Hola. Bueno, esta es la primera vez que publico un FanFic que no sea NanoFate, y bueno, esta pareja es prácticamente "nueva" y hay muy pocos fics de ellas, por no decir que sólo hay uno en español. Así que bueno, vengo a hacer mi pequeño aporte. Pensé escribirlo en inglés, pero me da una pereza escribir en inglés porque siento que no es un idioma demasiado rico en palabras, por lo tanto eme aquí. XD

En fin. Los derechos reservados a sus respectivos autores, los personajes no me pertenecen, sin embargo la historia sí.

Por ahora no planeo hacerla demasiado extensa, eso debido a que tengo otros fanfics en curso.

Gracias por su atención. Sin más que decir, disfruten y dejen sus opiniones, críticas, sugerencias, comentarios, etc.


Cuando mi voz te alcance.


Capítulo 1

Iba caminando por los pasillos del instituto con los audífonos puestos, deambulando de un lado a otro, ya era relativamente tarde, los únicos alumnos que seguían dentro de las instalaciones eran aquellos que tenían actividades con los respectivos clubs a los que pertenecían. Desde que entré a clases no mostré ningún tipo de interés por un club en particular, si acaso el de música, pero por desidia terminé siendo de las personas que se van a casa después de que terminan las clases. Este día no fue así, me quedé más tiempo de lo normal sólo por el simple hecho de haberme quedado dormida en una clase, la profesora que imparte la materia se molestó y lo tomó como una falta de respeto de mí parte, por lo que me pidió que acudiera a la sala de profesores luego de que finalizara el horario escolar. No fue para más que darme un sermón, esa clase de palabras que saben que no quieres escuchar y que ignoras pero que de todas maneras terminan diciendo. Pretendí que la escuchaba, cosa que hice los primeros dos minutos, pasados esos, no tengo ni la más mínima idea de lo que pudo o no haber dicho.

Pasé junto al aula de música, justo en ese momento la canción que estaba escuchando finalizó para reproducir la que seguía, en ese lapso mínimo de tiempo en el que tarda de cambiar de una canción a otra, escuché una voz provenir del aula junto a mí, le puse pausa a mi IPod y me quité los audífonos para poder escuchar con mayor detenimiento, sea quien fuera que se encontrara tras aquellas puertas de madera, tenía una buena voz, nada fuera de este mundo, fue lo que pensé, estaba comenzando a cantar una canción conocida por muchos, desconocida para otros, Chandelier de Sia. En cuanto llegó al estribillo me puse de nuevo los audífonos, dispuesta a continuar mi camino, no la creía capaz de alcanzar las notas, y si lo hacía seguramente desentonaría, para mi sorpresa, no fue así, justo cuando iba a presionar el botón de "Play" , su voz se hizo incluso más potente, me intrigó saber a quién le pertenecía tan bella y asombrosa voz, que había logrado una entonación perfecta, lo que más me impresionó fueron los falsetes que realizó, y ese sentimiento que había empleado.

Abrí la puerta de manera sigilosa, no quería interrumpirla ni que me tomara por una entrometida; para mi suerte ella estaba de espaldas a mí, por lo que pude introducirme en el aula sin que ella se percatara de mí presencia. Mi asombro aumentó cuando me di cuenta de quién se trataba. Quería salir de ahí lo más pronto posible, me arrepentía de haber entrado, hubiera seguido mi camino y pasarla por alto, ojalá no me hubiera quedado dormida, era lo que pensaba.

Traté de salir de la misma manera que entré, sin que ella lo notara, pero debido a mi nerviosismo terminé tropezando, acto seguido, ella se volvió inmediatamente mirando en mi dirección.

No quería levantar mi mirada, me sentía por demás incómoda con ella, eso era por algo que sucedió un tiempo atrás. Algo que hasta ahora seguía muy presente en mis pensamientos. El recuerdo de aquél día, viendo como se aferraba a sus rodillas, escuchar los quedos sollozos que emitía de su boca, "¿En verdad creíste que podrías ganar?", no era algo que planeaba decir, pero terminé pensándolo en voz alta, no creí que fuera a importarle, mucho menos que mis palabras en verdad le afectarían, pero terminaron causando que las lágrimas que se había esforzado por ahogar en sus ojos, brotaran incesantes de éstos, humedeciendo sus mejillas, cubriendo su rostro con agua salada. Fue en ese momento que me di cuenta de que había sido intransigente con ella, más por la manera en la que lo había dicho, tan indiferente.

Podía sentir su mirada fija en mí, esa mirada que desde aquél día quise eludir.

—Tú… —la escuché decir, pero no la dejé terminar, salí huyendo de inmediato y a una velocidad que ni siquiera yo sabía que podía llegar a correr.

Cuando creía haberme alejado lo suficiente, me detuve, sujeté mis rodillas tratando de recuperar el aliento, lo sentía pesado, mi pecho subía y bajaba rápidamente, los latidos de mi corazón eran acelerados, ¿Desde cuándo ella está aquí?

No ha pasado mucho desde que iniciaron las clases, debido a que siempre me iba apenas sonaba la campana de salida, no me sorprendía el hecho de no habérmela topado antes, tampoco esperaba que ella entrara a este instituto, había mejores a los que pudo haber acudido, entonces ¿por qué?

