Sasuke Uchiha
Llovía incesantemente y de fondo escuchaba el murmullo del profesor hablando ¡Ni siquiera le estaba escuchando! Naruto como siempre, hacía el tonto en el asiento de al lado tratando de llamar mi atención, sólo era un Dobe, pero era mi mejor amigo. No le presté atención aunque hacía aspavientos para que le mirase, yo seguía con la vista fija en la ventana, en la lluvia que caía, en el fuerte sonido y en los truenos. Algunas chicas se asustaban por los truenos, a mí me gustaba escucharlos, supongo que era un poco raro.
La clase terminó y recogí mis cosas con calma para ir al pabellón y es que Naruto y yo nos habíamos apuntado a baloncesto en el equipo de la Universidad. Acababa de cumplir los dieciocho años y quería estudiar derecho, Naruto creo que se había metido en esta carrera sólo por seguirme, pero no era algo para él, su cabeza estaba llena de pajaritos revoloteando. Pensar en pájaros me hizo sonrojarme y es que desde hacía unos años había ocultado el mayor de los secretos… estaba enamorado.
La gente pensaría… ¡Es genial estar enamorado! Pero ellos no lo entendían, yo ocultaba este sentimiento no porque fuera algo malo, el sentimiento era genial cuando no tenía celos… lo malo era de quién me había enamorado ¡De mi hermano! Creo que estaba enfermo.
Itachi jugaba en el equipo de baloncesto de la universidad y yo me había apuntado por él, por estar más cerca. Mi hermano estudiaba psicología y era un poco imbécil si seguía sin darse cuenta de lo que sentía por él desde hacía tanto tiempo. Habíamos sido inseparables en nuestra infancia, ahora nos llevábamos como el perro y el gato, siempre enfadados o gastándonos bromas pesadas. Mi hermano siempre me tomaba el pelo y en parte… aunque me enfadaba al principio, luego en la soledad de mi habitación me ruborizaba y sonreía como un idiota, porque esas bromas nos hacían que continuásemos estando cerca el uno del otro.
Caminé por el pasillo con la bolsa de deporte al hombro mientras miraba por las ventanas la lluvia aún caer y bajé las escaleras hasta el patio. Menos mal que había porche hasta el pabellón de deporte porque sino… habría llegado empapado.
- ¿Por qué estás tan distraído? – preguntó de golpe Naruto lanzándose encima de mí pasando su brazo por encima de mi hombro.
- Suelta ese brazo Dobe – le dije de forma borde.
- Tú siempre tan frío Teme – dijo con una sonrisa soltando el brazo mientras caminaba a mi lado - ¿Tú hermano ha venido hoy?
- Supongo – le dije haciéndome el desinteresado.
- Recuérdame por qué nos hemos apuntado en su equipo de baloncesto. Es muy duro.
- Porque quiero superarle – le dije aunque era mentira.
- Odio vuestra competitividad. Acéptalo Sasuke… tu hermano es el capitán del equipo y nosotros… los novatos. Vamos a chupar banquillo este año.
- Tú chuparás banquillo, yo pienso estar en el campo sea como sea.
Entré en el vestuario y allí estaban todos los veteranos, incluido mi hermano que reía divertido y se gastaban bromas. Les miré sin decir nada y me puse de mala leche cuando Hidan con una toalla enrollada golpeó el terso trasero de mi hermano. Ambos se reían pero yo pegué un portazo a la taquilla metálica captando la atención de Naruto que estaba a mi lado.
- ¿Estás bien? – me preguntó.
- Genial – le dije.
Me senté en el banquillo y empecé a cambiarme. Me puse nervioso cuando Naruto se sentó tras de mí y yo me cambié rápido el pantalón bajando mi camiseta. En cuanto tuve el pantalón lo subí todo lo que pude y me quité la camiseta buscando la del entrenamiento pero mi hermano pasó por ahí.
- Si te subes un poco más el pantalón te va a llegar hasta la axila – me dijo riéndose intentando bajarme el pantalón un poco pero yo le pegué un manotazo y no se lo permití.
