NA: Bueno, ya sé que no he acabado Oculto en el Corazón, (lo sé perfectamente y estoy en ello, no temáis.. XD), pero el otro día, Gaby Chanii me preguntó por esta historia que tenía pendiente de revisión y, como iba a postearla de todas formas en cuanto acabe Oculto, he pensado en colgar el primer capítulo para que por lo menos, tengáis un aperitivo.

La Escalera del Perdedor (vaya título más rebuscado, ahora que lo pienso… xD) la empecé a escribir en el año 2.010 y no la acabé, entre otras cosas, porque me dediqué en cuerpo y alma a Oculto. Si bien, no tenía muy claro cómo acabarla, básicamente porque lo que iba a ser una historia autoconclusiva se convirtió en un monstruo con vida propia… Lo cierto es que me quedé a dos capítulos de colgar el final, con la intención de escribir una segunda parte.

Ahora, con el final de Naruto Manga y el Gaiden, lo tengo más claro, así que empezaré por revisar lo que tengo escrito y modificar algunas partes que no me gustan, corrigiendo estilo y contenido y cuando lo acabe (no sé cuándo será eso) me dedicaré a escribir la secuela.

Sólo deciros, para quiénes no sepáis de qué va la Escalera, que es un AU (Univeruso Alternativo) de instituto y es totalmente OOC (Out Of Character), es decir, los personajes tienen el nombre de mi querido y a veces odiado Masashi Kishimoto y poco más. Sasuke está totalmente fuera de contexto (es un friki tímido y apocado), igual que los demás. El único que se salva un poco es Naruto que como siempre, tiene ese carácter chispeante y risueño y valiente que tanto me gusta.

En fin, el FIC está basado en hechos reales. Pasa cada día. El típico grupo de matones o matonas gilipollas que se creen mejores que los demás y con derecho a humillar, porque algún iluminado (habitualmente sus padres) les ha dicho que son la pera limonera, hasta que viene alguien a partirles la cara, no paran de molestar al personal.

Y en eso está el pobre Sasuke, inmerso en un infierno de acoso y con un tartamudeo más que molesto que le viene de …. Uy… Mejor me callo.

Para los que leísteis la historia antes de que la borrara de todos los sitios dónde la colgué: la he revisado, el tartamudeo de Sasuke está acortado, porque era un coñazo leerlo y no descarto alargar o acortar capítulos con respecto a su versión original así que, como siempre: leed, comentad, sugerid y criticad y no me pidáis "conti!" porque no sé cuándo podré colgar el siguiente.

Muchas gracias por la paciencia de leerme.

En el suelo

- ¡Apártate, freak!

El chico que había gritado aquel adjetivo en forma de insulto dio un fuerte empujón a otro de aspecto tímido y apocado que caminaba despacio, arrimado a la pared; parecía querer mimetizarse con el blanco del pasillo y era evidente que quería pasar desapercibido entre los muros del Instituto de Bachillerato y Enseñanza Secundaria de Konoha y la marea de adolescentes que pululaban en ese momento por sus pasillos.

El aludido cayó de culo en el suelo, como un pato mareado, en medio de una explosión de risotadas de todos cuántos se hallaban en el lugar. Nadie se dignó en ayudar al muchacho, nadie recogió sus hojas de papel cuando la carpeta que llevaba en la mano se abrió y esparció todos los folios a su alrededor, nadie recogió su mochila escolar que derrapó en el suelo a unos metros de donde él había caído, nadie le preguntó si se había hecho daño. Nadie hizo nada.

Sólo risas y miradas burlonas.

El chico se quedó un segundo sentado en el suelo, mirando entre alelado y sorprendido a través de sus enormes gafas de gruesos cristales, cómo los demás reían a su alrededor; después, se arrodilló rápidamente con la intención de recoger el contenido de su carpeta repartido por el suelo.

