Capítulo 1: Todo empieza a moverse.

''No deberías meterte donde no te llaman...''

''Solamente eres un adolescente...''

''Patético...''

''Pareces un loco...''

''¿De verdad crees en esas tonterías...?''

''Al parecer no has madurado ni un poco desde que tenías doce años...''

Mucho le ha sucedido, si se empezara desde el principio la lista de hechos sería infinita, a pesar de su corta edad había sido ya testigo de la más profunda y tenebrosa oscuridad; de la más espantosa y desesperante soledad, no es que no tuviera amigos ni familiares el cual sí tenía, pero estos desde aquel fatídico verano habían dejado de tomarle en serio, creían que eran delirios de un joven de catorce años y que aquello pasaría, no podrían estar mas equivocado. Volviendo al grano, sus familiares se mantenían a su lado, pero ya no le veían como un joven entusiasta y curioso, sino más bien como un adolescente con tendencia anti-social y con una obsesión que roza la locura; por ese mismo hecho aquel joven había dejado de contarles a todos sus seres ''queridos'' (porque ya ni de eso estaba seguro) de los hallazgos que realizaba. Y con sus amigos ni siquiera nos meteremos, a ellos ni les mencionaba o decía acerca de los hechos sobrenaturales a los que estaba acostumbrado.

Ahí se encontraba, caminando frenéticamente a través de aquel espeso bosque, donde todo había empezado y donde todo tendría que terminar. La ira y decepción se habían apoderado de su persona, tanto que ni siquiera tenía un rumbo fijo, simplemente caminaba y caminaba hasta que sus piernas no dieran para más. La razón por la cual estaba con ese humor se remontaba hasta hace unos pocos minutos: creía tener una pista que le podría dar la respuesta a lo que había estado buscando durante tanto tiempo; corrió emocionado como si fuera un niño el día de navidad y le contó el posible hallazgo a su gemela. Solo fue necesaria una oración para arruinarle toda la alegría:

-¿Aún sigues con ese tonto diario? -dijo mientras presionaba los botones de su teléfono móvil.

No fue capaz de soportarlo, el tono que había empleado había sido de burla, de verdad creía que su hermano estaba perdiendo el tiempo y que concentrarse en aquel libro era una tontería. Pero esto no había iniciado aquí: desde que aquel verano acabó ella se empezó a distanciar de él a medida que el tiempo pasaba, y eso era normal, los hermanos se separan eventualmente, pero a pesar de eso de las veces en que él tenía algún misterio entre manos y lo compartía con su hermana esta le apartaba y le hacía entender que no tenía tiempo para eso. Así había sido desde entonces su relación con su hermana, este siempre se esforzaba por pasar tiempo con ella pero esta no hacía lo mismo, incluso llegó un punto en el que sospechaba que ella le evitaba.

Salió a toda velocidad de la habitación de su hermana, esta se giró para decirle algo más, de seguro algo sin importancia y se dio cuenta de que su hermano ya no estaba allí, no le dio mas importancia y siguió con su teléfono mientras una sonrisa se hacía presente en su rostro.

Bajó las escaleras con la mirada hacia delante, tenía una mirada de rabia. Su tío le llamó ya que le necesitaba para que se encargase de un asunto en la cabaña ya que era posible de que era posible de que algunos inocentes turistas con ganas de conocer más fueran a la Cabaña del misterio, él no le prestó la mas mínima atención, siguió su camino mientras su tío le seguía llamando pero esta vez el fastidio se iba haciendo presente en su voz, él siguió caminando. Los otros dos empleado le saludaron de manera amistosa cuando le vieron salir pero este ni siquiera los escuchó, de igual menera su tío le venía siguiendo desde el interior de la cabaña pero no había logrado captar su atención. Se detuvo en la puerta que comunicaba el interior con el exterior y se quedó allí mientras intentaba en vano hacer que le hiciera caso. Él por su parte estaba ahora en un estado marginal, no escuchaba ni veía nada que no estuviera justo al frente de su persona. Se internó en los bosques mientras los trabajadores y el dueño de la cabaña le miraban alejarse con evidente sorpresa. Esa fue la última vez que le vieron ese día.

No escuchaba nada, no olía nada, no sentía nada y apenas veía algo. Una creciente ira se iba apoderando poco a poco de cada cédula de su cuerpo, para explicarlo mejor solo necesitaríamos dos palabras: Estaba harto. Así es, harto. Harto de que nadie le tomara en serio, de estar solo y no poder contar con la ayuda de nadie, de que todo el mundo le tomase por un loco, o incluso peor: un niño con una enorme imaginación. Lanzó un prolongado grito de exhasperación e impotencia, varios pájaros de los alrededores se asustaron y alzaron el vuelo al escuchar aquel grito. Se apoyó desganado en un árbol en medio de aquel tenebroso bosque y miró alrededor: estaba completamente solo.

