa, tengo un sótano insonorizado, monísimo… No le va a reconocer ni su madre cuando acabe con él…

— ¿No crees que te estás pasando? – preguntó Deidara. Lo cierto es que le empezaba a incomodar la agresividad de Sasori – Solo os hizo una jugarreta… Que os merecíais, por cierto…

— ¿De parte de quién estás? – Preguntó Tayuya acercándose mucho a Deidara — Eres como Karin… Un mojigato, por eso no me gustas ni me gustarás nunca…

Deidara se encogió y guardó silencio, herido… Últimamente Tayuya era muy cruel con él. No era necesario que la chica le recordara continuamente que no sentía ningún interés romántico hacia su persona, ya era consciente de ello desde los nueve años… Aunque no por eso, dolía menos.

— Mira… Han abierto la puerta del Instituto — dijo Kisame y mirando hacia la carretera, añadió – Hablando del rey de Roma… Es Karin… ¿Con quién está?

— Oooh… — dijo Tayuya volviéndose rápidamente e ignorando a Deidara – el otro freak de la clase… Suigetsu… Sí que se ha dado prisa en cambiarme…

— Llevabas casi una semana sin hablar con ella… Es normal que se busque a otros amigos… – murmuró Deidara, ganándose una mirada iracunda de Tayuya.

— Deidei… ¿Por qué no te buscas una novia? – preguntó la pelirroja esbozando una falsa sonrisa – Creo que te hace falta un buen revolcón… Estás muy tenso…

— ¿Por qué me dices esas cosas? – preguntó el rubio — ¿Te gusta hacerme daño?

La chica soltó una carcajada.

— ¿Y por qué no…? – Tayuya siguió sonriéndole, pero su mirada era fría como el hielo – Si tú me llevas la contraria, yo te la llevo a ti…

— Me largo a clase… Estoy harto… – Deidara cogió su mochila del suelo y se encaminó a la puerta que el bedel, Izumo, acababa de abrir – No me metáis en esa mierda… Si os pillan, os expulsarán…

— ¡Deidei…! – gritó Sasori — ¡No te vayas! Te necesito a mi lado… ¡Mira lo que has hecho, Tayuya!

La pelirroja se encogió de hombros y siguió mirando a Karin y a Suigetsu que charlaban animadamente encaminándose hacia la puerta.

— Hola… — saludó la pelirroja Karin al pasar por delante de sus antiguos camaradas, ni siquiera dirigió una mirada a Tayuya, aunque esta la observaba fijamente.

— Siempre lo supe Karin… Te van los perdedores… — dijo con intención, aludiendo a Suigetsu.

Antes de que Karin pudiera contestar, el chico preguntó.

— Karin… ¿sabe tu amiga que le canta el aliento?

— No… Sui… — contestó la chica – Nunca se lo hemos dicho...

— Pues deberíais… La peste a cloaca es insoportable…

— Es que ya no es mi amiga… — dijo Karin – Que se lo diga otra…

Y Sui y Karin, como si hablaran de la división de los átomos, continuaron su camino hacia el interior del instituto.

— ¡Hijos de p…!

Pero a Tayuya no le dio tiempo a insultar a nadie, porque en ese mismo instante, su hermano divisó su objetivo.

— ¡Allí…! ¿Pero qué mierd…?

Todo el gozo que sintió Sasori al divisar a Sasuke se fue por el caño en un segundo. Incluso Tayuya se quedó con la boca abierta.

En efecto, Sasuke apareció por el camino de grava que llevaba a la entrada del instituto. La mayoría de alumnas que pasaban por su lado, se volvían sorprendidas a mirar. Y es que su aspecto era impresionante. El moderno corte de pelo, le resaltaba unos ojos sin lentes, negros como el carbón, afilados y profundos. Llevaba una camisa blanca de seda, por fuera del pantalón, con los dos primeros botones abiertos, dejando al descubierto un trozo de piel blanca como el mármol. El pantalón tejano negro le ajustaba como un guante, dibujando unas caderas estrechas y torneadas que hicieron que más de una alumna se girara a mirarle la parte trasera. Deportivas marrón oscuro completaban el atuendo.

Con su mano izquierda, sujetaba su sempiterna mochila vieja al hombro, mientras que con la otra mano, sujetaba la de la pequeña Sakura que vestida con una falda roja y una camiseta negra, caminaba junto a él, dando saltitos.

Al mirar a Sasori, y por primera vez, una sonrisa torcida iluminó el rostro del Uchiha. Era una sonrisa que Sasori nunca le había visto dibujada en la cara, una sonrisa burlona que le hizo enfurecer.

— ¿¡De qué coño va?! – gritó Sasori — ¿Es que quiere suicidarse?

— Eso parece… — escupió con rabia Pain – Le voy a partir la boca… A ver si deja de reírse…

— Está buenísimo… — dijo Tayuya con la boca abierta – ¡Mi madre…! ¡Lleva una camisa Yamanaka…! ¡Eso cuesta una fortuna!

— Pues se la voy a meter por el culo…Cuando acabe con él, no será más que un trapo sanguinolento… – gritó Pain con los ojos inyectados en sangre dando dos pasos hacia el chico, que seguía sonriendo, más si cabe, al ver la reacción de los de la Hermandad.

Pero Pain se paró en secó.

Al lado del Uchiha, estaba el tipo que le había partido la nariz el día anterior. Era un muchacho delgado y fuerte, más bajo que él, pero más alto que Sasuke, de facciones finas y ojos negros. Como el Uchiha, llevaba el pelo, también negro, recogido en una cola baja. Iba vestido casi igual que Sasuke, pero la camisa Yamanaka que llevaba era de color negro y sus pantalones grises.

Pain pudo apreciar el parecido entre los dos chicos.

— Es su hermano… — murmuró.

— ¿Qué…? – Sasori les miraba con los ojos desorbitados.

— Ese tipo, el que está a su lado… Es el que me partió la nariz… Es su hermano, son clavados…

— No sabía que Sasuke tuviera un hermano… — dijo Zetsu mirando a Itachi con curiosidad.

— Ni yo… — Tayuya estaba encantada – ¡Está como un queso…!

— Tayuya… ¿Hay algún tío que no te guste? – preguntó Pain molesto.

— Deidara… — susurró la chica – Ese no me gusta…

— Con hermano o sin él… Le voy a matar… – dijo Sasori abalanzándose hacia delante, la mano de Pain le retuvo – Suéltame, tiene cogida a "mi princesa".

— No están solos…

En efecto, al lado de Itachi, Sakura y Sasuke, estaba también Naruto. El rubio, con las cejas fruncidas en un divertido mohín, les miraba burlón, esbozando una peligrosa sonrisa que dejaba ver sus colmillos afilados, casi zorrunos. Junto a Naruto se encontraba Sai, quién igualmente, observaba a los de la Hermandad, como el que mira una araña molesta a la que hay que aplastar. Ino Yamanaka estaba a su lado, echando miradas furtivas al hermano de Sasuke.

Pero es que detrás de ellos, estaban el resto de amigos de Sakura e Ino, Shikamaru, Chôji, Kiba, Shino Aburame, incluso la tímida Hinata, que les miraba furiosa.

Ambos grupos se quedaron frente a frente cuando la pandilla liderada por Sasuke llegó a la entrada del Instituto. Itachi, que sonreía, rompió el silencio.

— ¿Qué? ¿Aguantándonos la puerta? – preguntó risueño. Ino observó cómo una de las perfiladas cejas del Uchiha se levantaba levemente, dándole un aspecto felino. La chica se estremeció.

— No sé quién eres… — dijo Sasori – No tengo por qué hablar contigo…

— Oooh… — murmuró Itachi – Pero yo sí sé quién eres tú… Eres el hijo de perra que ha pegado, martirizado y humillado a mi hermano pequeño… Además debes ser el hijo de perra que posiblemente ordenó a sus amiguitos, destrozar mi casa… Así que yo sí tengo que charlar contigo…

— No sé de qué me hablas… – dijo Sasori aguantando a duras penas la mirada del Uchiha – Yo no he hecho nada de eso…

— ¡Sasuke…! – gritó Pain mirándole con furia — ¿Eres tan cobarde que vienes con varios guardaespaldas?

Sasuke rió, dejando cortados a los de la Hermandad, que estaban acostumbrados a que el Uchiha agachara la cabeza y aguantara las humillaciones.

— Habla el que siempre me pega cuando dos m—me sujetan. N—no Pain… No son guardaespaldas… Son amigos… – dijo Sasuke mirándole con los ojos como dos brasas — ¿Sabes q—qué es eso? Creo que n—no…

— ¡Y tú tampoco…! — escupió Sasori interviniendo – ¿Serías igual de valiente si no estuviera tu niñera delante?

— ¿Nos apostamos algo, psicópata de mierda? – le contestó Sasuke sin tartamudearle, por primera vez en su vida. La cara que estaba poniendo en ese momento el hermano de Itachi, no era ninguna broma.

Se hizo un silencio tenso. Ambos grupos estaban mirándose, retadores.

— Queremos pasar, chicos… — dijo Naruto sonriendo – Tenemos que ir a clase…

— Nadie os lo impide… — dijo Pain. Pero ninguno de los de la Hermandad se había movido de la puerta. Seguían delante, sin intención de moverse.

Los demás estudiantes que iban llegando, tampoco podían entrar, poco a poco se fue formando un tapón de gente en la puerta del Instituto, pero nadie se atrevía a decirles nada a los de la Hermandad. Algunos chicos y chicas optaron por entrar en el Instituto por la puerta trasera, la que se abría al campo de fútbol.

— Apartaos… — dijo Naruto a Sasori y a Pain – Tenemos que entrar...

— Estamos bien aquí, Uzumaki… — dijo Pain risueño – Entra por la puerta trasera, si quieres…

— No, no quiero… — dijo Naruto – he dicho que te apartes…

— ¡Y yo he dicho que estoy bien aquí…! — gritó Pain.

— ¡Nagato! – una voz femenina se escuchó entre el tapón de gente que se había formado e hizo que todos se volvieran a mirar — ¡¿Qué crees que estás haciendo!? ¡Tenemos que entrar en clase!

— ¡Konan…! – Pain miró a su ex novia, abriendo mucho los ojos – Konan... ¿Qué haces aquí?

— ¿Que qué hago aquí…? Quiero entrar en clase… – dijo la chica, muy menuda y delgada, haciéndose un hueco entre la gente, hasta ponerse delante de Pain. La muchacha observó la cara amoratada de su ex, pero no le preguntó nada. Se obligó a sí misma a no preocuparse por lo que le había podido pasar. Quién le hubiera hecho eso, tendría sus razones.

— La que faltaba… — suspiró Tayuya, mirando a Pain para después poner los ojos en blanco – La novia despechada…

— Cállate, zorra... — Konan volviéndose hacia Tayuya, le escupió las palabras a la cara.

— ¿Eso quiere decir que no vendrás a mi fiesta? – preguntó Tayuya con una mueca.

— Konan… Pasa… — dijo Pain haciéndose a un lado – Por favor…

— No me dejes pasar a mí sola Nagato, déjanos pasar a todos ya, Sasuke incluído… Vamos a llegar todos tarde por vuestra culpa. Ya está bien de hacer el lerdo… — dijo Konan mirándole con rabia – Dejad en paz a Sasuke de una puñetera vez… Sois unos matones…

— Uy, uy, uy… — silbó Hidan que hasta ese momento se había mantenido callado – Una riña de enamorados…

— ¡Cállate, imbécil! – gritó Konan – Aquí ya no hay nadie enamorado… – y mirando a Pain repitió con una mezcla de furia y dolor – Nadie…

Pain observó a su ex novia como un perro apaleado. Los dulces ojos ambarinos de la chica, que siempre le habían mirado con amor, brillaban ahora febriles, dos bolsas hinchadas y oscuras, apenas podían disimularse con el maquillaje que la muchacha se había aplicado. Pain se sintió como un auténtico desgraciado.

— Por favor… Konan… Me gustaría hablar contigo… A solas… — dijo – Si quieres, cuando acabemos ésto… Después…

— ¿Cuándo acabéis "esto"…? ¿Qué acabéis el qué? – preguntó Konan cada vez más enfadada – ¿Que acabéis de machacar al Uchiha…? ¿Entonces hablarás conmigo…? ¿Sobre qué? ¿Sobre cómo te tirabas a mi amiga? ¿Sobre cómo os reíais de mí a mis espaldas? ¿Sobre cómo me hiciste creer que me querías? ¿De eso quieres hablar cuando acabes de pegar a un niño más pequeño que tú? Vete a la mierda, Nagato…

— Konan, por favor, no me hables así delante de mis amigos – pidió Pain mirando a Sasori, abochornado – No seas chiquilla…

— ¿Qué? – la chica le miró incrédula — ¿Eres tú? ¿De verdad eres tú, Nagato? Porque me pareces un imbécil redomado y una marioneta de Sasori…

— Konan… Me vas a hacer enfadar… — Pain no quería hablarle así. En el fondo sabía que Konan tenía algo de razón, o la razón entera, pero no podía dejar que le humillara en público. Su reputación quedaría resentida delante de sus amigos – Deja de decir tonterías… Tampoco ha sido para tanto... Me tiré a tu amiga… ¿Y qué? Si lo hice fue porque tú no me dejabas llegar más lejos…

— ¿Cómo te atreves a…? — los ojos de Konan empezaron llenarse de lágrimas.

— Oh… ¿Ya está sollozando…? – preguntó Tayuya con crueldad.

— Basta ya… — Itachi hasta ese momento había permanecido callado, a la espalda de aquélla diminuta muchacha que le cantaba las cuarenta a uno de los imbéciles de pelo rojo, pero cuando escuchó las crueles palabras de Pain hacia la que parecía ser su ex novia, se indignó tanto que no pudo hacer otra cosa que entrometerse – Cállate gilipollas… La vas a hacer llorar…

— ¿A ti quién coño te ha dado vela en este entierro? – preguntó Pain – Es mi novia…

— Ya no… — dijo Konan con la voz estrangulada – No soy nada tuyo…

— Ya la has oído… — dijo Itachi – Así que cállate, hazte a un lado de una puñetera vez y déjanos pasar a todos.

— ¿O si no, qué? – preguntó Pain chulesco.

— Te partiré la cara, como ayer… — sonrió peligrosamente Itachi — ¿Te gustó?

Entonces fue cuando Konan se giró hacia Itachi. Hasta entonces no había sido consciente de su presencia, sólo de una cálida voz desconocida que le había plantado cara a su ex. Pero cuando aquélla voz asumió la responsabilidad de haber dejado a Nagato la cara como un mapa, sintió curiosidad. No había muchos muchachos que pudieran rozar a Pain.

El rostro que Konan se encontró no era en absoluto el de alguien capaz de partirle la boca a su ex. Era un rostro amable, incluso dulce, de tristes ojos negros y pestañas largas. Un guapísimo chico de piel blanca y pelo negro recogido en una cola.

— Oh…

Itachi se quedó clavado en la mirada ambarina de aquella muchacha. Tenía el pelo azulado y se lo adornaba con un pasador de papel que imitaba a una rosa. Tenía la piel blanca y fina y los párpados ligeramente maquillados en azul. Los labios, gruesos, brillaban con carmín rosado y un piercing entre el labio inferior y la barbilla hizo que el Uchiha se estremeciera de pies a cabeza.

— Em…

— Esto… — la chica se había quedado muda.

— ¿Sí…? – Itachi se sintió estúpido cuando notó que un leve rubor aparecía en sus mejillas.