El gracioso que le había empujado, un guapo rubio que llevaba el pelo largo recogido en una coleta y tenía los ojos azul celeste más fríos que el hielo, se le acercó esbozando una sonrisa de suficiencia.

- ¡Eh! ¡Tú! ¡Rarito! - el rubio se acuclilló a su altura mientras le miraba burlón- ¿Te has hecho daño?

El muchacho no le contestó y siguió recogiendo sus hojas de papel sin levantar la cabeza del suelo. Presentía lo que se avecinaba, ya que no era la primera vez que el rubiales le trataba como si fuera escoria, así que se había encogido un poco sobre sí mismo, intentando poner distancia con el cuerpo del otro chico.

- ¡Eh! ¡Que te estoy hablando! ¿Te has hecho daño? - el gracioso levantó la cabeza, mirando a su alrededor, buscando la complicidad del corrillo de chicos y chicas que se habían acercado al olfatear el conflicto. Se escucharon algunas risitas femeninas y algún que otro comentario burlón hacia el caído, apelativos como "asocial", "nerd" o "lerdo" se usaron indistintamente para nombrarle.

- ¡Eh! ¡Friki! ¿Es que estás sordo?

El guapo rubio se acercó al pobre muchacho, que estaba metiendo las hojas de papel en su carpeta, ahora a toda velocidad, con la evidente intención de salir de allí deprisa. Sin embargo, el otro fue más rápido: se llevó el dedo índice a la boca y lo chupeteó, para después alargar una de sus manos con el dedo extendido, repasando la superficie de uno de los cristales de las gafas y dejando una marca babosa en el vidrio mientras que con la otra, le arrebató la carpeta.

El apocado chico se quedó inmóvil, totalmente quieto, y miró asustado al rubio desde detrás de las ahora sucias gafas.

- A ver cómo te lo digo para que me entiendas bien… - el graciosillo se rascó la cabeza simulando que pensaba mucho, con lo que consiguió que las risitas de algunas de las chicas que le rodeaban aumentaran.

A continuación empezó a hablar como si se dirigiera a un tonto, marcando mucho las sílabas.

- ¿Te-has-he-cho-da-ño-fri-ki?

El corrillo que rodeaba a ambos adolescentes guardó un silencio expectante, no era la primera vez que Deidara, se metía con el gafotas. Nadie sabía cómo acabaría aquel encuentro, pero sí sabían que de cualquier modo, se iban a divertir.

- ¡QUE SI TE HAS HECHO DAÑO, TIO! -berreó Deidara.

Risas.

- N-n-n-n-o -respondió el otro muchacho en un susurro.

Todos quienes presenciaron la escena estallaron en carcajadas.

Habían estado esperando el tartamudeo del de los lentes desde que Deidara le empujó a propósito y le hizo caer.

- N-n-n-n-no... -imitó el gracioso - ¿No puedes decir simplemente… No?

Las risas aumentaron en intensidad, haciendo que el chico de las gafas que miraba al suelo visiblemente humillado, temblara como una hoja.

- Es una pena… -dijo el gracioso levantándose y arrojándole la carpeta, mientras pisoteaba las hojas de papel que volvían a esparcirse por el suelo- Hubiera sido muy divertido oírte tartamudear un grito. Sería algo así como "¡A-y-a-y-a-y-a-y-a-y-a-y! ¡D-d-d-d-d-u-e-le!

Los del corrillo aplaudieron la ocurrencia con más risas, mientras que el otro chico completamente cohibido, intentaba sacar una hoja de papel de debajo del zapato del rubio. La hoja se rompió en dos haciendo que los presentes se rieran todavía más.

- ¡Basta ya, "Deidei"! -dijo de pronto una voz femenina a sus espaldas - ¡O llegaremos tarde al entrenamiento!

- ¡Oh, Tayuya! ¡Déjame! ¡Me estaba divirtiendo un poco! -Deidara se giró hacia una guapa chica de pelo rojo que le esperaba con los brazos en jarras en medio del pasillo.