- ¿Me quejo yo de tu forma de ponerte los calzoncillos? Entonces deja que me ponga el pantalón como quiera – le dije borde y él sonrió acercándose a mi oído.
- Cuando quieras puedo enseñarte a vestirte, hermanito – me dijo riéndose mientras se marchaba y yo le lancé la toalla, aunque él la cogió al vuelo y se la colgó al cuello quedándosela.
Todos empezaron a salir hacia el campo sonriendo y gastándose bromas pero yo aproveché para ponerme la camiseta de tirantes del equipo.
- Tiene un poco de razón – me dijo Naruto – te has subido mucho el pantalón y no es propio de ti.
- ¿Tú también vas a empezar? – le pregunté.
- No digo nada. Por mí como si quieres ir tapado hasta las orejas – me dijo riéndose mientras salía al campo y yo fui también.
¿Motivo para subirme el pantalón? Mi alocada cabeza… hacía una semana que me había hecho un tatuaje y no uno cualquiera, uno que significaba demasiado para mí y que la gente no entendería. No quería que nadie lo viera y es que encima… yo no pensé cuando me lo hacía que tendría tantos problemas para ocultarlo. Pensé que era un buen lugar, la parte baja de la espalda casi llegando al trasero, ahora veía que era una zona penosa, incluso cuando me movía lo más ligero y la camiseta se levantaba un poco, el tatuaje quedaba a la vista.
Salí al campo y sé que mis padres siempre decían "El deporte debe ser divertido" para mí eso eran chorradas, para mí el baloncesto era una competición contra mi hermano haber quien encestaba más tiros. Él se lucía haciendo mates, colgándose de la canasta y haciendo el gallito mientras yo trataba de imitarle, algunas veces bien, otras no tanto. En esas ocasiones es cuando Itachi siempre me decía cuánto tenía que aprender aún y se marchaba chocando la mano con sus amigos. Eso lo odiaba, porque no lo celebraba conmigo, sino con ellos.
Mi hermano me hizo hacer más flexiones que al resto, dar más vueltas que a los demás y es que siempre era más duro conmigo que con el resto, no estaba seguro del motivo, supongo que le gustaba hacerme sufrir y cuando acabé el entrenamiento, estaba muerto. Me senté en el banquillo mientras todos se duchaban y cuando descansé un poco. Mi hermano pasó por allí cuando estaba solo colocando sobre mi cabeza la toalla que yo le había tirado antes.
- Ve a la ducha. Te esperaré fuera para ir juntos a casa – me dijo tocando mi hombro y yo me sorprendí pero a la vez… me sonrojé.
Me gustaba cuando era así, cuando se preocupaba por mí, cuando me tocaba con esa suavidad y dulzura que hacía que todo mi cuerpo pidiera a grito que siguiera ofreciéndome contacto, a ser posible más intimo. Desde luego para mí… las noches eran lo peor, porque tenía morbosos sueños eróticos con él donde me decía palabras subidas de tono que a mí me excitaban. Supongo que era un poco masoquista y me gustaba que me controlase, al menos mi hermano.
Me quité la ropa aprovechando que no había nadie y me enrollé la toalla a la cintura tapando el tatuaje para meterme en la ducha. Me lavé bien y escuché como algunos del equipo ya se marchaban. Cuando salí con la toalla de nuevo enrollada en mi cintura volví a mi sitio y me senté para vestirme cuando Naruto que me estaba hablando se había callado de golpe, aquello me sorprendió, porque él nunca se callaba.
- ¿Se te ha olvidado cómo hablar o qué Dobe? – pregunté sonriendo.
- Dios mío… Sasuke… ¿Qué tienes en tu trasero? – me preguntó a gritos y todos se sorprendieron girándose hacia mí, incluido mi hermano.
Me sorprendí de golpe de que Naruto hubiera podido ver algo y me subí la toalla un poco mientras Naruto trataba de bajármela para ver el tatuaje. Forcejeamos hasta que mi hermano nos separó.