— ¿Tú le has hecho eso en la cara a Nagato? – preguntó al fin, Konan.

Itachi se aclaró la garganta antes de responder. Se encogió de hombros.

— Sí…

Pain se hinchó como un pavo. Si Konan se preocupaba por él, significaba que no estaba tan enfadada. Ese Uchiha tendría su merecido…

— Me alegro… Seguro que lo merecía… — dijo Konan a Itachi.

— Sí se lo mereció… Estaba destrozando mi casa y pegaba a mi hermano Sasuke mientras esos de ahí le tenían sujeto… — dijo Itachi, mientras señalaba a Kisame, Tobi y Hidan.

Itachi y Konan se miraron sonrientes.

—¿Qué crees que estás haciendo, Konan? – la voz estrangulada de Pain interrumpió el momento — ¿Ligando con el hermano del Uchiha ante mis narices?

Itachi se sonrojó estúpidamente, pero contestó al pelirrojo que se había puesto pálido.

— Ella te ha dicho que no es nada tuyo, mamón… Así que si quiere ligar conmigo, que lo haga… — y añadió mirando a la chica – Por mí encantado…

— Déjale… — dijo Konan mirando al Uchiha – Esto…

— Itachi… — dijo el chico.

— Déjale Itachi, es que no merece la pena ni contestarle… — dijo la muchacha – Yo soy Konan.

Sasuke interrumpió la escenita de su hermano dando un paso al frente.

— Ya está bien de charla… Queremos en—entrar. Ahora…

— Entrarás cuando aprendas a decir "entrar" sin tartamudear, freaky de mierda… — replicó Sasori – Y suelta la mano de "mi princesa" de una vez…

Itachi se volvió hacia Sasori, para decirle cuatro cosas bien dichas, pero Sasuke se lo impidió haciéndole un gesto con la cara. Se aproximó a Sasori hasta quedar a un centímetro de su rostro. El pelirrojo, que no se lo esperaba, retrocedió un paso, asustado.

— A ver, majadero… — empezó a decir Sasuke a quién el corazón le empezó a latir a mil por hora ante la tangana que se avecinaba – En primer l—lugar… El único fre—freaky de m—mierda que hay aquí eres tú…

De pronto, los estudiantes que se habían agolpado en la puerta intentando entrar y que estaban escuchando la discusión entre los dos bandos, estallaron en aplausos. Sasori se quedó clavado donde estaba, mirando a su alrededor con los ojos desorbitados.

— Pero qué…

— En segundo lugar… — prosiguió Sasuke sin hacer caso al pelirrojo — T—tartamudeo, porque me sale de la p—polla… Algo que t—tú no tienes, s—según he oído a más de una…

Más aplausos y vítores por parte de los alumnos que estaban arremolinados en torno a la puerta de la entrada.

— Tercero… Si cojo de la m—mano a Sakura es porque ella m—me lo ha pedido…

Ahora la gente hizo un silencio tenso y emocionado, escuchando cada palabra que salía de la boca del Uchiha.

— Cuarto… Deja de llamarla "mi princesa"… Está anticuado y te hace ver más absurdo de lo que eres… — dijo Sasuke finalmente y sin tartamudear – Además… Que te quede claro, ella es mi chica y no la tuya… Espero que lo hayas comprendido de una puta vez, porque como te vuelva a ver a un milímetro de distancia de Sakura, yo mismo te coseré la cara a ostias… ¿Estamos, mamón psicópata?

La gente empezó rugir emocionada en la puerta del Instituto. Ya era hora que alguien plantara cara a la Hermandad y ninguno se hubiera esperado que fuera Sasuke Uchiha quién lo hiciera. El chico no había dejado de mirar fijamente a los ojos a Sasori en ningún momento. Le taladraba con la mirada. Nadie le había visto así jamás. Ni siquiera Itachi, que le miraba con orgullo. Ni él mismo se reconoció.

No se había envalentonado porque estuviera rodeado de amigos y compañeros, sino porque algo muy parecido a la ira había empezado a crecer dentro de él cuando Sasori se había referido a Sakura como su princesa. Sasuke tenía ganas de que al pelirrojo le partiera un rayo. Jamás había sentido la necesidad de proteger a alguien como lo sentía con la chica y algo en su interior le advertía que Sasori intentaría hacerle daño a través de Sakura. Tenía que marcar distancias ahora, o no podría hacerlo nunca más.

— Y ahora, cabrón de mierda, sal de ahí, antes de que te pegue la patada en los huevos más descomunal que te han dado en tu vida… — acabó Naruto mirando a Sasori.

Sasuke miró a su amigo y enarcó una ceja.

— ¿Qué…? – le dijo el rubio encogiéndose de hombros – Es que sólo te ha faltado decir eso…

Sasuke sonrió y miró a Sakura a quién no había soltado de la mano. La chica le miraba completamente embelesada.

— L—lo iba a de—decir ahora mismo… — aseguró Sasuke.

— ¡Mamón! – gritó Pain abalanzándose sobre Sasuke, pero no llegó a tocarle, porque Itachi le aferró por el brazo y la pechera de la camisa, forcejeando con el chico e inmovilizándole.

— ¡Itachi…! – gritó Naruto alertando a Itachi de que Tobi, que se había desplazado entre los estudiantes que formaban el tapón en la entrada, se le acercaba por detrás.

Pero Sasuke fue más rápido, soltando la mano de Sakura y girando sobre sí mismo, se lanzó sin pensar contra Tobi, derribándole con el impulso. Sasuke quedó sentado encima de Tobi, agarrándole por la camiseta color calabaza que llevaba el chico.

— ¡Tobi es un buen chico, Tobi es un buen chico…! — gritó asustado – ¡No me pegues Uchiha!

— ¡Cállate majadero! – gritó Sasuke — ¡A mi hermano ni tocarlo! ¿Queda claro?

— Sí, sí… Lo he entendido… — dijo Tobi sollozando – Pero suéltame…

Sasuke descabalgó de Tobi y se dirigió hasta donde estaban Pain e Itachi, cogiéndose mutuamente por las pecheras de las camisas. Ambos forcejeaban, pero era a Pain a quién le caían goterones de sudor por las sienes. Itachi, en cambio, sonreía sin hacer aparente esfuerzo.

— ¡Basta! – Gritó Sasuke – ¡Suéltale Pain!

— Es él quien me tiene cogido, ¡freaky! – gritó Pain.

— ¡Se llama Sasuke Uchiha! – escupió rabioso Itachi. Lanzó una de sus piernas hacia las piernas de Nagato, haciéndole un barrido que provocó que el pelirrojo trastabillara y cayera de espaldas al suelo, con Itachi encima — ¡Dilo! ¡Sasuke Uchiha!

Pain intentó zafarse del muchacho, pero no pudo. Era mucho más fuerte que él. Lágrimas de rabia asomaron a los ojos del de la Hermandad.

— ¡No pienso decirlo! – gritó histérico.

— Entonces patearé tu culo… Como ayer… — rió Itachi apoyando una rodilla en el estómago de Pain — ¡Dilo!

Pain exhaló aire al sentir la presión de la rodilla del Uchiha sobre su barriga.

— ¡Me… Me haces daño…! — exclamó muerto de miedo – ¡Basta…!

— Dilo… ¡Se llama Sasuke Uchiha…!

Ninguno de los de la Hermandad movía un dedo por ayudar a su amigo. Tobi sollozaba en un rincón, llevándose las manos a los codos, que se habían rasguñado cuando Sasuke le había hecho caer. Kisame, Hidan y Zetsu, observaban la escena en tensión, pero sin atreverse a participar, ya que Naruto, Sai, Chôji y Shikamaru, les miraban sonriendo como psicópatas, advirtiéndoles de forma muda que si movían un dedo, rodarían cabezas.

Sasori estaba pálido y ojeroso, apoyado contra el dintel de la puerta. Parecía que miraba a Sasuke, como si le viera por primera vez y no se atrevía a mover un músculo, aunque en realidad, su mirada iba más allá. Una ira sorda se había apoderado de su mente al observar a Sakura, que contemplaba al Uchiha con ojos de enamorada.

A él nadie le había mirado así. Sakura no le había mirado así ni una sola vez, sólo hacía que rechazarle, que evitarle y escurrir el bulto cada vez que aparecía en escena. Él era un buen partido, era hijo de Orochimaru Suna, era rico, era guapo… Ella "tenía" que enamorarse de él… En cambio, Sakura se había enamorado de Sasuke Uchiha, un perdedor… Sasori ahogó un gruñido de rabia. Ese día no sería, pero algún conseguiría que ella le mirara como miraba ahora a Sasuke Uchiha… "Tenía" que mirarle así y a Sasori no le importaba cómo, pero lo conseguiría...

— ¡Se llama Sasuke Uchiha! – la voz suplicante de Pain cortó sus pensamientos. Al final, ese Uchiha, el tal Itachi, había conseguido doblegar a uno de sus amigos más fuertes. Sasori ya no tenía nada que hacer allí. La Hermandad había sufrido una derrota. Había que retirarse a pensar el próximo movimiento. Se dio la vuelta, apartándose de la puerta de la entrada.

— Bah… — exclamó – Me voy a clase, esto ya no es divertido…

— Hmpf… — Sasuke sonrió de medio lado.

— Ya era hora… — dijo Naruto.

— Sakura… — Tayuya, que también se dirigía a la puerta siguiendo a su hermano, se volteó un momento para mirar a la Haruno – Ya no quiero que vengas a mi fiesta… Ni tú, ni ninguno de tus apestosos amigos…

— Querida, después de todo lo que nos hemos enterado… No pensábamos ir… Te lo aseguro… — dijo Ino adelantándose… Y mira… No pensaba hacerlo, pero igual este año me vuelvo a presentar a Capitana del Equipo de Animadoras… Sólo para joderte…

Tayuya miró con odio a la rubia.

— No serás capaz… — le dijo con furia – No lo harás…

— Jo, jo, jo… — rió Ino – Ahora tengo aún más ganas de hacerlo…

— Zorra teñida… — le escupió Tayuya a la cara.

— Perdona… De zorra nada, que yo me pongo bragas… — replicó Ino.

Sakura, Sasuke, Sai y los demás, rompieron a reír. Cuando aquella mañana había llamado a su primo y a todos sus amigos para explicarles qué había pasado con Sasuke y pedirles que les acompañaran al Instituto, Sakura también les había contado la aventura de Tayuya y Sasori en la playa.

— Y es rubia natural… – dijo Itachi ganándose una mirada de reproche de Sai.

La pelirroja se dio la vuelta ofendida y se dirigió con paso digno hacia el interior del Instituto, aunque tres pasos después, volvió a girarse, mirando con malicia a Sakura.

— Ah… Sasuke, por cierto… Que sepas dos cosas, besas fatal… Y... Hemos roto…

— No inventes, Tayuya… — dijo Sakura interviniendo por primera vez – Sé que tu realidad es dura, pero no hace falta que caigas tan bajo…

— Es cierto… No sentí nada con él… Es malísimo en la cama… — mintió Tayuya, maliciosa, insinuando que se había acostado con Sasuke y dirigiéndose a Konan añadió – Tuve que llamar a Pain para que me acabara el "trabajo"… Ah… Pero eso tú ya lo sabes, ¿verdad Konan? Nos viste…

Tayuya se volvió sin esperar respuesta y se dirigió hacia el interior del Instituto, en dirección a las clases. Konan se había quedado quieta, cerca de Itachi. Pálida y ojerosa. Sus labios temblaban ligeramente e Itachi observó que estaba haciendo un tremendo esfuerzo por no llorar.

— Sasuke… De verdad… – dijo el Uchiha mayor — ¿Qué veías en ese ser?

Sasuke miraba muy serio hacia el lugar donde había desaparecido Tayuya.

— N—no tengo ni idea… Es ma—maligna… Q—qué p—pérdida de tiempo…

— Konan… — Pain, todavía en el suelo, miraba a su ex novia con horror – Konan, por favor…

— Cállate… No vuelvas a hablar conmigo… — le dijo la chica intentando guardar la compostura. Dirigiéndose a Itachi añadió con la voz estrangulada – Espero que volvamos a vernos Itachi… Si necesitas algo, estoy en la clase de Segundo de Bachillerato.

— Sí… Lo recordaré…

Se dirigió por donde había venido en lugar de entrar en el edificio, Itachi la siguió con la mirada y le pareció ver que se encaminaba hacia la parte trasera del campus.

— ¿Qué hay allí? – le preguntó a Ino.

— Los jardines… — contestó la rubia apenada. Se había dado cuenta de la conexión eléctrica del chico con la ex novia de Nagato, pero ella no era mala persona, así que añadió mirándole tristemente – Supongo que habrá ido allí a estar sola... ¿Por qué no vas?

— Ahora vuelvo… — dijo Itachi sonriendo a Ino y lanzándose detrás de Konan – Aquí ya no hago falta y hasta mañana o pasado no tendré asignada una clase…

— ¿¡Dónde te crees que vas!? – preguntó Pain histérico.

Itachi se giró hacia él y por toda respuesta le sonrió de oreja a oreja.

— Ah… L'amour… — dijo Naruto provocando a Pain, que con ojos desorbitados veía cómo el guapo Uchiha corría en pos de su ex novia – Un flechazo… Como decía Stephanie Meyer… Se ha "imprimado"...

— ¡Cállate…! – sollozó Nagato llevándose las manos a la cabeza – Mi Konan…

— Ya no es tuya, majadero… — dijo Sasuke – La has perdido por ser tan mamón… Mi hermano es irresistible…

Pain le miró con odio.

— Tú… — pero Naruto no le dejó acabar la frase.

— ¿Quién va a levantarse del suelo y a dejarnos pasar de una puñetera vez? – preguntó el rubio risueño.

Nagato se levantó del suelo de un salto. Sin decir nada más y pálido como la cera, se dirigió al interior del Instituto, rumbo a su aula. El resto de la Hermandad habían desaparecido hacía rato, cuando Sasori había hecho mutis por el foro.

— Y esta tarde mi tía vendrá a hablar con el Director… — dijo Sakura soltando una risilla nerviosa – Se va a montar una buena…

— Mi madre también viene… — dijo Ino – Y los padres de todos… Mi madre les ha llamado cuando se ha enterado de lo que ha pasado con Sasuke… Creo que a esos les va a caer una buena…

— N—no sé si eso será peor… — dijo Sasuke – se pondrán como locos…

— Sea como sea has estado genial – dijo Sakura poniéndose de puntillas y besándole en la boca.

— A mi prima se le ha caído la baba cuando te ha visto hablar así a Sasori… Y para qué voy a negarlo, si yo fuera mujer, también querría que me poseyeras… — le dijo Naruto riendo.

— Capullo… — contestó su prima – Yo no quiero nada de eso…

— Mentirosa… — dijo Ino riendo.

— ¡Cállate! – gritó Sakura abochornada entrando en el edificio – Estoy harta del temita… ¡A clase todos!

— ¿Qué temita? – preguntó Ino mirando a Sai.

— ¿Ahora me hablas? – le preguntó el chico siguiendo a Sakura y entrando en el Instituto — ¿Qué pasa? ¿Que el Uchiha no te hace caso?

— ¿Qué dices…? ¿Y ahora qué te pasa…? – preguntó Ino enfadada mirando cómo Sai se alejaba de ella – Estáis todos de un borde hoy…

— Da—dale un respiro… — le dijo Sasuke – Él te quiere… Y tú lo sabes…

Ino se quedó callada mirando a Sasuke. Iba a abrir la boca, pero se lo pensó mejor y se calló.