Me fui a casa tratando de olvidar lo sucedido, pero claro, no me fue posible hacer eso.

Al día siguiente procuré llegar temprano, demasiado temprano, así no correría riesgos de topármela, me fui directo a mi salón de clase y me quedé allí, incluso en la hora del almuerzo, temía encontrármela. En la salida fue donde se me complicaron las cosas, irme inmediatamente o quedarme hasta más tarde de lo normal, no sabía qué hacer, opté por la primera opción. Me coloqué mis audífonos, así podría perderme entre la multitud, si se llagase el caso de que ella me viera o algo.

Caminaba tranquilamente cuando sentí una mano posarse en mí hombro, un escalofríos recorrió todo mi cuerpo, tenía el extraño presentimiento de que sería ella, deseaba equivocarme, mas no fue así. Movió su mano hasta mi cabeza, tomó los audífonos y los dejo caer, haciendo que quedaran colgados en mi cuello.

—¿Podemos hablar? —preguntó con una seriedad tan intimidante.

Suspiré, no es como si tuviera opción.

Con la mirada que tenía en sus ojos me fue imposible negarme, terminé siguiéndola. Por mi cabeza pasaban cientos de pensamientos, todos relacionados a lo que había pasado hace tiempo, "Seguro aún lo recuerda y quiere vengarse por eso…", "Debería disculparme, pero… ¿Por qué exactamente? Sólo había sido honesta"

Subimos hasta la azotea, no había nadie alrededor, ella se acercó hasta la orilla, recargándose de espaldas en el muro que le llegaba a la altura del pecho.

—¿Por qué estás tan tensa? —ladeó ligeramente su cabeza hacia su izquierda, "adorable", pensé.

—Y-yo n-no… —tartamudeé, no había forma que no lo hiciera. —Por nada, —logré controlarme. —¿Qué es lo que querías decirme?

—No hay algo en especial que quisiera decirte, sólo quería hablar contigo. —contestó, no sé exactamente por qué pero que haya dicho eso hizo que en mi tuviera en mi pecho una inusual sensación. —Aunque me gustaría saber la razón por la que estabas ayer en el aula de música. —agregó, parecía estar curiosa por ello, así que le respondí.

—Iba pasando por ahí, casualmente escuché a alguien cantar y quería escuchar más nítidamente. —mi voz sonó forzada, como si un robot estuviera contestando en mi lugar. —Sólo eso.

—Creí que no te gustaba como canto. —repuso, girando tanto su vista hacia otro lado.

—¿Por qué crees…? —volvió a mirarme, entonces comprendí. —¡Oh! … Eso… Yo… Yo no…

—Descuida, parece que te estoy incomodando así que será mejor que me vaya. —comenzó a dirigirse hacia la salida. Cuando paso por mi lado, impedí que siguiera caminando sujetando su brazo.

—No me estás incomodando, Kousaka-san, es sólo… —acaché mi cabeza, miraba al suelo como si hubiera algo interesante en él. —¡Lo siento mucho! Por haber dicho aquello, nunca fue mi intención hacerte sentir mal, yo… No lo dije de mala manera. —hice una reverencia.

—Fuiste muy insensible, más por el desdén con el que estaban cargadas tus palabras. —levanté mi mirar, ella estaba sonriendo. —Gracias a eso que dijiste yo me seguí esforzando, no deje de practicar, quería ser capaz de cantar para que tú…

—Me arrepintiera de mis palabras. —terminé su oración, imaginé que algo así iba a decir.

—No, para que tú me escucharas.

—¡¿Eh?! —exclamé, definitivamente no podía creer lo que escuchaba, ¡¿ella había dicho qué?!

—De alguna manera, quería que mi voz te alcanzara, Kumiko.

Pude sentir la sinceridad en lo que decía, pero más que eso, podía sentir mi corazón palpitando frenéticamente a un ritmo irregular, sentía mis mejillas cálidas, seguramente estaba sonrojada. Quería decir algo, pero boca impedía a mi voz salir, no lograba articular palabra alguna. La sonrisa que tenía Kousaka-san dibujada en sus labios era resplandeciente, tanto que llegué a creer que si la seguía mirando, en cualquier momento me cegaría. Pero no podía apartar mi mirada de ella, en especial luego de que sus ojos entraron en contacto con los míos, fueron segundos o quizás minutos, no estaba del todo segura, el tiempo de pronto dejo de avanzar, el cielo comenzó a teñirse de colores rojizos, anaranjados, con un ligero toque de morado, las nubes cubiertas por el arrebol, no sabía qué era más hermoso, el espectáculo que me brindaba la naturaleza o el brillo en los ojos de Kousaka-san y su hipnotizante sonrisa. Estaba experimentando la más espléndida epifanía, digna de se guardada en mi memoria.


Eso ha sido todo de mi parte por el día de hoy. Si se preguntan por qué cambie la trompeta de Reina por su voz, es debido a que no tengo grandes conocimientos acerca de instrumentos de viento, y no sé así se me ocurrió, de hecho al principio pensé en hacerla bailarina de ballet lol

Espero les haya gustado.

Nos leemos luego.