Capítulo 1:El comienzo de todo.

En la isla de Creta estaba apunto de tener lugar uno de los nacimientos más importantes del cosmos. Una diosa de piel blanca como la nieve y cabellos rojizos estaba dando a luz. Las hijas del rey Meliseo, Melisa, Ida y Amaltea estaban ayudando a la diosa, y cumplirían después una importante misión: Cuidar de ese niño hasta que creciese y pudiese derrocar a su padre. Tras el parto la diosa observó con sus amarillos ojos a su hijo pequeño. Era un varón, con la piel de color carne, los ojos azul cielo, y el pelo pelirrojo. La diosa sonrió, pero acto seguido su sonrisa se borró al recordar lo que debía hacer. Entregó con lágrimas en los ojos el bebé a aquellas mortales, que le entregaron una piedra envuelta en paños. Aquello debía funcionar, por el bien del cosmos aquello tenía que funcionar.

La diosa salió de la cueva con la piedra en los brazos, tapada y sostenida como si fuese un bebé. Se presentó ante Cronos, su marido, muy seria. No podía notarse debilidad, ni nerviosismo ni nada, no debía notarse el engaño.

Cronos tenía la piel azul oscuro, su pelo era de llamas azul mas claro, y sus ojos eran de un azul intenso, azul eléctrico. Su túnica era de color negro. Miraba sin parpadear a la diosa que tenía enfrente.

-Entregame al niño Rhea.-

No podía dárselo sin más o sospecharía, tenía que suplicar, tenía que parecer que no quería que lo devorase, como había devorado al resto de sus hijos.

-Cronos por favor, este no, ¡Por favor! No lo hagas...- Dijo la diosa con lágrimas en los ojos.

El dios supremo se acercó a su esposa, e ignorando sus súplicas le arrancó la piedra de los brazos, y sin contemplaciones abrió la boca y se lo tragó. Exactamente igual que había hecho las anteriores veces. Sin contemplaciones, sin dudar.

Rhea se alejó exactamente igual que las otras veces, sin decir nada a Cronos y con lágrimas en los ojos. Sólo que esta vez había una sonrisa en su rostro. La primera parte del plan había resultado bien. La primera parte del plan para derrocar a Cronos había comenzado.

Muchos años después, en Atenas:

Una niña de 14 años se dirigía a casa del héroe más famoso de toda Grecia. Su piel era muy blanca. Sus ojos eran grandes, de un azul brillante, mezclado con plateado y azul eléctrico. su pelo negro tenía reflejos azul oscuro según como le diese la luz,lo llevaba largo hasta la cintura, liso y con varias capas cuyas puntas se dirigian rebeldemente hacia arriba, como si fuesen llamas, y un flequillo liso ladeado. Su vestido era rojo, su color favorito.

-¡Macaria!¡Tengo noticias buenísimas! El profesor se ha puesto enfermo y no podrá venir a darnos clase.¡Nos vamos a la playa!.- Dijo una joven de cabellos rubios recogidos en una coleta. Sus ojos eran violetas, y llevaba un vestido rosa.

Macaria iba a contestar cuando una voz la frenó.

-De playa nada, como el profesor está enfermo hoy os dará la clase Phil.- La voz pertenecía a Hércules.

-¡Pero papá!.- Dijo la joven

-Acudir al salón de siempre. Phil e Hyllos os esperan ya allí.-

-Hyllos siempre intentando contentarte.- Dijo Deyanira andando hacia el salón.

Macaria la siguió, miro a su tío y le saludó:-¡Hola tio!- Acto seguidó desapareció por la puerta que daba al salón.

Hércules y Mégara se habían mudado a Atenas hacia varios años. Tebas era una ciudad peligrosa para criar a dos niños, y decidieron que Herc podría seguir realizándo su trabajo desde Atenas. Además en Atenas estaba la academia Prometeo a la que el próximo año ingresarían Macaria, Deyanira e Hyllos. Desde que los tres niños tenían 10 años, habían estado recibiendo clases particulares en la villa del héroe.

Siendo hijos de dioses no habían tenido ningún problema en ser aceptados en la academia Prometeo, y además Cassandra trabajaba allí como profesora.

-Hoy vamos a hablar sobre uno de los capítulos más sangrientos y terribles de la historia, la titanomaquia.- Dijo el sátiro. -No es una historia que se cuente a los niños con todos los detalles que yo os voy a contar, pero ya sois mayores para saberlo.-

-La titanomaquia es la guerra entre los dioses y los titanes. Eso lo sabe todo el mundo.- Replicó Macaria.

-Muy bien, tenemos una listilla. ¿Y sabes porque tuvo lugar esa guerra?.- Replicó Phil.

-Claro que si, los titanes provocaban desastres y estaban condenando a la humanidad. Los dioses les vencieron y establecieron el nuevo orden.- Contesto la joven de cabellos negros.