-Si tan sólo todos desaparecieran... -murmuró pasa sí mismo. Sacudió su cabeza con rabia y siguió con su recorrido.

Las horas pasaron mientras él se adentraba más y más en el bosque, ya ni siquiera sabía en qué punto se encontraba, pero por más raro que pudiera parecer no le importaba el hecho de estar perdido en un lugar que tantas aventuras le había proporcionado. Los primeros indicios de que el día estaba acabando y de que la noche pronto tomaría lugar se hicieron presentes, aún quedaban como mucho un par de horas hasta la noche así que, ¿por qué no seguir explorando? No le dio más vueltas y renudó el paso.

Algo incómodo estaba sucediendo: desde que salió de la Cabaña del misterio sentía que alguien le estaba observando, cada cierto tiempo se giraba rápidamente para tratar de descubrir al responsable de que se sintiera así pero por más que lo intentara nunca veía a nadie. Antes de volver a mirar al frente miró durante unos segundos a su propia sombra, le pareció la cosa más intimidante y aterradora en aquel mismo momento. Sintió que en cualquier momento se levantaría y arremetería contra él. Se sintiò sumamente incómodo y continuó caminando. El cielo se había vuelto casi por completo de color naranja, dentro de unos instantes la noche caería, pero a pesar de ser consciente de eso se sentía tranquilo, en paz, como si todas sus deudas en este mundo estuvieran saldadas y pudiera partir en cualquier momento.

Súbitamente sintió que alguien corría en su dirección. Se giró a toda velocidad hacia donde había sentido aquello, esperó y esperó para ver qué era lo que se aproximaba. De repente pudo escuchar claramente los pasos de una persona que está corriendo, pero esta vez era en dirección contraria a la que estaba mirando, se volvió a girar bruscamente hacia el frente. Ahora la sensación de ser observado más el sonido de los pasos de alguien que se está acercando a ti con intenciones hostiles estaban en todas direcciones: izquierda, derecha, norte, sur, este y oeste. Miraba en todas direcciones mientras un sudor frío se hacía presente en su joven rostro de catorce años, las piernas habían empezados a sacudirse levemente y no podía mantener sus manos quietas, aquello, lo que sea que fuere se estaba acercando y a medida que los segundos pasaban podía sentir el miedo crecer cada vez más dentro de él. La sensación era insoportable, podía sentir a alguien justo detrás de él, que le miraba con una sonrisa burlona mientras esperaba a que se diera la vuelta, estaba perdido. Pero por alguna misteriosa razón aquella sensación desapareció y los pasos dejaron de ser audibles, ¿se había salvado? Era posible, pero no podía bajar la guardia, en cualquier momento aquello podría volver a aparecer. Ahora que se sintió seguro y fuera de peligro tomó la decisión de revisar y se empezó a girar lentamente... No había nada. Soltó un prolongado suspiro de alivio, seguramente aquello había sido algún animal salvaje que había salido en busca de comida. Ya era hora de volver a la Cabaña, no era una idea que le entusiasmara en lo más mínimo, de hecho, si tuviera algún otro lugar al que ir seguramente iría, pero para su desgracia aquello no era así y por lo tanto le tocaba volver, seguramente el tío Stan le soltaría un sermón por llegar tarde y por haberle ignorado horas antes. Justo en en momento en que iba a emprender el regreso sintió como lentamente una pequeña mano, seguramente de un niño, se posaba lentamente en su hombro, en ese momento fue testigo de cómo su cuerpo se olvidaba completamente de incluso las funciones más básicas de su cuerpo. No podía ni siquiera gritar, no le salían las palabras ni mucho menos el aliento, no podía respirar, sentía que todo el mundo le estaba cayendo encima, se sentía encerrado, estaba sufriendo un ataque de claustrofobia. El sudor recorría lentamente su rostro y su vista estaba clavada hacia el vacío, se empezó a girar lentamente hacia donde la mano residía plácidamente en su hombro, pudo verla: era blanca como la nieve, y seguramente era la mano de algún niño, en ese momento no se le ocurrió otra cosa más que empezar a comparar aquella mano con la suya propia, serían del mismo tamaño.

Empezó a respirar frenéticamente, si se prestaba aún mas atención y gracias a la luz del atardecer se podían apreciar las delgadas venas de color azul que sobresaltaban en su pálida piel, las lágrimas estaban empezando a hacerse presente en su ojos y cuando nada podía ser peor se escuchó desde detrás de él:

-¿Es que acaso no te vas a girar y verme? -dijo con una voz juguetona, de niño en un día de feria.