- ¡Deidara! -gritó la chica- ¡Es el primer día de clase! ¡Tendrás todo el año para hacer amigos! ¡Vámonos!

- ¡Esta bien, está bien! ¡Ya voy, ya voy!

El rubio suspiró y se fue en pos de la chica, sin mirar atrás. El corrillo de cotillas se deshizo y cada cual volvió a sus quehaceres sin dirigir una mirada más al del suelo.

La muchacha nombrada como Tayuya miraba fastidiada a su amigo. Por su culpa llegarían tarde.

La impuntualidad no estaba bien vista en el grupo de cheerleaders del equipo de baloncesto del instituto de Konoha. Y este año Tayuya tenía la intención de ser la capitana. No quería ser una simple secundaria, como el año anterior. La chica se retorció interiormente de rabia… El curso pasado había sido desbancada por la tipa de pelo rubio teñido… Pero no volvería a pasar…

La muchacha dirigió la vista al suelo para comprobar quién era esta vez el blanco de las burlas de "Deidei", encontrándose con unos ojos miopes que la observaban con admiración a través de unos gruesos cristales de vidrio, enmarcados por una espantosa montura de pasta gruesa de color marrón.

Tayuya sonrió juguetona al chico que estaba en el suelo, guiñándole un ojo. Éste enrojeció como las amapolas y agachó la cabeza, al tiempo que una sonrisa bobalicona aparecía en su semblante.

- Hola Sasuke… - saludó Tayuya con voz sugerente - ¿Qué tal las vacaciones de verano?

El chico, sin levantar la vista del suelo, respiró para intentar contestar sin farfullar, pero no lo consiguió.

- ….B-bi-bi-b-i-e-n, gra-aa-c-c-ias… -contestó el aludido muy nervioso haciendo más evidente su balbuceo- ¿Y.. tú-tú-t-ú?.

La chica se peinó el rojo y lacio pelo con los dedos, echándoselo hacia atrás en un gesto que a más de uno de sus compañeros les parecía irresistible. Hizo un puchero falsamente soñador, como si fuera una niña pequeña antes de contestar. Mientras, Deidara la esperaba apoyado contra una pared, mirando divertido la escenita.

- Ayyy… Sasuke… No sabes qué bien me lo pasé -la chica esbozó una estudiada sonrisa deslumbrante- Estuve de vacaciones en Europa… Barcelona, Roma, París… Mi padre me regaló el viaje. Fui con Karin y Konan. Conocimos a un montón de chicos guapos e interesantes… Nos alojamos en hoteles de cinco estrellas. Un auténtico lujo…

La chica hablaba con voz pedante y afectada, pero Sasuke parecía no notarlo, sólo sonreía estúpidamente con las mejillas encendidas, encantado, porque ella le prestaba atención.

- Q-q-ué bi-bi-ien.. -susurró el muchacho.

- … Sí… Súper bien… -dijo ella esbozando una sonrisa falsa.

Deidara se movió de donde estaba la chica y se posicionó a su izquierda, dándole un suave codazo en las costillas, queriendo indicarle que acabara con la "conversación".

- … Umm Sa-su-ki-to… Estaría toda la mañana charlando contigo, pero… -Tayuya suspiró indolente- Me tengo que ir… Qué pena… Nos vemos en clase, Uchiha…

- Has-ta-ta luego, T-t-t-t-t-tayu-ya… - se despidió el chico levantando una mano, mientras la miraba con adoración.

Pero ella no le vio, puesto que ya había emprendido la marcha junto a su amigo Deidara y ambos se alejaban riendo juntos por el pasillo.

Sasuke Uchiha se había quedado sentado en el suelo, entre las hojas de papel pisoteadas, desparramadas a su alrededor. Miraba alejarse con la boca abierta a la chica de sus sueños junto al cretino de Deidara. Parecía no acordarse por qué estaba en el suelo. De repente, como si saliera de un trance, parpadeó observando el desastre de hojas a su alrededor.