- Ya vale los dos. ¿Qué está pasando? – preguntó Itachi.
- Tú hermano se ha hecho un tatuaje en el culo – dijo a gritos.
- Es la parte baja de la espalda, no el culo – le dije pero mi hermano abrió los ojos de la sorpresa – oh venga ya Itachi, no es para tanto.
- ¿Lo saben los papás? Te van a matar – me dijo – espero que sea de esos que se van.
- Es de verdad – le dije – una locura y nada más. Por cierto… no, los papás no lo saben y te agradecería que no lo dijeras.
- Yo quiero verlo – dijo Naruto sonriendo – vamos Teme enseñámelo, es muy sexy.
- Deja de decir eso Dobe – le dije sonrojado – no voy a enseñároslo.
Me marché de allí cabreado y me vestí en otro rincón cuando mi hermano apareció por un lateral de las taquillas. Suspiró antes de hablar conmigo intentando calmarse.
- ¿Por qué te has hecho un tatuaje Sasuke? – me preguntó.
- Porque quería – le dije - ¿Hay algún problema?
- ¿En una zona tan… sugerente? – me preguntó - ¿Sales con alguien y te ha obligado a hacértelo?
- Por favor no, a mí nadie me obliga a nada y lo sabes.
- Entonces explícame porque tú que querías ser un respetado abogado se ha hecho un maldito tatuaje en el culo.
- No... – grité y luego me di cuenta de que no tenía que gritar sino quería que todo el pabellón se enterase y bajé el volumen – no es el culo. Es la parte baja de la espalda.
- Es un lugar sugerente Sasuke, ¿Quieres revolucionarme a todo el equipo? Ahora todos querrán verte el… el culo.
- ¿Y me lo dices tú que juegas con ellos a que te den con las toallas en el trasero?
- Déjame verlo.
- No – le dije.
- ¿Por qué no? Soy tu hermano.
- Tu eres el que menos quiero que lo vea – le dije secamente marchándome de allí ya vestido.
Tuve que esperar en la puerta del coche, porque Itachi conducía, a mí no me había dejado hoy sacar mi coche así que tenía que irme con él. No hablamos en todo el camino aunque se que no apartaba la mirada de mi trasero tratando de que por arte de magia mi camiseta se levantase un poco y poder verme el tatuaje, pero eso no pasaría, ahora tenía que tener más cuidado que nunca de mi hermano.
- ¿Intentas ligar con alguien? – preguntó de golpe.
- ¿Qué? Dios no – le dije – lo hice porque quise, ya te lo he dicho.
- Es que no puedo entenderlo Sasuke. Hace unos años me dices que te gustan los chicos y ahora te haces un tatuaje en el trasero. ¿Es para que lo vean mientras te follan o qué?
- Pues mira sí – le dije enfadado – quería que se excitasen con el tatuaje mientras me la meten.
Menos mal que estacionó el coche y bajé de allí marchándome mientras mi hermano me llamaba y me intentaba convencer de que hablásemos esto, pero yo no quería hablarlo, me había hecho un tatuaje… vale ¿Y qué? Tampoco podía decirle que era por él. Entré por casa y aunque mi madre saludó, yo subí corriendo las escaleras hacia mi cuarto. Me tiré en la cama escuchando como Itachi llamaba a la puerta pero no le dejé entrar, menos mal que había pestillo y tampoco podría entrar así por las buenas.
Esa noche no quise bajar a cenar. Cuando me cambié al pijama me miré en el espejo el tatuaje, ya estaba completamente curado y tampoco es que fuera muy grande, pero estaba convencido de una cosa… si mi hermano veía esto, me había pillado, sabría que era por él, sabría que le quería y no me lo podía permitir porque él jamás se enamoraría de mí, éramos hermanos, esto estaba mal y tenía que olvidarme de él fuera como fuera.