— Es mi amigo…

— Por eso mismo… — le dijo el Uchiha – Sé más com—comprensiva con él…

— ¿Desde cuándo sabes tanto? – le preguntó divertida.

Sasuke enarcó una ceja y rió.

— Desde siempre… Tengo una be—beca…

Ino le miró risueña y le dijo.

— No me extraña que Sakura esté loca por ti, cuando pones esa cara, estás para comerte… — Ino rió al ver que Sasuke se sonrojaba y se despedía de ella a toda prisa.

Se quedó mirando cómo el chico se alejaba hacia el interior del edificio, seguido de Naruto y Hinata, que se cogían de la mano.

"Vaya… ¿Esos dos también se han enrollado…?", se preguntó. Iba a seguirles, cuando una voz la retuvo.

— Ino, nosotros vamos a clase… Si pasa alguna cosa más, nos lo dices – Shikamaru se acercó a la rubia hasta quedar a un palmo de sus narices – Ha sido problemático, pero al final ha acabado bien… Hasta luego…

— Eh… Sí, sí… Gracias Shikamaru… — Ino enrojeció hasta las cejas cuando el Nara le sonrió – Adiós...

La chica suspiró tristemente.

— Cómo queréis que quiera a Sai… Si aún no le he olvidado a él… — dijo la rubia observando cómo su ex novio se alejaba, seguido del resto de sus amigos – A Sai no puedo hacerle eso…

Ino volvió a suspirar y se encaminó hacia su clase.

— Vaya mañanita… — se dijo — Y esto no acaba aquí…

Si Ino hubiera sabido que eso mismo estaba pensando Sasori, sin duda, se hubiera estremecido.

o.O.o

Itachi buscaba a Konan en los jardines del campus que le había indicado Ino. No sabía muy bien qué es lo que estaba haciendo ni por qué, ya que perseguir a una chica que acababa de conocer cinco minutos antes, no era para nada algo que hiciera habitualmente. Sin embargo, algo en aquellos tristes ojos ambarinos había removido el corazón de Itachi y le había impulsado a correr detrás de la chica.

Al fin la divisó, sentada bajo un abeto y la cabeza gacha en una pose tan triste que Itachi pensó que posiblemente iba a hacer el mayor ridículo de su vida cuando le dirigiera la palabra. Aún así, reunió el coraje suficiente, armándose de valor y se acercó caminando despacio por el césped, hasta situarse al lado de Konan, mirándola desde su metro setenta y ocho centímetros de altura.

— ¿Estás bien? – fue lo más inteligente que se le ocurrió preguntar.

La chica levantó la cabeza para encontrarse con los ojos negros de Itachi, que la observaba seriamente. Sólo delataba su nerviosismo un levísimo temblor en la voz. Konan estaba sorprendida.

— ¿Qué haces aquí? – preguntó la muchacha. Tenía la voz dulce y profunda e Itachi se sonrojó sin saber exactamente por qué.

— Te he seguido… — explicó Itachi, sintiéndose idiota nada más pronunciar esas palabras – Me pareció que no estabas bien… Me pareció que llorabas…

La aclaración hizo sonreír a Konan. Era encantadora. Sin darse cuenta, Itachi le devolvió la sonrisa como un idiota. La chica apartó la vista, parecía abochornada, pero no contestó.

— ¿Me puedo sentar a tu lado? – preguntó el Uchiha.

— Bueno… — la muchacha se hizo a un lado, dejando un hueco a Itachi para que apoyara la espalda en el tronco del árbol.

Ambos quedaron en silencio durante unos instantes.

— ¿Es tu primer día? – preguntó la chica — ¿No tienes clase?

— No… Me han transferido… Hasta mañana no tendré asignada un aula… — comentó Itachi.

— ¿Dónde estábas antes?— preguntó Konan con curiosidad.

— Eh… Bueno… — Itachi se rascó la cabeza visiblemente incómodo. No tenía ninguna intención de explicarle a esa chica que acababa de salir de la Residencia – Digamos que yo estudiaba en casa… Tengo una beca, ¿sabes?

— Ah… Como Sasuke… — dijo Konan sonriendo – Así que los hermanos Uchiha son unos empollones…

— Hmpf… — Itachi agachó la cabeza y empezó a arrancar hierbecitas del suelo – Ese tipo… Pain, Nagato o cómo se llame… ¿Era tu novio?

La muchacha esbozó una triste sonrisa.

— Sí…

— ¿Cómo podías salir con un tipo así…? – le preguntó — ¿Sabes lo que le ha estado haciendo a mi hermano…?

La chica agachó la cabeza, abochornada.

— Lo siento mucho… — dijo – Yo no sabía qué era lo que le estaban haciendo, hasta hace poco… Cuando planearon lo de la fiesta de Tayuya…

— ¿Qué pensaban hacerle…? – preguntó Itachi — ¿Tú lo sabes verdad?

La chica se quedó callada y abochornada, bajó la cabeza.

— Yo no estaba de acuerdo… — Konan miró a Itachi a los ojos. El muchacho sintió estremecerse hasta la última célula de su cuerpo – Créeme… Me enfadé muchísimo cuando Sasori nos lo contó, a mí, a Nagato, a Tobi… Tuve una pelea horrible con Nagato por eso mismo…

— ¿Te peleaste con tu novio por mi hermano? – preguntó Itachi. No sabía por qué, pero esa idea le resultaba gratificante.

— No exactamente por tu hermano… – sonrió ella – Sino por lo que pensaban hacerle… Nagato aseguró que sólo era una broma, pero a mí no me lo parecía… Y entonces me dijo que yo era igual que Karin, una mojigata y una estrecha…

— Ese tío es un subnormal… — dijo Itachi sin contenerse.

— Está completamente dominado por Sasori… — gimió Konan – No lo entiendo, antes no era así… Siempre se había dejado llevar por el pelirrojo, pero este verano ha sido demasiado…

— ¿Ah sí?

— Sí, yo me fui de vacaciones con Karin y Tayuya – sonrió tristemente al ver la ceja enarcada de Itachi al oír el nombre de la pelirroja.

— Menuda zorra… — susurró Itachi.

— Sí, pero yo entonces no lo sabía… Y Karin tampoco… — dijo la chica dolida – Me refiero a que no sabíamos lo que Tayuya es capaz de hacer… No te puedes imaginar hasta donde ha llegado…

— Me hago una idea… — dijo Itachi recordando el episodio del coche que le había contado Sasuke.

— Por lo visto Nagato y ella ya estaban liados desde antes del verano…

— Buf… Qué mal… — Itachi se dijo que era un mal nacido por alegrarse internamente de que Konan hubiera mandado al carajo a ese sujeto.

— Cuando volvimos de las vacaciones, él siempre me esquivaba, no quería estar conmigo a solas y las pocas veces que estábamos juntos, sólo íbamos al cine… — Konan intentaba no sollozar.

— Para no tener que hablar y enfrentarse contigo, supongo… — dijo Itachi mirando de reojo a la muchacha – A ese tipo se lo comía la culpa…

— No sé… Ya no sé qué pensar… — dijo ella muy bajito y añadió — Y la semana pasada, después de que se enfadara tanto conmigo cuando le reñí por lo de Sasuke…

— ¿Sí? – preguntó Itachi amablemente.

— Deidara me llamó y me dijo que… Bueno, que había quedado con Pain en su casa, que le había dico que también quería reconciliarse conmigo… — un lagrimón surcó la mejilla de la chica, Itachi estuvo tentado de limpiárselo con el dedo, pero se contuvo.

— Ese tal Deidara… ¿no estaba en la puerta, verdad? – preguntó el Uchiha.

— No, él no estaba… — dijo Konan — Supongo que Deidei también está harto. Creo que Deidara sabía o sospechaba que Nagato y ella… Bueno… Que estaban liados… Y quiso que yo también lo supiera… Deidei está enamorado de Tayuya desde que tenían seis o siete años ¿sabes?

— Aún así, no es una bonita manera de ponerte sobre aviso… — dijo Itachi.

— No, Deidara es muy bruto, pero en este caso se lo agradezco… — dijo Konan – La verdad es que no es mal tipo, pero es el mejor amigo de Sasori y siempre quiere imitarle en todo… Y como ama locamente a Tayuya…

— No tiene personalidad… — dijo Itachi.

— Lo ha pasado mal, Deidei, digo… Sus padres murieron en una explosión hace un par de años… — explicó Konan – Eran socios del laboratorio del padre de Tayuya y Sasori, el biólogo ese tan famoso… Orochimaru Suna… ¿sabes quién es?

Itachi se estremeció. Orochimaru Suna… Otra vez…

— No mucho… — musitó.

— Sí… Es toda una eminencia por sus avances en ingeniería genética… Escribió un tratado que es famoso en medio mundo…

— ¿Ah sí..? – preguntó Itachi — ¿Un tratado de ingeniería genética…?

— Sí… Mi padre es neurocirujano y le conoce… Dice que es muy inteligente y muy rico… Por lo visto supo mover los hilos y colocar su tratado en el mercado americano…

— ¿Ah, sí…? – Itachi no entendía por qué empezaba a sentir una extraña angustia en la boca del estómago.

— Sí… Al parecer, Orochimaru Suna vendió los derechos del libro a una editorial californiana, el dueño se ha hecho multimillonario.

Itachi estaba muy pálido. Una idea estaba cobrando forma en su cabeza y le estaba oprimiendo el pecho. Aún así se obligó a sonreírle a la chica que ahora le observaba con curiosidad.

— Oh… No quiero aburrirte con mi triste vida amorosa… — dijo Konan.

Itachi se tuvo que aclarar la garganta para continuar hablando, se le había pegado la lengua al paladar.

— No me aburres… Pero antes de seguir explicándome tu vida amorosa – el chico sonrió – Explícame qué iban a hacerle a mi hermano pequeño en la fiesta…

— Oh… Eso… — la chica observó un momento a Itachi, para segundos después, retirar la mirada, abochornada – Bueno… Fue cosa de Sasori al enterarse de que a tu hermano le gustaba Tayuya… Después ella simplemente se unió a la fiesta

— ¿Y qué era lo que iban a hacerle…? – Itachi sonrió a la chica – Cuéntamelo, sé que tú no has tenido nada que ver…

Konan empezó a hablar visiblemente trastornada.

— Tayuya tenía que invitarle a su fiesta, fingiendo que se sentía atraída por tu hermano, aprovechándose de sus sentimientos y de que él… Bueno… Aprovechándose de que él es bastante inexperto en cuanto a chicas se refiere…

— Hmpf…

— Entonces… Durante dos semanas, Tayuya tenía que hacerse pasar por su novia, creándole expectativas. Finalmente en la fiesta… Tayuya debía atraerle hacia el sótano de su casa…

— ¿Y…? – a Itachi se le marcaba la vena de la sien, la rabia empezó a crecer en su interior.

— Tayuya le… Bueno, Tayuya conseguiría de alguna forma que Sasuke se quitara la ropa… En ese momento, Nagato y los demás tenían que entrar en el sótano… La idea era atarle y obligarle a beber una botella entera de wisky, amordazarle con trapos empapados en Vozdca y sacarle a pasear a los pisos de arriba… Completamente desnudo y borracho… Para acabar tirándole a la piscina…

— Qué risa…— ironizó Itachi mirando fijamente a la muchacha.

— Sí… Pero lo peor no es eso… — murmuró Konan.

— ¿Aún hay algo peor…? – preguntó el Uchiha ardiendo de rabia.

— Sí… — Konan agachó más aún la cabeza – Ellos… Pensaban grabarlo todo en video y hacerle fotos, desde el momento en que tu hermano y Tayuya entraran en el sótano hasta que al final, le tiraran a la piscina… Después, colgarían las fotos por todo el instituto y el video en "You Tube"…

— ¡Qué mamones! – exclamó Itachi.

— ¡Yo quise pararlo! ¡Pero solo conseguí que Nagato se enfadara conmigo! – sollozó Konan – Yo nunca aprobaría algo así… ¡Es horrible, es cruel!

Itachi miró a la chica.

— Konan… Esta tarde a las cuatro, Tsunade Senju, Moira Yamanaka, el alcalde Hiashi Hyüga y el resto de padres de los amigos de Sakura Haruno van a hablar con el Director de este centro con respecto al comportamiento de Sasori y de los demás… Yo también iré, porque el sábado fui testigo de cómo destrozaban mi hogar y cómo tu ex novio le pegaba una paliza a mi hermano en el jardín de mi casa, mientras otros dos energúmenos le sujetaban…

Konan se llevó las manos a la boca, horrorizada. Nunca pensó que Nagato llegaría tan lejos.

— Tienes que acompañarme y contarle todo ésto que me has explicado al Director… Sé que se avecina una tormenta, pero tienes que venir.

— Claro que sí… — dijo la muchacha inmediatamente – Hay que pararles los pies, esto es demasiado.

— Bien… — sonrió Itachi – Creo que va siendo hora de que me vaya… Ya te he molestado bastante por hoy… Supongo que querrás estar sola… Nos veremos despu…

— No… — interrumpió Konan.

— ¿No? – Itachi, que se había puesto en pie, la miró desde su altura, sorprendido.

— No… — la muchacha habló tan bajito que casi no se le oía – No te vayas… No quiero estar sola y no quiero ir a clase… Y tú pareces majo…

— Oh… — el Uchiha se sintió enrojecer quizá por primera vez en su vida – Em… Esto… ¿Me quedo?

— Sí… — la chica soltó una risilla al ver el color grana que había adquirido la cara de Itachi – Por favor…

El hermano de Sasuke era realmente guapo, pensaba Konan, del tipo de chicos que tienen un club de fans, que levantan pasiones y… que jamás se fijarían en ella… Pero ahí estaba, sonrojándose como un colegial, porque ella le había dicho que se quedara. Esos Uchiha eran de lo más sorprendente.

Konan esperó a que Itachi volviera a sentarse junto a ella y preguntar.

— ¿Cuántos años tienes?

— En junio cumpliré dieciocho… — respondió el chico con la voz estrangulada.

Konan, muy divertida y sorprendida, observó cómo el muchacho no podía mirarla a los ojos, su cara ardía tanto que ella podía sentir el calor que desprendía. Tenía hasta las orejas enrojecidas. Empezó a arrancar hierbecitas del suelo para disimular.

— ¿Y tú…?

— Yo cumpliré dieciocho en agosto… — repuso ella observando detenidamente la curva de la oreja del Uchiha donde mechones de fino pelo negro caracoleaban en su mejilla, acariciándole la piel. Él la miró sonriente y ella apartó la vista.

Le era más fácil mirarle cuando él no la miraba.

— ¿Iremos a la misma clase…? – preguntó Itachi y sin pensarlo mucho añadió – Ojalá…

Konan soltó una risilla.

— Sí… Ojalá…

Se volvieron a mirar y al encontrarse sus ojos, apartaron la vista. A ambos les entró una risa tonta. Que se gustaban era tan evidente que no hacía falta decir absolutamente nada al respecto.

— Esto… ¿quieres que vayamos a dar una vuelta…?

— Sí… — respondió inmediatamente Konan

— Que conste que no quiero incitarte a perder clase… — comentó Itachi poniéndose en pie y tendiendo una mano hacia Konan.

— No importa – dijo ella aceptando la mano que le tendía el Uchiha y poniéndose de pie – Soy de las empollonas, así que no pasará nada porque falte un día… ¿Dónde vamos?

