Disclaimer: ni los personajes ni el universo SNK me pertenecen. Escribo por gusto y sin ánimos de lucro.

N/A: hace mucho que quiero escribir algo de estos 2, pero no quería hacerlo antes de terminar mi otro fic, que no he actualizado porque la maquina donde lo escribo ha muerto u_U pero estoy adelantando un poco y bueno, empecé está historia.

N/A2: Los hechos ocurren luego del KOF 2000 pero unos meses antes del KOF 2001

Aclaraciones:
—Diálogo
"Pensamiento"
Énfasis.


El sonido del congestionado tránsito de South Town se colaba hasta su habitación, en su pequeño departamento en el complejo donde vivía. Eran alrededor de las 6 de la tarde, estaba en casa de nuevo tras volver del parque cercano a donde había ido a caminar con Anton, su fiel mascota, quien ahora dormía en su almohadón al lado de la cama. Mary salía del baño, el vapor que se había acumulado por el agua caliente la siguió. Ya estaba oscureciendo, y la noche prometía ponerse agradable para salir, las noches de primavera en la ciudad siempre eran así.

Miró su reflejo en el espejo que tenía en su cuarto, mientras se arreglaba la camisa manga larga por la que había optado, para salir de su clásico top rojo. Su cabello estaba algo húmedo y su cara un poco ruborizada por la ducha caliente que tomó. Intentó sonreírse, pero en sus labios apenas se formo una curva lastimosa. Chasqueó la lengua, no necesitaba sonreírle a nadie, ella era una gran investigadora, no necesitaba una sonrisa para develar un misterio. Pintó su boca de un carmesí atrapante, realzando su belleza innata.

Jugueteaba con las llaves de su motocicleta mientras bajaba por las escaleras de lata hasta el patio del complejo, para buscar su vehículo de la cochera que tenía aquel lugar. Levantó la persiana y para su sorpresa no había nada más allí, parecía que todos habían tenido la misma idea que ella y aprovecharon la noche para salir. Luego de sacar su motocicleta, bajó la persiana y se puso su chaqueta, recuerdo de su difunto novio, dispuesta iniciar su corto viaje hasta el centro de la ciudad.

La fresca brisa contra su cara, la melodía de un viejo blues en su mente y el sonido del escape en sus oídos. Que contenta estaba por haber salido. No prestaba mucha atención a lo que ocurría alrededor, más que para ver una luz en rojo o a los peatones que cruzaban cuando no debían.

Mary no había planeado la salida con mucho esmero, por lo que no tenía un lugar fijo al que quisiera ir. Hambre no tenía así que estaba segura de que no iría a un restaurante, además no estaba vestida apropiadamente para ello. Dar vueltas por la ciudad toda la noche gastando gasolina también era una mala idea. ¿Ir al karaoke a cantar un poco? No, no estaba de humor.

Su mente se iluminó con una sencilla solución, ir por un trago y ya. Con su suerte seguro encontraría a alguno de sus amigos en algún bar. Se alegró un poco ante la idea de poder encontrarse con Terry.

Pensándolo bien ¿de veras quería encontrarse con él?

Terry era dulce y atento con ella, gracioso y amable en general. Hacia un par de años que se conocían y la química que había entre ambos era innegable. Un vínculo muy fuerte se formó entre los dos con el paso del tiempo, pero parecía no avanzar.

Ella no quería admitirlo en público, pero se sentía muy sola desde la muerte de Butch, y se alegró con la idea de tener a Terry a su lado. Si bien en un principio no estaba muy segura, se había dicho así misma que seguir triste y de luto por su gran amor solo le haría daño, por lo que se abrió a los demás y la nostálgica Mary fue reemplazada por una mucho más alegre, ansiosa por nuevas aventuras.

Terry tenía muchas cualidades, pero era increíblemente inmaduro. Con seguridad habían pasado cinco o seis años desde que se conocieron, pero él no avanzaba mas allá de un torpe beso o una tímida caricia, aunque con frecuencia lanzaba propuestas indecentes que nunca cumplía. Siempre tenía una excusa para cuando lo invitaba a salir y solo andaban juntos cuando él la invitaba, cosa que le molestaba un poco. Cualquiera podría haber creído que al estar juntos en el mismo equipo durante el King of Fighters los habría acercado mucho más, pero no fue así. Terry no tenía apuro por nada, pero ella ansiaba un compañero, por lo menos algo más estable de lo que el mayor de los Bogard le ofrecía.

Sin darse cuenta llegó a un sector alejado de la ciudad, donde había letreros de neón señalizando algunos bares o la entrada a un motel barato. La zona no era la mejor, pero no tenía miedo, era una excelente luchadora y tenía fama de ello, cualquiera se lo pensaría dos veces antes de intentar atacarla.

Estacionó frente a un local de cuya puerta se escapaba un leve brillo rojo, al igual que de los vitrales en las pequeñas ventanas. El lugar parecía perfecto para esconderse con alguien, era una pena que estuviera sola. Rio entre dientes por ello, mientras bajaba de su moto.