Abrí los ojos cuando sentí una mano tapando mi boca y me encontré con Itachi ¿Cómo diablos había entrado en mi habitación? La ventana estaba abierta ¿No habría estado tan loco como para entrar por allí, verdad? Era capaz de saltar de la suya a la mía y aquello me sorprendió, no sé si lo había hecho de verdad, pero aquí estaba llevando sus labios a mi oído susurrándome con una seducción que me excitaba demasiado.
- Enséñame ese tatuaje Sasuke – me decía mordiéndome la oreja.
- N-No – le dije gimiendo levemente.
- Quiero verlo, sedúceme como sólo tú sabes hacerlo.
- Sal de mi habitación.
- No quieres que lo haga Sasuke – me dijo sonriendo moviendo su mano con lentitud por mi muslo acariciándolo y haciéndome gemir aún más.
Me sonrojé al momento, ¿Cuánto había deseado tener su mano en mi muslo y subiendo hacia mí entrepierna? Me estaba excitando y no podía evitarlo. Mi hermano dejó caer su cuerpo suavemente sobre el mío rozándose y jadeé aún más al sentir su miembro rozar con él mío. ¿Si gemía así aún guardado bajo el pantalón, cómo sería cuando estuviera libre? Hacía años que no había visto el miembro de mi hermano, había tenido que crecer, quería comprobar que los rumores que circulaban por la universidad sobre su virilidad eran ciertos.
- Estas un poco sofocado Sasuke – me dijo sonriendo – mira esto – dijo levantándome con suavidad la camiseta hasta que dejó mis pezones al aire libre – están bien puestos, me encanta como me llaman, vamos… quiero oírte gemir – dijo lamiéndolos con impaciencia provocando que casi gritase del placer.
- Los papás – le dije intentando susurrarle para no despertarlos.
- Duermen profundamente y tienes el pestillo puesto. Esta noche eres mío Sasuke, no pararé hasta ver el tatuaje.
- Desnúdate frente a mí y te dejaré verlo – le dije sonriendo.
- Trato hecho hermanito pervertido. Si lo único que querías era ver mi polla podías haberlo pedido antes.
Itachi se incorporó levemente quedándose de rodillas encima de mí y con un seductor movimiento cogió el borde de su camiseta quitándosela. Su torso era tan perfecto, se notaba que era el capitán del equipo, era fuerte, atlético y no podía evitar excitarme, mi miembro empezaba a despertar como nunca clamando por su atención.
Se bajó un poco el pantalón junto con el calzoncillo enseñándome su miembro, iba asomando con lentitud por el borde y me impacientaba por verlo, pero cuando salió, Dios… quise correrme allí mismo, los rumores se quedaban cortos y deseé tenerle dentro de mí.
- ¿Complacido mi hermanito? Ahora enséñame tú tatuaje, quiero verlo.
Me di la vuelta dándole la espalda y subiendo me quité la camiseta bajando un poco el dobladillo de mi pantalón hasta que sentí los dedos de Itachi en mi tatuaje delineándolo.
- Sexy – me dijo susurrando en mi oído mientras sentía como metía dos húmedos dedos en mi interior y gemí aún más.
- ¿Qué haces? – le pregunté sonrojado a más no poder.
- Lo que me pide el tatuaje – me dijo – hacerte mío por completo.
- I-Ita…chi – fue lo único que pude decir cuando sentí su miembro en mi entrada, pero yo me corrí de golpe.
Me desperté sobresaltado de aquello viendo el desastre que había montado, todas las sábanas llenas de mi semen, mi pijama para lavar y sudando a más no poder. ¿Por qué tenía esta clase de sueños con mi hermano? ¿Tanto deseaba ser suyo? Supongo que por eso me había hecho este tatuaje, casi era un reclamo para que se fijase en mí.
Me levanté de la cama recogiéndolo todo. No sé cómo iba a explicar esto. Bajé a desayunar y mi hermano no tardó tampoco mucho en bajar. Hoy era sábado y no teníamos clase, pero mi madre se empeñó en que fuéramos a comprar ropa, la verdad es que ya andaba un poco escaso de pantalones y no me pareció mala idea.
- Os acompañaré – dijo Itachi – yo también necesito algunas cosas.