Suspiró.

"Soy patético…"

Al menos cuando pensaba, no balbuceaba como un idiota total.

"No me extraña que me odien, yo también lo haría, doy pena…".

Estaba acostumbrado a las humillaciones del rubio "Deidei" y de su grupito de amigos. Se creían los reyes del Instituto. En realidad eran una panda de niños muy, pero que muy ricos y muy, pero que muy malcriados que se hacían llamar a sí mismos "La Hermandad del Amanecer": Akatsuki.

Un nombre rebuscado y prepotente como los energúmenos que componían aquella pandilla de ocho miembros: Deidara De Iwagakure, Hidan Seppuku, Sasori Akasuna, Kakuzu Taki, Kisame Hoshigaki, Zetsu Katakana, Tobi Sempai y el peor de todos Nagato Rinnegan, alias ""Pain"".

Todos ellos habían elevado la palabra crueldad a la categoría de arte. Solían entretenerse a costa de todo aquel que consideraban diferente o débil y Sasuke era su cabeza de turco preferida. Les divertía especialmente su tartamudeo y no perdían ocasión de mofarse de su trastorno con crueldad y sin misericordia. Siempre que se encontraban con él, se mostraban especialmente sádicos y era raro el día en que el Uchiha no acababa tirado en suelo, con los libros pisoteados, la papelera en la cabeza o bajo el agua de las duchas de los vestuarios, con toda la ropa puesta.

Sasuke nunca se defendía de sus ataques. Les tenía miedo. No era el miedo a ser lastimado físicamente, los golpes y las heridas se curaban… Sino un miedo interior. El miedo a creer que en el fondo, ellos tenían razón y que él se merecía todos los apelativos que le dedicaban, las burlas, las bromas pesadas y las humillaciones. Se sentía inferior a todos ellos, que eran guapos, ricos y populares.

Él, en cambio, era el becario sin medios económicos, (pero con una inteligencia muy, pero que muy por encima de la media), que había conseguido una plaza en el prestigioso instituto de Konoha. No tenía nada que ver con sus compañeros de clase, ni en el fondo, ni en la forma. Muy tímido, sin amigos, más ciego que un topo, con el pelo negro encrespado, demasiado delgado, poco agraciado y con un trastorno de comunicación traducido en un molesto e incesante tartamudeo que se incrementaba hasta límites insospechados cuando se alteraba por algo. Era el empollón friki. La mosca en la tarta de bodas. El rarito, el nerd, el asocial, el paria que existe en todas las escuelas del mundo.

Los Akatsuki eran su némesis, pero no podía hacer nada contra ellos. Estaba solo y era un freak… Y ellos... Ellos eran los hijos de los personajes más relevantes de Konoha, vástagos de empresarios, artistas reputados, o funcionarios de Hacienda… El Instituto no movería un dedo contra esos niñatos, cuyos padres donaban importantes sumas para el mantenimiento de la escuela.

Estaba solo. Estaba solo y en el suelo.

En momentos como ese, desearía no volver a levantarse, fusionarse con la cerámica del piso y desaparecer. Total, nadie le iba a echar de menos. Ese curso sería peor que el anterior y el siguiente peor que éste… Lo sabía perfectamente.

Y encima, para rematar sus desgracias, se había enamorado como un idiota total de Tayuya Akasuna, una de las chicas más guapas del instituto y hermana de Sasori Akasuna "El Cruel", como le apodaba Sasuke para sí.

Tayuya Akasuna siempre iba acompañada de una ruidosa muchacha, Karin Uzumaki, con quien lo compartía todo, se decía que incluso algunos novios... Pero Sasuke no podía creer algo así. A veces se les unía Konan Tenshi, una chica calmada de pelo azul y aspecto dulce y tímido. Konan al igual que el resto de chicos de la "Hermandad", excepto Deidara, era un poco mayor que ellas, pero eso no parecía un impedimento para su amistad.