Itachi se quedó mudo. No tenía ni idea de a dónde ir con la chica. Hacía tanto tiempo que no salía de la Residencia que se había desconectado de la vida social de Konoha.

— Esto… No sé... Yo no salgo mucho… — dijo Itachi sintiendo que volvía a sonrojarse – No sé dónde ir…

— Entonces vayamos al parque Central… — propuso Konan – Está bie y podremos tumbarnos en el césped… Aquí nos ve todo el mundo.

— ¿No quieres que te vean conmigo? – preguntó Itachi en broma.

— Eh… La verdad es que quiero que todos me vean contigo… — rió la chica –Para que se mueran de envidia…

— ¿Por qué? – preguntó Itachi sonriendo inocentemente.

— Eh… — esta vez fue Konan la que se sonrojó – Porque eres realmente guapo…

Itachi rió como un idiota y se rascó la cabeza bastante avergonzado.

— ¿Tú crees…? – eso fue lo único que se le ocurrió preguntar.

— Sí… — Konan nunca había sido tan atrevida, pero aquel chico era realmente guapo y le gustaba. Le gustaba mucho. Quería conocerle a toda costa — ¿Vamos…?

— ¡Eh! ¡Sí, sí, claro…!

Itachi empezó a caminar de espaldas, mirando cómo la chica recogía su mochila y sus carpetas del suelo. Tenía un bonito trasero. El día estaba mejorando por momentos.

Mientras Itachi alcanzaba a Konan en el jardín, Sasuke corría en pos de Sakura por el pasillo del Instituto, alcanzándola a punto de entrar en el aula.

— Sakura… — jadeó el chico – ¡Espera…!

Ella se detuvo, volviéndose hacia el muchacho con una sonrisa pintada en el rostro.

— Has estado genial… — le dijo — Le has plantado cara a Sasori…

— Hmpf… No quiero n—ni que te mire… — dijo el chico frunciendo el ceño – Ese tío es un p—psicópata…

— No seas celoso… — bromeó la chica poniéndose de puntillas dándole un beso en la mejilla, después se giró hacia la puerta de la clase dispuesta a entrar – Vamos… Haz que todos se caigan de culo al verte…

Pero Sasuke la retuvo por la mano y la obligó a mirarle.

— Sakura, en serio… Ese tío es peligroso, está enfermo, aléjate de él… — Sasuke la abrazó con fuerza – No quiero q—que te haga daño.

— Sasuke… No va a pasarme nada – rió la chica acomodada en el pecho del Uchiha

— P—prométemelo… — murmuró Sasuke.

— ¿Qué quieres que te prometa? – preguntó la muchacha mimosa.

— Prométeme que si se te acerca, te alejarás d—de él…

— Lo prometo – Sakura reía encantada – Pero eres un exagerado… Además, esta tarde les espera una buena, así se calmarán…

— Sakura, n—no estoy de broma… Se avecina una tormenta… — el chico estaba muy serio – Ya viste lo que hicieron en mi casa… Y él te miraba de esa forma…

— ¿Qué forma? – rió Sakura.

— De esa forma…— Sasuke la apartó para observarla fijamente — Como si fueras una presa…

La muchacha le sonrió dulcemente.

— Sasuke, te prometo que si Sasori viene hacia mí, correré tan rápido y me esconderé tan bien que no me encontrarás ni tú…

El muchacho la miró unos segundos más, la cogió por la nuca, atrayéndola hacia él y la besó. Fue un beso intenso y sentido, de la clase de besos que hacen estremecer el alma. Sakura creyó que se derretía allí mismo y su cuerpo reaccionó de una forma violentamente sensual, aferrándose a él como queriendo fusionarle y descargando electricidad hacia su bajo vientre.

Cuando Sasuke se separó, a la muchacha le temblaban las piernas, nunca había experimentado tanto deseo como hasta ese momento en que Sasuke la besó de esa forma.

— Me lo has p—prometido – le dijo el chico cogiéndola de la mano y entrando en clase. Sakura, conmocionada, apenas atinó a pronunciar palabra alguna y se dejó arrastrar por el muchacho al interior de la clase.

El bullicio de los alumnos de la clase de Segundo se acalló de golpe al entrar Sasuke Uchiha.

Al principio, los estudiantes no supieron quién era aquel guapísimo muchacho que se introdujo en clase con paso firme, agarrando de la mano a Sakura Haruno, pero cuando Karin, que estaba sentada sola en las mesas delanteras, gritó "¡Sasuke!" llevándose la mano a la boca, el estallido de murmullos fue colosal.

Algunos chicos se había quedado con la boca abierta y las pocas chicas que había, soltaban risitas con picardía y lanzando furtivas miradas al compañero al que dos días antes habían estigmatizado por su apariencia. Sasuke se sonrojó considerablemtne al sentir aquellas miradas sobre su cogote, pero no quería mostrarse apocado delante de Sakura nunca más, así que continuó su camino hacia su pupitre con la muchacha aún de la mano.

Ella le soltó suavemente al llegar a su sitio, sentándose en la silla y volviendo medio cuerpo hacia él, que también había tomado asiento detrás y fingía rebuscar en su mochila sus libretas y algún bolígrafo.

— Sasuke… — susurró de pronto la muchacha en un murmullo.

— ¿Q—qué? – preguntó el chico.

— ¿Tú no tenías Historia del Arte esta mañana? – Sakura sonrió cuando el Uchiha la miró de repente, sorprendido, sonrojándose hasta las cejas – Aquí hay Biología…

— ¡S—sí…! Con todo el lío… ¡M—me he equivocado de clase…! C—con razón había tan poca gente… — el chico se puso de pie rápidamente consiguiendo que muchas compañeras soltaran más risitas picaronas al mirarle.

— Bien, pues nos vemos después en la clase de Kakashi sensei… — rió Sakura al verle tan abochornado, y es que Sasuke, atolondrado y metepatas, era como le gustaba.

— S—sí… Hasta luego… — Sasuke se rió de su propia estupidez y salió a toda prisa hacia la puerta – Te veo d—después…

Sakura rió al verle marchar. Rebuscó en su mochila, sacando los apuntes de Biología y el estuche de bolígrafos que usaba desde primaria, cuando una voz la interrumpió.

— Todo ha salido bien, ¿verdad Sakura?

Era Karin. La pelirroja la miraba alegremente desde sus gafas de diseño.

— Más o menos – Sakura sonrió encantada – Ya te lo contaré después… Te vas a partir de risa con lo que le pasó a Tayuya en la playa…

— ¿Al final fuisteis al Festival…? – preguntó la pelirroja sentándose encima de la mesa de Sakura.

— No… Bueno, sí… Algo así… Les dejamos plantados…

— Oh… — Karin estalló en carcajadas – Eres la reina…

— Fue idea de Sasuke, no mía… — rió Sakura – Pero luego te lo contamos si quieres, ven con nosotros a la cafetería, en el descanso.

— Está bien, lo haré… ¿Te importa que venga Konan? – preguntó Karin – No lo está pasando nada bien…

— Sí, en la puerta me ha parecido oír que ha roto con Nagato…— comentó la Haruno.

— Bueno… Es que… Tayuya se acostó con él y Konan les pilló "in fraganti"… — dijo.

— Oh… ¡Menuda zorra! – exclamó Sakura — ¿Pero a esta tía qué le pasa? ¿No puede dejar en paz a los chicos de las demás?

— Se ve que no… Antes no era así… — murmuró Karin – Bueno… Antes no era tan así… No sé qué le pasa…

— Una infancia difícil… — ironizó Sakura – Pues como se acerque a Sasuke, le voy a rapar el pelo al cero…

Karin rió.

— Por cierto, Sasuke está guapísimo… — dijo la chica – Madre mía, cuando ha entrado me he quedado de piedra… Hasta me ha entrado un sofoco y todo… ¿Quién lo iba a decir?

— Pues porque no has visto a su hermano… – rió Sakura.

— ¿Ah sí? Pues no veas como está el hermano entonces… Debe ser un dios…— siguió bromeando Karin — Habéis entrado cogidos de la mano ¿verdad? Sasuke y tú estáis…

— Sí… – Sakura soltó una risilla – Estamos saliendo juntos… Desde el sábado…

Karin esbozó una sonrisa que le iluminó el rostro.

— Me alegro… — y añadió en un susurro – Yo me he liado con Sui… Luego te lo cuento… Por cierto, ganó la competición…

— Oye, siéntate aquí, con nosotras y me lo cuentas… — le pidió Sakura – Ahora vendrá Ino también…

— ¿No te importa? – preguntó la pelirroja encantada.

— ¡Qué va! ¡Al contrario!

— ¿Y a Ino? – preguntó de nuevo Karin.

— ¿A Ino qué? – la rubia acababa de aparecer con su mochila al hombro y las mejillas aún sonrosadas por su encuentro con Shikamaru.

— Que a ti no te importa que Karin haga Biología con nosotras ¿verdad? – dijo Sakura risueña

— No… — Ino miró a Karin de arriba abajo – Claro que no, pero siempre y cuando no vuelvas con Tayuya y su panda de descerebrados…

Karin miró a Ino fijamente.

— De momento no tengo ninguna intención de volver con ellos, pero no descarto hacerlo si en un futuro Tayuya se disculpa y se comporta como una persona normal… ¿te parece bien?

— Me vale… — dijo Ino sonriendo levemente – Si a Sakura se le cruzaran los cables como se le han cruzado a Tayuya, supongo que la mandaría a paseo, pero también es cierto que la perdonaría si se disculpara…

— Hombre, gracias… — dijo Sakura bromeando – Bueno es saberlo…

La charla de las tres chicas fue interrumpida por la llegada de la profesora de Biología, Kurenai Sensei.

— Buenos días… — dijo la maestra – sentaos, que vamos a empezar la clase.

Las tres chicas se sentaron juntas, Ino y Sakura compartiendo pupitre y Karin detrás de ellas, en el sitio que habitualmente ocupaba Naruto.

Sakura se distrajo pensando en el Uchiha justo en el instante en que Kurenai sensei empezó a hablar.

"Ese beso…", suspiró Sakura para sus adentros, "ha sido el mejor de mi vida… Me ha hecho sentir cosas…"

Sintió un escalofrío al recordar la forma en la que Sasuke la había besado y como ella le había aferrado contra sí, tampoco pudo evitar estremecerse al acordarse de cómo se sentía el cuerpo del chico contra el suyo, cálido y duro. Volvió a experimentar la descarga eléctrica del deseo con tanta fuerza que casi le costaba respirar.

Sakura deseaba con toda su alma que llegara la hora siguiente.

Sin embargo, aún quedaban sesenta odiosos minutos para poder pasar la hora junto a Sasuke así que la chica, se obligó a prestar atención a la profesora y a apartar, por unos instantes, sus ardientes pensamientos.

Sasuke corría como alma que lleva el diablo hacia la clase de "Historia del Arte" que se encontraba en la tercera planta del edificio. Los pocos alumnos que quedaban por los pasillos se volvían a mirarle, sorprendidos. La verdad es que tenía mucho que agradecer a la madre de Ino.

Sasuke sonrió para sus adentros, en menos de una hora le habían mirado más chicas que en toda su vida y no podía negar que le gustaba esa sensación.

Llegó a la clase y entró. Gracias a los dioses, el profesor aún no había llegado. Igual que había pasado cuando entró en el aula con Sakura, los alumnos que se encontraban allí, enmudecieron al verle.

— Sa—sasuke… Estás guapísimo… — le dijo encantada una chica con el pelo castaño con la que Sasuke no había hablado jamás – ¿Pero qué te has hecho…?

— Hmpf… — el muchacho enrojeció y al divisar a Naruto y a Sai y se dirigió hacia ellos – Ho—hola..

— ¿Dónde estabas tío? – berreó Naruto – Ahora le estaba diciendo a Sai que si tardabas diez minutos más salía a buscarte… Creía que esos tipos te habían agarrado otra vez…

— No… M—me equivoqué de clase… — Sasuke sonrió disculpándose – Me m—metí en la clase con Sakura…

— Je… — Naruto sonrió – El amor te hace más tonto de lo que eres…

— Hmpf…

— Te lo has tomado muy bien para ser tan protector con tu prima… — dijo Sai

— ¿El qué…? – preguntó Naruto con aire despistado.

— El que Sasuke y ella… Ya sabes… Estén saliendo…

— Bueno, es que Sasuke es mi tipo… — bromeó el rubio Naruto.

— Hmpf…

— Además, a Sakura le gusta mucho– rió Naruto – Así que poco tengo que decir…

— ¿Y si le gustara Sasori? – preguntó Sai.

— Entonces mi prima tendría un enorme problema conmigo…

— N—no habléis como si yo n—no estuviera delante – dijo Sasuke medio enfadado – A ella jamás le g—gustará ese psicópata…

— Oh… Perdón – dijo Sai y añadió con malicia – Pero nunca digas nunca...

— Hmpf… — fue todo lo que dijo Sasuke.

— Por cierto Sai, ahora que dices eso… ¿te has dado por vencido con Ino? – la pregunta de Naruto fue directa y a bocajarro, Sai se puso aún más pálido de lo que era, si eso era posible.

— No me queda otro remedio – dijo Sai y reconoció – No me hace ni puñetero caso…

— N—nunca digas n—nunca… — bromeó Sasuke haciendo que Naruto soltara una carcajada.

— ¿Has visto cómo mira a tu hermano? – preguntó Sai al Uchiha – Se le salen los ojos de las órbitas cada vez que le mira…

— Es q—que mi hermano suele causar ese efecto en algunas t—tías… — dijo Sasuke riendo.

— ¿En Sakura también? – preguntó Sai con mala leche.

Sasuke gruñó algo parecido a "gilipollas".

— Eo, venga… — rió Naruto – Hasta Hinata le ha echado una ojeada a tu hermano… No os enfadéis…

— Hmpf…

— Bah… — dijo Sai – A Ino no le intereso para nada…

— ¿Pero se lo has preguntado?

— ¿Para qué? – preguntó Sai cruzando los brazos y apoyando la cabeza encima – Para que me diga… "Sai, te quiero como amigo…" o "Sai… Eres como un hermano para mí…"

Sai imitó la voz aflautada de Ino haciendo reír a Sasuke y a Naruto.

— Oh peor aún… — dijo el chico — "Sai, eres muy simpático…"

Los chicos rieron otra vez.

— Uff... Esa duele… – dijo Naruto riendo – Pero aunque estés acojonado… Tienes que preguntárselo…

— ¿No hay otra manera menos bochornosa…? – preguntó Sai horrorizado.

— Dale c—celos… — propuso Sasuke recordando cómo Sakura se había puesto con lo de Tayuya.

— ¿Qué? – preguntó Sai.

— Sasuke, eres un genio… — dijo Naruto riendo.

— Q—que le des celos… — sonrió el Uchiha – Sakura se puso celosa c—con Ta—tayuya y así supe que yo le gustaba…

— ¿En serio? – preguntó Sai empezando a emocionarse — ¿Crees que funcionaría?

— P—pues no sé… — dijo Sasuke un poco amedrentado ante la cara de psicópata que estaba poniendo Sai – Yo tampoco lo hice a p—propósito…

— ¿Y con quién podrías darle celos? – Naruto se lo estaba pasando en grande.

— Ummm…. Esto… Con… — Sai se derrumbó otra vez sobre la mesa – Ni idea…

Sasuke y Naruto soltaron una carcajada justo en el momento en que el profesor de Historia del Arte, Aizen Sôusuke, entraba por la puerta.