- Entonces arreglaros rápido y antes de salir id a lavar el coche del papá, no quiero ir con un coche sucio – dijo mi madre sonriendo.
- Vale – le dijimos los dos.
Fui a mi habitación a ponerme ropa vieja por si me manchaba lavando el coche y mi hermano se perdió en su cuarto. Tardó tanto que decidí ir a su habitación para ver qué pasaba con él y cuando entré, empecé a asustarme, mi hermano era un fanático de los cuervos, de hecho nuestro equipo de baloncesto eran los "Raven", es decir… los cuervos.
- Me da repelús entrar en tu cuarto – le dije al ver los postes llenos de esos pájaros pero él sonrió.
- Son animales inteligentes – me dijo – me gustan.
- Ya sé que te gustan, eres así de raro.
- Y tú un paquete jugando al baloncesto, tendré que enseñarte a tirar.
- Sé tirar a canasta – le dije.
- No, la posición que pones es horrible, la posición correcta es así – me dijo colocándose tras de mí y poniendo sus manos en mi cadera girándome con lentitud mostrándome el ángulo para lanzar, pero entonces sentí como sus dedos tocaban el dobladillo de mi pantalón para apartarlo y ver el tatuaje, así que me moví con rapidez.
- Ni se te ocurra, ya te dije que es algo privado.
- Vamos Sasuke, me muero por ver qué te has hecho.
- ¿Qué se ha hecho? – preguntó mi padre de golpe que iba hacia su despacho y yo me tensé por la bronca que me caería si se enteraba del tatuaje.
- La herida que se hizo ayer jugando a baloncesto, pero dice que es poca cosa.
- Y es poca cosa – le dije – no tiene importancia, ni siquiera duele ya.
Me marché con rapidez de allí y bajé para ir a lavar el coche. Itachi no tardó en venir también tras de mí. Empecé a lavar el coche pero Itachi me metió la manguera entre los pantalones tratando de verme el tatuaje y yo le lancé la esponja llena de jabón a la cara.
- Para ya – le dije enfadado – no voy a enseñártelo.
- ¿Se lo enseñas sólo a tu novio? – me preguntó sonriendo.
- Me lo hice para alguien sí – le dije – pero no lo ha visto y no lo verá.
- ¿Por qué?
- Porque es un amor imposible ¿Estás contento ya? – le pregunté enfadado marchándome – acaba tú de lavarlo, estoy harto, no tuve que habérmelo hecho, total… él nunca se fijará en mí ¿Es eso lo que querías saber? Pues ya lo sabes.
- Sasuke… venga vuelve aquí – me dijo preocupado.
No volví y cuando subí al coche con mi madre para ir a comprar, preferí hacerlo en el asiento de atrás para no ver a Itachi. Él se sentó delante de copiloto y ya no volvimos a hablar en todo el camino. En el centro comercial sólo hacía que ver a las chicas mirar y sonrojarse al ver a mi hermano, sé que era guapo, yo me había enamorado de él pero odiaba que todos le mirasen de esa forma… como si se lo comieran con la mirada.
Decidí pasar y al final en una de las tiendas cogí un pantalón para probármelo. Mi madre comentó que se quedaría fuera esperando para comprobar si me venía bien o no. Estaba ya desabrochando mi pantalón cuando la puerta del probador se abrió y entró Itachi cerrando tras él y tapándome la boca para que no gritase.
- Cállate y escúchame, ¿Qué te pasa?
- ¿A mí? – le pregunté cuando liberó mi boca - ¿Qué te pasa a ti? Desde que sabes lo del tatuaje no me dejas en paz.
- No soporto que te hayas hecho un tatuaje que excite a todo mi equipo, ahora cuando vaya a entrenar solo me fijaré en como te miran en culo – me dijo enfadado – no quiero que te miren el culo ¿Lo entiendes?
- Y yo no quiero que te lo toquen – se me escapó de golpe.
- ¿Qué?
- Lo que has oído – le dije sonrojado – no me gusta que te toquen.