Dio unos pasos con la mirada gacha, guardando las llaves en su bolsillo cuando chocó contra un pesado cuerpo, aturdiéndola un poco. Levantó la cabeza para disculparse, pues ella había tenido la culpa por no prestar atención cuando vio la expresión incrédula en el rostro de su antiguo compañero de equipo.

— ¡¿Yamazaki?!

— ¿Mary? ¿Qué diablos haces aquí?

Lo agudo de su voz le hizo gracia, la pregunta la llevó a cuestionarse lo mismo pero ya estaba ahí y no iba a volver por donde había venido. Retrocedió frotándose la nuca con algo de vergüenza, excusando su impropia torpeza mientras lo miraba. Estaba vestido de negro como siempre, su ropa impecable y lo rubio de su cabello peinado hacia atrás prolijamente. Elegante, justo como lo recordaba. Después del torneo del '97 le había perdido el rastro y aunque Billy le contó que se apareció en la oficina de Geese, ella no había vuelto a verlo por la ciudad, asumiendo que estaba de vuelta en Asia, haciendo alguna de sus maldades.

— Salí y terminé en este lugar —contestó, para que el otro no tuviera que repetir su pregunta—, estoy…sorprendida de verte, ¡creí que estabas perdido por ahí!

— Ah, lamento haberte preocupado muñequita —dijo riendo mientras que con el dorso de la mano le acariciaba la mejilla, que ahora ardía por el rubor.

— ¡No seas estúpido! —apartó su mano de un golpe seco, mirándolo molesta—. Engreído, ¿quién rayos te crees?

— ¡Cálmate, que solo estoy jugando contigo! —Aún riendo, la agarró por el brazo y la condujo dentro del bar—. Ve a sentarte por ahí y pide lo que sea, yo invito.

No necesitó que la convenciera, no iba a negarse a unos tragos gratis. Fue directo a la barra, donde la luz era más fuerte que en el resto del local. Habían varias mesas ocupadas, pero en las que estaban junto a la pared se veía un poco de movimiento, bastante indecente. Volteó a ver al frente de nuevo, realmente se había escogido el peor lugar para beber.

Fue un poco inocente de su parte creer que su ex compañero iba a irse a otra mesa asumiendo que tenía otros planes, y reconoció su error cuando él se sentó en la banqueta contigua de lado para mirarla mejor, con una sonrisa en su cara.

— Cuéntame, ¿dónde has estado todo este tiempo? —sus dotes de detective podían obtener mala fama si él hubiera estado todo el tiempo en South Town, sin haberse cruzado por más de cuatro años.

— Aquí y allá, voy, vuelvo, nunca dejo de moverme —le hizo una seña al bar tender para que se acercara y pidió algo para sí, Mary también —, siempre tengo algunos negocios que atender, unos policías de los cuales huir, lo típico.

— Ya veo —recibió el trago que le daba el bar tender y cuando estuvo por llevárselo a la boca, Yamazaki la interrumpió, levantando su vaso.

— Un brindis por nuestro reencuentro —dijo de buena gana, mientras golpeaba con suavidad el vaso de ella.

— ¡Bien dicho! —no era tan mala idea, era incluso amigable. Tras el sonido que produjo el leve choque de cristales, acabó de un solo trago su bebida y golpeó el vaso contra la barra, sintiéndose eufórica por el alcohol aunque apenas estuviera comenzando. Yamazaki sonrió complacido, mientras agitaba su vaso, del que apenas había bebido un sorbo.

Si bien había quedado en mejores términos con él que con Billy, no eran tan cercanos como se había vuelto con el inglés. Él se había disculpado honestamente por lo ocurrido aunque no hubiera sido su culpa, se sentía muy apenado por como Geese había engañado a Mary y soportó sus regaños, hasta que la amistad que estaba gestándose en el torneo retomó su curso. Se frecuentaban como buenos amigos más que nada a hablar, Billy a veces la ayudaba con sus investigaciones cuando buscaba a criminales menores que no respondían a Geese. Con Yamazaki no había tenido problema alguno, se cuidaba de él pero no le temía. Al final del torneo cuando sus caminos se separaron le perdió el rastro y le resultaba increíble volver a encontrarlo.

Recordaba su figura y su estilo de pelea propio de un animal salvaje, pero no recordaba su voz o su actitud cuando no estaba peleando. Era un tipo tranquilo, que escuchaba con atención si le hablaba de algo y no juzgaba ningún comportamiento, por mas incorrecto que fuera. El alcohol le estaba haciendo efecto con rapidez, ¿cómo era que le estaba encontrando algo bueno a esa bestia?

— ¿Otro estaría bien? Te ves sedienta, seguro has estado encerrando algunos criminales, ¿no? —preguntó con un dejo de galantería en su voz, inclinándose un poco hacia adelante, acercándose un poco a ella.

— ¡Fui a pasear a mi perro! —contestó alegre mientras tomaba el vaso que le daban—. Las investigaciones…están en…en hiato, ha sido difícil.