Todos guardaron silencio inmediatamente porque aquel maestro tenía muy mala uva y no se cortaba un pelo en decapitar a cualquier alumno que se comportara de modo inadecuado.

— Luego hablamos… – susurró Sai. Los otros dos chicos asintieron divertidos.

— ¡Silencio! – gritó el maestro haciendo que a Sai se le erizara el pelo de la nuca — ¡Ni un ruido! ¡Hoy hablaremos de los pintores románticos!

Sasuke y Naruto empezaron a reírse como dos hienas cuando vieron a Sai poner los ojos en blanco, pero tuvieron que contenerse porque el maestro Aizen les estaba mirando con cara de pocos amigos.

— Si eso… Luego hablamos… Se avecina una tormenta… — volvió a susurrar Naruto.

o.O.o

Hiruzen Sarutobi era el Director del Instituto de Konoha.

Era un buen hombre que siempre se había caracterizado por su buena fe y por las ganas de ayudar a sus estudiantes. Casi nunca les castigaba. Siempre tenía una solución a un problema o una palabra amable por muy energúmeno que fuera el alumno.

Pero la situación que ahora se le planteaba en su despacho, por una marea de padres indignados, era muy grave y no podía dejarla pasar con buenas palabras. Para colmo de males, las personas que vociferaban en su oído, no eran unos cualquiera: las personas más influyentes de Konoha estaban en ese momento metidas entre las cuatro paredes que conformaban el pequeño mundo del Director Sarutobi.

— ¡Hiruzen! ¡Te pido! ¡No! ¡Te exijo que sanciones debidamente a esos energúmenos! – Tsunade Senju, estaba hecha una furia. Y no era para menos.

— ¡Tsunade! ¡Sólo son cosas de críos! ¡No exageres! – la voz rasposa de Orochimaru Suna se dejó oír por encima del barullo – Seguro que mi Sasori—chan sólo estaba bromeando… El problema es que ese niño tiene una personalidad débil…

— ¡Cómo te atreves! – berreó Tsunade en la cara de Orochimaru – ¡Cómo puedes justificar algo como lo que han hecho!

El Director suspiró. No le caía bien Orochimaru. Los hermanos Sasori y Tayuya Suna siempre habían causado problemas, pero habitualmente eran peleas tontas en las que como mucho, había insultos y algún revolcón por el suelo… Pero esto era distinto, esos chicos habían torturado sistemáticamente a Sasuke Uchiha, un alumno con circunstancias delicadas y especiales, hasta el punto de personarse en su casa y destrozarla. Las palabras "acoso escolar" y "vandalismo" se habían escuchado varias veces en menos de diez minutos. E Hiruzen estaba de acuerdo con el calificativo.

Aún así, antes de pronunciarse, quería escuchar a todas las partes implicadas.

— Está bien Tsunade… — dijo Hiruzen intentando calmar a la imponente mujerona – Pero entiende que tengo que oír a los niños antes de tomar una decisión…

— Yo entiendo todo lo que quieras… Pero estoy preocupada… ¿Cómo es posible que se haya dado una situación como ésta en este centro…? – bramaba Tsunade

— Oh… Dioses… — bufó Orochimaru Suna, siendo secundado por la madre de Deidara, una actriz de cine inglesa llamada Bellatrix, de la que el chico había heredado su pelo rubio y ojos azules – Ni que hubieran matado a alguien…

— ¿Es que ningún profesor se ha dado cuenta? – la voz del Alcalde de Konoha, Hiashi Hyüga, se dejó oír por encima del murmullo de las voces de los demás padres – Por todos los dioses Hiruzen, mis niñas, mi sobrino… Los niños de todos nosotros estudian aquí… ¡Si algo les pasara a mis hijos…!

— Por favor, Hiashi… No saques las cosas de quicio… No hagas como Tsunade… — gritó Akira Rinnegan, el padre de Nagato – Sólo son niños, rivales, los chicos hacen cosas así… Tú y yo también nos peleábamos cuando teníamos su edad.

— No es lo mismo Akira, lo nuestro era simple rivalidad… – replico el Alcalde y padre de Hinata — Tu hijo es problemático.

— Así que más vale que te calles… – dijo con voz gélida el padre de Shikamaru.

— ¡Tú a mí no me mandas callar…! – vociferó Akira – ¡Esto es un ultraje!

— Todos te apreciamos Hiruzen… — dijo la madre de Ino ignorando al padre de Nagato — Pero si algo les pasara a nuestros niños, no nos cortaríamos un pelo en denunciar al centro como garante de su seguridad…

— Bien dicho Moira… — asintió la Señora Akimichi que pocas veces se metía en nada, excepto si le tocaban a su Chôji o a "sus" niños.

El murmullo de padres volvió a elevarse hasta convertirse en un griterío insoportable que se escuchaba a través de la puerta.

En el pasillo, junto al despacho del Director esperaban sentados en un banco, Sasuke, Itachi, Sakura, Hinata, Naruto y los demás chicos… Esperaban a que les llamaran.

Sasori, Tayuya, Deidara y el resto de la "Hermandad", se apoyaban en la pared de enfrente. La mayoría de ellos, visiblemente nerviosos, en especial Nagato, que miraba con furia a Itachi.

Deidara, sumido en sus pensamientos, visiblemente molesto, parecía ajeno a todo el jaleo que se había formado. Sin embargo, Sasori y Tayuya, observaban burlones a Sasuke. No le quitaban los ojos de encima. El pelirrojo no se había acercado a él, pero estaba claro que pretendía intimidarle con la mirada. No parecía importarles que su padre estuviera dentro, en el despacho del Director, escuchando todas las barrabasadas que habían ideado contra el Uchiha.

Sasuke, por su parte, agarraba con fuerza la mano de Sakura. Tenía los labios apretados en una fina línea y los ojos brillantes. La chica del pelo rosa estaba inquieta. No le gustaba ver a Sasuke nervioso. No sabía qué decirle y se limitaba a observarle.

Ino se apoyaba contra el respaldo del banco, mirando de reojo a Sai, que la ignoraba olímpicamente mientras, sentado en el suelo, dibujaba algo en un cuaderno, la rubia no atinaba a ver qué era, pero le pareció que dibujaba un corazón. Le molestaba la indiferencia del chico y eso le sorprendía.

— Sasuke… Todo va a salir bien… — le dijo Sakura suavemente. El chico la miró, pero apenas sonrió. No le hacía ninguna gracia tener que explicarle al Director lo que había tenido que soportar. Le daba la sensación de que estaba chivándose de algo.

Itachi, que le conocía bien, supo inmediatamente qué tipo de pensamientos poblaban la mente de su hermano y acudió en su ayuda.

— Sasuke… — dijo con aquella voz suave que hizo que Ino casi se cayera de culo al suelo – No te sientas mal… Lo que han hecho es muy grave. Tienes que denunciarles para que no les pase a otros chicos.

— Hmpf… — Sasuke miró a su hermano. Itachi le sonreía, seguro de sí mismo – Lo sé…

Una risilla pérfida hizo que Itachi se volviera hacia la pared dónde Sasori y Tayuya estaban apoyados.

La pelirroja sonreía con malicia.

— Quién iba a pensar que ese tuviera un hermano así…

— ¿Así cómo? – preguntó Itachi haciéndole frente.

— Tan sexy… — dijo dedicándole al Uchiha mayor una mirada de pura lascivia, para desviarla con malicia a fin de mirar a Deidara.

Itachi no pudo evitar una mueca de repugnancia, mientras que Deidara, se puso tenso.

"Estoy cansado de ésto…", pensó Deidei.

— ¿A ti te va todo, no? – preguntó de repente Sai a Tayuya – No le haces ascos a nada…

— ¿Quién eres tú…? – preguntó Tayuya insolente – Nunca te había visto… Aunque supongo que es normal olvidarte… Blanco, delgado y afeminado… Pareces un fantasma…

— ¡Oye pedazo de zorra! – gritó Ino sorprendiendo a todos – ¡A Sai ni le menciones…!

— Oooh…. – dijo Tayuya mirando a Ino – No sabía que estabas saliendo con "Casper"…

— ¡Imbécil! – gritó Ino — ¡Yo no estoy saliendo con "Cas…", con Sai! pero eso no quiere decir que tú puedas insultarle…

— Ya, claro… — rió Tayuya mirando con intención al chico – Mm… Ahora que lo dices… Sí que parece mono, sí… Blanco, delgado y afeminado, pero mono… — y murmurando para sí, pero lo suficientemente audible para todos y mirando nuevamente a Deidara, añadió – Igual le invito a salir…

Deidara bufó. Se estaba hartando. Una cosa era que Tayuya no sintiera nada por él y otra muy distinta que la pelirroja le hiciera trizas el corazón cada vez que podía.

— ¿Y quién te dice que voy a querer salir con la garrapata de un manatí? – preguntó Sai colérico – No eres para nada mi tipo…

— Oooh… ¿Entonces tu tipo es Ino? – preguntó Tayuya divertida sin inmutarse ante el insulto – He visto cómo la miras y cómo intentas ignorarla… Hacerte el interesante no es lo tuyo… Cas—per

Sai se sonrojó violentamente.

— Eh… — el chico se quedó cortado, en evidencia.

— Oooh…. Ya veo – rió Tayuya con malicia – He acertado… Así que tu tipo es "¿rubias con pelo teñido que no te hacen ni puto caso"?

— Es mejor eso que el de "teñidas de rojo que se cepillan a todo bicho viviente" – la voz de Konan se escuchó en el pasillo.

— Y que no llevan bragas… — añadió Karin que caminaba al lado de su amiga – Te lo has olvidado…

— Uy… Sí… — rió Konan.

— Vaya… — dijo Tayuya al verlas y dirigiéndose a Nagato añadió — ¿Qué hacen aquí la cornuda y la novia del Freaky Acuático…?

— Konan… — Pain sonrió, creyendo que la chica había acudido a apoyarles en la entrevista con el Director. Pero su sonrisa se le congeló en la cara cuando observó que su ex novia se dirigía hacia Itachi y le saludaba tímidamente.

— Hola Itachi… — dijo la dulce Konan, situándose al lado del Uchiha que la miraba encantado.

— Has venido… — comentó Itachi sonriente, aunque fuera una obviedad.

— Claro… Te dije que lo haría…

— Eo, que yo también estoy aquí… — resopló Karin y mirando a Sakura sonrió al observar cómo la chica del pelo rosa enlazaba su mano con la de Sasuke.

— ¿Y a qué coño habéis venido…? – Sasori habló por primera vez. No le gustaba un pelo el cariz que estaba tomando la situación.

Él había pensado toda una historia para intentar justificar el comportamiento que la "Hermandad" había tenido con el friki de Sasuke, pero si empezaban a existir filtraciones por parte de quiénes habían sido su propia gente….

Ni Konan ni Karin contestaron al pelirrojo, lo cual tuvo la virtud de enfurecerle.

— Si decís algo contra nosotros… — amenazó.

— ¿Qué? – Itachi fue quién contestó — ¿Qué harás tú, capullo engreído? ¿Vas a ordenar a tus matones que sujeten a dos chicas mientras tú les pegas? ¿O vas a ordenar a tus perros que destrocen sus casas como hiciste con la mía…?

Sasori no dijo nada. La verdad es que no se atrevía contra aquel Uchiha alto y guapo. Alguien que había pegado a Nagato, debía ser muy fuerte. El pelirrojo se limitó a sonreír de medio lado y bufar. Tampoco quería demostrar al Uchiha que estaba preocupado.

"Supongo que esas dos no se atreverán a explicarle nada al Director Sarutobi…", se dijo, "supongo que habrán venido sólo para fastidiar a mi hermana… De todas formas, pase lo que pase, mi padre no consentirá que nos castiguen…"

La mirada de suficiencia de Sasori se dirigió hacia Sasuke y Sakura, inflamándose automáticamente de rabia. Los dos estaban muy juntos, casi pegados como lapas. La chica agarraba la mano del Uchiha con fuerza, mirándole con adoración.

"Otra vez esa mirada…", Sasori hervía de ira, "No vuelvas a mirarle así…Te arrepentirás de esto, Sakura…"

Pero Sakura, ajena a los pensamientos de Sasori, mantenía su agarre, mientras que con la otra mano, le acariciaba el pelo. Sasuke, por el rabillo del ojo, percibía la mirada del pelirrojo como una masa informe de oscuridad y veneno. Se estremeció involuntariamente al imaginarse en qué estaba pensando el Suna.

— Sakura… — Sasuke habló en voz muy baja – No tienes p—por qué hacer esto si no q—quieres…

La chica rió con su risa cantarina.

— ¿Y la alternativa es…? – miró de reojo a Sasori – ¿Salir con el psicópata y dejar que él y sus coleguitas te usen de saco de entrenamiento…?

— No… — Sasuke rió – Ni de coña, pero no q—quiero que te metas en problemas… Ese tío… Está muy loco… Créeme… No está bien de la azotea… M—mira qué cara de maniático que p—pone…

— Sasuke, cállate… – le dijo Sakura sin mirar a Sasori, mientras se acercaba a los apetecibles labios del chico y se los besaba con dulzura – No pienso dejarte solo en esto…

Sasuke le devolvió el beso despacio, mientras sentía la mirada de Sasori clavada en su cara, así que de forma instintiva, el muchacho aferró posesivamente a la chica, atrayéndola hacia sí, profundizando el beso, pero manteniendo un ritmo lento y pausado que hizo que todas las células del cuerpo de Sakura se electrificaran, descargando adrenalina de cabeza a pies.

"Te deseo…", las palabras estuvieron a punto de escaparse de los labios de la muchacha, incluso sin tener una idea clara de qué significaban. Recordó dónde y con quién estaba y soltando un extraño gemido se separó de Sasuke, con la respiración agitada. Él la miraba con los ojos, los labios entreabiertos y las mejillas arreboladas. Se sentía tan bien cuando se besaban…

— ¿Por qué no os buscáis una cama…? – preguntó Tayuya con malicia, soltando una carcajada cuando observó el sonrojo de la Haruno y el Uchiha – Dioses… Qué patéticos sois… Os ponéis cachondos con un simple mal beso…

— ¡Cállate basura! – gritó Sasuke de repente, enfrentándose a Tayuya por primera vez — ¡No le llegas a Sakura ni a la suela del zapato!

— Ooh… — Tayuya no se amedrentaba y sonrió peligrosamente – No me llamabas basura el otro día en mi coche… Qué rápido me has olvidado… Es triste…

Sasuke se indignó.

— Lamento muchísimo lo del otro día…. – dijo con rabia – Ojalá no hubiera pasado nunca…

— ¿El qué? ¿Dejarme insatisfecha? – rió Tayuya – Oooh… No te preocupes… Pain se encargó de arreglarlo… ¿verdad?

— ¡Cállate! – fue Nagato quién gritó a la pelirroja. No hacía falta que cada vez que aparecía Konan, Tayuya se dedicara a recordarle que se habían acostado juntos.

— Oooh… Está bien, Pain, no te enfades… — y dirigiéndose a Konan añadió — Tampoco fue tan memorable, Konan…

— Que asco de mujer… — dijo Naruto interviniendo en la conversación por primera vez – Está enferma…

—¡Tú, tarado! ¡No te metas con mi hermana! – gritó Sasori.

— ¡Me meto con quién me sale del nabo! – gritó Naruto.

— ¡Imbécil, si no tienes!