No supo cómo ni cuándo, pero cuando se quiso dar cuenta estaba corriendo a través de bosque como nunca antes lo había hecho en su vida. Le daba igual todo, solamente quería salir de allí. A medida que avanzaba se lastimaba con diversas ramas que sobresalían de los árboles pero aquello le daba igual. Múltiples rasguños se hicieron presente en su rostro y extremidades, incluso había perdido su fiel gorra que había tomado hacía dos veranos. Ahora todo aquello le parecía irrelevante, una gorra no es nada si lo comparas con huir de lo que sea que fue eso. Su ropa también se había estropeado, se había hecho girones que quedaron enganchados a las ramas que estaban mas atrás.

Miró hacia atrás mientras aún estaba corriendo para revisar si aquello le estaba siguiendo. Casi al mismo tiempo de haber girado su cabeza para revisar se tropezó con lo que probablemente era una raíz de algún árbol que sobresalía a la superficie. Cayó precipitadamente hacia el suelo y a continuación, tal vez fuera la suerte o el destino, cayó por un barranco que de unos siete u ocho metros de altitud. Rodaba violentamente mientras se hacía mas daño en su piel gracias al suelo y cuando aterrizó no lo hizo sobre mejor lugar que su cabeza, en ese momento la oscuridad total se hizo presente.

...

Cuando recuperó conciencia la cabeza le daba vueltas, vagamente se acordaba de lo que había pasado antes y le tomó solo unos segundos recordarlo. Se levantó a toda velocidad y empezó a mirar en todas direcciones. Sólo hasta ese momento se dio cuenta de que ya la noche había hecho presencia, suerte para él la luna estaba en su máximo esplendor y podía verlo todo a su alrededor, pero eso no quitaba su angustia ni su miedo. Miró hacia adelante y se dio cuenta de que más adelante había un pequeño riachuelo, se dirigió hacia este.

-¿Adónde crees que vas? -preguntó la misma vos que hizo que él emprendiera semejante huida.

-¡¿Quién anda ahí?!-exclamó con evidente miedo. Aquel ser soltó una carcajada-. ¿Qué es tan gracioso?

-Me río por lo ignorante que eres. Sólo es eso -respondió el misterioso ser.

-¿Q-Quién rayos eres? -preguntó con valor. Debía de hacerle frente a esa cosa.

-¿De verdad no sabes quién soy? ¡Me parece increíble que no lo sepas! -exclamó con tono divertido.

-Si lo supiera no te lo preguntaría -respondió.

-Me olvidé que eras tú de quien se trataba -justo en ese momento sintió que un viento sumamente helado le había pasado por la nunca. Él no se esperaba eso y empezó a correr hasta la orilla del riachuelo, estuvo a punto de cruzarlo a pie cuando sintió que su cuerpo ya no respondía a sus órdenes. Se quedó ahí de pie a pesar de lo que él quería realmente, no podía moverse-. Escúchame bien porque solo lo diré una vez, aunque después de todo lo que has pasado ya deberías saberlo- entendía nada de lo que decía-. Después de todo estás completamente solo, ¿no es cierto? No hay nadie que se preocupe realemente por ti, ni que quiera ayudarte. A raíz de eso te has ido aislando cada vez más en tu propio mundo y es muy poco probable de que esto cambie. ¿Acaso no tengo razón?

-No sé qué tiene que ver eso con tu identidad... -respondió aterrado, ¿cómo era posible de que supiera todo aquello?

-¿No lo entiendes aún?-dijo y empezó a reír. Se sintió aún más aterrado después de aquello. De repente, como si una fuerza misteriosa le gobernara sintió la inmensa necesidad de mirar al agua del riachuelo, como si allí estuviera la respuesta-. Yo soy tú, Dipper Pines.

Mientras miraba fijamente al agua Dipper se dio cuenta de que su reflejo le estaba sonriendo a él. Justo cuando iba a huir de aquel endemoniado lugar el relfejo de sí mismo salió del agua y con sus frías y pálidas manos agarró sus mejillas.

Dipper soltó un largo grito cargado de terror y desesperación al sentir aquellas manos en su rostro mientras el otro Dipper seguía sonriendo como si estuviera jugando a cualquier juego.

El principio del fin había llegado...

¡Hola de nuevo! Este es un fic que vengo desarrollando desde hace tiempo. Trataré de hacerlo lo más corto posible para que no se haga muy tedioso.

Y ya sabéis, dejadme reviews si queréis darme vuestra opinión del capítulo.

¡Hasta la próxima!