- Sasuke… ¿Te hiciste ese tatuaje por un chico? – me preguntó – háblame con la verdad.
- Sí – le dije – quería pertenecer a un chico, ser sólo suyo, pero él no se fija en mí, jamás lo hará.
Itachi pareció enfadarse de golpe porque cogió mi brazo derecho y lo colocó a mi espalda haciéndome un poco de daño mientras me empotraba la cabeza contra una de las paredes del probador. Podía verme en el espejo y cuando vi como su mano libre iba hacia mi pantalón me asusté.
- No lo hagas –le dije asustándome pero él movió mi pantalón viendo el tatuaje.
Mi hermano abrió los ojos de golpe al ver el tatuaje y lo tocó con la yema de sus dedos.
- ¿Soy yo? – me preguntó de golpe – Sasuke… te has hecho un tatuaje para mí.
- No es cierto – le mentí llorando.
- Es un maldito cuervo con el número de mi camiseta en su pecho, te has hecho un tatuaje por mí. ¿Desde cuando sientes esto por mí Sasuke?
- Desde hace más de dos años – le dije aún llorando – lo siento Itachi, lo siento mucho, traté de olvidarte pero no puedo, no he podido hacerlo, ayúdame a olvidarte – le dije cuando sentí que me giraba de golpe y unía sus labios a los míos.
Su mano agarró mi nuca acercándome aún más a él y profundizando el beso, metiendo su lengua sin cuidado alguno explorando mi boca entera mientras su otra mano se aprisionaba a mi cintura rozando el tatuaje. Aquel gesto hizo que gimiera en su boca, ahogándolo por completo porque mi hermano evitaba que pudiera hacer ruido.
- Shh, mamá está fuera, no querrás que nos pille ¿verdad?, ahora enséñame mejor ese tatuaje Sasuke – me dijo sonriendo limpiándome las lágrimas.
Me di la vuelta bajándome un poco el pantalón y se lo enseñé. Itachi se agachó a mi lado dejando su rostro en mi trasero y lamió el tatuaje por lo que tuve que morderme el labio evitando gemir de nuevo. Su mano derecha pasó por delante bajándome un poco el pantalón y cogiendo mi miembro bajo la ropa interior masajeándome.
Me miré en el espejo porque me había empotrado contra él, estaba sonrojado y podía ver como movía su mano en mi miembro hasta que me giró sentándome en la silla y lamiendo con suavidad mi miembro.
- Itachi – le llamé avergonzado.
- Relájate hermanito – me dijo – voy a enseñarte algo nuevo, voy a enseñarte… a ser mío – me dijo de forma seductora y me sonrojé el doble.
- Enséñame – le dije de golpe ante sus sorpresa – quiero ser tuyo.
- Vas a serlo, ya te has tatuado como si fueras de mi propiedad – me dijo sonriendo – no puedes huir de mi ya, Sasuke, siempre serás mío.
Iba a remarcarle las cosas cuando me succionó de golpe, metió todo mi miembro en su boca obligándome a agarrarme a la silla intentando aguantar el sonoro gemido que quería salir de mí.
- Acuérdate de mamá Sasuke, no querrás que se entere de cómo voy a metértela ¿Verdad?
- No – le dije.
- Entonces, aguanta esos gemidos. Te prometo que un día que no estén en casa te haré gritar como nunca lo has hecho, pero hoy… vas a tener que estar muy calladito.
Itachi metió sus dedos en mi boca mientras su mano libre masajeaba mi miembro y su boca jugaba con mis pezones subiendo hasta mi cuello y mordiendo el lóbulo de mi oreja excitándome.
- Jamás esperé ser yo quien arrebatase tu virginidad Sasuke – me dijo sensualmente al oído.
- Yo lo deseaba – le dije.
- No va a cambiar nada en el campo Sasuke, seguiré siendo tu capitán y obedecerás mis ordenes.
- Lo haré, mientras tú sigas dándome placer – le reté y él sonrió.