El Uchiha pensaba que Tayuya formaba parte de esa panda sólo porque estaba Sasori, su hermano. A diferencia del resto de ese grupo, ella no era mala ni cruel. Siempre le miraba con una sonrisa en la boca y le hablaba amablemente. Y si no fuera porque Sasuke era consciente de su falta de atractivo, hubiera jurado que, a veces, coqueteaba con él.

Como hacía un momento.

En su fuero interno Sasuke soñó que Tayuya había visto a Deidara importunándole y le había ayudado… Era el cuento del príncipe azul, pero al revés… Sólo era un sueño. Él sabía que una chica como Tayuya jamás saldría con alguien como él. Pero era bonito soñar con ese pelo rojizo y esos ojos marrón oscuro.

Sasuke suspiró tan fuerte que algunos de los papeles que aún estaban esparcidos a su alrededor volaron. Ya no quedaba nadie en el pasillo. Si no se espabilaba, llegaría tarde a la primera clase de historia del arte del curso.

De pronto, una voz le sacó de su ensimismamiento

- ¡Eh! ¡¿Qué haces en el suelo?! ¡Levántate, hombre!

Sasuke alzó la cabeza y vio una mano tendida hacia él. Una mano pequeña y blanca, de piel suave y uñas cuidadas pintadas de un color verde chispeante.

Sasuke Uchiha siguió con la mirada aquélla mano tendida hasta descubrir un hombro desnudo, adornado por un tirante de color rojo. Un cuello largo y blanco unido a una cabecita coronada con una melena rosa, larga hasta la cintura. La portadora de aquellos cabellos esbozaba una sonrisa sincera, dejando al descubierto sus pequeños y blanquísimos dientes de marfil, brillantes como perlas. Le miraba alegre, con unos ojos como el jade, atentos a su reacción.

Una risa cantarina llegó hasta los oídos del Uchiha que se había vuelto a sonrojar violentamente.

- ¡Venga! ¡Llegarás tarde a clase! ¡Levántate, yo te ayudo!

- G-g-g-r-a-cias Sakura…

El Uchiha tomó la mano que le tendían y se puso de pie. Le sacaba casi una cabeza a aquella chica, que cuando él se incorporó, se había agachado a recoger las hojas de papel desperdigadas por el suelo.

- ¡No hay de qué! ¡Toma! - le dijo ella alegremente tendiéndole los folios - ¡¿A qué clase vas?!

- His-t-toria d-del art-te… - respondió Sasuke.

- ¡Buf! ¡Qué rollo! ¡Yo he escogido biología, después tengo una asignatura optativa, después tengo… - Sakura se lo pensó un poco y sonrió- ¡Ah! descanso… Y después…. Química! ¡Así que me voy corriendo! ¡Date prisa o te castigarán! ¡Adiós!

- Ad-diós Sakura…

La parlanchina de Sakura Haruno, se alejó corriendo de espaldas mientras se despedía con la mano. Sasuke Uchiha la miró alejarse. Siempre habían ido a la misma clase, pero era la primera vez que esa chica le hablaba. Parecía simpática y un poco ruidosa y habladora… Pero simpática. Sin embargo, al igual que Tayuya, la Haruno jugaba en una liga diferente a la suya. La de los ganadores.

No le dio más importancia al encuentro, además Sasuke prefería el porte sexy y provocativo de Tayuya a quién consideraba su ideal de mujer. El muchacho se encaminó a toda prisa hacia su clase de historia del arte, sin dedicarle un minuto más a la Haruno.

Tayuya llenaba todos sus pensamientos.

Notas Finales: Qué, os ha gustado? Esperáis el siguiente? Os ha parecido interesante? Comentad, sugerid, criticad y sobretodo, sed felices y no molestéis a nadie, que después se pueden convertir en portadores del Sharingan… xDDD

Camfrica.