-Esa es la versión light que os han contado. Yo os voy a contar todo, desde el nacimiento de Cronos, hasta la toma de posesión de los diferentes reinos por Poseidón, Hades y Zeus.-

Mientras tanto en el Inframundo:

Hades se encontraba en la sala del trono, esperando a tres...señoras si esque podían llamarse así. Estaba esperando a las parcas. Éstas querían hablar con él. Aquello era muy raro,normalmente era él el que solicitaba verlas cuando necesitaba saber algo. Rara vez acudían ellas a él. No dejaba de golpear los dedos contra el trono, no podía ocultar su nerviosismo, cuando sin previo aviso apareció una diosa rubia de extraordinaria belleza.

-¡Nuez moscada! Pensaba que estabas en el muelle.- Dijo el señor de los muertos con nerviosismo.

-El muelle está tranquilo, he dejado a Pena y Pánico allí.- Dijo la diosa acariciando su cara con la mano y besandole.

-¡A esos dos estupidos!?.-

-Así es, últimamente hemos tenido mucho trabajo, y me apetecía tener un rato tranquilo con mi marido.- Dijo la diosa sentándose sobre Hades en el trono, con las piernas abiertas hacia él, y acercando su cara a la suya.

Aquella situación le encantaba al dios, el problema es que no era el mejor momento para vivir esa situación. Las parcas estaban apunto de llegar.

-¿Que te ocurre Hades?.- Dijo Seph arqueando una ceja.-Normalmente te habría faltado tiempo para cargarme hasta el dormitorio.-

Al dios de pelo de fuego no le dio tiempo de responder, las parcas se presentaron allí.

-Esto... si molestamos volvemos más tarde.- Dijo Cloto viendo a Perséfone sentada en el trono a horcajadas encima de Hades.

Perséfone tenía ganas de decirles que si, que molestaban, que ultimamente el Inframundo estaba hasta arriba de trabajo, y que quería un poco de tiempo con su marido, si no era mucho pedir. Pero en lugar de eso le dijo a Hades: -¿Que está ocurriendo?.-

Hades se levantó cuidadosamente, cogiendo a Seph y depositándola con delicadeza en el suelo.

-Te prometo que yo no las he llamado, son ellas las que quieren hablar conmigo.-

-¿De verdad?.- Preguntó la joven rubia con excepticismo. Aquello no era normal. Normalmente era Hades el que solicitaba su presencia.

-Normalmente no damos este tipo de información, pero consideramos que en esta ocasión... es una ocasión de emergencia.- Dijo átropos.

-Hay veces en las que hay que saltarse las normas por el equilibrio del cosmos.- Dijo Cloto.

-¡Y por el de nosotras mismas!.- Dijo Láquesis.

-¿Que quereis decir?.- Pregunto la diosa del Inframundo con curiosidad.

-Va a tener lugar una guerra, te hablamos de ella hace 14 años.-

-Lo recuerdo.-

-Te dijimos que Macaria tendría una participación fundamental en ella.-

-También recuerdo eso.- Dijo Perséfone.

-Y porsupuesto sabíamos que se lo contarías a Hades, porque nosotras lo sabemos todo.-

-¡Al grano señoras!.- Gritó Hades perdiendo la paciencia.

-Es fundamental que Macaria aprenda a controlar sus poderes. Sabemos que tiene grandes poderes, pero no sabe manejarlos correctamente, y la potencia sin control no sirve de nada.-

-Los dioses aprenden con el tiempo a controlar sus poderes. Nadie les enseña.- Respondió Hades.

-Tu hija no es una diosa Hades, no lo olvides.- Respondió Cloto.-Tu hija sigue siendo una mortal, y el tiempo se nos echa encima, no tenemos un siglo, y tu hija tampoco.-

La piel del dios comenzó a tornarse rojiza.-¿Porque no dais una información un poco más precisa?.-

Seph observó a su marido. Estaba comenzando a perder la paciencia. Si esto seguía así toda la sala acabaría en llamas.

-Thánatos.- Sonrió Láquesis.-Es el más apropiado para entrenarla.- Dijo con una sonrisa maliciosa. Y desaparecieron de esa manera característica, orbitando alrededor del ojo.

-¡Aggggghhhhhh.!.- Gritó Hades.-¿Porque tienen que complicarlo siempre todo?¡Cariño será mejor que te alejes! Tengo ganas de calcinar la habitación.-

-Por si no lo recuerdas, soy inmortal.-

-Que seas inmortal no significa que quiera hacerte daño.- Replicó el dios.

Seph le cogio cariñosamente del brazo.-¿Porque no nos damos un baño de vapor relajante? Como el de la primera vez que me quedé aqui contigo.-

Aquello consiguió calmar al dios. Esa mujer tenía un poderoso efecto en él. Siempre conseguía calmarlo. Aquello era de gran ayuda muchas veces para Pena y Pánico.

Por respuesta el señor de los muertos cogió a su esposa en brazos y se encaminó.- Me parece bien. Cuando estemos los dos bien relajados, decidiremos que hacer con esa información.

Aqui esta el primer capítulo de mi nuevo fic, que es continuación de Hades y Perséfone:Una historia diferente. Espero que os guste.