Mary bajo un poco la cabeza y fijó la mirada en el contenido de su vaso, que agitó un poco solo para verlo moverse. Su rubio cabello ocultaba su rostro y la tristeza en sus ojos. Con el codo apoyado sobre la barra, Yamazaki recargó su rostro contra su mano, observándola en silencio. No estaba seguro si era porque hacía tiempo no la veía, pero la encontró particularmente bella. De todas formas, no era como si Mary de por sí no lo fuera.

Sorpresivamente ella se acabó de un solo trago su bebida otra vez, y como antes, golpeó el vaso contra la mesa.

— ¡Pero el trabajo no lo es todo! ¿Verdad?

— Ciertamente, muñequita—un leve rubor se apoderó de las mejillas de Mary otra vez— ¿por qué mejor no me cuentas de tu vida, mientras te sirves algo más?

Y así lo hizo.

Tenía algo así como 4 vasos frente a ella, y apenas había cubierto lo que había hecho los dos primeros años, luego del King of Fighters '97. Le habló de Billy, Terry y de las investigaciones que realizaba de NESTS. Hablaba y bebía, hablaba y bebía. Él simplemente escuchaba, observando los gestos que hacía al explicar algunas cosas y como su roja boca se abría y cerraba con cada silaba que emitía.

Mary acabó su extensa historia, con un total de diez vasos frente a ella. Yamazaki estaba impresionado, no recordaba que fuera así, pero la gente cambia, y en los años en los que no se habían visto posiblemente la chica habría cambiado bastante.

— ¡D-Debo haberte aburrido… hablando tanto! —se inclinó un poco hacia adelante y rio tontamente—

— No seas tonta, fue bastante entretenido—aprovechándose de su borrachera le acarició una pierna lentamente, a lo que ella solo respondió temblando.

Estaba mareada, increíblemente alcoholizada, así que se balanceaba un poco en su asiento, incapaz de mantener el equilibrio. Yamazaki la hizo levantar la vista, con una mano bajo su mentón para luego besarla. No recordaba haber sido besada con tal brusquedad y necesidad como en aquel momento, se dejó llevar por un instante pero un segundo de lucidez bastó para hacerla entrar en razón. Tomó un vaso vacío y se lo rompió contra la cabeza apartándolo de inmediato.

— ¡¿Qué diablos te pasa, grandísimo idiota?! —De un salto se bajó de la banqueta y se metió la mano en el bolsillo, sacando algo de dinero y arrojándolo sobre la barra— ¡¿Qué te crees que puedes invitarme algo y luego aprovecharte?! ¡¿Crees que soy una tonta?!

Se quedó estupefacto y no contestó, nunca le habían hablado así, mucho menos una mujer. Era un degenerado pero no un idiota, por lo que se había planteado la meta realista de solo tocarla un poco y besarla un par de veces pero no había funcionado. Mary lo dejó allí, para salir bufando de rabia.

El bar tender se acercó para decirle algo, pero no estaba de humor para soportar idioteces. Levantó el dinero de Mary y amenazó al sujeto con su siempre presente cuchillo. De la cuenta se encargaba la casa.

Salió a buscar a su compañera, quien intentaba hacer funcionar el motor de su vehículo sin mucho éxito. Aprovechó que estaba distraída y se acercó por detrás, clavando el cuchillo en la rueda trasera de la motocicleta, para no dejarla ir aunque pudiera encenderla.

— Oye, no es para tanto —se guardó la navaja en el bolsillo con rapidez—, me quebraste un puto vaso en la cabeza, joder, y no estoy molesto, ni siquiera voy a aceptar que pagues —concluyó mientras le guardaba los billetes en el bolsillo de la chaqueta.

Volteó con rapidez para contestarle algo, posiblemente iba a gritarle algunos insultos. No pudo evitar la inmensa angustia que la invadió al ver como la sangre corría por el costado de su rostro, aunque a él no pareciera importarle.

— ¡N-No sé que hice! ¡Y-Yo…l-lo siento! —se avergonzó enormemente de su accionar como borracha, aunque se hubiera defendido frente a algo que creyó que estaba mal.

Sus propios pensamientos la enredaron, desde que chocó contra él luego de bajarse de su motocicleta, ¿no se había quedado mirándolo, distraída en su extraño atractivo? Echó la culpa de su confusión al alcohol, ¿que tanto había bebido? Lo suficiente como para disfrutar un brusco beso del mayor, no dudaba de ello.

Su espalda golpeó apenas una pared y volvió a la realidad. Sin que lo notara, él la había arrastrado dentro al callejón oscuro que estaba al lado del bar, y la tenía arrinconada contra el paredón. Su corazón latía como loco, emocionado por esa demostración de poder, y lo rápido en que todo estaba sucediendo, totalmente contrario a Terry, por quien debería esperar algunos años antes de que reaccionara así.

Lo pensó bien, ¿qué podía estar mal? Se sentía extrañamente a gusto con él, podría seguirle el juego, por lo menos durante un tiempo. Lo tomó por la camiseta, tironeando de ella hasta ponerlo a su altura y sin mediar palabra lo besó, él correspondió con ganas mientras rodeaba su cintura con un brazo, presionándola contra sí, reclamándola como suya.


Hasta el próximo capitulo! Dejad review con cualquier duda, critica o sugerencia, lo apreciaria mucho.