- Voy a darte todos los días tu dosis de placer Sasuke, haré que grites pidiendo que te la hunda todos los malditos días de tu vida ¿Te parece bien?
- Perfecto – le dije sonriendo sintiendo como metía sus dedos en mi interior.
Traté de quejarme un poco por la intromisión pero Itachi capturó mis labios bloqueando el sonido. Cogió mi mano metiéndola bajo sus pantalones y me excité de golpe al sentir su miembro erecto.
- ¿Tanto te ha gustado Sasuke? Ni se te ocurra correrte antes de que acabe contigo – me dijo sonriendo.
- No cabrá – le dije un poco asustado.
- Sí lo hará, tranquilo, es el miedo inicial lo que habla. Las demás veces suplicarás por sentirla – me susurró – y yo te rogaré por metértela.
Me dio la vuelta apoyando mis manos en el asiento de la silla colocando mi trasero bien visible para entrar en mí. Me veía en el espejo y cuando empezó a entrar traté de no gritar. Había más gente en el probador, lo sabía y seguramente mi madre se estaría preguntando qué diablos estaba haciendo tanto rato aquí dentro. Sentía el miembro de mi hermano entrar lentamente en mí, abriéndose camino hasta llegar al fondo y gemir en mi oreja.
- Dios… eres demasiado estrecho Sasuke.
- ¿Es malo? – le pregunté aún aguantando un poco el dolor.
- No, es perfecto, voy a disfrutar contigo. Me encanta como aprietas mi miembro, eres sin duda el chico más sensual Sasuke – me dijo moviéndose en mí - ¿Lo sientes? – preguntó tocando con sus dedos mis pezones pellizcándolos con suavidad mientras me miraba en el espejo sonrojarme.
- Sí, lo siento. Te siento.
- Eres mío Sasuke, es lo que querías. No sabes lo que me excita ver este tatuaje mientras me hundo en ti.
- Itachi cada vez se movía más deprisa dentro de mí hasta que escuché de golpe la voz de mi madre al otro lado de la puerta.
- ¿Sasuke? ¿Estás bien cielo? Llevas mucho rato para unos pantalones.
- Disimula si no quieres que se entere – me dijo mi hermano susurrando.
- E-estoy bien – le dije intentando no gemir – en…enseguida salgo.
- Vale cielo. Date prisa.
Itachi tocaba mi miembro con maestría sin detener su movimiento de cintura y yo no podía dejar de mirar en el espejo como se hundía en mí, como me sonreía y me lamía la oreja hasta que me corrí en su mano y él se corrió dentro de mí. Ese líquido cálido recorrió todo mi cuerpo y cuando empezó a salir de mí, notaba como salía de mi interior resbalando por mis piernas, pero mi hermano sacando un pañuelo lo limpió de mis temblorosas piernas.
- Increíble Sasuke.
- Ita…Itachi – le dije al final sentándome en la silla - ¿Qué significa esto? – le pregunté preocupado.
- Lo que significa es que nadie tocará mi trasero de nuevo, pero tampoco nadie va a mirar el tuyo, ese tatuaje y todo tu cuerpo entero es mío ahora.
- ¿Y los papás? – pregunté.
- Esperemos que no se enteren nunca o se nos caerá el pelo. Habrá que pensar cómo diremos esto en casa. No te preocupes por el momento.
- ¿Entonces… estamos saliendo?
- Sí Sasuke, eres mi chico, mi dulce y sexy chico.
Itachi fue el primero en salir y luego lo hice yo enseñándole el pantalón a mi madre. Creo que no se enteró de nada y ambos volvimos a ser tal y cómo éramos una vez llegamos a casa, pero en cuanto mis padres se iban a trabajar o por ahí a alguna escapada, la casa se convertía en nuestro rincón secreto, no dejábamos lugar sano donde no hubiéramos probado el sexo y es que a mi hermano, le encantaba mi tatuaje, no permitía que nadie me mirase el trasero, pero a él le encantaba hundirse en mí mientras lo miraba y se deleitaba sabiendo… que yo era completamente suyo.