— ¡Tarado! ¡Ya te gustaría a ti, verlo!

— ¡Silencio! – la secretaria del Director Sarutobi estaba en la puerta del despacho mirándoles echa una furia. Más valía no meterse con Tatsuki Arisawa ya que había sido campeona de kárate de Japón. Automáticamente, se hizo el silencio en el pasillo — ¡Sasuke Uchiha, pase…!

— ¿Puedo acompañarle? – preguntó Itachi.

— No. Sólo él – y al ver la expresión de susto de Sasuke su rostro se suavizó – Entraras más tarde… ¿de acuerdo?

Itachi asintió y sonrió a su hermano, quién aunque no quería demostrarlo, estaba realmente nervioso.

— Venga…. Tranquilo… Estamos aquí – dijo Sakura sonriente.

— Hmpf… — Sasuke miró por última vez a Itachi y sonrió levemente, antes de entrar en el Despacho del Director Sarutobi.

Lo primero que vio Sasuke al entrar fue la cara sonriente de Moira Yamanaka y de Tsunade Senju. Hubiera respirado aliviado si no fuera porque había más personas entre esas cuatro paredes y no todas le miraban con simpatía.

— Buenas tardes, Sasuke – la voz del amable director le llegó desde un extremo de la sala. Sasuke le sonrió tímidamente. Le caía bien aquel hombre que siempre se había sido amable con él, a su lado, en silencio y sin moverse, estaba Ebisu—sensei, su tutor – Siéntate aquí.

Si el Director Sarutobi se sorprendió al ver el cambio en el look del Uchiha, no lo demostró. Le señaló una silla enfrente de su escritorio y Sasuke tomó asiento de tal forma que todos los padres que estaban presentes quedaban a su espalda.

"Menos mal…", pensó el Uchiha tembloroso, "si tuviera que mirarles a la cara, me muero…"

— ¿Sabes por qué estamos aquí, verdad? – preguntó amablemente el Director Sarutobi.

— S—sí… — respondió el chico muy bajito.

— Bien… Entonces sabrás que las acusaciones que se han vertido contra Sasori, Tayuya, Deidara, Nagato y los demás chicos que se hacen llamar "La Hermandad del Amanecer" son muy graves y podrían costarles una expulsión.

A la espalda de Sasuke, alguien bufó. El Uchiha escuchó a Tsunade decir "¡cállate, Bellatrix!". Sasuke se aclaró la garganta antes de responder.

— S—sí…

— Bueno Sasuke, eres un buen estudiante y un buen chico por eso estoy convencido de que todo lo que nos vas a contar, será un fiel reflejo de la realidad – Sarutobi sonrió amablemente – Puedes empezar…

— Eh… — Sasuke sentía el corazón en la garganta y veinte pares de ojos pegados a su cogote. Hiperventilaba.

— Tranquilo, hijo… Empieza por el principio… ¿Cuándo fue la primera vez que te agredieron…?

— Eh…

— ¡Sarutobi! ¡Das por hecho que realmente le agredieron! – gritó el padre de Nagato — ¡Eso no es una forma muy imparcial de comenzar que digamos!

El resto de padres de los de la "Hermandad" asintieron en un murmullo que pronto se convirtió en un barullo infernal. Sasuke estaba muy asustado.

— ¡Cállense todos de una puñetera vez! – gritó de repente Ebisu—sensei, poniéndose de pie — ¡Están asustando al chico! ¡Compórtense como adultos que son y déjenle hablar! ¿Y Ustedes son las personalidades de Konoha? ¡Qué vergüenza! ¡Creo que no hace falta escuchar a Sasuke! ¡Si los padres son unos maleducados, qué se puede esperar de los hijos!

Los padres enmudecieron de golpe y el Director Sarutobi amagó una sonrisa. Cuando Ebisu se ponía borde, era temible.

— A ver, Sasuke, explícanos desde el principio, ¿qué te ha ocurrido? – Ebisu—sensei miró al Uchiha seriamente, pero con afecto.

Sasuke estaba nervioso y asustado, pero al mirar los ojos miopes de su profesor de lengua, supo que ni él ni el Director, ni Moira ni Tsunade dejarían que le amedrentasen.

Sin saber cómo empezó a hablar de la misma manera que lo hizo con Itachi en la Residencia, de la misma forma que lo hizo con Sakura en su habitación. Habló y habló, tartamudeando a trechos, explicando todo por lo que había tenido que pasar con aquéllos energúmenos. Sólo omitió, por vergüenza, los detalles del episodio en el coche de Tayuya, pero sí explicó que ella le había usado, fingiendo que le gustaba, para burlarse de él. Cuando llegó a esa parte, un bufido siseante y rasposo se escuchó detrás suyo. Pero Sasuke no le hizo caso, continuó la historia hasta acabar con lo que había pasado esa misma mañana, en la puerta del Instituto.

Cuando finalizó, un silencio tenso se había apoderado del despacho del Director Sarutobi, que estaba horrorizado. Se sentía culpable por haber dejado que esa situación se produjera en la escuela. No había dudado ni un instante en la versión del Uchiha y a juzgar por las caras que ponían la mayoría de padres, tampoco ellos.

Sasuke estaba acalorado, se sentía mal y débil, le daba la impresión de que era un acusica.

— Muy bien, Sasuke, lo has hecho muy bien… – el chico estaba pálido y tenso. Tenía ganas de irse, aunque sabía que faltaba lo peor – Ahora escucharemos a los demás. Por favor, Tatsuki haz pasar a Sasori Suna…

— … Y todo lo que hicimos, lo hicimos en broma y sin ánimo de ofender a Sasuke… Nosotros no sabíamos que él se lo estaba tomando tan mal… Lo lamento mucho… Si hubiéramos sabido que era tan sensible, jamás hubiéramos intentado hacernos sus amigos…

Sasori hablaba despacio, con la voz tomada, como si estuviera a punto de llorar. Le temblaban los labios y miraba al Director Sarutobi como si fuera un perro apaleado.

Era obvio que mentía… Por lo menos, para Hiruzen Sarutobi que llevaba varias décadas lidiando con jovencitos como él (o incluso peores) y estaba harto de ver actuaciones "estelares" como la que en ese momento estaba haciendo Sasori Suna. Desde su posición, observaba a Sasuke Uchiha, que guardaba silencio con la cabeza gacha y los puños apretados. Pálido como la cera y con una vena en la sien que amenazaba con salirse de su ubicación habitual, de lo mucho que le palpitaba. Era evidente que estaba más que indignado ante la sarta de patrañas que Sasori Suna soltaba por su boca.

Hiruzen Sarutobi suspiró. La siguiente pregunta era obvia.

— ¿También consideráis una broma destrozarle la casa a Sasuke Uchiha…? El Seguro del Hogar ha valorado daños por valor de 200.000 ryos.

Sasori tuvo la desfachatez de hacerse el sorprendido.

— ¡Yo no sé nada de eso…! ¡No tengo ni idea de qué está Usted hablando…! – su voz sonaba hipócrita.

— Tú diste la orden para que el resto de tus amigos destrozaran la casa de Sasuke… — Sarutobi—sensei habló con voz cansada. Estaba harto de ese chico.

— ¿Orden? – Sasori moduló la voz, fingiendo que se le atragantaban falsas lágrimas — ¿Ahora resulta que soy una especie de líder…?

Su actuación llegó a su punto más alto cuando se dirigió a Sasuke y exclamó.

— Sasuke… ¿¡tanto me odias!? ¿¡Yo qué te he hecho…!? – sollozó falsamente Sasori — ¡Siempre he querido ser amigo tuyo! ¡Igual que mi hermana…! ¡Si ella no te corresponde, no es motivo para que nos hagas daño de esta forma! ¡Asúmelo!

— ¿Insinúas que Sasuke se ha inventado todo esto porque está… Despechado…? – preguntó el Director hastiado.

— ¿Qué podría ser si no…? – la cara de Sasori mostraba un profundo (y falso) pesar.

— ¡Eso es mentira! – gritó Sasuke fuera de sí — ¡Está mintiendo! ¡Constantemente! ¡Yo tengo novia! ¡Tayuya no me interesa…!

— Pero Sasuke… Siempre te ha gustado mi hermana… — dijo Sasori sintiéndose triunfador al ver el color granate de Sasuke.

— ¡Es verdad que me gustaba Tayuya….! – murmuró avergonzado — ¡Pero ya no!

— Y ella… — continuó Sasori haciendo caso omiso del Uchiha, el pelirrojo se lo estaba pasando en grande abochornando a su compañero delante del Director y los padres de los demás — … Bueno, todos sabemos que Tayuya no siente lo mismo por ti…

— Yo salgo con Sakura… — balbuceó Sasuke – Ella es la chica que me gusta…

— ¡Sales con Sakura, porque te enteraste que yo iba a pedirle una cita…! ¡Te adelantaste para fastidiarme…!

— ¡Mentira! – gritó Sasuke fuera de sí — ¡Nada de lo que dices es cierto!

De repente una voz sibilante se escuchó a espaldas de los chicos…

— Sarutobi… Tienes delante de ti la prueba de que este crío miente… — el susurro de la voz de Orochimaru le recordó al Director a una serpiente arrastrándose por el suelo — Hemos tenido que aguantar la charla balbuceante de este niño durante más de media hora… Ha habido momentos en que ni siquiera le entendía cuando hablaba…

— ¡Orochimaru! – Tsunade se levantó de la silla y señaló al padre de Sasori – ¡No te atrevas a meterte con Sasuke por éso…!

— A eso me refiero Tsunade… — dijo Orochimaru esbozando una sonrisa de triunfo – Al dirigirse a Sasori no ha tartamudeado ni una sola vez… Está claro que este niño solo quiere llamar la atención… Y le ha cogido ojeriza a mi Saso—chan, y además, tiene celos de mi inocente niña… Es comprensible, dada su situación personal…. Pero no es tolerable…

— ¡Imbécil! – gritó Tsunade fuera de sí — ¡Sasuke tiene un trastorno de la comunicación provocado por un trauma! ¡A eso se le llama "tartamudeo psicogénico"! ¡Tú mejor que nadie de los que estamos aquí, deberías saberlo! ¡Y qué celos ni qué niño muerto! ¡Él está saliendo con mi sobrina!

— Um… — murmuró Orochimaru volviendo a guardar silencio.

— ¡Está bien! ¡Callaos los dos! – dijo Hiruzen Sarutobi. Le dolía la cabeza – Decidle a Tayuya Suna que pase…

La chica llegó contoneándose tanto que Hiruzen Sarutobi pensó que se iba a caer al suelo. El Director recordó las palabras de su padre, Orochimaru Suna.

"¿Inocente niña…?", pensó, "esta chica puede ser muchas cosas, pero inocente…"

La muchacha contó las mismas mentiras que su hermano, una por una, palabra por palabra. Las versiones coincidían demasiado como para no ponerlas en duda. Hiruzen estaba hasta las narices de aquéllos dos mozalbetes, pero lo de la chica ya pasaba de castaño a oscuro…

Justo cuando Tayuya se encontraba en lo mejor de su actuación, la puerta del despacho del Director Sarutobi se abrió.

Una mujer entró silenciosamente en la estancia. No era muy alta y cualquiera podría pensar que pasaría desapercibida, sino fuera por una hermosa melena pelirroja que enmarcaba un rostro renacentista. Sus ojos, eran grandes, castaños y profundos. Llevaba un traje chaqueta de seda de color negro y unos tacones de vértigo. Toda ella destilaba glamour y más de un padre de los que estaban entre las cuatro paredes de Sarutobi tuvo que apartar la vista para no clavarla con descaro en aquella preciosa mujer.

Sólo Orochimaru Suna, tenía los ojos abiertos como platos y miraba a la mujer como si hubiera visto un fantasma. Ella cruzó una fugaz mirada con él, le saludó con la cabeza y a continuación se desplazó hacia uno de los laterales de la habitación, colocándose al lado de Tsunade a la que saludó discretamente, con corrección.

La mujer se había deslizado por detrás de Sasori y de Tayuya, que enfrascados como estaban, la una relatando la historia y el otro, asintiendo a todo lo que decía su hermana, no se percataron de su presencia.

Tayuya, continuó narrando con voz temblorosa.

— … Y entonces le invité a mi fiesta y a comer… Me daba tanta pena que me ofrecí a llevarle a casa en coche… — la chica hizo una pausa dramática y su hermano aprovechó para rodearla por los hombros, consolándola — Cuando llegamos al claro del bosque, me dijo que parara el auto, que quería contarme algo. Yo no sospeché nada, así que paré y él…. ¡Se abalanzó sobre mí y me besó! Yo tenía tanto miedo que no sabía qué hacer, así que… Le devolví el beso… Y después…

Tayuya sollozó tan fuerte que sobresaltó a Ebisu sensei. Sasuke estaba muy pálido y tembloroso. La mujer pelirroja enarcó una ceja.

— Eso es mentira… No fue así como sucedió… — dijo el muchacho en un susurro.

— ¡Hiruzen…! – gritó Tsunade fuera de sí — ¿Cuánto tiempo vas a aguantar a esta niñata esa sarta de mentiras?

— ¡Deja hablar a mi niña! – soltó Orochimaru — ¡Lo está pasando muy mal!

— No tiene cara de estarlo pasando mal… — susurró la señora Akimichi.

— En absoluto… — dijo Hiashi Hyüga negando con la cabeza.

— ¿¡Cómo podéis seguir apoyando a ese degenerado!? – gritó Orochimaru — ¡Ayúdame Bellatrix!

Pero la madre de Deidara conocía lo suficiente a Tayuya como para saber que la chica mentía. Desde pequeña la había visto jugar con su hijo una y otra vez, en todos los sentidos y tantas veces, que dolía. Nunca había querido meterse, porque eran niños, pero ahora… Ese pobre chico... Hacerle quedar como un asaltante sexual era demasiado hasta para Tayuya…

— Hiruzen… — pidió la madre de Deidei con la voz trémula – Haz pasar a mi hijo… Que cuente su versión.

Tayuya sonrió triunfante. Deidara comía de la palma de su mano y sabía qué tenía que decir, así que el friki de Sasuke ya estaba perdido y hundido. Esbozó una terrible sonrisa disimulada por las manos que se llevaba en ese momento a la cara fingiendo sollozar. Sólo tres personas observaron esa sonrisa, tanto Sasuke como Sarutobi, que estaban horrorizados. Y la mujer pelirroja, que desde donde estaba también observó la mueca de la chica y había fruncido el ceño con desagrado.

Sarutobi miró a la guapa madre de Deidara. Era algo frívola, pero el Director estaba seguro de que no era mala persona. Asintió con la cabeza y dijo.

— Que pase Deidara… Y todos los demás también… Voy a acabar con esto de una vez…

— Pero Director, seremos demasiados… — susurró su secretaria alarmada.

—¡Pues nos apretamos! – gritó el viejo Sarutobi fuera de sí — ¡Ya estoy harto de esta historia!

Todos los padres se quedaron callados inmediatamente. La mayoría recordaban el mal genio del maestro de su época de estudiantes. Así que nadie dijo nada más.

o.O.o

Diez minutos más tarde, todos los chicos entraron en tropel en el despacho del Director. Se tuvieron que apretar, los unos contra los otros. Sakura saludó a su tía con la mano antes de dirigir la vista a Sasuke, que estaba pálido como la cera. Ni siquiera la miró. Itachi se acercó a su hermano y le sonrió, pasándole un brazo por los hombros. Por la cara que ponía, Sasuke no lo estaba pasando bien.

