Disclaimer: Los personajes son exclusivos de Tite Kubo, solo que yo los he tomado prestado para fantasear un poco n.n
N/A: A favor de la campaña "con voz y voto" porque agregar a favoritos y no dejar comentario es "como manosearme una teta y salir corriendo". Un review nunca esta demás si la historia te ha sacado una sonrisa (:
Sake, amor y otras estupideces
(1)
by Namikazee
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Otra vez golpeaban la puerta de su departamento como si quisieran echarla abajo. Pese a que se tapara la cabeza con la almohada, aun podía escuchar los fuertes golpes y los gritos que seguramente alertarían a sus vecinos y mañana irían a quejarse con él. Maldición, ¿por qué siempre tenía que hacerse responsable de las borracheras de su mejor amiga?
Con desgano camino hacia la entrada y abrió la puerta a la vez que se restregaba los ojos con las palmas de la mano. Todo sueño desapareció en cuanto Rukia le dio una patada en la cara, impulsándolo hacia el suelo.
— ¡¿Qué demonios, Rukia?! —grito desde el piso sobándose la mejilla adolorida.
—Te lo mereces por tardar en abrirme —balbuceo la muchacha con la voz arrastrada y apoyándose en el marco de la puerta.
Rukia Kuchiki era una joven de veintiún años de pequeña estatura, ojos cafés y cabello negro; vestía con unos sencillos jeans azules, una blusa negra y arriba de esta un saco de lana color bordo. Era hermosa para la mayoría de los ojos masculinos y los femeninos no evitaban mirarla con cierta envidia. Había algo en ella que la hacía adorable y admirable ante los demás, quizá era por su personalidad fuerte y determinada, o quizá por su inteligencia y dulzura. Quien sabe, Ichigo solo pensaba en aquel momento que el sonrojo en sus mejillas la hacía mil veces más linda, aunque no le agradaba para nada que fuese a causa del alcohol.
—¿Otra vez bebiste, Rukia? —Suspiro el pelinaranja mientras se levantaba del suelo, pero la pelinegra lo volvió a patear —¡¿Y ahora que te hice?!
—Eres hombre, la especie más desagradable del mundo —contesto con resentimiento en la voz y le dio un trago largo a su botella. A Ichigo se le resbalo una gota en la cabeza, recién notando la botella y la pequeña bolsa que había debajo de los pies de su amiga, seguramente con más bebidas.
Y es que así eran todas sus noches —o algunas, no quería exagerar. Rukia llegaba a su casa borracha después de haber estado en algún bar cercano de su casa y siempre traía mas bebida para compartir con él, aunque siempre terminaba de tomarlo todo ella porque a él no le gustaba beber demasiado o porque lo "castigaba" por ser simplemente un hombre. Esa era su desgracia de ser el mejor amigo de Rukia Kuchiki.
—¡Ese Renji me tiene cansada! —exclamo mientras dejaba con brusquedad el pequeño vaso que hasta hace poco contenía sake arriba de la mesa sala.
Sentados sobre un almohadón y viéndose frente a frente estaban Rukia e Ichigo en ese momento. Kurosaki solo mantenía una lata llena de cerveza que había sacado de su refrigerador y bostezaba ocasionalmente ante el relato.
—Cree que por ser la mano derecha de mi hermano puede venir a mandonearme. ¡Me niego ante semejante cosa! ¡Se supone que yo debo ser la asistente de mi hermano! Oh, pero claro, soy una completa inútil. ¿Es así? ¿Enserio valgo tan poco?
—Oye, estas exagerando. Byakuya dijo que no te iba a poner en una posición demasiado importante en la empresa porque todavía estabas estudiando. Tú estuviste muy de acuerdo con ello...
—¡Ay, Ichigo, si serás tarado! —exclamo Rukia con la voz arrastrada y se sirvió torpemente otro vaso de sake.
—¡¿Qué me dijiste?! —grito el muchacho con cara de perro y venas a punto de reventarse sobre su frente.
—Mi hermano no va a ponerme en ningún puesto importante. Voy a sacar fotocopias y a servir café toda mi vida. Incluso hoy tuve que servirle un café a Renji ¡A Renji! ¡Yo me crie con esa sabandija y ahora debo servirle café!
—¿Y por qué no renuncias? —suspiro Ichigo dándole un pequeño sorbo a su cerveza, cansado de tener siempre la misma conversación con la borracha de Rukia.