"Seguro que esos dos desgraciados han mentido como bellacos…", pensó el mayor de los Uchiha.

— Ya estamos aquí – susurró Itachi a Sasuke, que temblaba ligeramente.

— A ver… — Sarutobi estaba agotado – En esta historia existen dos versiones… Sasuke sostiene que tanto Sasori, como Nagato, Deidara y Tayuya se han pasado los últimos dos años burlándose de él y haciéndole perrerías. En cambio, Sasori y Tayuya dicen que eso no ha ocurrido, que sólo se trataba de bromas inocentes… Y Tayuya dice que Sasuke la asaltó en su coche…

Itachi y Naruto abrieron los ojos como platos, pero antes de que ninguno de los dos pudiera decir nada, Sakura se adelantó.

— ¡Mentira! – gritó Sakura — ¡Sasuke jamás haría algo así!

— ¿Estabas tú allí, Sakura? – preguntó Tayuya con malicia – Porque creo que no había nadie más en ese coche…

— ¿Por qué haces esto…? – preguntó la Haruno horrorizada — ¿Quieres destrozarle la vida? ¡Los dos queréis destrozarle la vida!

— Eso no es cierto, princesa… ¿Verdad chicos? — dijo Sasori dirigiéndose al resto de la "Hermandad" — ¿Deidei…?

Deidara, al sentirse aludido, levantó la mirada y la fijó en Tayuya. La chica le sonreía burlona. Era el tipo de mirada que Deidei estaba acostumbrado a observar en ella, de prepotencia, de suficiencia… Sabía que tenía poder sobre él…

— ¿Deidara…? – preguntó Sarutobi – Por favor… ¿Puedes darnos tu versión…?

Era su turno.

— Hijo… — el murmullo de la voz de su madre le llegó desde detrás. Deidara se dio la vuelta y se encontró con los bellos ojos azules de su progenitora – Di la verdad… Hazlo por ti, lo demás no importa…

Sasori frunció el ceño.

"Mierda de señora…", pensó.

Deidara miró a Sasuke que le observaba con los puños apretados y blanco como el papel. A saber qué animaladas había dicho Tayuya… Hacer pasar al Uchiha por un pervertido, no era gracioso… En realidad, nada de lo que le habían hecho lo era…

"Soy un imbécil", pensó, "siempre he querido agradar a Tayuya, que ella me reconociera, que se enamorara de mí… Me he convertido en un títere de su hermano… Y no he conseguido nada… Ella me desprecia por ser precisamente lo que ellos querían…"

Deidara De Iwagakure tomó una decisión.

"Adios… Esto va a ser la bomba…", se dijo suspirando.

— Sasuke… Dice la verdad… Tiene razón… Llevamos más de dos años haciéndole perrerías… — la voz de Deidara resonó alto y claro por el Despacho de Sarutobi. El chico, girándose hacia su madre le dijo – Perdóname mamá… He sido un imbécil.

La madre de Deidara se llevó una mano al corazón y la otra a la boca, horrorizada. Sin embargo, se recompuso enseguida. Apoyaría a su hijo. El resto de padres se encogieron, incómodos.

Deidei se reafirmó con una débil sonrisa y se dirigió a Sasuke.

— Lo siento… Lo siento de verdad… Yo… Sólo quería agradar a Tayuya… Quería que me considerara un tío guay… — el chico mantuvo la vista fija en el Uchiha – Soy un imbécil y espero que puedas perdonarme algún día…

Sasuke tenía los ojos abiertos como platos. No se esperaba algo así de su compañero.

— ¿Pero qué mierdas dices tío? – Sasori estaba fuera de sí – ¡Sabes perfectamente lo que tienes que contar…!

— ¿Ah… Es que lo tenías preparado? – preguntó rápidamente Sakura.

— ¿Qué coño haces disculpándote con ese freaky? – interrumpió Tayuya que estaba roja de rabia. La ira la había cegado, así que sólo un momento bastó para que la chica olvidara su papelón y un momento más bastó, para que su actuación quedara al descubierto — ¿Es que estás loco?

— Cállate… — dijo Deidara cansado – Deja de decir mentiras y mierdas… ¿Qué ganas con todo esto? Más bajo no puedes caer, Tayu… Sasuke nunca ha hecho daño a nadie, en toda su vida… Y menos a ti…. Eres ruin, vil y rastrera… Y estoy harto de intentar agradarte, estoy harto de que me hagas daño… No me lo merezco y tú mereces un escarmiento. A partir de ahora, búscate a otro al que manejar… Yo ya no estoy disponible para ti…

— ¡Deidei! – Tayuya estaba horrorizada, se había quedado pálida, sin sangre. De todas las personas que había en la habitación jamás se hubiera imaginado que sería Deidei, su eterno enamorado, quién la traicionaría – ¡No…!

— Director… – prosiguió el chico – Todo lo que le haya podido contar Sasuke es cierto y mucho más. Él es un buen tío que nunca se ha metido con nadie. Así que aceptaré cualquier castigo que me imponga

Y cruzándose de brazos, añadió:

— No tengo nada más que decir… — después de eso, Deidei se apoyó contra una pared y quedó en silencio. No se atrevía a mirar a su madre, pero estaba seguro de que la había decepcionado y eso le dolía.

— ¡Lo ha dicho porque está celoso! – gritó histérico Sasori quién aún no podía creerse que su mejor amigo le hubiera vendido de esa forma – Deidara siempre ha querido a Tayuya, desde pequeños y ella…

— Vaya… Eso es justo lo que has dicho antes de Sasuke… – apuntó Ebisu sensei burlón.

— ¡Pero esta vez es verdad! – gritó Sasori sin pensar, delatándose sin darse cuenta, y dirigiéndose al resto de sus compañeros añadió – Decídselo vosotros… ¡Pain…!

Pero Nagato miraba a Konan. La chica le observaba a su vez con una ceja enarcada. Era su última oportunidad con ella. Si mentía, no tendría ninguna posibilidad de, al menos, ser amigo de su ex novia… Ella caería en brazos de ese guapo Uchiha.

— Deidara tiene razón… – dijo finalmente, asustado y tembloroso – Sasuke lo ha pasado mal por nuestra culpa…

Konan le sonrió dándole ánimos. Itachi frunció el ceño. No le hizo ninguna gracia la mirada que la muchacha le había dirigido a su ex.

— Es cierto – la chica echó una mano al que fuera su novio – Director Sarutobi, yo me enteré hace poco de todo lo que le han hecho a Sasuke… Y se lo conté a su hermano, a Itachi…

— Y yo también…. Se lo conté a Sakura – dijo Karin ganándose una mirada de reproche de Tayuya – Y podemos asegurar que no era agradable…

Acto seguido, Konan comenzó a relatar lo que Sasori pensaba hacer a Sasuke en la fiesta de Tayuya. Algunos de los padres lanzaron murmullos horrorizados ante las explicaciones de la chica. Sasuke estaba pálido, sudoroso y avergonzado hasta la médula.

"Joder… De buena me he librado…", pensó. En ese momento, se sentía un completo freaky. Si Sakura no le hubiera avisado de lo que pensaban hacerle, hubiera sido su muerte social y emocional. Tenía ganas de llorar de rabia e impotencia, pero no lo hizo. No delante de Sakura. Nunca más.

Cuando Konan acabó su historia, miró a Itachi quién esbozaba una sonrisa de triunfo.

— Director, como hermano mayor de Sasuke, exijo que se castigue adecuadamente a estos impresentables… — pidió Itachi con voz educada.

— Bien… ¿Alguien más tiene algo que añadir? – preguntó el Director Sarutobi.

— ¡Está claro que esto es un complot para acabar con mis hijos! – gritó Orochimaru fuera de sí — ¿No me digáis que os habéis creído la sarta de memeces que han explicado estos niños? ¡Está claro que lo hacen por envidia! ¿No os dais cuenta que están celosos?

Itachi se giró para observar al portador de la voz. Miró fijamente a los ojos de Orochimaru Suna y se quedó petrificado. Su hermano sintió que Itachi empezó a temblar levemente, con los ojos fijos en aquel hombre. Quiso preguntarle qué le pasaba, pero la mujer pelirroja, que hasta ese momento había permanecido callada, empezó a gritar.

— ¡Basta Orochi! – la mujer se separó de Tsunade y en dos zancadas se planto delante de él – ¡Deja de hacer el ridículo! ¡Nuestros hijos son culpables!

— Elena… — susurró Orochimaru.

— ¡Mamá…! — Tayuya reparó por primera vez en la mujer, cuyos ojos brillaban con furia al observar a su ex marido — ¿¡Qué haces tú aquí!?

— Soy tu madre, te guste o no… Y me apuesto lo que quieras que después de ésto no te va a gustar… – la mujer miró a su hija con ojos de hielo — el Instituto me avisó… Estaba de vacaciones, así que he cogido el primer vuelo desde Hawaii y he venido… Y me alegro de haberlo hecho… Está claro que me necesitáis, sobre todo tú, Tayuya.

— Como si te importáramos algo… — dijo Sasori. Pero no pudo continuar, porque una sonora bofetada le cruzó la cara.

— Me avergüenzo de ti… — dijo su madre – Yo no te eduqué para que te convirtieras en una mala persona…

Sasori ardía de rabia. Jamás le habían abofeteado. Nunca. Esa era la primera vez en toda su vida que alguien le ponía la mano encima. Se sintió humillado, avergonzado y vejado por aquella mujer que le observaba con una mezcla de pena y repulsión. Y más aún, cuando se percató de que sus rivales se reían por lo bajo, contentos de que por fin, alguien le hubiera dado una buena hostia en toda la cara.

— Tú no me has educado… — Sasori escupió las palabras – Fue papá… ¡Tú te largaste y nos dejaste!

— Fue tu padre quién me impidió llevaros conmigo… Me dijo que si movía un solo dedo para solicitar vuestra guarda y custodia, no volvería a veros nunca más...

Sasori no la escuchaba. Miraba a su madre con odio.

— ¿Papá…? — Tayuya preguntó a su padre con un hilo de voz tan fino que por un momento reflejó la edad que tenía, solo quince años — ¿Es eso cierto…? ¿Mamá…?

La mujer miró a su hija. Orochimaru no contestó, se limitó a observar la escena con ojos vidriosos.

— Sí hija, es cierto… — y añadió – Pero se ha acabado, no voy a permitir que este hombre os estropee más la vida… Voy a luchar para que vengáis a vivir conmigo…

La muchacha abrió los ojos como platos. Siempre había creído que su madre les había abandonado como a cachorros de gato en la puerta de un convento. Se había resignado a verla sólo dos veces al año, por su cumpleaños y en Navidad.

— Mami… — murmuró.

— Yo no pienso ir contigo… — dijo Sasori con rabia – Eres una extraña para mí…

— Tú no tienes nada que decir sobre eso, jovencito… — dijo su madre.

— No te creas que te vas a llevar a mis hijos así de fácil… — dijo Orochimaru escupiendo las palabras.

— Creo que sí… Cuando me he enterado de lo que ha pasado, lo he puesto en manos de mis abogados… — dijo Elena – Algo que tenía que haber hecho hace mucho tiempo… No es la primera vez que Hiruzen nos llama por el comportamiento de los niños… Lo sabes…

— Elena… — dijo Sarutobi – Creo que este no es el lugar adecuado para esto…

— Tienes razón Hiruzen, como siempre… — la mujer sonrió. Entonces se dirigió a Sasuke. El Uchiha había observado toda la escena, atónito. Igual que su hermano, que seguía paralizado, como si hubiera visto a un fantasma.

— Lo lamento mucho, Sasuke… — dijo la mujer dulcemente – De verdad… En parte es culpa mía… No debí haber permitido a Orochi que criara a mis hijos. Se han convertido en personas malvadas…

— Mami… — Tayuya sollozó detrás de la mujer – Perdóname…

— Hija… No es a mí a quién tienes que pedir perdón… — dijo la mujer – Le has podido hacer mucho daño a este chico con tus falsas acusaciones… Eso es muy grave…

— Mami… — balbuceó la chica, quería agradar a su madre – Sasuke… Perdóname… Por favor…

— Hmpf… — Sasuke no estaba seguro de que Tayuya fuera sincera.

— Hija… Ahora no tienes que pedirle perdón, sino cuando realmente te des cuenta de lo que has hecho… — le reconvino su madre – Cuando lo hagas, te arrepentirás de verdad…

La mujer miró a su hija con cariño.

— Espérame fuera… ¡Sasori, tú también!

— ¡No me da la gana…! – gritó el pelirrojo — ¡Tú no eres nadie para decirme dónde tengo que estar!

— ¡Sasori, basta! – era Tayuya quién había gritado — ¡Vamos fuera y ya está…!

— ¡Esperad todos fuera! – gritó el maestro Sarutobi – Tengo que tomar una decisión… Sasuke, Itachi, quedaos un momento…

Antes de que todos desaparecieran por la puerta, Elena, la madre de los hermanos Suna, se giró hacia el pequeño de los Uchiha, sonriéndole con afecto.

— Sasuke… Eres igual que tu madre… Era una mujer guapísima… Estaría orgullosa de ti.

— ¿La conocía? – preguntó Itachi asombrado.

— Sí, claro… Y a tu padre… Tenía negocios con mi marido… Y con tu tío… ¿Cómo se llamaba…?

— Madara… — dijo Itachi tembloroso.

— Ah, sí… Madara… Es verdad… Iban a editar un libro o algo así… No lo recuerdo bien, hace bastante tiempo…

Itachi se quedó pálido nuevamente, el estómago se le estaba revolviendo por momentos. Elena salió del despacho dejando a los hermanos Uchiha, a Ebisu sensei y al Director Sarutobi detrás.

— Chicos… Lamento todo lo que ha ocurrido, este centro tendría que haber estado más atento… — suspiró el Director.

— No impo—porta Sensei… — dijo Sasuke.

— Comprenderéis que tengo que dar parte de todo esto a vuestro tutor legal, Madara Uchiha, ¿verdad? – preguntó el Director.

— ¿Es realmente necesario? – preguntó Itachi – No creo que haya que molestarle con este asunto…

— A él le importamos un pepino… — añadió Sasuke con sinceridad.

El Director se quedó callado unos instantes, después les miró con simpatía.

— En cualquier caso, es mi obligación informar al responsable de vuestra tutela…. Además Itachi… Hay que decirle que a partir de mañana, cursaras tu beca en este centro… Creo que no le has informado aún ¿me equivoco?

— Umf – refunfuñó el chico.

— Bien, como pensaba… Enviaré un telegrama esta misma tarde. Podéis iros a casa... Tengo que pensar qué castigo pongo a esos energúmenos.

Los dos chicos se miraron inquietos. No les gustaba tener que hablar con "tito" Madara, sin duda Kabuto, su ayudante, llamaría por teléfono hecho un basilisco.

— Sasuke – dijo el Director antes de que los dos hermanos salieran definitivamente de su despacho – Si vuelves a tener un problema con esos tipos… O de cualquier otra índole, quiero que sepas que estaré encantado de ayudarte. En este centro estamos muy orgullosos de ti.

— Gra—gracias Director… — susurró el Uchiha, colorado.

Los dos hermanos salieron al pasillo donde todos los demás les estaban esperando. Se encontraron con un panorama muy distinto al que se habían esperado.