—¿Renunciar? ¡Me niego a hacer algo así! —declaro con mucha determinación, claro que aún no podía modular demasiado bien las palabras y el sonrojo en su mejilla se mantenía, pero sus ojos se mostraban decisivos —¡Voy a hacer que Renji, Byakuya y todos los demás se traguen sus palabras! ¡Incluso tú, idiota!
—¡¿Y yo que te hice?!
—¡Con nacer hiciste suficiente!
Ichigo suspiro y decidió no seguirle más la pelea porque sabía que terminaría perdiendo él. Todavía no comprendía porque seguía dejando que se hospedara en su departamento cada vez que se le daba de salir de borrachera y no quería volver a su casa porque traería problemas con su hermano mayor. Debería llevarla él mismo ante Byakuya Kuchiki para que dejara joder de una buena vez y no se aprovechara de su bondad, pero no sería capaz. Rukia jamás se lo perdonaría y viviría para hacerle la vida imposible.
—Ahora déjame hablarte sobre Orihime y sus muy bien proporcionados pechos. ¡¿Por qué la vida la beneficio tanto y a mí no?!
—Otra vez con lo mismo —un rubor se cubrió en sus mejillas. ¿Por qué justamente tenían que hablar de ello?
—Estoy segurísima que Uryu la debe pasar muy bien cuando…
—¡Rukia!
—¡Ichigo, te sonrojaste! —se burló la pelinegra estallando a carcajadas mientras el pelinaranja la fulminaba con la mirada aun con las mejillas rojas.
—¡Deja de hablar de esos temas, pervertida!
—¡Es común entre la gente hablar sobre estos temas, Ichigo! Pero claro, ¿Cómo podría hablarlos contigo si a ti lo que menos te interesa es sobre pechos, uh?
—¿Qué estas insinuando, Rukia?
Entonces la muchacha saco sus crayones y se puso a dibujar sobre unos papeles a sus conejitos, colocándolos en distintas situaciones para que su amigo llegara a entender. Ichigo suspiro resignado ante una borracha Rukia y sus espantosos conejos deformes.
Después de hora y media que Rukia siguió bebiendo, maldiciendo e incluso lloriqueando se quedó profundamente dormida sobre la mesa. Ichigo la tomo en sus brazos con cuidado para no despertarla y la llevo hasta la habitación de invitados. La dejo en la cama, le saco los zapatos y la cubrió bien para que no pasara frio. Se sentó en el lecho y se permitió admirar el rostro de la muchacha que era iluminado por la luz de la luna que se filtraba por el ventanal. No evito acariciar las mejillas sonrojadas de la pelinegra, realmente se veía preciosa durmiendo, llena de paz y tranquilidad que le hacían falta hacia unos instantes. Sabía que Rukia nunca tuvo las cosas fáciles, siempre busco el reconocimiento de su hermano mayor y eso la llevo a esforzarse más de la cuenta. Ichigo estaba feliz que ella se refugiara en él para descargar todas aquellas emociones que vivian desgarrándola, pero no quitaba el daño que se estaba haciendo a si misma al beber demasiado.
—Tampoco es como si yo pudiera hacer algo realmente —pensó con impotencia y suspiro. Se levantó de la cama y se dirigió a su habitación, no sin antes dirigirle una última mirada.
—Chapi, quiero a chapi —murmuro Rukia en sueños sacándole una sonrisa al pelinaranja.
Vaya que era difícil tratar con la Kuchiki, sin mencionar que mañana se despertaría de muy mal humor por la resaca. Que difícil era estar enamorado.
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¡Holis! Es la primera vez que me animo a subir algo aquí *-*
La verdad es que me siento un tanto emocionada, también es porque es la primera vez que escribo sobre esta pareja y me encanta.
No tengo calculado cuantos capitulos serán, solo puedo decir que las tramas pueden variar y no siempre seguir una linea recta. Los capitulos no serán largos, a lo sumo serán de este tamaño.
¿Días que subiré? Si les sigo que subiré ciertos días, seguramente mas de una vez terminaré fallandoles. Lo único seguro es que voy a terminarlo pase lo que pase, aun así me cueste años (esperemos que no sea así).
¡Desde ya, muchas gracias por pasarse y espero de corazón que la historia les guste!
Saludos, ttebane!