Deidara estaba siendo reprendido por su madre. El rubio no se movía de donde estaba y con la cabeza gacha, el rostro contrito y colorado aguantaba el chaparrón. Sasuke hasta sintió pena por él. Nagato Rinnegan era ignorado por su padre quién, muy pálido, hablaba con Hiashi Hyüga. El alcalde intentaba ser amable con el que una vez fue su rival en el colegio, a fin de cuentas, Akira era un buen hombre y no se merecía la vergüenza que su hijo le había hecho pasar.

El resto de los padres de la hermandad, guardaban la compostura y las formas. Sasuke supuso que a Kisame, Tobi, Hidan, Zetsu y Kakuzu, se les caería el pelo al llegar a casa. No pudo evitar alegrarse.

Tayuya lloraba a moco tendido, esta vez de verdad, mientras su madre la reñía fuertemente, pero la mujer hablaba tan bajito que nadie oía lo que le estaba diciendo. La chica tenía los ojos rojos e hinchados y su aspecto era patético, nada que ver con la diosa explosiva que aparentaba ser.

Sasuke sonrió. Al final, alguien había puesto en su sitio a Tayuya.

… Pero Sasori y Orochimaru reían tranquilos, conversando animadamente entre ellos. Como si no hubiera pasado nada. De vez en cuando, lanzaban miradas cargadas de odio hacia los hermanos Uchiha, pero no se atrevían a acercarse. Sasuke supuso que era porque Tsunade, la Sra. Akimichi y Moira Yamanaka, como dos dobermans, montaban guardia cerca de sus niños.

Itachi miraba de reojo a Orochimaru, estaba pálido y sudoroso y le temblaban ligeramente las manos. Ni siquiera se percató de que Konan se le había acercado tímidamente con una sonrisa en los labios.

— Itachi… — saludó la chica — ¿Estás bien?

— Eh… — el Uchiha tardó unos instantes en apartar la vista de Orochimaru, después fijó su atención en la muchacha – Oh… Hola Konan, gracias por lo de antes…

— No ha sido nada… — la muchacha siguió con la vista al lugar hacia donde miraba Itachi – Sasori… Es incorregible… Pero con el padre que tiene, no me extraña… Le ríe todas las gracias… ¡Qué fuerte ha sido lo de su madre! ¿Verdad…?

— Sí… Mucho… — el chico contestó a regañadientes. No le había pasado desapercibida la anterior sonrisa que la chica le había dedicado a su ex novio. Fingió desinterés, miró a Ino y le dedicó una deslumbrante sonrisa que hizo que la rubia se sonrojara hasta las cejas.

— Itachi… — Konan le miró, un poco asustada, ante su repentina frialdad — ¿Querrás…? Um… ¿Querrás salir conmigo mañana por la tarde…? Podríamos ir al cine… O algo…

— ¿Por qué no vas con Nagato, Pain o como se llame…? Parece que os habéis reconciliado… — dijo Itachi, molesto, sin poderse contener.

Konan, le miró, sorprendida por unos instantes. Después se enfadó.

— Oye… Si no quieres salir conmigo, de acuerdo, pero no hace falta que seas grosero… — dijo dándose media vuelta – Nagato es historia… Lo que no quiere decir que no pueda mantener una relación cordial con él…

Itachi reaccionó rápidamente y la agarró por el brazo.

— Perdona… Estoy un poco alterado con todo ésto… Me encantaría salir contigo mañana…. — Itachi sonrió, un poco avergonzado ante su arranque.

— Bien… — Konan se sofocó al encontrarse con los ojos negros de Itachi mirándola fijamente – Te perdono…

Sasuke se acercó a su hermano, llevaba a Sakura cogida de la mano.

— ¿Tenemos que esperar, Itachi? – preguntó el chico – Sakura y yo queremos irnos de aquí…

— Creo que podemos largarnos – la voz de Naruto se escuchó a su espalda – Yo lo estoy deseando, el padre de Hinata no para de mirarme con esos ojos vidriosos y me estoy poniendo malo…

Sakura rió.

— ¿Por qué no te presentas ante Hiashi como es debido? – preguntó su prima – Igual te mira porque no te reconoce…

— O porque le reconoció a la primera… – soltó Sai que se había acercado, sin hacer caso a Ino que corría detrás como un perrillo – Por mí, larguémonos… Estoy harto de ver las caras de esa gentuza…

— ¿Por qué no vamos a Irichaku no Burguer? – propuso tímidamente Ino a Sai, pero este se limitó a mirar al frente, sin contestarle.

— Estaría bien… — Sakura acudió en ayuda de su amiga, que se había sonrojado al sentirse ignorada por Sai – Esperad, se lo voy a decir a mi tía…

En aquel momento, la puerta del despacho del Director se abrió y Sarutobi, seguido de Ebisu sensei, salieron al pasillo.

— ¿Todavía estáis aquí? – preguntó el Director, pero no esperó respuesta y continuó hablando – He tomado una decisión.

Se hizo un tenso silencio, se podía cortar el ambiente con un cuchillo. Nadie se movió de dónde estaba, todos expectantes.

— No ha sido fácil tomar esta decisión porque a mí no me gusta tener que aplicar sanciones extremas, pero este caso, claramente, ha rebasado los límites de la travesura y eso no es tolerable en un Instituto como éste.

— ¿Vas a comentar tu decisión delante de todo el mundo? – preguntó Orochimaru furioso – "Esos", no tienen por qué enterarse.

— ¡Cállate Orochi! – gritó Ebisu — Creo que, precisamente, son esos chicos quienes tienen que enterarse.

Orochimaru no dijo nada más y Sarutobi sensei continuó hablando.

— Deidara De Iwagakure, teniendo en cuenta tus palabras de antes y que te has disculpado correctamente con Sasuke Uchiha, solo serás expulsado una semana – el rubio asintió con la cabeza – no se te abrirá expediente, sin embargo, cuando vuelvas deberás quedarte hasta final de curso a limpiar las aulas ¿entendido?

— Sí, sensei…

— Bien.

— Tayuya Suna, lo mismo va para ti… Expulsada una semana. Cuando vuelvas, ayudarás a Deidara a limpiar las clases hasta final de curso. Y como castigo adicional, este año no serás elegida capitana del equipo de "cheerleaders". Hasta que no te reformes, no eres un buen ejemplo para las niñas más pequeñas. En tu lugar se nombrará a Ino Yamanaka. Ella decidirá si quiere que seas su ayudante o no.

"Además, cada miércoles después de clase acudirás a charlas sobre educación sexual que la psicóloga Tsunade Senju, muy amablemente se ha brindado en impartir, de forma gratuita… Creo que lo necesitas…

Tayuya lloraba a moco tendido, abochornada hasta la médula, pero no protestó ni dijo nada. Sakura casi sintió lástima, sabía que Tayuya deseaba con toda su alma capitanear a las "cheerleaders". Se lo tenía merecido… Por zorra.

— Hidan, Kakuzu, Zetsu, Tobi, Kisame… Quedáis expulsados dos semanas del centro y del equipo de baloncesto… No jugaréis más en los "Leones de Konoha"…

— ¡Pero sensei! – gritó Zetsu horrorizado — ¡Mi beca para la Universidad depende del básquet!

— Ahora ya no… — dijo el maestro inflexible – Ahora depende de tus notas… Así que estudia…

— Pero maestro… — Zetsu se puso a llorar, buscando con la mirada a su madre, pero ésta no se dignó en observarle.

El resto de chicos murmuraron, igual de disgustados, pero no dijeron nada.

— Nagato Rinnegan… Tu caso es uno de los peores. Las vejaciones a las que has sometido a Sasuke pasan de castaño a oscuro, destrozaste su casa y además, le golpeaste… Quedas expulsado del centro tres semanas, igual que tus compañeros, tampoco jugarás más en el equipo de baloncesto y como tus notas dejan mucho que desear, te quedarás después de clase para hacer refuerzo todos los días de la semana. Yo mismo te supervisaré.

Nagato miró a Konan, quien al lado de Itachi, le observaba con tristeza. Pero no dijo nada.

— Y por último… Sasori Suna… Tu comportamiento ha sido absolutamente despreciable. No sólo has ideado y participado en todas las vejaciones de las que Sasuke ha sido objeto, sino que además, nos has mentido y has inducido a que tu hermana y los demás también lo hicieran.

"Quedas expulsado durante dos meses del centro, se te abrirá expediente del que se dará parte al Ministerio de Educación y deberás someterte a terapia con la psicóloga del centro, desde este momento hasta que se considere necesario…

— ¡No pienso ir! ¡Y una mierda! – gritó Sasori — ¡Yo no pienso ir a un loquero! ¡Que vaya el friki, que lo necesita más que yo!

— ¡Sasori! – gritó su madre — ¡Cállate!

— ¡No me da la gana! ¡Cállate tú, zorra! – el pelirrojo estaba fuera de sí.

— ¡Sasori! – gritó Tayuya horrorizada — ¡Es mamá! ¡No le hables así!

— ¡Le hablo como me da la puta gana! – el chico no controlaba para nada su ira. Orochimaru miraba la escena en silencio, sin decir nada, con los brazos cruzados. El resto de padres estaban escandalizados — ¡Y tú ahora haciéndole la pelota! ¡Mami! ¡Mami! ¡Mami! ¡Siempre con mami en la boca, Tayuya! ¿No te das cuenta que le importamos un carajo?

— ¡Sasori, no hables así! – gritó su madre, otra vez, pálida como la cera – Orochi, ¿qué mierdas le has metido al niño en la cabeza?

— El niño sólo dice la verdad… — eso fue lo único que comentó Orochimaru.

— ¡Basta Sasori! – Sarutobi sensei interviniendo – ¡Si continúas por ese camino, me veré obligado a expulsarte de forma indefinida…!

— ¡Y a mí qué coño me importa! ¡Podría comprar el Instituto si mi padre quisiera! – y dando dos zancadas se plantó delante de Sasuke — ¡Todo esto es culpa tuya, capullo!

El Uchiha no dijo nada, sólo le observó con los ojos afilados, en silencio.

— ¡Esto no acaba aquí! ¡Te arrepentirás toda tu vida de haberte enfrentado con un Suna! – gritó Sasori y acercándose más a Sasuke, susurró lleno de ira — ¡Te arrebataré lo que más quieres…! ¡Te quitaré a Sakura…! ¡Ya lo verás!

Sasuke dio dos pasos hacia él, quedando a su altura. Le observaba con ira, la sangre le rugía en los oídos y sentía que el corazón se le iba a salir del pecho.

— Si te acercas a ella, lo lamentarás, hijo de puta…

Sasuke susurró esas palabras de tal forma que por un momento, Sasori se quedó con los ojos abiertos, como si observara al Uchiha por primera vez.

— Ya veremos… — dijo finalmente.

— ¡Basta! – Itachi les separó — ¡Orochimaru—san! ¿Quiere hacer el favor de sujetar al psicópata de su hijo?

El aludido miró a Itachi, reparó por primera vez en él. Y sonrió de forma cruel.

— ¿Itachi Uchiha, verdad? – dijo arrastrando las palabras – Eres igual que tu padre… Esa misma mirada arrogante, su misma expresión… Deberían bajarte los humos, jovencito… Igual que a él…

Itachi palideció, igual que Sasuke.

— ¡Orochimaru! ¡Debo pedirte que abandones el centro! – vociferó el maestro Sarutobi fuera de sí — ¡Ya he tenido suficiente de todo esto!

— ¡Cállate viejo carcamal! – dijo Orochimaru – Claro que abandono el centro y me llevo a mis hijos… No volverán a pisar este Instituto…

— ¡No! – Tayuya gritó horrorizada — ¡Yo quiero quedarme aquí! ¡Mamá, ayúdame!

— Tayuya se quedará a estudiar aquí si ese es su deseo… — dijo Elena muy pálida – Y ya veremos si consigues sacar de aquí a Sasori… Queda en manos de mis abogados…

— ¿Tus abogados…? – rió Orochimaru despreciativo – Querrás decir los abogados de tu decrépito marido, Danzô Shimura…

— ¡Fuera de aquí o llamo a seguridad! – gritó Sarutobi.

Orochimaru sonrió por última vez y cogiendo a Sasori por los hombros, se alejó por el pasillo dignamente, sin siquiera mirar si su hija pequeña, Tayuya, le seguía o no. La pelirroja rompió en un llanto desconsolado, abrazándose a su madre de tal forma que Sakura esta vez, sí tuvo el impulso de correr a abrazarla también. No le extrañaba nada que Tayuya se hubiera comportado como lo había hecho, con un padre así de cabrón…

— Pobrecilla… — murmuró Ino.

— Sí… — Sakura asintió, alegrándose de tener la familia que tenía.

Una hora más tarde, los chicos estaban comiéndose una hamburguesa en el local de Irichaku. Naruto tragaba con ansia su "doble de carne con pepinillo", mientras que Sasuke no probaba bocado. Todos parloteaban sin cesar sobre lo que había pasado en el Despacho del Director.

— Sasuke… ¿Te encuentras bien? – preguntó Sakura preocupada.

— Quiero ir a casa… — murmuró el chico — ¿Podemos ir a casa, Saku?

Ella le miró unos segundos antes de contestar.

— Sí… Claro, le diré a Naruto que después lleve a tu hermano a mi casa ¿vale?

— Hmpf…

Cuando abandonaron el local entre bromas y risillas por parte de sus amigos, Sasuke respiró aliviado. Había sido un día terriblemente tenso y extraño.

— ¿Estás mejor? – preguntó Sakura.

— Sí… N—necesitaba salir de ahí… Quería quedarme a s—solas contigo… — dijo el muchacho sonriendo.

— Pues ya lo estás… — sonrió la Haruno.

Caminaron en silencio hasta el coche de la chica, aparcado a un par de calles de la hamburguesería.

— Sasuke… ¿Qué ocurre? – preguntó Sakura de repente, mirándole de reojo.

— S—sasori… — respondió él automáticamente – Me ha d—dicho que me quitará lo q—que más quiero…

— No le hagas caso, es un imbécil y un sub….

No le dio tiempo a acabar la frase, los brazos de Sasuke la rodeaban con furia y sus labios devoraron su boca con ansia. Sakura se dejó llevar, no le importó que estuvieran en medio de la calle. Sentía el cuerpo del Uchiha pegado al suyo, mientras la recorrían miles de descargas eléctricas.

Sasuke se separó de ella al cabo de varios minutos. Tenía los ojos entrecerrados por el deseo.

— Sakura… Si te hiciera daño… Yo…

— Te he dicho que no le hagas caso… — susurró Sakura, con la voz ronca – No pasará nada…

— Pero tú eres lo que más quiero… — murmuró el chico pegado a sus labios.

— ¿Yo…? – Sakura le miró con ojos brillantes de felicidad.

— Sakura, te quiero… — confesó el Uchiha – Me he enamorado de ti… Te amo...

— Sasuke…

— Te amo Sakura…

Sasuke la volvió a besar, esta vez más despacio, lentamente, con intensidad. Como si quisiera que ella viera a través suyo cuánto la quería, cuánto la necesitaba y cuánto la deseaba. Como si quisiera fusionarla con su propio ser. Cuando se separó de ella, la muchacha tenía los ojos cerrados, reteniendo en la memoria el toque suave de los cálidos labios del Uchiha.

— Te amo… — repitió Sasuke en su oído.

Ella se colgó de su cuello, abrazándole. Se sentía tan feliz que tenía ganas de llorar.

— Sasuke… Vamos a casa… — susurró Sakura contra el cuello del muchacho — Quiero estar contigo…

NA: continuará.